Declaimer: los personajes en esta historia no me pertenecen, le pertenecen a Marvel, Disney y Stan Lee y Jack Kirby, solo los dos OC son míos. Yo solo los tomé con el objetivo de entretener y hacer reír, no tengo ánimo de lucro alguno.

N.A: Tengo que decir que soy una novata cundo se trata de escribir de los vengadores, pero la verdad no me resistí a hacer esto ya que he visto algunos fanfiction de este estilo estos en inglés y me gustan algunos, me parecen bastante divertidos en lo que concepto se refiere, pero al buscar en español me di cuenta que no hay muchos así que me atreví a hacer esto como prueba.


Capitulo: 1

Kaylin Kass Opv

Para mí no había nada mejor que soñar, pues eso era lo que me permitía seguir en movimiento, u olvidar lo aburrido de la vida cotidiana, pero aquello tenía su lado negativo, y eso era despertar. Despertar y darte cuenta de que no estabas salvando al mundo con los Vengadores o combatiendo a Lord Voldemort, era darte cuenta de que en lugar de tener citas con la Viuda Negra o el Soldado del Invierno estaba en mi habitación luchando para levantarme para sobrevivir a otro aburrido lunes, uno de esos lunes en los que me costaba levantarme porque me había desvelado estudiando, haciendo algún proyecto o trabajo para la universidad o viendo algún anime o película de Marvel…uno de esos lunes un súper aburrido que pasaría sin pena ni gloria en mi vida.

Aunque debo ser honesta, todos o la mayor parte de mis días eran así, pero en fin… tengo veintiún años y soy una estudiante diseño gráfico y comunicación social, y aunque puedo sonar algo inmadura, incluso algo loca, pero para mí tiene sentido soñar de semejante manera o ser así, porque tenía la intención de convertirme en una magnate de los medios de comunicación relacionados con el anime y manga, y más reciente los comics, además de ser escritora de fantasía aclamada, ya que creo que para dedicarse a eso no se puede ser aburrido y serio.

Ciertamente soy una mezcla de cosas y gustos, pero me gusta ser así, aunque muchos me digan que necesito crecer y poner los pies en la tierra o ser así fuera hasta cierto punto un problema, puesto que, como ya dije anteriormente, me costaba levantarme los lunes y por lo tanto solía llegar tarde a la clase de estadística… y hablando de eso, sé que mi alarma sonó ese lunes, la apagué creyendo que me levantaría, pero no fue así, sin darme cuenta volví a quedarme dormida.

Dormí treinta minutos demás y cuando volví a la vida por lo que tuve que salir de la cama lo más rápido que pude de la cama, tome la ropa que había preparado la noche anterior y entre tropiezos me vestí, luego trence mi espeso cabello castaño, en vista de que no tenía tiempo para ponerme una de mis pelucas,… y si no tenía tiempo para eso, mucho menos tenía tiempo para poner mis lentes de contacto y no dejar ver mis ojos azul grisáceo.

Era extraño para mí ir al natural a la universidad, pero era necesario, para ganar algo de tiempo, y más porque aún debía asegurarme de que mis libros, comics y mangas estuvieran en mi mochila, mientras me atragantaba con el desayuno que mi amigo y compañero de apartamento me había dejado, todo para subirme a mi amada Ducati con el objetivo de llegar a tiempo y no tener que lidiar con mi peor pesadilla, el profesor de estadística, aunque de igual manera mi apuro y atraganto no sirvió de nada pues de igual llegue tarde y me llamaron la atención.

Fueron unos diez minutos solamente, pero eso era suficiente para que esas dos horas de clase fueran las dos peores horas de mi vida, aunque siendo honesta, lo que realmente me parecía lo peor de todo era que es que mi compañero de apartamento, el que se supone debía despertarme si me quedaba dormida, sentado a tres puestos detrás de mí, en la fila de al lado. No quería ni verlo, me hervía la sangre de solo hacerlo, pero por más que quería ignorarlo no podía, porque mi teléfono no dejaba de vibrar a causa de sus mensajes de: "lo siento, no quería llegar tarde".

Yo lo tampoco quería hacerlo y heme aquí teniendo que soportar las caras que me hacia el profesor, además de tratar de responder cada pregunta que me lanzaba cada que quería, por suerte… por alguna extraña razón en cuanto la clase estadística se acabó salí lo más rápido que pude sin siquiera mirar a atrás, con el objetivo de llegar a mi siguiente clase sin toparme con mi amigo, pero eso no ocurrió. Durante el trayecto me entere, gracias a otros amigos míos, que por cosa del destino ese día falto un profesor, así que tenía tres horas libres las cuales podría aprovechar para hablar con Daniel, solo que no tenía ganas de hacer eso.

Cambie la dirección hacia a mi lugar favorito en la universidad con la esperanza de olvidarme, aunque fuera un poco, de aquellas cinco horas que aún tenía por delante… para sentarme a leer, solo que un par de minutos después una sombra cubrió el sol y un vaso de café apareció frente a mi cara –mocaccino con mucha canela y chocolate —me dijo Daniel.

Al instante lo miré de reojo y tras pensarlo un par de segundos tome la bebida caliente que el ofrecía —Gracias por despertarme esta mañana —le dije sarcásticamente.

Él bajo la cabeza apenado, sabía lo que había hecho, pero no dijo mucho al respecto, al menos no al inicio, él simplemente se sentó a mi lado para luego tomarse la libertad de quitarme mi nuevo número de Scarlet Witch vol.2 de las manos.

—sabias que hablas dormida —inquirió Daniel con cierto nerviosismo.

—me lo han dicho, pero ¿eso qué tiene que ver? —Le dije sin darle importancia mientras trataba de quitarle lo que me había quitado.

—Bueno… la última vez que entré para despertarte, tenías un sueño bastante subido de tono… con… el Capitán América.

Daniel estaba rojo como tomate y comprendía muy bien el ¿Por qué?

No era muy común que fantaseara con el Cap, así que podía recordar con mucha exactitud ese sueño y por lo mismo sabía lo que había salido de mis labios y yo no pude evitar reír aunque así lo quisiera.

No me malinterpreten por eso, soy más tímida de lo que parezco en estos momentos, pero en contraste con Daniel soy algo más atrevida y espontanea; quien, en ocasiones es el ser más mono facetico que puede existir. Una persona que a la cual no le gusta que lo interrumpan, o es caótico cuando su rutina cambia y tiene que adaptase a una nueva, que también tiene cambios de parecer bastante seguido en cuanto gustos y otras cosas, o que es vicioso cuando empieza algo nuevo. Ciertamente a veces parecíamos venir de mundos distintos, pero a pesar de todo eso es un fantástico amigo con el cual hablar de varios de mis temas favoritos, en esos momentos en los que necesito despejar mi mente. Un fantástico artista digital, que siempre tenía un buen consejo bajo la manga, que en ocasiones podía ser cómo el propio Steve Rogers, en cuanto a brújula moral se refería, aunque también en el espeso cabello rubio que cubría su cabeza.

En fin…

Me reí. Era inevitable hacerlo, su expresión era tan divertida.

–Sí, no fue para tanto. —Hice una pausa— de hecho, solo es el segundo mejor sueño del mes pasado.

Creo que no es necesario decir que Daniel se horrorizo.

— ¡No fue para tanto! ¡Era como leer una página de las cincuenta sombras de Gray!— exclamó.

—Dramático. Fue un acto involuntario de mi cerebro, es algo sobre lo que no tengo control alguno, así que no puedes culparme o juzgarme por eso, pues puede pasarle a cualquiera. —Le di una probada a mi mocaccino y luego seguí con una sonrisa— si echarle la culpa a alguien puedes echársela a Chris Evans o a mi mamá, quien me mando esa foto súper sexy foto de él.

Daniel se quedó callado, y eso no me agradaba. Sé que es absurdo, pero es que a mi modo de ver tenía que pagar por no despertarme esa mañana; y creo que había encontrado la forma de molestarlo un poco más… definitivamente había encontrado algo divertido con lo cual molestarlo

—Dan ¿Cómo sabes de que va el libro?, ya sabes… el de cincuenta sombras de Gray.

De nuevo se puso rojo cual tomate.

—no te diré cómo sé eso, es vergonzoso… y no desvíes el tema original. Te das cuenta de que le echaste la culpa a mi tía. —respondió él apresuradamente.

—es la verdad…ahora, señor "yo no fantaseo con nadie pero me leo las cincuenta sombras de Gray" te advierto que el día que eso suceda yo estaré ahí para recordártelo.

Dicho eso me dispuse a beber mi café con una sonrisa que él definió como de villano solo para molestarme, pero como no le dije nada al respecto, o mejor dicho me queje, se quejó él.

— ¿Por qué vivo contigo? —me preguntó.

Volví a reír.

—Vives conmigo porque si no ninguno de nosotros estudiaría aquí, ya sabes, a nuestros padres les preocupaba que estuviéramos solos y lejos de casa, decían que eso no era buena combinación. —Hice una pausa— además, necesitabas a alguien que pagara la mitad de las cuentas y renta.

—cierto… por eso te aguanto. —respondió él fingiendo fastidio.

—por eso y porque por eso no tienes que ir a la tienda de comics cada mes por los números correspondientes. —eso lo dije con la esperanza de que me regresara lo que leía entretenida antes de que él llegara, pero no pareció captar aquella indirecta, así que tuve que ser directa— ¿Me lo devuelves, aún no lo termino?

Tenía la mano extendida para recibir lo que me pertenecía, sin embargo, lo único que recibí fue una cara de ruego bastante infantil.

—Esta interesante. —argumentó.

Yo entendía porque lo decía, así que no dude en volver extender mi mano y esta vez hice el gesto clásico de "dámelo", esa de abrir y cerrar los dedos.

—Lo sé, por eso lo quiero terminar. —le dije.

Con un suspiro, que para mí significaba me rindo, me entregó el segundo número del comic y seguí leyendo como sin nada, mientras que él se preparaba para dibujar en su tableta. Era extraño para nosotros tanto silencio, estábamos demasiado callado, por lo que obligatoriamente de la nada tenía que salir una conversación que muy poco llamarían común.

— ¿Qué poderes tendrías si pudieras? —me preguntó Daniel de pronto, tomándome por sorpresa. Yo solo lo miré por encima de mi comic disimuladamente, trataba de parecer indiferente al tema, mientras a la par le daba otra probada a mi cálida bebida. Quería sonar fastidiada del tema, aunque realmente no lo estaba, era solo que ya que tenía días intensa con mi nueva afición…, sin embargo, eso no significaba que no me moría por contestar, y lo peor del caso era que él lo sabía— solo responde, el silencio es incómodo.

No le daría demasiadas vueltas al asunto. Sabía exactamente que poderes me gustaría tener desde que vi la primera película de los X- Men, y eso era algo que no había cambiado con el paso de los años —si pudiera tener un poder ese sería el de Rouge así podría duplicar cualquier otro poder u/o habilidad, incluyendo el largo periodo que obtuvo factor de curación de Wolverine y sus garras como pasa en los comics, también me encantaría tener los poderes del profesor X Jean, o Gray antes fénix. —le dije.

Mientras pasaba la página sentí su mirada intensa sobre mí, supe que no me escaparía tan fácilmente de dicha situación.

—Se honesta —Me dijo centrado en su dibujo.

Pasé otra página y probé mi café de nuevo tratando de hacerme la fuerte, la que no entendía a qué se refería.

—soy honesta.

Daniel me miró fijo al instante.

—No lo eres.

Bien, él tenía razón. No era completamente honesta, así que sin poder evitarlo un ligero gruñido de frustración salió de mis labios, mientras me dejaba caer en el pasto y el comic cubría mi rostro.

—bien. Como la Bruja Escarlata, con su magia del caos y poder alterar o usar las probabilidades a mi beneficio.

Escuché una risa salir de sus labios.

—sabes que estas obsesionada con ella ¿cierto?

Solo había algo que podía decir con respecto a ese tema.

— ¡es tu culpa! ¡Yo era feliz siendo otaku y viendo cada tanto las películas de los X-Men y tú apareciste con el maravilloso mundo de Marvel y la Era del Ultron, que me mostró una nueva forma de ver a ese personaje que me caía mal gracias a X-Men Evolution y ahora soy fan!

Con esas palabras dichas Daniel me volvió a mirar, pero en esta ocasión lo hizo extrañado.

—no me eches toda la culpa de eso, hasta donde sé, tu madre, tu prima y tu hermano también tuvieron que ver en eso.— me dijo Daniel serio —…además también está el hecho de que Wanda es la es la hija de Magneto, tú villano favorito.

De nuevo tenía razón, sin embargo…

—cierto, no voy a negar eso, pero en un principio solo hablabas de Marvel y tenías algo con la Era de Ultron y eso me empujo un poquito más. —argumenté, mientras pensaba que había sido ligera con mis palabras. Que decir que solo hablaba de eso es poco.

Daniel rio, cosa que le daba valides a mis palabras.

—bueno… si somos más honestos tú me volviste algo otaku, así que creo que eso nos hace estar a mano… ahora volviendo a tu elección de poderes ¿No crees que sea ambicioso, además podrías vivir sin contacto?

Lo del contacto físico que Daniel planteaba era cierto, no obstante yo tenía mis ases en la manga, tenía que tenerlos teniendo en cuenta los años que había estado pensando sobre el tema.

—admito que no sería fácil, pero creo que valdría la pena, y más cuando sabes cuánto tiempo puedes sujetar a alguien para determinadas cosa. Un segundo para memorias y personalidad, cinco para mutaciones que serían permanentes, y más de eso energía vital.

—Rouge no puede hacer eso, lo sabes. —se quejó Daniel con una actitud algo infantil.

—Lo sé, pero serian mis poderes, por lo que estarían adaptados a mí, así que… jaque mate.

—de eso no se trata eso, la pregunta que es poderes tendrías.

—Que cuadrado eres —le dije entre risas— ahora dime tú… ¿si pudieras tener un poder cuál sería?

He de admitir que aquello me tomo por sorpresa, pensaba que diría como Hulk, pero bueno, ser tanto Hulk como rápido no tenía mucho de utilidad, al menos desde mi punto de vista… aunque en su caso, si lo pensaba bien, ser rápido estaba justificado.

—para llegar a tiempo siempre. —le cuestioné.

—tú llegas tarde solo los lunes. Yo por otra parte casi siempre llego tarde… sea el día que sea lo hago. —me dijo Daniel decaído.

—eso no es del todo cierto. Cuando pasas todo el día en la universidad y te arrastro para no llegar tarde a las clases que compartimos—. Le dije para tratar de subir el ánimo que se le había ido al suelo al recordar aquello Ciertamente no era la mejor forma de subirle el ánimo a alguien, pero al menos era algo.

—es una forma de verlo, esas son solo cuatro clases.

— ¿en serio? ¿Solo por eso? —Tenía que confirmarlo, en serio tenía que.

—no puedes criticarme por eso. Estoy seguro de que tú solo usarías la telequinesis para hacer levitar un libro para leerlo mientras caminas y bebes Mocaccino.

Otra vez tenía razón, aunque no sabía otro par de razones por las cuales me encantaría usar la telequinesis y sin duda se las diría.

—también para leer mentes o mover objetos, siempre he querido hacer eso.

Una risa jocosa salió de los labios de mi amigo.

—Eres un caso, lo sabias.

—Tú no eres un santo.

—cierto, y porque puedo molestarte todo el rato que tenemos libre me compañeras a comprar un café. —me dijo él mientras se levantaba.

–Estuviste allá hace poco para comprarme un café ¿Por qué no compraste uno para ti?— le pregunté.

—no tenía ganas de café en ese momento y verte bebiendo café todo este rato revivió mis ganas.

—bien, pero quiero una galleta gigante y otro moca, el mío se acabó —pedí con una gran sonrisa

—es justo pagaste la renta y las cuentas completas.

Dicho eso Daniel me tendió la mano para que pudiera levantarme, y luego tome mis cosas para dirigirnos a la cafetería a donde ambos nos solíamos comer de vez en cuando, y tras hacer una fila más o menos larga, un mocca, un café negro y cuatro galletas gigantes; volvimos a donde estábamos en un principio. En el área verde principal de la universidad, sentados en el pasto, usando mi laptop como cine portátil, cuando de pronto escuchamos una pequeña explosión en el sector de los laboratorios científicos.

— ¿En que trabajan los de laboratorios científicos? —le pregunté a Daniel. Él tiene amigos y conocidos en todo el campus, así que en mi cabeza debía de saber que estaba pasando.

—ni idea, pero es la tercera explosión del día. —me respondió él indiferente.

—me he dado cuenta… y no me gusta.

—exageras. Te aseguro que Loki no entrara por un portal.

Sabía perfectamente que mi otro villano favorito no aparecería este universo, pero eso no significaba que exagerara. Al poco tiempo de aquellas palabras se escuchó una explosión mayor a todas las anteriores y antes de que pudiera decir algo al respecto, sentí el suelo temblar para que todo luego se volviera blanco, y cuando digo blanco es porque así era. Fue como el insoportable flash de una cámara, algo que ilumino terriblemente el campus y nos segó antes de hacer que nos desmayáramos.

Parecía algo sacado de mis sueños más locos si lo pensaba bien, y es que yo creía que estaba soñando en casa, en mi cama, tenía que ser así, porque cuando volví de nuevo en mi me moría de frio y por tanto, lo primero que se me vino a la mente era que después de mi pesado día estaba en casa, que seguramente caí dormida en cuanto llegue y que Daniel había aprovechado eso para modificar la temperatura del termostato. Si eso era lo que pensaba, pero en el momento que abrí los ojos para confirmar mi teoría, me encontré con que estaba muy equivocada.

Estaba sobre nieve de verdad, aun cuando no era la estación para que eso ocurriera, era extraño, simplemente extraño; no obstante, debía preocuparme por otra cosa, me era inevitable hacerlo.

Daniel.

¿Dónde estaba Daniel?

No estaba a mi lado, como cuando estábamos en el pasto, pero al subir mi cabeza y mirar a mí alrededor me percaté de que se encontraba a unos metros detrás de mí, evidentemente estaba inconsciente, así que sin dudarlo mucho me puse a hacer una bola de nieve para arrojársela y ver si así regresaba a la vida… y ahí, con esa simple acción, pudo ver entre los arboles del bosque una estructura que había visto antes.

Para cualquiera eso podría ser un alivio, pero para mí no y menos cuando empiezas a darte cuenta de que crees estar en un lugar que no existe, que existe solo en películas. Definitivamente aterrada arrojé la bola de nieve, que aún tenía en mis manos a Daniel, y este casi al instante empezó a moverse como un gato desesperado, sin embargo, eso no fue suficiente para despertarlo, por lo que me vi en la necesidad de arrojarle otra.

— ¿Qué rayos te pasa? —se quejó él adormilado.

Después silencio absoluto.

No necesitaba mucho para saber que se estaba dando cuenta de que no estábamos en el mismo lugar

— ¿Dónde…?

No lo deje terminar.

— ¿Qué es lo último que recuerdas? —le pregunté.

Daniel lo pensó durante un par de segundos mientras se entretenía con la nieve bajo sus manos.

—recuerdo estar sentado en el pasto, contigo. Estábamos viendo la Era de Ultron mientras comíamos galletas gigantes cuando de pronto todo se volvió blanco.

Cuando amigo dijo eso caí en cuenta de que faltaban nuestras cosas. Si estábamos viendo la película, mi laptop y el resto de mis cosas debían estar cercar, eso era lo que mi lógica me decía, así que, como hice con Daniel, miré alrededor con más detalle, y así a unos aproximadamente dos metros de mí, pude ver todas mis cosas.

Bien…mi mente ya estaba formulando una teoría en este punto, a causa de aquella estructura que me parecía tan familiar, por lo que algo desesperada de confirmar mis sospechas anduve a gatas por la nieve para llegar a ellas, para después tomarlas entre mis manos, sin embargo, cierto detalle sobre ellas me llamo la atención, y como no, si tanto mi laptop como mi mochila o mi teléfono no parecían haber tocado la nieve. Eso sin duda, al menos según yo ayudaba a confirmar mi teoría, pero aun así encendí mi laptop para confirmar otra cosa.

Mi objetivo con eso era ver si todos mis archivos de Marvel seguían en mi disco duro, pero como sospechaba estos habían desaparecido, así que, acto seguido tome mi mochila para guardarla y de paso buscar mis comics, pero estos tampoco estaban, aunque si estaban mis mangas, mis libretas y las pesadas guías de historia.

No estaba loca.

Sabía dónde estábamos, pero aun así no quería pecar de cualquier cosa, por lo que tome mi teléfono y busqué en google Sokovia, de la misma manera que hice cuando luego de haber visto la película como cinco veces y sentir curiosidad por el lugar. En solo un par de micro segundos obtuve un resultado que me dejo helada, un resultado que esta vez no arrojaba no tenía que ver con un lugar ficticio del Marvel Cinematic Universe.

Era un país, realmente era un país.

—Kass ¿Dónde estamos? —. Escuché y lo ignoré, aunque no fue a propósito, estaba en shock— ¿Dónde estamos? Kaylin.

Podía sentir como Daniel me movía para hacerme reaccionar, pero yo aún estaba procesando todo… estuve así un par de minutos, lo estuve hasta que finalmente lo acepte.

—creo que estamos en Sokovia…


Editado entre: Noviembre y Diciembre del 2019

Nueva nota del autor:

Como no tenía ideas para acabar los capítulos que tengo pendiente, así que me puse a editarlos a ver si la inspiración volvía, y lo hizo, pero me tomare mi tiempo para trabajar en esto.