Balada azul.

Disclaimer: Solo como forma de entretenimiento, sin ningún animo de lucro.

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Al verlo la primera vez le pareció que era una criatura particularmente boba, todo, absolutamente todo desde su postura a su voz delataba a un ser demasiado sencillo como para ser una amenaza, demasiado honesto… era obvio que no tenía malas intenciones, aun así, fue peculiar que se mostrase tan afable entre gemas, Blue Pearl nunca esperó que un nativo de ese planeta pudiese acercarse sin temor a ellas y que además tuviese las agallas de hablar con su Diamante, no era común, para nada común…

Por lo que pudo escuchar del humano, él también había perdido a alguien a quien amaba, y cuando se lo dijo a Blue Diamond y luego la escuchó con tanta atención, con tanto… arrojo, su reacción fue de lo más impredecible.

Los motivos de su llegada fueron en efecto, desconcertantes. Una rara muestra de empatía de parte de una especie inferior que de algún modo se las arregló ofrecer confort a quien era, para todos los efectos, una potencia interplanetaria temida en el universo conocido, una fuerza avasalladora con un impresionante listado de mundos conquistados y aniquilados.

Tal cosa era impensable, y movió a Blue Diamond a hacer algo aun más impensable, adoptar a un nativo bajo su protección, salvarlo de ese mundo condenado y ofrecerle a cambio una vida de absoluta comodidad en el proyecto zoológico, donde todas sus necesidades serían provistas por el imperio.

Para tan insignificante criatura era un premio incalculable...

Pero, como llegó a comprender Blue Pearl, tal cosa no funcionaría, todos los otros humanos habían sido puestos allí tras una cuidadosa selección y recibían la mejor crianza posible, era por ello que el conflicto constante en el que parecían estar enfrascados los otros miembros de su especie no los afectaba, eran incapaces de añorar lo que desconocían y de guardar rencor por causas que no les concerniesen, siglos fuera de la selección natural habían forjado a humanos mansos e inofensivos pero él… él era muy diferente.

Universe no era parte de esa humanidad que ellas habían recreado, no conocía la perfección que su imperio podía recrear.

Desde su estado de salud hasta su carácter era imperfecto, defectuoso, no apto para vivir entre los demás.

Blue Diamond, su Diamante debía de saber eso.

¿Entonces por qué lo mantenía junto a los otros humanos?, no causaba sino problemas.

Y ahora la preocupada era ella, que muy a su pesar le había tomado afecto al humano, quizás… porque era su responsabilidad que estuviese en ese lugar, porque había sido ella quien frustró el plan de rescate y lo hirió en el proceso dejándole esa horrible cicatriz en el vientre.

Recordaba muy bien ese día, la bahía de abordaje, las cápsulas abiertas, las rebeldes escoltando a los humanos, todo fue tan rápido… una estocada potente y veloz, Greg hizo a la perla a un lado, empujándola dentro de la cápsula y sellándola en el proceso, desvaneciéndose mientras ese liquido viscoso corría desde la hendidura creada por ella.

Rogando porque los dejase ir, mientras Blue Pearl lo recostaba sobre su regazo y enviaba a una de las amatistas a buscar ayuda.

"No vale la pena quedarse en el pasado, tengo que concentrarme en el ahora"

Controlando el temblor de sus manos se centró en su labor, siempre que tuviese una misión mantendría la compostura.

Por suerte había enlistado a Yellow Pearl en su misión no oficial, que muy a su pesar encontraba el asunto terriblemente fascinante y cubría su interés aludiendo a que Yellow Diamond querría un reporte completo de sus actividades si es que estás llegasen a saberse.

Era una excusa bastante lógica, ninguna Perla desobedecía a su diamante y todas eran sumamente dedicadas a cualquier tarea encomendada, y mantener vivo al humano para Blue Diamond era una tarea importante, incluso si no era exclusivamente suya.

"¿Quieres apurarte?", pidió Yellow Pearl nerviosa mientras escaneaba los alrededores, "la Jasper que cuida de él fue muy insistente con que no perdiéramos el tiempo y sabes lo dedicadas que son a sus humanos"

"Vamos, tienes que comer, si no comes enfermaras", insistía Blue Pearl sosteniendo una bandeja frente al humano, "es delicioso según sé, a los otros humanos les gusta mucho"

Esperaba al fin obtener una reacción, y en su lugar...

"Dije que no tengo hambre"

El terco rechazo de Greg comenzaba a preocuparla, podía notarlo en sus manerismos, en su actitud, ya no se mostraba tan alegre ni complaciente como antes, cuando trataba de disipar la tensión aceptando su torpe disculpa por haberlo lastimado con una u otra broma que ella no entendía.

Cambiaba, y no para bien, no le gustaba para nada el darse cuenta de que quizás, el humano ya no tenía deseos de vivir.

"Solo un poco, vamos, sé que te gusta, te he visto comer esto antes", volvió a insistir empujando la bandeja contra su barriga con la clara intención de que la recibiese, "Son deliciosas, frutas de tu planeta, muy dulces"

Greg sacudió la cabeza cansado, "¿Qué hay con ustedes las Perlas y su obsesión por vigilar a las personas?"preguntó mientras tomaba la bandeja y devoraba un mango con total desinterés.

"Es solo dedicación, nos gusta hacer bien nuestro trabajo", le dijo sincera, bastante complacida de que diese por terminada su necia reticencia a probar el alimento que se le proveía.

"¿Me dejarás en paz ahora, por favor?"

Sabía que empujarlo no era la solución, que si lo forzaba terminaría lastimándolo, pero debía insistir.

"… Yellow y yo hemos estado hablando, pienso… pienso que después de que comas podrías tratar de nuevo con los otros humanos, darles otra oportunidad"

Greg dejó la bandeja a un lado con la misma mueca adolorida que denotaba su pesimismo.

"Mira, entiendo lo que haces y porque lo haces, pero no es necesario, estaré bien"

Mentía para aplacarla y no era una buena mentira, él no sabía mentir en realidad.

Lo que tenía en mente era… arriesgado, mas estaba convencida de que era la mejor manera de proceder, pues de continuar las cosas del mismo modo el desenlace sería uno solo.

Y no deseaba ver ese futuro convertirse en realidad, a final de cuentas era responsable de él.

"Hoy… hoy le hablaré a mi Diamante, le pediré que te de más libertad"

"Solo quiero volver a casa, quiero ver a mi hijo", insistió como siempre, "Mi Steven es solo un niño, necesita a su padre y yo lo necesito"

"Aquí hay otros humanos", murmuró Yellow Pearl cruzándose de brazos, "Muchos humanos, podrías tener más hijos"

Greg sacudió la cabeza, había perdido la cuenta de todas las ocasiones en las que tuvo la misma discusión con sus captoras.

"No puedo reemplazar a Steven, no funciona así"

Normalmente la explicación las dejaba tanto o más confundidas que antes, y aunque algo comprendían la idea de que esas criaturas inferiores pudiesen experimentar tales emociones les parecía francamente ridícula, sin embargo Greg se las arreglaba para contradecir esa noción todo el tiempo.

Blue Pearl daría el siguiente paso, se arriesgaría.

Trataría de comprender a la humanidad, pues si su Diamante pudo encontrar algo noble en uno de ellos, entonces de seguro ella también podría, ya lo presentía burbujeando en la superficie.

"Explicame entonces, quiero entender"

"Deberías entender, es amor, sencillamente amor"

Perla se quedó sin palabras, amar… sonaba extraño, no se acoplaba del todo a su lengua y aun así algo sumamente intimo le susurraba que se trataba de algo que conocía, que era parte de ella.

Yellow Pearl y la recién llegada Jasper a cargo de Greg lo observaban con la misma fascinación.

Jamas terminarían de entender a esa criatura.

Ese día Perla volvió al lado de su Diamante mientras que Yellow Pearl hacía lo mismo, Jasper se quedó con Greg y prometió vigilarlo más de cerca y conversar de verdad con él en vez de hacer la acostumbrada rutina para calmar a los otros humanos.

Porque no era como los otros humanos, no, definitivamente no.

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En otro extremo de la estación, recostada en la amplía estancia que guardaba la suma de sus recuerdos languidecía sumida por completo en su eterna melancolía.

Blue Diamond era alumbrada por los cristales que simbolizaban su fracaso, en cada rincón se hallaba ella, demasiado lejana como para salvarla.

Últimamente su tristeza se había vuelto asfixiante, la idea de ver aquel planeta destruido mientras su creación surgía no le producía placer alguno, ¿qué caso tenía?, el lugar final de su deceso sería borrado, todo rastro de su derrota más vergonzosa olvidado por siempre en pos de los nuevos templos que levantarían para celebrar victorias venideras.

"Pero… jamas podré olvidarla"

Cientos de gemas encapsuladas flotando a su alrededor, ¿qué pudo hacer para que las cosas fuesen diferentes?, ella ya no existía y Blue Diamond sobrevivía rodeada por su intangible presencia, ella… no era sino un recuerdo, un alguna vez bello recuerdo que ya no le brindaba paz.

Paz… nacida del encuentro con otros, sosiego de parte de quien enfrentó lo mismo.

"Quizás… si hablo nuevamente con el humano..."

Sonriendo tristemente descartó la idea, "Debo estar perdiendo la razón, ¿que sabría un humano de mi sufrimiento?"

Cerrando los ojos recordó ese día, aquella desafortunada criatura que no dudó en escucharla a pesar de que no tenían cosa alguna en común.

Él era diferente, muy diferente a todo lo que esperaba de esos salvajes nativos, desafortunados por tener vidas tan breves, desdichados en su infinita ignorancia del cosmos que les rodeaba y la futilidad de su existencia.

Borrarlos junto con ese planeta no era un acto de crueldad, ellos apenas comprendían sus propias vidas y mucho menos algo tan grandioso como su imperio, no era necesario aumentar su sufrimiento con el conocimiento de que serían aniquilados.

Simples bestias terrestres, apenas capaces de demostrar cultura, mucho menos civilización.

Aun así una voz en su interior le decía que se equivocaba, y mucho, porque ese "Greg" la comprendía, él… deseaba ayudar.

Y eso lo convertía en algo más que un simple humano, en sus ojos notaba compasión que creía inexistente.

Compasión por ella, nacida del mutuo entendimiento, de conocer lo que era perder a alguien que se amaba y la incapacidad de dejar ir ese recuerdo, de verse arrastrada siempre al mismo lugar, esperando que de algún modo ella pudiese hablar mediante las flores que tanto amaba.

"¿Qué me has hecho que no quiero dejar de pensar en ti...", suspiró al ponerse de pie, pues dentro de poco Perla volvería y quería verse presentable, no que temiese la desaprobación de su fiel perla, sino que ya la había sometido por demasiado tiempo a su inusual estado emocional.

Sin que lo supiera, Blue Pearl alcanzó a escuchar lo último preguntándose si ambas pensaban en la misma criatura, una pequeña esperanza afloraba en el corazón de la gema.

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Otra historia corta, veamos que tal va.