¡Hola mis bonitos lectores!

Les traje capítulo de esta historia porque la verdad me entusiasmo bastante.

Bueno solo me queda decirles que la narra Osomatsu, espero que les guste, quedo más larga, pero supongo que ahora es el tamaño regular de los capítulos.

¡Muchas gracias a quien lee!


En las primeras letras entretejidas en el monólogo de nuestra historia "Si pudieras elegir una sola cosa, Choromatsu" El futuro se profesaba tan resplandeciente y prometedor "Una sola cosa que cambiar" Incandescente y bello, de pies descalzos y cabellos revueltos "¿Qué sería?" De manos unidas y besos tiernos. De una imprudente pareja de valientes. De cobardes.

"Una sola cosa" Sin embargo, aquella dulce relación; el hilo de la inocencia al son de la ingenuidad "Nada" Se había transformado en una quimera frívola y cruel "Lo único que necesito es tenerte a mi lado molestándome y una carrera estable profesional" No estaba seguro de la razón por la que me continuaba ocultando entre las raíces de la extrañeza. De la vergüenza.

"No hagas que eso suene aburrido" Hasta los ángeles más hermosos poseían planes profanos. Manchados.

"Pero es la verdad" Él lo había llevado al extremo de la locura y en las aguas de lo literal "Porque te amo"

Y así, ante un par de incrédulos e hipócritas ojos la divinidad a la que le rezaba; de ropaje blanco y largo, de hombro derecho descubierto, con una corona de laureles adornando un par de cortos y pulcros mechones negros, de piel pálida y mejillas sonrojadas, de sonrisa espontanea y compasiva, tan maternal, así, sin previo aviso o advertencia, esa preciosidad, falleció. Se vendió para convertirse en un demonio con un traje de petróleo y lamentos, con una personalidad fría, al borde de la obsesión, con un par de cuernos incrustados y una mirada de la que a un mero mortal se le es incapaz de olvidar. La diosa del lago de mis memorias se había ahogado en mi calamidad, y yo me mentía para tratar de avanzar, me engañaba, me dopaba.

"Entre nosotros dos no hay compromiso emocional"

Lo utilizaba a él.

"No te confundas, Osomatsu"

Le enseñaría lo que tenía para dar.

"Puedes hacerlo" Me alenté aún sentado en la cama de Ichimatsu, golpeándome las mejillas al haber recién despertado; al tratarme de incorporar en mi realidad. Era complicado "Ya han pasado dos semanas desde que esto comenzó" Me reproche apoyando una de mis manos sobre el colchón; este crujió, la garganta me palpitó. Éxtasis.

"Aún necesito tiempo para acostumbrarme" Estaba cansado y mi corazón seguía goteando, mi cuerpo estaba caliente y mis labios yacían resecos. El reloj había marcado las doce, y yo no sería el príncipe con la zapatilla en mano.

"Ya fue suficiente" Balbuceé levantándome de su cama, quitándome el pijama y la ropa interior, caminando en la punta de mis pies hacia el baño. Estaba caliente y frustrado, era una peligrosa combinación. Decidido. Era un perverso depredador.

Por los bordes de la puerta de madera se colaba el vapor, un agradable dulzor fue lo que inundo mis pulmones, una latente hambre fue lo que me guio, la boca me salivo. Me incorporé en la habitación. Era un maldito depredador.

Una densa capa de niebla era lo que reinaba entre los azulejos de la pared, el sonido de la regadera en contra de las baldosas de marfil; la forma que el agua tomaba entre las líneas de su cuerpo. Era una ducha transparente con una cortina descuidada e insegura, con cautela me acerque, memorizando unas masculinas y seductoras curvas, saboreando con la mirada sus caderas, su trasero, sus ojos cerrados mientras Ichimatsu consentía que las gotas empapasen su cabello, con una expresión lasciva y sensual. Joder. El calor inundo mi sangre hasta derretirla, una fastidiosa presión se posiciono entre mis piernas. Me delato; él se debería de hacer cargo. Me incorpore en la regadera con él.

"Maldición" Me acerque hacia su oreja, lamiéndola "¿Siempre eres tan sexy cuando te bañas?" Los ojos del más bajo se abrieron de manera abrupta antes de que el rostro se le bautizase en escarlata y un grito resonara por el condominio.

"¡¿Qué mierda estás haciendo acá?!" El chico de reflejos felinos se aferró a una de las toallas cerca de la ducha para envolvérsela alrededor de su cintura. Lástima "¡Si te quieres duchar puedes esperar como una persona normal! ¡Pervertido de mierda!" Un grito fue desbordado en aquel escenario, sus ojos se pasaron indignados por mi cuerpo, tratando de no observar hacia abajo. Lindo e inocente.

"No quiero esperar" El más bajo gruño aferrándose al borde de la tela, consintiendo que esta fuese empapada al aún encontrarse la llave dada. Tentador.

"Osomatsu se supone que habíamos establecidos limites en la casa" Su voz vacilo entre la amargura y la frustración, su rostro palideció "¡Cúbrete con algo!" Una serie de movimientos frenéticos entre mi cuello y mi pecho me intentaron apartar. De esfuerzo flojo y cobardía privilegiada "No me puedo concentrar" Él era jodidamente encantador.

"Eso es porque me deseas" Él se rio "No te preocupes, no me lo tienes que decir" Aquel gesto altanero tan solo me provoco "Sé que eres demasiado orgulloso como para admitirlo" Sus ojos se rodaron mientras sus pies retrocedían hacia el borde de la ducha, abriéndose paso entre el agua. Lindo e indefenso.

"Estas imaginando cosas" Se mofo; su aliento me embriago "Lo único que quiero hacer en estos momentos es terminar mi ducha en paz" Mi brazo derecho se apoyó en la pared de su costado, logrando acorralarlo; él era más bajo y delgado. Me complementaba bien.

"Mientes" Antes de que esos traviesos y arrogantes labios me contradijesen "Porque tú eres quien me ha estado provocando todos estos días" La electricidad entre nosotros dos pesó; el aroma a jabón se tornó denso, el sonido de las gotas ya no se escuchó "Es tu culpa el que ya no lo pueda aguantar" Una carcajada nerviosa.

"¿No te cansas de ser tan egocéntrico?" Las espinas de las rosas eran las más hermosas "Yo no he hecho nada para insinuarte" Aunque Ichimatsu se defendió "Deben ser tus ideas" Aunque esa boca se esmeraba en profanar sinceridad "Y no deberías entrar de esa manera" Esos labios "Te hace ver como un psicópata" Me desearon. Me llamaron.

Tenían escrito Osomatsu.

"Lo estás haciendo otra vez" Con mis dedos tome su mentón; lo alcé con brusquedad, nuestros alientos se perdieron en el vapor, la vergüenza en esté se despojó "Me estas seduciendo" Sus ojos eran enigmáticos y profundos; densos, sus manos se habían apoyado debajo de mi pecho en un patético intento por apartarme "Eres un descarado" Él estaba nervioso.

"Yo no" Yo también.

"Paseándote con una cara tan bonita como esa" Su cuerpo emanaba un exquisito perfume de su piel, el estómago me burbujeo con hambre "Tentándome con un cuerpo tan lascivo" Con sed. Mis palmas se acomodaron sobre sus caderas, apartando esa fastidiosa toalla "Y así dices que soy yo el abusivo" Su respiración se había descompasado. Terror. Pánico.

"Osomatsu"

"Te diviertes jugando con mi pobre voluntad" El oxígeno y la estática entre nosotros.

Solo caduco.

Lo bese; nuestras narices se rozaron, las respiraciones se fusionaron con un agitado y caliente latir, la sangre me erupciono hasta despertar mi lascivia. Mi morbo por él. Nos encontramos entre una densa cortina de vapor y sexo reprimido; su boca era deleite, su tacto condena. Nuestros labios parecían encajar, se rozaban, se aceptaban, se exploraban, con la lengua en la garganta, sin embargo, ambicionábamos más.

Nos apartamos para mirarnos a los ojos; sus cabellos se habían pegado a su frente, sus dientes trataban de comprimir un crujir en el temor, en el rechazo, sus mejillas se encontraban encendidas, sus pestañas empapadas, su piel era blanca con algunas manchas. Cada pieza de él, contuve un jadeo. Agarre sus cabellos para acercarlo en la necesidad, en la psicopatía, con timidez él me sonrió, aceptando mis toques. Una chispa negra se despertó entre nosotros dos. Porque el infierno era mucho más tentador.

Lo bese otra vez de manera animal. Apasionada.

La resistencia del más bajo se quebrajo mientras incendiábamos el vapor de la ducha, sus manos se aferraron a mi espalda, las mías se dedicaron a saborear su cintura, a apropiarse de sus caderas para apretar su trasero, un exquisito jadeo escapo. Ichimatsu era un pasivo de mierda. Me encanto. Nuestras esencias se habían fundido hasta nuestros pulmones con veneno, en la adicción; la piel se me calcino, apoye a Ichimatsu en contra de la pared demandando más, sus uñas rasguñaron mi espalda, un gemido fue lo que ahogo en mi garganta, con mis dientes me deslice hacia su cuello, él lo estiro, con un suspiro, con las pestañas cerradas.

Mil veces maldición.

Mis pies se pararon sobre esa molesta toalla mientras mis ojos se saciaban con la imagen que poseía de él; de cuerpo desnudo y perfecto, de curvas marcadas, su hombría ya se encontraba erecta y su rostro ahogado en el deseo, se mordió los labios antes de entregarme una mirada inocente y descarada, una que me llamó. Que me clamo. Un carnaval de lujuria. Mi erección creció, tiré uno de sus pezones. No, no era amor. Lo mordí hasta que se hincho.

"¿Que?" Con malicia me acerque, acariciando sus muslos, rozando la punta de su pene con mis dedos; sus piernas tiritaron, su rostro se había perdido en el escarlata "¿Quieres que haga algo?" Era tan seductor como descarado.

"Osomatsu" Sus manos se deslizaron por mi cuello. Él era obsceno.

"Dímelo" Acaricie la punta una vez más, empezando un lento y tortuoso vaivén "No hare nada más sino me lo ruegas" Su nuca se echó para atrás en la ducha, con un extremo en la cordura y el otro en lo erótico. Era demasiado orgulloso, no lo haría. Tan solo lo tentaría.

"Yo" Su esfuerzo era adorable, su miembro palpito en mi mano siendo estimulado por las gotas de la ducha y el placer de Osomatsu "Quiero que me toques" Fue el suspiro que acaricio mi oreja para que mis sentidos fuesen explotados. Sus piernas se alzaron para darme acceso a él. El rostro me ardió al igual que el corazón.

"¿Qué?" Una risa nerviosa.

"Yo" Ichimatsu se acerco de forma coqueta hacia mi cuello, con una sonrisa torcida, sádica "Quiero que me toques más" Jadeo antes de morder mi oreja "Mucho" Antes de tirarla "Mucho" Y aquello "Más" Sus dientes raspando mi piel, su aroma dopándome, sus labios drogándome. No pude más.

Tan sensual

¡Joder!

Con mi mano tomé su miembro para estimularlo en un candente y depravado vaivén; su pierna se enrollo en mi cadera, restregándose cual puta. La locura se había transformado en carne y el diablo era quien me arrastraba hacia él, me condenaba en Ichimatsu. Su pene creció, el erotismo me rebalso. Tome mi hombría para frotarla en contra de la suya mientras profanaba sus labios para que los gemidos no fuesen escuchados. Caliente y pegajoso. Lascivo, necesitado, poderoso, completamente excitado. Una chispa negra estallo sin que detuviese el vaivén. Más bruto, más rápido. Ardiente.

Sin rudeza no había diversión.

Mis dientes marcaron la piel del más bajo con brusquedad, sus uñas sobre mi carne, una abrupta sensación creciendo en un exquisita y desesperada fricción, él me ayudo, los movimientos aumentaron de velocidad y de frecuencia, un hambre animal, con más fuerza proseguí, bebí de él, sus piernas temblaron mientras aquel indecente cuerpo clamaba por ser sacrificado. Mi lengua degustó de cada centímetro de él con el agua de la ducha sobre nosotros dos, el corazón se me derritió para que pereciese todo lo de adentro. Hambre de él. Me quemó, me disolví en él; en su sensualidad. Una sensación de calor insoportable, un cosquilleo y una sofocante presión, de la manera más romántica que a dos desconocidos se les permitía finalizar. Ichimatsu y yo terminamos eyaculando al mismo tiempo; con un mordisco de labios y un gruñido animal, con el pecho completamente agitado, despeinados, confundidos, e insatisfechos. El diablo clamaba por más.

"Eso fue" El más bajo se sostuvo de una de las paredes de la ducha, con las pupilas dilatadas, recobrando un aliento ya perdido.

"No" Me detuvo "No lo hablemos" Su rostro aún se encontraba encendido. Nunca me había percatado de lo candente que era aquel hombre. Me excitaba.

"¿No me digas que te desagrado?" Una expresión filosa "Bien sé que te gusto" A rastras me acerque "Con todos esos gemidos que sacaste" El aire entre nosotros dos se había transmutado a electricidad "¿Quieres otra ronda?" Sexo y electricidad.

"Quizás" Fue lo que me respondió de manera traviesa "Pero por tu culpa ya vamos tarde a clases" Me maldije internamente ayudándolo a levantarse. Recorriendo su cuerpo una vez más.

"Bien" Ayudándolo de forma desinteresada a secarse. Piernas largas y trasero firme "¿No deberíamos usar una de las ropas de pareja que Totty nos eligió?" Con las cejas arqueadas y la mandíbula tensa él me aparto.

"Aún no enloquezco lo suficiente como para escucharlo" Se bufo colocándose un suéter morado con un estampado de huellas de gato y un pantalón deportivo "¿Qué?" Su hombro izquierdo se descubrió dejando a la vista una pequeña marca morada "¿Acaso tengo algo en el rostro que miras tanto?" Quería follarlo tanto.

"No" Otra vez estaba babeando "No tienes nada" Estaba perdidamente embelesado en Ichimatsu.

Arisco pero sensual, inocente y atrevido, sádico y masoquista. Él era extraño. Me encantaba.

"Entonces apresúrate para que al menos lleguemos al tercer periodo" Fue el cliché con el que me regaño antes de arrojarme mi poleron sobre el rostro y por unos instantes; vanos, fugaces, líquidos, podría jurar que una sonrisa fue lo que se deslizo entre nosotros dos al pensar en los secretos que ese baño empezaría a esconder.

Realmente me encantaba él.

La clase no me intereso; la facultad era grande y fea, aburrida, carente de gracia; las salas eran espaciosas y concurridas por hipócritas, el profesor gris y la materia con falta de sentido; la deberían ofertar con el pago de la matrícula. Lo único en lo que mis ojos se pudieron posar fueron en los gestos de Ichimatsu mientras mi lápiz trazaba sobre mi cuaderno movimientos involuntarios. Mierda que lo quería coger.

No me podía culpar, él era ridículamente lindo; la forma en que sus pestañas anhelaban acariciar sus cejas, como mordía el lápiz y se frustraba al perder el hilo de la conversación. Como sus manos rozaban accidentalmente mi palma entre las filas de las mesas, entre cuadernos, la forma en que sus piernas tiritaban cuando casualmente yo caía sobre su regazo. Joder ¿Por qué?

Choromatsu.

"Una vida juntos" El primer golpe que él me arrojo "Es algo que quizás pueda llegar a considerar" Una mentira, una puñalada, un porrazo en la mesa antes de darme un portazo en la cara, con odio. Con rencor.

"No digo que lo consideres enserio" Cuando él era lo que encarnaba aquella palabra. Una mañana despertando entre la destrucción y las disculpas "Después de todo" Segundo golpe "Aún debo regresar a mi hogar" ¿Quién los contaba?

"Supongo que debes" El tercero en esa violenta mirada angelical; enterrando mi voluntad mil metros para que no la pudiese volver a encontrar.

"Por ti me quedaría" Amaba tanto la forma en que él me mentía "Solo me lo tienes que pedir" Yo era un masoquista, sádico para los demás. El diablo que profano a la santidad.

No otra vez, con Ichimatsu aquel dolor no pasaría, no amor, no sentimientos, no amistad ni relación.

Era mi puta nada más y yo su pretexto sexual. Era un despecho, era crudo, era real.

"Hey" Sus cejas se fruncieron cuando el día transcurrió "Oye" Yo lo había perdido entre las nubes y los azulejos de la sala, no había anotado absolutamente nada "¿Me estas escuchando?" Nunca me gusto el estudiar.

"Osomatsu sino te concentras más adelante no seré yo quien te salve" A él siempre le encanto.

"Lo estoy haciendo" El de cabellos desordenados se levanto de la corrida de asientos, ocultando una apenada expresión entre su flequillo "¿Qué?" Parpadeé perplejo al contemplar su palma extendida al frente mío, con una bonita y adorable mueca.

"Totty nos está esperando en humanidades" Fue lo que murmullo recibiendo mi agarre; sus manos eran pequeñas y frías "No lo hagamos esperar más" Tan diferentes a las de él.

"Si" Balbuceé siendo arrastrado por el purpura y el azafrán. No me desagrado.

No había amor.

Todomatsu se encontraba del otro extremo del campus con su novio sosteniéndolo sobre su regazo y el mejor amigo de Ichimatsu a su costado; una mirada confidencial entre ellos dos se intercambió, por un innato instinto de dominio y control deposite mi brazo sobre los hombros del más bajo, con una mueca tosca hacia el deportista mientras nos acomodábamos bajo un árbol al lado del grupo. El suelo se encontraba húmedo, la Tierra poseía aroma a nostalgia, las hojas respiraban al ser acariciadas por el viento, la tarde era fresca, la compañía tan falsa. La vida de esa manera se profesaba. Memorias.

"Bien" El más bajo esbozo un puchero sobre sus labios antes de cruzar sus brazos con un mohín afeminado "¿Quién de los dos me va a explicar porque no están usando sus ropas de pareja?" Inflando sus mejillas. Ichimatsu se golpeo el rostro con su palma para ahogar un suspiro. Era lindo.

"No pensamos que fuese enserio" Nos escude "Es demasiado visual y empalagoso" El de ojos rosados se aferro al brazo de su pareja, arrojándonos un reproche mortal. Satán tenía dos caras.

"Que crueles son" Su voz se agudizo, mi mano se deslizo entre la hierba en busca de la del despecho "Después de que Atsushi gastará todo ese dinero en ustedes dos" El nombrado se limito a entregar una nerviosa sonrisa; era altiva y sobreactuada "Malagradecidos"

"¿Eh?" Los reflectores de la atención le fueron otorgados al hombre de uniforme "¿Ichimatsu tiene novio?" Con una sonrisa socarrona, omitiendo la mueca de muerte que me era entregada por ese adorable chico de ojos morados, lo abrace.

"Por supuesto que lo tiene" Lo interrumpí "¡Somos una pareja feliz!" Acunando sus mejillas en un azucarado agarre "¿Cómo podría haberme resistido a este lindo gatito?" Sus cejas se arquearon, sus orbes se consiguieron oscurecer "¿No es así mi amor?" Él me empujo. Arisco y bruto.

"Ni en tus sueños" Gruño, apartándose; buscando la compañía de Jyushimatsu en una pretenciosa seguridad. En los míos quizás. Tal vez.

"No les hagas caso Jyushimatsu" El de afeminadas facciones capto la atención del nombrado "Ellos dos están saliendo nada más, no es algo serio" La gigantesca sonrisa del de uniforme se mantuvo intacta mientras su cabeza era ladeada; como si se estuviese colapsando en un cortocircuito mental. Tan delicado.

"Se podría decir que es algo así" Gruño el orgulloso.

"Algo así" Repitió el cobarde "De todas formas" El lastimado "Hacemos bonita pareja" Lo moleste, arrullándolo entre mis brazos, esta vez; él no se resistió. Una exquisita sensación. La compañía de Ichimatsu siempre había sido de mi agrado, era reconfortante y mimosa, ligera, era quien me confundía y quien me aclaraba. Toda una divergencia.

"Supongo" Solamente Ichimatsu "Que sí la hacemos" Una tonta e infantil mirada fue compartida bajo las luces de la tarde, nuestros dedos se enlazaron con timidez, sus ojos se enfocaron en los míos, la atmósfera cambio. Lo demás desapareció. Con él siempre lo hacía.

No era amor.

No era amistad.

No era una relación.

No era personal.

Dos extraños de cama.

"Bueno" Todomatsu jugueteo con sus manos sobre su regazo, con una notoria y transparente incomodidad "Hoy ha sido un día realmente largo y necesito de otro café" Él se levantó del césped sacudiendo sus rodillas, con los bordes de sus pantalones beige intactos; ¿Cómo no me di cuenta de que él era gay? Debí saberlo.

"Pero" El de voz ingenua "Pensé que iríamos a tu casa a ver una película" Reclamo "Totty" El nombrado suspiro mirando al de uniforme de beisbol "Lo prometiste" Con unos ojos grandes y una mueca de abandono. Trampa.

"Si lo hice" Con un gesto de mímica el de corbata rosada le pidió al de gorra que se levantará "Primero te invitaré algo de tomar, luego todos juntos podemos ir a mi casa" Todomatsu; con un coqueto movimiento de caderas y aleteo de pestañas, nos dio la espalda.

"¿Amor qué hago yo?" Atsushi se profesaba incómodo, fuera de lugar "¿Quieres que me vaya?" Era costumbre del lobo con abrigo de piel que su pareja de turno se llevase bien con las sombras que él solía presentar como confidentes "¿Me quedó?" Todomatsu no había cambiado.

"¿Qué no es obvio?" Con un puchero fastidioso "Tú vienes con nosotros, eres quien nos va a pagar los cafés" Con un beso fugaz a la boca de su víctima. Satán era inteligente y se sabía vender, era hábil para ofertar "¿Ustedes no quieren nada?" No había cambiado.

"Yo" Totty lo silencio.

"No" Fue bruto y descortés "¿Cierto?" Las palabras del de ojos morados se esfumaron con la brisa de otoño, con las hojas y los rayos del atardecer "No nos demoraremos, no se pongan demasiado cariñosos en nuestra ausencia" Fue lo que nos dijo antes de que los tres se esfumasen hacia alguna cafetería de moda; con cortinas de seda pretenciosas y comensales de alta clase. No me dejarían entrar.

Y el mundo entre nosotros pesó. No de manera incomoda o incorrecta, sino que nostálgica y natural. Era una de las peculiaridades que me embelesaban de él. Con Ichimatsu respirar no era una travesía, con él los roces no se escudriñaban y el bochorno se sustentaba; con esas grandes y resplandecientes esmeraldas la historia no se confesaba. Él era frío y calculador, tan desabrido como cuadrado, de todas formas; realmente encantador.

¿Cuándo me había permitido hechizar de esa manera por él? Estaba mal. Demasiado.

Ninguna emoción pura y blanca era lo que se salvaba del amor; de la rabia, de las páginas con opuestos en un lado de cristal, con besos y rosas, con coqueteos e historia, nada bueno quedaba cuando uno de ellos escogía avanzar mientras él otro se tropezaba con sus errores en una muerte en el altar. Solo un hombre herido, ahogándose entre musgos y flores podridas al haber sido olvidado por su divinidad, por la diosa de un lago muerto y resecó. En un paraíso que no era más que un espejismo del infierno. El diablo se enamoró en el Edén, los demás demonios tan solo se mofaron de él. No lo haría otra vez.

"Tú lo apartaste" Nunca más.

"Esto" Tragándome lo grotesco de una pasión apagada lo volví a mirar, los labios del más bajo tiritaban, se abrían y se cerraban. Él no decía nada en mi irrealidad. No era una diosa "Es incómodo" Fue lo que musito con una risa nerviosa, retrocediendo hacia la espalda de aquel gigantesco árbol, bajo la danza de las ramas. No.

"No es cierto" Mentira transmutada a un hilo de voz "¿Por qué tendría que serlo?" El rostro de Ichimatsu se ocultó entre un disparejo flequillo, entre unas tupidas cejas y curvas pestañas, mientras sus manos se dedicaban a acariciar su antebrazo; con aflicción, saboreando el óxido en carnaval "Tú" Lo incite a hablar "¿Sigues pensando en lo que pasó esta mañana?" Sus mejillas enrojecidas condenaron a la redundancia de las palabras.

"Si" De todas formas me respondió "Yo no me había atrevido a hacer algo así" Una bruma morada se deslizo desde la distancia "Con nadie" Caló en un hueco corazón "Con nadie que no fuese él" Irrumpió entre mis venas para que mi sangre se tornase hacia un melancólico tinte azul. Las lágrimas del diablo. Tan tonto.

"¿Nunca?" Petulancia y arrogancia "¿No te habías atrevido?" Con burlas e hipocresía "¿De verdad?" Con una carcajada mal disimulada. Cuando Choromatsu era el único que había sido capaz de conocer los rincones de mi mente atravesando mi corazón; marcando mi cuerpo. Era doloroso.

"No" Una pequeña y trémula calidez fue lo que acaricio mis músculos con una traviesa electricidad. Torpe e ingenuo "¿Tú?" Con un bufido esquive su respuesta "¿Habías estado con alguien más fuera de Choromatsu?" Demasiado avergonzado para sincerarme en la profundidad. Muy herido como para aceptar la realidad.

Ichimatsu no me leería. Nadie lo volvería a hacer.

"Puf" Acaricie mi nuca centrando mi atención en una de las ramas bajas del árbol "Por supuesto" Lo disimule "Una de muchas veces" Lo estafe; con una sonrisa galante y un contrato en mano "Ya ni siquiera recuerdo bien que he hecho con quien de tantas que han sido" Ichimatsu rodó los ojos mientras refugiaba su cuerpo entre sombras y hojas, con los pétalos susurrándole a su cabello, con sus manos deslizándose por la hierba en un clamo por mi calidez. Él era frío y pequeño. Su aroma fue lo que me embeleso. Me cautivo.

"No sé porque no esperaba otra cosa de ti" Fue la mofa que arrojo; abrazándose a sus rodillas "Puede que para ti estas cosas como el romance carezcan de importancia" No lo hacían "Que el sexo te sea normal" Me mentiría "Pero" No con él. No se lo diría "Para mí son significativas" Subastaría mi consciencia. Me vendería mil veces más.

"Lo sé" Mi mano apreso su palma; las briznas del pasto se deslizaron entre el espacio de nuestros dedos, una chispa fue llevada a juicio mortal "Lo intento" Una indiscutible estática, voluptuosa y carnal "Trato de que esto sea una buena experiencia para ti" Eléctrica "Yo" Ichimatsu era embriagador; su respiración agitada, sus expresiones vanidosas "Solo" Su sonrisa.

"Lo sé" Lo olvide.

En el averno de la vida cada memoria latente y punzante, aquellas que derramaban dolor y escurrían en su nombre, cada fragmento insertado en el rostro de la experiencia y los lamentos en agonía que clamaban para que regresará su diosa cesaron por él; fueron sostenidos por unos enigmáticos y rebosantes ojos; morados, gélidos, pequeños y almendrados, con las pestañas de abajo más largas que las de arriba, con un lunar cerca de la pupila derecha, con ojeras debajo, con una increíble fragilidad.

"Lo aprecio bastante" No existían palabras suficientes para explicar lo mucho que significaba esa mirada para mí "Inutilmatsu" Simplemente.

Inefable.

"Tú" Hermoso. El rostro me ardió, un incesante y fastidioso latir se hizo presente en mi corazón "Quiero que tengas claro" Martilleando en mi mente; taladrándola "Yo no soy la clase de hombre que te dirá que te ama" Hubo decepción "No soy quien se acurrucará a tu lado en las noches" Entre unas suaves y largas hebras de pasto me acerque a él, su espalda acaricio el tronco, sus grandes y seductores ojos "Tampoco te besare con algún otro significado que no sea lujuria" Pero mis manos acariciaron sus mejillas; con ternura, con suavidad. Con no amor. No lo era.

"No te preocupes" Su rostro se acercó al mío para quitarme el habla "No tengo expectativas para algo más" Sus dedos se escurrieron por el cuello de mi poleron. Exquisito y tentador. Era provocador. Tan erróneo que podría ser correcto.

"Bien" Presumido y natural "Porque yo no puedo ser tu ex novio" Sus hombros se relajaron en una amarga y triste comprensión, su mano se depositó sobre el anillo "¿No te has desecho de él?" Acaricie aquel lugar sobre el suéter; no había nada más que un melancólico latido, muerto y apagado, ardiendo por alguien más.

Lo deteste. Me enfermo la sensación.

"Te prometí que me desharía de todas sus cosas" Con un suave hilo de voz "Tú fuiste capaz de botar las fotos y la ropa de tu no prometido" La sed y el hambre clamaban por él. Lo exigían "Te debo corresponder" Yo lo hacía. No debía.

"Supongo que sí" Por su transparente y demacrada expresión no le creí. No me importo "Debió haber sido duro" No lo haría jamás "Se nota que aún lo amas" Sus pestañas se alzaron removiendo una gruesa capa de luto, para que esas orbes; amatista, mortecinas.

"Cállate ya" Me domaran "No estamos acá para hablar" Lo anhelaba quebrar.

Nuestros labios se encontraron en un lento e intenso contacto; lujurioso, necesitado, de dominio y de control. Su esencia era puro vicio, su sabor adición, su aroma, sus manos en mi espalda, sus piernas enrolladas entre las mías, sus caderas sobre mi regazo, su pecho latiendo al compás, mierda, fue demasiado. La cabeza me martilleo mientras me engañaba una vez más. Agarre sus cabellos para aumentar la intensidad, mordí su boca; la hinche, la profane, lamí su cuello hasta que esté apestara a mí e invadí todo lo que era él. Lo destroce.

Ichimatsu me pertenecía. Me lo habían robado. Lo ataría. Lo usaría. No era amor, era deseo sexual. Era estática.

Sus manos me abrazaron, nuestras pieles ardieron en un esquizofrénico magnetismo, en una demente necesidad. Estábamos rotos, frustrados, éramos disfuncionales, enfermos, unos sádicos que seducían a flor de piel el dolor; nos complementábamos a la perfección. Quería sufrimiento. Lo ambicionaba. Una noche más. Un par de horas nada más.

Deseaba fallecer en esos delgados brazos.

Acomodando mis manos donde antes se encontraba aquel fastidioso anillo lo continúe marcando; sus labios exquisitos, sus suspiros un deleite de obscenidad, su nuca se apoyó en el tronco del árbol, sus ojos entreabierto. Él era erótico, yo su avivar sexual. Me aseguraría de ser el único que tuviese el placer de profanarlo, de catarlo. Ichimatsu. Joder ¡Si! Era una droga de la que ya no se podía desintoxicar. Tan malo. Tan poco popular.

"Osomatsu" Su lengua acaricio mi labio superior, sus uñas se aferraron a mis hombros, tratando de recuperar la respiración "Lo único que debes hacer en este despecho" Su nariz en contra de la mía, sus hombros moviéndose de forma traviesa y presumida "Es mantener a mi mente ocupada en alguien más" Con una mueca socarrona compartida "Encárgate de eso"

"Maldición" Balbucee tentado con esos insolentes ojos.

¿Ichimatsu siempre había sido así de sensual? No lo había notado.

"Mientras seas capaz de encargarte de eso" Una risilla traviesa "Puedes hacerme lo que quieras" Yo nos mataría en aquella pasión. En un despecho. No era afección.

"Bueno" De su trasero a sus caderas "Si lo pones de esa manera" Con mis manos sobre su delicada cintura "Tan solo me queda obedecer" Con los colores escurriendo en una tormenta que acababa de desatar. Con un beso, con una traición, con un corazón sangrando.

No era tan sencillo olvidar a un primer amor.


Mil gracias por el apoyo!

noire00123: Hola y muchisimas gracias por leer!

Jajajaja perdón! Pero debía pronunciarme luego de dar señas de vida cada dos meses, así que lo siento por ti, pero tendrás harto spam. Oso es especial, no quiere nada de compromiso, se muestra negativo ante la idea de desarrollar sentimientos por Ichi, pero tampoco quiere pensar en el otro tipo con el que salia, es egoista, le gusta acaparar la mente del de morado.

No! Mi vida, mi amor, lo último que haces es molestarme, al contrario, valoro y aprecio muchísimo cada comentario que me haces, realmente me siento muy afortunado de ellos, y siempre los voy a recibir con la mejor disposición que pueda, en especial si son criticas, por favor nunca vuelvas a pensar eso, tus comentarios me hacen el día; soy bastante afortunada de que me leas. Si, se podría decir que fue una especie de bloqueo.

Oh, yo? Poner a uno de sus exs? Nooo, como se te ocurre? Bueno si, quizas XD, es necesario que eventualmente aparezca alguno de ellos para que se puedan superar, en especial Ichi que ni siquiera es capaz de contarle a Oso que salía con Kara. A esos hombres les falta comunicación.

Totty nunca hace las cosas de manera desinteresada, fuiste la primera persona en mencionarlo.

Muchisimas gracias por todas tus palabritas, que de verdad para mí significan un mundo, pienso en ti cuando actualizo mis parkas, espero que este capítulo te haya animado un poquito la semana.

Mil gracias!

Un abrazo!


Pucha que disfrute escribiendo esta cosa, me reí bastante, lo siento pero debía decirlo; Osomatsu es especial.

Creo que no tengo nada que aclarar, Oso no se quiere enamorar pero Ichi lo tienta mucho.

Ojala les haya gustado y haya podido alegrarles aunque sea un poquito mediados de semana.

Mil gracias a quien leyo.

Nos vemos pronto en el siguiente capítulo.

¡Muchas gracias!