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Extra:

De besos y otros demonios


"Así es, y resulta curioso como a veces brindamos este tipo de demostraciones de afecto sin saber si existe algún significado detrás de ellos. Por ello nos dimos la libertad de dar a conocer el trasfondo que hay sobre estos besos…"

Mientras la reportera del programa seguía hablando, cierto ruso luchaba por no caer dormido, aunque, no sabía exactamente porque razón batallaba por mantenerse despierto, ya que lo transmitido en televisión después de media noche no era lo más interesante del mundo.

—Yuuri —llamó a su pareja—. Oh —exclamó, percatándose que el nombrado ya estaba, probablemente, en su quinto sueño; con el rostro recargado en su pecho—.

El peliplata llevó su mano para acomodar un par de cabellos negros que se colaban por la frente del menor, tomó el control remoto y apagó el aparato.

—Dulces sueños —susurró besando la frente del nipón, mientras se acomodaba para abrazarlo y caer dormido también.

Al estirar los brazos sobre el colchón, se extrañó al no sentir el cuerpo que siempre sentía todas las mañanas. Parpadeó para aclarar la vista, y buscó al nipón con la mirada; encontrándolo un poco más abajo que la almohada, había veces donde encontraba a su pareja en posiciones realmente raras, le gustaría saber que tanto era su movimiento nocturno como para terminar así.

Recargó la cabeza sobre su diestra, colocando el antebrazo en la almohada, y le contempló.

Sus pestañas eran largas, su aspecto al dormir era angelical y apacible, le transmitían un aura tan pura y tranquila; si no fuera porque en ese momento se dedicaba a admirar toda la belleza que aquel nipón desprendía a sus ojos, desde el momento en el que abrió los ojos hubiese acaparado esos suaves labios en incontables besos.

Oh.

Besos.

Si su mente recordaba bien, el programa del día anterior hablaba de los tipos de besos y su significado, los pequeños mensajes que envolvían en ellos.

«Eso me podría servir», pensó.

No perdía nada con brindar unos cuantos a su pareja sabiendo que significaban cada uno, a fin de cuentas, para algo tenía que servirle el tiempo invertido en programas de media noche.

Sonrió convincente y devolvió la mirada al pelinegro, acercándose poco a poco hasta rozar sus labios con los mechones de pelo que caían sobre su oreja.

—Yuuri —susurró en su oído, recibiendo un pequeño quejido de respuesta—. Despierta dormilón —musitó, acercando sus labios a los párpados ajenos, dedicándole un suave roce a cada uno de éstos.

" Beso de ángel: es aquel en el que besas a alguien en los párpados o en zonas cercanas al ojo. Se emplea normalmente para despertar suavemente a una persona o también para demostrar cariño. Significa que sientes un afecto inmenso hacia la otra persona, un amor totalmente puro."

—¿Hmm? —murmuró, desperezándose—. Buenos días… —dijo, acomodándose sobre el pecho de su compañero de habitación.

—Buenos días —respondió de vuelta con una sonrisa, mientras acariciaba su mejilla con el dorso de sus dedos.

—Qué…. ¿qué hora es? —preguntó, colocándose sus anteojos para tomar el reloj que se hallaba en la mesita de noche—. Ah —clamó, volteando para mirar al ruso—. ¿¡por qué no me levantaste antes!? —le dijo apenado, después de todo, el reloj marcaba que ya eran pasados quince minutos del medio día.

—¡Lo siento! —contestó riendo—. Me levante relativamente hace poco… ¿una hora, tal vez? Pero...me distraje —le dijo, desviando la mirada hacia otra dirección.

—¿Con qué? —interrogó, arqueando una ceja.

—Bueno… digamos que me desperté y vi tu rostro, y eso es todo —confesó con una gran sonrisa.

—¿¡Me estuviste viendo por una hora!? —exclamó totalmente rojo.

—Dije que tal vez fue una hora, no sé si fue menos —o más, pensó.

Sí, había observado a Yuuri —y tomado fotos— por alrededor de sesenta minutos —o más—, pero él era solo una pobre víctima en las garras del nipón.

—¡No es mi culpa! ¡Es tuya!

—¿¡Mía!?

—¡Sí! ¡Es tu culpa por ser tan hermoso!

—¡V-Viktor! —exclamó avergonzado.

Viktor le miraba con un puchero, mientras el japonés trataba de controlar su sonrojado rostro; por último, suspiró y llevó una mano hacia la cara contraria, acunando la mejilla del ruso.

—Bueno, es tarde… prepararé el almuerzo y puedes comenzar tú con el baño —le sonrió.

—Está bien —devolvió la sonrisa, acariciando la mano hallada sobre su rostro—. ¿No quieres acompañarme?

—No empieces…—advirtió el otro separándose para cambiarse y preparar la comida.

—Al menos lo intenté —se burló el peliplata, dirigiéndose al baño.

Probablemente no era el fin del mundo el levantarse a esa hora, pero ya tenían planes para ese día; era el primer momento libre que tenían después de varias semanas de entrenamiento consecutivo debido a las competencias que estaban, prácticamente, a la vuelta de la esquina. Habían decidido dar un paseo por la ciudad, como habían acostumbrado desde hace algunos meses, aunque ahora el paseo sería más corto.

Después de todo, no podía culpar del todo a Viktor por su distracción, sería como negar que el hacía lo mismo las contadas veces que se despertaba antes que su pareja; el admirar lo largas que eran sus pestañas, lo suave que se sentía su cabello.

«Lo bello que es su rostro…», pensó, sacudiendo rápidamente la cabeza, si seguía pensando en cada característica del ruso, la comida terminaría por quemarse sobre el sartén.

—Uhm… huele delicioso —le dijo el ruso al oído, pasando los brazos alrededor de la cintura del nipón mientras posaba su barbilla sobre su hombro.

—Me sorprendiste —dijo, debido a un pequeño salto que había dado al sentir el tacto del ruso a su alrededor—. Entonces, es mi turno. Puedes colocar los platos mientras tanto —anunció, partiendo rumbo al baño, sin embargo, su muñeca fue tomada para devolverlo a la cocina, quedando entre la barra de ésta y el cuerpo de cierto peliplata.

—Desayuna primero —pidió, abrazándolo de nuevo.

—No tardaré —rió—, no queremos que esos blini se enfríen ¿o sí? —le dijo mirándolo al rostro. Los blini eran pequeñas tortas hechas de trigo rellenas de distintas cosas, en este caso, Yuuri los había rellenado de queso crema—. Sé que son tus favoritos.

—Oh, ¿entonces los preparaste porque me gustan? —preguntó juntando sus frentes.

—Claro —sonrió—, por lo tanto, no tardaré.

—¿Seguro que no tardarás?

—Seguro —dijo riendo, mientras acercaba su nariz para acariciar la contraria—.

—Está bien —contestó, dejando ir a su pareja.

"Beso esquimal: es un tipo de contacto divertido e íntimo, normalmente es utilizado como demostración de cariño, es un sinónimo de ternura y complicidad."

La tarde llegó más pronto de lo esperado, y con ello, el atardecer cubrió las calles de San Petersburgo.

Pese a salir cada que podían, aún faltaban muchos rincones de San Petersburgo —próximamente, toda Rusia—, que no conocían. Se habían pasado la mayoría del tiempo pasando por distritos comerciales, terminando en la Plaza Sennaya; donde el peliplata se divertía con cada una de las expresiones de su pareja al observar la cantidad de tiendas y cosas que exhibían.

—¡Matryoshkas! —exclamaba el pelinegro observando los juguetes en un aparador—. ¡Chocolates! ¿Esos son, son pr-prianks?

Priániks —dijo riendo el peliplata, recordándole el nombre del bizcocho—. ¿Yuuri?

—¿Sí? —preguntó con brillo creciente en sus ojos.

—Entremos por algo de tomar —sugirió, señalando un local de color verde.

El local era un establecimiento abarrotado de bebidas y licores típicos de la tierra, incluyendo el Vodka claro está; no obstante, debido a la época invernal, el dueño del lugar se tomó la libertad de aconsejarles de una bebida en especial, de la cual, el ruso compró dos vasos.

—¿S-Sbiten? —pronunció dubitativo el japonés, el ruso definitivamente aún no era su fuerte.

—Sí —afirmó el ojiazul—. Está hecho a base de miel, pues considerarlo una especie de té, es una bebida típica en temporada de frío, bueno… más frío —le informó su pareja.

Yuuri observó la bebida y la olfateó, tenía un aroma dulzón, y sin pensarlo más, lo llevó a su boca; colocando una satisfactoria expresión al primer sorbo.

La pareja siguió recorriendo locales y puestos, hasta que el nipón se paró observando una vitrina.

—Viktor, ¿puedes esperar un momento aquí?

—Uh, claro —respondió, observando como el menor entraba a un establecimiento.

Recargándose de la pared, sus ojos fueron de un lado a otro mirando a los pocos transeúntes, frotó sus manos para darse un poco de calor, tanto él como el nipón, habían olvidado traer bufanda por las prisas de salir, y ahora realmente se arrepentía. Segundos después escuchó la campana de la entrada del local, sonido que indicaba que su pareja estaba saliendo. A la par que el japonés salía, una chica salió detrás de él.

—Lindos lentes —alcanzó a escuchar que le adulaba la fémina.

—Gracias —escuchó responder confundido al menor, dirigiéndose a su lado.

Observó cómo la chica se despidió de su pareja moviendo los dedos ligeramente, mientras iba a encontrarse con un grupo de amigas halladas en una esquina para esperarle, las cuales no dejaban de ver a su dirección.

—Regresé —anunció el pelinegro ya posicionado junto a él.

—¿Encontraste lo que buscabas?

—Algo así —dijo en voz baja—. Podemos continuar —le sonrió.

—Andando —dijo, devolviéndole la sonrisa.

Y observando como el grupo de féminas aún no se iba, rodeó los hombros del nipón con un brazo al mismo tiempo que acercaba sus labios a su rostro, dejándolos rozar suavemente su mejilla por unos segundos.

"Beso en la mejilla: el beso en la mejilla es un beso corto y apropiado en público. Es cuando se está de pie al lado de la persona amada, te inclinas y le robas un beso. Es breve, pero significativo, lleno de cariño y complicidad. Este beso transmite un "me gusta tenerte a mi lado."

—V-Viktor —dijo apenado el pelinegro.

—¿Qué? Un beso en la mejilla no tiene nada de malo —sonrió, teniendo como respuesta el sonrojo en las orejas del japonés.

Con el rostro de su pareja posicionado al lado contrario por la vergüenza, él dirigió la mirada hacia atrás, dedicándole al grupo de chicas una mirada triunfante y socarrona, disfrutando por breves segundos la expresión de incredulidad posada en sus rostros.

"También envía un claro mensaje a los demás, y ese es, que la persona que está a tu lado ya ha sido tomada, por lo tanto, no tienen ninguna oportunidad."

Aún con la sonrisa en su rostro, el ruso caminaba animado al lado de su pareja por una pequeña calle.

—Yuuri, ¿a dónde quisieras ir aho—? —pero su oración no fue terminada, ya que su cuello fue halado—. ¿Qué…? —preguntó observando la tela azul en su cuello.

—Una bufanda —contestó el japonés—. Noté que estabas frío…y yo también, las vi en la tienda y me gustaron. Mira, hacemos juego —sonrió alegre el menor, tomando la punta de su bufanda color gris, tenía algunas líneas gruesas de color azul intercaladas con unas grises, y la bufanda azul que él portaba, tenía líneas grises intercaladas con las azules, de modo que al ponerlas juntas simulaban ser una especie de pieza de rompecabezas, encajando a la perfección.

Al divagar en sus pensamientos, el mayor ni siquiera había notado que el japonés había salido con una bufanda puesta. Acaricio la suave tela en su cuello y miró detenidamente al menor.

—¿Te gustan? —preguntó sonriente, a cambio, sintió las manos del ojiazul alzar su bufanda a cada lado de su rostro, mientras le miraba profundamente—. ¿Viktor? —preguntó mirándole con brillo en sus ojos.

El peliplata se fue acercando lentamente, eliminando su distancia en un profundo beso, tomándose el tiempo necesario para saborear cada rincón de los labios de su pareja, mientras sus rostros eran ocultados entre la tela color gris.

"Beso acompañado de una mirada intensa: la persona que recibe este beso, debe sentirse amado tiernamente por quien se lo da. La persona que lo recibe debe saber que esa mirada previa hace que el beso sea de amor verdadero Con brindar y corresponder este beso, deben entender que están completamente enamorados."

—Me encantan —musitó dulcemente el peliplata, recargando su frente sobre la contraria.

—M-Me alegro —contestó sonrojado el menor.

Viktor le dedicó una apacible sonrisa conforme acomodaba de nueva cuenta la bufanda, tomando ahora la mano del pelinegro, entrelazando sus dedos.

Caminaron un rato más por la poco transitada calle, hasta que en un momento Yuuri pidió parar por un momento, recargándose sobre una pequeña barda.

—¿Te cansaste? Podemos regresar ya —sugirió el peliplata al ver como el japonés sacudía sus pies.

—No, no, ya estoy—auch —se quejó al colocar la planta del pie sobre el piso.

—¿Te duele?

—T-Tienes razón, probablemente sea el cansancio —trató de explicarse el nipón, pero su expresión de dolor al volver a dar un paso, hizo que el ruso arqueara una ceja.

—Quédate quieto —le dijo, agachándose con el ademán de retirarle el zapato.

—N-no, Viktor, ¿q-que haces? —preguntó, tratando de zafar su pie de las manos ajenas, cosa que no logró.

—Creí haber curado todas —suspiró el ojiazul, al ver un par de cortadas con un hilo de sangre recién salido alrededor del pie del japonés—. Pero, las curé antier, Yuuri… ¿esto es de ayer? —preguntó enfocando su vista en los ojos cafés.

El aludido desvió la mirada apenado, dando a entender una respuesta más que afirmativa.

—Pensé que ayer no te exigirías de más por las heridas recientes —regañó de forma sutil, colocándole el zapato de nuevo para posicionarse frente a él.

—L-Lo siento, ¡pero es que…! —clamó, enfocando su vista al frente—. Las…las competencias, están muy cerca, y, yo, yo no quiero…fallar. Lo lamento, cuidaré de mis heridas yo mismo, no quiero molestar —susurró cabizbajo.

Viktor le miró arqueando una ceja mientras sus manos se hallaban a cada lado de su cintura, al escuchar la respuesta del pelinegro, suspiró; y volviéndolo a mirar, se acercó a él, cargándolo de improvisto como si fuera una princesa.

—¡V-Viktor! —exclamó sorprendido, colocando sus brazos alrededor del cuello del peliplata—. ¿Q-Que haces? La gente volteará a mirarnos.

Uhm… no me importa —respondió mirándolo a los ojos—. Te cargaré hasta que ya no te duela más, si es necesario, nunca tocarás el piso.

—¡N-No digas eso, puedo caminar! —objetó sonrojado.

—Entonces no digas que cuidarás de tus heridas solo —reclamó, mirándolo suplicante, a lo que el pelinegro agachó la cabeza de nuevo. Viktor suspiró—. Yuuri —le llamó, sentándolo en la barda que estaba a unos centímetros de ellos, quedando ambos a la misma altura—. No me molestas, nunca podrías molestarme. Pero me preocupas —dijo, tomando su mentón con la mano derecha—. Y no digas que no quieres preocuparme —enunció al ver las intenciones del japonés.

—Lo siento…

—Deja de disculparte… curaré tus heridas todos los días, donde sea que estén, siempre lo haré con cariño y amor, tan sólo dime cuando sucedan ¿sí? —pidió mientras acariciaba la mejilla ajena.

—Está bien —respondió, colocando la mano sobre la posada en su mejilla.

El peliplata sonrió, levantando con su mano libre los mechones que caían sobre el rostro ajeno para acercar sus labios y besar su frente.

"Beso en la frente:Es un beso inocente y muy tierno, lleno de admiración y respeto, una demostración de ternura y protección. Es un beso que requiere confianza y conexión con el otro, demostrando un vínculo profundo."

—Te cuidaré, toda mi vida te cuidaré; porque eres lo más hermoso que hay en ella —susurró acariciando su rostro—. Así que quiero ver una sonrisa —le dijo, observando en el acto los labios curveados del nipón—. Perfecto —dijo devolviéndole la sonrisa.

—Gracias —susurró el pelinegro abrazándolo.

—No hay nada que agradecer —contestó correspondiendo el abrazo—. Aparte… lamento que el paseo de hoy haya sido corto.

Mmm, no. No importa el tiempo o el lugar, lo único que necesito para ser feliz, es estar junto a ti. Estar a tu lado me hace feliz —confesó afianzando su agarre.

—Yuuri… —le llamó el peliplata separándose del abrazo.

—¿Sí? —preguntó, y sus labios fueron atrapados en un suave beso, el cual correspondió segundos después.

Al finalizar el contacto, Viktor se separó, recargando su frente en el pecho ajeno mientras sus manos rodeaban la cintura del japonés.

—Te amo —susurró el ojiazul, estando en la misma posición; causando que el pelinegro posara una linda sonrisa.

—Yo más —respondió rodeando el cuello de su pareja hasta acariciar su nuca, mientras reposaba su rostro sobre la cabeza del ruso, dejando que el manto de la noche cayera sobre sus siluetas.

"Beso en los labios: hablamos de una mezcla de amor y pasión, de romanticismo, deseo y felicidad. Es la necesidad de estar en contacto íntimo con la otra persona y no querer que se vaya. Al brindar ese beso se transmite el mensaje de siempre pensar en esa persona, y el deseo de un futuro feliz a su lado."

No tardaron mucho en regresar al departamento, y cumpliendo su temprana amenaza, Viktor cargó a Yuuri en todo el trayecto, solo que en la espalda; ya que ser llevado como princesa por las calles de Rusia era muy vergonzoso para el japonés.

Ya adentro, el nipón se encargó de dar de comer a Makkachin, el cual los recibió gustoso para después irse y seguir con la siesta que estaba tomando; mientras que la pareja, se cambió de ropa para acomodarse sobre el sofá y mirar una película.

Viktor se hallaba sobre el mueble, sosteniendo al nipón en su regazo, rodeando su cintura con ambos brazos. Al pasar unos minutos de la cinta, el ruso miró la cabeza del japonés, enfocándose en un sitio en especial; y formándose en su rostro una sonrisa maliciosa, se acercó al oído ajeno.

—Yuuri —susurró, tomando el lóbulo de su oreja entre los dientes, depositando besos sobre la extensión del oído.

—¡V-Viktor! —gritó alejándose del peliplata, sosteniendo con su la mano, la ahora, oreja de un color rojizo.

"Beso en la oreja: considerado romántico, se relaciona con la picardía y el juego, se considera que su objetivo principal es la provocación de la pareja con un significado evidente, quiere despertar en ti toda la pasión del mundo."

—¿Hmm? ¿Te molestó? —preguntó gateando hacia él japonés.

—S-Solo me sorprendiste —respondió, quedando entre el respaldo del mueble y el cuerpo de su pareja.

—Entonces puedo besarte ahora, ¿no? —inquirió rodeando el cuerpo ajeno con sus brazos.

—A-Ah, p-pues…

¿Puedo? —susurró a su oído con un tono ronco y seductor, haciendo estremecer al japonés, porque, dios, como odiaba que usara ese tono, estaba seguro que cuando hablaba de esa manera podía decirle que sí a cualquier cosa que le pidiera.

Sí, puedes —concedió el japonés, recibiendo gustoso los labios de su pareja, a la par que ascendía sus manos hacia la nuca del peliplata, profundizando el contacto.

"Beso con un abrazo: se trata no solo de besar, sino de abrazar mientras besas, de entrelazar también tu cuerpo con el del otro. Es una situación de cercanía y contacto máximo, que expresa afecto, amor y compromiso, denotando la disposición de ambos de ceder ante el otro, entregándose por completo."

Saboreando la superficie de los labios ajenos, el peliplata poco a poco iba colando las manos entre la camisa del menor, robándole en el acto un pequeño jadeo, el cual aprovechó para introducir la lengua en la boca ajena; dejando que ambas se entrelazaran y danzaran juntas en un profundo beso.

Viktor… —gimió el japonés en una pausa para tomar aire, mientras el peliplata volvía a la labor de poseer su boca y sentir su cuerpo.

"Beso francés: conocido también como beso de lengua, es el beso más apasionado que existe, demuestra sobretodo, atracción, pasión y deseo; un deseo carnal impresionante por la otra persona. Cuando existe un contacto así, simplemente te desean demasiado."

Yuuri —jadeó el peliplata separándose para respirar y mirar a los ojos a su pareja, pero cuando decidió unir sus labios de nuevo, el japonés desvió la mirada, huyendo del contacto.

El pelinegro rodeo el cuello del mayor con ambos brazos, escondiendo su rostro en el hueco que formaba éste con su hombro, tal acto causó un poco de gracia a Viktor, observando como su pareja se rehusaba a separarse de ahí para verle a la cara.

—Yuuri, si no me dejas mirarte, entonces tampoco podremos ver una película —le llamó de forma tierna, tratando de recobrar el plan original.

El peliplata sonreía mientras acariciaba al de ojos cafés, esperando pacientemente que se retirara de su escondite. Al cabo de unos segundos sintió al menor removerse, sin embargo, en lugar de ver como se retiraba de esa zona, sintió como la mano contraria se iba hacia su nuca.

—¿Estás seguro que quieres ver una película? —susurró contra su oído—.

—Ah…Y-Yo —pronunciaba nervioso, sentir la cálida respiración del nipón contra su piel le hacía estremecer cada rincón de su cuerpo.

Viktor…—continuó susurrando—. No eres el único que sabe de besos.

—¿Qué…?

Pero su pregunta no terminó de ser formulada; toda palabra se esfumó de su boca al sentir los labios ajenos sobre su cuello, descendiendo estos poco a poco hasta llegar a la clavícula y regresar de nuevo al cuello, todo en un movimiento suave, casi tortuoso, finalizando el toque con una sonora succión.

—Y-Yuuri —atinó a tartamudear el ojiazul cuando el pelinegro se separó de su cuerpo, llevó su mano hacia la zona del beso, sintiendo aún la humedad del último acto.

Eso definitivamente dejaría una marca.

El nombrado llevó su dedo índice al pecho contrario, ascendiendo lentamente sobre una línea imaginaría hasta llegar a la barbilla, la cual alzó, acercándose lo suficiente como para sentir la respiración ajena. Viktor tragó saliva mientras la mirada chocolate se hallaba fija en sus ojos, calando en lo más profundo de su ser.

Yuuri era todo un estuche de monerías, el ruso amaba todas y cada una de las facetas que le brindaba —porque muchas de ellas, por no decir todas, eran dirigidas a él—, pero al parecer, al japonés le encantaba demostrar aquella valentía seductora siempre que el peliplata tenía la guardia baja; y eso solo causaba que el ojiazul se hiciera un lío sin saber cómo responder.

Yuuri Katsuki causaba que Viktor Nikiforov fuera un total y completo desastre.

Y dios, como amaba ser un desastre.

—Yuuri…

Shh —le silenció, posando el índice sobre sus labios.

El menor retiró su dedo, ninguno de los dos decía nada, el habla del peliplata se había esfumado, mientras que la del nipón era muy bien pensada.

Antes de que el ruso pensara en decir otra cosa, el pelinegro se levantó del sofá y le miró, Viktor devolvió la mirada un tanto confundido. Poco a poco los labios del menor se curvaron en una sonrisa, posando una sonrisa definitiva, una seductora sonrisa; le miró de forma pícara, y sin más, desapareció por el pasillo.

El ruso deshizo la postura que tenía sobre el mueble y se sentó en él, repasando lo sucedido.

Bueno, sí, probablemente el mayor porcentaje de culpa lo tenía él —lo cual para nada llegaba a molestarlo—. Pero Yuuri había mencionado algo, algo sobre besos. El peliplata buscó entre sus conocimientos y…

Oh.

—Viktor…—escuchó que le llamaba.

El ojiazul giró el rostro para ver de qué parte del departamento venía la voz de su pareja, pero en su lugar, sus ojos captaron perfectamente como los pantalones y la camisa azul que el japonés vestía momentos atrás, volaban para caer al suelo.

Y lo procesó, su cerebro procesó todo, recordando lo único que necesitaba saber; porque era el cuello.

Yuuri lo había besado en el cuello.

—Viktor…—volvió a escuchar su llamado en voz dulce.

"Beso en el cuello: cargado de belleza y sensualidad, un beso en el cuello es uno de esos besos afrodisíacos, suele representar la pasión, y es muy efectivo para buscar cierto grado de intimidad. Siempre que alguien te da uno de estos besos debes tener claro que tiene intenciones eróticas contigo."

El rostro de Viktor enrojeció al recordar cada una de las palabras que había escuchado el día anterior en televisión, aunque más que eso, era como su pareja había empleado esas palabras.

—Viktor…tienes diez segundos, o cerraré la habitación para dormir así —canturreó su pareja desde el cuarto que compartían—. Diez…nueve…ocho… —empezó a contar en retroceso.

¿" Así"? No llevaba lentes, su vestimenta había volado ya, ¿qué era lo que quedaba?

Siete…seis…cinco… —seguía contando el japonés.

Llegando así la respuesta a su interrogante; observando como unos bóxers de color negro caían sobre el piso.

Cuatro…tres…dos…

—¡Yuuri! —gritó mientras corría a hacía su habitación a la par que cada una de sus prendas iban desapareciendo, importándole poco lo que tiraba a su paso.

Una espalda chocando contra la pared, dos nombres susurrados entre gemidos, suspiros morir sobre los labios ajenos; eso fue lo último que se escuchó antes de cerrarse la puerta.

Al parecer Yuuri también había puesto atención a aquel documental, pero tal vez, solo tal vez, lo que no sabía era que había muchos, muchos más besos de los que mencionaban ahí; y eso era algo que el ruso se encargaría de demostrarle hasta el amanecer.

Porque esa iba a ser una larga, una larga y fructífera noche.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

La espera terminó y las vacaciones trajeron por fin el extra que había prometido, las descripciones de los besos fueron una especie de descripción de varias páginas (con mi manipulación al describirlas, por supuesto).

Y bien, desde el principio dije que sería algo pequeño solo abarcando los lenguajes y esto que se me ocurrió agregar, llegando así ya al último capítulo; aunque no se siente como un 'final, final', tal vez porque fueron capítulos individuales y no secuenciados, pero bueno... Disfrute mucho escribiendo cada capítulo y cada tema, y realmente espero haberles sacado un "aaw", "afkhsdfsdjk", o un algo al momento de leer.

Muchas gracias por los comentarios, las visitas, los follows y los favs~

Por mi parte este par me ha dado para muchas ideas, las cuales estoy desarrollando y espero no tardar en publicar, porque realmente quisiera concretar cada una de ellas, estos dos me han dado mucho material y combustible para escribir, y me encanta.

En fin, de nuevo, espero que cada capítulo haya sido de su agrado y les hayan gustado cada uno de ellos~

¡Muchas, muchas gracias! Y nos estamos leyendo.

Con cariño,

—K.