Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto.

Aviso: Este fic participa en el reto ¡Humor de cuarta! Del foro Secreto en el Valle del Fin.

Advertencia: AU, BL e insinuaciones sexuales.

Palabra sorteada: Seme.

Quinientas palabras.


Estaba demasiado concentrado en lamer, besar y morder a Kakashi, y el otro en responder sus caricias, que ni siquiera escucharon el momento en el que los padres de Obito entraron a la sala. Se habían ido hacía una media hora al cine, y regresaron antes puesto que ya no había boletos para la película que querían ver, y ninguno iba a soportar otro filme de Arnold Schwarzenegger. Hashirama comenzó a reírse y después disimuló la risa con tos al ver a su marido enfadado, tanto que parecía que sus ojos se habían vuelto rojos de ira.

Obito reculó en el sofá, Kakashi lo empujó avergonzado, haciendo que el chico cayera en el suelo y dejara en evidencia la tienda de campaña que había crecido en sus pantalones gracias al calor que compartió momentos antes con Hatake, su amigo de toda la vida, o rivales, que era como preferían llamarse —pese a que se pasaban los fines de semana juntos jugando videojuegos o haciendo el tonto en los ríos del pueblo; no les gustaba llamarse propiamente amigos, y ahora ya estaban comprendiendo el por qué—.

—Puedo explicarlo todo.

—Y mejor que lo hagas.

Madara aniquiló con los ojos a Kakashi, quien no sabía dónde meterse. La lluvia comenzó a azotar en el pueblo y Hashirama se sobó la cabeza algo deprimido, pues seguramente Madara no tendría ganas de sexo luego de regañar a Obito.

—¿Qué diablos pensabas hacer, Obito? ¡Y tú, espantapájaros! Jamás me he fiado de ti…

—Madara, tranquilízate.

Obito tenía la cara roja y comenzaba a sentirse enfermo, ¿por qué sus padres tuvieron qué llegar en ese momento?

—¡Hablan de eso como si ustedes no hicieran lo mismo!

—La diferencia es que estamos casados y somos mayores de edad…

—Hashirama, no intentes razonar con un adolescente hormonado, parece que se le cayó el cerebro.

—¡Papá!

—¡Estás castigado! Y no te dejaré ver a este mocoso… ¿¡Y qué haces todavía en mi casa!?

Obito miró a Hashirama suplicante, esperando que controlara a su esposo. El castaño pareció entenderlo, pues le pasó una copa de whisky que había estado preparando y tomó su hombro con delicadeza.

—Está lloviendo y aparte no puedes prohibirles verse, están enamorados.

Madara le acribilló con la mirada y Obito se sonrojó más, mientras Kakashi sentía toda la sangre acumulada en sus mejillas y sentía que se iba a desmayar.

—¡No digas estupideces!

—¡Papá tiene razón! Estamos… enamorados… ¡y no necesitamos tu aprobación!

—¿Qué?

—¡Y además fui yo el que le insinuó comenzar todo, y lo besé primero, también saqué un cinco en el último examen de historia y rompí el jarrón que nos regaló el tío Izuna, también aplasté por error los geranios del patio y soborné al hijo de Kushina-san para que no me delatara! ¡Y descubrí el yaoi gracias a que Rin me dijo que el seme de la relación entre ustedes era Hashirama!

—Obito… —pronunció Madara con voz espeluznante.

—Corre —sugirió Kakashi con voz trémula.

—¡Claro que no soy el uke! ¡Castigado!

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