Capítulo 20. Write on me.

Miras con reverencia el azul de las montañas que los rodean a ti y a Victor mientras sus pasos se pierden en la soledad del camino desierto de Parque Nacional de Suiza que los dos quisieron visitar antes de asistir a la ceremonia donde aquella noche, se te hará entrega del premio de mayor reconocimiento que un escritor pueda recibir.

Tus ojos marrones, esos ojos que han visto el ir y venir del mundo por casi medio siglo de vida están llenos de luz y de alegría y de verdad no puedes creer que un hombre como tú, que ese hombre que empezó a escribir simplemente porque dentro de él había demasiadas historias que pedían ser contadas por medio de sueños o de canciones, sea ahora llamado uno de los mejores escritores del mundo y que por eso, por el eco de tus obras de fantasía y todas las que vinieron después de "El castillo de hielo", ahora estés en aquel hermoso país esperando a recibir un reconocimiento que una parte de ti no cree merecer. Sin embargo, aquella gente en Suiza quiere reconocer tu carrera. Aquella gente en Suiza dijo que tu obra era una obra digna de formar parte de los anales de la historia. Todas esas personas piensas que tus historias, son dignas de ser recordadas mientras existan personas que puedan leerlas.

Tus labios sonríen y Victor recibe esa sonrisa como un rayo de sol que se filtra entre los oscuros nubarrones que coronan el cielo aquella mañana. Hace frío. No es el frío cortante de Rusia, es un poco más parecido al frío húmedo y verde de Japón. Victor sabe que esa sonrisa quiere decir que estás feliz pero que no sabes cómo expresarlo y que sigues preguntándote por qué eres tú de entre todos los escritores del planeta el que ha sido seleccionado para recibir el premio aquel año. Él puede leer en ti todas esas cosas porque te conoce bien así que dejará que seas tú quien exprese aquellos pensamientos sin que él tenga que traerlos a colación.

-¿Crees que mi idea de invertir el premio monetario que recibiré en becas para escritores noveles sea buena?- dices tú de repente y sabes que estás usando aquella pregunta simplemente para demorar en llegar al verdadero tema que está rondando tu cabeza.

-Es una brillante idea como todas las que tienes siempre, mi Yuri- dice Victor con el mismo amor que te prometió sentir toda su vida una tarde de verano hace casi un cuarto de siglo atrás.

-Creo que todo el mundo merece la oportunidad de darle voz a sus historias ¿sabes?- dices tú con convicción-. Pienso que todo aquel que tenga una historia por contar merece ser leído, merece ser escuchado y hacer que su historia viva más allá de las hojas en blanco. El silencio es terrible, Victor, quiero hacer que muchas historias sean escuchadas, quiero salvar a muchas historias del silencio…

-Lo sé, mi Yuri- dice Victor asintiendo con fuerza-. Eso harás, no tengo la menor duda.

-Las palabras son importantes Victor…- dices tú como si el hombre que ha caminado al lado tuyo la mayor parte de tu vida no lo supiera ya-. Las personas de hoy en día ya no dejan que su alma sea capturada por la magia de las palabras pero las palabras son magia. Yo no sería quien soy si no me hubiera descubierto en las palabras, tú no estarías aquí conmigo de no ser por todas esas historias que alguien más me permitió decir en voz alta.

-¿Es eso lo que te preocupa, mi Yuri?- dice Victor con la sonrisa paciente que te ha dedicado siempre en los momentos más difíciles de tu vida-. Te preocupa que el comité que te ha seleccionado para recibir este premio no entienda del todo lo que tu obra significa ¿verdad?

-Sí…- admites tú y como siempre te sientes maravillado de que Victor pueda leerte con tanta facilidad.

Porque él entiende, él siempre te ha entendido sin necesidad de poner en palabras lo que te asusta decir porque de algún modo te sientes avergonzado de aquel temor. Y es que aquellos que se encargan de decidir si una obra vale o no la pena solo ven el resultado pero jamás lo que hubo detrás. Esas personas jamás vieron las lágrimas que hubo detrás de cada libro o que a veces hubo momentos en los que sentiste ganas de abandonar una historia, de romperla en mil pedazos o de reírte de ti mismo por esa pretensión de seguir escribiendo cuando sabías que ninguna historia podría ser exactamente como la que te habías imaginado antes de ponerla en palabras.

Y es que piensas que la escritura es como las montañas azules que te rodean ahora: las personas solo pueden mirarte una vez que llegas a la cima de ellas pero nadie se entera jamás de lo difícil que fue escalar hasta aquel punto. Y eso es lo que temes, temes que nadie entienda de verdad que tu montaña a veces fue imposible de escalar, temes que en la algarabía del premio la gente se olvide de que no eres perfecto, que de hecho fue la imperfección de tu ser y de tu corazón lo que te permitió crear todos aquellos mundos en los que personas de todas partes del mundo se han perdido contigo y a través de ti.

-Bueno, mi amor no debes preocuparte por eso- continua Victor hablando con aquella voz que suele usar en sus clases ahora porque tu compañero de vida se ha convertido en profesor de literatura en una prestigiosa universidad de Rusia, país donde los dos han vivido en estos últimos años-. Sé que tu obra ahora le pertenece también a millones de personas alrededor del mundo pero ¿sabes algo?

-¿Qué cosa?- preguntas tú perdido en los ojos azules de Victor que siempre consiguen que guardes la calma.

-Esas historias son solamente tuyas. En lo más profundo de tu alma, esas historias te pertenecen, son parte de ti- dice Victor sonriéndote con confianza-. Lo que quiero decir, Yuri, es que sin importar lo que la gente diga de tu obra sea eso bueno o malo, solamente tú sabes qué fue lo que te llevó a escribirlas, solo tú sabes que nadie más que tú habría podido escribir esas historias mejor que tú porque esa historia te eligió a ti por una buena razón. Mi Yuri no debe preocuparse por lo que sus libros significan para los demás porque mi Yuri sabe que esas historias son parte de lo más valioso y hermoso que hay en él. Esas historias son tu corazón de cristal vuelto palabras, mi Yuri. Solo tú conoces lo que hay en ese corazón mi Yuri, solo tú sabes el valor que ese corazón ha tenido para ti siempre así que festeja que el mundo te llame uno de los mejores escritores de la historia, lo mereces…

-No me siento así, Vitya- dices tú aferrando la mano de Victor con más fuerza-. Quizá el problema es que en el fondo no siento que soy ese escritor del que hablarán en la ceremonia…

-Bueno, pues lo eres Yuri Katsuki- dice Victor de forma seria-. Yo te lo he dicho desde siempre pero sigues sin creerme…

-Dices eso porque eres mi fan número uno- dices tú sintiéndote feliz nuevamente.

-Y como tu fan número uno puedo decirte que hubiera sido una injusticia que no te dieran este premio, es más, pensaba enviarle una carta al comité el año próximo diciéndoles que eran unos imbéciles si solamente volvían a nominarte en este ¿sabes?- dice Victor y algo en su voz te hace pensar que el hombre no bromea al mencionar aquello de la carta.

-¿Te he dicho ya que eres el mejor editor del mundo entero y el mejor compañero de vida de la historia?- dices tú sintiéndote de verdad agradecido y te detienes para besar los labios fríos de Victor quien sonríe en medio de su beso.

-Sí y me encanta oírlo- dice él haciéndote reír- ¿Qué quieres? soy adicto a los elogios de mi escritor favorito…

-Deberían de entregarte un premio a ti también- dices tú volviendo a caminar-. Después de todo, mi prolífica obra literaria es toda tu culpa Victor Nikiforov…

-¿Mi culpa?- dice Victor con aire divertido.

-Sí, tú siempre me haces escribir- dices mirando de nuevo ese rostro hermoso que se ha despertado a la vida a tu lado desde hace años-. En sueños, en la vida real, siempre me das un pretexto para escribir lo que sea…

-¿Soy tu musa?- dice Victor sonriendo felizmente.

-Sí…- dices tú riendo alegremente-. Eres todas las musas del olimpo para mí…

Victor sonríe con toda la luz de las estrellas en sus labios y te preguntas cómo es posible que una persona te haga sentir enamorado de nuevo mil veces en el mismo día. Porque así ha sido la vida al lado de Victor, un constante enamoramiento que con el paso de los años solo se ha hecho mejor a cada día porque sabes que como siempre él sigue siendo esa música que trae consigo el principio de una nueva historia que quizá no sea sino parte de la historia de los dos.

Y es que aquellos años a su lado solo podrían ser descritos como una época feliz, como una época llena de amor y de la presencia una persona que siempre te hace sentir acompañado, que siempre te hace sentir centrado y parte del mundo.

Sí, también han existido momentos difíciles, momentos en los que las palabras parecían querer escapar de ti una vez más, momentos en los que tuviste ganas de renunciar a todo porque así de inestable es el ser humano y no todo en la vida puede ser perfecto pero él, Victor Nikiforov y sus ojos azules siempre podían traer a ti la magia. Victor Nikiforov siempre tenía más confianza que tú en que podrías seguir adelante y esa fe te hacía consciente a ti de tu propia fuerza, del poder de convocar historias que siempre ha existido dentro de ti.

Al lado de Victor las historias han venido la una detrás de la otra como si no cupieran en ti, como si tuvieras que contarlas a riesgo de convertirlas en nada, en una nada dolorosa que no quieres volver a sentir dentro de ti. Y es por eso que no tienes miedo de decir que Victor es tu musa y que de hecho, el siguiente libro que los dos presentarán el año siguiente es ese libro que te prometiste escribir para él y para ti. Esas "Historias de nieve y sol" hablan de Victor y cuando tú mueras ellas esconderán en sus páginas un poco de ese amor inmortal que sientes en tu corazón ahora y que se quedará en esta tierra vuelto palabras, vuelto emoción gráfica. Por eso decides dejar de preocuparte, Victor tiene razón como siempre.

Aquel premio es solo un premio, un premio sí, importante para todo el mundo pero lo más valioso para ti es seguir caminando al hombre que sostiene tu mano y que ha sostenido tu corazón quizá desde el primer momento en el que sus ojos se quedaron quietos sobre tu piel.

-¡Yuri! ¡Vitya!- grita una alegre voz masculina interrumpiendo tus pensamientos y Victor y tú se dan la media vuelta para mirar a dos hombres atractivos que corren detrás de ustedes con una sonrisa de dicha pura en su cara.

Tus labios le devuelven la sonrisa a los gemelos Nikiforov que se dirigen a Victor y a ti con velocidad en sus pasos y con aquella envidiable gracia y seguridad que siempre han tenido sobre el asfalto y sobre el hielo. Y aunque Ivan y Alexey ya no son aquellos adolescentes traviesos con los que te encontraste al conocerlos, siguen siendo un par de hombres alegres y atractivos a los que siempre verás como parte de tu familia y sabes que ellos te ven del mismo modo a ti.

-¡De verdad temimos no llegar a tiempo!- dice Ivan deteniendo su carrera y acercándose a ustedes para abrazarlos con fuerza-. Gabrielle y Sophie se quedaron a descansar en el hotel, espero que no les moleste…

-No nos molesta- dices tú sintiéndote alegre de poder volver a ver a la esposa de Ivan y a la pequeña Sophie que aquel invierno cumplirá diez años de vida y que para Victor y para ti ha sido como la niña de sus ojos desde el momento en el que Ivan les dijo que sería padre- ¿Cómo están las dos?

-Cansadas- dice Ivan con una sonrisa franca que con el paso de los años se fue acentuando en él al tiempo que su seriedad desaparecía por completo-. Pero mueren de ganas por verte, Yuri. Sophie te ha extrañado de verdad, jamás podré competir con el tío Yuri a la hora de contar historias ¿sabes?

-¡Yo también la he extrañado!- dice Alexey llegando a ustedes y saludándolos con su característico puchero triste que por un momento lo hace parecer un muchacho de dieciocho años una vez más- ¿Cómo puedo ser el tío más perfecto del universo si mi sobrina está lejos de mí todo el tiempo? ¿Por qué Gabrielle y tú decidieron vivir en Estados Unidos? Tú sabías que toda nuestra familia está en Rusia, Vanya, lo hiciste a propósito.

-Dice el hombre que escapó a Japón persiguiendo al amor de su vida y quien no ha querido regresar de allá porque su Kenji Watanabe odia el frío de Rusia- dice Ivan riendo de las cosas que dice su hermano como lo ha hecho la vida entera.

-Para tu información, Ivan, Kenji y yo decidimos vivir en Japón porque mis chicas, Axel, Lutz y Loop Nishigori querían entrenar ahí- dice Alexey con calma-. Como su entrenador mi deber era hacer que se sintieran en casa y ha funcionado ¿no crees? ¿Quién es el único entrenador que ha logrado un 1-2-3 para Japón en un ciclo olímpico? ¡Oh sí! Alexey Nikiforov, mi amigo, nadie más que el fabuloso Alexey Nikiforov…

-El legendario Alexey Nikiforov y su aún más legendario y molesto narcicismo- dice Ivan y tú y Victor se miran a los ojos conteniendo la risa porque a través de los años aquellas peleas de los gemelos no han hecho sino aumentar-. Además, mi amigo, el logro es de tus patinadoras, no tuyo…

-Ok, ok, el logro es todo de mis chicas pero ¿adivina de quién aprendieron a patearle el trasero a la competencia sin misericordia?- dice Alexey sonriendo con orgullo.

-Me alegra que eso haya sido lo único que aprendieron de ti- dice Ivan con una sonrisa burlona-. Porque si les hubieras enseñado a enamorarse como idiotas del primer japonés guapo que vieran…

-¡Vitya, dile a Vanya que deje de molestarme con ese tema!- dice Alexey y tú ríes alegremente porque cuando aquellos hermanos están juntos el tiempo parece volver atrás.

-Ivan, deja de molestar a tu molesto hermano ¿quieres?- dice Victor haciendo que Alexey lo fulmine con la mirada-. Después de todo él no tuvo la culpa de enamorarse de un japonés guapo, es inevitable hacerlo, lo digo por experiencia…

-¿Lo ves, Vanya?- dice Alexey con una sonrisa provocada por la segunda parte del discurso de Victor-. Además, cuando empezaste a salir con Gabrielle tú eras mil veces más vergonzoso ¿Te acuerdas, Vitya? No dejaba de preguntar si se veía bien y lloró dos días seguidos cuando Gabrielle no le contestó sus mensajes cuando su entrenador le prohibió distraerse antes de un mundial…

-¡No lloré dos días seguidos!- dice Ivan poniendo los ojos en blanco.

-Cierto, fue una semana- dices tú sorprendiendo a todo el mundo con aquel comentario-. Incluso me dijiste que la maldición de ser el hermano sin un amor inmortal se estaba cumpliendo por fin…

-¡Tenía diecinueve años y Gabrielle era mi primer amor!- dice Ivan con las mejillas sonrojadas-. Yuri, jamás pensé que te unirías a estos dos en mi contra…

-No estoy en tu contra, Vanya- dices tú sonriéndole al hombre que finge estar mortalmente ofendido-. Solamente estoy recordando los buenos momentos de nuestra familia ¿no crees? Además, de verdad me alegra que los dos tengan ahora un amor inmortal también. Creo que una de mis mayores dichas en este mundo es poder ser testigo de la felicidad de los hermanos Nikiforov… ¿Ya les dije que ustedes son mi debilidad, verdad? Desde que los conozco, no he hecho más que amarlos con todo lo que soy y bueno creo que solo estoy poniéndome sentimental debido a los nervios que me causa la ceremonia de premiación…

-¡Oh Yuri!- dice Alexey lanzándose a tus brazos como hizo la primera vez que te miró-. Eres el mejor hermano mayor que he tenido, no le digas a Vanya ni a Vitya…

-Te escuchamos, idiota- dice Ivan y Alexey le saca la lengua haciéndolos reír a todos-. De verdad extrañaba a esta familia, incluso a Vanya…

Los cuatro se quedan quietos contemplando en sus ojos, aquellos tres pares de ojos azules y un par de color marrón, el reflejo de aquel amor y de aquel lazo que uno siente al estar rodeado por su familia y es que de verdad los hermanos Nikiforov son parte de una familia que no esperabas encontrar pero a la cual agradeces haber llegado cada día de tu vida.

-Yo también los extrañé- dices tú de pronto- ¿Por qué tuvieron que crecer tan rápido?

-Yo he crecido, Alexey no- dice Ivan haciendo que las risa broten de nuevo-. Ok, ok, entrenador Nikiforov, deja de mirarme así. Tú también has crecido, no sé si es porque no te había visto en casi un año pero creo que sí luces un poco menos idiota que de costumbre…

-Y tú luces un poco menos amargado- dice Alexey con cariño-. Insisto en que Gabrielle te hizo demasiado bien ¿sabes? De verdad no entiendo cómo no le han dado un hermano a Sophie, es decir, ustedes dos eran tan intensos cuando empezaron a follar como conejos. Kenji y yo solo estábamos esperando a que nos pidieras que te protegiéramos de la furia de Victor por haber embarazado a Gabrielle antes de tiempo, pero es que tú y ella eran tan ruidosos ¿Qué estabas pensando al hacerlo en los vestidores? La discreción no era lo tuyo, hermano…

-¿Y cómo te sientes ahora, Yuri?- dice Ivan ignorando olímpicamente el discurso de su hermano que sin embargo ha coloreado sus mejillas de un rojo brillante- ¿Estás listo para la ceremonia?

-Creo que jamás lo estaré- dices tú con tranquilidad y Victor te abraza por la espalda como siempre lo hace cuando necesitas un poco de fuerza-. Pero ya he dejado de preocuparme por eso, creo que simplemente recibiré el homenaje con humildad y seguiré con lo mío después…

-¿Más historias?- dice Alexey con una sonrisa feliz.

-Más historias…- dices tú con una sonrisa tan brillante como el sol del verano y los ojos puestos sobre el hombre que te abraza ahora-. Vitya y yo todavía tenemos mil historias más que contarle al mundo.

Tu familia, esas personas que han sido tu familia quizá desde el primer momento en el que las viste te sonríen ahora con tres sonrisas de sol que estás seguro, son herencia de la sangre Nikiforov- porque incluso la pequeña Sophie sonríe igual que ellos- y te sientes afortunado de ser parte de la vida de esos tres hombres a los que amas con tu vida entera, esos tres hombres que han sido tus hadas de sol y tu soporte cuando todo lo demás parece estarse derrumbando.

Así que te los cuatro deciden caminar por el parque una vez más mientras Alexey se disculpa por el hecho de que Kenji no haya podido acompañarlos aquella vez y mientras las risas de los cuatro llenan aquella fría mañana de luz y calor tú decides que tenerlos a ellos es todo el homenaje que la vida te debía y tú sabes que más que el premio que recibirás más tarde, lo que recordarás antes de morir serán los rostros de ellos, el amor de ellos porque lo demás, lo que no se queda en el corazón tarde o temprano se olvida y si alguien te pidiera todos tus recuerdos a cambio de no olvidarlos a ellos tú aceptarías, lo harías sin pensarlo.

Porque hay historias que quisieras no tuvieran final y tu vida al lado de Victor Nikiforov y la familia que te regaló son sin duda una de ellas…


Él está acostado al lado tuyo, sus ojos marrones sonríen pero sabes que dentro de él debe haber dolor. El medico dijo que Yuri se pondría mejor pronto pero tú no estás tan seguro de eso y aunque no lo dices, sabes que debe ser así, sabes que Yuri está luchando con todas sus fuerzas por quedarse a tu lado pero que en realidad no le queda mucho tiempo. Y ese final te aterra, te atenaza, te hace girones sin que puedas evitarlo pero tú sabes que debes mantenerte fuerte.

Debes ser fuerte por él, él no necesita sentir más dolor al verte triste.

Y es que tienes que recordarte mil veces al día que juraste amarlo y protegerlo hasta el final y eso es lo que harás sin importar que ese final tarde en llegar dos días o un año. Te quedarás al lado suyo aunque a veces quisieras cambiar con él de lugar para evitar que sus labios se pongan blancos cuando los muerde intentando que no te des cuenta de que todo duele pero él sigue luchando.

Ha habido veces en las que te gustaría pedirle que se rinda, sobre todo cuando las lágrimas de dolor salen solas de sus ojos sin pedirle permiso pero también sabes que él es un necio de verdad y que mientras pueda abrir los ojos y contemplarte a ti no habrá poder humano ni celestial que lo convenza de que debe descansar e irse de tu lado. Sabes que él no quiere dejarte solo y aunque sea egoísta tú tampoco quieres dejarlo ir.

Y como si leyera tu mente, Yuri cierra los ojos y se abraza a ti. Los años han pasado pero su amor no y consideras aquel hecho como tu más grande milagro. Él se aferra a ti como si tus brazos fueran más efectivos que la morfina y tú lo pegas a tu pecho sorprendiéndote de lo delgado que está y de cómo su cabello oscuro parece ahora cubierto de nieve. Su rostro está lleno de arrugas ahora y sus ojos marrones están un poco opacos por el dolor pero para ti Yuri Katsuki sigue siendo hermoso, hermoso de verdad.

Mientras sus brazos se aferran a tu cuerpo que también ha perdido un poco de fuerza debido a la preocupación y a la tristeza, tú acaricias su cabello y el suelta un suspiro agradecido cuando haces eso, como si tus caricias de verdad pudieran alejar su dolor. Él siempre te dice que tenerte a su lado es el mejor analgésico que hay y tú desearías con todo tu corazón que aquella feliz sentencia fuera de verdad cierta, le venderías tu alma a quien fuera con tal de que nada doliera en Yuri pero sabes que esos tratos fantásticos no son posibles para un mortal como tú.

Así que simplemente sigues acariciándolo, deseando que tus dedos se llenen de una magia curativa que no tienes, besas la frente de Yuri con tus labios y él sonríe y vuelves a preguntarte cómo es posible que él pueda sonreír en medio de tanto dolor.

Y entonces te dices que Yuri siempre ha sido así, que él es una estrella que siempre ha brillado incluso en medio de la oscuridad más grande, que es eso y el enorme amor que siente por ti lo que le da la fuerza para seguir adelante. Yuri es fuerte, muy fuerte y sabes que debes corresponder a esa fuerza con la misma moneda pero en esos momentos, cuando te aferras a él en silencio es cuando el miedo te acuchilla con toda su fuerza y de pronto empiezas a preguntarte qué harás cuando el dolor termine por llevarse a Yuri. Es en esos momentos, cuando los dos están más cerca, cuando paradójicamente te preguntas si de verdad podrás soportar la idea de un mundo en el que Yuri no esté.

Porque sabes que tu historia con él fue al principio un constante aprender cómo acercarse y después de que estuvieron cerca, cerca del corazón del uno y del otro pero también cerca del alma, jamás te pusiste a pensar en aquel adiós que existirá lo quieras o no. Y sabes que ahora debes aprender a dejarlo ir poco a poco pero no quieres, no puedes, esa sola posibilidad te aterra. No quieres vivir en un mundo donde Yuri no exista porque él ha sido tu primer pensamiento al despertar y el último al dormir desde que lo leíste por primera vez. Yuri ha sido tu mundo entero desde hace años y si él no está tampoco te sentirás parte del mundo.

Y sabes que ese no es el momento más adecuado para pensar esas cosas pero no puedes evitarlo porque el miedo de perderlo es grande, muy grande. Del mismo modo en el que nadie te prepara para abrirle los brazos de par en par al amor, nadie te enseña cómo soltarlo. Y no quieres soltarlo y sabes que él tampoco quiere soltarte a ti pero su fuerza se terminará algún día y tú sabes que ese día está cada vez más cerca y maldices un poco a tu condición finita porque ahora de verdad desearías ser el sol, desearías ser eterno como él, desearías que Yuri también fuera una estrella que pudiera quedarse contigo mil años, mil siglos, mil infinitos.

-No llores…- dice Yuri y es hasta ese momento en el que notas que gruesas lágrimas de dolor caen por tus mejillas, un mal de viejos del que no has podido librarte-. No duele tanto, te lo juro. Además, tu corazón tampoco debe doler, estoy aquí contigo ¿por qué me estás extrañando?

-Perdóname, mi Yuri- dices tú con la voz quebrada-. Perdóname…

-Sé que piensas en el final pero no debes hacerlo, no quiero decirte adiós- dice él acariciando tus manos con la calma de quien se ha aferrado a ellas una vida entera-. Yo jamás te diré adiós ¿entiendes? Incluso si el dolor me aparta de tu lado, estaré esperando por ti y tú no debes tener miedo de nada porque no estaré solo…

-¿No?- dices tú tratando de serenarte.

-No, Phichit estará conmigo- dice él y un rayo de dolor te parte por la mitad con la sola idea de que Yuri vaya al mismo sitio donde está Phichit-. Él me lo dijo, él dijo que cuidará de mí y los dos cuidaremos de ti hasta que puedas reunirte conmigo y…

-No mi Yuri, no lo digas- dices tú cerrando los ojos, cerrando los oídos a esa sola posibilidad.

-Toda historia debe tener un final, Vitya- dice él con voz tranquila-. Sé que te aterra leer el final de la mía pero debes entender que algunas despedidas son de verdad necesarias. Yo tampoco quiero despedirme de ti ¿entiendes? Pero si tengo que hacerlo, Victor, debes recordar que te amo, que siempre te amaré. Te he amado la mayor parte de mi vida y te amaré mil años después de ella…

-No quiero separarme de ti, Yuri, no quiero…- dices tú y no te importa estar sonando como un niño encaprichado.

-No vamos a separarnos, no lo haremos- dice él intentando sonreír de nuevo por ti y solo por ti y de pronto te odias por ser tan egoísta pero no puedes evitarlo-. Sé que vas a seguirme, sé que no tendré que esperar mucho tiempo. Victor, creo que nuestras almas también están unidas, el amor las unió, no vas a perderme porque perderte a ti también es imposible…

-¿Por qué la vida tiene que ser así?-preguntas tú después de limpiar las lágrimas en tus mejillas.

-No lo sé, Vitya, de verdad no lo sé- dice Yuri llevando tu mano unida a la suya a sus labios para depositar un beso en ella-. Hay tantas cosas que no tienen explicación…

-Como nuestro amor…- dices tú tratando de recomponerte-. Como el amor que sentimos ahora.

-Como el amor que sentiremos siempre…- dice Yuri y esta vez el amor que hay en sus labios parece ocultar todo el dolor de su sonrisa-. Vitya, no pienses en el dolor y cuéntame algo bueno ¿quieres? Cuéntame algo que me ayude a olvidar el dolor.

-¿Algo bueno?- dices tú como si no existiera ya más nada de bueno en el mundo.

-Cuéntame algo que jamás le hayas contado a nadie- dice Yuri y de pronto recuerdas que tú le pediste lo mismo hace muchos años y que él lo hizo, él te contó la historia de una flor nocturna que había olvidado que en realidad era una flor de sol.

El cuerpo de Yuri tiembla un poco y antes de ponerte a pensar en un historia adecuada, una historia que con la música de las palabras pueda llevarse el dolor, tú decides protegerlo del frío que lo ha hecho temblar. Así que mientras piensas en ello, te levantas de la cama simplemente para tomar una manta gruesa del armario y vuelves a acostarte al lado de Yuri después de cubrirlo con la manta y arroparlo también con tu cuerpo y con tus brazos como siempre has hecho para protegerlo del frío y ahora, para apartarlo también del dolor.

-¿Te he contado ya acerca de cómo me encontré por primera vez con el amor de mi vida?- dices tú con la mirada llena de recuerdos de un pasado feliz.

-Creo que yo estuve ahí, Vitya…- dice Yuri y él ríe, ríe como antes, ríe como si el mundo no supiera nada de dolor o de despedidas.

-Oh sí, estuviste en el encuentro oficial pero no en el primer encuentro, en el primero de verdad…- dices tú y los ojos de Yuri brillan con curiosidad y con amor a partes iguales.

-¿Cuándo pasó eso?- dice Yuri y sus ojos marrones se llenan de alegría, la alegría que siempre ha sentido cuando alguien está a punto de contarle una historia buena de verdad.

-Fue un encuentro que sucedió en dos partes ¿sabes?- dices tú acomodando mejor a Yuri entre tus brazos, haciendo que el hombre al que has amado desde siempre se quede perdido en tus ojos azules que en aquel entonces de verdad parecen dos ventanas al pasado.

-¿Y en ninguna de las dos yo estuve presente?- dice Yuri con voz suave.

-En una de ellas sí- dices tú besando sus labios antes de continuar-. Pero la primera vez que me encontré contigo fue una librería de San Petersburgo hace muchos años. Yo estaba enojado ¿sabes? Había recibido una mala crítica en uno de mis trabajos finales, aquel profesor me dijo que yo jamás sería un buen editor. Él dijo que estaba haciendo lo que hacía simplemente por complacer a otros y creo que aquellas palabras me hirieron de verdad porque en el fondo eran ciertas…

-Tú no querías ser un editor, Vitya- dice Yuri realmente sorprendido pues aquella historia es algo que de verdad no le habías contado nunca.

-Yo no tenía idea de qué era lo que quería hacer, me sentía perdido. Apenas tenía veinte años pero me sentía viejo y cansado, sentía que el mundo me había obligado a vivir una vida para la cual jamás estaría preparado y entonces, lo único que se me ocurrió hacer fue escapar así que salí de la universidad dejando al profesor con un gesto de espanto en la cara pero no me importó. Yo solo quería huir de todo y por eso corrí como loco por las calles de mi ciudad, corrí hasta que no quedó más aire en mis pulmones y como había empezado a nevar me metí al primer local que encontré abierto. Aquel sitio era una librería nueva y aunque en aquel instante no estaba de humor para pensar en libros, terminé por entrar y cuando lo hice, una fuerza extraña me llevó hacia un lugar específico. El lugar de los libros debut, el sitio donde tú, Hanabi y Edwindionel estaban esperando por mí…

-Era el destino- dice Yuri riendo alegremente- ¿Verdad que fue el destino, Vitya? El destino te guio a mí aquella tarde.

-Claro que fue el destino, mi amor- dices tú sin dudarlo ni un segundo-. No sé por qué lo hice pero tomé el primero de tus libros entre mis manos y al leer la primera línea de aquella historia sentí algo poderoso, fue como ver tus ojos ¿sabes? Cuando miré tus ojos también supe que ya no habría marcha atrás. Eso sentí cuando leí la primera línea de tu libro: "Y ahí estaba él, el príncipe del hielo. Edwindionel estaba mirando la desolación de un continente entero desde la torre más alta de su castillo helado. Aquel era el castillo que él había heredado, pero en su soledad, el corazón del príncipe parecía más frío que el hielo del que el dios del norte había formado aquella fortaleza donde los ancestros de Edwindionel habían reinado desde siempre…"

-De verdad conoces esos libros de memoria…- dice Yuri con admiración cuando te escucha recitar las primeras líneas de su primera novela de aventuras.

-Así como te conozco a ti, mi Yuri- dices tú con calma-. Esa fue la línea que me convenció de comprar el libro, esa sola línea bastó para que empezara a preguntarme quién era la persona detrás de tanta magia porque yo sentí que estabas escribiéndome a mí. En aquel entonces de verdad me sentía como Edwindionel: solo, triste, sin un propósito claro en la vida y luego, bueno… cuando terminé de leer el primer volumen de tu saga, ese volumen que leí en una noche supe que sí quería ser un editor así que acudí a mis clases sabiendo que aquel día yo era un hombre nuevo con un propósito definido: Yo quería ser capaz de ser parte de una historia como la tuya y en aquel preciso instante el deseo de llegar a tu lado empezó a forjarse en mi corazón…

-¿Y supiste que yo era el amor de tu vida en ese instante?- dice Yuri sonriendo con dulzura, gesto que lo hace lucir más joven y menos enfermo.

-Claro que lo hice- dices tú sin poder evitar reírte de aquel recuerdo-. Incluso desperté a mis hermanos para decirles que aquel Yuri Katsuki iba a ser mi esposo algún día, podemos preguntarles si no me crees…

-Te creo, sé que tú supiste de nuestro amor antes que yo- dice Yuri y notas que la historia aquella empieza a hacer que sienta ganas de dormir, como si tu voz estuviera arrullándolo-. Tú supiste que yo te entregaría mi corazón algún día sin siquiera verme…

-Y cuando logré verte por primera vez de verdad terminé por enamorarme de ti sin esperanza- dices tú con un suspiro lleno de recuerdos-. Esa es la segunda parte de mi historia, mi Yuri, pero si estás cansado debes dormir un poco…

-No estoy cansado, cuéntame esa historia- dice Yuri y la luz en sus ojos marrones hace prácticamente imposible que tú puedas negarle algo- ¿Qué pasó cuando me viste por primera vez?

-Cuando te vi supe que eras tan hermoso como tus historias no podía ser de otro modo- dices tú sonriendo con nostalgia-. Aquella vez, el escritor al que yo acompañaba había sido colocado a pocos metros del lugar donde estabas tú. Tú lucias un traje oscuro y una bufanda azul, recuerdo que alguien dijo que aquel día era tu cumpleaños y la mesa donde estabas firmando autógrafos en el tercer volumen de tu saga estaba llena de regalos de tus fans. Recuerdo que me gustó verte sonreírles a todos, les sonreías como si los conocieras de toda la vida.

"Muchos chicos lloraban al estar cerca de ti, las personas que organizaban el evento no querían que nadie se tomara fotos contigo pero tú lo hacías de todos modos. Sonreías tímidamente mientras Phichit tomaba la foto y los chicos se iban de tu lado pensando que eras mil veces más maravilloso en persona que a través de tus historias y yo sentí lo mismo, sentí que el mundo era un lugar mejor simplemente porque tú eras capaz de sonreír de aquel modo en el que lo hacías."

"Aquella vez quise acercarme a ti, quise ser parte de tu sonrisa pero tenía muchos pendientes que arreglar y sin embargo me sentía feliz, me sentía estúpidamente feliz porque había visto sonreír a mi escritor favorito y créeme, me dije a mi mismo que algún día los dos estaríamos cerca, que yo lograría que tu estuvieras cerca de mí. En aquel momento me pareciste tan hermoso Yuri, hermoso e inalcanzable como la estrella más lejana de la galaxia pero mi corazón me decía que no debía rendirme, que estaría cerca de ti algún día."

"Y fue así como supe que tú eras el amor de mi vida, simplemente lo supe, ni siquiera me puse a pensar en que tú ya tenías un amor, ni siquiera pensé que estaba loco de remate. Yo supe que tú eras el amor de mi vida como quien mira el cielo clarear y sabe que el amanecer está a punto de llegar. Lo supe con certeza, sin lugar a dudas y aquella certeza en mi corazón era suficiente para mí y cuando nuestro encuentro oficial ocurrió, bueno, me volví a enamorar de ti mil veces ¿sabes? Me enamoré de ti cuando escuché tu voz en el comedor de tu casa. Me enamoré de ti cuando me gritaste que no podía quedarme en la habitación de Phichit. Me enamoré de ti con cada "señor Nikiforov" con el que me llamaste. Me enamoré de ti al verte reír y jugar con Maccachin. Creo que justamente ahora, al contarte todas estas locuras me he vuelto a enamorar de ti…"

-Romántico sin esperanza…- dice Yuri acariciando tu rostro-. Debiste contarme esta historia antes, debí incluirla en el libro que habla de los dos…

-No quería compartir esto con tus lectores, mi Yuri- dices tú besando su frente-. Esta es una historia solo para ti…

-Gracias, Vitya- dice él y notas que sus ojos se cerrarán de un momento a otro.

-Debes descansar ahora, mi amor- dices tú sintiéndote un poco cansado también-. Hay muchas historias que no te he contado todavía y quieres escucharlas ¿verdad? Cuando despiertes te contaré mil historias más…

-Quiero escucharlas todas- dice Yuri con una sonrisa apacible en sus labios-. No te diré adiós hasta que pueda escucharlas todas, Vitya…

Yuri cierra los ojos y notas en seguida que su respiración es suave y acompasada como si fuera cierto que tus historias se llevaron el dolor de Yuri y que por al menos aquella noche tu amado dormirá en paz y que a la mañana siguiente sus ojos se abrirán a la vida pidiéndote que le cuentes mil historias más. Historias que sostengan su corazón. Historias que alejen el dolor de su cuerpo.

-Te contaré historias del mismo modo en el que tú lo hiciste cuando más te necesitaba- dices tú aferrándote a aquella esperanza-. Las historias son nuestro lazo, las historias son nuestra eternidad.

Tus labios sonríen llenos de luz y de pronto te das cuenta de que Yuri hubiera amado ver esa sonrisa de sol en tus labios una vez más y te prometes que al día siguiente sonreirás para él de ese modo y que no habrá adiós, que aquel adiós se alejará, que la luz de tus historias protegerá a Yuri.

Y él escribirá en ti y tú escribirás en él.

Y los dos escribirán sin temer un final porque no hay historia que cautive más al corazón y a los sentidos que aquella que no tiene un final definido. Por eso dejas que tus parpados se cierren también y te quedas dormido pensando en que el editor se ha vuelto escritor de pronto y aquello está bien, podrías hacer lo que fuera por Yuri, podrías ser lo que él te pida sin pensarlo. Por eso seguirás contándole cosas buenas, seguirás uniendo tu alma a la suya con recuerdos e historias como siempre lo han hecho y de ese modo evitarás poner un punto final a la historia de los dos.

Porque una historia de verdad buena no termina con un último punto sino que logra trascender más allá, más allá de lo dicho. Por eso no dirás "punto final" sino que escribirás sobre su corazón un "continuará, un "nos seguiremos leyendo en el próximo capítulo".

Hasta el próximo capítulo, mi amor.

Sé que escribiré en ti una vez más en nuestro próximo capítulo.


NDA: No escribí "FIN", no pude hacerlo. No, porque esta historia es demasiado importante para mi corazón. Empecé a escribirla hace seis meses y de verdad me siento feliz de haberle dado un final ahora. Estoy feliz con el final aunque me la he pasado llorando mares al escribirlo, al corregirlo, al releerlo.

A todos ustedes que me acompañaron hasta acá solo me resta decirles gracias y pedirles que lean mi carta de amor en la página de Facebook (Jess Kyu Criss)

De todo el Victuri que he escrito, este es al que me siento más cercana y ustedes que fueron mis compañeros de aventuras en esta historia tienen un lugar muy especial en mi rosa corazón.

Mil gracias por dejarme contarles esta historia. Mil gracias de verdad.

Con amor, Jess, la loca de la kilométrica mierda rosa :D