Nadie dijo que seria fácil

Sin dudar encontraba a veces consuelo entre las sabanas que le acobijaban cada vez que soñaba, hermosos y duraderos recuerdos que en su mente imaginaba. Mas hay, en sus recuerdos aquella dulce sonrisa encantadora, la cual, tristeza infinita le provocaba pues los días esos pronto acabaran. La princesa nunca podrá elegir a quien amar

- Ayano-chan – alguien llamo al otro lado de la puerta

- Chitose – Dijo reconociendo aquel tono suave con el que pronunciaba su nombre – adelante – le indico a su fiel amiga

Apoyo era lo que necesitaba, pero, no estaba en condiciones de encontrar el valor suficiente en manos de su mejor amiga. Creyó tal vez en algún momento una vida llena de felicidad, pero el amor de aquella a quien goce de los encantos no sera elegida por su corazón. Los alegres recuerdos se volverían tristes ya ni en eso puede ella apoyarse para no terminar en lagrimas.

- la reina te espera – dijo aquella forzando una sonrisa – debes vestirte para la ocasión – le indicó

Ayano no respondió sin lugar para huir dejo que su amiga le ayudase con lo necesario, ya luego dejo que su cuerpo se precipitase hasta la puerta de su habitación, solo entonces, mirando hacia los ojos de Chitose, dijo – desearía estar en tu lugar -

- se que debe ser difícil – le dijo – será tu prometida la que abajo espera… - trato de animarle pero ella le detuvo

- Chitose… gracias – dijo lentamente y con firmeza, pero temblando por dentro mientras caminaba hacia aquellas escaleras.

¿Debía ser acaso el final de sus años de libertad?, no, solo era el momento que a los 18 años debía tomar la tradición del reino y convertirse en nueva soberana. La princesa Ayano debía dejar aquel titulo y convertirse en reina, ya su madre esperaba ansiosa por verla convertida en mujer. Aunque Himawari fuera justa soberana, no lo era con su hija.

- Madre – Ayano entro en el salón, luciendo un hermoso vestido que solo era opacado por la belleza que le acompaña

- Ayano, hija – Dijo la reina Himawari – ven acercate, quiero presentarte a alguien – No le sorprendía pues Himawari le había recordado aquello durante semanas

Ayano presentía que aquella que a su madre acompañaba, no seria mas que su prometida. Aquella que sin consentimiento fue seleccionada por Himawari, para ser la acompañante de Ayano durante su reinado

- ella es la miss Toshinō Kyōko de Gorakubu – anuncio la reina Hima

- princesa – tomando su mano con la suya, Ayano se vio presa de aquella intensa mirada azulada mientras que en su mano un beso depositaba – me moría de ganas por conocerle -

No estaba en condiciones de responder, aunque aquel atrevimiento merecía un par de palabras acorde con lo incomodo que la hizo sentir. Mas había algo familiar en aquella chica, no era aquel titulo ya que parecía que su edad no llegaba a la talla, pues Ayano intuía que aquella rubia no superaba los 19 años.

- no veo el "por que" de la emoción – le respondió maleducada, intentando dejar en claro que las historias sobre ella no son siempre ciertas – y no veo por cual motivo usted se a tomado tan atrevimiento – Alejo su mano lejos de las de ella

- sinceras palabras – esquivó Kyōko – bueno, es cierto que no se puede conocer a una persona solo por historias – Respondió al tiempo que le guiño el ojo

- ¿y yo debería servirle de ejemplo? - pregunto con sarcasmo

Kyōko sonrió para su princesa – tal vez -

Himawari intuyendo que la pareja se estaba empezando a llevar bien, aunque en realidad lo imaginaba, quiso darles espacio – bueno, creo que se están llevando muy bien. Con su permiso Toshinō-san, esta usted en su casa - Ayano vio a su madre emprender la huida, suspirando no le quedo otra mas que tratar de alejarse lo mas antes posible de la rubia Kyōko.

- dejemos las tonterías – Ayano estaba lista para salir del lugar al igual que su madre – ya conoces la salida – le dijo a la rubia sin siquiera verla

- comprendo – Kyōko dijo en un suave tono – para mi no fue fácil, y creo que tampoco lo es para ti Ayano – La rubia logro que la princesa se detuviese de dejarla sola, aunque esta no se volteo a verla siguió escuchando – casarte con alguien a quien no amas -

- entonces tu… - ¿existía tal vez una salida a todo aquello que le atormenta? - ¿entiendes lo que yo siento? - ¿Era posible que Kyōko entendiera su situación y le ayudase a encontrar una salida?

- si Ayano – Dijo Kyōko mientras que la princesa se giro y avanzo hasta estar mas cerca de ella, para escuchar mejor lo que tiene que decir – es difícil, y lo siento de verdad -

Ayano vio en los azules ojos de su prometida, aquel hermoso brillo que acompañaba a sus sinceras palabras. Por primera vez desde que se había enterado de la noticia, se sintió liberada – tu ¿tienes a alguien? -

- no es así princesa – Kyōko respondió avanzando mas cerca de ella – pero estoy dispuesta a aprender – La rubia tomo la mano de Ayano entre las suyas provocando un lindo sonrojo en la princesa – permítame conocerle mejor, quiero que esto funcione para ti y para mi -

Ayano se aparto lejos de su cercanía y de sus manos, Kyōko no se sorprendió de ello ya que imaginaba lo incomodo que la debió hacer sentir. Ambas se miraron un momento a los ojos, suficiente para que la rubia se percatase de una pequeña lagrima que asomase en el ojo izquierdo de la princesa.

- perdoname – dijo ella antes de salir con prisa del lugar

- jamas imagine que fuera tan bella, no debí mentirle – se dijo Kyōko así misma, mientras su vista estaba puesta por donde la princesa había huido – tenias razón amiga mía, bueno… mientras mas pronto termine aquí, mas pronto volveré a estar con mi amada Chinatsu -

La princesa busco algo de privacidad, sabiendo que no lo tendría en el palacio, ella, con prisa y sin detenerse a dar explicaciones, subió a su habitación donde encontraría la ropa mas cómoda, algo acorde con la actividad que realizaría en busca del paraíso terrenal. Luego ya de estar y sentirme mas ligera, salio del palacio y dirigiese a los establos que no estaban tan lejos.

Mientras tanto la rubia parecía haber descubierto el plan de la princesa, pero aunque la rubia fuese la primera en llegar al establo, ella no buscaba lo mismo que Ayano.

Dentro no le tomo mucho tiempo para encontrar lo que buscaba, pues solo alguien destacaba de entre los animales, esa era una chica que con delicadez usaba un cepillo y alisaba la melena de un hermoso caballo blanco. Ella al ver que el animal se inquietaba, pudo sin siquiera voltearse saber que a los establos había llegado un intruso.

- ¿puedo ayudarle? - dijo ella sin dejar de atender al caballo

- sabes perfectamente que si – Ella reconoció aquella voz, deteniéndose por un momento dejo que aquellos recuerdos vagaran sin molestarle

- Kyōko – dijo lentamente

- ha pasado tiempo Yui -

- todos habían estado muy emocionados por la repentina visita de una bella mujer, sabia que algo no andaba bien – dijo aun sin voltear a verla, pues privar a aquel caballo de su mimo no estaba en los planes de Yui

- ¿y tu? ¿no te alegra verme? - Kyōko recorrió con la vista el sitio, ya sin nada interesante solo presto atención a su amiga

- ¿por que debería? Sabes que quisiera hacerte pagar por lo que nos hiciste… Kyōko -

- ¿aun sigues con eso? Por favor Yui-nyan – Suplico la rubia – deberías ser como Akari-chan -

- ¿crees que ella te perdonó? - le preguntó

- bueno… - Kyōko puso un dedo bajo su mentón y medito un segundo - ¡por supuesto! -

- ja ja – rio sin ganas – nos dejaste pudriendo en una cárcel de Nanamori, mientras Chinatsu y tu gozaban de libertad y de todo lo que habíamos logrado – le reprochó

- vives en el pasado, eso ya quedo atrás. Ademas, Akari-chan resulto ser una princesa con lo que pudo salir de la cárcel sin problemas – dijo la rubia como si nada

- como sea – dijo Yui – espero que esto solo sea una visita – Dijo como una clara invitación a dejarla sola

- claro que si… pero - Kyōko vacilo un momento – quiero que hagamos un ultimo trabajo – dijo en tono serio

- no cuentes conmigo, Gorakubu murió para mi -

Kyōko sonrió abiertamente pues sabia bien que fácil no le resultaría, pero había algo con lo que contaba y esa era la princesa. - bueno, supongo que no se puede hacer nada – dijo y con aires de grandeza agregó – supongo que me conformare con ser la soberana de Seitokai -

Yui se giro rápidamente sorprendida por aquellas palabras, viendo por fin a su amiga que arrogante ante su vista vestía elegante acorde a un alto mando en la jerarquía. Pero, eso no era todo, ¿a que se refería? ¿que pretendía hacer aquella rubia con Seitokai?

- ya deberías haberlo escuchado – dijo la rubia a su amiga que muda se había quedado – yo, miss Toshinō Kyōko de Gorakubu soy la prometida de la princesa Ayano, y próximamente, soberana de Seitokai -

Su sangre se heló de solo imaginarlo, mas el reino no era aquello que a Yui le importaba. Si un reino bastaba para dejar satisfecha a Kyōko y así dejara de molestar, Yui hubiera hecho todo lo humanamente posible para hacerlo realidad, mas sin embargo eso era imposible y aun así se concediera aquel capricho, sabia bien que alguien debía salir mal parado.

- estas bromeando – Yui parecía perder cordura – Ayano no, no puede ¡tu no puedes! - se le lanzo a la rubia sosteniéndola de los brazos para comenzar a sacudirla

- claro que puedo – como si no le afectara ser sacudida Kyōko respondió con naturalidad – pero existe otra forma de conseguir lo que quiero – Dijo la rubia dándole la oportunidad a Yui.

Yui soltó a Kyōko de forma repentina, algo que a la rubia le pareció extraño. Luego de que sus ojos fueran hacia ella y como esta parecía doblegarse desvió la mirada hacia la causa que parada en la entrada hacia presencia. Ayano avanzo hasta Yui ignorando por completo a la rubia, Yui inclino su cabeza mostrando sus respetos y dejando en claro su posición.

- necesito mi caballo Funami-san – dijo la princesa

- e enseguida mi Lady – Yui obedeciéndole comenzó con lo ordenado seleccionando el caballo correcto y preparándolo para el galope

Ayano se retiro hacia la salida pasando junto a la rubia, aunque no lo quisiera saber sintió curiosidad por la rubia – aunque no me interesa debo preguntar ¿que hace usted aquí? -

- oh no se fije en mi – dijo Kyōko – solo estoy conociendo el reino -

Ayano siguió su camino dejando atrás a la rubia que sin molestarse quedo en el mismo lugar. Yui termino de preparar al animal y lo llevo afuera donde Ayano esperaba, curiosa Kyōko le siguió manteniendo distancia mas solo pudo ver a una Ayano trepada en el caballo mientras Yui le pasaba las riendas del animal. Pero aunque nada estuviera fuera de lugar, a Kyōko no se le escapo aquel pequeño detalle que hacia que todo esa escena tuviera un trasfondo.

Luego de que Ayano se alejara Kyōko salio del establo hasta estar junto a su amiga – es muy hermosa – dijo

- si ya terminaste, sera mejor que te vayas – Yui se giro dispuesta para marcharse

- puedes salvarla – dijo Kyōko teniendo el efecto deseado en su amiga pues se había detenido – Seitokai es un reino prospero, un ultimo trabajo es todo lo que te pido -

- ¿piensas robar las joyas de la corona? - Yui apretó sus puños sintiendo el dolor en sus manos ante el recuerdo – no funciono la ultima vez, no funciono para nosotras -

- Nanamori no debió presentar un obstáculo para Gorakubu -

- ¡y que si lo fue! - grito Yui llena de rabia – Akari fue herida y tu pensabas abandonarla – dijo acusándola

- era necesario, ella sabia las consecuencias -

- ¿necesario? ¡necesario! Ella pudo haber muerto si yo no hubiera… - Yui respiro para tratar de calmarse – has lo que quieras pero no cuentes conmigo -

- bien, si así quieres te dejaré en paz – Dijo Kyōko retirándose – es una lastima que la mujer que amas se case con otra - Kyōko se detuvo un momento para mirar a Yui – de cualquier manera, yo gano – dijo sonriendo.