La noche era hermosa cuando Amy salió del juicio n°34.
Aún quedaban muchos más pero al menos, el dolor parecía ir yéndose de la comunidad, los Fie y los Ania de a poco iban sanando las heridas pero no se hacía ilusiones, sabía que había heridas que no sanarían tan rápido. Tomaría mucho tiempo.
Caminó disfrutando los ruidos de la ciudad mientras caminaba lentamente por Central Park, el viento frío anunciaba el invierno y le alborotó la melena cobriza mientras caminaba, ahora el pelo le llegaba un poco más que los hombros, se había hecho un flequillo y eso lograba que muchas personas se voltearan a verla.
Cuando llegó al teatro saludó al portero y se dirigió a la sala de música. Alex estaba allí, con el pelo castaño alborotado y los ojos parecían querer salir de sus cuencas.
-Eh Alex- saludó Amy- Respira un poco hombre se te van a salir los ojos.
Alex se volvió hacia ella y la abrazó.
-Oh Amy que bueno que regresaste- sollozó-Camille ha hecho un desastre, las canciones son horribles, no hay belleza alguna, el pianista no ha hecho nada bello.
Amy rio nerviosamente, Alex era un dramático.
-Alex calma- le aseguró apartándose. Se quitó el abrigo- de seguro las canciones no son malas.
Conforme los días pasaban Mikey fue recuperándose.
De a poco fue recuperando el humor y su actuación frente a sus hermanos fue mejorando, al final ninguno volvió a preocuparse por el momento.
Se lanzó a su cama y marcó a Amy. Habían pasado tantas cosas que se le hacía difícil pensar que había pasado ya casi dos meses.
-Hey Mike- saludó Amy- Gracias por llamar después de tres meses.
-¿No eran dos?
-Bueno son como los años de perro, parece que fueron más.
-Te entiendo ¿Qué haces?
-Estoy en el teatro, arreglando las canciones para la próxima función- Amy suspiró- Alex está enloquecid…Si hablo de ti. Enloquecido.
-¿Cómo está Kalee? La última vez que la vi se veía mejor.
-Lo está logré que volviese a salir, entró en una obra- Amy se detuvo-Espera.
Mikey se incorporó, con la espalda recta, podría no ser nada, Alex haciendo algo o alguien buscando algo…
Hizo su esfuerzo para escuchar, se oían pasos distanciados, voces lejanas, y luego alguien tomó el teléfono.
-¿Ames? – preguntó.
-Lancé la señal- respondió la chica mientras se notaba que estaba corriendo por el ruido que hacia-Alguien está destrozando todo con fuego ¿Dónde está Iris? Necesito que te quedes en la línea Mike.
-Voy para allá.
-Alex quédate aquí- le dijo Amy.
-¿Estás loca?- Escuchó Mikey decir a Alex.
-Confía en mi- Amy respiró hondo- Mikey voy a dejar el teléfono con Alex. Quédate…Mierda.
Mikey no esperó a seguir oyendo. Se levantó de un salto y cruzó corriendo hacia el laboratorio de Donnie, para luego salir corriendo de la Guarida, agradeció que todos estuvieran en el dojo.
Cuando llegó al lugar el teatro estaba destrozado.
Las paredes estaban rajadas, como si unas garras lo hubieran hecho. Mikey había visto el Teatro una vez así que junto a Cassian se apresuraron hacia la sala de música.
Mikey avanzó por el lugar y se volvió a mirar a Cassian, el chico tenía el pelo rubio en punta y miraba ansioso el lugar. Los pianos estaban destrozados, las cortinas del escenario estaban quemadas y la única iluminación era las luces azules del escenario.
-¿Amy?-llamó Mikey.
Solo había tardado veinte minutos en llegar, veinte minutos, había aprendido, pueden ser una gran diferencia.
Una llamarada de fuego salió disparada hacia Cassian, este se protegió y ambos miraron hacia el lugar de donde venía la llamarada. Amy estaba parada en el marco de una puerta, tenía la ropa desgarrada y los ojos le brillaban en azul. Mikey conocía ese brillo, estaba lista para pelear. La llama en su brazo también era otro indicador
-Amy- gritó corriendo hacia ella- ¿Qué sucedió?
-¿Cass? ¿Eres tú?- preguntó ignorando a Mikey.
-¿Pues quien más creías Light?-respondió Cassian acercándose a ella-¿Qué diablos sucedió?
-Un chico que se parecía mucho a ti ha entrado gritando mi nombre- respondió Amy-He peleado con el pero se mantenía alejado de la luz, estaba tratando de iluminarte.
-Más parece que querías asarme- señaló Cassian.
-Cass ese chico se parecía a ti- repitió Amy-Solo que no paraba de chillar.
-¿Hacia dónde fue?-inquirió Mikey.
-No lo sé huyó arrastrándose cuando lo alcanzaron las llamas- respondió. Se agarró del marco- Mierda.
Cass la agarró al instante.
-Tenemos que sacarte de aquí- le dijo Cass.
-Saca a los que están dentro de la sala de grabación- le dijo incorporándose- Mikey puede ayudarme a llegar al hospital.
Antes de que alguno se pudiera mover o decir algo más algo parecido a una bala de cañón oscura.
Los tres se apartaron y se volvieron a ver al responsable, parecía Cassian, con el pelo negro y algunas facciones cambiadas.
-Saca a los otros- me susurró Amy a Cass- Nosotros nos encargamos.
El viento era frío mientras se estrellaba en el rostro de Mikey.
Odiaba mucho los hospitales, odiaba tener que quedarse esperando en la azotea por alguno de sus amigos para que le dieran noticias, era una tortura estar esperando allí.
Kaleen salió del edificio, tenía los labios apretados y la mirada nostálgica.
El estómago de Mikey cayó al núcleo terrestre.
-Va a estar bien- le aseguró- Va a tener que estar internada un tiempo pero va a estar bien.
Mikey suspiró.
-Maldita sea Kalee no me des esos sustos.
-Lo siento Mikey- suspiró- Es solo que me hace recordar…pensé que había acabado.
-Kalee Amy es fuerte- le recordó- Va a luchar. No nos va a dejar tan fácil.
Kaleen asintió y miró a Mikey.
-¿No tienes que volver?
-Puedo aguantar un regaño y un castigo de mi padre Amy, otro lado, está hospitalizada por casi desangrarse- negó con la cabeza- Me quedo un rato más.
Cuando volvió a la Guardia nadie había notado su ausencia, incluso Abril estaba allí, aprovechando esto se metió en su habitación y sacó algunos archivos sobre Sombras.
No era normal que las Sombras tomaran formas humanas, el atacante de Amy era una Sombra y estas no se suponían que debían tener formas tan definidas.
No se suponía que Amy fuera atacada.