¡Cucú! Aquí traigo un nuevo drabble bastante dramático -creo que tengo un problema con el drama, en serio xD-, gracias a una pregunta que me hizo una amiga.

¿Cuándo estás en una relación, no se idealiza demasiado?. Y mi mente, con lo perversa que yo soy, ha terminado por crear un Drabble de este tipo donde..., bueno, digamos que Naruto sigue en su sueño feliz.

¡Disfrutad de la lectura!

*Los personajes no me pertenecen.

Drama/Romance.


—"Por favor, no digas que me amas"— Deseó gritar, con más fuerzas que nunca. Pero las palabras ni siquiera salían de sus labios, se quedaban ahí, ahogándolo continuamente, mientras él ocultaba su dolor, sonreía y repetía hasta la saciedad "Estoy bien". Porque estaban juntos. Aún seguían juntos. Y quizá sabía cómo terminaría todo, porque él no era suyo, por supuesto, las personas no se pertenecen, no son objetos que puedas poseer y hacerlos tuyos, pero... durante un tiempo, Naruto pensó que Sasuke quería estar con él. Lo había creído. Lo había deseado. Había adorado tanto la idea que había terminado en un mundo idílico donde Sasuke... no era Sasuke. Era una versión Disney de él. Y de un día para otro, después de recibir la llamada de Sakura, la chica con quien Sasuke lo estaba engañando, la realidad lo golpeó tan fuerte que ahora estaba en el suelo, intentando no morir.

Intentando que su corazón dejara de sangran.

O que por lo menos, no se rompiera aún más, si es que era posible.

O que su vida permaneciera con él, que no se convirtiera en un recuerdo triste y gris de lo que era.

Oh, pero eso seguía siendo una ilusión, querido Naruto.

De nuevo, el mundo es cruel y despiadado. Y nada es perfecto. Todo se rompe en algún momento.

Y él lo había aprendido, pero solo a medias.

Porque seguía agarrándose a Sasuke. A esa persona que lo engañaba, a esa persona que rompía su corazón cada vez que le decía 'Te amo' - ¿cómo engañas y mientes a la persona que supuestamente amas?- , esa persona que desquebrajaba su mundo.

Esa persona que lo hacía sentir vivo y muerto a la vez.

Porque quizá sí que le gustaba vivir en ese mundo idílico que había imaginado por años.

La realidad era demasiado dolorosa.

Y por eso nunca decía nada. Y las palabras seguían atorándose en su garganta.