Capítulo 5: Final

Victor y Denis aceptaron la ayuda de Otabek.

JJ que los había escuchado pidió unirse a ellos, contándoles que su esposa Isabella y Mila habían sido también secuestradas.

Se subieron a un auto que fue conducido por JJ, Victor se sentó como copiloto, mientras que Otabek y Denis se sentaron atrás.

Los ojos de Victor se cristalizaron un poco al ver como Denis se llevaba bien con Otabek sin saber que en realidad era su propio padre.

Otabek le pidió que no le dijera nada, no quiso preguntarle la razón. Tal vez sólo quería hacerle menor el trauma a su pequeño hijo.

En el transcurso del viaje, Otabek explicó la procedencia de los secuestradores. Eran unos científicos que hace mucho tiempo habían sido encarcelados por sus experimentos ilegales con personas.

En otra parte, Yuri se había quedado en shock mientras era abrazado por la niña.

Yurio y Mari los miraban confundidos y sin decir ninguna palabra.

La niña se separó del abrazo y miró confundida a Yuri, debido a que él no le había devuelto el abrazo.

-¿Mamá, estás bien?— preguntó preocupada.

Yuri dio un saltito por la impresión, la niña lo llamaba "mamá", no podía creerlo.

La niña nuevamente lo abrazó y lloró. Yuri lentamente colocó sus manos sobre la espalda de ella y la acarició.

No sabía qué hacer y no comprendía nada, por lo que sólo se dedicó a tratar de calmarla.

Un pequeño temblor comenzó a remover todo y a inquietar a todas las personas encerradas.

Se suponía que el lugar era seguro pero Yuri comenzaba a dudarlo.

Yurio y Mari se abrazaron a él, al igual que la pequeña niña.

Su nombre era Hana Nikiforova, era hija de Yuri y Victor. Tenía 5 años, sus ojos eran azul cielo y su cabello negro y muy largo.

Un molesto estruendo se escuchó desde afuera de la habitación. De repente, la puerta se abrió de golpe dejando entrar a Victor, Denis, JJ y Otabek.

-¡Vamos, huyamos rápido!— gritó JJ escandalizado.

-¡JJ!— exclamó Isabella sorprendida y corrió hacia él.

Para sorpresa de ellos, fueron pocas las personas que obedecieron y empezaron a escapar del lugar. Otras se negaron a irse, declarando que estaban seguras y protegidas allí.

-Están seguros pero no libres, estamos aquí para repoblar el mundo porque creen que es el apocalipsis, pero ellos no pueden decidir por nosotros— dijo Mila desesperada tratando de convencer a los que no querían irse.

-Somos como ratas de laboratorio— dijo Isabella, apoyando a la pelirroja.

Pero no tuvo caso y al final aquellas personas prefirieron quedarse encerradas.

Mila, Phichit, el joven desconocido de cabello plateado, Isabella y JJ rescataron a algunas niñas y huyeron del lugar. Muy pocas personas hicieron lo mismo.

Victor corrió hacia Yuri, cuando la pequeña Hana se interpuso entre ellos.

-¡Papá!— gritó emocionada y lo abrazó.

-¡Hana!— exclamó Victor sorprendido y abrazó con fuerza a la niña.

Todo calzó en la mente de Yuri, un pequeño sonrojo se formó en su rostro.

Victor miró con sorpresa el cabello de su hija y lo acarició.

-No somos del mismo presente— pensó apenado.

La niña se separó del abrazo y miró a Yuri.

-Mamá, ven— pidió emocionada.

Yuri se sonrojó más con lo escuchado, Victor comprendió la razón y se sonrojó también.

Victor ya no podía ocultarlo más, Yuri se había enterado de todo. Ahora sabía qué tipo de relación tenían.

Miró a su pequeña hija y recordó el día que ella nació.

Cuando Hana cumplió los 2 años, ella junto a sus padres, Denis, Yurio y Otabek comenzaron a vivir en Japón.

Victor pensó en todos aquellos momentos felices que había compartido con su hija y Yuri, hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por un grito.

-¡Debemos irnos ya!— exclamó Otabek con seriedad.

Yurio tomó en sus brazos a Mari y comenzó a correr hacia Otabek y Denis.

-¡El abuelo ese tiene razón, vamos!— exclamó molesto.

Victor tomó en sus brazos a Hana y junto a Yuri comenzaron a correr.

Yuri no pudo evitar mirar hacia atrás para saber sobre el desconocido que lo había abrazado anteriormente, al no verlo dedujo que ya había escapado. No supo porque, pero se sintió aliviado de eso.

En el transcurso escucharon la voz de Sara Crispino descubriéndolos pero no miraron atrás y siguieron corriendo.

Fue cuando salieron del edificio en el cual se encontraban secuestrados que todo se volvió peor.

Nuevamente tembló, pero a pesar de eso no dejaron de correr, incluso cuando la intensidad del sismo aumentó mucho más.

Yuri miró con terror todo su alrededor, los edificios se movían con fuerza y a la lejanía un montón de estructuras caían al piso.

Otabek fue el primero en detenerse, estaba demasiado viejo como para correr tanto y agitarse de esa manera. Con una gran pena y rabia a sí mismo, bajó a Denis de sus brazos.

-¿Estás bien, anciano?— le preguntó Yurio preocupado.

Otabek sonrió al escucharlo, y lo miró con tristeza. Sólo en fotografías había visto al Yuri Plisetsky de 16 años, no importa que tan joven estuviera, seguía siendo su amado.

A penas podían mantenerse de pie debido al temblor que ya se había convertido en terremoto.

El piso comenzó a agrietarse.

Intentaron correr nuevamente pero Otabek estaba muy agotado, Victor lo tomó de un brazo para ayudarlo a caminar.

Denis cayó al piso quedando atrás de todos. Una grieta comenzó a partir el suelo, Yuri con espanto corrió hacia el pequeño y lo tomó en sus brazos.

-Prometí que cuidaría de ti, Denis— susurró abrazando al pequeño.

Yuri trató de regresar con los demás pero la separación que estaba haciendo la grieta era cada vez más grande. De repente, el suelo en el que se encontraba parado comenzó a hundirse.

Victor los miró con terror, Hana y Mari se abrazaron a Yurio, quien tomó del brazo a Otabek para mantenerlo de pie.

Fue entonces que Victor comenzó a correr hacia Yuri y Denis.

Saltó la separación ocasionada por la grieta, tomó en sus brazos a Yuri y nuevamente saltó en regreso.

Yuri no alcanzó ni a reaccionar cuando ya se encontraba al otro lado, Denis empezó a llorar del susto, abrazándose con fuerza al pecho del pelinegro.

-¡Eso fue muy peligroso, Victor!— gritó Yuri enfadado.

Victor no dijo nada y lo abrazó, hundiendo su rostro en su pecho, al lado de Denis.

-Otra vez— escuchó murmurar a Yuri.

Victor alzó a la mirada y aterrado presenció como todo estaba girando.

Denis dejó de llorar y miró también como todo giraba.

-Tío Yuri, tío Victor, muchas gracias por todo— dijo con la voz quebrada.

Yuri le acarició la cabeza mientras que el niño dejó de mirar como todo giraba y hundió nuevamente su rostro en su pecho.

-Yuri…— lo nombró Victor dudoso.

-¿Cómo se llaman?— preguntó Yuri sin mirarlo a la cara.

Victor lo miró confundido.

-Nuestros hijos, los he visto a los dos— contó desesperado.

-Hana, ella se llama Hana, pero nuestro otro hijo todavía no ha nacido— dijo mirándolo sorprendido.

-Ya veo— comentó serio— así que Hana— susurró.

-Lo siento— susurró triste.

Yuri lo miró a los ojos y sonrió— sé que tiene que ver con la perspectiva de uno, pero sin duda fuiste tú quien se quedó intacto— comentó.

El ruso lo miró confundido, él continuó hablando.

-Después de todo, recuerdas a nuestros hijos— varias lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

Victor no se quedó atrás y empezó a llorar.

Ambos se miraron a los ojos con tristeza y desespero, hasta que decidieron unir sus labios con un beso.

Luego de besarse, cayeron desmayados al piso, mientras que todo su alrededor continuó girando.

..

-Yuri, Yuri— todo era negro para él pero escuchaba una voz femenina hablándole desde lejos— Yuri, Yuri— la voz se hacía cada vez más cercana— Yuri— reconoció la voz, era su hermana.

Yuri abrió los ojos de golpe, estaba tirado en el piso boca arriba y el cielo estaba claro.

Se sentó lentamente, con un gran dolor de cabeza, miró confundido a la mujer adulta frente a él.

-Yuri— lo nombró nuevamente la mujer, mientras varias lágrimas caían de sus ojos.

-Mari-nee-chan— la nombró dudoso hasta que de golpe vinieron todos sus recuerdos de lo sucedido— ¡volviste a ser grande, Mari-nee-chan!— dijo sorprendido y abrazándola.

-Fue real entonces— comentó botando lágrimas— después del primer terremoto salí a buscarte, pero me topé con el segundo y todo lo demás, y caí desmayada— contó, Yuri comenzó a inquietarse mientras la escuchaba— lo recuerdo como si hubiese sido un sueño pero tengo las imágenes de haber estado contigo siendo una niña, cuando me desperté, llegué hasta aquí buscándote— contó nerviosa.

Yuri la abrazó con fuerza— te quiero mucho, Mari-nee-chan— empezó a llorar.

-Y yo a ti, gracias por cuidar de mí— apretó el abrazo.

Un joven rubio se acercó a ellos, caminando dudoso.

-Yurio— lo nombró Yuri sorprendido.

El nombrado no se enojó por el apodo, estaba más preocupado en no dejar salir sus lágrimas.

Yuri lo abrazó con fuerza, tratando de detener las suyas propias.

-Yo no lo recuerdo como si hubiese sido un sueño— susurró Yurio recibiendo el abrazo.

-Yo tampoco— susurró Yuri.

Luego de eso, Yuri, Mari y Yurio llegaron a Yutopia.

Hiroko y Toshiya abrazaron a sus hijos desesperados debido a la gran preocupación vivida.

El hotel tenía sectores destrozados pero no estaba derrumbado.

Yuri miró hacia el cielo, agradecido por el bienestar de su familia y por su bienestar propio. Todavía debía asegurarse que Yuuko y Takeshi se encontraran bien.

Pensó en Victor, Denis, Hana y el joven de cabello plateado.

Un dolor vino a su pecho, de verdad anhelaba con desespero que se encontraran bien.

Sólo sabría de ellos si llegaba a existir un futuro para él.

No tenía idea si volverían a ocurrir nuevos terremotos o esa extraña distorsión con el espacio-tiempo. La incertidumbre lo angustiaba pero debía mantenerse firme.

Firme para poder conocer a Victor, a sus hijos y al pequeño Denis.

..

Victor abrió los ojos de golpe, todos los recuerdos de lo vivido comenzaron a saltar a su cabeza, ocasionándole un gran dolor.

-Tío Victor— escuchó un sollozo.

Denis lo miraba con los ojos muy rojos debido al llanto, Victor se levantó del suelo y lo abrazó con fuerza.

-Todo está bien, Denis, estamos bien— dijo para calmarlo.

-¿A dónde fueron mamá, tío Yuri y Hana?— preguntó desesperado.

Victor miró a su alrededor, todo estaba devastado y no había rastro de los mencionados.

Pensó en el restaurante familiar y pensó en su hija Hana, una gran desesperación comenzó a invadirlo.

-Yo estoy aquí, y también estoy bien— escucharon una voz femenina infantil.

Victor y Denis miraron con asombro a la dueña de esa voz.

Una pequeña de cabello negro y corto los miraba con el ceño fruncido.

-Mamá me enseñó como tengo que comportarme en los terremotos, incluso tuve un sueño donde enfrenté otro terremoto con ustedes pero igual estuve tranquila— contó molesta— estuve muy sola y asustada pero fui una buena niña— su rostro comenzó a deformarse por las ganas de llorar.

-¡Hana!— gritó Denis y corrió hacia ella, abrazándola con una gran fuerza.

-Onii-chan— lo nombró empezando a llorar. Para Hana, él era como un hermano mayor.

Victor quedó en shock con lo escuchado y lentamente se acercó a los niños que se abrazaban.

-¿Fui una buena niña, papá?— preguntó sollozando.

Victor sonrió con los ojos cristalizados— sí que lo fuiste, Hana— contestó.

Abrazó con fuerza a los dos niños.

-¿Dónde está mamá?— preguntó Hana después de haber llorado.

-Vayamos a buscarlo— respondió Victor con una sonrisa que trataba de mantener la calma en ambos infantes.

Caminaron en dirección a ese restaurante familiar.

Cerca de allí se encontraron con tres rostros conocidos.

-¡Mamá, papá!— gritó Denis y corrió hacia ellos.

Yurio abrazó con fuerza a su hijo, Otabek abrazó a ambos.

Hana corrió hacia a Yuri y lo abrazó con fuerza.

Victor no aguantó las lágrimas y sonrió aliviado.

Yuri abrazó a su pequeña hija, pidiéndole disculpas que ella no entendía por qué las hacía.

Victor los abrazó y lloraron los tres juntos por un buen rato hasta calmarse.

-Recuerdo todo como si hubiese sido un sueño— contó Yuri— pero sé que no fue así, todo lo que pasó fue real— dijo con seriedad.

-Yo lo recuerdo todo con claridad— contó Victor.

-Yo igual— dijo Denis.

-Gracias Victor, por todo— dijo Yuri sonriéndole y besándolo.

Victor sonrió y le acarició la cabeza.

-Gracias por cuidar y proteger a Denis— dijo Otabek serio y mirando a Yuri.

Yuri sonrió y asintió.

Denis y Hana se acercaron a Yuri para acariciar su vientre, en el cual crecía una pequeña y nueva vida.

Victor miró hacia el cielo, agradecido por el bienestar de sus seres queridos y anhelando que las catástrofes y aquella distorsión en el espacio-tiempo no volvieran a repetirse.

La incertidumbre de no saber que había sido todo eso y el terror de que volviera a suceder, se quedó con ellos.

…..

.

Y el fin. De esta historia, no de ellos.

Bien, seré sincera, siento que pude haber desarrollado mejor la historia, tuve un montón de cosas en la mente que no supe ordenar pero para no destruir nada, preferí no alargarla más de lo necesario.

De todas formas, espero que haya sido de su agrado.

Muchísimas gracias a todos los que leyeron y a quienes comentaron ❤ me alegraron mucho, de verdad muchas gracias ❤

Ahora que he entrado a clases no sé qué tan seguido pueda escribir, pero espero en el futuro volver a publicar algo.

Nos estamos leyendo!