Esta historia está inspirada en la novela "A song of ice and fire" del escritor George R.R Martin. Por ende, los personajes no me perteneces, ya que son propiedad de George R.R Martin.
"Winter on Fire"
Capítulo 10
Pensamientos no tan puros daban vueltas en mi cabeza una y otra vez. Aun no era capaz de creer y aceptar lo estúpida e ingenua que había sido en confiar en la palabra de Cersei Lannister. Claro, después de todo se dice que jamás se debe confiar en la palabra de algún miembro de la familia que porta el escudo del león con orgullo en su armadura o vestimenta. Sin embargo, lo hice con Tyrion Lannister.
—Daenerys ¿Estás bien?—escuché la voz de Sansa hablar a lo lejos.
Elevé mi vista justo en el momento que escuché la última palabra que salió de sus labios.
—Claro—respondí a su pregunta—¿Cómo va todo?—pregunté mientras le daba un pequeño vistazo a su vientre.
La hermana menor del Rey del norte dudo por un segundo en replicar a mi pregunta.
—Creo que bien—replicó mientras soltaba un leve suspiro de resignación.
—Fui una estúpida en confiar en Cersei—solté de golpe en medio de nuestra conversación.
Sansa inhaló profundamente y lleno sus pulmones de aire para después dejarlo salir de su sistema.
—Hiciste lo que creías correcto—confesó ante mi presencia y posó sus grandes y azules ojos sobre los míos—hiciste lo correcto para proteger a la gente y eso, Daenerys, es lo que un verdadero y justo gobernante hace—tomó mi mano para captar mi atención—Eso es lo que hace la diferencia entre Cersei Lannister y tú… Ella sólo ve por sí misma y tu solo vez por los demás. Además, yo habría hecho justamente lo mismo.
Sus palabras me tomaron por sorpresa. En verdad jamás pensé en que Sansa Stark fuera buena en dar palabras de aliento en medio de mi pequeño debate interior, pero lo logró.
—Espero merecerlo—le confesé mientras hacía más fuerte el agarre entre nosotras.
—Yo también—fue lo único que salió de sus labios antes de ser interrumpidas por la voz de la hermana menor de Jon Snow, Arya Stark.
—¿Alguien sabe algo de Tyrion?—preguntó inmediatamente frente a Sansa justamente cuando se puso de pie. —Es muy conveniente que no haya estado presente—continuó sin despegar sus ojos de nuestro lugar, especialmente en los míos—¿Y sí te traicionó?
Apreté mis labios en señal de duda por un diminuto instante al momento que esa idea cruzó por mi cabeza, sin embargo, muy en el fondo sabía perfectamente que no debía tener duda de su lealtad. Por el momento.
—Estás un poco alterada, Arya—habló Sansa justo en el momento que recordé por qué no podía dudar de Tyrion—Tu odio por cualquier Lannister nubla tu visión.
La hermana menor de Jon le observó por un segundo antes de reaccionar ante las últimas palabras de su hermana mayor.
—Pues yo no confiaría del todo en él—fue lo único que salió de sus labios en señal de reproche.
Apreté los labios por un momento hasta que logré recobrar la postura.
—¿Y ese tal Daario ya ha dicho lo que desea?—preguntó Sansa sin intenciones de disimular su incómoda postura.
—Es muy obvio lo que quiere Sansa…. riquezas y poder—exclamó Arya en medio de la tensa situación.
—Lo que Daario quiere es algo que no podemos permitir que obtenga—salió de los labios de Bran antes de mirarme directamente a los ojos.
—¿Qué es lo que quiere?—preguntó Arya inmediatamente.
—A mí—solté de golpe.
La hermana menor del Rey del Norte me dedicó una de sus miradas antes de ser capaz de reaccionar. Sansa por su parte no reaccionó ante mis palabras.
—No entiendo—replicó Arya.
Llené mis pulmones de aire para dejarlo salir lentamente de mi sistema antes de dar una razón viable de lo que Daario quería.
—Antes de emprender viaje a aquí, a Invernalia, Daario y yo fuimos amantes—comencé a relatar ante los hermanos menores de Jon Snow—Sin embargo, a mi partida le dejé muy claro que él y yo no podíamos seguir con eso… simplemente terminé con ello—pausé por un momento antes de proseguir—Pero al parecer aún no logra aceptar el hecho de que estoy enamorada de Jon y que me casaré con él.
El silencio se hizo presente inmediatamente al finalizar mí breve explicación. Las hermanas menores de Jon se limitaron a reaccionar ante mis últimas palabras.
—Te entendemos, Daenerys. No tenías que dar explicaciones, pero en verdad te lo agradecemos—dijo el único hermano sobreviviente de Jon Snow.
Le miré por un instante antes de dedicarle una de mis sonrisas en señal de agradecimiento. Tragué un poco de saliva y me atreví a romper el pequeño momento que estábamos teniendo Sansa y yo para después levantarme de mi lugar y concentrarme totalmente en la principal amenaza en ese justo momento: Daario.
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Jon Snow
La frustración y desesperación que sentía en ese justo momento no se podía comparar con las ansias que quemaban mi pecho por el simple hecho de no ser capaz de recuperar a Daenerys de las garras de ese maldito Mercenario. No sin antes tener un plan de contraataque, algo en lo cual concuerdo totalmente con Jaime Lannister.
—¿Qué hay de los Dragones? —escuché la pregunta escéptica por parte del Matarreyes.
—Han desaparecido—replicó Tyrion, su hermano menor—Es irónico ¿no?... Que desaparezcan justamente en el momento que su madre más los necesita—agregó en tono burlesco por un momento.
Le miré por un segundo antes de soltar un leve, pero profundo suspiro de ansiedad antes de añadir palabra alguna a la estrategia de ataque.
—Hay una entrada por la parte este de Invernalia—por fin me atreví a emitir palabra—Mi hermano Robb y yo solíamos escaparnos de las celebraciones aburridas de nuestro hoga por ese lugar—solté una leve sonrisa al recordar esos días, pero recuperé mi firme postura inmediatamente al recordar que mi principal objetivo era eliminar a ese bastardo y recuperar a mi familia junto a la mujer que amaba.
Ser Davos, mi más fiel seguidor, aclaró su garganta con la única intención de captar nuestra atención lográndolo con éxito.
—Si me permite, milord, le recomiendo atacar directamente al mercenario y así evitaremos el derramar sangre y bajas en nuestros más fieles hombres—me sugirió sutilmente.
—Entonces usted sugiere un duelo cuerpo a cuerpo—habló la voz de Jaime Lannister ante los presentes.
Le mire inmediatamente sin intenciones de despegar mis ojos de la expresión de su rostro.
—Bastardo contra Mercenario—espetó Tyrion mientras le daba un rápido y leve vistazo a su hermano mayor.
—Rey—corrigió inmediatamente Ser Davos—El Rey del Norte contra el Mercenario de Meereen.
Enderecé mi espalda ante los presentes y solté un leve suspiro de alivio, solo por el hecho de encontrar esa sugerencia la mejor solución al principal problema, hasta el momento.
—Milord, este hombre alega conocer a la madre de dragones y solicita hablar con usted—dijo uno de los hombres del Norte justo en el momento que todos los presentes posaron sus ojos sobre su dirección.
De las sobras emergió el rostro del hombre más leal y fiel seguidor de la madre de dragones: Jorah Mormont.
—Mira nada más lo que los vientos de invierno trajeron hasta nuestra morada—desveló Tyrion justo en el momento que Jorah reveló completamente su rostro a los presentes—Al más fiel y leal seguidor de nuestra madre de dragones hasta…—no pudo terminar su oración, ya que, me atreví a interrumpirlo abruptamente.
—No hay tiempo para explicaciones, Tyrion—dije inmediatamente al reconocer que ya estaba consiente de la historia sobre Jorah Mormont, de su traición y amor por Daenerys—Cualquier hombre que esté dispuesto a ayudar para recuperar a nuestra reina—le miré fijamente antes de proseguir—Es bienvenido.
Pude visualizar como las facciones rudas y tensas de su rostro se lograron suavizar gracias a mis palabras de bienvenida.
—Se lo agradezco, milord—fue lo único que salió de sus labios antes de inclinar levemente su cuerpo en señal de agradecimiento a mis palabras.
Solamente fui capaz de asentir con un leve movimiento de cabeza ante su honesta y pequeña reverencia.
—Que se envié el mensaje a Daario Naharis—fue lo único que me atreví a replicar antes de emprender camino a la salida de nuestro campamento, no sin antes darles un rápido vistazo a todos los presentes para salir completamente del lugar.
—¿Daario? —preguntó Jorah directamente a la mano de la reina.
—Es una larga historia, amigo mío—salió de sus labios antes de soltar un leve suspiro—y tenemos una larga noche para contarla.
Tyrion Lannister sonrió débilmente ante el soldado y le ordenó que le siguiera dejando a su hermano mayor, Jaime y Ser Davos, completamente solos dentro de la tienda.
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La puerta se cerró detrás de mí, eché un leve vistazo a la habitación que se había atrevido a tomar Daario y me topé con su cínica sonrisa a la orilla de la cama mientras reposaba la palma de su mano sobre ella y con la otra se llevaba un trago de vino a los labios.
—Me sorprende que desearas hablar conmigo, mi reina—puso mucho énfasis en la última palabra de su oración, no sin antes vaciar por completo su copa de vino.
Inhale profundamente ante su descarada posición de triunfo. Sin embargo, fui capaz de liberar el aire de mis pulmones sin resultados catastróficos antes de atreverme a emitir palabra alguna.
—¿Qué es lo que quieres? —le pregunté tajantemente.
Daario borró por completo su descarada sonrisa, más no se atrevió a replicar ante mi pregunta.
—¿Follarme? ¿Qué sea tu puta? —volví a preguntar sin intenciones de darle la oportunidad de responder al instante— Sí eso es lo que deseas para dejarme en paz… lo haré—terminé justo en el momento que posé mis ojos sobre los suyos.
El mercenario soltó una carcajada frente a mis narices. Al principio no entendí de que iba, pero segundos después sentí la sangre hervir por mis venas.
—¿Ahora pasé de ser tu reina a ser tu bufón? —dije, y apreté los dientes en señal de fastidio.
El hombre que me juraba lealtad y su corazón endureció las facciones de su rostro para darle entrada a una expresión de sarcasmo ante mis ojos.
—En verdad me decepciona el que pienses que solo quiero satisfacer mis necesidades de hombre contigo, mi reina—agregó al momento para obligarme a verle directamente mientras posaba la palma de su mano derecha sobre su corazón, fingiendo que mi comentario lo había herido profundamente.
—No entiendo—repliqué ante su falsa actuación de mártir.
Daario rápidamente abandono su lugar de un solo movimiento y avanzo unos cuantos pasos hacia mi dirección.
—Daenerys, madre de dragones y rompedora de cadenas—comenzó a hablar justamente cuando detuvo su paso a unos cuantos centímetros de distancia de mi persona—No solo te quiero en mi cama…te deseo como mi compañera, mi amante, mi esposa—continuo explicando mientras enredaba un mechón de mi larga cabellera entre sus largos dedos—te deseo como mi única y legitima reina de todo el maldito mundo—posó sus largos dedos sobre mi hombro desnudo para después postrarlos sobre mi mentón y obligarme a verle directamente a los ojos—solamente quiero amarte y protegerte—finalizó su breve confesión para después depositar sus labios sobre los míos.
No fui capaz de reaccionar ante su inesperado movimiento. Solamente pude recibir su tierno beso, pero no respondí como él esperaba. Abrí los ojos justamente en el momento que decidió liberarme de su enredo.
—Lo siento. Aún sostengo mi postura de nuestro último encuentro—le confesé de golpe y sus ojos se encontraron con los míos—No te acepto y nunca lo haré…yo amo a otro hombre.
El mercenario retrocedió unos cuantos pasos de mi persona y apretó la mandíbula gracias a mis últimas palabras. Se llevó las manos a la altura de su cabeza y dejo escapar un leve sonido de enfado y frustración.
—¿Cómo puedes enamorarte de un niñato que pretende ser Rey en el norte? —me preguntó sin darme la oportunidad de replicar—Él jamás aceptará tu verdadera naturaleza como lo hago yo. Nadie en el norte lo hará…ellos no aceptarán a una reina foránea que ha nacido del fuego y sangre Targaryen… Y por lo que siempre se ha escuchado, los norteños son fieles a su gente ¿Por qué confiar en ese tal Jon Snow?
Le clave la mirada en señal de reproche por su insinuación en que Jon podría preferir mil veces a su gente y familia que a mí. Tal vez está siendo egoístas, pero el simple hecho de pensar en compartirlo, me revolvían las tripas.
—Te equivocas. Jon lo hace…él es el hombre más honorable y respetable que he conocido—le dije segura de mi misma y, obviamente, sobre la lealtad de Jon Snow hacia mi corona. —Y su gente también lo hará.
—Nunca estés cien por ciento segura de tu gente, porque te aseguro que llegarás a decepcionarte—replicó al instante que termine mi última oración— ¿Qué pasara cuándo tengas que cumplir con tu legítimo derecho y tener que ejecutar a todos lo que se interpongan ante tu reinado? ¿Cuándo tengas que decidir quien vive y quién muere sin importar si son niños, esposos o hermanas?
Tragué un poco de saliva antes de responder ante sus preguntas.
—Responderé la injusticia con justicia—repliqué entre pausas, pero sin abandonar mi firme postura—Y te aseguro que Jon entenderá por qué lo hice y su pueblo también—mentí en el hecho de decir que podría quemar a cualquiera, inclusive niños. Eso jamás lo haría.
—Te aseguro que los norteños jamás lo harán y su supuesto rey, tampoco—me dijo justo en el momento que volvió a posarse delante de mi persona—En cambio sí me aceptas de regreso, te aseguro que peleare por ti y jamás desobedecería una de tus órdenes. Jamás lo pondría en duda.
Le mire fijamente y por un instante pude ver a través de sus ojos que estaba siendo sincero, mejor dicho, siempre lo había sido, pero yo estaba enamorada del rey del norte y jamás podría aceptarlo por más que lo deseara.
—Aún recuerdo a la niña que se atrevió a desafiar a los grandes amos de Astapor, Yunkai y Meereen—dijo y volvió a posar sus largos dedos sobre mis hombros desnudos—Aún recuerdo como se convirtió en mujer y gobernó con honor y justicia sobre el otro lado del angosto mar y su pueblo la amaba incondicionalmente—me obligó a que le viera fijamente—Siempre serás de la sangre del Dragón y tendrás que comportarte como uno… sí en realidad deseas gobernar sobre todo poniente.
Suspiré profundamente ante sus últimas palabras y lo fulminé con la mirada para después lograr zafarme de su agarre bruscamente. No podía creer las estupideces que estaba diciendo sobre Jon Snow, mi Jon.
—Calla o haré que te corten la lengua—fue lo único inteligente que salió de mis labios antes de apretarlos en señal de enojo.
—Sí crees que es un justo precio que pagar por decir la verdad —replicó sin dudar—Con gusto lo aceptare… sí así lo desea, mi reina.
No pude ser capaz de reaccionar inmediatamente ante sus últimas palabras, y tampoco el resto del momento, ya que, el sonido del abrir de la puerta irrumpió en la habitación.
—Mi señor, esto acaba de llegar de parte de Jon Snow—habló la voz de unos de los hombres de Daario para captar nuestra atención y lo consiguió.
Mi corazón se detuvo por un par de microsegundos al escuchar el nombre del Rey del Norte. Daario no dudo ni por un momento en tomar el pliego de hoja sobre sus manos y leer su contenido para después soltar una leve carcajada de triunfo.
—Te lo dije, tu preciado Rey del Norte demanda un duelo cuerpo a cuerpo para evitar derramar sangre y perder hombres—me mostró su triunfante expresión sobre su rostro para agregar: — Dime ¿En verdad crees que Jon Snow estará a tu lado cuando tengas que liberar al verdadero Dragón? O ¿Estará del otro lado de la corona?
Y sin decir ni una palabra más, salió rápidamente del lugar y no dudé en seguirle el paso hasta la entrada principal de Invernalia.
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Jon esperaba en la entrada principal de su hogar junto con su más fiel seguidor, Ser Davos y los hermanos Lannister, Tyrion and Jaime. Una vez que Daario detuvo su paso y yo junto a él, no pude evitar sentirme tan aliviada y al mismo tiempo feliz por ver a mi más fiel soldado a lado del Rey de Norte, Jorah Mormont.
—¿Un duelo cuerpo a cuerpo?—Preguntó Daario para romper la tensión del momento.
—Eso es justamente lo que deseo—replicó Jon sin dudarlo y poso sus ojos sobre los míos en cuanto los encontró en medio del conflicto—¿Te encuentras bien?
Solamente pude ser capaz de asentir con un leve movimiento de cabeza en señal de afirmación para después escuchar la voz del hombre que una vez compartió mi cama.
—Por supuesto que ella está bien—replicó en tono de fastidio—A mi lado jamás estará expuesta y desprotegida.
Jon endureció las facciones de su rostro sin importarle el hecho de expresar el profundo odio que emanaba de su interior solamente dirigido hacia el mercenario de Meereen. Daario por su parte nunca dio indicios de borrar su cínica sonrisa de sus labios.
—Aquí estoy—fue lo único que salió de los labios del mercenario justamente en el momento que Jon desenvainó su espada para empezar a emprender camino rumbo a su dirección.
Mi corazón dio un vuelco de 180 grados en el momento que fui testigo de cómo la espada del mercenario y del rey del norte se encontraron en medio del campo de invernalia. Jon esquivó perfectamente el contraataque de Daario una vez que tomaron distancia, sin embargo, el hombre proveniente de Meereen fue más hábil y encontró el momento perfecto para conectar su puño directo a la barbilla del norteño.
—Jon—salió de mis labios espontáneamente.
El rey del norte fue lo demasiado rápido para recuperarse fácilmente del golpe y contraatacar logrando derribar la espada de Daario justo en el momento que se escuchó el cuerpo del mercenario caer al suelo y ver la punta de su espada justo a unos cuantos centímetros de distancias de su cuello, sin darle la más mínima posibilidad de moverse de su lugar o poderse recuperar de movimiento por parte de Jon Snow.
—Hazlo—dijo sin intenciones de apartar sus ojos del rey del norte—Demuéstrale a nuestra reina que eres capaz de matar por ella, cómo yo lo hice y siempre lo haría por ella.
Pude visualizar cómo Jon dudo por un segundo en cumplir su petición y fue justo en ese momento que me atreví a intervenir, no sin antes recordar todas las palabras que Daario me había dicho hacia unos momentos atrás sobre la lealtad de Jon por el norte.
—Suficiente—me atreví a hablar para captar la atención de los dos hombres consiguiéndolo con éxito—Creo que en este momento nos servirá más vivo que muerto.
No supe el porqué de mis palabras, pero si de algo estaba segura, era el hecho de que sus habilidades me servirían en la batalla contra los otros. Jon enderezó su espalda y se apartó del mercenario para darle entrada libre a mis hombres, los cuales se llevaron a Daario por órdenes mías.
—Manténganlo vigilado en todo momento—les ordené en lengua Dothraki.
Jon inmediatamente se acercó a mí y poso una de sus manos atrás mi nuca para acercarme a su rostro.
—¿Se atrevió hacerte algo ese maldito?—pude sentir su aliento sobre mis finos labios.
—No. Estoy bien—respondí a su pregunta viéndole fijamente a los ojos—Estamos bien.
—Khaleesi—escuché la voz de Jorah Mormont interrumpir nuestro momento.
Desvié mis ojos a su dirección y le sonreí ampliamente una vez que Jon se apartó de mí para que le pudiera ver fijamente.
—Siempre me alegra verte y tenerte justo en el momento que más te necesito—le confesé ampliando mucho más mi sonrisa.
El hombre de la casa Mormont se arrodilló inmediatamente sin darme la oportunidad de recibirle cómo se debía, con un fuerte abrazo por parte de su reina.
—Mi reina, he vuelto a su servicio, cómo siempre lo he querido—dijo y poso sus ojos sobre los míos—Sí es que así lo desea usted.
—Sin dudarlo te recibo nuevamente como el principal soldado de mi guardia real—repliqué y le indiqué con un leve movimiento de mi mano que se levantara de su lugar.
Jorah abandonó su posición rápidamente y bajo la mirada, no se atrevió a verme directamente hasta que volví a hablar.
—No hay nada que perdonar mi más fiel soldado y amigo.
—Gracias, Khaleesi.
Sentí su gratitud, cómo siempre, hasta que una voz familiar se atrevió a interrumpir el momento.
—Es bueno tenerte de vuelta, Ser Jorah Mormont—dijo la voz de Tyrion Lannister.
—Tyrion, creí que te había perdido cuando no te vi junto a mí en el banquete en honor a la bienvenida del ejército que envió tu hermana—le dije en tono sarcástico antes de posar las palmas de mis manos sobre mi regazo.
—Lo siento su majestad, no tuve la oportunidad de avisarle sobre los planes de Daario y Cersie—replicó Tyrion apenado por la mala decisión de abandonar a su reina.
Inhalé profundamente para evitar salir de control al escuchar el nombre de su hermana en medio de la situación y lo solté justo en el momento que le vi directamente.
—¿Puedo preguntar el por qué? —desvié mis ojos hacia la entrada principal de Invernalia esperando por su respuesta, la cual no tardó en llegar.
—Jaime Lannister se infiltró en Invernalia para advertimos—se defendió y poso sus ojos sobre su hermano mayor—Pero no fuimos capaces de llegar a usted.
Pose rápidamente mis ojos al escuchar mencionar el nombre del único culpable de haber asesinado a mi padre, Jaime Lannister, y fue inevitable sentir mi sangre hervir al tenerlo nuevamente frente a mí.
—Su majestad—fue lo único inteligente que se le ocurrió decir.
—Apréndanlo—ordené inmediatamente en lengua Dothraki—Al ponerse el sol será ejecutado.
La confusión en el rostro de Jaime Lannister al momento de ser detenido por mis hombres fue algo curioso, ya que, asumí que él sabía perfectamente porque lo hacía.
—Su alteza, le aseguró que no es necesario el hacerlo—abogó Tyrion por su hermano mayor—De vez en cuándo se debe mostrar misericordia si quiere ser diferente a los demás que se han sentado sobre el trono de hierro.
Le miré fijamente antes de emitir palabra alguna.
—¿Lo dices por sabiduría o solo porque se trata de tu familia? —repliqué tajantemente.
—Daenerys—escuché mi nombre salir de los labios de Jon.
Volví mis ojos hacia su dirección y por un momento pude sentir una ligera paz interior en medio de todo el alboroto gracias a Jon. Y fui capaz de interpretar su mirada, la cuál pedía a gritos que mostrará misericordia.
—No tendrá las comodidades de un invitado—dije rápidamente—pasará la noche como lo que es… un asesino tras las rejas.
Mis hombres se llevaron a Jaime Lannister de mi vista justo cuando terminé de emitir mi última palabra. También pude sentir el alivio por parte de Tyrion y Jon al descubrir mi postura sobre el destino del hermano de la reina usurpadora. Me volví en mi lugar y me topé con los ojos de Jon nuevamente, le sonreí débilmente y emprendí camino rumbo a mi habitación temporal.
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Jon Snow
Por un momento pude sentir una tranquilidad desde hacía mucho tiempo. Deseaba con todo mi ser salir corriendo y hacer mía una vez más a Daenerys, sentir su cuerpo, sus labios y su dulce mirada. Sin embargo, entendí inmediatamente que ella deseaba estar sola, al menos por un par de horas. Claro, imagino que todo el alboroto de hace un par de horas atrás no fue de su agrado, mucho menos el tener que ver nuevamente al asesino de su padre entre nosotros.
—Jon—escuché mi nombre en la voz de Arya.
Volví mis ojos rápidamente a su dirección y sonreí levemente al descubrí que era realmente buena en llegar a la gente sin previo aviso.
—Dime—fue lo único inteligente que salió de mis labios antes de abandonar mi lugar para verle de frente.
Arya entró por completo a mi habitación y cerró la puerta tras de ella. Dudo por un segundo en emitir palabra alguna, pero después de todo, es una Stark y los straks nunca se quedan callados.
—He decidido irme—soltó de golpe—Iré por Cersei a Desembarco del rey.
—¿De qué demonios estás hablando, Arya? —le pregunté, confundido ante su confesión directa.
—Es simple, Jon—comenzó hablar sin intenciones de desviar sus ojos de los míos—Quiero eliminar a Cersei con mis propias manos.
—No tenemos tiempo para ellos, el rey de la noche está por llegar. Te necesito aquí—repliqué tratando de omitir la parte en la cual deseaba matar a Cersei ella misma.
Arya bajó la mirada por un momento antes de reaccionar a mis últimas palabras.
—Es verdad, no has cambiado—soltó una leve risita de alivio—sigues siendo el mismo honorable y respetable Jon Snow…pero no todos pudimos mantenernos en esa línea.
Le miré fijamente, un poco aturdido por sus inesperadas palabras.
—Cersei doblará la rodilla ante Daenerys, de eso estoy seguro—le dije—No es necesario que te ensucies las manos por ello.
—Se lo debo a mi familia—replico en seco—Si no eres capaz de entregarme a Cersei sin reprochamiento alguno…Tal vez Daenerys Targaryen si lo haga sin cuestamiento alguno.
Le dediqué una mirada de asombro antes de reaccionar, pero no fui capaz de hacerlo.
—Me quedaré en el norte y pelearé a tu lado contra el rey de la noche—me dijo antes de empezar a emprender camino hacia la salida de mi habitación, pero no sin antes agregar: —Pero después de eso, conseguiré lo que deseo y tú no te interpondrás en mi camino.
Y salió por completo de mi habitación dejándome solo con mis propios pensamientos.
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Las llamas de la fogata que estaban justo delante mis ojos se estaba volviendo mucho más atractivas conforme avanzaba su deseo de prevalecer en este mundo. Las palabras que Daario me dijo sobre Jon y su lealtad por el norte no dejaban de hacer ruido en mi cabeza, eran cómo campanas retumbando en la pequeña aldea de la cual se alimentaba. Pero ¿Por qué las dudas surgían en este momento? ¿Por qué me estaba dejando llevar por sus palabras llenas de veneno? Tal vez y en algún punto tenía razón, sin embargo, logre recordar su timidita sonrisa y sus penetrantes ojos, los cuales desprendían la más sincera y honesta mirada de un hombre honorable y leal.
—Mi reina, solicitan verla—fue lo único que escuché por parte de mi más fiel amiga, Missandei justo en el momento que pude salir del trance de las llamas frente a mí.
—No deseo ver a nadie—dije en seco mientras depositaba una de mis manos sobre mi frente.
—¿Ni siquiera a su más fiel seguidor, Khaleesi? —escuché preguntar a la voz de Ser Jorah tras Melissandei.
Volví inmediatamente mis ojos sobre mi dirección y esbocé una amplia sonrisa de felicidad y alivio al descubrirlo frente a mí. Solamente asentí con un leve movimiento de cabeza en señal de que estaba de acuerdo en recibirlo en mi alcoba.
—Vengo nuevamente a postrarme ante usted y rogar por su perdón—salió de sus labios justo después de que mi dama de compañía nos dejó solos.
—No hay nada que perdonar mi más fiel soldado—dije una vez que abandoné mi lugar para posarme delante de él, mientras aún sostenía mi amplia sonrisa de felicidad—Lo dije frente al Rey del norte y sus hombres…y aún lo sostengo.
Por fin se atrevió a verme directamente a los ojos y dibujo una pequeña sonrisa de felicidad, la cual note inmediatamente.
—Sé que no es el momento, pero me atrevo a preguntar cuáles son sus planes para con Daario y Jaime Lannister—soltó en seco sin previo aviso.
No había tenido tiempo de reflexionar sobre ellos mientras estaba en mi estado de relajación, pero tenía que ser honesta.
—Las habilidades de Daario serían de mucha utilidad en la batalla contra los otros y Cersei Lannister—comencé a hablar sin intenciones de despegar mis ojos de los suyos—Un par de días encerrado tal vez le hagan cambiar de prioridades—finalicé con una leve sonrisa en mis labios.
—Él solo desea protegerla—me dijo—Él realmente la ama…cómo yo lo hago y Jon Snow también.
Mi sonrisa se desvaneció por completo ante sus últimas palabras. Desvié mis ojos por un momento al sentir un poco de culpa al recordar cómo había tirado por la borda los sentimientos de dos de mis mejores hombres al elegir sin dudar al Rey de Norte.
—Pero ese es un tema que no me concierne—habló nuevamente para captar mi atención—Jon Snow realmente la ama, es algo que no es capaz de ocultar en su mirada—y soltó una leve risita de complicidad.
Solté un leve y profundo suspiro antes de entrelazar mis manos con las suyas para verle nuevamente a los ojos.
—Gracias—fue lo único inteligente que salió de mis labios junto con una amplia sonrisa de satisfacción.
—Sobre Jaime Lannister.
Borré mi sonrisa rápidamente al escuchar el nombre del famoso Matarreyes.
—Aún no lo decido—repliqué en medio de dudas y deseos—Una parte de mi deseaba con todo mi ser ejecutarlo frente a todos, pero otra deseaba olvidarlo por un momento…yo no sé qué deba hacer.
Fue lo último que salió de mis labios antes de romper nuestro enlace de manos para esquivar su persona y caminar directo a la orilla de mi cama y tomar asiento sobre ella.
—¿Qué debería ser? —le pregunté desde mi posición—Me seria de mucha ayuda tus sabios consejos en este momento.
Ser Jorah camino rápidamente hasta mi presencia y se arrodilló delante de mí para quedar a la misma altura de mi cuerpo.
—Si llega ejecutando a todos con fuego—comenzó a aconsejarme—será la misma mierda que los demás monarcas que se han sentado en el Trono de hierro—me miró fijamente a los ojos—Entonces ¿Qué tan diferente la haría de ellos? ¿Qué tan diferente la haría de su Padre, el rey loco? Usted es Khaleesi, protectora del pueblo, no solo de los siete reinos, sino de niños, madres, hermanos…de familias enteras—finalizo cuando poso una de sus manos sobre una de mis rodillas.
Le miré por un segundo antes de reaccionar ante sus sabias palabras.
—¿Qué pasaría si fuera verdad lo que dicen sobre nosotros, los Targaryen? —le pregunté directamente—Que todos con el tiempo pierden la cabeza solamente por poseer sangre de dragón por sus venas.
—Su padre nunca llego a mostrar pierda por nadie—replicó ignorando por completo mi pregunta y duda original sobre mi linaje—Pero usted no es su padre…podrá llevar su sangre, eso es seguro, pero jamás podrán ignoran la bondad que hay en su corazón.
Bajé la mirada por un segundo y solté un profundo suspiro de resignación.
—Espero que tengas razón en ello.
—Jamás lo he dudado, mi reina.
Sonreí ampliamente ante sus últimas palabras hasta que escuché el sonido de una garganta aclarando su interior desde la entrada principal de mi habitación. Era Jon Snow. Me levanté inmediatamente de mi lugar para recobrar mi firme postura al lado de mi más fiel seguidor.
—Lamento interrumpir, su alteza—dijo junto con una desafiante mirada para Ser Jorah—Volveré en otro momento.
—No—salió de mis labios en automático—No es necesario, Ser Jorah estaba a punto de retirarse ¿No es así?
—Por supuesto, su alteza—entendió el mensaje de querer estar a solas con Jon Snow—Con su permiso—fue lo único que salió de sus labios antes de esquivar la silueta del Rey del Norte y salir totalmente de la habitación.
Quedamos en silencio por unos leves segundos hasta que se atrevió a romperlo justo en el momento que decidió caminar hacia mí y depositar sus labios sobre los míos sin oportunidad de reaccionar a su movimiento. Solamente fui capaz de disfrutar el momento y sentir sus manos sobre mi rostro, exactamente como el primer beso.
—Tenía miedo de perderte—confesó inmediatamente que separo sus labios de los míos para poder verle fijamente.
Esbocé una amplia sonrisa de felicidad gracias a sus últimas palabras.
—Aquí estoy—repliqué ante sus oraciones sin intenciones de borrar mi sonrisa.
Jon inhaló profundamente y unió nuestras frentes en un sólo movimiento.
—No sé qué haría si llegara a perderte, mi reina.
Sentí cómo mi corazón se alegraba en escuchar esas palabras, ya que, las dudas sobre su lealtad hacia mi causa estaban cobrando mucha fuerza dentro de mis pensamientos, que en verdad estaba agradecida de que ya no lo hicieran en ese momento.
—No tienes de que preocuparte, soy una chica fuerte—le dije mientras apretaba los labios para volver a sonreír ampliamente.
—Gracias, Dany—me miró directamente a los ojos mientras esbozaba una leve sonrisa de agradecimiento—Por cuidar de mi familia.
Mi sonrisa se desvaneció por completo al escuchar sus últimas palabras. Nuevamente su familia, ante todo. Sin embargo, decidí no tomarle mucha importancia a ese asunto, ya que, lo único que deseaba en ese preciso momento era que fuéramos solamente nosotros dos, como aquella vez en su escondite favorito bajo la lluvia.
—Olvídate de todo—le dije inmediatamente en cuanto pose las palmas de mis manos sobre su rudo rostro y le obligué a mirarme fijamente—Esta noche sólo quiero que seamos nosotros dos y nadie más.
Jon Snow sonrió ampliamente.
—Como lo desee, mi reina—fue lo único que salió de sus labios antes de volver a posar sus labios sobre los míos y guiar mis pasos hacia la cama que se encontraba en mi alcoba.
Al principio el beso fue tierno, tanto que recordé el porque estaba perdidamente enamorada del Rey en el Norte. Sin embargo, se fue haciendo más y más demandante, hasta sentir como sus manos empezaron a despojarme de mis vestimentas, a lo cual yo no dude ni un segundo en hacerle lo mismo. Empecé rápidamente con su grueso abrigo hasta llegar a despojarlo de su última prenda. Él, por su parte, se deshizo de mi vestido de un solo movimiento, ya que, rápidamente pude sentir el calor de su piel desnuda sobre el mío.
—Te amo, Dany—confesó de golpe una vez que separo sus labios de los míos por un momento y así poderle ver a los ojos—Y deseo hacerte mía por el resto de mis días y noches.
No pude ser capaz de reaccionar ante sus inesperadas palabras. No las esperaba, pero tampoco me atreví a dudar de ellas. Nuevamente unió sus labios con los míos y me ordenó con su cuerpo recostarme sobre la cama sin romper el beso que nos unía en medio de nuestro intimo encuentro. Mi cuerpo reaccionaba en automático ante cada una de sus caricias y besos por todas partes, hasta que pude sentirlo dentro de mi interior, obedecí a cada uno de sus movimientos de caderas hasta que nuestras miradas se volvieron a encontrar nuevamente por un momento. Nos quedamos por unos leves segundo intercambiando miradas, ahí, solamente éramos nosotros dos en medio del frio invierno, que no dude en volver a unir mis labios nuevamente con los suyos para terminar de consumar nuestro encuentro, justo como dos amantes que solamente deseaban ser uno solo por toda la eternidad.
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No estaba segura de querer enfrentar lo que se avecinaba justo en el momento de volverme a toparme frente a frente a uno de los Lannister, pero necesitaba saber la verdad. Más bien por el hecho de querer suprimir mis malos pensamientos sobre mi linaje Targaryen y sus terribles actos por orden de mi padre. Caminé lentamente hasta al lugar dónde se encontraba y le ordené en lengua Dothraki a unos de mis hombres que vigilara la puerta. El obedeció sin reproche alguno a mí señal y me dejo seguir el camino hasta llegar al hombre que nos obligó a mi hermano y a mí huir de Rocadragón en el momento que apuñalo a mi padre. Jaime Lannister.
—Todas las noches mi hermano y yo imaginábamos las terribles cosas que le haríamos al hombre que asesinó a mi padre—comencé a hablar para captar su atención, lográndolo con éxito—, pero eso es algo que ya no importa en estos momentos, ya que, Viserys está muerto—le sostuve la miraba antes de terminar mis oraciones.
El hermano mayor de mi mano tragó un poco de saliva y me sostuvo la mirada por un segundo antes de atreverse a replicar a mis últimas palabras.
—Siento mucho su perdida, su alteza—fue lo único que salió de sus labios.
—¿En verdad lo hace? —repliqué en automático—En verdad lo hace el hombre que apuñalo a sangre fría y por la espalda a su rey, al cual juro proteger y defender.
—Lo hice pare evitar un genocidio—respondió espontáneamente—Su padre ya no era un hombre sensato, estaba dispuesto a convertir Desembarco del Rey y a los demás reinos en cenizas solo por diversión.
Apreté los labios en señal de fastidio por su respuesta. Sin embargo, logré recuperarme al instante al recordar que mi único deseo era proteger al pueblo y que, si deseaba un mundo mejor, no debería ser como mi padre o los demás monarcas que se han sentado en el trono de hierro.
—¿Volverías a apuñalar a mi padre por la espalda por tu familia?—pregunté de golpe sin respuesta inmediata—¿Me apuñalarías a mí también si tuvieras la oportunidad? —volví a preguntar.
Jaime Lannister dudo por un segundo en emitir sus respuestas a esas preguntas, pero no tardo lo suficiente como para que me arrepintiera el darle la oportunidad de remedirse.
—No dudaría en volver a detener a el Rey Loco—comenzó a replicar a mis preguntas— No lo hice por mi familia, lo hice por el pueblo, el mismo que prometió proteger desde que se sentó en ese maldito trono—continúo explicando el por qué fue lo mejor—Pero ahora viéndole directamente a los ojos, estoy seguro que es mejor persona que cualquier puto rey que haya puesto su gordo trasero en el trono de hierro… no soy de los que se atreve a juzgar a una hija por los pecados de su padre.
Tragué un poco de saliva al escuchar sus palabras, las cuales en verdad me tomaron por sorpresa. Un Lannister aceptando que un Targaryen puede ser la mejor solución a los problemas del reino. Era increíble de creer, más no imposible. Tal vez.
—Soy la sangre de mi padre—salió en automático de mis labios—¿Qué me haría diferente a él?
—Su bondad—replicó inmediatamente—Su padre jamás mostró la piedad que usted me ha demostrado al darme la oportunidad de postrarme ante usted y explicar el por qué hice lo que hice—continúo viéndome fijamente a los ojos—Es verdad, podrás tener la sangre del dragón corriendo por tus venas… pero no eres tu padre. Él estaba loco, era un desquiciado, un demente, aun no puedo borrar por completo lo divertido que se veía cada vez que éramos testigos de cómo disfrutaba quemar viva a la gente…niños, esposas, y padres, él no hacia distención en ello. Créeme cuando te digo que no había otra manera de terminar con ello y evitar una masacre.
Inhalé profundamente ante su breve explicación. Traté de replicar ante ello, pero no pude hacerlo inmediatamente, no hasta encontrar las palabras adecuadas para cerrar nuestra conversación.
—¿Por qué confiar en ti? En la palabra de un Lannister sin poder ignorar que una de ellas está sentada ahora en el trono.
Dudo por un segundo antes de replicar ante mi pregunta que lo único que hizo fue bajar la mirada por un momento.
— Por qué he venido aquí a pelear por el lado de los vivos—pudo reaccionar adecuadamente ante mis últimas palabras—Eso si es que queda algo de ellos una vez que los otros hayas atravesado el muro.
Pensé que Tyrion era el más inteligente y único Lannister digno de merecer misericordia, pero estaba totalmente equivocada. Le miré fijamente un segundo antes de replicar.
—Cualquier hombre es bienvenido si su intención es pelear por los vivos—confesé en automático antes de volverme en mi lugar para emprender camino a la salida no sin antes escuchar nuevamente el sonido de la voz Lannister.
—Siempre he estado del lado de ellos—dijo para captar mi atención—de los vivos.
Asentí con un leve movimiento de cabeza para reafirmarle que yo también lo hacía y decidí seguir con mi camino hasta la salida del lugar. Una vez que lo hice, le ordené a uno de mis hombres que le proporcionaran comida y un grueso abrigo para que pudiera soportar el invierno antes de la llegada de los otros.
Continuara…
Notas de la autora (LiLiCo): Hola, principalmente quiero agradecer enormemente a las personas que se tomaron su tiempo en leer el capítulo anterior de mi historia, y sobre todo que hayan dejado su comentario y están al pendiente de mi fic desde el primer capítulo (Y a los lectores (as) que también están pendientes de mi fic, y no dejan comentario, también les agradezco mucho). Por otra parte, muchas gracias por sus favorites, follows y reviews. En verdad, se los agradezco desde lo más profundo de mi corazón y más, el saber que la historia es de su total agrado. Espero que hayan disfrutado de la actualización y que haya sido de su total agrado.
¡He vuelto! En verdad siento mucho el haberme ausentado mucho tiempo por acá, pero es que en verdad la vida adulta y responsabilidades no me habían dejado regresar hasta ahora y con más justa razón, ya que, se ha terminado nuestra serie favorita el pasado mes ¿Qué puedo decir respecto a ello? Solo diré dos cosas: Una, arruinaron vilmente a uno de los personajes con mejor historia y desarrollo durante toda la maldita serie en tan solo dos capítulos, Daenerys Targaryen, los cuales en verdad no fueron de mi total agrado. Dos, en verdad esperaba muchísimo más del bastardo de invernalia. Todo ese misterio sobre su identidad secreta se la pasaron por el arco del triunfo y al final fue muy decepcionante y difícil de digerir lo inútil que se vio Jon Snow. Pero ¿Qué esperábamos? Es Juego de Tronos y siempre se ha caracterizado por dejarnos un amargo sabor de boca. Solo queda esperara como se va a desarrollar la historia en los últimos dos libros de la saga de Canción de fuego y hielo. En verdad deseo con todo mi corazón que sea totalmente diferente. En fin, díganme ¿Ustedes que opinan del cierre que le dieron al show?
Mi fic tomara algunas escenas de la última temporada agregándole lo que me hubiera gustado que pasara. Es lógico que la historia no iba a complacer a los fans, pero al menos tengo la oportunidad de compartir con ustedes lo que a mí me hubiera gustado que pasara. Muchísimas gracias. Nos vemos hasta la próxima actualización. No olviden dejar su comentario.