Antes de Empezar:

La siguiente historia tiene alto contenido maduro, lo cual incluye lenguaje obsceno, violencia y contenido erótico. Si crees que esto puede herir tu susceptibilidad u ofender tus creencias, te pido atentamente que no continúes leyendo; existe un amplio catálogo de fics a los cuales podrás acceder de este mismo Fandom.


11- La Sombra de un Hombre

Cerró la puerta de golpe, con todas sus fuerzas, sintiendo su corazón destrozado y su cuerpo agarrotado. Toda la cantidad de sentimientos que invadían en ese momento al joven imposibles de ordenar o de cuantificar; todo era una confusión dolorosa en su interior donde no sabía que de lo que acababa de ver era lo peor. Se mantuvo aturdido, mirando fijamente su propia mano que apretaba con todas sus fuerzas la perilla de la puerta; sus nudillos estaban más blancos de lo normal, y las venas sobresalían. Y a su lado, un pequeño ser oscuro apareció, volteando a verlo y rompiendo el hechizo que lo mantenía de pie en ese lugar. Abrió su mano, y la sintió agarrotada y extraña.

-¿Estas bien, chico?- inquirió el pequeño con preocupación.

-¿Lo viste?- inquirió Adrien con un hilo de voz.

-Si…- admitió Plaga, que por un momento había considerado escapar del tema pero se había visto obligado intervenir ante la preocupante parálisis del chico.

-Podría… podría no ser ella, cierto?- con una risa nerviosa, Adrien retrocedió dos pasos-. Podría ser… otra…

La mirada compasiva y condescendiente en su compañero le dio la respuesta que ya conocía, pero que se negaba a aceptar. Se dio media vuelta y salió corriendo del lugar, perseguido rápidamente por su pequeño Kwami. Llegó a su cuarto e ingreso con furia. Se detuvo en medio de la estancia, con los puños cerrados y confundido. Miró alrededor pero no sabía que quería hacer… que necesitaba hacer. Más aun, ni siquiera sabía lo que sentía en ese momento.

-¡Adrien!- su Kwami lo alcanzó y se colocó frente a su rostro- ¡No puedes salir corriendo así! ¡No sin llevarme contigo! Somos un equipo…

-¡¿Un equipo, Plaga?!- exclamó Adrien incrédulo volteando a ver al pequeño con una mirada encendida en furia e indignación- ¡Vi a mi padre haciéndolo con Ladybug, Plaga! ¡CON LADYBUG!

Adrien alzó las manos y cubrió su cabeza con sus brazos, mirando al suelo con desesperación.

-¡En estos momentos lo que menos me importa es Chat Noir!

El pequeño Kwami se encogió de hombros, avergonzado por la mala selección de sus palabras. Adrien, por su parte, estaba demasiado confundido siquiera para llorar; se dejó caer de rodillas al suelo y soltó su cabeza, dejando caer sus brazos a los lados con desgano. Su corazón ardía, ardía dentro de su pecho. Acelerado, irregular, destrozado; decenas, sino cientos, de preguntas se agolpaban en su cabeza exigiendo respuestas a razonamientos que ni siquiera se atrevería, con toda seguridad, a formularle a su progenitor. Preguntas que no se atrevería a formularle a nadie en realidad; porque las respuestas, la verdad era lo que más le preocupaba detrás de aquellas conclusiones vagas que podía inferir.

-¿Adrien?- el pequeño volvió a acercarse al chico.

Este lo volteó a ver con una mirada muerta, y antes que pudiera reaccionar, Adrien se retiró el anillo. Plaga desapareció de la habitación, dejándolo solo con sus oscuros pensamientos.


-¿Qué le dirás a Adrien?- preguntó ella peinando su cabello.

-Soy su padre. No tengo porque dar explicaciones de mis actos.

-¿Qué tal a mí?- inquirió ella, volteando a verlo.

El hombre giró su mirada hacia ella, que lo observaba con un marcado reproche en el rostro; un reproche de tono infantil, pero bastante claro en su experiencia. El reproche de una amante. Su corazón se aceleró solamente de verla comportarse de tal manera.

-¿Disculpa?- exclamó casi inconscientemente, demasiado sorprendido ante la pregunta que no fue capaz de tomarse unos segundos para encontrar una respuesta.

-¿Era una de mis "obligaciones"?- preguntó ella con tono dolido.

-No- sentencio Gabriel, pero después suavizo su tono y se acercó a ella-. No lo era… es solo que yo…

-¿Tu?

-No debí hacerlo…

Las palabras se encajaron fuerte y profundo en el pecho de Marinette, quien incluso perdió el aliento ante la declaración del mayor. Sus ojos perdieron brillo y su expresión se suavizo; cansada, dolida, desvió la mirada en vano, pues Gabriel no la miraba a ella.

-Pero no pude evitarlo…- agregó el hombre con la mirada baja.

Ella volteó a verlo con curiosidad, y espero en silencio a que continuara. Apretó sus manos con desesperación, con renovada esperanza de que las nuevas palabras del hombre fueran…

-Por favor…- Gabriel cubrió su rostro y titubeo unos segundos-. No…

Alzó la mirada con ojos vidriosos y miró con intensidad a Marinette.

-No te vayas…- suplicó el hombre con voz temblorosa-. Te necesito…

No fueron las palabras que esperaba, pero fueron suficiente para hacer que ella se acercara nuevamente a Gabriel. Y en silencio, ambos se abrazaron.


Aun a sabiendas de que Adrien no había sido capaz de ver su identidad secreta, se sintió más incómoda que antes; durante todo el día, evito no solo pasar cerca de Adrien, sino siquiera voltear a verlo. Cosa que Alya interpreto a su manera.

-¿Las cosas van bien con Gabriel?

Marinette volteó a ver a su amiga, y aunque era incapaz de esconderle su preocupación a la chica, tampoco se atrevía a compartir abiertamente la situación. Opto por un punto intermedio.

-Adrien sabe que Gabriel está saliendo con alguien…

-¿Con alguien? Wow, chica ¿Eso quiere decir que los vio o no los vio?

-¡No nos vio!- replicó ella apurada-. No juntos, quiero decir pero…

-¿Encontró tus bragas en su oficina?

-¡Alya, yo jamás haría eso!- respondió ella ofendida y con un color insanamente rojo en su rostro.

Su amiga soltó una pequeña carcajada, pero poco después adopto una expresión más seria.

-Supongo que aún es muy pronto… o no lo sé- comento ella pensativa-. Hace poco más de un año que su madre desapareció, y aún no sabe si los abandono o… le sucedió algo peor…

-¡No quiero pensar en ello!

-Bueno, no es lo único que tienes que pensar…

-¿Lo único?

-Soy tu amiga pero… creo que tendrían graves problemas si los descubren- declaró ella acomodando sus gafas-. Problemas más allá de la opinión de Adrien.

-Lo sé, lo se… no es eso- dijo ella pensativa-. Aunque…

-¿Aunque?

-Gabriel no es un mal hombre, Alya- comentó ella con una media sonrisa-. Tal vez ha tomado malas decisiones…

-¿Y lo suyo es una mala o una buena decisión?

Marinette observó a su amiga en silencio y la sonrisa en su rostro desapareció. Acomodo el fleco de su pelo y soltando un suspiro, desvió la mirada.

-No lo sé… yo… a veces tengo miedo…

-¿De Gabriel?

-De todo- aclaró ella mirando al suelo-. De no estar lista para vivir… lo que estoy viviendo…

-Amiga, todos tenemos un poco de miedo al amor- declaró ella avergonzada-. Sobre todo cuando tiene un toque "prohibido", no? Es algo natural y comprensible…

-Todo está sucediendo… de una manera que no esperaba- declaró ella nerviosa.

-¿Qué es lo que esperabas? ¿Qué es lo que está mal?- preguntó su amiga con preocupación.

-Yo…- ella sintió un nudo en la garganta y la volteó a ver, pero fue incapaz de expresar lo que sentía de una forma que no la delatara-. Es complicado…

-Las cosas simples no valen la pena, Marinette- comentó ella abrazando a su amiga-. Pero si ese bastardo cruza una línea…

-Te avisare- afirmó Marinette para tranquilizar a su amiga, aunque no se sentía del todo segura de ello.

Marinette asintió y se puso de pie para volver al salón de clases; Alya se retrasó unos segundos, recogiendo la basura de su almuerzo. Solo lo suficiente para ver pasar a Adrien frente a ella, y por primera vez notar los ojos cansados y rojizos del joven… y su expresión vacía. Algo que destruía por completo la belleza juvenil del chico. Algo totalmente inusual.


Ese día llego más temprano de lo usual, por un maestro que había faltado a clases. Al final de cuentas, no tenía nada que hacer con su tiempo libre, y aunque Alya le ofreció distraerse, lo cierto es que prefería mantener cierta distancia y el mínimo de contacto con su amiga, para evitar que comenzara a cuestionarla más. Apreciaba mucho el apoyo y la amistad de Alya, que realmente le eran de mucha ayuda, pero no quería que nadie descubriera su secreto… ninguno de ellos.

Al llegar a la gran mansión, ingreso con facilidad a la estancia la cual encontró extrañamente vacía; Gabriel seguía sin responder sus llamadas, y ella se sentía nerviosa. Dado el caso, no solo ella había salido temprano de la escuela, sino también su compañero Adrien y… no deseaba encontrarse con él. Solamente quería contactar con Gabriel y alejarse lo más rápido que fuera posible de la mansión Agreste. Volvió a coger su móvil, marcando el número de Gabriel, cuando la escalera frente a ella se elevó.

Marinette retrocedió unos pasos, sorprendida ante esto. Una especie de pasaje secreto se había revelado frente a ella, y era incapaz de avanzar o retroceder; por un momento, sus preocupaciones se esfumaron y solamente se mantuvo a la expectativa, con la mente en blanco pero una posición defensiva ante un posible peligro. De la oscuridad del interior, salió Gabriel, trastabillando, sin aliento; sudaba marcadamente y tenía dificultad para respirar. No tenía siquiera los ojos abiertos, y tras dar unos cuantos pasos se desplomo.

-¡Gabriel!- Marinette reacciono al ver al hombre desplomarse, y corrió hasta él; se puso de rodillas a su lado, y tomando su cabeza, trato de asegurarse que aun respiraba.

-¡Gabriel, espera!- una voz salió del misterioso pasaje por el que el rubio acababa de llegar.

Sintió la adrenalina correr por su venas. Debía proteger a Gabriel; rápidamente tomo un florero y se puso frente al hombre desvanecido, en posición de ataque. La sensación de poder, de fuerza que le invadió… le gusto. Era una vieja amiga que hace tiempo no había sido capaz de volver a sentir. Afianzó con fuerza su improvisada arma, y una media sonrisa se dibujó en el rostro, mientras esperaba al enemigo.

De la oscuridad salió un hombre, vestido con bata blanca y sudoroso… pero de un aspecto patético, en lugar de amenazador. Volteó a ver a Marinette con una expresión que combinaba sorpresa y miedo en partes iguales; pero perdió interés en ella al ver el cuerpo de Gabriel desplomado y dio un paso al frente.

-¡Alto ahí, loco!- replicó ella alzando el florero- ¡Aléjate del señor Agreste!

-¡No, espera! ¡No lo entiendes!- el hombre alzó la mirada y hablo apresuradamente- ¡Gabriel está muy delicado, debo atenderlo! ¡Soy médico!

-¿Delicado?

-Por favor, ayúdame- pidió el hombre con tono apresurado-. Le pedí que no se moviera, pero se hiperventilo y subió aquí…

-¿Qué es…?

-¡No me estas escuchando!- replicó el medico horrorizado- ¡Gabriel puede morir!

Marinette dejó caer el florero y se dio media vuelta para alcanzar a Gabriel. Ambos lo colocaron en un asiento cerca, con dificultad, y el medico comenzó a realizar un examen apresurado; ella se acercó y observó todo con cuidado, para verificar que el hombre no hiciera algo en contra de la integridad de Gabriel.

-¿Qué sucedió?- preguntó ella con recelo.

-¿Quién eres tú?

-Soy Marinette, trabajo para Gabriel como asistente personal en las tardes…

-¿Una pasante? Soy el médico personal de Gabriel Agreste- declaró el hombre con sutileza; para ella no pasó desapercibida la intención de omitir mencionar su nombre de manera elegante, pero decidió no insistir en el asunto hasta averiguar más de la situación.

-¿Medico personal?

-Gabriel…- el hombre titubeo, escogió mejor sus palabras y volteó a ver a Marinette de reojo-. Ha sufrido grandes problemas de salud, que se niega a hacer públicos. A su empresa, a su hijo, a sus amigos…

-¿Hacer públicos?

-Tiene sus propios motivos para tomar esa decisión, y no soy quien para cuestionarlo- el medico termino de tomar el pulso de Gabriel y soltó un suspiro-. Es un asunto privado, y lo trato con la máxima discreción posible…

-¿Desde hace cuánto está enfermo?

-Su salud deterioro desde la desaparición de su esposa…

La voz sobresaltó a ambos, que se giraron para encontrarse con Nathalie sobresaltó a ambos, pero en especial al médico. Ambos adultos intercambiaron una mirada con mucho peso, antes de ver de reojo a Marinette.

-¿Cómo se encuentra?- Nathalie se acercó apresuradamente al desvanecido Gabriel, arrojando unas carpetas que llevaba al suelo sin ningún decoro.

-Estable… pero me temo que ya sabes que su salud no está mejorando- respondió el medico con recelo-. Debe ser ingresado en un hospital y…

-No discutiremos ese asunto- interrumpió la mujer con severidad-. Mientras siga "estable", la decisión es enteramente del señor Agreste.

-Entiendo…- soltando un suspiro, el medico se encogió de hombros-. En ese caso, todo lo que podía hacer esta hecho; necesita reposar y reponer energía, mucha azúcar y proteínas. Recuperará la consciencia en poco tiempo, unas horas cuando mucho.

-Gracias, doctor.

-Claro…- fue una inequívoca señal de que debía retirarse, y el sujeto hizo caso.

Marinette lo vio marcharse en silencio, y al cerrarse la puerta, volteo a ver a Nathalie con una mirada de reproche e interrogativa; ella acomodo sus gafas y carraspeo.

-Creo que el día de hoy puedes irte a tu casa, Marinette. El señor Agreste no…

-¡No me iré de aquí!- replicó ella ofendida ante las palabras de la mujer- ¡Y quiero una explicación!

Nathalie quedó enmudecida ante la firmeza y agresividad en el tono de la chica; desvió la mirada unos breves segundos antes de sonreír con una confianza inaudita.

-Se lo dé hay entre ustedes dos, Marinette- comentó con malicia la mujer-. Lárgate de aquí o…

-Somos amantes- declaró Marinette sin titubear-. No me iré; merezco saber que sucede con Gabriel…

Por segunda vez, Nathalie titubeo, volteando a ver en esta ocasión a Gabriel; después a Marinette, cuya mirada intensa y expresión decidida no cedían ni un poco aun con el paso de los segundos. La mayor tomo asiento y cubrió su rostro con cansancio; sus hombros se encorvaron y perdió toda la presencia y autoridad que solía irradiar. En su lugar, se veía confundida y cansada.

-Gabriel… Gabriel está muriendo…


Corenote:

Ha pasado mucho tiempo desde la última actualización, pero confíen en que las demás actualizaciones serán mucho más rápidas. En realidad, tengo el compromiso de terminar esta historia este mismo año.

Aunque prometí que en este capítulo habría una escena Gabrinette, en lugar de ello decidí no dejar tan sueltos algunos cabos y darle una dirección al fic hacia lo que vendría a ser el final del mismo. Necesito ir desvelando un poco de la trama y avanzar más los planes de Gabriel, así que necesito que algunos misterios dejen de serlo. Quería reflejar a Gabriel, no como el villano al principio del fic, sino como el hombre destrozado, física y psicológicamente, que es… Esto no cambia la trama del fic, solamente trato de darle un poco de estabilidad antes de continuar avanzando.

No olviden dejar sus comentarios, espero hayan disfrutado del capítulo y esperen una próxima actualización. Hasta luego!