Una disculpa por tardarme tanto en actualizar, conseguí un nuevo trabajo cuando recién terminé el capítulo 2 y tuve un periodo de adaptación que me alejó de algunas de mis historias, ya que como todo buen escritor tengo varias historias al mismo tiempo. Además, de que durante mi periodo laboral, se aproximó el estreno de la última OVA, a la cual decidí esperar antes de actualizar. Ahora que vi la última OVA, que estuvo muy buena a decir verdad, tuve que hacer unos ligeros cambios en mi trama, lo que me llevó a tardarme un poco más en terminar este capítulo. Pero ahora que mi trama está bien diseñada, puedo continuar.

Antes de continuar sin embargo, tengo que hacer unas aclaraciones sobre la trama. Antes había mencionado que la historia pasaba un año después del final de Digimon Adventure Tri, cambiémoslo a unos meses, estamos en febrero del año 2016. Así mismo, esta historia no será enteramente de acción, espero que no les moleste, pero quisiera que hubiese un equilibrio entre la vida cotidiana de los Portadores de los Emblemas (así los llamo yo porque de niños elegidos no les queda mucho), y la aventura en el Digimundo, lo que es algo similar a lo que hizo Digimon Tri, pero como que se les estaba acabando el tiempo y cortaron de tajo ciertas cosas para preocuparse más por la acción que por la trama, y no, eso no pasó desapercibido. Así que, si en algún momento se siente como que perdí el hilo o me fui por la tangente olvidándome de la trama de acción, les comunico en este momento que no es así, y que tanto la vida cotidiana de los… Portadores de los Emblemas, y su vida de… no sé… ¿superhéroes del Digimundo? Está siendo individualmente. Así que sin más que decir por el momento, a contestar sus reviews:

TsukihimePrincess: KingEtemon está muchísimo más loco que antes, jajaja, pretendo que sea el villano que nadie se toma enserio pero que es inmensamente poderoso. En cuanto a los Amos Oscuros considero más el término malvados que locos, salvo con Puppetmon creo. El personaje de QueenChessmon es un personaje que pienso explotar mucho, espero que me salga bien la evolución paulatina de su personaje. Y bueno, es bueno verte fuera de Saint Seiya de vez en cuando, pero no te preocupes, seguiré actualizando sus historias, aunque creo que el segundo capítulo de guerras del Ragnarok vendrá primero que el de Guerras de Troya pero ya estoy trabajando en ambos.

bb: Muchas felicidades por ser la primera persona en dejar review. Y esta historia sí tendrá acción, no creo poder narrar los efectos especiales tipo Digimon Tri la verdad, la mitad del tiempo ni poniendo mucha atención se entendía qué estaba pasando, pero haré mi mejor esfuerzo. Espero no defraudarte.

nikanaka: Perdón por tardarme tanto en actualizar, pero ya me pondré las pilas y actualizaré más seguido, lo prometo. Y bueno, si quisiera que fuera una historia larga, pero no tengo ni idea de cuan larga, creo que eso tendrá más que ver con la recepción del público en general, pero de momento pensemos en 26 capítulos. Espero los disfrutes.

Kyoko Masaki Granger: Esto va a ser difícil, Mishiro es mi pareja favorita, y no creo que puedas imaginarte a Taichi hablando de computación, ese tiene cerebro de papa. Me da gusto ser de tus autores favoritos, pero sinceramente no creo poder darte gusto con el Michi, soy el tipo de autor que escribe más sobre parejas canon o parejas crack, siempre y cuando la pareja crack no rompa el canon, así que lo siento por no poderte dar gusto con el Michi. No soy muy lector pero un Shaka x Shina suena bastante interesante, jajaja.

koumikoumikoumi: Yo voy llegando tarde, pero te informo que ya está lista la actualización de esta historia, y que espero esta vez ser más constante con las actualizaciones, de verdad lo siento y espero que lo disfrutes.

Guest: Bueno… Guerras Doradas y Guerras de Troya son de tramas muy diferentes a las de Digimon, no creo poder darle el mismo grado de profundidad, pero haré mi mejor esfuerzo. Por cierto, si ya leíste "Guerras de Troya" y "Guerras Doradas" probablemente te guste saber que ya está disponible la tercera entrega de la trilogía, "Guerras del Ragnarok" (para los curiosos que no saben que son todas estas historias, son de Saint Seiya, que es de lo que más escribo).

Bueno, eso es todo por hoy con los reviews, ahora, antes de que lean este capítulo una advertencia. Si les gusta Digimon Xros Wars o Fusión o como quieran llamarlo, una disculpa si este capítulo les parece despectivo para esa serie. Verán, para mí Xros Wars es lo que Saint Seiya Omega a Saint Seiya original, lo que Teen Titans Go a Teen Titans, lo que la primera temporada de Dragón Occidental a la segunda, un insulto. Pueden llamarme viejo, que niego a lo nuevo, nostalfag o lo que quieran, pero así soy yo, sin embargo, respeto las ideologías de los demás y la escena que hace alusión a Xros Wars no es con fines despectivos (aunque lo parece… demasiado), sino porque me pareció importante hacer alusión al poder de KingEtemon, que pese a ser un personaje de mentalidad deficiente, es extremadamente poderoso y necesitaba a un conejillo de indias, y bueno, misteriosamente los personajes de Xros Wars encajaron perfectamente para lo que quería ejemplificar, así que, si son fans de ellos… pues perdón… ¡No me arrepiento!

Nota: Se cambió el nombre de la historia de "Guerras de Reyes" a "El Reinado del Rey Mono", todas mis historias siempre se llaman Guerras, ya era tiempo de un cambio, soy pésimo para los nombres de las historias.


Digimon: El Reinado del Rey Mono.

Capítulo 3: Regreso.


Estación de Televisión de Fuji Tv.

—Esto ha sido… humillante… —confesó Taichi, mientras el grupo aún reunido frente a la estación de televisión de Fuji Tv meditaba lo que acababa de suceder. Los Amos Oscuros habían aparecido en la ciudad presumiendo sus nuevas formas, el estado Súper-Mega, Etemon había resucitado también y había ridiculizado a los Amos Oscuros y se había apoderado del cumulo de datos Jorgress de Omnimon, y había una guerra en el Digimundo que requería de la atención de los Portadores de los Emblemas, pero que sin Omnimon, no podían ganar—. No podemos agachar la cabeza ante esto… —interrumpió los pensamientos de todos Taichi—. Nos hemos repuesto de cosas peores. Encontraremos la forma —aseguró Taichi.

—Nunca nos han detenido antes, esta vez no será la excepción —continuó Yamato, uniéndose a Taichi en la motivación—. Pero por hoy ha sido suficiente. Vayamos a casa, descansemos, y dejemos las preocupaciones… —miró entonces Yamato a Sora, y ella desvió la mirada apenada—. Todas las preocupaciones… —prosiguió haciendo énfasis en la última parte, y entonces continuó—. Para mañana. Aunque de seguro Koushiro no descansará esta noche —aseguró.

—Los veré en mi oficina mañana saliendo de clases si no les molesta… —agregó Koushiro algo deprimido, y Mimí lo miró intranquila—. Debí estar al tanto de lo que ocurría en el Digimundo, en verdad lo siento mucho —reverenció, con una mirada de decepción en su rostro—. Enmendaré mis faltas —prometió, pero Taichi le colocó la mano sobre el hombro.

—Relájate un poco, no es tu culpa —le aseguró Joe, tomando las cosas con la seriedad debida, una bastante más relajada tras haber sido aceptado en la escuela de medicina—. Todos tenemos que recordar que seamos o no los guardianes del Digimundo, tenemos una vida, y esta debe de seguir su curso. No podemos dejar de vivir nuestras vidas por atender siempre al Digimundo. ¿Cuánto tiempo necesitas, sin presiones? —le preguntó Joe.

—En estos momentos no estoy seguro. Pero les informaré en cuanto sepa algo —respondió Koushiro—. De momento la puerta al Digimundo parece estar completamente sellada, KingEtemon inclusive parecía ser incapaz de abrir la puerta él mismo. Estaremos a salvo mientras no intentemos abrir la puerta nuevamente, pero por el bien del Digimundo tenemos que regresar —finalizó.

—No podemos dejar que el Digimundo siga sufriendo por la guerra… ¿verdad hermano? —le preguntó Hikari a Taichi, quien sonrió para ella, y le mostró un pulgar arriba haciéndole saber que el Digimundo contaba con todo su apoyo.

—Regresaremos… —la tranquilizó Takeru—. Y aún sin alcanzar el estado Súper-Mega podremos vencerlos, estoy seguro, siempre lo hemos conseguido, no hay que perder la esperanza —les aseguró Takeru, y tras haber dicho todo lo que debía decirse, el grupo comenzó a retirarse, salvo algunas excepciones.

—Yamato… —exclamó Sora en un susurro, y el rubio se frenó por unos instantes, pero no se dignó a ver a quien antes fuera su novia—. ¿Estamos bien? ¿Podemos hacer esto sin ser…? —intentó preguntar Sora, pero Yamato rápidamente le dirigió la mirada.

—Sigues siendo mi amiga… Sora… —le aseguró Yamato, y Sora, aunque agradecida por aquella declaración, aún se encontraba contrariada al respecto, o al menos así se sintió, hasta que un casco de motociclista le fue entregado por Yamato—. ¿Te llevo? —preguntó algo incomodado, intentando no ruborizarse—. No necesitas ser mi novia para tenerte consideraciones especiales. ¿O sí? —le preguntó. Sora lo pensó unos instantes, pero después le sonrió.

—No necesito serlo. Aún somos amigos, ¿verdad? —le sonrió Sora algo apenada, y Yamato entonces subió a su motocicleta, detrás de la cual Sora se subió con Yokomon en su regazo. Yamato también mantenía a Tsunomon en sus piernas—. Te veremos mañana, Koushiro —se despidió Sora, Koushiro asintió, y entonces notó que se había quedado solo con Mimí nuevamente, y que la chica mantenía la mirada baja.

—¿No vamos a solucionar nada nuevamente, verdad? —le preguntó Mimí, y Koushiro se ruborizó, pero no sabía qué decir—. Es molesto… es muy molesto que la persona que te gusta, y que sabe que le gustas, sea tan indiferente —agregó mientras abrazaba a Tanemon, intentando no soltarse en lágrimas—. No puedo irme a Estados Unidos si aún hay problemas. ¿Lo sabes verdad? ¿Qué somos entonces mientras sigo aquí? —le preguntó.

—No puedo concentrarme en eso ahora… —le aseguró Koushiro, con Motimon curioso en sus brazos—. Hay cosas más importantes que atender… —más pronto se percató de lo que dijo, y de la mirada fulminante que le daba Mimí, e intentó corregirlo rápidamente—. Eso no es lo que quise decir… por favor no malinterpretes… —se apenó él.

—Si te dijera que me quedaría para siempre en Japón… ¿seríamos algo? —preguntó Mimí, a lo que Koushiro respondió tragando saliva con fuerza—. ¿Te gusto en verdad? ¿Es amor? —volvió a preguntarle sin rodeos. Pero pese a que Koushiro no podía responderle con palabras, se armó de valor y asintió con el rostro ruborizado—. Lo pensaré… pero… necesito una razón muy fuerte para no irme. ¿Lo entiendes verdad? Mi vida ya está en Estados Unidos —le mencionó, y comenzó a retirarse, más entonces, Koushiro por fin se armó de valor.

—Podría… encaminarte… si quieres… —agregó apenado, y Mimí lo miró con curiosidad—. Es tarde… y no me sentiría tranquilo si te dejo irte sola. Así que… si quieres… —se estremeció de la vergüenza, y Mimí entonces sonrió.

—Me ofendería si no te ofrecieras… —lo miró Mimí fijamente, incomodando a Koushiro aún más—. Eres lindo si te propones a serlo, ¿lo sabías? Pero mi departamento está muy lejos de aquí, ¿estás seguro? —y Koushiro asintió—. Entonces, con tu permiso —lo tomó Mimí de la mano, ruborizando a Koushiro aún más—. No somos nada pero me voy a aprovechar —continuó, sonriendo, y liderando a Koushiro a través de la ciudad.

Digimundo, Continente Server. Palco Real del Palacio del Rey Mono.

—KingEtemon, no estés jugando, ya es hora de dirigirte a tus súbditos —recriminaba QueenChessmon ante su marido, quien platicaba con Terriermon y un grupo de Gazimon mientras QueenChessmon, Lopmon y un grupo de BlackPawnchessmon se encontraban a la expectativa frente a unas cortinas de terciopelo detrás de las cuales se escuchaba a una multitud que coreaba el nombre del rey—. ¡Nos están esperando! —insistía la reina.

—No olvides los lentes, los lentes son muy importantes… —continuaba comentándole KingEtemon a Terriermon, quien asentía en todo momento a las palabras de su rey, más ante las quejas de QueenChessmon, KingEtemon tuvo que responder—. ¡Ya te escuché mujer! ¡Por si no lo has notado yo soy el rey! ¡El rey no llega tarde ni a tiempo, llega cuando el rey quiere, por eso es el rey! —insistía KingEtemon—. Lopmon, por la estabilidad emocional de mi esposa, preséntala por favor —le pidió el rey con un ademán, y Lopmon obedeció.

—A sus órdenes mi rey —reverenció Lopmon, se colocó un sombrerito rosado estilo boina con una pluma larga de color blanca, tomo una pequeña trompetita, y salió junto a los BlackPawnChessmon, comenzando a tocar su trompeta, seguida del desfile de BlackPawnChessmon que tocaban una tonada fuerte, pero solemne mientras desfilaban sobre un largo y extenso balcón con una alfombra de terciopelo que llegaba hasta un par de tronos. Por debajo del inmenso y largo balcón como pasarela, los súbditos coreaban el nombre de sus reyes—. ¡Con ustedes! ¡La Reina Negra! ¡La Soberana de las Rosas Rojas! ¡Reina de Corazones! ¡Emperatriz de Barniz! ¡QueenChessmon! —presentó Lopmon, y mientras el sonido de las trompetas resonaba, los súbditos coreaban el nombre de QueenChessmon, quien caminó saludando a su pueblo, hasta llegar al final del balcón y sentarse en su trono, mirando a la ciudad de oro, y al pueblo debajo.

—Ya estoy listo —escuchó Lopmon la voz de Terriermon, quien venía corriendo a como le permitían sus enormes orejas. Lopmon entonces notó con sorpresa la chamarra de piel negro, los lentes oscuros y la enorme guitarra eléctrica a sus espaldas, QueenChessmon también lo notó y supo entonces que su marido planeaba algo ridículo—. ¡Con ustedes! ¡El Rey Dorado! ¡Rey del Rock and Roll! ¡Elvis Renacido! ¡Soberano del Digimundo y Rey de Reyes! ¡KingEtemon! —presentó Terriermon, y después tocó su guitarra eléctrica. Fuegos artificiales fueron lanzados, un espectáculo de luces comenzó, y la ya tradicional música de KingEtemon comenzó a resonar mientras un grupo de Gazimon desfilaba con sus chalecos de cuero y tocaba la batería, el piano eléctrico, saxofones e inclusive hacían funcionar un mezclador de discos mientras KingEtemon salía corriendo de detrás de las cortinas de terciopelo, saltaba, caía de rodillas y resbalaba hasta llegar a su trono.

—¡Oh sí! ¡Bravo, bravo! ¡Qué presentación más maravillosa! ¡Pero bien se lo merecen ustedes mis hermosos súbditos! ¡Hola Server! —saludó KingEtemon como si estuviera de gira en un concierto, y los súbditos enloquecieron por la presentación tan sobresaliente—. Me acabo de sacar un 10, pero ustedes se merecen un 20, que digo un 30, por ser tan maravillosamente maravillosos, su rey los ama, paz y amor a todos los Digimon de hermosa voluntad —continuó en su fiesta KingEtemon, hasta que un grupo de Digimon saltó de una de las torres del castillo y comenzó a hacer la guerra contra los Gazimon y los BlackPawnChessmon, lanzándolos por el balcón y estrellándolos contra paredes y el suelo, convirtiéndolos en data al caer. Al final solo quedaron Terriermon y Lopmon, quienes se abrazaban el uno a la otra, la sorprendida QueenChessmon, y un tanto molesto KingEtemon—. ¿Qué significa esta interrupción a mi presentación real? Estos Digimon pagaron boletos muy caros solo para venir a verme, ¿lo sabían? —preguntó KingEtemon con ira.

—Justo lo que parece, rey de pacotilla, esto es un golpe de estado —gritó un Digimon parecido a un dragón mecánico en miniatura que cargaba un micrófono largo en ambas manos, junto a él llegaban una especie de maquina parecida a un insecto y un lobo de color anaranjado, todos con apariencia mecanizada en sus cuerpos—. Mi nombre es Shoutmon, conmigo vienen Ballistamon y Dorulumon y juntos somos los guerreros fus… —más antes de que el pequeño Digimon mecanizado pudiera terminar, KingEtemon lo pateó con fuerza, estampándolo contra la pared dorada de su castillo.

—Primero que nada pequeña peste, deberías regresar a la escuela y hacer tu tarea, o al menos venir preparado, antes de hacer acusaciones sin sentido —lo reprendió KingEtemon, y Shoutmon lo miró confundido por la reprimenda—. ¡Un golpe de estado es el movimiento político de la toma repentina y violenta del estado por parte de un grupo de oposición política que vulnera la legitimidad de un gobierno democrático! ¡Lo que obviamente no sabes porque no fuiste a la escuela de seguro! ¡Para que exista un golpe de estado debe existir una votación y para que exista una votación debe de existir una democracia! ¡Esta no es una democracia, es una monarquía, así que lo que tú y tus amiguitos están haciendo no es un golpe de estado! ¡Es una rebelión! —le apuntó, y Shoutmon palideció y hasta se sintió ignorante—. En segunda instancia pequeña sabandija miserable, haz asesinado indiscriminadamente a mis lacayos, y eso es un crimen imperdonable en mi monarquía, porque puede que yo haya tomado el control del Digimundo a la fuerza pero sigo siendo el rey y castigo con severa justicia —lo acusó nuevamente, y esta vez Shoutmon le golpeó la mano con su micrófono—. ¡Mi mano real! —se besó la mano KingEtemon.

—¡Cierra la maldita boca rey inútil! —le apuntó Shoutmon—. ¡Golpe de estado o rebelión eso a mí no me interesa! ¡Lo que me interesa es quitarte tu reino acusándote de ser un tirano! ¡No se dejen engañar, habitantes del continente Server! ¡KingEtemon podrá aparentar ser un rey bondadoso pero la verdad es y sigue siendo que nos ha negado la digievolución y por eso gobierna con puño de hierro! —continuó gritando Shoutmon.

—¡De oro! ¡Puño de oro! —se quejó KingEtemon—. Bueno en todo caso es de Digizoid dorado pero no tiene caso explicárselo a una sabandija pestilente —le apuntó KingEtemon nuevamente—. Te doy esta única oportunidad de retractarte, retirarte y salvar tu vida. De ser tú yo aceptaría ya que estoy de pésimo humor ya que interrumpiste mi concierto, digo discurso —KingEtemon inclusive temblaba con ira.

—¡No voy a retractarme! —le apuntó Shoutmon regresando la afrenta, aunque toda su mano, y su cuerpo le temblaban—. Si no tuvieras control sobre nuestra digievolución no serías nada más que un mono simplón y egocéntrico, forzándonos a actuar a riesgo de perder nuestras vidas. ¡Si existieran otros con la capacidad de digievolucionar no serías tan grandioso! —insistió.

—¿Te crees la gran cosa, pequeña sabandija? Pues vamos a poner a prueba tu teoría. ¡Espíritu de la Realeza! —atacó KingEtemon a los 3 invasores, suspendiéndolos en el aire y dejándolos inmóviles, aunque luchaban por liberarse de todas formas—. Veamos que tenemos aquí… —movió su mano frente al vientre de Shoutmon, y el Digicore del pequeño Digimon comenzó a desplegar información para KingEtemon—. Vaya… parece que eres un espécimen muy raro, no tienes una línea digievolutiva aparente… casi me atrevería a decir que eres tan patético que ni digievolucionar puedes —se burló KingEtemon—. Tus amigos por otra parte cuentan con líneas digievolutivas muy bien marcadas, aparentemente eres el único que es patético pero vaya… hay un espacio aquí para un programa Jogress. Puede que no seas un total inútil. ¡Vamos a activarlo! —se emocionó KingEtemon.

—¿Activarlo? —se horrorizó QueenChessmon—. ¡Pero mi rey! ¡Si la memoria no me falla usted mismo dijo que solo un Jogress podía hacerle frente! —el pánico era más que evidente en la voz de QueenChessmon.

—Eso fue lo que dije… —sonrió KingEtemon—. Solo un Jogress, y ese Jogress ya no existe. Pero aquí tengo la oportunidad de medir mis fuerzas contra otro Digimon Jogress y probar si ya he comprendido este programa correctamente. Así que, pestemon… prepárate a fusionarte a tus queridos amigos —Ballistamon y Dorulumon comenzaron a brillar y fueron obligados a digievolucionar a sus formas de AtlurBallistamon y JagerDorulumon—. Bien, muy bien, ahora, para que no se diga que hago trampa, el chip Jogress de Omnimon parece reaccionar a tu cuerpo escaso de digievolución, es como si fueras un eslabón perdido, inútil por ti mismo, pero con un mundo de posibilidades, por ejemplo esta, si Omnimon te presta de su poder, puedes también digievolucionar… —le otorgó el poder KingEtemon, y OmegaShoutmon fue formado, el Digimon estaba maravillado, pero KingEtemon seguía sin estar preocupado—. Aún hay más, si fusionamos a OmegaShoutmon, AtlurBallistamon y a JagerDorulumon obtenemos… —continuó KingEtemon, y frente a él apareció un inmenso Digimon como una especie de robot dorado que parecía poseer un poder tremendo—. ¿Estás contento, Shoutmon? Ahora estás digievolucionado y fusionado, eres uno de los Digimon más poderosos que existen, y sigues sin ser nada para mí. ¡Ataque Sublime! —gritó con fuerza KingEtemon, y las dimensiones comenzaron a distorsionarse a su alrededor. El inmenso Digimon se tapó los oídos, se arrodilló por el dolor, y su digievolución se perdió, se dividió, y así cayeron los 3 Digimon, Shoutmon, Ballistamon y Dorulumon—. Ahora veamos… si me hubiera enfrentado a ese armatoste, ¿qué habría pasado? En primer lugar mi cuerpo es de Digizoid dorado, el cual me vuelve enteramente invulnerable. Además de eso es muy ligero, aumenta mis habilidades ofensivas y defensivas y se ve muy bien cuando está pulido. Ahora, tu forma máxima contiene también Digizoid dorado, a menor escala que el mío pero de todas formas lo posees, lo que te hace ligeramente peligroso. Invulnerable contra invulnerable fuerza al más hábil a vencer, y ese soy yo, pero en caso de que te quedaran dudas, en caso de ser necesario, puedo usar mi Ataque Sublime para obligarte a regresar a tu forma de principiante. Eso significa que si peleo es por mantenerme en forma, realmente no eres nada contra mí —continuó KingEtemon y se retiró en dirección a su reina, quien estaba sumamente sorprendida por el poder de KingEtemon—. Fue divertido, muy divertido debo agregar. No solo medí mis fuerzas contra un Súper-Mega, ese Súper-Mega era un Jogress con el mismo Digizoid que el de mi amado cuerpecito. Pero ahora que sé en qué puedes convertirte, tengo que destruirte, pero no sin antes recordarte que sigues siendo un inútil que no puede obtener esa fuerza sin fusionarse a sus amiguitos. Por ti solo no eres nada, jamás serás nada, borrarte, es lo más delicioso que existe. ¡Juego de Mono! —le sacó la lengua KingEtemon y después le atravesó el pecho de un puñetazo, y así Shoutmon lentamente comenzó a despedazarse y a extinguirse mientras su data se esparcía por el Digimundo—. Jamás debieron haberte creado. En cuanto a ustedes… —miró KingEtemon a Ballistamon y a Dorulumon—. Son igual de patéticos. Pero de todas formas los voy a borrar. Que esto le sirva de lección a mi pueblo, puedo ser un rey bastante benevolente, pero también puedo ser un tirano. ¡Espíritu de la Realeza! —y así, KingEtemon terminó con las ejecuciones públicas.

Odaiba, Escuela de Odaiba. Aula 2-B.

—Buenos días —enunció Sora, entrando en el salón de clases. Y al hacerlo encontró a un Taichi nervioso que intentaba meter varios papeles dentro de un pupitre vecino al suyo, el pupitre de Yamato—. Buenos días Taichi. ¿Por qué la mirada sospechosa? —se preguntó Sora, y entonces miró al pupitre de Yamato, y a una carta de amor que Taichi no había logrado meter dentro del pupitre de Yamato a tiempo—. Oh… era eso… —agregó con indiferencia Sora—. No tienes de qué preocuparte, fue decisión mía el terminar con él —aseguró.

—Cosa que no has tenido la cortesía de contarme… sin mencionar que de alguna forma media escuela lo sabe —le explicó Taichi, y solo entonces Sora fue capaz de escuchar los rumores que se propagaban por la escuela, algunos inclusive refiriéndose a una infidelidad de Sora, con Taichi, lo que ponía a Taichi en extremo nervioso—. Yamato va a asesinarme cuando escuche estos rumores —se preocupó Taichi.

—El portador del valor preocupado por unos rumores, ¿quién lo diría? —entró Yamato en el salón de clases, silenciando los rumores, mientras todas las chicas se mostraban interesadas en lo que pudiera pasar ahora. Pero para desilusión de ellas, y de la misma Sora quien esperaba alguna especie de reacción, Yamato simplemente se sentó en su pupitre, mismo que encontró lleno de cartas de amor—. ¿Y esto? —preguntó.

—Aparentemente soy el mensajero de la discordia. Casi todo el salón de clases y medio salón de Koushiro me pidió traerte estas cartas —le explicó Taichi, y Yamato las vio, y las rompió sin siquiera leerlas, horrorizando a algunas de las presentes y sorprendiendo a Sora—. Eso no es muy gentil —sonrió Taichi, aunque ya había esperado aquella reacción, mientras Yamato tiraba los restos de las cartas en la basura, y volvía a sentarse en su pupitre.

—Aprovecharse del despecho ajeno, es ruin y de mal gusto. Yo soy quien debería sentirse insultado —agregó, y las chicas todas se apenaron y desviaron sus miradas—. Eso nos da el espacio que necesitábamos. ¿No hay noticias de Koushiro aún? —preguntó Yamato.

—Entiendo por Mimí que se trajo todo el trabajo al salón de clases, no ha parado desde el incidente. Aunque es ventajoso que los profesores estén en asamblea para definir el accionar ante los últimos ataques Digimon, seguro tendrá más tiempo para investigar —le explicó Sora mientras miraba por fuera de la ventana, y a la ciudad en reconstrucción—. Apenas y la ciudad se había recuperado de Ordinemon, y ahora esto. Sin mencionar que el gobierno nos tiene ya bien detectados. ¿No deberían intervenir como hicieron antes? —preguntó Sora curiosa.

—No desde lo de Nishijima —aseguró Taichi, y los 3 entristecieron por las memorias del fallecido profesor—. En todo caso, Joe tiene razón. El Digimundo es importante, pero nuestras vidas también lo son. Es nuestro último año de preparatoria antes de entrar a la universidad, y pronto comenzaremos con los exámenes de admisión. Y a riesgo de sonar como Joe, no tendremos suficiente tiempo para hacerlo todo. ¿Ya saben a qué universidades aplicarán? —les preguntó sin rodeos, más que nada intentando hacer plática ante lo inquietante de que la expareja estuviera presente como si nada estuviera pasando, ya que Taichi prefería ser despreocupado en el aspecto educativo.

—La Universidad de Tokio —respondió rápidamente Yamato, sobresaltando a Sora, que no se esperaba de su exnovio semejante determinación—. Tendré mucho que estudiar, así que espero que la situación del Digimundo se estabilice antes de que inicien los periodos de exámenes. No es nada fácil ingresar a la Universidad de Tokio, y aunque no está muy lejos, pienso que sería buena idea investigar los precios de los departamentos que estén cerca —aseguró, y entonces miró a Taichi—. ¿Y tú a dónde iras? Escuché de Takeru que has estado tomando clases de apoyo. ¿Te has decidido ya? —preguntó.

—Para la carrera que busco no se requiere de mucha especialización… solo de conocimientos de administración general —aseguró Taichi, ganándose las miradas de curiosidad de Sora y de Yamato—. La Universidad Ambiental de Tottori… —finalizó, y tanto Sora como Yamato parpadearon un par de veces.

—¿Tan lejos? ¿Ambiental? —se sobresaltó Yamato, y Taichi se mostró incomodado por sus reacciones—. Ya sé que no eres muy listo pero, ¿una especialidad en el medio ambiente? ¿Te estás burlando? —se cruzó de brazos Yamato.

—Mira astronauta que yo no te critico tus elecciones de carrera —enunció Taichi, sorprendiendo a Sora mientras enunciaba la razón del descontento que tuvo con su ahora exnovio—. Sé que está lejos pero… el año pasado se abrió en la facultad de Administración de Negocios la carrera de Administración Regional… y es una carrera con futuro en el área en que pienso especializarme… eso es todo —agregó ruborizado.

—Un momento… —se puso pensativa Sora—. ¿No era Tottori la prefectura donde Meiko…? —y tanto Sora como Yamato intercambiaron miradas de complicidad—. Así que… Tottori… una elección muy peculiar de carrera considerando que la Universidad de Tokio está mucho más cerca y también tiene especialidades en la rama de los negocios —se burló Sora.

—Y yo que pensaba que estudiaríamos juntos para ingresar a la misma universidad. ¿Quién diría que no sería así? —señaló Yamato—. Pero, supongo que la Universidad de Tokio era un reto demasiado grande, una facultad de reciente creación como la de Administración de Negocios en la prefectura de Tottori es más accesible, definitivamente no tiene que ver con cierta persona de cabellera larga y negra con anteojos —se burló Yamato.

—Sí, que graciosos, sabía que entenderían perfectamente mi situación —se fastidió Taichi, pero entonces se puso serio—. Pero los exámenes de admisión empiezan en 2 meses, no creo que la situación del Digimundo se solucione para entonces, además de que el examen de admisión no es exactamente en línea, y debo comenzar a ver departamentos —aseguró.

—Vaya, es una lástima que no tengas una amistad significativa para ti que pueda hacerte el favor de investigarlos por ti… quien sabe, tal vez si se comparten gastos les sea más accesible —continuó burlándose Yamato, molestando a Taichi, que se limitó sin embargo a soltar aire sabiendo que sería el receptor de las burlas de Yamato por un largo rato.

—Bueno, ya, mucho de atormentarme a mí, ¿a dónde irás tú, Sora? —le preguntó Taichi, y Sora se apenó un poco por convertirse en el centro de atención—. ¿Te moverás muy lejos de Odaiba? —volvió a preguntarle.

—Bueno… tal vez no de Odaiba… pero sí de Tokyo… —miró Sora a Yamato, que la miró de regreso con preocupación—. Me inscribiré al Colegio de Diseño y Moda de Yokohama… —les explicó Sora, y Taichi asintió, aunque geográficamente no se ubicaba.

—A una hora de Tokio… —susurró Yamato, y Taichi le prestó atención a sus palabras—. No es nada… pero tal parece que, aunque algunos estaremos más cerca de Odaiba que otros, nuestros estudios van a separarnos. ¿Podremos realmente con todo esto? Joe ya está en Minato, que no será Tottori pero está lejos de todas formas. Los únicos que se quedan en Odaiba son Koushiro, Takeru y Hikari, y ni hablar de Mimí, ya se había despedido para regresar a Nueva York, incluso le habían hecho una fiesta de despedida. Y ahora ha movido su fecha de salida indefinidamente, sea por el aeropuerto que quedó en ruinas o no, es solo cuestión de tiempo para que se vaya —les explicó Yamato.

—Es muy problemático el caso de Mimí —suspiró Taichi, mirando el reloj del salón de clases—. Todo parece indicar, que nuestro enemigo en común no es solo KingEtemon, ni los Amos Oscuros… o el no poder acceder al chip Jorgress de Omnimon, sino el tiempo mismo —les explicó Taichi, y tanto Yamato como Sora asintieron—. Si no terminamos esto antes del fin del año escolar… será muy complicado después.

Aula 1-C.

—Y entonces no pude tomar mi vuelo —les explicaba Mimí a sus compañeras de clase, las pocas que le quedaban como amigas, pues pese a que Mimí era muy popular, existía el resentimiento de algunas por saber que ella era parte del grupo de jóvenes que mantenía contacto con los Digimon. Sabían también de Koushiro, pero era tan hermético, y solo convivía con Taichi, Yamato, Sora y Mimí, que muy poco les importaba a sus compañeros si él estaba involucrado o no. Aunque a algunas, como a sus amigas, les importaba Koushiro por otras razones—. Eso significa que me quedaré al menos hasta la graduación de los de tercero… —comenzó Mimí jugueteando con su cabello—. Al menos… así será si no cambia nada… —se dijo a sí misma, sin percatarse de que había dicho aquello en voz baja—. ¿Qué? —se preguntó.

—¿En verdad no lograste nada ayer? ¿Qué tiene Izumi en la cabeza? ¿Rocas? Para alguien tan listo seguro que es denso —se quejó una de las amigas de Mimí, preocupando a la portadora del emblema de la pureza, que les había contado a ellas sobre su flechazo por Koushiro, mismo que era evidente que era reciproco, pero que Koushiro se empeñaba en ignorar—. No sé qué le vez a ese chico. Ni siquiera está guapo, está más guapo el chico ese que nos comentaste que se te declaró en Estados Unidos, ¿cómo era que se llamaba? —preguntó su amiga.

—Michael —le contestó otra de sus amigas a Mimí, incomodándola—. Ese chico sí que era guapo. ¿Por qué lo rechazaste? No me digas que fue por Izumi, vivías en Estados Unidos, ¿por qué perder el tiempo pensando en chicos del otro lado del mundo cuando un rubio de ojos verdes se te declara? Además, ¿rechazarlo por un nerd? Mimí no solo tiene mal gusto en comida sino en chicos también —se burló un poco su amiga.

—¿Verdad que sí? —contestó una tercera—. Pero ya enserio. ¿Qué le vez? ¿Por qué te atrae tanto? —le preguntó la tercera—. ¿No será que tan solo juegas con sus sentimientos porque es divertido para ti? Yo lo haría. Escuché que en secundaria alguien se le declaró a Izumi con una carta de amor, y lo citó en un restaurante, el tonto estuvo esperándola por casi 3 horas y regresó a casa desilusionado —se burló su amiga, molestando a Mimí—. Es un perdedor, ya supéralo —insistió.

—No es un perdedor… —respondió Mimí en un susurro, y sus amigas la miraron con curiosidad—. Puede ser distraído, insensible, incluso hasta insoportable cuando se concentra en su computadora. Muchas veces he llegado a sentir repudio y odio por él por el cómo me ignora todo el tiempo… incluso ahora… estamos hablando de él en el mismo salón, y ni siquiera se da cuenta por andar perdido en su computadora… —lo miró Mimí desde su lugar al frente del salón, mientras Koushiro estaba en el pupitre de hasta el fondo trabajando en su laptop sin perder la concentración—. Pero… no puedo odiarlo por eso… dependemos mucho de él… sin Koushiro… seguramente hubiéramos perdido hace mucho tiempo… no vuelvas a llamarlo perdedor —reafirmó con molestia.

—Wow… de verdad le gusta… —contestó una de sus amigas, y las otras asintieron—. Ya que confirmamos que tienes mal gusto en comida y en chicos, y que no es una forma de aprovecharte de Izumi por su inocencia. Dinos, ¿qué te atrae de él? —preguntó nuevamente.

—¿Qué me atrae de Koushiro? —se preguntó Mimí, y miró a Koushiro detenidamente mientras trabajaba, y se puso pensativa—. Me gustan los pelirrojos —sonrió, y sus compañeras se sobresaltaron, pensando inclusive que no hablaba enserio—. Además… siempre, desde que íbamos juntos a la primaria, siempre intentaba llamar su atención. Nunca lo conseguía claro, pero lo intentaba todo el tiempo. Él pensaba que yo era molesta, y yo pensaba que él era odioso. Me hacía llorar mucho, pero siempre buscaba una forma de demostrarme que le importaba. Al principio lo hacía por arrepentimiento claro, no tenía opción más que convivir conmigo porque pertenecíamos al mismo grupo de amigos, así que teníamos que hacernos amigos nosotros también —recordó Mimí mientras se recargaba en su mano y se perdía en sus memorias, los días en el Digimundo en su primer aventura—. Hizo algunas cosas que me conmovieron, y me hizo pensar que le importaba de una manera especial… pero… siguió siendo indiferente, incluso cuando conoció a Michael… —y sus amigas se sobresaltaron por la sorpresa—. Entonces, descubrí una forma en que él y yo podíamos charlar… él se desvelaba mucho trabajando, era el único que estaba despierto cuando yo estaba despierta de mis 7 amigos. Intercambiamos textos varias veces, siempre que fuera por la computadora o el celular me prestaba atención, era muy divertido. Hablábamos de tonterías, era el único momento en que no se perdía en su computadora y me prestaba atención… incluso se esforzaba por usar palabras normales, no sus habituales habladurías de geniecito —y las chicas intercambiaron miradas, no comprendiéndolo del todo—. Llegó el momento… en que tan solo esperaba el que Koushiro contestara a mis mensajes… y cuando tenía un nuevo correo, o sonaba la alerta de mi celular, inmediatamente se me paraba el corazón, ¿es romántico, no creen? —preguntó, y sus amigas por fin comenzaron a entender el flechazo de Mimí—. Pero no fue hasta que Michael se me declaró… que por cierto ya tenía mucho tiempo esperando su declaración con ansias… —apuntó, preocupando a sus amigas—. Fue entonces que me di cuenta… que un mensaje de Koushiro… era más importante para mí que Michael llegando con globos de corazón, un ramo de rosas y chocolates. Michael era atractivo… detallista… y aunque Koushiro no me parece mal parecido digo… Michael está muy por encima… pero… él me hace sentir… que su amor es inocente… puro… —finalizó ella, y sus amigas intercambiaron miradas.

—Mira esto… —se paró de su pupitre una de sus amigas, tomó aire, y gritó con fuerza—. ¡Izumi! ¡Mimí te ama! —todo el salón prestó atención en ese momento, algunos inclusive que no tenían ni idea de que la chica más bonita del salón tuviera sentimientos por el nerd del mismo, y Mimí se preocupó un poco y miró en dirección a Koushiro, quien estaba inmensamente concentrado, y no se percató de que le habían gritado—. ¿Vez? Puedes pensar lo que quieras, entre tú y su computadora su computadora siempre va a ganar —aseguró la chica.

—No es que no me moleste que pase eso pero… te aseguro que te equivocas… —tomó Mimí su celular, y comenzó a mandarle un texto a Koushiro—. 'Tengo sed… vamos por unas bebidas… ' —finalizó Mimí y mandó el texto, e inmediatamente el celular de Koushiro sonó, y él atendió al mensaje, leyó el texto, y continuó trabajando, rompiéndole el corazón a Mimí, mientras la supuesta amiga sonreía triunfante, aunque el gusto solo le duró un par de minutos, en los que Koushiro cerraba su computadora, guardaba las cosas en su mochila, y caminaba hacia Mimí.

—Es hora libre por la asamblea de los profesores pero… ¿no se molestará el profesor si vamos por una bebida? —le preguntó Koushiro, y entonces notó a las demás chicas—. ¿Puedo? —preguntó Koushiro algo nervioso, y las amigas de Mimí asintieron—. ¿Solo es una bebida, verdad? —preguntó apenado.

—Solo una bebida y de regreso al salón, no te preocupes —le sonrió Mimí, poniéndose de pie, y abrazando el brazo de Koushiro, incomodándolo—. ¡Koushiro! ¡Eres mi favorito! ¡Ajajaja! —agregó Mimí con ternura, sorprendiendo a todos sus compañeros de clase e incomodando a Koushiro aún más, mientras Mimí tiraba de su mano, sacándolo del salón, pero antes de irse, viró a ver a la amiga que la molestaba, y le sacó la lengua de forma infantil—. Qué divertido —se alegró Mimí, y Koushiro la miró con curiosidad—. No tiene importancia —aseguró.

—Su-supongo… —le respondió Koushiro, y caminó con Mimí por los pasillos, mientras todos los compañeros del aula 1-C se asomaban por la ventana y los miraban con sorpresa. Koushiro se percató de las miradas y se preocupó un poco—. ¿Cómo es que a donde quiera que vamos, nos convertimos en el centro de atención? —se preguntó Koushiro, notando las miradas, algunas de repudio, de sus compañeros de clase—. Todos nos están viendo. Podrían hacerse ideas equivocadas —le comentó Koushiro.

—¿Tú crees? —le preguntó Mimí, y entonces le tomó de la mano, pero no de la forma en que pareciera inocente y amistoso, sino entrelazando sus dedos con los de Koushiro, ruborizándolo—. Acabo de darles la idea correcta, ¿no crees? —más el rostro rojizo de Koushiro fue su única respuesta—. Debes tener mucho calor, vamos por nuestras bebidas —le guiñó el ojo, y Koushiro no pudo defenderse, y se dejó guiar por Mimí.

Edificio de Secundaria. Aula 6-A.

—Koushiro dice que los Digivice funcionan correctamente. Pero la habilidad de digievolucionar a Patamon y a Gatomon con los Digimetales parece haberse perdido —le comentó Takeru a Hikari, con quien compartía el almuerzo con sus pupitres pegados uno contra el otro. Hikari se mantenía preocupada, observando su Digivice con preocupación—. Pero fuera de eso, nada parece estar dañado. No tenemos de qué preocuparnos —le explicó intentando tranquilizarla.

—Aun así… si en el Digimundo no podemos digievolucionar normalmente, ¿no serían importantes los Digimetales? ¿Podemos confiar que solo por estar nosotros presentes, nuestros Digimon podrán digievolucionar con normalidad? —preguntó Hikari, y Takeru no supo qué responderle—. Sé que el superior Joe nos recomendó que nos concentráramos en nuestras vidas mientras Koushiro encontraba una solución pero… ya sufrimos mucho contra Ordinemon. Quisiera que por una vez tuviéramos más control sobre lo que hacemos —aseguró Hikari.

—Todo estará bien… —intentó tranquilizarla Takeru, colocando su mano sobre la de Hikari, y su amiga asintió, sintiéndose tranquila estando a su lado—. Después de Ordinemon, Homeostasis e Yggdrasil, ¿qué podría incomodarnos? El superior Joe tiene razón, el seguir con nuestras vidas es tan importante como el Digimundo. Nos preocuparemos cuando Koushiro descubra algo —aseguró Takeru, y Hikari asintió. Entonces el celular de Takeru sonó con el tono de mensaje, y dejó la mano de Hikari para contestar.

—¿Tu novia? —le preguntó Hikari, y Takeru asintió mientras contestaba el mensaje—. No me la has presentado aún, pensé que era tu mejor amiga. ¿Y si es una de nuestras compañeras y te envió ese texto porque te vio tomarme de la mano? —se burló Hikari, aunque a sus adentros la verdad era que se sentía celosa.

—Si eso pasara y eso le molestara, entonces no es la persona indicada para mí —le contestó Takeru con tranquilidad, y aquello pareció levantar un poco los ánimos de Hikari—. ¿Estás celosa? —se divirtió un poco Takeru con sus reacciones, pero Hikari se las arregló para fingir que no pasaba nada en absoluto—. Apenas tenemos un par de días saliendo. Ni siquiera ser si congeniaremos lo suficiente. Podría incluso no funcionar —aseguró apenado.

—Eh… Takeru es muy popular —agregó Hikari mientras tomaba su bebida y la abría para acompañar sus alimentos, y de pronto su mirada se perdió en la misma—. ¿Y si no funciona, qué sigue? ¿Cómo superas el rompimiento? Yo no lo sé, porque nadie jamás se me ha declarado, yo no soy tan popular como Takeru —aseguró mientras bebía.

—Yo creo que sí eres muy popular —comentó Takeru algo intranquilo, y desviando la mirada, mientras observaba a sus compañeros refunfuñando con desprecio en su dirección—. ¿Me pregunto por qué nadie lo intentará? Aunque es obvio que yo soy el problema —se susurró a sí mismo.

—¿Tú el problema? —preguntó Hikari, y Takeru notó que había dicho aquello en voz alta—. ¿Cómo podrías, si siempre estás pensando en otras chicas y nunca en mí? —y tras decir aquello último, ambos se ruborizaron—. Ah, no pretendía… —intentó corregir Hikari.

—No, no, comprendo a lo que te refieres —prosiguió Takeru apenado, y ambos intercambiaron incomodas miradas—. La situación se puso tensa… —se susurró a sí mismo Takeru, mientras Hikari continuaba comiendo, aunque un tanto ruborizada—. En todo caso, sin los D3, la puerta al Digimundo está cerrada. Pero la pregunta no es si puede volver a abrirse o no —cambió el tema Takeru, y Hikari supo que era para mejor—. Sino si podrá cerrarse una vez que se vuelva a abrir —se preocupó Takeru, y Hikari compartió su preocupación.

Universidad de Minato.

—Si… acabo de terminar de llenar la papelería y pagar las cuotas de inscripción —hablaba Joe utilizando su celular, y mientras intentaba acomodar todo en su bicicleta—. Lo lamento… pero no será posible. Voy a reunirme con unos amigos saliendo de clases… oh… pero podemos estudiar juntos para el examen si quieres este fin de semana, de verdad lo siento —prosiguió Joe, hablando por el celular con su novia, a quien rara vez podía ver por las presiones de los exámenes de admisión y sus exámenes finales de la preparatoria—. Puede ser en mi casa si quieres, tengo un amigo especial a quien quiero presentarte… aunque podría sorprenderte un poco… —prosiguió Joe en su conversación, recargándose en su bicicleta, y con su peso tumbándola, comenzando una reacción en cadena que terminó por derribar todas las bicicletas aparcadas, horrorizando a Joe—. ¡Qué mal! —se sobresaltó Joe, levantando las bicicletas una por una—. No… no era a ti… tan solo, estoy un poco distraído últimamente —confesó, y la voz del otro lado de la línea intentó tranquilizarlo—. Es muy difícil poder mantener un equilibrio entre la vida social y los estudios… y presiento que va a complicarse aún más… solo espero… que tengas la suficiencia paciencia para esperarme… —le comentó Joe, y la voz del otro lado de la línea se mostró comprensiva—. Si… son mis amigos… algún día pretendo presentártelos, no te preocupes… pero, siempre estamos ocupados. Para ellos es más sencillo, ellos continuaron creciendo juntos, yo me distancié un poco, y pese a que ellos no quieren admitirlo, ya tienen a las personas que más les importan a su lado, por eso la pasan mejor que yo, jajaja —se burló un poco Joe, y asintió un par de veces mientras escuchaba a su novia—. No lo olvido, ¿cómo podría hacerlo? Encontraré el tiempo de pasarlo contigo, lo prometo —aseguró, y la conversación se calmó—. Si… suerte en tu examen de admisión, celebraremos más tarde —y Joe colgó el teléfono, y suspiró—. No saben la suerte que tienen ustedes, yo no tengo ni idea de cómo reaccionará mi novia cuando conozca a Gomamon. Tal vez debí aprovechar mi oportunidad y hacerme con una novia dentro de mi grupo de amigos pero… —sonrió Joe, mirando el nombre en su lista de contactos—. Algunas personas no fueron hechas para estar juntas. Otras son muy tercas para conformarse, pero descuiden, esta vez no voy a descuidarlos, amigos —subió entonces Joe a su bicicleta, y comenzó a dirigirse a Odaiba.

Oficina de Koushiro.

—¡Taichi! —resonó el grito de Agumon, que salió de la pantalla principal de la oficina de Koushiro, donde había estado encerrado junto a los otros Digimon, y fue a encuentro de Taichi, quien apenas llegaba a la oficina de Koushiro para ser derribado por el emocionado Digimon—. ¡Tengo hambre, Taichi! —enunció Agumon con alegría.

—Tú siempre tienes hambre —se burló Taichi, mientras el resto de los Digimon salía de la pantalla principal, e iba a reunirse con sus respectivos compañeros—. ¿Ya estamos todos reunidos? ¿Falta alguien? —se preguntó Taichi mirando al grupo. Estaban Yamato y Sora, sentados en diferentes extremos de la habitación con sus compañeros Digimon, Takeru y Hikari estaban sentados con ellos, el primero con su hermano, la otra con Sora. Joe estaba junto a Koushiro en su computadora, solo faltaba una persona—. ¿Y Mimí? —se preguntó Taichi, y el rostro de preocupación de Koushiro no se hizo esperar—. Esto va a ser divertido —dedujo Taichi lo que pasaría, cuando entonces escuchó a Mimí entrar corriendo a la oficina desde la puerta que daba a la habitación de Koushiro.

—¡Está increíblemente equipada! ¡Podría mudarme aquí! ¡Di que sí, Koushiro! —llegó Mimí sumamente emocionada, sin percatarse que el resto de los invitados había llegado, y que Koushiro se ruborizaba demasiado por lo que estaba ocurriendo—. Oh, ya llegaron. ¡Todos! ¡Koushiro tiene toda una casa en su oficina! ¡Tiene una habitación, un baño con tina, y la vista desde su cuarto es impresionante! ¡Debe verse muy bien de noche! ¿Puedo visitarte de noche? —preguntó ella inocentemente.

—Definitivamente no puedes hacer eso —reprendió Joe, y Mimí lo miró con curiosidad—. Sé que eres demasiado inocente, pero todo lo que dices puede malinterpretarse horriblemente, vas a darle a Koushiro un paro cardiaco —apuntó Joe.

—Me pregunto qué tanto de lo que dice Mimí es inocencia y que tanto lo dice enserio —susurró Yamato a Takeru, que sonrió por el predicamento de Koushiro—. Dudo que Mimí sea tan cabeza de aire, algo se trae —continuó Yamato.

—Es Mimí de quien estamos hablando. Yo no estaría tan seguro —le respondió Takeru, que entonces sintió la sombra de Mimí rodearlo, y ella le pellizcó las mejillas con fuerza, estirándoselas—. ¡Mimí! —se sorprendió Takeru.

—Esperaba esos comentarios de Yamato, pero de ti Takeru, ¿qué te ha pasado? —le estiró más los cachetes, sacando las risas del grupo—. Pero si quiero quedarme más tiempo en Japón necesito de un departamento. Mi padre ya terminó sus negocios aquí, y está ansioso de regresar a casa, y se negó rotundamente a dejarme un departamento para mí sola. Necesito donde quedarme. ¡Sora! —agregó Mimí con entusiasmo—. ¿Puedo? ¿En tu casa? —pidió con ternura.

—No es como que no quiera pero… tengo que consultarlo con mi madre, no puedo tomar la decisión así como así —aseguró Sora, con un poco de nerviosismo por las reacciones de Mimí, quien no se molestó en absoluto y miró a Koushiro detenidamente.

—Pero Koushiro si puede decidirlo si él quiere —miró Mimí a Koushiro, que se preocupó más que nunca en ese momento, y todo el grupo comenzó a burlarse—. Es tu oficina después de todo. No necesitas el permiso de tu madre, ¿o sí? —le preguntó.

—Siento pena por Koushiro —agregó Hikari susurrándole a Taichi, que estaba igualmente divertido—. Definitivamente Mimí no pretende recibir un no por respuesta, en lo del departamento, y en otras cosas —dedujo ella, mientras miraba a Takeru con curiosidad—. Algunos… son más valientes que otros, ¿verdad? —se dijo a sí misma, y en ese momento Taichi soltó una mirada de descontento en dirección a Takeru, que sintió la mirada a distancia.

—Lo discutiremos después, Mimí —interrumpió Koushiro, intentando recuperar algo de orden en el lugar—. No es eso a lo que todos vinieron hoy —y el grupo comenzó a entrar en silencio, y todos esperaron a que Koushiro continuara—. He estado monitoreando a través del Digimundo, la interferencia de los Digivice desapareció por completo cuando la puerta al Digimundo fue abierta por los D3, liberando a los Amos Oscuros en nuestro mundo. Pero, una vez que los Amos Oscuros y nuestros Digimon regresaron, la puerta se cerró nuevamente, y ni KingEtemon logró abrirla con todo su poder —continuó Koushiro, tecleando en su computadora, y de pronto la pantalla que los Digimon utilizaban para entrar en la dimensión portátil creada por Koushiro, comenzó a proyectar un mapa del Digimundo—. Sin embargo, el abrir la puerta al Digimundo, restauró la continuidad en ambos mundos a la normalidad. El tiempo ahora fluye de igual manera en ambas direcciones, y a pesar de que la puerta al Digimundo continua cerrada, pude ingresar nuevamente a los datos del Digimundo, descifrarlos, y formar este mapa del Digimundo como prueba de que el tiempo se ha restaurado a la normalidad —navegó el Digimundo Koushiro, mostrando varias zonas desde una altura considerable.

—Se ve mejor que el dibujo de Taichi de la Isla File —se burló Yamato, molestando a Taichi, quien lo miró en señal de descontento—. ¿Podemos volver a ingresar al Digimundo? —le preguntó Yamato, y Koushiro lo pensó.

—Los D3 podían hacerlo, y tengo el respaldo de la información de los D3 en mi computadora —mostró en pantalla Koushiro una carpeta, con varios archivos con la información de los D3 de Takeru y Hikari, aunque sabía que nadie más que él podía entenderlos—. Es algo que llevo varios años estudiando, los D3 parecen tener un lenguaje de programación diferente del lenguaje de programación utilizando en los Digivice, el código es mayormente el mismo, por lo que completar el código del D3 en los Digivice debería ser cuestión de adecuar un lenguaje de programación al otro. He logrado separar las líneas de código faltantes, y traducirlas al lenguaje de programación de los Digivice anteriores, pero sin conocer el hardware con el que está hecho el Digivice, no tengo forma de saber si las capacidades del Digivice conforman al menos los requerimientos mínimos para que la nueva programación pueda completar el Digivice. El hardware de lo que compone a los Digivice es algo que nunca me he atrevido a analizar por el temor de que deje de funcionar… pero los D3 alguna vez fueron Digivices comunes que cambiaron su programación al nuevo lenguaje, completando su código, pero actualizando el hardware de igual manera… —prosiguió Koushiro, pero Taichi lo detuvo en su explicación.

—Koushiro… no entendemos la mitad de lo que estás diciendo… —le recordó Taichi, y tras ver al resto del grupo, comprendió que muy pocos eran capaces de seguirle el ritmo a su conversación—. ¿Puedes bajar el nivel de conocimiento a uno más asimilable? —preguntó.

—Pensé que ya lo había hecho —explicó Koushiro—. Es mucho más complicado que lo que les mencioné, pero supongo… que no a todos les interesa la tecnología como a mí —y Koushiro lo pensó con detenimiento—. Supongamos, que tengo un disco de instalación, y que puedo utilizarlo para instalar la llave al Digimundo que se encontraba en los D3, a los Digivice de los demás. El disco está listo para ser aceptado por el Digivice, pero el Digivice es muy viejo para recibir esta actualización, necesita piezas más nuevas, como las del D3, que el Digivice no tiene. En teoría, podría intentar instalarlo de todos modos, pero si las piezas del Digivice no son compatibles con el disco de instalación… los Digivice podrían estropearse, y no creo tener una forma de repararlos, ya que jamás he abierto uno. El solo hecho de arriesgarme a hacerlo… me aterra… ¿y si lo descompongo y no puedo arreglarlo? Jamás podríamos regresar al Digimundo —terminó de explicarles Koushiro.

—Esa es una explicación más digerible —respondió Yamato—. En conclusión… instalamos este programa, y si no funciona, jamás podremos regresar al Digimundo… ¿y si funciona? —preguntó Yamato, y miró a Koushiro con curiosidad.

—Los Digivice serían la llave de entrada al Digimundo desde cualquier medio digital. Pero dependiendo de los cambios en la morfología del Digivice… podríamos controlar en qué lugar del Digimundo se abre la puerta —les aseguró Koushiro, mostrando el mapa nuevamente—. Ingresé este mapa como un adjunto del código fuente del D3. En teoría, si esto funciona… podré controlar desde mi computadora dónde aterrizar en el Digimundo —aseguró.

—Eso definitivamente es más ventajoso que aterrizar siempre en la Isla File y esperar el próximo transporte Whamon —aseguró Taichi, y el grupo asintió—. Pero… ¿y si la instalación falla? No volveríamos al Digimundo —se preocupó Taichi.

—Es por esta razón que no puedo tomar la decisión yo solo… —les mencionó Koushiro—. Si me equivoco… podría arruinarlo todo… nosotros estaríamos a salvo en nuestro mundo, pero el Digimundo continuaría en peligro. No me atrevo a dejar a un mundo que nos ha dado tanto morir por mi equivocación. Además… si dejamos al Digimundo desatendido, quien sabe qué consecuencias podría traerle a nuestro mundo. No sé qué hacer. Podría intentar con solo un Digivice pero… —se molestó Koushiro, pensándose a sí mismo un cobarde por no querer sacrificar su propio Digivice por que los demás volvieran al Digimundo, el solo hecho de no volver le era impensable. Pero entonces, Koushiro vio un Digivice en su mesa de trabajo.

—Puedes usar el mío —le sonrió Mimí, sorprendiendo a Koushiro—. Koushiro no haría a propósito nada malo, y si mi Digivice después de esto no puede abrir la puerta al Digimundo, voy a estar muy triste… —aseguró Mimí, pero miró a Koushiro con seguridad—. Pero si no funciona, me quedo con tu oficina —le guiñó el ojo.

—No voy a dejar que solo Mimí se quede sin ir al Digimundo —comentó Joe, colocando su Digivice en la mesa de igual manera—. Si no podemos regresar, no podremos regresar juntos —le sonrió Joe, y Mimí asintió en complicidad.

—Entonces yo también me arriesgaré —continuó Taichi, mirando a Koushiro fijamente—. No voy a faltar a la confianza de mi mejor amigo. ¿Cuándo nos has fallado, Koushiro? Seguramente no piensas empezar hoy —aseguró Taichi.

—Está decidido entonces —continuó Yamato, colocando su Digivice en la mesa también—. Pero si no funciona, me voy a molestar mucho, y no quieres verme enojado, así que asegúrate de que funcione —le recriminó Yamato.

—Koushiro es el más listo de todos, seguro no se equivocará —colocó su Digivice Takeru, y miró a Koushiro en señal de confianza—. Koushiro siempre ha estado allí para ayudarnos. Sin su ayuda seguramente no habríamos logrado llegar tan lejos. Yo confío en Koushiro —aseguró.

—Yo confío en Koushiro —prosiguió Hikari, colocando su Digivice en la mesa—. Si no funciona, encontraremos otra manera. Así que no te preocupes y haz lo que tengas que hacer —le aseguró Hikari, y por ultimo Sora colocó su Digivice

—Yo no quería ser la última pero todos se me adelantaron —aseguró Sora, sonriendo para Koushiro—. Pero es ofensivo, Koushiro. Todos somos amigos, los mejores. Siempre vamos a confiar los unos en los otros, no importa qué. Nada jamás podrá separarnos. Así que. Vamos todos juntos al Digimundo —le sonrió Sora, y Koushiro se conmovió.

—Vayamos todos juntos —se apresuró Koushiro, sacó algunos cables, y conectó todos los Digivice a su computadora—. Comienza la instalación —les explicó, y en la pantalla aparecieron los 8 Digivices, y se mostró sus respectivos procesos de instalación —la memoria de los Digivice parece ser suficiente para el nuevo juego de datos. Se está instalando ahora el adjunto con el mapa del Digimundo… —explicó Koushiro, y el cumulo de datos de los Digivice brilló en la pantalla—. Instalación completa… ahora… —comenzó Koushiro, mientras acercaba su dedo a la tecla enter, que le temblaba, inclusive había comenzado a sudar—. Solo tengo… que presionar enter… e inicializar el programa… pero… —se estremeció, y sintió la mano de Mimí tomar la suya, que entonces le ofreció su mano a Joe, quien la tomó de igual manera. Joe le ofreció la suya a Taichi, y Taichi tomó la de Hikari, quien tomó la de Takeru, quien tomó la de Yamato, quien miró a Sora algo contrariado, pero Sora tan solo asintió, y tomó de la mano de Yamato—. Chicos… —se conmovió Koushiro nuevamente, y determinación apareció en su rostro—. ¡Vamos al Digimundo! —gritó armándose de valor, presionó enter, y todos cerraron los ojos en señal de preocupación. Pasaron unos segundos, pero nada pasó—. No… no funcionó… —se deprimió Koushiro, mientras los Digivice no reaccionaban.

—¡Hace cosquillas! —agregó Agumon, abrazando la pierna de Taichi—. ¡Muchas cosquillas! —comenzó a reírse. Gabumon entonces se aferró a la pierna de Yamato, Tentomon a la espalda de Koushiro, Palmon a la cintura de Mimí, Biyomon al hombro de Sora, Patamon saltó a la cabeza de Takeru, y Gatomon se abrazó de la cintura de Hikari, Gomamon trepó al cuello de Joe, y se aferró con todas sus fuerzas—. ¡Siempre hace cosquillas! ¡Taichi! —enunció Agumon, y pese a que Taichi no lo comprendió, de pronto se escuchó el sonido de agua cayendo, mientras el techo de la oficina de Koushiro era reemplazado por la caída de agua digital, que arrasó con los Portadores de los Emblemas, quienes se aferraron a sus manos con fuerza.

—¡Está funcionando! —gritó Koushiro—. ¡Pero de una forma muy violenta! —se aferró con todas sus fuerzas Koushiro a la mano de Mimí, mientras el grupo era arrastrado por la corriente—. ¡No se suelten! —pero el agarre de Hikari fue el primero en flaquear, y por la sorpresa de alcanzarla, Taichi y Takeru soltaron a Joe y a Yamato, y el caos reinó mientras todos se separaban, y las mareas comenzaban a arrastrarlos—. ¡Sujétense! —gritó Koushiro, abrazando a Mimí con fuerza, Yamato intentó llegar ante Takeru, pero tras ver a Sora siendo arrastrada, se aferró a ella en lugar de a su hermano, Takeru logró sacar a Hikari a flote, y aunque Taichi estaba cerca también, la corriente lo impactó contra Joe mientras la puerta del Digimundo se abría, alejando al grupo más y más.

Digimundo, Continente Server. El Palacio del Rey Mono. Habitación del Trono.

Una alarma resonó por todo el Palacio del Rey Mono, mientras QueenChessmon observaba lo que no pensó ver jamás. En el orbe en el cual el Rey Mono solía mirar al Digimundo, y que era una representación de un globo terráqueo Digital, comenzaron a aparecer 4 grietas.

—La puerta al Digimundo se está abriendo —miró QueenChessmon las grietas, mientras usaba a Terriermon y a Lopmon como soporte para sus piernas, y los pequeños y temblorosos Digimon se veían obligados a soportar el peso de la Reina Negra—. Las decisiones del Rey Dorado son muy molestas. Debió acabar con esos mocosos mientras podía —enfureció QueenChessmon, y entonces escuchó la puerta de la habitación del trono ser abierta con violencia, y encontró a su marido, KingEtemon, corriendo con una toalla amarrada a la cintura, una red para el cabello alrededor de su corona, un patito de goma apresado en su axila izquierda, y un enorme cepillo en su mano derecha, mientras corría todo mojado y con espuma de jabón alrededor de todo su cuerpo—. ¡Mi rey! —se molestó QueenChessmon, ruborizándose.

—¡Ni que no me conocieras los pectorales mi reina! ¿Pero qué es esa alarma tan molesta que interrumpe mi baño de belleza real? ¿Y por qué usas a mis peluches como tu soporte para los pies? —se molestó KingEtemon, pero la reina le prestó poca importancia, mientras KingEtemon se dirigía a su orbe—. Oh… lo hicieron de verdad. ¡Abrieron la puerta! —se alegró KingEtemon.

—No entiendo como eso te hace feliz —se molestó QueenChessmon—. Con tus acciones permitiste que esos niños llegaran al Digimundo. Si te hubieras mantenido al margen, hubiéramos conquistado todo el Digimundo —aseguró ella.

—Nah, nah, nah, no contradigas a tu rey —le apuntó KingEtemon—. No estás viendo la mejor parte, querida mía. Esos niños son exactamente lo que necesito para que mi plan de conquista sea todo un éxito —le aseguró KingEtemon, y QueenChessmon se cruzó de brazos incrédula—. ¿Por qué conformarme con el Digimundo si allí afuera hay un mundo más sumiso y conquistable? El Digimundo está gobernado por la gran voluntad Yggdrasil, pero allí afuera no hay una gran voluntad, allí soy enteramente invencible, y esos niños poseen la llave de llegar a ese mundo. ¿Puedes imaginarlo? Un mundo sin la gran voluntad. Solamente tuyo y mío mi amor —se acercó KingEtemon, abrazando la cintura de QueenChessmon—. Esos niños poseen los emblemas que son capaces de abrir la puerta al mundo de los humanos en el interior de sus almas, y yo voy a extraer esos emblemas. Pero antes de hacerlo, necesitamos separar a estos niños —tomó la esfera con sus manos KingEtemon, y comenzó a rodearla con datos oscuros—. Si mis niños se creen tan listos, les demostraré que yo lo soy más. Voy a separarlos por entre los continentes, juntos son peligrosos pero separados no son nada, seguro que mis Sub-Reyes podrán capturarlos y enviarme sus emblemas, hay pero que listo soy —sonrió KingEtemon, viendo las grietas lanzar desde su interior 8 comentas en dirección a diferentes continentes.

—¿No crees que estás tomando todo esto con demasiada calma, rey mío? —le preguntó QueenChessmon—. Si no te conociera, pensaría en que confías en que los Portadores de los Emblemas se harán más fuertes y vendrán a enfrentarte. ¿Qué te da tanta seguridad en tu poder? —le preguntó QueenChessmon.

—Nadie sabe lo que pasa en mi bella y hermosa mente reina mía. Solo debes saber que lo que hace tu rey lo hace por el bien del Digimundo —sonrió KingEtemon, pero QueenChessmon tenía sus dudas—. ¿O acaso no he conquistado ya 6 de los 10 reinos? Solamente tienes que confiar en mí. El Digimundo estará unido bajo un solo estandarte, y no habrá emblema que pueda someternos. Ahora, si no te molesta, hace frio y estoy todo mojado —comenzó a temblar KingEtemon, y QueenChessmon desvió la mirada—. Venga reina mía, el baño real nos espera —comentó KingEtemon tomando a su reina de la cintura.

—¿Por qué debería…? —se molestó ella, pero entonces sintió a KingEtemon darle un masaje, y ayudarla a relajarse—. Oh… rey demente… siempre encuentras la forma de animarme —le comentó frotándole la barbilla, sonrojando a su rey—. Pero antes, debo saberlo. ¿Puedes derrotarlos en verdad? —le preguntó la reina.

—Querida mía, es muy sencillo —le sonrió KingEtemon—. Si yo no puedo derrotarlos, el Digimundo en verdad estará perdido —y para sorpresa de QueenChessmon, KingEtemon la cargó como a una princesa—. ¡Terriermon! ¡Lopmon! ¡Que nadie me moleste! ¡Mi reina y yo tenemos asuntos reales que atender! ¡Pero informen a los Sub-Reyes… quiero esos emblemas! ¡El futuro del reino, y de todo el Digimundo, depende de que estén en mis manos!