14. Quien seas tú

En el centro de tu ser tienes la respuesta; sabes quién eres y sabes qué quieres.

Lao-Tse


Hogwarts

Inglaterra

Noviembre, 1999

El sonido recurrente de las gotas de agua en el techo hacía que sus nervios se dispararan de alguna manera, más fuertes y provocando un eco de inestabilidad, sintiendo que le temblaran un poco las manos que halaban las cobijas de a poco. Pansy estaba dormida a su lado, respirando de manera suave al estar relajada después de una buena sesión de sexo...Pero él no lo estaba.

Había estado con miles de mujeres a lo largo de su vida, había estado con tantas que la pérdida de la cuenta se presentó en algún momento de la vida que llevaba. No por nada era considerado como uno de los hombres más guapos del colegio. Pero sentía que estaba fuera de lugar lo que estaba haciendo. Se levantó de la cama, dejando caer la sabana que tenía encima para comenzar a vestirse de una maldita vez.

Ni siquiera tenía porque estar en el castillo.

—¿No vas a quedarte a dormir?.- La voz de Pansy llego un poco ahogada por el sueño que aún tenía en la punta de la lengua. Y Draco solamente hizo una mueca de desagrado al escucharla y oír algo que no quería.

Compromiso.

—No.

Comenzó a meterse el pantalón con rapidez, tratando de no hacer movimientos bruscos para no despertar a las otras muchachas en la habitación, no teniendo idea de que hora era.

Seguramente pasaba de la media noche a juzgar por cómo una de ellas, probablemente Millicent, roncaba con singular alegría. Tomo su camiseta para calzarla por segunda vez en el día, por diferentes motivos y decidiendo que la primera vez que se la había quitado había sido mucho mejor de lo que fue ahora.

—¿Te veo en clase?.- Pansy enderezó un poco su cuerpo, tapando su pecho con la manta que estaba sobre ella y que poseía los colores de la casa.

Draco dudo un segundo.

Su "familia" estaba dentro del castillo y aún cuando ya había hecho lo necesario para protegerlos y mantenerlos en anonimato con todos las personas a su alrededor, tenía que cuidarlos... ¿No?

Sonrió de manera extraña.

—Quizá regrese el fin de semana.

Pansy solamente sonrió a sus espaldas, volviendo a recostarse en la mullida cama de dosel. El rubio se levantó de la cama, tomando sus botines negros para el lodo, y caminando despacio para abrir la puerta y salir en completo silencio de la habitación de mujeres. Solía hacerlo seguido y ellas lo permitían, con gusto. Primero había sido Daphne Greengrass, rubia, alta y con un cuerpo de diosa, labios grandes y agradable a la vista pero quizá la había pasado tan aburrido que había decidido dejarle casi dos meses después de comenzar a follar con ella, tomando nota de que por más que quisiera, la muchacha seguía siendo más fría que el lago negro en invierno.

Le había seguido Miracle Sallow, una muchacha rubia de ojos grises que miraban a Draco con tanto deseo que provocaban que su interior se removiera en lujuria y ganas de follarla incluso en los salones de pociones pero tenía un pequeño problema: Quería que el rubio se casara con ella, dándole así un aviso de que debía dejarla casi a las dos semanas de haber comenzado.

La tercera fue Astoria Greengrass, más había tenido tanto miedo en la Guerra Mágica que habían pasado, que ni siquiera logró llegar a segunda base con ella al tratar de protegerla con más ímpetu de lo necesario. Astoria quizá era la muchacha que más había amado hasta el momento, teniendo en cuenta su larga lista de conquistas que iban desde Ravenclaws y Slytherins, con la excepción de las Gryffindor.

Nunca había salido con una de ellas.

Y agradecía que fuese así cuando Blaise había salido con una muchacha de la casa de los leones y le había tratado de arrancar un testiculo con los dientes.

Draco se estremeció ante el recuerdo, cerrando la puerta tras él cuando salió de la habitación, caminando por el pasillo y bajando las escaleras hacia la sala.

Pansy era su última conquista, incluso con la que más había durado, teniendo 4 meses saliendo y dándole unas buenas sesiones de sexo que le dejaban exhausto y más caliente que al principio. La morena de ojos verdes permitía que hiciera con ella lo que quisiera en la cama, desde amarres hasta pequeños golpes que le daba. Era grandiosa pero no la amaba.

Draco suspiró antes de cruzar la sala, rodeando un sofá de cuero negro que estaba justo en medio de la habitación.

—¿Que no sabes que no debes de estar en la habitación de las mujeres?

Belmont Lowell lo veía desde el sofá que había rodeado, con una gran sonrisa de malicia en su cara. El muchacho era castaño, dando un toque de cero maldad en sus ojos chocolates, pero Draco lo conocía mejor que nadie al compartir habitación con él desde el primer grado.

—Jodete.-Contesto Draco sin voltear a verlo, siguiendo su camino para salir de la sala, antes de que le alcanzara a paso veloz. El mencionado volvió a sonreír al emparejarse y ponerse frente a él.

—Solo quiero decir que estuve cuidando todo el tiempo, y lo mejor que pude para que conste, la cosa que me diste.-Draco paro sus pasos para verle fijamente.—Pero quiero decirte que comenzó a hacer ruidos extraños desde que no estás en el colegio y me da un poco de miedo.

El rubio abrió mucho los ojos.

—¿Y que esperabas para avisarme, idiota?- Rodó un poco los ojos, dando la vuelta y dejando a Belmont parado justo en su lugar.

Draco camino hacia el lado contrario de donde estaban, hacia la habitación de los hombres.

Abrió la puerta y camino haciendo mucho ruido, recibiendo una almohada voladora de parte de Blaise, quien gruñó y maldijo en voz alta a toda la ascendencia del último Black.

—Vamos, a callar todos.- La voz del rubio corto todas las réplicas que se habían hecho en la habitación.

Después de todo era el Príncipe de Slytherin.

Blaise abrió mucho los ojos antes de levantarse de golpe y mirar a su amigo, quien era perseguido por Belmont, hacia la cama del rubio, designada por una fina caligrafía plateada que rezaba su nombre. Theo en cambio se calzó los lentes en los ojos y también se enderezó en la cama, esperando saber que hacía ahí el muchacho.

Se escuchó un golpeteo, que terminó cuando Draco tomó en las manos el pequeño artefacto que brillaba. Una Snitch Dorada.

La misma Snitch que hace muchos años había estado en la boca de Harry Potter.

—Blaise, Theo.-Llamó el rubio mientras ambos se miraban entre ellos.—Ya es hora de que comencemos a resolver estos detalles.


El golpe seco en la pintura hizo que todo comenzara a ser un caos dentro de la Sala Común de Gryffindor. Los golpes sonaban como si quisieran tirar la puerta mientras los gritos de la Dama Gorda comenzaban a resonar, como si estuvieran matándola poco a poco y lentamente, disfrutando el dolor del cuadro. Los alumnos corrieron por todas partes encerrándose en sus habitaciones y preguntándose qué podría pasar a las 4:00 am para que todo aquello sonara como una nueva guerra... Pero afuera solo era una batalla.

—¡Vieja necia!.-Gritó Draco mientras empujaba a Blaise para que no lo detuviera de nuevo, tratando de alejarlo de su camino para volver a golpear el retrato.—¡Hágase a un puto lado si no quiere que...!

—¡Ayuda! ¡Me quiere matar! ¡MORTIFAGO!

La voz de la Dama Gorda, hacia qué los tímpanos de los tres Slytherin presentes sufrieran un dolor extraño, como si uñas pasaran sobre una pizarra de tiza, de un lado a otro.

Theo solo levantaba las manos, empujando con su cuerpo a Draco, quien forcejeaba con Blaise, metiendo golpes y codazos para que pudiera soltarlo de una buena vez.

—Mi señora.-La voz del muchacho más coherente de los tres casi no se escuchaba sobre los gritos de la mujer.—Por favor, yo se que usted además de guapa es una mujer inteligente...

—No le digas mentiras.- Susurro Blaise mientras abrazaba a Draco y provocaba que la mujer gritara más fuerte.

—¡Voy a callarle la boca de una jodida vez!

—¡Auxilio! ¡Me matan! ¡NOOO!

Draco levantó la varita sobre la cara de Blaise, apuntándole directamente al retrato. Theo suspiró.

—¿Qué estás haciendo, Malfoy?- Todo el caos se detuvo de golpe cuando Harry habló, mirándoles de manera curiosa pero divertida al ver la escena desde lejos y decidiendo intervenir cuando vio lo ridículo que se estaba tornando, negando un poco cuando los gritos de la mujer regordeta en el cuadro siguieron.

Draco solo le apuntó con el dedo.

—Tú... Maldito cuatro ojos.-El rubio le miró con cara de fastidio y torció un poco el gesto con una leve expresión asesina.—¡Ya cállate!

La Dama Gorda cesó los gritos que seguía pegando, abriendo mucho los ojos por última vez antes de correr a esconderse y abandonar el cuadro.

Harry solo suspiró al saber que no podría entrar a la sala por un rato.

—¿Qué quieres?

Los tres muchachos parecieron volver a la realidad cuando la pregunta del moreno llegó hasta ellos. Draco sacó de su bolsillo un pergamino, aventándolo hacia el niño que vivió.

—Eres el descendiente oficial de Ignotus Perevell, ¿No?.- Harry asintió mientras cachaba al vuelo el papel enrollado.—Encontré a los otros dos descendientes.

Harry parpadeó un poco, confundido.

—¿Y quienes son?

—Al parecer es mejor que leas primero antes de mencionar el nombre.

Harry abrió el pergamino con una leve mueca, quedándose quieto al leer los nombres que menos habría esperado: Tom Riddle y Draco Malfoy. Se estremeció un poco.

—Creo que necesito sentarme un momento.

-¿Me estás queriendo decir que somos parientes?.-Harry se pasó la mano por la cara, por cuarta vez en 10 minutos. Había pasado del estado de estupefacción al de la negación mientras volvía a ver el pergamino detallado de todo lo que habían descubierto los días que habían faltado a clases.

Les tenía que reconocer el rendimiento y determinación que los tres muchachos sentados en la salita de donde sus hijos dormían.

—Estoy diciendo que eso fue lo que seguimos.- Theo abrió la boca antes que los otros dos muchachos.—Seguí el rastro por varias generaciones y encontré que Antioch Perevell murió asesinado pero dejó a una hija pequeña, de uno o dos años.

Harry asintió, tratando de comprender lo que sucedía, y tratando de poner toda la atención que merecía lo que estaba narrando.

Draco carraspeó.

—Esa niña se casó más adelante con un hombre que llevaba por apellido Malefoy y sabrás que mi familia era Francesa.-Señaló el pergamino con un nombre extraño, que no se podía entender muy bien.—Caim Malefoy era el último heredero del apellido, pero había sido hechizado con una maldicion por una vieja bruja.

—No me extraña...-Susurro Harry por lo bajo mientras Draco entrecerraba los ojos.—Sigue.

—Caim huyó de Francia hacia Inglaterra para poder empezar desde cero... Igual murió a causa de la maldicion pero tuvo un hijo varón.-Los largos dedos de Malfoy se fijaron en otro nombre.—Frankfurt Malefoy tuvo que luchar contra el hechizo de su padre al darse cuenta que se heredaba... Hasta que viajando por el mundo descubrió que la maldicion era simplemente para el apellido.

Theo asintió, habiendo dicho lo mismo varios días atrás, cuando lo descubrió.

—¿Quien le pone Frankfurt a su hijo, por Merlin?.-Blaise negó suavemente, recibiendo una mirada envenenada de parte de todos los presentes, prefiriendo callar.

—Y así, antes de morir le dijo a su hijo que tenían que parar la maldicion cambiando el apellido de los siguientes descendientes...-El rubio se señaló a sí mismo.- Geronimus Malfoy fue el primero que pisó Inglaterra con ese nuevo apellido y da la casualidad que es el tatarabuelo de mi padre.

Harry solamente negó un poco.

—¿Y Tom?.-Pregunto mientras Theo señalaba un apartado del pergamino con unos nombres, siendo menos que los del rubio.-

—Cadmus Perevell tuvo una hija llamada Morgana, al final, ella se casó con un muggle y fue así como llego hasta Tom Riddle padre... Solo son 4 generaciones, así que Morgana es tatarabuela de Tom.

—Ahora dime que tienes las Reliquias de la Muerte.-Blaise volteó hacia el muchacho de cabello negro azabache.—Porque las vamos a necesitar.

Harry solo movió la cabeza de un lado a otro, negando un poco.

—La varita está en la tumba de Dumbledore y la piedra la perdí en el Bosque el año pasado.

El sol comenzó a salir, iluminando un poco la habitación mientras las aves comenzaban a cantar, dando por terminada la conversación.

Draco comenzó a sonreír un cuando dentro de la habitación que tenía Hermione en la Torre se escuchó la llave del agua, correr.

—Ten.-El rubio extendió la mano para darle a Harry la Snitch que le pertenecía.—Creo que encontré una.

"Me abro al cierre"


Les dejo una buena tanda de capítulos en esta noche.

Una disculpa porque son pequeños, pero mas adelante sabrán porque razón.

Un abrazo y un beso para tod s.

Y recuerden...

Disclaimer.

Todo lo que reconozcan en esta historia es de la fantastica J.K