Disclaimer: The story doesn't belong to us, the characters are property of S. Meyer and the plot belongs to content1. We just translate with her permission.

Disclaimer: La historia no nos pertenece, los personajes son de S. Meyer y la trama de content1, solo nos adjudicamos la traducción.


Hope on the Horizon

By: content1

Traductora: Yanina Barboza

Beta: Melina Aragón


Capítulo 13

POV Edward

Una brisa suave pasó por mi cara, despertándome. Inmediatamente miré hacia la belleza dormida a mi lado, para asegurarme de que ella realmente estaba ahí. Había hecho eso varias veces durante la noche, cuando mis pesadillas se habían vuelto demasiado gráficas. No había amanecido todavía, pero podía verla por la luz de la sala. Carlisle y Esme nos habían ofrecido quedarnos en su casa y tendríamos que aceptar esa oferta mientras decidíamos qué hacer. Así como Jasper, Alice y Jackson tendrían que hacer lo mismo. Pero luego de ser dada de alta del hospital después de sus doce horas de observación, habíamos necesitado algo de privacidad y descanso. Así que por los próximos dos días, había cobrado varios favores y nos había conseguido a Bella y a mí una suite muy elaborada en el Skirvin Hilton. Tenía miedo que los sonidos del rescate todavía serían demasiado fuertes en la casa de Carlisle y no quería que nada molestara a Bella.

Mis preocupaciones habían resultado ser correctas. En medio de la noche, ella se había despertado en un sudor frío.

—¡Edward! ¡No me dejes! —había gritado, provocando que se me rompiera el corazón.

La sensación de estar encerrada había sido demasiado, que era por lo que estábamos en este momento acostados en una tumbona en el pequeño patio. Me recordaba a la grande que habíamos tenido en casa. Varias noches las habíamos pasado afuera bajo las estrellas, aprovechando el clima fresco para usar el espacio como una habitación al aire libre.

Ya no más, pensé con tristeza. Nuestra hermosa casa, por la que habíamos trabajado tan duro para construir, se había ido, reducida a nada en cuestión de minutos. Habíamos perdido todo excepto mi auto y algunas cosas que habíamos dejado en la casa de Carlisle y Esme para las noches cuando festejábamos mucho y no queríamos manejar a casa. Carlisle nos había traído una maleta de su casa, así teníamos al menos algunas cosas familiares y estaba infinitamente agradecido por una cosa en particular; una que no había compartido con Bella aún, pero planeaba hacerlo antes de que dejáramos este oasis.

De todas formas, éramos afortunados. Pensé en los números que las noticias ya estaban reportando. Cientos de muertos e igual número de, todavía, desaparecidos. Las tareas de rescate llevarían días, los funerales y ceremonias se extenderían hasta la próxima semana. Teníamos nuestro propio duelo que enfrentar. Partiríamos a Chicago pasado mañana para asistir al funeral de Felix. Íbamos a tener que manejar, porque las identificaciones de Bella se habían perdido en la tormenta y no teníamos tiempo para reemplazarlas y comprar los pasajes de avión.

Estaba preocupado de que el viaje sería demasiado duro para Bella pero ella había insistido, rodando sus ojos ante mi sobreprotección. Afortunadamente, ambos habíamos estado demasiado cansados para pelear sobre ello, cayendo a dormir tan pronto como nos habíamos cepillado los dientes y bañado. La única cosa romántica que habíamos hecho era dormirnos envueltos en los brazos del otro.

Pero mientras la observaba dormir y veía el cielo comenzar a iluminarse, sabía que no habría mejor tiempo y lugar para hacer lo que necesitaba hacer. El horizonte prometía esperanza, el amanecer de un nuevo día, un día donde podrían tomarse nuevas decisiones y celebrar la vida.

Alejándome suavemente de ella, vi como sus brazos se movían, estirándose por mí. Me tenía que apurar. Corriendo hacia la habitación, busqué en la maleta, sacando la caja que Esme me había tenido escondida en su casa. Bella era una curiosa, si la hubiera mantenido en la nuestra, ella la habría encontrado. Al menos mi deseo de ser furtivo había salvado algo.

En un minuto, estaba de nuevo en los brazos de Bella, besando su cara suavemente para despertarla. Quería saludar al amanecer de una manera especial.

—Hmmm... —murmuró ella, estirándose contra mí antes de pasarme una rodilla por la pierna tentadoramente. Cuando se topó con la parte de mí que estaba muy feliz de verla, sonrió seductoramente—. Hmmm... tal vez debería decir, buenos días a ti.

Riendo ante su alegría, la besé en los labios suavemente, mordiéndole el labio inferior juguetonamente, antes de frotarle mi barba contra su cuello con suavidad.

Su reacción fue mitad un gemido de placer y la otra mitad risitas.

—Oh Dios mío, ¡Edward, detente! —resopló finalmente, riéndose histéricamente hasta que estaba jadeando por aire. Afortunadamente, sus costillas no se habían roto o magullado. Los rasguños y heridas en su espalda y brazos sanarían.

Poniendo sus manos en mis mejillas, me pasó las yemas por los pómulos. Sus ojos brillaban intensamente mientras trazaba mis rasgos. Sabía lo que ella estaba sintiendo... la necesidad de asegurarse que todo estaba bien. Me incliné para besar la franja de gasa en la línea de su cabello. Ella tenía algunos cortes más por aquí y por allá, un esguince en el tobillo, pero iba a estar bien.

Enredando sus dedos en mi cabello, me acercó a ella para un beso.

—Pensé que nunca te vería de nuevo. —Beso... beso—. Seguí recordando lo que dijiste... que nunca estaríamos separados. —Beso... beso—. Sabía que vendrías por mí. —Beso… beso—. Mi hombre-E.

Mis labios se curvaron en una sonrisa ante su apodo para mí. Estaba sorprendido de que ella todavía no hubiera aparecido con un pijama con un escudo con la E en azul y rojo. Besando la línea de su garganta, raspé con la barba a través del cuello de la camiseta suelta que ella estaba usando. Jalándola hacia abajo así podía besar mi tatuaje, sentí el rápido latido de su corazón bajo mis labios.

Por más que me gustaría reclamar la responsabilidad por lo que pasó, no podía.

—Amor, no soy responsable por nada de lo que pasó. Emmett y Jacob... incluso Riley... son los únicos que hicieron que todo sucediera. Pregúntale a Em, te lo dirá. De hecho, creo que mi masculinidad fue cuestionada en algún momento.

Un tirón en el cabello provocó que moviera mis labios de donde mordisqueaba su piel. Cuando nuestros ojos se encontraron, vi el chocolate profundo de los suyos mirándome con amor.

—Cielo... eso no es lo que escuché. —Sonrió ampliamente—. Déjame ver... un caótico pelirrojo, jalando su cabello y caminando de un lado a otro entremedio de ayudar a otras personas a vivir. Gritando que iría por su cuenta. Sosteniendo la mano de una mujer mientras la atendía... y puedo decir que esa mujer planea librarse de mí y tenerte aunque ella es cincuenta años más grande que tú. Toda una robacunas. —Hizo un sonido de chasqueo con la garganta y se rio muy fuerte ante mi cara. Era el shock de que la señora Brewer pensara en mí de esa forma... en serio—. Alguien que se lanzó hacia la casa cuando la vio, negándose a irse y volver a donde "se suponía que estuviera". Amenazando a Emmett... —Alisó sus manos para descansarlas en mis hombros—. También escuché que fuiste el primero en comenzar a levantar los escombros una vez que escuchaste a Jackson llorar.

»Para un doctor debilucho... lo hiciste muy bien.

Así que Emmett había sido el que le dijo.

Me distraje cuando una de sus manos se deslizó alrededor de mi cintura y me apretó el trasero. Cuando meneó las cejas en mi dirección, comencé a abalanzarme hacia ella, pero me detuve. Debes concentrarte.

—Bella, cuando me di cuenta que nuestro vecindario había sido alcanzado, pensé que mi corazón se detendría. Pero cuando Emmett me dijo que nuestra casa había sido destruida, se sintió como si mi corazón hubiera sido arrancado de mi pecho. Y mientras las horas pasaban, pensé que me iba a volver loco; no puedes ni siquiera imaginar los pensamientos que atravesaron mi cabeza. —Cerrando los ojos, puse la cabeza contra su pecho. Por un momento, el miedo resurgió y estaba cerca de estremecerme.

Retrocediendo, la miré a los ojos.

—Desearía que hubiera una forma mejor para decir lo que siento por ti.

¡Solo hazlo, Edward! Escuché a mi voz interior gritándome. Así que estirándome hacia la terraza de madera detrás de mí, puse la caja en mi mano, me deslicé de la tumbona y me arrodillé enfrente de ella.

Sus ojos se ampliaron de forma adorable.

—He tenido esto por un tiempo, pero no había tenido el coraje para preguntarte. Estaba esperando por el "momento correcto", queriendo que sea especial. Estaba pensando en nuestras próximas vacaciones en Cancún… imaginando una propuesta romántica en la playa. Estaba preparándome para eso. —Me encogí de hombros—. Pero mientras esperaba sin poder hacer nada, sin saber si tendría o no el placer de abrazarte de nuevo, sabía que había permitido que mis miedos me hagan un tonto.

Abriendo la caja azul, moví la cubierta interior del anillo y la abrí.

Bella jadeó viendo el sencillo solitario. Incluso con la ayuda de Alice, no había sido capaz de decidirme por algo más elaborado, así que planeaba llevar a Bella conmigo a la tienda para elegir el anillo de casamiento y si quería o no una montura más elaborada para el diamante en forma de pera. Por ahora era una simple banda de platino.

—Amor... —Me reí bajito—... esa palabra, bueno, ni siquiera se acerca a definir lo que siento por ti. Eres mi todo, Bella. Mi corazón late por ti, todo mi mundo gira alrededor de ti. Cuando estamos separados, siempre siento como si la mejor parte de mí estuviera perdida. El día que entraste a esa clase de psicología y, en mi vida, fue el mejor momento de esta. Y aunque hemos perdido todo, tuvo que pasar esto para que me diera cuenta que no puedo esperar un minuto más... miedos, dudas e inseguridades son reprimidos... para pedirte que seas mi esposa.

Sacando el anillo de la caja, lo sostuve entre mis dedos y se lo extendí a ella. Se había enderezado, poniendo sus piernas a mi alrededor donde yo estaba arrodillado y sonreí mientras el sol salía en el horizonte, enviando suaves rayos de luz hacia nosotros, resaltando los rojos, violetas, azules y verdes en su cabello. Parecía profético.

—Un día, una nueva oportunidad de vivir nuestras vidas, una con la que definitivamente hemos sido bendecidos. Isabella Swan, ¿me harás el extraordinario honor de ser mi esposa?

Un pequeño jadeo fue mi única advertencia antes de que se abalanzara sobre mí, empujando el anillo de mi mano y hacia el piso.

—¡Sí! ¡Sí! —dijo mientras salpicaba besos por mi cara. Chilló y casi se cayó de la silla hacia el piso para sentarse a horcajadas sobre mí.

Pero cuando nuestros labios se encontraron, el anillo y su respuesta fueron olvidados por varios minutos, mientras la besaba de la forma que había querido cuando fue rescatada. La acerqué a mí, reprimiendo un gemido cuando ella se me arrimó. Nuestros alientos mezclándose entre besos mientras nuestras manos deambulaban contra nuestra piel.

Cuando fue a desvestirme, la detuve por un momento.

—Espera... Bella... déjame buscar el anillo. —Porque tan pronto como nuestra ropa hubiera desparecido, planeaba estar distraído por mucho tiempo.

Se rio de mí cuando me tuve que poner en manos y rodillas para mirar debajo de la silla en la que habíamos estado durmiendo. Deslizarlo por el nudillo de su dedo anular me hizo sentir tan posesivo que quería tomarla justo en ese momento. Ella debió haber visto la lujuria en mis ojos porque gimió.

—¿Por qué en forma de pera, Edward?

Ella me conocía demasiado bien, que sabía que habría comprado algo con significado.

Fue mi turno de sonrojarme... maldito sea mi abuelo irlandés. Estaba seguro que mi cara estaba tan roja como mi cabello.

—Es la forma de una lágrima. Así cuando te haga llorar, que lo haré, serás capaz de mirarlo y recordar que me prometiste ser mía a través de todo.

Se rio y después sacudió la cabeza hacia mí.

—¡Eres un tonto!

Todo lo que pude hacer fue encogerme de hombros. Era verdad.

—Edward, ¿crees que puedas olvidar que estuve en el hospital ayer? —Negué con la cabeza con confusión y ella sonrió de manera ladina—. Porque, aunque amo cuando me haces el amor, um... estoy esperando algo más rápido y furioso en este momento.

Mi boca se abrió y después una carcajada se me escapó. Poniéndome de pie, me estiré para acercarla a mi lado.

—Creo que puedo manejar eso, Bella. —Sintiéndola saludable y segura en mis brazos, sentí el fuego en mi sangre—. Sí, definitivamente puedo manejarlo.

El sol se levantó en el horizonte y después a través de las ventanas de la habitación que habíamos dejado abiertas, derramándose sobre nosotros mientras mimaba a mi prometida. Como tantas otras personas, tendríamos que empezar de nuevo, comenzar desde el principio. Pero fuimos bendecidos. Teníamos seguro, a nuestra familia y amigos para apoyarnos, y la esperanza que cada día traería. Mientras el sol se elevaba más alto, iluminando el tiempo que pasamos en la cama, primero follando frenéticamente, más tarde lentamente haciendo el amor, sabía que la cosa más importante que tenía era Bella... su amor por mí... y la promesa de nuestro pedacito de para siempre.


Y este es el final… Esta es una historia que me encanta y espero que ustedes también hayan disfrutado, ¿les gustaría contarnos sus opiniones en un comentario?

Como siempre hacemos al final, es momento de agradecer. Gracias a todas las traductoras y betas que hicieron el trabajo para que la historia llegara a ustedes. Lo que hacen es increíble. ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!

Gracias a la autora de esta historia, que nos permitió compartirla con ustedes. ¡Gracias, content1!

Y gracias a todas las lectoras de esta historia. Las que nos acompañaron desde el principio, las que se sumaron en el camino y las que van a leerla ahora que está terminada. Gracias a aquellas que nos alegraron con sus comentarios y gracias a las lectoras fantasmas (esperamos que se animen a comentar, aunque sea en este que es el último capítulo). ¡Esperamos que hayan disfrutado de la historia!

¡Hasta la próxima traducción!