N/A: Simplemente no puedo alejar mis pensamientos de estás nuevas ideas que se me están ocurriendo del universo de SW; soy completamente fiel al Obidala así que con eso ya lo dije todo. La única información que vas a encontrar aquí es solamente por lo que nos han entregado las películas, no busques nada en referencia al Canon, cómics, películas animadas, series, videojuegos, NADA. Y ya que es un AU; Padmé tiene dieciocho años.

Y sin nada más que decir... espero que les guste.


Ya no era una reina.

Acababa de ser destituida de su cargo además de hacer historia en ser la reina que menos duraba en el cargo, aún ni cumplía el año.

Era la reina que había traicionado todas las tradiciones de su planeta, cuando acepto el cargo era porque no tendría ninguna relación que la distrajera de sus deberes, no se casaría y mucho menos tendría hijos.

La noticia fue recibida con sorpresa cuando el droide médico le dijo que era lo que tenía tras estar enferma la mayor parte de la semana pasada. Para su desgracia el consejo real había estado presente al momento dado y no había pasado por desapercibida la sorpresa en sus ojos, inmediatamente pidieron explicación ante ese hecho.

Padmé abrió la boca para tratar de explicarlo pero no salió ni una palabra de sus labios, en verdad que no tenía ninguna explicación, no sabía cómo rayos había pasado y mucho menos con quién, no tenía ningún recuerdo y no recordaba haberse sentido atraída por ningún hombre en Naboo.

Centro su mirada en el lago que se alzaba a su frente, cerró los ojos forzando a su mente a que le trajera algún recuerdo, algo pero no había nada. Ni la imagen de un hombre o un olor en particular.

La última celebración a la que asistió fue hace poco más de un mes y fue el día de la liberación de Naboo tras el bloqueo de la Federación de Comercio.

Sus pensamientos la llevaron al día de ayer, cuando salió del Palacio con la cabeza en alto y vio a los habitantes de Naboo con miradas de decepción, había fallado a las personas que la eligieron como reina. Ella solamente habría querido lo mejor para su gente, únicamente pensaba en lo que les haría bien.

No entendía en verdad porque estaba embarazada, no era ignorante a la creación de un hijo, eso incluía sexo y ella no estaba interesada en lo más mínimo en ello, eso era una fuerte distracción; nunca habría estado de acuerdo en tenerlo. Ella siempre se había dicho el día en que tuviera relaciones sería porque había encontrado al hombre correcto, alguien de quién estuviera profundamente enamorada.

Sabé se acercó a su lado para comentarle que la comida estaba servida, regresó al salón hasta donde se encontraban sus fieles doncellas, al menos se había podido quedar con ellas, ellas seguían actuando como cualquier otro día, no pedían explicaciones y era lo que agradecía profundamente.

—Mi Lady —Cordé fue la que habló—, he agendado una cita con el curandero, se encargará de venir a final de mes para revisar su diagnóstico.

—Preferiría ir personalmente a su consultorio —debatió.

—Mi Lady —Sabé fue la que hablo ahora—. El gobernador Sio Bibble cree que es mejor que por el momento no salga de casa.

—¿Para qué? Todo mundo en Naboo sabe porque he dejado el cargo, no me importa lo que digan, además tengo muchas ganas de salir a caminar. Y no discutiremos más.


Coloco una de sus manos sobre su vientre plano, sonrió con tristeza. Dentro de ocho meses iba a tener un hijo. ¡Un hijo! No creía que eso iba a ser posible; no hasta dentro de algunos años, ella ya había iniciado a tener planes una vez que su reinado terminará.

Recordar poco era muy malo para ella, buscar respuestas era casi imposible y no deseaba estar preguntando a sus doncellas sobre cada momento que se alejaba de ellas, después de todo siempre que se iba era para estar a solas. Tenía que haber un hombre, una explicación no se había embarazado por la voluntad de la fuerza.

Abrió los ojos con sorpresa ante ese pensamiento que se cruzó en su cabeza.

—No, no, no —se levantó de la cama y observó a la nada.

¿Podía ser eso posible? A pesar de que no conocía mucho sobre la fuerza sabía que era todo un misterio pero no tenía sentido.

¡Una explicación lógica era lo que necesitaba, no ocurrencias locas!