Se dieron unos cuantos besos apasionados, y en uno de ellos el chico gatuno le mordió suavemente el labio inferior a ella, consiguiendo que abriera más la boca para introducir su lengua en ella. Marinette intentó hacer lo mismo con la suya. No eran demasiado expertos en aquello, pero supieron manejarse bien. Se besaban intensamente, jugando con sus lenguas con cada vez más lujuria. Ambos se acariciaban el uno al otro y comenzaba a subir la temperatura con creces.

Chat Noir no aguantó más y la cogió en brazos llevándola rápidamente hacia su cama en la parte superior de la habitación. Ella se encontraba prácticamente desnuda, pero seguía llevando puesto su albornoz aunque este estuviera totalmente abierto y dejara ver su cuerpo. El joven de ojos verdes volvió a echarle un vistazo al echarla sobre la cama, era realmente sexy y hermosa, además su cara de inocencia le incitaba más aun a poseerla como se había imaginado que algún día haría con Ladybug. Sin embargo ahora deseaba más a Marinette, empezaba a sentir cosas muy intensas por ella. La chica por su parte estaba nerviosa, pero a la vez deseaba que le hiciera lo que quisiera. No le había impedido en ningún momento que prosiguiera, se mantuvo sumisa ante las acciones de Chat Noir.

-¿Quieres que siga entonces?-Preguntó este, en un tono más gentil para asegurarse de que ella quería.

-Si te dijera que no, ¿qué harías?-Preguntó jocosa, solo para picarle mientras quedaba bajo él.

-Me iría con las ganas...-Contestó rápidamente el rubio, esperando que no le dijese que no de verdad.-Aunque antes te preguntaría que por qué no me lo has impedido antes de desnudarte y subirte aquí.

Marinette rió y alzó su mano hasta la mejilla de Chat, acariciándola. A esas alturas ella no podía decir que no porque estaba tremendamente excitada, incluso se le había olvidado que tenía anemia. La excitación hizo que la debilidad que tenía se le pasara por alto, solo quería empezar a sentirse bien con aquel joven superheroe.

-Y yo te respondería que lo haría por fastidiar, pero no es el caso, hoy es tu dia de suerte, gatito...

Él sonrió aliviado y de repente la chica de las coletas le agarró y le dió un beso, pegándole a su cuerpo lentamente. El adolescente estaba realmente incómodo en ese instante con su traje, deseaba quitárselo, pero planeaba antes hacerle algo a ella viéndola, antes de que tuviera que apagar las luces para destransformarse.
Acarició su cuerpo con sus manos, deteniéndolas en sus caderas, y luego llevó una de ellas hasta su entrepierna, pero muy despacio, rozando sus dedos contra su piel hasta llegar a la húmeda intimidad.
Repentinamente ella se extremeció al sentir las garras aquellas rozarla sin hacerle daño, lo cual era un sentimiento muy extraño, podía ser doloroso si trataba de estimularla así.

-Ten cuidado con lo que haces, gatito...-Pidió la peliazul, totalmente sonrojada mientras él abría sus piernas.

-Tranquila, no te haré ningún daño...

Acercó Chat Noir la cara a la entrepierna de su chica y con el pulgar abrío uno de sus labios vaginales, mirándo bien el conducto, cosa que le dio bastante vergüenza a Marinette, pero no dijo nada, prefirió nuevamente dejarse llevar por el sexy gato. Este, habiendo observado que no estaba ni muy abierta ni muy cerrada, acercó tímidamente sus labios y dio unos pequeños besos sobre la delicada piel de la zona. Cerró los ojos la adolescente, emitiendo unos jadeos poco audibles, mas el chico notaba que le gustaba, pues se humedecía más aún, y a él le gustaba ver aquello. Tras separarse y mirar durante unos segundos, se decidió por hacerlo mejor y volvió a pegar su boca contra la vagina de Marinette, sacando su lengua y lamiendo de arriba abajo. Ella intentó contener cada posible ruido que pudiera hacer al sentir cada lamida, a pesar de que pudiese gritar lo que le diese la gana porque sus padres no estaban, y al notar esto, ''Adrien'' prosiguió su labor, profundizando su lengua en la cavidad de la peliazul.
Él ya estaba erecto. Podía sentir el traje oprimiendo su miembro y deseaba sacarlo cuanto antes. Su excitación no paraba de palpitar y presionarle, llegando a hacerle un poco de daño, pero lograba aguantarse por darle placer a la preciosa Marinette. Ella por su parte se sentía en el cielo, y acabó por gemir sin poderlo controlar, aunque no demasiado alto todavía.

Acabó por separarse de la entrepierna de su compañera de clase y la miró mientras se relamía, en un gesto muy parecído al de un gato de verdad. Al notarlo, la chica abrió los ojos y le devolvió la ardiente mirada a Chat Noir.

-Princesa, necesito... quitarme ya el traje.-Avisaba el rubio, logrando ruborizarse.-Hay algo que ya me aprieta demasiado...

-Entonces, ¿qué hacemos?-Preguntó Marinette, acelerada, y con el mismo sonrojo que él.-¿Me quedo con los ojos cerrados? ¿Me los tapo con alguna tela para que te destransformes?

-Había pensado en apagar las luces, así puede que sea menos incómodo para los dos.

-Entraría algo de luz por la ventana...

-Nah, pero eso es muy poco, la apagaré y me transformaré en persona corriente.-Sin perder tiempo, Chat bajó saltando las escaleras de la cama y rápidamente apagó las luces del cuarto, volviendo a subir en muy pocos segundos.

-Vaya, sí que tienes ganas.-Reía un poco la chica de pelo oscuro, aunque estaba empezando a arrepentirse.

Chat Noir se rió también y rápidamente se destransformó, convirtiéndose en Adrien. Marinette únicamente pudo ver un destello verde, una oscura silueta, y otra chiquitita que se iba volando hacia la parte de abajo, ese era Plagg, huyendo de la escena sexual sin ni siquiera pedir su preciado queso. El joven tenía razón, no iluminaba demasiado y así no le reconocía. No tardó tampoco en despojarse de toda su ropa el rubio y la dejó en un lateral de la cama para que no molestara. Se metió con ella en las sábanas y la abrazó, besándola y luego yendo a besar su cuello, a la vez cogiendo una de sus manos, agarrándola con suavidad.

-Por supuesto que te tengo ganas...-Le susurraba Adrien en su oído. La peliazul estaba de los nervios, estaba pegada a su torso y además podía notar como su duro pene la rozaba bajo la sábana.-Eres una chica maravillosa.

-No te enamores de mi, Chat...-Susurró de vuelta ella, volviendo a sentirse triste por él.

-Creo que empieza a ser muy tarde...-No esperó otra respuesta cuando otra vez condujo su mano hasta las piernas de ella para volver a separarlas y así colocarse bien entre estas, quedando sobre su cuerpo.-Pero olvídate de ese tema por ahora, quiero disfrutar contigo, además, seguro que las cosas salen bien.

Marinette dudaba de que saliera bien, pues sentía que traicionaba a Adrien y a sí misma por tener sexo con un desconocido, además sería su primera vez, y la desperdiciaría con él. Unas dudas terribles asaltaron su mente en el momento decisivo, y que Chat tuviera una voz tan parecida no ayudaba. No lo pudo evitar, y la muchacha de ojos azules empezó a lagrimear un poco.
Pudo notar la punta del miembro del rubio que creía no conocer dando en la entrada de su vagina a punto de entrar, y un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba abajo. No estaba nada segura... ¡No quería hacerlo! Pero era demasiado tarde, Adrien ya había agarrado su cintura con las dos manos y había empezado a hacer presión para penetrarla. El pobre ya no se podía contener, ¿y qué iba a hacer ella a esas alturas? Él la odiaría por siempre si le detenía. Si tan solo supiera que era Adrien... Estaba sufriendo bastante, sus sentimientos eran un embrollo, un nudo de desesperación y caos entre dos chicos y una decisión, no sabía si bien o mal tomada. Casi iba a desmayarse con todos aquellos pensamientos horribles de culpabilidad, y además la anemia jugaba un fuerte rol en todo eso, debilitándola aun más y confundiendo sus acciones.
Iba a parar a Chat Noir. No podía hacerlo con él, ¡quería y respetaba demasiado a Adrien!

-C-Chat, detente...-Pidió en voz baja Marinette, poniendo las manos en su pecho, con algunas lágrimas recorriendo sus mejillas, aunque el chico no la veía y no sabía lo que le pasaba de verdad.-Yo...

-Lo sé...-Interrumpía él, figurándose que se refería a que quería avisarle de que tuviera cuidado.-Ya te he dicho que intentaré no hacerte daño, no te preocupes por nada.-Volvió a intentar introducir su virilidad en la vagina de su chica, pero ella la contraía intencionalmente para que no siguiera entrando, y Adrien lo interpretaba como que estaba nerviosa y no lo hacía queriendo.-¿Podrías relajar los músculos? Así conseguiras que te haga más daño...

-¡Para!-Le chilló al final, perdiendo los nervios y empujándole fuertemente para que se quitara de encima de ella. El muchacho de ojos esmeralda se apartó asustado y retiró las sábanas, sentándose a un lado, mientras Marinette hacía lo mismo, nerviosa, llorando. Ya se la oía llorar, y él se sentía muy culpable por haber hecho las cosas mal.

-¿Estás bien? ¿Te he hecho algo malo?-Preguntaba, acercándose de vuelta para abrazarla. Ella se dejó, y se tapaba la cara con las manos.

-No... Tú no has hecho nada...-Le contestaba la peliazul, intentando tranquilizarse.-Es mi sentimiento de culpa... Eres un chico encantador, amable, bueno y con un sentido del humor pésimo que me encanta, pero no puedo seguir con esto... No me quito de la cabeza a Adrien... Tu voz es muy parecida a la de él, y cada vez que te oigo me viene su imagen a la mente...

Se quedó callado el adolescente un momento, quedando pensativo y acariciando la espalda de la chica, que aun estaba cubierta por el albornoz que llevaba puesto. No podía seguir con eso en tales condiciones, quizá era el momento de descubrirse o marcharse y dejarla en paz.

-Marinette... ¿Quieres encender la luz de tu mesilla o quieres que me vaya?-Preguntó sin más, sería ella la que decidiera, aunque no sabía quien era realmente y era posible que no quisiera ver su cara.-Piensa bien la respuesta...

-Aunque te vea y no te parezcas en nada a Adrien seguiré pensando en él, es inevitable...

-Te creía más lista, por favor, ¿no reconoces la voz del chico que te gusta?-No pudo evitar él mismo encender la lamparita que había en el estante de la cama, y cuando se hizo la luz y ella le vio se quedó de piedra. No supo qué decir, esto terminó de fastidiar su mente en ese momento. Chat Noir era Adrien. ¿Qué clase de broma pesada o sueño raro era ese? ¿Era cierto? Eso le hacía pensar en muchas cosas que habían ocurrido en el pasado y recientemente. Reaccionó, sabiendo que le gustaba a él, quería tener sexo con ella y había insistido para hacerlo, tenía demasiada información en la cabeza...

-No me lo puedo creer...-Masculló ella, de lo más roja.-¡¿Eras tú todo el tiempo?!

Él se rió y la volvió a abrazar fuertemente. Marinette, aun en shock, le abrazó también, pegando sus pechos al torso de su chico.

-Claro,-Respondía Adrien.-si no hubiera sido yo, creo que el que fuera Chat Noir no sería tan insistente si le dices que te gusta otro. Es algo lioso... pero bueno, soy yo, no creo que debas preocuparte más... Me gustas mucho... No quería desperdiciar este momento contigo y por eso me he descubierto.

-Esto... Esto es muy fuerte...-Comentó, separándose de él, para mirarle a la cara. Podían mantener una conversación seria, si no fuera por un pequeño detalle: seguían desnudos. Estaban demasiado excitados, y aunque la chica estuviese confusa, quería dejar las conversaciones sobre las identidades luego.-¿De verdad querías hacer esto conmigo...? Y... ¡¿de verdad te estás enamorando de mi?!

El rubio se tiró literalmente sobre ella sin contestar, regalándole una mirada penetrante e insinuante, que hizo que ella diera un jadeo sorprendida y emocionada. Directamente Adrien le dio un beso apasionado mientras volvia a pegarse a su cuerpo, no quería más interrupciones, deseaba empezar ya. Iba a seguir por donde se había quedado antes, de modo que cogió sus piernas y las abrió otra vez mientras observaba todo el cuerpo delgado y pálido, pero sexy de Marinette.

-Últimamente te he estado mirando de cerca en el instituto...-Contestó al final, posicionándose bien entre las extremidades inferiores de la chica, y con la mano derecha le acarició la mejilla mientras le sonreía como un tonto.-Cada día que pasaba te veía más atractiva e interesante... Y no solo por eso, tu personalidad es fuerte y positiva... Sabes hacer muchas cosas por ti misma, y eso me encanta de ti. Me asusté bastante cuando de quedaste inconsciente, rápidamente avisé a la profesora y te llevé a la enfermería.

-Eso me lo dijeron... Me emocioné bastante.-La adolescente peliazul por fin sonrió después de un rato, aunque fue con timidez, pues estaba en una pose algo comprometida con el chico que más amaba.-Gracias por decirme todo esto... Estaba realmente mal, todo el día detrás de ti y sin poder a penas hablarte sin ponerme de los nervios, es más ahora estoy muy nerviosa todavía, al verte pensé que mi corazón iba a estallar de lo rápido que iba.

-Jaja.-Rió el rubio, pero luego suspiró y volvió a llevar sus manos a la cintura de su chica.-Bueno, el caso es que tenía razón: las cosas han salido bien... Creo que podemos continuar sin problemas, ¿no? ¿no te sientes mal ya?

-Ya estoy bien, y me siento bastante feliz... y caliente...-Marinette miró sugerentemente a Adrien y le agarró, acercándole a ella y volviendo a besar sus labios. El chico correspondió al instante con pasión, y sin perder tiempo pegó sus caderas a las de la joven y empezó a frotar su erección contra su vagina, la cual estaba aun mojada. Al dejar de besarse nuevamente se miraron entre sí.-Puedes... Empezar si quieres...

Adrien, esbozando otra sonrisa alegre, pasó a su cuello, el cual mordió y chupó mientras colocaba la punta de su miembro en la entrada de Marinette. Ella se había tranquilizado bastante, y se encontraba contenta y más dispuesta que antes, aquello era otra cosa, muchísimo mejor, y además pudiendo ver lo que hacía y no a oscuras. Esta vez la chica de ojos azul mar se relajó todo lo que pudo para que se lo metiera mejor, sin tantas dificultades, aunque para sorpresa de Marinette, su amado rubio dio un empujón, penetrándola de golpe, hasta lo que pudo. Ella jadeó en alto, sintiendo un agudo dolor, que le hizo llorar un poco. Por suerte para ella, él se quedó parado y miró hacia ella, un poco jadeante. Sabía que la había hecho daño, pero así sería menos tortuoso para ambos si la abría de golpe en vez de poco a poco. El rubio se aproximó al oído de la joven chica mientras con una mano le acariciaba la mejilla del lado contrario.

-Perdóname... Creo que es más fácil así...-Dijo entre agitados jadeos Adrien, sin dejar de acariciarla para tranquilizarla. A él también le dolía un poco la presión que ejercía el virgen conducto sobre su pene, pero podía notar como poco a poco le apretaba menos.

-N-no te preocupes...-Contestó ella en unos susurros débiles. Sabía que él no le haría daño queriendo, si hubiese querido solo aprovecharse de ella no se hubiera parado y se lo hubiera hecho directamente sin importarle si le dolía, pero Adrien no era malo ni un caradura que hiciera esas cosas, se notaba que la amaba y apreciaba.-Puedes seguir cuando quieras... si no te mueves no me acostumbraré rápido...

El muchacho rubio asintió un poco apenado, no quería verla mal, aunque después era posible que el dolor se desvaneciera poco a poco. Entonces decidió seguir como ella le pidió y comenzó a hacer pequeños vaivenes dentro de su vagina para que fuera acostumbrándose y dilatándose. Entre que hacía aquello quería probar otras cosas, así que llevó la boca al pecho izquierdo de Marinette y comenzó a lamerlo lentamente. Se centró en su pezón y lo chupó y mordió despacio sin lastimarla.
Daba gracias a que sus padres se había ido y no la oirían gemir como estaba empezando a hacerlo. Sus gemidos se hacían sonoros, aunque no demasiado todavía, pues Adrien no le estaba haciendo gran cosa, él tenía imaginado hacerle mucho más.
Dejó el rubio el pecho de su compañera y decidió moverse de una manera que se notara algo más. Hasta ahora estaba retrocediendo y entrando continuamente solo unos centímetros dentro de ella, y muy delicadamente, así que retrocedió casi sacando todo su pene fuera de ella, luego volvió a introducirlo hasta el fondo, pero no tan bruscamente como la primera vez que lo hizo. Marinette simplemente se encontraba echada, gimiendo muy poco entre unos dolores ardientes dentro suyo, casi no podía sentir la virilidad de Adrien, cosa que esperaba que rápido pasara.
Sin previo aviso, el rubio agarró los dos senos de la chica con las manos y lo masajeó, a la vez que movía sus caderas sobre las de ella, con un ritmo algo tosco para la joven peliazul, quien estaba adolorida, aunque a la vez sentía un poco de gustillo, era una sensación confusa, pero aquello le seguía excitando.

Pasaron unos minutos haciendo eso. Adrien estaba yendo a un ritmo normal, esperando a que a Marinette no le doliera tanto. A él le estaba gustando bastante esa cálida y apretada sensación en su miembro. Se sentía en el cielo, estaba disfrutando como nada, y aun le quedaba más por disfrutar.
Al aburrirse de ir a la misma velocidad, miró a los ojos de la joven, que los tenía cerrados y estaba muy roja, jadeante todavía.

-Marinette... ¿Puedo ir más rápido...?-Preguntaba el chico de ojos verdes, sin parar lo poco que estaba haciendo.

-Sí... No te cortes...-Dijo entre gemidos, abriendo sus párpados para observarle. Tenía cara de satisfacción total y realmente su rostro le decía que le diera más.-Hazme lo que tú quieras...

Adrien se sorprendió enormemente, si que se le había pasado rápido el dolor. O al menos eso era lo que él pensaba, porque Marinette aun sentía molestias en su entrepierna y un ardor indescriptible, pero las ganas que le tenía al rubio eran más grandes que eso, y solo con mirarle y notarle en su interior la ponía a cien.
Él solo podía interpretar la cara de la chica peliazul como una muestra de que le estaba encantando también, de modo que se puso las pilas y le cogió solo una pierna, poniéndola sobre su hombro y así la empezó a penetrarla con más intensidad y dureza que antes mientras la agarraba con la mano libre de la cintura, ayudándola a moverse.
Esa pose para ella fue demasiado placentera, estaba sin duda supertando todas sus espectativas, ya que se había imaginado centenares de veces teniendo sexo con Adrien, y lo que estaba viviendo era infinitamente mejor que lo que imaginaba.
Podía notar la chica cómo cada vez su amado iba más rápido, sosteniendo su pierna izquierda todavía. Notaba como las embestidas podían llegar más hondo en su vagina, y ya no sentía dolor, solo un intenso placer que la hacía gemir alto. Adrien jadeaba, moviendo rítmicamente su cuerpo sobre el de Marinette. Oírla gemir avivaba su deseo, y no podía contenerse, cada vez empujandola más duro con su virilidad. Se inclinó sobre ella, volviendo a besarla. Sus labios le llamaban y le atraían tanto que no quería despegarse de ellos. Ambos jugaron con sus lenguas entre las dos bocas mientras disfrutaban de ese pasional y ardiente momento de sexo que tanto deseaban. Sus cuerpos se mantenían pegados, podían sentir la calidez el uno del otro. La joven peliazul rodeaba con sus brazos a su chico, apretándole contra ella, y de vez en cuando apretando sus uñas en su espalda, arañándola sin poderlo evitar, se sentía demasiado extasiada como para ser capaz de medir sus acciones, con el pene de Adrien dentro de ella no podía pensar. A él aquello no le importaba demasiado, solo se separaba un poco de sus labios, pero aun quedaba cerca de ellos, gimiendo con algo de dolor, que le resultaba placentero y le ponía más caliente. Sentía cómo a ella le estaba gustando, pero también sintió que ella se cansó y bajó la pierna que él mantenía en su hombro.
Eso le hizo pensar a Adrien y se le ocurrió un cambio de postura. Se paró lentamente, no en seco, y Marinette al notarlo abrió sus ojos y le miró, aun jadeando acelerada, no entendió por qué se detuvo.

-Adrien...-Gimió ella, sin saber por qué se paraba.-¿Por qué te detienes...?

-¿Quieres que vayamos probando cosas?-Preguntó sonriente el chico rubio, aunque ya un poco cansado.

-Es nuestra primera vez...-Contestó preocupada.-¿Vas a poner el listón tan alto de repente?

-No es eso, es simplemente cambiar de postura.-Adrien rió un poco, agarrándole de la mano para que se incorporara con él. Entonces ella quedó sentada sobre él, aun siendo penetrada.-¿No te parece bien?

-Sí, eso estaría bien.-Marinette le sonrió y movió un poco su cadera para que Adrien lo sintiera.-Me está gustando mucho...

-A-a mi también...-Jadeó el rubio al notar que se movía, pero quizá sentados fuera un tanto incómodo.-¿Te puedes poner a cuatro patas...? Como un gato.

La peliazul se quedó bastante sorprendida y le miró en cierto modo molesta. Eso para ella era un poco vergonzoso, aunque no se lo pedía cualquiera, se lo estaba pidiendo su gran amor, Adrien Agreste, ¿realmente le iba a decir que no después de todo?

-Eh... Está bien...-Aceptó ruborizada, levantándose y sacándose el miembro del muchacho de su vagina.-Pero no me gustaría que esto saliera de aquí...-Se colocó a cuatro patas sobre su colchón, mirando hacia el cabecero, aunque le molestaba un poco mirar hacia la luz de la mesilla, y a Adrien ya le estaba molestando de antes, de modo que Marinette se giró, quitándose ya el albornoz apartándolo por ahí y se puso mirando hacia las escaleras, seguida del adolescente, que se colocó detrás de ella.

-Tranquila, no se lo diré a nadie...-Contestó Adrien, mirándola detenidamente.

Le gustaba mucho quedarse viéndola justo antes de empezar a tener sexo con ella, y en esa postura se veía algo vulnerable, y a él le ponía dominar en esa situación, ya que cuando formaba equipo con Ladybug, ella solía mandarle en todo, y en su vida normal le mandaba su padre y Nathalie, de modo que ahí estaba dispuesto a mandar. Le iba a dar hasta quedarse seco.
La muchacha estaba algo avergonzada, no era algo a lo que estuviera acostumbrada y estar en esa pose le daba reparo, se notaba ridícula. Adrien quería empezar otra vez con la acción, así que agarró las nalgas de Marinette y las separó para tener mejor acceso a esa zona que tanto le gustaba. Ella seguía bastante húmeda, no lo admitiría, pero todo lo que le hiciera el rubio le ponía demasiado.

-V-ve ya al grano...-Le pidió ella muerta de la vergüenza y un tanto débil.-No creo que pueda mantenerme así mucho, estoy algo cansada...

-No te preocupes, princesa, lo voy a hacer todo yo.-Contestó riendo un poco, con algo de perversión, y entonces volvió a introducir su miembro erecto dentro de ella y lo movió en círculos delicadamente haciendo que jadeara un poco. Luego se inclinó hacia ella, yendo hasta su oído como podía desde su posición y le apartó el pelo para hablarle.-Sé que ahora te encuentras débil por la anemia, no quiero que te esfuerces demasiado. Si quieres parar porque te encuentras muy mal solo dímelo y pararé...

-Estoy bien... No quiero que te pares ahora, te necesito...-Rogaba ella, que trataba de luchar contra su debilidad, solo para saciar su excitación.-Haré lo que tú quieras...

Eso era lo que quería oír Adrien. Le agradó oírlo y saber que ella estaba dispuesta a hacer lo que él le dijera, y le daba pista libre para hacer lo que había pensado. Pero entonces, cortándoles todo el rollo, el móvil de Marinette empezó a sonar. Este estaba justo al lado de la almohada, donde estaba Adrien, que lo cogió y miró la pantalla, en la que ponía: ''Papá'', entonces hizo una mueca de susto y le entregó el móvil a Marinette sin salir de ella. La chica de ojos azules lo cogió, obviamente era su padre, que la llamaba para preguntar cómo estaba.

-¿Qué tal estás, hija?-Preguntaba Tom a través del teléfono.

-B-bién papá...-Contestó ella, intentando no ponerse nerviosa.-Iba a cenar ahora y a dormirme...

-Mamá dice que un beso de su parte, que luego te llevamos un trozo de tarta de queso.

-Si, aunque con lo que me habéis dejado de cena creo que no tendré hambre en dos días.-Ella intentó reír y hacer un tono de broma, pero Adrien empezó a moverse como antes, despacio, solo porque le ponía hacerle eso mientras hablaba con sus padres. Trató de no gemir, incluso miró hacia el chico rubio, de una manera nada favorable.

-Bueno, si te aburres mucho y no te entra el sueño ponte una peli o algún videojuego.-Seguía diciendo su padre, sin enterarse de nada.-Nosotros llegaremos un poco tarde, nos hemos encontrado con unos amigos.

-¡V-va...vale! N-no te preocupes...-Trataba de responder, intentando mantenerse normal, cosa que le estaba resultando muy difícil.

Tom escuchó ese casi gemido que hizo su hija y se preocupó.

-¿Te ocurre algo, Marinette?-Volvió a preguntar.-Si estás mala podemos volver ya.

-N-no... Es que casi me resbalo con un... ¡calcetín!... Que se me había caido antes...

-Ten cuidado anda, te llamamos más tarde, hasta luego.

-Adiós, papá...

Colgaron los dos y Marinette dejó su móvil al lado suyo. Luego volvió a mirar hacia Adrien, enfadada, y este la agarraba de las caderas, riéndose.

-¿Te hace mucha gracia?-Preguntó muy molesta ella, queriendo que se parara.-Como nos pillen tendré graves problemas, y tú también...

-Lo siento, no he podido evitarlo... Me pones demasiado...-Dijo el muchacho de ojos esmeralda, empezando a moverse otra vez hacia delante y hacia atrás, en el conducto de la peliazul.

Marinette se quedó callada dejándose hacer por Adrien y entonces dejó de mirar hacia él, volviendo a jadear sin poderlo controlar, en el fondo a ella también le resultó muy excitante. Tan solo alzó su trasero y apoyó su cara sobre la cama, porque se cansó de apoyarse sobre los brazos. El chico rubio supo que ella quería seguir, así que se puso a embestir nuevamente con fiereza a su chica, agarrándola de la cintura y moviéndola a su ritmo. A la muchacha de pelo oscuro le volvió a doler por la brusquedad con la que le penetraba, incluso estaba chocando contra su fondo, cosa que no sabía si le gustaba o le molestaba, porque de nuevo no era capaz de pensar, Adrien le volvía loca, y más si le hacía cosas como esa. Incluso pudo notar cómo él le daba una nalgada no muy fuerte en su glúteo derecho y no detenía sus toscos y hondos movimientos de pelvis.
Adrien se volvió a inclinar sobre la espalda de Marinette y llegó a sus hombros, empezando a besar y morder el derecho entonces condujo sus manos hasta los pechos de la joven. Localizó sus pezones y los apretó y pellizcó de lo más excitado. A consecuencia de esto, la peliazul gimió sobre su colchón, más de lo que estaba haciendo antes por las estocadas que daba su amado en su húmeda vagina con su duro e insaciable miembro.
A ambos les quedaba poco para alcanzar el orgasmo. Estaban cansados y un tanto sudorosos por tan intensas actividades, que aun no habían cesado ni tenían pinta de parar pronto.

-¿C-crees que lo hago bien...?-Preguntaba el rubio en el oído de su compañera de clase, esperando que le estuviera resultando placentero.

-¡S-sí!-Exclamó ella, sin parar de emitir gemidos de placer, agarrándose a las sábanas como podía.-¡D-dame más, Adrien!

Sonreía tremendamente complacido, a la par que caliente aun, y volvió a darle duras estocadas, taladrando su mojado interior hasta el fondo. La adolescente se sentía en el mismísimo cielo, puso hasta los ojos en blanco de lo extasiada que se encontraba.

-¿P-podrías maullar... un poco?-De nuevo preguntó, presa del aturdimiento, dejándose llevar por su lujuria.

-¡¿Q-qué?!-Jadeaba ella, sin dar crédito a lo que oía.-¡E-eso es vergonzoso!

-Por favor... E-Es solo un fetiche mio, creo que te puedes figurar por qué...

-V-vale...-Acabó cediendo Marinette y comenzó a gemir con un tono gatuno. Le costaba, pues era algo que realmente la ponía en evidencia, pero si a su chico le gustaba se tenía que aguantar por él, además nadie más les escuchaba... Bueno, quizá Tikki y Plagg...

Aquello subió el ánimo de Adrien enormemente y aumentó la brutalidad de sus estocadas, incluso apretó las uñas en las cinturas de Marinette, así como en venganza de lo que le hizo antes a él en la espalda, pero no era a malas, solo era porque estaba tremendamente excitado.
Llegó un momento en el que Adrien ya se iba a correr, pero notaba que quizá a su acompañante le quedaría un poco más, así que llevó una de sus manos a su pecho izquierdo y la otra hasta la entrepierna de la chica, buscando su clítoris con los dedos. Al encontrarlo lo acarició lentamente, sin parar de embestirla con toda su virilidad muy duramente.
Finalmente, tras otro rato de placer extremo, Adrien llegó al climax, culminando dentro de su chica, jadeante, aun acariciando el clítoris de Marinette para estimularla y que llegara también. Ella dio un gemido bastante más alto que lo demás al sentir todo el semen caliente dentro de ella. Acabó por correrse ella también, jadeando junto a su amado rubio. Ambos se echaron muy cansados en la desordenada cama, y la chica había acabado demasiado mojada, tenía miedo de manchar las sábanas y que sus padres vieran esas sospechosas manchas y le hicieran preguntas incómodas. Cogió unos pañuelos que tenía guardados entre los libros de su estante junto a la cama y se limpió un poco la entrepierna, sonrojada mientras Adrien solo estaba echado, con los ojos cerrados, recobrando la respiración.

-Uf, Marinette, que potencial...-Comentó él, volviendo a abrir los ojos para mirar hacia ella.

-Pero... Si lo has hecho todo tú.-Le respondió ella, extrañada mientras sonreía un poco avergonzada, intentando taparse con las sábanas porque tenía frío cuando acabó de limpiarse.

-Igualmente... Me ha gustado mucho estar contigo.-Adrien se metió también entre las sábanas con ella y la abrazó, apoyándola en su pecho.

-A mi también... Sigo sin poder creérmelo, llevaba mucho tiempo esperando que algo así sucediera.-La chica también le abrazó totalmente feliz, después de pasársele la vergüenza.-Pero que sepas que tienes unos fetiches muy muy raros...

-Perdóname por eso, ha sido el calor del momento.-Adrien rió un poco y se acercó a los labios de Marinette, dándole un pequeño beso, luego se miraron en silencio por unos segundos, hasta que de repente oyeron un pequeño quejido venir de la parte de abajo de la habitación. La adolescente supo que era su kwami, que probablemente estaría con el kwami negro, pero el rubio no tenía ni idea de que su chica tenía otro miraculous.-Oh, eso ha tenido que ser Plagg, seguro que tiene hambre.

-Eh... ¿Plagg?-Preguntó Marinette, fingiendo que no sabía de qué iba aquello.

-Oh, soy un despistado, es una especie de bicho mágico que me da los poderes de Chat Noir,-Explicaba Adrien, incorporándose con ella tras descansar un poco.-es algo un poco complicado de explicar... Pero será mejor que vayamos yéndonos, no vaya a ser que tus padres lleguen antes y me pillen aquí.

-Me avisarán cuando vuelvan, me gustaría que cenaras conmigo, me han preparado demasiada comida para mi sola y será agradable cenar en compañía.

-Me encantará cenar contigo, además así podré darle de comer a mi kwami, después de las transformaciones se poner muy pesado pidiéndome comida.

-De acuerdo, le daré también comida a tu wakami ese.-Marinette buscó su albornoz y se lo puso otra vez para no pasar frío hasta ponerse el pijama. Adrien en cambio se puso directamente toda su ropa, ya que la había dejado por ahí por la cama de la joven.

Una vez vestidos los dos bajaron a la parte baja de la habitación de Marinette y ella se quitó el albornoz y se puso el pijama limpio que había sacado antes de su cómoda. Estando ahí volvieron a oír más quejidos agudos y unos traqueteos dentro de una caja que había por allí. Adrien, que estaba cerca de ella, la abrió por si estaba Plagg allí, y efectivamente, lo estaba, pero también estaba Tikki, y se encontraba bajo él en una extraña pose, en cierto modo sospechosa. Los dos kwamis se quedaron un poco petrificados, incluído el chico rubio, y la chica de pelo azul oscuro al darse cuenta dio un grito y corrió hacia allí esperando que no hubiera visto a Tikki, pero lo hizo, y entonces Adrien giró la cabeza hacia Marinette con la boca abierta, se sentía tonto por no haber visto la similitud antes entre Ladybug y su compañera de clase, había sospechado, sí, pero pensó que eran tonterías suyas.

-Que sepas que te lo iba a contar todo en la cena...-Dijo Marinette, riendo nerviosa.-No tenía sentido ocultártelo más.

Él no contestó y se acercó de repente a la peliazul, abrazándola con fuerza. Ella le abrazó de vuelta, sonriente y entonces decidieron ir a cenar para contarse absolutamente todo y dar algunas explicaciones. Plagg y Tikki salieron de la caja y se miraron como si acabaran de hacer algo muy malo y bajaron con sus respectivos dueños hacia la cocina.

Cenaron tranquilamente y tuvieron una larga conversación. Les pareció bastante estúpido lo que habían pasado después de todo, y que no se hayan dado cuenta antes de algo tan evidente. Comentaron varias anécdotas de cuando estaban juntos siendo superheroes y se divirtieron bastante.
Plagg no pudo comer su preciado Camembert porque Marinette no tenía exactamente de ese queso, pero no le hizo ascos a otro tipos de quesos que tenía.
Ya cuando zanjaron todos sus ''problemas'', miraron a los kwamis quienes habían estado algo raros desde que les encontraron y Adrien se figuró que fue porque les pilló haciendo algo raro, sin embargo ellos dijeron que no era lo que parecía, que estaban jugando al escondite y le tocaba a Plagg encontrar a Tikki, aunque eso les sonó a trola a los chicos, pues habían oído gemidos de kwami. Todos se rieron y cuando acabaron de cenar, Adrien ayudó a Marinette a recoger todo lo que habían descolocado o usado y se volvió a transformar. Se despidió de ella con un cariñoso beso y se marchó por la ventana mientras ella miraba por esta como se alejaba después de haberle regalado la mejor noche de su vida, aunque también un tremendo dolor de entrepierna...

~Fin~