~X

Camus había logrado dirigirlos con agilidad y discreción hasta las catacumbas, una vez allí, tuvieron que seguir las antorchas encendidas hasta finales de un pasillo en donde había una gran puerta custodiada por dos guardias.

-¿Y ahora?- preguntó Cecil, mientas más tiempo pasaban en ese castillo más ansias sentía por salir de allí.

-Podemos observarlos un rato. Planear la-

-No hay tiempo.- Lo interrumpió Ikki, lo vieron desvainar su espada, Malraux trató de detenerlo pero su capitán lo empujó con la fuerza suficiente para quitárselo de encima y comenzar a correr contra ambos guardias.

El pelirrojo cargó contra uno antes de que reaccionara, usando ese impulso para lograr patear al otro, aún así, esa fuerza no fue suficiente y el guardia aún en pie desvaino su espada, Ikki no dudó en atacar, golpes directos, con fuerza, pretendiendo desarmar a su enemigo.

Malraux corrió hacia él, golpeó con su espada e Ikki pudo rodearle el cuello con la suya aprovechando la distracción. La espada del guardia cayó al suelo. Camus soltó todo el aire que no sabía que contenía, pero no se acercó aún.

-Las llaves.- le urgió Ikki a su teniente, mientras éste buscaba en sus ropas.

-Las tengo.

-Abre.- el peliplata asintió y empezó a probarlas.

El rubio gruñó al escuchar su conversación y se rindió a acercarse a ellos.

-Quédate ahí.- le ordenó a Cecil.

-Camus n-

-Hazlo.- repitió con voz más firme, tocándose el pecho, justo en el lugar donde él tenía el tatuaje. Cecil se acomodó el chaleco para cubrirle.

-Estas siendo muy descuidado.- le advirtió a Ikki.- ¿Quién está en esas celdas?- preguntó al guardia.

-Mi deber como guardia de Agnapolis es proteger este lugar, al igual que sus contenidos.

El pelirrojo aumentó la presión en su espada.

-Al parecer, morirás cumpliéndolo, ¿no?- aprovechó la cercanía para susurrarle.

-Ikki.- le reprendió Malraux. Pero cuando su capitán alzó la mirada para verlo...simplemente no pudo reconocer los ojos con los que lo miraban, la vivacidad y la confianza que lo había hecho seguir a Ikki al principio de su travesía, todo eso...ya no estaba ahí.

-Haz algo, tu magia debe de poder-

-No soy capaz de tal cosa.- le dijo Camus.

-Está abierto.- informó Malraux, una vez encontró la llave indicada.

-Camus, quédate aquí, sosténlos, sé que puedes hacer eso.- ordenó Ikki.- Malraux, eres mi mejor guerrero, asegúrate de que nadie entre. ¡Cecil!- gritó al no verlo.- ¡Conmigo, ahora!

-Él no irá.- se interpuso Camus.

-¿En serio quieres contradecirme justo ahora?-habló el pelirrojo, apuntando su espada ahora al rubio, que ya mantenía quieto al guardia.

-Cecil, recuerda todo lo que te he dicho.- le dijo el Demonio Blanco a modo de advertencia.

El castaño asintió cuando pasó a su lado y siguió al capitán.

-Ikki, ¿estás...bien? S-Suenas algo...inestable.

-¿Qué debería de significar eso?

-Nada.- respondió rápidamente. Estaba preocupado, ese no era el Ikki que conocía y le alarmaba escucharlo así de desesperado.

-¿Dónde está ella? Maldición.

Cecil respiró, tratando de calmarse para serle de ayuda en algo a Ikki. Las celdas eran no más complejas que las de su antiguo barco, unos cuantos barrotes y ya, el problema es que había bastantes personas ahí, personas a las cuales la vida les había sido drenada, dejándolos con ojos vacíos, sin emoción, confinados a unos cuantos metros en ese lugar. Era verdaderamente insoportable de mirar para Cecil, aunque a Ikki no parecía importarle, recorría con la mirada todas las celdas, se sentía demasiado cruel no decir la verdad solamente.

-No es momento para que cantes, Cecil.

-¿Eh?- sabía que su capitán no estaba en un muy buen estado, pero reclamarle por cosas que no había hecho era otro nivel.- Yo no hice- Pero lo escuchó, la suave melodía, una voz rasposa, cansada, pero clara, podía escucharlo claramente. Música.

-Me pregunto si canto estos sentimientos a los cielos, ¿te alcanzarán?

-Por aquí.- le indicó el castaño, tomándolo de la muñeca para conducirlo.

-¿Qué? ¿Cómo lo-?

-Solo confía en mí. Lo escucho.

-Porque el tiempo nos ha permitido encontrarnos en este lapso.

¿Conocía la melodía? No lo sabía. No tenía idea. Ni siquiera estaba seguro de que lo que estaba escuchando estuviera en un idioma que Ikki pudiera comprender, pero sí se había dado cuenta que para él, la música era otro idioma, y no necesitaba palabras para entenderlo. Y justo ahora, sólo sabía, sentía, que debía de seguir esa voz.

Giraron a la derecha, ignorando los quejidos de los demás prisioneros, vieron una celda diferente. Grande, con una cama pequeña, pero de verdad, cobijas y el hombre adentro no se veía tan descuidado y sin vida como el resto. Cecil podía observarlo, su piel era del mismo tono que la suya y su cabello castaño había crecido al punto de poder amarrarlo en una coleta, no podía ver sus ojos, nada más que su figura, él creyó que sí no fuera por estar en la celda, sería un hombre imponente, no exactamente por la musculatura, sino por su apariencia impasible.

-¿Rey?- cuestionó Ikki con cautela.

-Muchacho, hace mucho que no me llaman así.- dijo él, interrumpiendo su canto. Estaba sentado en la orilla de la cama, mirando a la pared, sin despegar los ojos de ahí.- Hace 10 años, aproximadamente.

-¿Por qué?- preguntó el pelirrojo de nuevo. Cecil tan solo se dedicaba a mirar, no era exactamente que estuviera en mal estado pero...le dolía ver al hombre. No era para nada un rey. Sus ropas no eran más diferentes a las del resto de los prisioneros, sin embargo, tan solo estaba ahí, ni siquiera inmutándose al oírlos, como si empezara a entrar al mismo estado ausente de los demás.

-Mi propio hermano se reveló contra mí en medio de mi tragedia, perdí a mi mujer, a mi hijo, mi único hijo, ¿y qué fue lo único que obtuve? Una insurrección. Encabezada por mi hermano.- el hombre se inclinó más sobre la orilla de la cama, colocando sus codos sobre las rodillas, aún sin querer mirar a a ambos jóvenes.

-¿Perdió a la reina? ¿A qué se refiere con eso?- exigió saber Ikki.

-Los piratas atacaron el palacio. Estaba en una audiencia con uno de ellos, a punto de dictar la sentencia de muerte de ese desgraciado y...el ataque comenzó. Ella y mi hijo estaban en otra habitación...no sé qué fue de ellos, supongo que los piratas se los llevaron, no sé si estén vivos. Pero en Agnapolis no están. Ni siquiera pude mandar a buscarlos porque mi hermano me quitó del trono, y me encerró aquí, para él, era mejor no encontrar a mi hijo, el príncipe, el próximo rey.

-¿Qué piratas atacaron? ¿Quienes fueron?- exigió saber Ikki, desesperado. Cecil empezaba a sudar frío, estaba acercándose demasiado a respuestas que de verdad no iba a querer escuchar.

-No lo sé, pero supongo que eran su tripulación, los subordinados de aquel que iba a ejecutar.

-¿Quién?

-¿Qué pasaría si su hijo siguiera vivo?- lo interrumpió Cecil. Ikki iba a reclamar, pero el moreno alzó una mano para callarlo, había cosas que él debía de saber, después de todo.

-Es lo que más deseo en esta vida. No quiero el trono de vuelta, tan solo quiero a mi familia.- habló el hombre. El castaño notó como lágrimas gruesas le escurrían por las mejillas, seguía impasible, no quería moverse pero el sonido de su llanto llenaba la celda.

-¿Qué cree que haya sido de ellos? ¿Cree que pudieran haber formado una alianza con los piratas, para salvar su vida?- preguntó Cecil. Ese era su padre a fin de cuentas, quería asegurarse que sería aceptado aún siendo un pirata.

-Ruego que estén con vida.- lloró el hombre.- Pero jamás perdonaría que esas ruines arpías lo hayan convertido en uno más de su sucia tripulación.


-¿Qué sucede si Ikki se entera de todo?- preguntó Malraux. Estaba poniéndose nervioso, la situación que querían evitar estaba haciéndose cada vez más cercana.- El rey debe de estar en esas celdas e Ikki no se veía exactamente...estable. No quiero ni imaginar cómo será después de que se entere de esto.

-Mi versión de la historia demuestra que yo no soy culpable. Yo estaba ahí para buscar a su madre, cierto; pero la ayudé, ella eligió entregarse; y los piratas que atacaron, no eran mi tripulación porque yo ya no tenía una en ese entonces. De lo único que soy culpable es no habérselo dicho antes.

-¿Crees que entienda eso?- señaló Malraux.

-Para con esto. Hasta parece que estás preocupado por mí.

-Lo estoy.- sentenció él.- Soy diferente a ti y lo sé, es algo que Ikki me enseñó. No estoy perdonándote, aclaro; pero no me gustaría que Ikki hiciera algo de lo que se pueda arrepentir. Así que trata de fingir tu inocencia y no hacerlo enojar.

-Tengo esto.- se defendió Camus, logrando un quejido de los guardias al apretarlos más con magia.

-E Ikki tiene convicción.


Cecil jadeó. Un jadeó doloroso porque no esperaba nada de ese hombre, a fin de cuentas no lo conocía, no lo recordaba, pero el rechazo nunca había sido cosa muy frecuente en su vida, por lo que le dolía escuchar al que sabía era su padre no aceptando su verdadera forma.

-Pero podría ser que- Esta vez, Ikki alzó la mano para callarlo.

-Dígame el nombre de ese pirata. Sí le hizo algún daño a alguno de los dos.- le aseguro que le daré muerte yo mismo.- dijo Ikki, acercándose a los barrotes.

El antiguo rey de Agnapolis al fin los confrontó, se levantó, resultando ser unos 20 centímetros más alto que Ikki, bajó a su altura y se apoyó en los barrotes de su celda.

-Cuando estuve a punto de ejecutarlo, se hacía llamar "el Demonio Blanco".

-¿Qué dijo?- preguntó Ikki. Sentía como si todos sus sentidos se durmieran, como si estuviera ahogándose en las profundidades del mar, ni siquiera escuchó cuando el hombre repitió el nombre de nuevo, tan solo leyó sus labios, esas palabras tan conocidas, tan dichas últimamente, su nombre antes de volverlo parte de su tripulación: "el Demonio Blanco."


¿Muy corto? Perdonen pero quería dejarlo en ese suspenso...ahora, ¿qué creen que Ikki haga con nuestro otro capitán ahora que sabe la verdad? Por lo menos Cecil está protegido todavía *guiño* *guiño* okay me detengo xD

Pues como pudieron haber notado, el drama está por llegar a su punto máximo pero eso no significa que estemos cerca del final, tan solo hay cosas que tienen que resolverse si quieres encontrar a tu madre, ¿no?

Bueno, pues espero leer sus reviews sobre que les pareció el capítulo, yo espero volver pronto (sí, ya se que me tardé con este y ni siquiera fue largo), pero ya que me va a entrar el hype por Utapri otra vez gracias al live stage (en serio, Next Door es una bomba de inspiración), pues espero volver lo más pronto posible.

Por cierto, no pude publicar esto antes de las fiestas entonces les deseo a todos que se la hayan pasado genial en compañía de sus seres queridos, vamos a apreciar a todos ellos y darles un lugar importante en este año; este 2018 es un año nuevo de sorpresas y nuevas oportunidades, asegúrense de que sea bueno ;)

Nos vemos luego~