Bueno, aquí está mi pequeña aportación al grandísimo mundo dramione. Espero que os guste. Mi idea es subir los tres primeros capítulos seguidos. Uno para situarnos en el momento de la historia en la que comienza la trama. Otro desde el punto de vista de Hermione y después uno de Draco. Mi idea es continuar justo al terminar la historia de JK, obviando el epílogo y, por supuesto, El Legado Maldito. No me enrollo más, espero que os guste y os haga disfrutar con los personajes.

Gracias por antelación por leerme.

PD: es lo primero que subo a FanFiction, por favor, no seais muy crueles conmigo, tengo varias historias escritas de la saga pero de diversos temas y esta es la primera que me atrevo a exponer aqui, asi que os pido benevolencia en la medida de lo posible :)

1. TRAS LA GUERRA

1 de septiembre. King's Cross. Apenas faltan diez minutos para que el Expresso escarlata comience su camino hacia Hogwarts. Hermione Granger se encontraba al borde del andén, con la mirada perdida, reflexiónando sobre cuán diferente era aquel año el comienzo del curso escolar. Solo habían pasado un par de meses desde que la guerra acabó, pero en ese lapso de tiempo ocurrieron varias cosas que trastocaron su mundo para siempre.

Después de la batalla en el castillo, tuvo que pasar varias semanas buscando a sus padres por medio mundo. Apenas tenía unas pistas de dónde podrían encontrarse, pero bien es sabido que para Hermione Granger no hay ningún acertijo que se le resista, así que un soleado día de finales de julio, los encontró haciendo turismo por las calles de Sydney. Los persiguió durante días, cruzándose varias veces con ellos, sintiendo cómo su corazón se congelaba cada vez que, de casualidad, la miraban a los ojos... y no la reconocían. Cuando por fín reunió el coraje necesario, entró en su habitación de hotel haciéndose pasar por una relaciones públicas del mismo y les devolvió la memoria.

Al principio todo fueron llantos y reproches. Los señores Granger no entendían cómo su hija... su única hija, les podía haber echo creer que no existía, pero cuando por fín terminaron de oír lo que la chica les tenía que contar, no pudieron más que sentir orgullo. Orgullo por descubrir que para luchar contra el mago más tenebroso de todos los tiempos tomó la dificil decisión de apartar a dos de sus seres más queridos de su vida para protegerlos, a pesar de que eso conllevara no poder tener ni su ayuda emocional, ni su apoyo.

Tras el reencuentro, Hermione decidió pasar unas semanas en compañía de sus padres en Australia, disfrutando de ellos y de la tranquilidad que le suponía estar allí, alejada de todo. Era un alivio no tener que oír nada sobre las redadas que los aurores realizaban en busca de mortífagos huídos, sus posteriores detenciones, los juicios, los envíos a Azkaban. Por no hablar de las innumerables ausencias con las que se encontraba día a día en Londres. Si, la guerra había terminado, pero no se sentía ganadora. El luto que implica la pérdida de amigos y compañeros le impedía estar alegre.

Con el paso de los días comenzó a sentir un gran peso en su interior, que cada vez crecía más. Era tentador escapar de todo, pero no podía hacerlo durante más tiempo, no mientras que sus amigos seguían allí intentando como ella, recomponerse por dentro y por fuera de la guerra. Así que regresó a Londres y se presentó por sorpresa en el número 12 de Grimmauld Place. Contra todo pronóstico, allí se encontraba la familia Weasley, junto con Luna Lovegood y Neville Longbottom celebrando una fiesta. Resultó que el nuevo primer ministro de magia, Kingsley Shacklebolt, les había ofrecido un puesto en el ministerio como aurores, a lo que ellos aceptaron sin dudarlo.

Aquella noche, Hermione no pegó ojo, arrepentida de cómo se había comportado en la fiesta, en la que no pudo evitar pelearse con Ron y Harry, puesto que estaba convencida de que los tres volverían aquel año a Hogwarts a terminar sus estudios. Fue especialmente dura con Ron, quien desde la batalla en el castillo era su pareja, porque no entendía porqué había tomado esa decisión sin consultarlo siquiera con ella. De nada sirvió que los dos le dijeran que no la pudieron localizar, lo cual era cierto, porque cuándo se marchó en busca de sus padres no les dio señas de por dónde iba viajando. Al día siguiente volvió a la casa que fue sede de la Orden del Fénix a disculparse por las formas, pero no se arrepentía de nada más. No estaba de acuerdo con ellos pero respetaría sus decisiones si ellos respetaban la suya de terminar sus estudios. Harry y Ron no tuvieron más remedio que aceptarlo porque no querían perderla, pero a partir de entonces la relación entre ellos tres se enrareció.

Los tres pretendían seguir cómo antes pero sus vidas ahora eran muy diferentes. Hermione se pasó lo que restaba de verano, preparándose para el próximo curso, leyendo los temarios que entraban para los EXTASIS o practicando hechizos, pero siempre sola. Harry y Ron regresaban a Grimmauld Place solo de noche, para ducharse, dormir hasta el día siguiente y regresar al trabajo. Al parecer nunca los aurores habían tenido tanto trabajo cómo después de la guerra, puesto que además de atrapar mortífagos exiliados tenían que hacerse cargo de las denuncias de los perjuicios que áquellos habían provocado, así cómo de reparar todos los daños causados. Esto suponía que siempre llegaran cansados y de mal humor,. Ninguno de los dos tenían ganas de escuchar nada de lo que Hermione tuviese que contarles y en muchas ocasiones la ignoraban completamente, puesto que solo tenían ganas de que se marchase y los dejase dormir. La chica dejó de ir a visitarles por las noches para cenar con ellos para no tener que sentirse despreciada, solo regresó el día antes de partir hacía Hogwarts, consciente de que no volvería a verlos hasta navidades, para decirle a Ron que quería cortar su relación. Él se mostró arrepentido y le prometió que iba a cambiar, pero al final decidieron que lo mejor era pensar en ello por separado y cuando Hermione volviera por Navidad tomarían la decisión de si querían darse una segunda oportunidad o romper con lo suyo para siempre.

Con lágrimas en los ojos, se despidió de los dos aquella noche, puesto que les hizo prometer que no irían a verla partir a King's Cross. Si no iban a acompañarla aquel año, no creía que pudiera soportar despedirse de ellos en el mismo sitio donde siempre se reencontraban felices y dispuestos a afrontar un nuevo curso. Antes de marcharse consiguió que Harry le jurase que iba a escribirle mínimo una vez por semana, para mantenerla informada de todo, no se lo pidió a Ron porque sabía que no era capaz de sentarse cada cierto tiempo a escribir siquiera unas líneas para ella, bastante tenía con que pensara en su relación. Así que, con el corazón en un puño, salió de la antigua mansión Black y se desapareció hasta casa de sus padres para repasar por enésima vez el contenido de su baúl. Ordenar le tranquilizaba y le ayudaba a no pensar y eso era exactamente lo que necesitaba en aquellos momentos, no pensar en que el castillo le iba a parecer más triste que nunca sin Harry Potter y Ron Weasley a su lado.

Hermione sacudió la cabeza recordándo que lo último que tenía que hacer era perderse en su pensamientos. Miró a su alrededor y vio alumnos y padres felices, rebosantes de alegría en el anden 9 y 3/4. La guerra se acabó y podían volver a Hogwarts tranquilos de que nada peligroso les iba a ocurrir ni ningún mago tenebroso les amenazaba. Se respiraba entusiasmo, pero para Hermione no era así y no podía contagiarse de ello, por lo que decidió darle la espalda a todos y subir al vagón más cercano.

Pronto se dio cuenta de que todos cuchicheaban a su paso y la señalaban, algunos más discretos que otros. Ahora la consideraban una celebridad, porque después de la censura impuesta años anteriores, tras caída de Voldemort, la prensa se liberó y comenzó a desgranar todos los detalles de la Segunda Guerra Mágica, aquello incluía interminables relatos de cómo la chica había ayudado al mismísimo Harry Potter a encontrar y destruir los horrocruxes. Tuvo que dejar de leer El Profeta porque no soportaba que la idolatrasen de aquella manera, no hizo todo aquello para ganarse la gloria, sólo ayudaba a su amigo a luchar contra el enemigo. Pero al parecer, todos aquellos escritos surtieron efecto en la gente, que ahora la veía cómo una salvadora, cuando ella misma se sentía una chica normal y corriente, podía admitir que la considerasen inteligente porque era algo que se había ganado por méritos propios y mucho esfuerzo, pero nada más.

Harta de sentirse observada decidió irse al final del tren, al último compartimento que encontrase, pensando que allí nadie la vería por casualidad y podría pasar el viaje tranquilamente. Unos minutos más tarde llegaba a su destino no sin dificultad, puesto que por el camino varios alumnos de primero le querían parar para pedirle autógrafos. No se veía apenas luz a través de los cristales de la puerta del último compartimento, así que supuso que estaba vacío y entró sin mirar. Con un último esfuerzo colocó su baúl encima de los asientos y se sentó tapándose la cara con las manos exhausta por su difícil travesía por los pasillos del tren.

Pero su tranquilidad no duró mucho, puesto que unos segundos después oyó un golpe seco dentro del compartimento. En un acto reflejo sacó su varita de uno de los bolsillos del interior de su chaqueta y se levantó de golpe apuntando con ella al lugar de donde provenía el sonido. Al fondo, al lado de la ventana, una figura oscura le observaba entre las sombras. Hermione entrecerró los ojos para adaptar sus pupilas a la oscuridad pero el sujeto sabía ocultarse muy bien en la penumbra así que no pudo distinguirlo. "Lumos" susurró y de la punta de su varita apareció una tenue llama que por fin consiguió que mirara a los ojos a quien se intentaba ocultar. Hermione ahogó un grito al reconocer el rostro de la persona que le acompañaba en aquel lugar, a pesar de que ahora estuviera tan demacrado...

Y hasta aquí el primer capítulo. Nos situamos en los hechos acaecidos después de la Guerra, donde Harry y Ron van a lo suyo, podría decirse que disfrutando de su nuevo estatus de Aurores y pasan de Hermione. Que se siente un poco desorientada al darse cuenta de que, a pesar de que ya no tiene que librar más batallas, se enfrenta a sentirse desplazada por sus amigos a la par que admirada por el resto de magos. Sin enrollarme más os invito a que leáis el siguiente capítulo.

SoyUnaHuff