[Aviso, esto es un two-shot, osea que tendrá dos capítulos y será bastante lemonoso. Iba a ser un one-shot pero se me hacía muy muy largo y opté por dividirlo en dos capítulos. El principio es bastante random y no tiene puto sentido, pero bueno, a disfrutarlo!]


Era un jueves por la mañana a las ocho y cuarto. Marinette se encontraba sentada en su clase. No le había dado ni tiempo a desayunar de lo rápido que salió de su casa. Se le había echado el tiempo encima y además había despertado tarde.

Había dormido muy poco esa noche haciendo deberes, pues en el día anterior tuvo que salvar a un akumatizado y no le dio tiempo. Estaba tan estresada que no era capaz de concentrarse en clase, es más, ni siquiera se había fijado en Adrien como hacía todas las mañanas.
Su amiga y compañera de clase Alya ese día no había ido y Marinette se encontraba sola en su pupitre sintiéndose mareada y con hambre, pero intentó con todas sus fuerzas atender y esperar al cambio de asignatura para comer algo, sin embargo no aguantó y se desmayó sobre la mesa repentinamente. Unos cuantos la miraron y rieron pensando que se había dormido, en cambio Adrien miró hacia atrás y, sorprendido, extendió su mano e intentó despertarla, agarrándole el brazo y agitándolo. Él no creía que se hubiera dormido, Marinette era una estudiante ejemplar y siempre atendía en clase, así que se preocupó porque dio un cabezazo en la mesa demasiado fuerte como para haberse quedado dormida.

-¡Señorita!-Exclamó hacia la profesora, levantando la mano con un aire de preocupación bastante notable.-Creo que Marinette se ha desmayado...

-Dios mio...-Dijo esta y entonces, bajo la atenta mirada de los demás alumnos fue hasta el pupitre de la chica y empezó a observarla y a levantarle la cabeza. Si que se había desmayado, no respondía.-Adrien, llévala a la enfermería, yo voy a llamar a sus padres. Chicos, no os mováis de la clase, enseguida vuelvo.

Adrien se levantó y cogió a la desmayada Marinette en brazos. Le pesaba un poco, pero él estaba fuerte y podía con ella a la perfección, así que se la llevó a la enfermería. Allí las enfermeras la echaron en una camilla y le tomaron la tensión. Mandaron a su rubio compañero de delante a la sala de espera, y después de un rato una de las mujeres que la habían observado le dijo que le había dado una bajada de tensión, que volviera a clase, sus padres estarían a punto de llegar a recogerla y él ya tenía que volver. Entonces, preocupado no tuvo más remedio que volver a su aula y seguirla de manera normal como los demás una vez la profesora volvió.

Marinette acabó despertando al rato y miró a su alrededor: estaba en la enfermería y sus padres estaban sentados en unas sillas junto a ella, bastante preocupados, pero en seguida se pusieron contentos al verla despertar.

-¡Hija!-Exclamó Sabine mientras iba a abrazarla.-Nos habíamos preocupado mucho...

-¿Qué...me ha pasado?-Preguntó un tanto débil la chica.

-Nos ha dicho la doctora que te ha dado un bajón de tensión,-Contestó Tom, que se le veía preocupado.-te han hecho un análisis de sangre y ha salido que tienes anemia.

-¿Anemia? Si yo me alimento bien, ¿cómo es posible?

-Puede ser por los medicamentos que estás tomando para el dolor de cabeza o bien por herencia,-Informaba su madre, dudosa.-porque yo la tengo también a veces por mi madre.

-Podías haberme avisado antes de esto, a saber cuantos se habrán reído de mi por desmayarme en clase...

-No te preocupes, cariño, seguro que tus compañeros no son tan crueles.

-Chloé si, pero bueno... ¿Quien me trajo a la enfermería?

-Nos dijeron que fue un chico rubio de tu clase.

Marinette abrió los ojos como platos. Solo había un rubio en su clase y ese era Adrien. No podía creerlo, se había puesto roja de la vergüenza.

-Sí, fue ese tal Adrien, pero eso no es importante ahora.-Una enfermera llegó con una cajita de pastillas y se la dio a Tom y Sabine.-Estas son pastillas de hierro, ella debe tomarse una cada mañana en el desayuno con un zumo de naranja o algo que tenga muchas vitaminas, pronto se recuperará, no es algo muy severo, solo le recomendamos reposo en casa durante una semana o hasta que se sienta menos débil.

-De acuerdo.-Asintieron ambos padres tras coger las pastillas y una lista con comidas que les había recomendado la doctora.

Al final acabaron abandonando los tres el instituto y volvieron a casa. Marinette estaba realmente débil y por ello sus padres le dijeron que no saliera de su hogar los días que le dijo la doctora.
Cuando llegaron ella comió algo y directamente la mandaron a dormir un rato mientras ellos trabajaban en la panadería. Sin embargo la chica no podía dormir y como Alya tampoco había ido a clase optó por llamarla para preguntarle a ella qué tal estaba y de paso contarle lo que le había ocurrido. Se encontraba sentada en su cama con el pijama ya puesto y con el móvil en la oreja mientras llamaba a su amiga. Empezó a dar tono y al segundo ella contestó:

-¡Hola Marinette!-Saludó Alya, aunque con una voz algo ronca.

-Hola Alya, ¿cómo te encuentras?-Preguntó Marinette.-Me dijiste que te resfriaste, ¿no?

-Sí, me duele un montón la garganta y estoy a base de sopas con tres capas de mantas encima. Tengo mucho calor, pero si me las quito tengo frío.

-Uf, ojalá te recuperes, lo mejor sería que te pusieras alguna película o algo para distraerte, siempre ayuda cuando estás enferma.

-Tienes razón, me pondré a ver algo, pero... un momento, ¿tú no deberías estar ahora mismo en clase? Son las diez aun.

-Pues verás... Al parecer me ha dado un bajón de tensión, me he desmayado en clase, Adrien me ha llevado a la enfermería y han llamado a mis padres para que me recogieran. Me han dicho que repose en casa también porque tengo anemia y estoy muy débil.

Alya se quedó callada por un momento al otro lado del teléfono, no sabía como responder a eso.

-Vaya... En cuanto me encuentre mejor iré a verte sin falta.-Dijo al final, tosiendo al terminar la frase.-Pero bueno, al menos has podido estar en los brazos de Adrien, ¿no te sientes afortunada?

-Si me hubiera enterado de algo quizá, pero estaba inconsciente, me desperté en la camilla de la enfermería.

-No te preocupes, seguro que está preocupado por ti. Bueno, tengo que dejarte, mi madre va a darme un medicamento, hablamos después.

-Vale, adiós, ¡recupérate pronto!

-¡Igualmente, chao!-Ambas colgaron el teléfono y Marinette se echó en la cama suspirando. Su amiga tenía razón, Adrien podría estar preocupado por ella, pero no podía hacer mucho más desde su casa, así que intentó dormirse dando vueltas en su cama hasta que lo consiguió.

Durmió varias horas hasta las dos y media de la tarde, y una vez despierta no supo realmente qué hacer, pues no la dejaban salir, además eso supondría un problema si atacaban París otra vez, no sabía si estando en ese estado podría pelear contra alguien. Tikki se había dado cuenta de esto, sin embargo con los superpoderes que le otorgaba el traje era posible que se sintiera menos débil.

Probó a hacer varios bocetos de ropa nueva que confeccionar más adelante, pero no era capaz de concentrarse en dibujar, estaba demasiado somnolienta y cansada como para centrarse en algo. Quiso seguir el mismo consejo que le dio a Alya, que se quedara quieta viendo algo, así que se puso en el ordenador buscando una serie o película que ver.

Tras haber escogido una serie por ahí, se quedó viéndola, sin embargo una de las veces oyó hablar a sus padres cerca de ahí, pero no les entendió. Acto seguido ellos entraron en su habitación y la miraron.

-Cielo, ¿estás mejor?-Preguntaba Tom.-¿Necesitas algo?

-No, gracias, estoy bien.-Respondió ella, sonriente.-Si viene alguien a visitarme avisadme antes, no quiero que me vean tan desarreglada.

-Eso te íbamos a decir,-Intervino Sabine.-Acaban de venir dos chicos, el rubito ese que vino la última vez a jugar a la consola contigo y otro morenito con gafas.

-¡Ay dios!-Marinette dio un respingo de la silla y se levantó, aunque se agarró al escritorio porque le dio un mareo.-¡Son Adrien y Nino! Dejad que me arregle y luego les diré que suban.

-No no.-Su padre negó seriamente aun desde la trampilla de su cuarto.-Les hemos dicho que estabas mal y nadie podía entrar a verte, necesitabas reposo.

-¡¿Qué?! ¿Es en serio?

-Lo sentimos, hija, es mejor que no te vean tan débil y que descanses de gente por ahora.-Su madre cogió una bandeja que tenía por ahí y se la subió a la habitación.-Mira, te he hecho esta manzana cocida con canela para que te la comas, que tienes que comer mucha fruta.

-Gracias, mamá...-Marinette cogió la bandeja triste y se la llevó al escritorio a comerse la manzana mientras seguía viendo la serie. Sus padres se marcharon cerrando la trampilla y la dejaron tranquila por un rato.

Se había acordado que esa noche tenían una cena los tres que estaban preparando para ese día, sin embargo ella no podría ir y se preguntaba si lo cancelarían igualmente o irían ellos. Fue hasta la trampilla tras dejar su comida en el escritorio y miró hacia donde se encontraba el salón para ver si alguien seguía por allí. Vio que sus padres aun se dirigían hacia la panadería y les dio un toque de atención.

-¡Mamá, papá!-Exclamó, haciendo que ellos se voltearan y miraran hacia la trampilla abierta de donde asomaba la cabeza de Marinette.-¿Vais a ir a cenar al final?

-No, nos quedaremos aquí por si necesitas algo.-Contestó su padre amablemente.-No podemos dejarte sola en tu estado, cariño.

-¿Qué estado? Solo tengo un poco de anemia, podéis iros sin mi, seguramente me duerma pronto.

-¿Estás segura?-Preguntó Sabine, con cara de preocupación aun.-Nos harías sentir mal si te pasa algo por irnos.

-Os llamaré si me siento mal o me pasa algo, pero yo sí que me sentiría peor si desperdiciáis esta noche solo porque yo esté baja de hierro.

-Está bien, iremos nosotros.-Tom miraba a su mujer suspirando y luego sonrió hacia su hija, al igual que Sabine.-Si te pasa lo más mínimo llámanos enseguida, y cuando nos vayamos a ir te subiremos algo de cena y lo que necesites para que te quedes bien, ¿de acuerdo?

-Vale, gracias por hacerme caso, estoy segura de que lo pasaréis bien.-Marinette les devolvía la sonrisa.

-Hombre, estaremos preocupados por ti,-Dijo su madre, aun insistente.-pero te mensajearemos de vez en cuando. Ahora ve a comerte la manzana y después te duchas antes de que nosotros tengamos que irnos, por si acaso te pasa algo.

La joven de las coletas rió nerviosa y asintió volviéndose a meter en su cuarto, cerrando la trampilla y yéndose a ver la serie que estaba viendo otra vez mientras merendaba.
Sabía que sus padres eran muy sobreprotectores, y sobre todo con algo como eso, que la hacía sentir débil y podría desmayarse de nuevo o marearse y caerse malamente. Ella no pretendía moverse de su cuarto, quizá para ir al baño cuando lo necesitase, pero solo tenía que tener cuidado y no le pasaría nada.

Tranquilamente la adolescente se comió la manzana cocida que le había preparado su madre mientras veía capítulo tras capítulo, aburrida, sin saber qué hacer, pero tampoco sin atender a su móvil, por lo que no supo si alguien se había preocupado por ella. Ya habían hecho las siete de la tarde y aprovechó para darse un largo baño relajante mientras sus padres se preparaban ya para ir saliendo, pues primero harían unas compras antes de cenar y se irían antes.

Marinette salió del baño después de tres cuartos de hora con un albornoz rosa claro alrededor del cuerpo para secarse y una toalla enroscada en su pelo, y así subió a su cuarto tras dejar su pijama sucio en el cesto. Sus padres al ver que terminó se quedaron tranquilos y le quedaron la cena lista para que solo tuviera que calentarla más tarde. No era una cena ligera precisamente: ¡le habían dejado un montón de cosas que sabía que no podría comerse! Tenía anemia, no anorexia, pero a sus padres no les entraba en la cabeza, preferían que sobrara a que faltara.
Una vez ella estuvo en su habitación comenzó a buscar un pijama limpio y ropa interior. Tikki mientras tanto buscó su peine y se lo dio a Marinette para que se peinara el pelo. Se quitó la toalla de la cabeza y se lo empezó a cepillar lentamente frente a un espejo.
Sin previo aviso, por su redonda ventana se asomó una cabeza familiar que poseía dos orejas negras y un pelo parcialmente desordenado, se trataba de Chat Noir, que había llegado y se puso a observar lo que hacía. Sin embargo, al ver que terminó de peinarse y se iba a quitar la bata, rápidamente se puso rojo y subió al balcón para tocar en la trampilla que daba justo sobre su cama y llevaba a dicha azotea.
La chica oyó cómo llamaban ahí y se ató bien la bata sin llegar a vestirse. Solo pudo figurarse que una persona llegaría hasta ahí casi de noche. Tikki se había quedado en un ángulo no visible desde la ventana y por pura suerte él no la había visto, y justo entonces, cuando el superheroe llamó a la ''puerta'', se escondió en un cajón y Marinette subió hasta donde estaba su cama para abrirle la trampilla.
Efectivamente era Chat Noir sonriendo plenamente mientras la miraba a los ojos. Parecía que se había puesto muy contento de verla bien, pues no dio señales de vida en toda la tarde desde que él la llevó a la enfermería por la mañana siendo Adrien. Él estaba preocupado, mucho, y no pudo soportar el hecho de saber que estaba mal, y que sus padres no les dejaran verla o no atendiera al teléfono le preocupaba aun más.

-¡Princesa!-Exclamó contento.-Se ve que tienes buena cara, un poco pálida, pero me alegra ver que no te ha pasado nada.

-Chat, ¿qué haces aquí?-Preguntaba ella, un poco nerviosa mientras le hacía un gesto para que pasara a su cuarto.-¿Y cómo has sabido que estaba mal?

-Tus amigos acudieron a mi para que les ayudase a contactar contigo,-Contestaba entrando a la habitación y cerrando la trampilla otra vez cuando estuvo dentro con ella, sentados en la cama.-Se preocuparon de que tus padres no les dejasen verte o no contestaras a sus mensajes. Por ejemplo Adrien y Nino me dijeron que te hablaron por mensaje después de intentar visitarte pero tampoco contestabas, y que por favor viniera a verte para comprobar que no estuvieses mal. Por lo que sé, Alya también estaba enferma, pero me han recomendado que no vaya a verla porque sí está bien comunicada y es algo contagiosa. Un superheroe como yo no puede enfermar, si no, ¿quién salvaría la ciudad?

Marinette escuchaba atentamente lo que le decía Chat, y realmente se sintió culpable por no haber respondido a nadie, ¡ni siquiera a Adrien que también le había escrito según Chat Noir! Saber que él estaba preocupado por ella le hacía emocionarse bastante. Ella le cogió de la mano y le hizo bajar las escaleras hacia la parte baja de la habitación. No se acordó en ningún momento de que su pared seguía llena de fotos de Adrien, pero no le importaba demasiado que Chat Noir lo viera, total, él ya era su amigo y seguro que guardaría el secreto. Tan solo esperaba que el gato no le hiciera demasiadas preguntas o bromas al respecto.
Al bajar, indudablemente él lo notó y lo miró con extrañeza, pues la última vez que estuvo en su cuarto no las tenía, ¿las habría quitado entonces?

-Siento no haber contestado a nadie,-Contestó ella, tratando de que él no sacara el tema de las fotos, pero después lo haría sí o sí.-me sentía muy débil y mirar a la pequeña pantalla del móvil hacía las cosas peor, solo me quedé viendo una serie en mi ordenador, que es más grande y no tengo que fijar tanto la vista.

-Bueno, yo se lo diré mañana a tus compañeros para que se tranquilicen, además cuando me lo dijeron a mi también me preocupé bastante.-El rubio se aproximó a ella y la abrazó lentamente. Marinette se sonrojó un poco y le devolvió el abrazo. Al apartarse, Chat Noir se fijó en que su bata se abría un poco y casi podía ver sus pechos. Al notarlo, la chica de pelo oscuro se tapó rápidamente muy avergonzada y miró a su amigo esperando que no hubiese visto nada más.

-Eh... Creo que debería vestirme, ¿no crees?-Dijo ella, muy nerviosa dándole la espalda al chico, dispuesta a coger su ropa e ir al baño, pero él se le acercó por detrás y volvió a abrazarla.

-Mari... Voy a sincerarme contigo, me estás tentando demasiado.-Le susurró Chat al oído.

-¡¿Pero qué dices?! ¡Suéltame!-Protestó Marinette, apartándose y volteándose de nuevo para mirar al superheroe.-No aproveches que estoy débil para ese tipo de cosas...

-No me aprovecho, solo pensé que tú querrías entretenerte un poco después de haber estado encerrada aquí todo el día.-Chat Noir se sentó en la silla que había frente al ordenador y se puso a mirar las fotos de la pared, cosa que hizo que la chica se avergonzara aun más de la situación.

-¿Qué tipo de entretenimiento tenías pensado?-Preguntaba ella, casi temblando, aunque en el fondo supiera que Chat iba sin rodeos a pedirle relaciones de cierto grado adulto.

-Creo que te lo puedes imaginar, princesa.-Él la miró sugerente, y luego volvió a dirigir la vista hacia sus fotos como civil.-En cualquier caso... ¿Qué te traes con estas fotografías de Adrien Agreste?

-Suponía que tarde o temprano preguntarías... No me tomes por loca ni nada, solo me gusta y tengo sus fotos ahí para verle cada vez que quiera.

-Hmm, interesante...

Chat Noir se levantó de la silla y se puso frente a ella, mirándola fijamente. El hecho de que Marinette estuviera enamorada de él le halagaba bastante, además que estuviera en batín solo hacía que tuviera más ganas de hacerle de todo allí mismo, otra cosa era que se fuera a dejar con las pintas que tenía él en ese momento. Se había dado cuenta de que le gustaba también, sin embargo él estaba enamorado de Ladybug. Siempre era la misma historia, y creía que por divertirse un rato no pasaría nada.
Se había hecho silencio. Marinette estaba muy roja porque Chat Noir la miraba con deseo. No podía aceptar algo así, supuestamente había ido allí a ver qué tal estaba, no a hacerle cosas guarras, aunque debía admitir que le hubiese gustado si hubiese sido Adrien en su lugar. Pobre de ella, que no se daba cuenta de que el propio Adrien era quien le estaba proponiendo aquello, mas él no podía revelar su identidad así como así.

-En fin, si no tienes más preguntas...-Habló al rato la joven, cansada de estar de pie sin decir o hacer nada, además se acercaba la hora de cenar y tenía que irse.

El rubio la interrumpió apoyándola contra una pared lentamente mientras la miraba seductoramente. La adolescente de ojos azules le miró en parte asustada y por otra parte... ¿excitada? Podía ser que estando ella en su forma normal, Chat le pareciera más imponente que ella, era más alto y esta vez parecía más serio que cuando estaba con ella siendo su alterego.

-Sí que tengo más preguntas...-Volvía a susurrar este hacia ella, apartando su pelo aun suelto y un poco mojado de su oído. Estaba acercándose peligrosamente a ella.-¿Quieres ''cataclism''?

-¡¿Qué?!-Exclamaba ella, otra vez poniéndose totalmente roja como un tomate mientras intentaba apartar su mirada de él.-Ya te he dicho que no me interesa...

-¿Por qué no? Es algo divertido, placentero y bastante bueno para hacer ejercicio.

-No voy a acostarme contigo, además, ¿no estabas tan enamorado de Ladybug? ¿Qué pasa con ella? No creo que vayas a conquistarla yendo a visitar a todas las chicas que te de la gana para tener sexo.

-Si te digo la verdad esto no lo he hecho nunca, Marinette, y solo había venido a visitarte y darte el recado de tus amigos, pero ha sido verte así tan sexy y no me he podido resistir.

-Pues lo siento mucho, Chat, ya sabes por esas fotos que a mi me gusta Adrien y aunque tarde mucho en fijarse en mi, quisiera que el primero en hacérmelo fuera él...

Le daba cierta rabia no poder transformarse allí mismo frente a ella y que viera lo sensual que era como civil, además de ser su crush. Si tan solo pudiera hacer eso tendría sexo asegurado, sin embargo él tampoco quería ir deprisa y prefería ser más romántico, comprendió que las cosas a lo bruto y directo no iban bien.

-Sabes, somos los rechazados, nuestras crush no se fijan en nosotros,-Intentaba convencer ''Adrien'' a Marinette de una manera menos salvaje.-mientras eso suceda deberíamos hacer nuestra vida tal y como están haciendo ellos, ¿no crees? Quizá con tantas fans Adrien se ponga morado, ¿por qué tú no puedes?

-Eso duele...-Contestó la chica de pelo oscuro, mirándole tristemente.-Pero dudo mucho que él haga eso, es un chico muy recatado, además no creo que su padre le deje meter a una chica tras otra en su casa...

-No lo hace, pero era un ejemplo, también Ladybug hará en su vida civil lo que le de la gana y yo no puedo evitarlo ni prohibirle nada. Supongo que tú eres libre de elegir si quieres pasarlo bien conmigo en vez de sufrir pensando en lo que hace ese tío, yo ya pasé página, por mucho que nos duela, nos dolerá menos si empezamos a hacer nuestra vida y no le damos importancia.

-Podrías tener razón... Pero no lo sé, no sé si quiera si estoy preparada para ello.

Sin mediar palabra, él se acercó a ella y la besó apasionadamente en los labios, cosa que ella permitió siendo apretada contra la pared mientras Chat Noir metía una mano por la apertura de su bata y le agarraba un pecho sin previo aviso. Cuando el gato se separó de sus labios, ambos se miraron, él con intensidad y ella con un tanto de inocencia.

-Chat, no...-Pedía ella, jadeando levemente, notando como su corazón se aceleraba.

-Olvida por un momento todo, tal y como lo estoy haciendo yo. ¿Acaso no me ves atractivo?

-Sí, he de admitir que estás muy bien... Y estoy excitándome demasiado, pero no estoy lista para...-Marinette se quedó callada porque Chat Noir le seguía apretando el pecho y de pronto notó cómo bajaba esa mano hasta su entrepierna.-Aunque ella agarró su brazo y antes de que llegara y le apartó con brusquedad.-¡Escucha lo que digo en vez de meterme mano!

-Vale, vale, perdóname...-Pidió perdón el gato, sintiéndose un poco triste.-Solo pretendía hacerte compañía y que lo pasaras bien, pero supongo que tendrás otras diversiones sin mi. Me iré, mañana avisaré a tus amigos...

Se dio la vuelta y fue caminando tranquilamente hasta la ventana, dispuesto a irse por allí, pero ella se sintió algo mal y le agarró de la mano.

-Espera...-Dijo mientras volvía a acercarse a él.-El problema está en que no sé quien eres, y me pone nerviosa que un desconocido me... me haga algo tan íntimo.

-Creo que podría confiarte mi identidad... Yo no tengo ningún inconveniente si guardas mi secreto. Después de todo yo te conozco y sí confío en ti.

Marinette se quedó callada sin saber qué decir exactamente, solo se sentó en el pequeño sillón que estaba junto a la ventana. Se sentía acalorada por lo que su compañero le había hecho, pero estaba muy confusa. Si dejaba a Chat Noir hacerle cosas subidas de tono, aunque lo pasase bien en el momento luego se iba a arrepentir por haberlo hecho antes que con Adrien, sin embargo... ¿cuántas posibilidades tenía de que le propusieran algo así? Y encima un chico tan guapo como ese superheroe, o al menos se le veía atractivo con la máscara, no sabía lo que podría haber debajo. Eso sí, parecía tener un cuerpo fuerte por lo que marcaba ese traje negro ajustado que llevaba.

-En el caso de que yo aceptara... No podrías quitarte el traje.-Contestó finalmente la chica de ojos azules.-Por lo que sé es mágico y tendrías que destransformarte.

Chat Noir se sentó a su lado y volvió a sonreír un poco mientras la rodeaba con el brazo. Seguía teniendo esperanzas de poder hacer algo con ella, y pensó que estaba yendo por buen camino. Facilitaría mucho las cosas si se transformaba en Adrien, pero le gustaban los retos, y quería enamorarla también como Chat Noir, porque era parte de su personalidad y era importante que le gustaran las dos mitades de su ser.

-Me destransformaré si lo deseas,-Susurró él en el oído de Marinette, mientras con la mano con que la rodeaba se posaba sobre su cadera y la acariciaba por encima de su albornoz.-pero personalmente... creo que tiene más morbo hacerlo de esta manera.-Con la otra mano libre intentó quitarle el nudo al cordón que ataba su bata.

Ella se dejó y él abrió la sedosa prenda que la cubría. Ya estaba seca, había pasado bastante rato desde que salió de la ducha. Pudo observar sus pechos, no muy grandes pero bonitos. Estaba deseoso de atacarlos, pero quería mantener la compostura dentro de lo que podía.

-No sé realmente cómo lo harás sin destransformarse...-Dijo ella, tapándose un poco con los brazos, un poco avergonzada.-No podrías sacar... Bueno, ya sabes.

-Hay otras formas...-Chat se acercó a la cara de Marinette y la volvió a besar en los labios. Esta vez con más tranquilidad y cariño. Ella se dejó llevar y se destapó abrazándose al rubio lentamente. Iba a hacerle caso, solo para sentirse bien un rato, pues pensó que quizá manteniendo relaciones con otro podría tener más autoestima para confesarse con Adrien. Chat Noir se asemejaba bastante a su amado, además su voz era parecida, podía imaginarse que lo estaba haciendo con él.

Continuará!