- Yuuri, me gustaría que me respondas.

Sentía que le estaba hablando a la pared. Víctor había formulado la petición ya tres veces de la manera más amable que le habían permitido los nervios de la situación. A sus palabras no llegaba ninguna respuesta, y el silencio sólo era suprimido por el sonido metálico que producían los instrumentos que dejaba la enfermera de turno que estaba suturando las heridas que su paciente se había realizado en los brazos.

Ahora, una vez desinfectado y limpiado la sangre que no dejaba evaluar correctamente el cariz de las lesiones, Víctor se reprendió una y mil veces por el pensamiento ridículo que había atravesado su mente hacía apenas media hora atrás. Había llegado a una conclusión insoslayable al creer que Yuuri había hecho todo aquel espectáculo para llamar su atención, para que fuese a la habitación en el subsuelo que hacía días no visitaba; pero ahora, viendo la profundidad de los cortes y lo mucho que le estaba costando a la mujer cerrarlos, no le quedaban dudas de que aquello no había sido un juego.

Había intentado realmente quitarse la vida. Y la culpa lo estaba carcomiendo, porque como profesional lo había abandonado a su suerte. Sólo había dejado indicadas las medicaciones que debían de darle y cobarde, no había vuelto a mantener una conversación con Yuuri porque sabía que tarde o temprano caería nuevamente en sus redes, por mucho que le costara admitirlo.

Y ahora, allí solo los tres, Yuuri se había vuelto un bloque de hielo. Había dejado de llorar en cuanto había dejado de ver tanta sangre junta, y se dedicaba a mirar sin ver realmente los movimientos metódicos de la enfermera trabajando sobre su carne. No emitía ningún gesto de dolor, y Víctor llegó a pensar que se habían pasado con los tranquilizantes que él había indicado ni bien habían logrado subirlo por el temor de que tuviese algún otro brote.

Seguramente provocado por la inestabilidad mental que le suponía su falta de tratamiento.

Frunció el ceño, preocupado, frustrado y molesto. Una parte de Víctor había temido el enfrentamiento, pero otra, muy escondida y que no dejaba salir a flote, había querido volver a ver a Yuuri, poder hablar con el verdadero, no ser engatusado por su otra personalidad. Pero no así, en esas circunstancias…

- Bien. Esto es suficiente. Mañana limpiaré y cambiaré los vendajes. Doctor.- lo último había sido dicho en un tono de voz más elevado, lo que le indicó a Víctor que ya le había llamado la atención con anterioridad. Carraspeó, intentando centrarse.

- Muy bien.

- Si me disculpa.

Bien. Ahora sí.

Se habían quedado solos. Lo que Víctor más temía y ansiaba al mismo tiempo había sucedido, y no sabía cómo abordarlo. Una parte de su ser incluso temía por la verdadera reacción del muchacho.

- Soy un inútil.

La voz de Yuuri le sobresaltó. Ni siquiera lo había mirado al decir aquello. Parecía estar hablando más consigo mismo que con él. Víctor esperó en silencio a que continuara, sin éxito.

- ¿Por qué dices eso?

- Doc.- por fin, Yuuri elevó la mirada hacia su rostro.

Le sonrió, pero su sonrisa no se reflejó en sus ojos. Tenía ojeras, el cabello desordenado. Si Víctor no lo conociese tan bien no se habría percatado, pero el Yuuri que estaba ante él no era otro más que su otra personalidad. Parecía derrotado, extenuado. Podía distinguir un dejo de tristeza y frustración en sus ojos, muy diferentes a los de aquel día cuando se atrevió a todo con él. Sino fuera porque en el poco tiempo que había tenido interacción con él había alcanzado a distinguir bien las dos personalidades, Víctor hubiese jurado que se estaba enfrentando a una tercera, depresiva y endeble.

- Tanto tiempo. No volvió a visitarme.- lo vio reclinarse hacia atrás, apoyando la espalda en el asiento, cerrando los ojos y estirando el cuello hacia atrás, cansado.- Me sentí muy triste, sabe.

- Lo siento. Tuve mucho trabajo…

- No mientas. Simplemente te daba miedo.- su voz había cambiado. Ahora sí se parecía a la que él conocía, encendiendo sus alertas.- Temes que un paciente pueda controlarte al punto de que altere tu juicio y tomes decisiones que no puedes manejar, ¿o me equivoco?

- No, no lo haces.- suspiró, derrotado. Odiaba mostrar su verdadera cara a un paciente, sobre todo a uno tan complicado como Yuuri, pero parecía haberle sacado la ficha demasiado rápido. Parecía que no iba a poder ocultarle nada.- ¿Por qué has hecho esto?

- No fui yo.

- No te creo.- le vio sonreír de vuelta, y algo extraño se removió en su estómago, una calidez y un sentimiento de orgullo por haber logrado que sonriera divertido se plasmaron en su pecho. Lo cual le asustó.- Yuuri no haría algo como eso.

- Veo que no soy el único que aprende a leer a la gente aquí.

Otra vez, como aquella noche, le vio moverse tan rápido que no había tenido tiempo de reaccionar. Se había incorporado, arrastrado el asiento y sentado otra vez frente a él, a escasos centímetros. Había dado vuelta la silla y ahora apoyaba ambos brazos cubiertos de vendas en el respaldo, sonriéndole. Parecía que él se había convertido en un divertimento interesante, después de todo.

- Yuuri es una mala persona, ¿sabes?.- Víctor se percató de que hablaba de si mismo en tercera persona porque él lo había hecho y le estaba siguiendo el juego.- Es un cobarde. No asume los hechos, se esconde. Deja que lo lastimen.

- Y tú aprovechas eso de él. Lo lastimas.

- No. Te equivocas. Yo sólo quiero terminar con su sufrimiento.

- ¿Cómo?.- le vio indeciso. Había soltado más de lo que realmente quería decir, y Víctor no iba a permitir que aquello se terminara allí. Tenía que saberlo.- Por favor, cuéntame más. Quiero entenderte.

- ¿Entenderme?.- se rió en forma burlona.- ¿Crees que puedo llegar a creer que entenderás todo lo que he hecho por él?

- Si me lo explicas, lo haré.

- Quizás lo entiendas, pero no lo aceptarás. He tenido que hacer lo que Yuuri no se animaba. Lo que tenía que hacer, y no hacía.

- Has tenido que asesinar por él.- la conclusión había sido rápida. Sentía que el corazón le golpeaba el pecho, pero lejos de estar asustado, se sentía ansioso. Ambos se quedaron en silencio evaluando las expresiones del otro.- Lo entiendo.

- ¿Lo haces, realmente?.- había sido un susurro inseguro, casi como si estuviese hablándose a sí mismo. Otra vez evitaba el contacto visual.

- Así es. Pero me gustaría saber por qué.

Otra vez el silencio. Víctor esperó pacientemente, sabiendo que no debía de presionarlo. Yuuri realmente parecía estar pensándolo, y quizás aquella podía ser una oportunidad muy valiosa de conocer algo sobre el pasado de aquel paciente sin dato alguno.

- Porque me cansé de oírlo llorar. Me cansé del dolor, me cansé de no poder moverme por los golpes.- su respiración se había agitado, y a Víctor no le pasó por alto que otra vez las personalidades se confundían, y volvía a involucrarse con su otra personalidad.- Luego, cuando todo acabó, él no lo aceptaba. Me odiaba, me repudiaba por lo que había sucedido. Y yo no pude perdonárselo.

- Yuuri no te perdonó el hecho de que hubieses asesinado a alguien para protegerlo. ¿Era su padre, un hermano…?

- Un tío. O eso pensaba. Nunca conocí a mis padres.

- ¿Y qué es lo que te hacía, Yuuri?.- sin darse cuenta, en un arrebato de impaciencia, Víctor se había inclinado hacia adelante y estaba a escasos centímetros de la otra silla. Yuuri se había alejado un poco, turbado.

- ¿Para qué quieres saber eso? Ya pasó. No importa lo que digas o si me entiendes, nada cambiará el hecho de que ocurrió. Y de que odio a Yuuri tanto como él me odia a mi.

- No creo que te odie, sino más bien te teme.

- Lo sé. Pero también me detesta.

- ¿Y tú lo odias por eso? ¿Por eso has hecho esto?.- señaló sus vendajes.

- No lo odio realmente. Pero ya estoy cansado. Quiero que desaparezca.

- Quitándote la vida no vas a lograr que eso pase.

- No quise matarme.- volvió a sonreírle, y esta vez la diversión si le llegó a los ojos.- Sólo me enfadé con toda la situación. No me gusta el encierro. Al menos saqué algo bueno.

- ¿Qué cosa?

No tuvo tiempo de responder. Yuuri había ya pasado ambos brazos detrás de su cuello y había aprisionado sus labios con los suyos. Eran cálidos, suaves. No se imponían, pero sintió su lengua rozarlos sutilmente. Rodó los ojos internamente, maldiciéndose al tener el momento de debilidad que Yuuri había buscado. Por instinto había abierto la boca dándole el acceso que el otro quería. Le oyó gemir complacido ante ello, aferrándose más a él, profundizando el beso. Y él se descubrió respondiéndole. No era un beso ansioso ni apasionado, sino más bien de reconocimiento. Despacio, tranquilo.

- ¿Se preocupó por mi, Doc?.- susurró cuando sus bocas se separaron. Había apoyado su frente en la suya, y la diversión aún le bailaba en los ojos.

- Claro que sí. No quiero que vuelvas a hacer algo así.

- Entonces prometa que no será otro cobarde.

Fue en ese momento cuando Víctor vislumbró enojo en sus ojos. Algo frío, siniestro le traspasó la mirada, pero fue cuestión de segundos. Si lo que le había contado era cierto, Yuuri debía de relacionarlo con su personalidad temerosa. Debía pensar que él era igual de cobarde, de huidizo. Un extraño escalofrío le recorrió la espalda al recordar el motivo de las vendas en sus brazos.

Ya no se sentía seguro. Para nada.

Pero aún así no podía dejar de evitar el contacto con su paciente. Se estaba volviendo una espiral patológica.

- Lo prometo. No huiré.

- Así me gusta. ¿Vio que hablando se entienden las personas?

Se reclinó hacia atrás, sonriendo. Una de sus manos descendió hacia su propio pantalón. Víctor simplemente creyó que estaba rascándose, pero lo que vio a continuación le había helado la sangre.

Tenía un cuchillo. No, era un bisturí. Se lo acababa de sacar del bolsillo del ambo como si tal cosa. Las alarmas en su mente explotaron, dándose cuenta de lo estúpido que había sido. Se había confiado. Había quedado a solas con un paciente con una enfermedad mental peligrosa sin tener en cuenta que podía estar armado. ¿Por qué debía de estarlo? Y había caído como un idiota. Se había relajado. No necesitaba mirar hacia atrás para saber que la puerta estaba cerrada y a unos 3 metros de distancia. Aun si se levantaba lo más veloz que podía, sabía que no tenía oportunidad. Yuuri había demostrado una velocidad y destreza inusitada, y Víctor había sido ya testigo y víctima a medias de ellas.

Si tan solo lo hubiese revisado cuando…

- Un voto de confianza.- dijo, extendiéndole el bisturí por el mango. Víctor tardó varios segundos en reaccionar, tomándolo.- No hagas que me arrepienta, Víctor.- su voz sonaba a amenaza, y el doctor pudo captarla muy bien. Simplemente había jugado con él, como siempre.- Por cierto, disfruté mucho del ataque de pánico interno que acabas de sufrir.

- Vas a matarme, Yuuri.

- Nah. A ti no.

- ¡Doctor!

La puerta se abrió tan estrepitosamente que Víctor casi se cae de la silla. Se dio la vuelta, viendo como Georgi intentaba recuperarse de la agitación. Se notaba que había llegado corriendo desde el subsuelo. El recién llegado los observó alternadamente, más a él. Luego su mirada se detuvo en su mano.

- Él está armado, Doctor.

- No, no lo está.- alzó el bisturí en el aire, mostrándole lo evidente.

- ¿Logró quitárselo?

- Claro que no, Yuuri me lo dio en cuanto llegamos aquí. No quería que quedara por ahí tirado.- se asombró la indignación de su propia voz al mentir de esa manera tan natural.- Vamos a cambiar unas cuantas cosas, Georgi. Por lo pronto, Yuuri quedará en una de las habitaciones del tercer piso.

- ¿D-Disculpe? ¿Oí bien?

- Espero que si.

- Pero Doctor…

- Es mi paciente, Georgi. Yo decido dónde estará en mejores condiciones.

- ¿Podré ver el sol?

La voz trémula y ansiosa a sus espaldas le indicó que el verdadero Yuuri estaba allí. El otro Yuuri había decidido darle un descanso. Una tregua a ambos. Volteó, sonriéndole.

- Así es, Yuuri. El sol para ti.

La sonrisa que le devolvió, cálida, feliz y sincera, llenó de determinación a Víctor. Iba a saber todo con respecto a su pasado, y con ello, iba a ayudar a Yuuri a salir adelante.

Iba a curarlo, costara lo que le costara.


Muy bien, hola de nuevo!

¡Muchas gracias por sus comentarios, me alegro que les vaya gustando! Realmente me gusta mucho la trama de este fic XD ¿será Victor realmente capaz de curar a Yuuri? ¿Yuuri no se arrepentirá de su voto de confianza?

Dejadme saber que opináis.

¡Nos leemos!