Calma

Era un día relajado, uno de los pocos en donde Victor permitía que él y su pupilo descansaran durante todo el día.

Ambos se encontraban en Hasetsu. Yuri estaba sentado en un sillón viendo un vídeo de una rutina de patinaje en su celular, mientras que Victor estaba sentado en otro sillón cercano a él, tratando de leer un libro, pero su vista se dirigía siempre a su acompañante, no podía concentrarse en lo que leía.

Los padres y hermana de Yuri estaban ocupados atendiendo a los clientes que visitaban Yutopia, por lo que ambos se encontraban solos.

Victor se acercó lentamente a Yuri, quien no quitaba sus ojos de su teléfono. Le tocó su pierna, comenzando a acariciarla con delicadeza y lentitud, mirando atentamente su rostro.

—Lo hicimos anoche, Victor— respondió con seriedad, sin despegar la mirada de su celular.

—Pero...— reclamó y suspiró. Yuri lo miró a la cara.

—Está bien, pero primero tomemos un baño— dijo sonrojándose un poco al decirlo.

—¿Juntos?— preguntó emocionándose, recibiendo una respuesta positiva. —¡Iré a poner la tina!— exclamó y rápidamente salió de la habitación.

Yuri cerró el vídeo que se reproducía en su celular y se levantó del sillón. Un extraño ruido se comenzó a escuchar.

Makacchin corrió hacia él muy nervioso. Lo acarició para calmarlo, cuando de repente empezó a temblar.

Yuri suspiró frustrado, esperaba que no se volviera más fuerte.

Victor regresó a la habitación, corriendo hacia él, completamente asustado.

—¡Yuri, un terremoto, un terremoto!— exclamó, tomándolo del brazo.

El nombrado lo miró incrédulo y fue abrazado por él.

—¡Debemos ir a un lugar seguro, Yuri!— dijo tratando de caminar rápido con él.

Victor lo tomó de la mano y lo arrastró con él. Ambos se escondieron debajo de una mesa, siendo seguidos por el caniche.

—No puede ser, Yuri. ¡Esto es terrible!— dijo abrazando con fuerza a su canino.

Yuri lo miró sorprendido, sin decir nada, ni siquiera estaba asustado por el temblor.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

—Es un temblor, Victor. El cual de seguro ni alcanza la mediana intensidad— respondió como si nada.

Victor lo miró incrédulo, no podía entender cómo es que él mantenía la calma como si nada malo pasara.

El temblor terminó y por fin respiró aliviado.

—Yuri, debemos ir a ver cómo están tus padres y los demás.

Pero otro temblor comenzó a remover la casa, para su mala suerte.

Victor soltó un chillido del susto, Yuri lo miró preocupado. A él los temblores no lo asustaban debido a que estaba muy acostumbrado, después de todo, Japón era un país muy sísmico.

Suspiró, sintiéndose culpable por estar tranquilo mientras que Victor de seguro ya no aguantaba la desesperación. Lentamente se acercó a él y lo abrazó con fuerza, deseando poder contagiarle su calma.

—Tranquilo, este temblor no es nada, preocúpate cuando sea más fuerte— dijo sin soltarlo.

—Pero si ya es muy fuerte.

Yuri se quedó en silencio unos segundos antes de seguir hablando, pensando bien en que decir.

—Tranquilo, estoy contigo, todo estará bien.

Victor hundió su cabeza en el pecho de él. El temblor terminó.

Poco a poco Victor logró mantener la calma y relajarse, sin separarse de Yuri.

—Una vez leí que Rusia también era un país muy sísmico— comentó Yuri con confusión.

Victor se sonrojó sin decir ninguna palabra, por lo que él lo miró sorprendido. Una sonrisa compresiva se formó en su rostro.

—Todos le tenemos miedo a algo, tranquilo— comentó acariciándole el cabello.

Victor se separó un poco de él, lo miró a los ojos con determinación y lo besó.

Yuri correspondió el beso con alegría. Su sentimiento de culpabilidad se borró al haber podido calmarlo.

Se prometió a sí mismo que si volvía a temblar, él se encargaría de transmitirle toda la calma posible a su amado.