N/A: 1,000 palabras.

Capítulos: 3/3.


III. lirios

Del frasco solo queda un montón de cristales y un intenso olor que se impregna en la piel hasta asfixiarlo. Draco se abraza y oculta el rostro entre sus piernas en un intento de refugiarse de los recuerdos que lo abrazan y lo torturan. No quiere oler la amortentia, pero es imposible.

Se mete en su cuerpo, se burla de él por haber creído que lo que sentía por Harry era mero deseo sexual o que alejarse no le estaba desgarrando el alma. Ya no intenta retener las lágrimas, está solo.

Hacía años que no se sentía tan feliz. Ni siquiera encontrarse con gente que no quería ser atendida por un marcado le molestaba en absoluto. Y todo era gracias a Harry. Llevaban meses viéndose, al principio como conocidos, después como amigos y ahora como, no sabía que palabra era la apropiada, pero lo que sí sabía es que era magnífico que su relación hubiera derivado a lo que tenían ahora, porque Draco podía charlar con Harry sobre cualquier cosa, como también podría estar besándolo hasta que alguno de los dos perdiera la noción del tiempo.

No se engañaba. No había sido fácil, los dos eran polos opuestos y seguían chocando en muchas cosas, a Draco le había costado mucho confiar en Harry, especialmente los primeros meses donde siempre terminaban lanzándose hechizos o llegando a las manos. Pero habían superado sus diferencias, casi, y ahora siempre buscaban un momento libre para verse: entre turnos, los no-desayunos con té de menta, los besos robados cuando coincidían en San Mungo, las salidas nocturnas, las noches en vela en el apartamento de Harry, los paseos por el Londres muggle o por los grandes jardines de Malfoy Manor; como estaban haciendo justo ahora, siete meses después de ese primer "me gustas".

Draco sabía que lo que sentía por Harry era más profundo que ese enamoramiento tonto que sufrió en la escuela antes de que todo se fuera a la mierda, sin embargo, no se paraba a pensarlo, solo con mirar a Harry le bastaba para saber que lo que sentía era correspondido.

Con las manos entrelazadas siguieron su caminata hasta los jardines de lirios, de vez en cuando se robaban algún beso o se miraban de reojo como si temieran que, en un despiste, el otro desapareciera. No iba a ocurrir, pero los dos habían sufrido mucho y ahora que la felicidad les sonreía, no pensaban desaprovecharla.

Sentémonos aquí.

Draco rodó los ojos.

La túnica es nueva, Potter. No voy a…

Harry no le dejó acabar, tiró de él hasta conseguir que cayera entre sus brazos. Lo abrazó como pudo y descansó la cabeza contra el pasto. No cerró los ojos, le encantaba perderse en sus ojos grises y ver como su cabello brillaba con la luz del sol. Era una obra de arte. Era suyo.

Draco abrió la boca para decir algo hiriente y que rompiera la atmósfera de paz que se había instalado entre ellos. No lo hizo. Solo se quedó mirándolo y, cuando ya no pudo más, buscó su boca para besarlo. Los besos de Harry eran adictivos, tanto o más que el contacto piel con piel. Draco estaba seguro que si Harry quería o se lo proponía, podía hacerle alcanzar el clímax solo con besos. Era frustrante.

Rodaron por el jardín entre besos y risas. Harry se sentó a horcajadas encima de él y Draco pudo notar perfectamente la erección más que necesitada de Harry rozando la suya. Era un contacto sublime. Con la respiración entrecortada y con los ojos vidriosos por el deseo y por algo más que se negaba a identificar, acortó las distancias para volver a besarlo.

Draco —gimió contra sus labios, el aludido ronroneó en respuesta ganándose una carcajada limpia del moreno—. Espera, estas…

¿Hecho un desastre? ¿Duro? —mordisqueó su barbilla y metió las manos dentro del pantalón del uniforme de Harry—. Bésame.

Y eso hizo. Se besaron con la única compañía de los lirios que se pegaban a su ropa y a su cabello como una segunda piel. Draco quería aparecerse con Harry en su habitación para poder terminar en la comodidad de la cama o de cualquier sitio donde sus padres no pudieran pillarlos, pero sabía que si lo intentaba seguramente acabaría con una parte menos, por lo que gruñó frustrado y se apartó levemente.

Te odio.

No, no lo haces —acarició con ternura las mejillas sonrosadas de Draco mientras se perdía en los labios hinchados y húmedos—. Draco.

Dime —enredó sus brazos alrededor del cuello del moreno. Este parecía dudar, por lo que Draco le dio un pequeño beso para dejarle claro que siguiera adelante, que nada podía romper la magia o lo que el rubio sentía por él.

Te quiero, Draco.

Pero qué equivocado estaba. Por supuesto que había algo que podía romperlo todo. Unos días después, cuando Harry se dio cuenta de que algo le pasaba al rubio, este le dijo que no podía seguir con esto. Que no podían seguir viéndose.

Con un golpe de varita, los restos de la amortentia fueron historia. Draco llevaba un buen rato perdido en sus recuerdos, en todos esos momentos que vivió con Harry y había llegado a la conclusión de que Pansy tenía razón: era un slytherin y como todo slytherin era egoísta. Quería a Harry y no iba a parar hasta recuperarlo.

El Departamento de Aurores era un sitio concurrido, pudo pasar desapercibido hasta el pequeño despacho de Harry. El corazón le latía con fuerza y ya no se sentía tan seguro como horas atrás, ¿qué le impedía a Harry echarlo a patadas de allí o hechizarlo? Cuatro meses había necesitado para recapacitar, Harry bien podía no quererlo ya.

Harry lo miró entre sorprendido y molesto. Draco solo necesitó perderse unos segundos en sus ojos para dar el siguiente paso. Cuando quiso darse cuenta estaba sentado en el regazo de Harry y bebía de sus labios el elixir de la felicidad.

—Te quiero.

"Puta amortentia, Pansy. DM.

PD: Gracias, Parkinson. HP".


fin.


travesura realizada.


NOTAS FINALES.

- Gracias por leer.

- Hablemos de la historia. Draco y Harry llevaban juntos siete meses, separados unos cuatro meses. En esos meses, tanto Harry como Draco lo pasaron mal, ¿por qué Harry no insistió en recuperar a Draco? Porque era Draco quien tenía que dar el paso, Harry lo había dado todo por esa relación, ahora le tocaba a nuestro slytherin.

¿Y ahora están juntos? Supongo que la lechuza o el memorándum de Drarry debería ser suficiente. Jo, me habría gustado alargar esto más y profundizar mucho, pero no se puede.

- ¡Deseadme suerte! ¿Habéis leído mi Scorbus?


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