EPÍLOGO
Las coordenadas que había introducido Lena eran correctas y ambas aparecieron en la sala principal del DEO. Todos las recibieron con alegría y alivio, especialmente Alex, que rogó a Kara no volver a ausentarse tanto tiempo a menos que la dejara acompañarla. Maggie, por su parte, bromeó con la desesperación de Alex durante la ausencia de su hermana, a lo que la agente respondió dándole un golpecito en el brazo, azorada, mientras todos reían. Winn hizo muchas preguntas sobre cómo era todo en Tierra 40 y cómo era su doble allí. J'onn apenas habló, pero no dejó de sonreír al volver a ver juntas a las hermanas Danvers, a quienes él consideraba casi como hijas adoptivas.
La Navidad había llegado, y Lena le contó a Kara que L Corp iba a celebrar una fiesta. Nada fuera de lo habitual si no fuera por la intención de la joven Luthor.
—Quiero aprovechar la fiesta navideña para presentarte oficialmente como mi novia, Kara —declaró de pronto con la copa de vino todavía en la mano. La kryptoniana la miró con los ojos como platos—. Necesito decirle al mundo que estoy enamorada de ti… no quiero pasar un día más ocultando esto tan hermoso que tenemos, ¿puedes entenderlo?
Lena sabía que Kara llevaba años ocultando su identidad como Supergirl, y que estaba acostumbrada al anonimato que disfrutaba como Kara Danvers, temía que no pudiera renunciar a ello.
—Lena… —empezó Kara, pero su novia la interrumpió.
—Ya sé lo que me vas a decir, Kara, que ahora pasas desapercibida y vives muy tranquila, y todo eso se terminará en cuanto te conviertas en la novia de Lena Luthor, pero es que yo… —replicó rápidamente.
—Lena, espera, no… —La joven Luthor ignoró a Kara y siguió hablando.
—Es que no puedo conformarme con vernos a escondidas, como si esto estuviera mal, y lamentablemente soy una figura pública, sé que te estoy pidiendo mucho... —añadió con preocupación, apartando la mirada.
Kara llevó su mano a la mejilla de Lena, que la miró y se encontró con su preciosa sonrisa.
—Entiendo tu necesidad, Lena… y que quieras presentarme como tu novia, con ese orgullo y esa felicidad en tu mirada… es el mejor regalo de Navidad que me han hecho nunca… —susurró Kara conmovida. Lena sonrió con sus ojos verdes brillantes de emoción.
—Dios, Kara, te quiero tanto —musitó la joven Luthor antes de abalanzarse sobre la kryptoniana y besar sus labios con pasión.
—Por Rao, Lena que yo te quiero más —contestó Kara contra su boca.
Después de dedicarse unos minutos de caricias y besos, lograron serenarse un poco y retomar la conversación, pues quedaba un tema importante que tratar.
—Si nos mostramos como pareja en tu fiesta, no podrás salir con Supergirl, y nada de lo que ha sucedido en Tierra 40 con Supercorp podrá pasar en nuestro mundo.
—¿Y qué quieres que pase, Kara? —preguntó Lena— ¿Quieres que anuncie al mundo que salgo con Supergirl o con Kara Danvers? —insistió Lena— Salir a cenar una noche a cualquier restaurante, a jugar a los bolos, a bailar a un pub, ir de compras o pasear por un parque… yo no quiero renunciar a todas esas cosas que podría hacer con Kara Danvers pero no con Supergirl, ¿y tú?
—Es cierto, con Supergirl sería muy complicado —aceptó la kryptoniana.
—Pero es tu decisión, Kara, y la respetaré —aseguró Lena—, a fin de cuentas, sé que la pareja Supercorp aportaría mucho bueno a este mundo, igual que aporta en Tierra 40, pero supongo que soy egoísta, y prefiero no renunciar a esas pequeñas cosas contigo, Kara Danvers.
—Gracias por tu sinceridad, Lena.
—Celebraré la fiesta este sábado, así que te quedan tres días para tomar la decisión —explicó la joven Luthor—, esperaré ansiosa tu elección —dijo, y la besó de nuevo.
Al día siguiente, Kara hizo una visita a su hermana en su apartamento. Alex la recibió junto a Maggie y Kara les contó lo que había hablado con su novia.
—¿Y qué has decidido? —preguntó Maggie.
—Todavía nada —confesó Kara con un gesto que hizo reír a la detective.
—Veo que te está costando. —Kara asintió.
—Es una elección complicada —dijo Alex—, pero me gustaría que no perdieras de vista una cosa.
—¿El qué? —dijo la kryptoniana intrigada.
—Que se trata de tu vida, Kara, de tu mundo, ya no estás sustituyendo a Kara 40 en Tierra 40 —señaló Alex—, que no te afecte eso, no creo que todo tenga que ser igual en todas las tierras paralelas.
—Excepto lo nuestro, Danvers —inquirió Maggie de pronto. Su novia sonrió.
—Es verdad, lo nuestro ha de ser igual en todas ellas —replicó con una amplia sonrisa y se inclinó sobre la detective para besarla. Kara carraspeó para sacarlas de su ensimismamiento.
—Perdona, es que…
—No pasa nada, si estuviera Lena aquí me pasaría lo mismo, pero veros besándoos no me ayuda a tomar una decisión —se quejó haciendo aspavientos con los brazos. Las tres se echaron a reír.
Tal como habían quedado, Lena fue a recoger a Kara a su apartamento. Su chófer se quedó sentado al volante mientras Lena dejó el vehículo y se metió en el edificio. Tocó a la puerta y Kara, que llevaba un bonito vestido color marfil, le abrió muy sonriente.
—¡Hola Lena! —exclamó acercándose a ella para besar sus labios. La joven Luthor parpadeó varias veces.
—Estás preciosa, Kara.
—Gracias, Lena, tú estás espectacular —replicó Kara cogiéndole la mano.
—Pero… ese vestido… y las gafas… ¿quiere decir que…? —pronunció débilmente.
—Quiero salir contigo como Kara Danvers, yo tampoco quiero renunciar a esas pequeñas cosas —confesó la kryptoniana.
—¿De verdad? —preguntó Lena emocionada.
—De verdad —repitió Kara mientras la abrazaba por la cintura y la pegaba a su cuerpo. Unieron sus frentes y cerraron los ojos para disfrutar de aquel instante. Muchas cosas cambiarían a partir de aquella noche, pero sabían que todo iría bien porque estaban juntas.
—¿Sabes que me fijé en ti el día que te conocí en mi despacho?, me pareciste guapa pero sobre todo, adorable —Kara sonrió con los ojos cerrados, y sus mejillas se sonrojaron un poco—, cuando te dije que esperaba que no fuese la última vez que hablásemos, no fue por cortesía, quería volver a verte —confesó la joven Luthor.
—Tú sí que sabes hacer que una chica se sienta especial —dijo Kara entre risitas nerviosas.
—¿Y me lo dice la mujer que dejó en mi ventana una plumeria y una nota para darme los buenos días, la que me llevó al DEO y me presentó a sus amigos a pesar de lo que pudieran pensar por ser quien soy, la que ha movido cielo y tierra para que la prensa publicase mi participación contra el virus Medusa…? —pronunció Lena clavándole sus ojos verdes.
—No me mires así, Lena… —pidió Kara en un susurro.
—¿Por qué? —preguntó de manera casual.
—Porque te llevaré volando a tu dormitorio y accionaré la radiación roja antes de que puedas parpadear otra vez.
Lena gimió encantada al escuchar sus palabras, pero se esforzó en contener sus ganas, porque aquella noche tenía algo importante que hacer, además de hacer el amor con su novia.
—Tienes razón, bajemos ya, antes de que decida cancelar la fiesta y me gane la enemistad de la clase alta de National City —bromeó haciendo reír a Kara.
—Eso sería horrible —Kara siguió con la broma mientras su mano recorría la espalda de Lena con lentitud tortuosa.
—Una catástrofe… —Lena rodeó el cuello de su novia y acercó su boca a la suya.
El sonido del móvil de la joven Luthor las sobresaltó. Era Jess, informándola de que los invitados ya estaban llegando.
—Esto es sólo un paréntesis —aseguró Lena—. Queda mucha noche por delante.
—Por supuesto —manifestó Kara sin dejar de sonreír.
Llegaron juntas a la fiesta, pero Kara la dejó ir enseguida para que Lena pudiera actuar como buena anfitriona, saludando a los invitados y charlando con algunos de ellos. Después de un rato, Lena volvió a su lado. Kara la esperaba junto a una mesa de canapés, con uno de ellos en la mano y otro en la boca.
—Nunca dejaré de envidiar tu maldito metabolismo kryptoniano —susurró Lena para que nadie más pudiera escucharla.
—Lo siento —dijo Kara con la boca medio llena, haciéndola reír.
—¿Bailamos? —sugirió Lena—, cuando hayas terminado de comerte esos canapés, quiero decir.
Kara se apresuró a tragar la comida y ambas se dirigieron al centro de la zona de baile, abrazándose y dejándose llevar por la música que inundaba el ambiente. Algunas personas a su alrededor las miraron con sorpresa y curiosidad, pues su forma de abrazarse y tocarse no parecía sólo amistosa. Pero a ellas les importó poco, y siguieron disfrutando de la canción en su propio mundo.
Cuando la música cambió, se separaron y Lena le indicó sin palabras que había llegado el momento. Kara asintió suavemente con una sonrisa y la liberó de sus brazos. Su novia besó su mejilla y subió al pequeño escenario que había allí.
—Un momento de atención, por favor —rogó Lena—, me gustaría compartir algo con todos vosotros.
La gente murmuró por lo bajo unos instantes, hasta que se hizo el silencio y Lena retomó su discurso.
—Mi deseo para vosotros en estas fiestas es amor… amor de ése puro y arrollador que te hace sentir capaz de cualquier cosa cuando estás con la persona que te lo provoca… amor como el que siento por ella —Lena señaló a Kara con la mano y la gente la miró, asombrada por las hermosas declaraciones de la joven Luthor—. Quiero aprovechar esta noche para presentar oficialmente a mi novia, Kara Danvers.
Las preguntas del público se sucedían. "¿Lena Luthor tiene novia?, ¿quién es Kara Danvers?, ¿no es reportera de CatCo?". La kryptoniana subió junto a Lena y le tomó la mano sin dejar de sonreír.
—No he preparado nada para decir —susurró con disimulo.
—Tranquila, no hace falta —aseguró Lena—, ya está todo más que dicho. —Le apretó un poco la mano para transmitirle su cariño.
—Pero tú has dicho cosas tan bonitas que…
De pronto, Kara se acercó al micrófono ante la sorpresa de su novia.
—Buenas noches a todos… soy Kara Danvers —La gente dejó de hablar y le prestó atención—, aunque eso ya lo sabéis gracias a Lena —Se oyeron algunas risas. Kara bajó la mirada un momento, se tocó las gafas y se aclaró la garganta para seguir hablando—. Quiero unirme al deseo de mi novia para todos vosotros. Porque no hay nada más grande que el amor, ni felicidad mayor que sentirse amada por quien amas.
Kara se volvió hacia Lena, que la miraba emocionada y llena de orgullo.
—Disfrutad de la fiesta… muchas gracias.
El público empezó a aplaudir y Lena la abrazó de la cintura y besó sus labios suavemente entre los vitores de los asistentes.
—Mañana tendré a toda la prensa de National City apostada en las puertas de mi casa y de L Corp —farfulló Lena— y es más que probable que también estén en CatCo y en tu casa, vamos a ser la comidilla de la ciudad, espero que no te asuste.
—Contigo a mi lado, nada me asusta —contestó Kara, y la besó en la frente. La joven Luthor cerró los ojos y sonrió. Juntas eran capaces de todo, incluso de lidiar con los periodistas de la prensa rosa, faltaría más.
El lunes por la mañana, con el romance entre Lena Luthor y Kara Danvers en boca de todos, la joven recibió una visita en su despacho de L Corp.
—¡Señorita Grant, qué agradable sorpresa! —saludó Lena efusivamente brindándole la mano—, siéntese, por favor.
—Gracias —contestó Cat sin demasiado entusiasmo.
—Usted dirá.
—Bueno, supongo que no le sorprenderá que venga a hablarle de la noticia de la semana… su noviazgo con Kara Danvers —Lena sonrió de medio lado—, me gustaría que me concediera una entrevista exclusiva al respecto para CatCo magazine.
—Ya veo… —Lena apartó la mirada un instante, y después volvió a fijar su atención en la mujer que tenía delante—, lo siento, señorita Grant, pero no voy a concederle esa entrevista, quiero darle a nuestra relación la mayor privacidad posible, espero que lo entienda.
—Buena respuesta, señorita Luthor —señaló Cat—, se nota que conoce a Kara, y espero que además de conocerla, también la quiera.
—¿Perdón? —exclamó Lena ligeramente ofendida.
—Kara Danvers trabajó como mi asistente personal durante varios años, después la ascendí a reportera y siento por ella un gran afecto —declaró la reina de los medios—, es una chica estupenda y de una gran fortaleza, pero también es muy noble y a veces demasiado confiada, no me gustaría que nada ni nadie le hiciera daño.
«Puede que también sea Supergirl, pero su poder kryptoniano no la exime de que puedan romperle el corazón», pensó Cat.
—Me alegra que Kara tenga amigos que se preocupen así por ella —aseguró Lena—, pero yo jamás le haría daño.
—Voy a serle franca, señorita Luthor, su apellido siempre me ha inquietado, supongo que todo lo que hicieron su hermano y su madre hace que me cuesta confiar en usted, a pesar de las cosas buenas que ha hecho por National City en los últimos tiempos.
—Le agradezco su sinceridad, señorita Grant, y aunque lo veo injusto, entiendo su desconfianza —dijo con tristeza y se levantó de la silla para acercarse al ventanal, dándole la espalda a su visita—, siempre me he sentido sola, siempre… no sé lo que es el apoyo de una madre ni tener amigos de verdad… hasta que conocí a Kara Danvers. Se acercó a mí con tal naturalidad e inocencia, sin prejuicios por mi apellido… me dio la oportunidad de mostrarme como soy, sin miedo a ser juzgada y condenada por crímenes que no cometí.
Cat no perdía detalle de las palabras de la joven Luthor. Inesperadamente, se sintió identificada, sabía bien lo que era no ser suficiente para su madre, no contar con su respaldo. Lena se volvió para mirarla a los ojos.
—Lo que siento por Kara no es ningún capricho pasajero… estoy enamorada de ella.
Su mirada cargada de determinación y honestidad la terminó de convencer.
—Creo que la he juzgado mal, señorita Luthor —admitió Cat—, le pido disculpas.
—No se preocupe —dijo Lena ligeramente emocionada—, me pasa a menudo —bromeó. Cat sintió admiración por ella.
—Le deseo la mayor felicidad junto a Kara, forman una pareja preciosa —declaró Cat tendiéndole la mano—, y si alguna vez necesita algo de mí, no dude en pedírmelo.
—Muchas gracias, señorita Grant.
—Cat, llámeme Cat.
—Cat… —repitió la joven Luthor encantada—, entonces llámeme Lena, por favor.
—Muy bien, Lena.
Ambas mujeres se sonrieron mientras estrechaban las manos. ¿Podría Cat Grant llegar a convertirse en un referente materno para Lena como había sucedido en Tierra 40?
AÑO Y MEDIO DESPUÉS…
Kara y Lena estaban disfrutando de un fin de semana de verano en una de la propiedades de la joven Luthor, una casa rodeada de naturaleza apenas modificada por la acción del hombre. La kryptoniana sugirió que cenasen en un claro del bosque, aprovechando el buen tiempo que tenían, porque era la mejor manera de gozar de la luna llena de aquella noche.
—¿Cómo has conseguido las gyozas y la pizza? —preguntó Kara—, si no hay nadie en varios kilómetros a la redonda.
—Trucos Luthor —replicó haciéndose la interesante.
—Podías haberme pedido que fuera a por la cena, sabes que, literalmente, no me cuesta nada.
—Es que me gusta sorprenderte —confesó Lena con una sonrisa pícara.
Kara sonrió feliz y la besó para después seguir devorando su cena ante la atónita mirada de su novia. Nunca dejaría de sorprenderla la cantidad de comida que ingería. Después de cenar, permanecieron un rato sentadas y abrazadas sobre la manta del suelo, observando la belleza del cielo estrellado. Kara le contó cosas de Krypton, de sus lunas, de los mundos que había conocido… mientras Lena la escuchaba con toda su atención, ilusionada por todo lo que aprendía a su lado. Pero de pronto, Kara dejó de hablar, la soltó y se levantó del suelo. Su novia la miró extrañada.
—Lena…—dijo la kryptoniana cogiendo sus manos y tirando suavemente de ella para que se levantara también.
—¿Qué pasa, Kara? —preguntó Lena un poco inquieta y ya de pie— Te has puesto muy seria.
Y en ese momento, Kara hincó la rodilla en el suelo sin soltar una de sus manos.
—Sólo me falta una cosa para ser la mujer más feliz de este planeta y del universo entero.
—Kara… —musitó Lena emocionada.
—Que te conviertas en mi esposa, Lena —La kryptoniana se sacó del bolsillo una pequeña cajita y la abrió, mostrando el colgante de su madre, Alura Zor-El, su objeto más preciado—, ¿quieres casarte conmigo?
Lena estaba profundamente conmovida y le costaba pronunciar palabra alguna. Necesitó unos instantes para recuperar el aliento.
—Sí, sí quiero… —logró pronunciar entre lágrimas.
—Lena… —pronunció la kryptoniana casi sin voz.
—¿No… no lo he dicho bien? —contestó Lena secándose los ojos.
—Sí… lo has dicho bien… en un perfecto kryptonés.
Ahora era el turno de Kara para emocionarse, tenía los ojos azules húmedos y los labios temblorosos.
—Tenía miedo de no pronunciarlo correctamente —admitió Lena ruborizada.
—¿Cuándo has aprendido a hablarlo? —preguntó Kara llena de curiosidad.
—Hace unos meses, Winn me ayudó un poco.
—Ya veo…
—Anda, levántate —instó Lena a una Kara que la miraba entre sorprendida y embelesada, todavía arrodillada—, que me da vergüenza tenerte así —añadió en un tono tierno que hizo que Kara se derritiera.
Se levantó en un impulso y atrapó los labios de Lena en un apasionado beso.
—¿Quieres que te lo ponga? —sugirió mientras posaba una mano en la mejilla de su novia.
—Por favor… —Kara sacó la pequeña joya de la cajita y se puso detrás de Lena para colocársela en el cuello— Pero, es el colgante de tu madre, siempre lo llevas, ¿estás segura de que quieres…?
—¿Que ahora lo lleve la mujer a la que amo?, por supuesto —sentenció Kara sin darle ocasión para seguir hablando.
Lena cerró los ojos y suspiró. Sentía que el pecho le iba a explotar de tanto amor y tanta felicidad como estaba sintiendo. Kara abrazó a Lena y la besó en el cuello. La respiración de la joven Luthor empezó a alterarse. La kryptoniana siguió besándola. Sus manos recorrieron su cintura, sus caderas y ascendieron a sus pechos. Los gemidos de Lena no se hicieron esperar, las dos estaban encendiéndose.
—Vamos a la casa, a la habitación acondicionada —susurró Kara en su oído.
La joven Luthor se revolvió en sus brazos para poder mirarla y besar su boca, robándole un jadeo.
—Lena… para… que no me voy a poder contener, por favor…
—Pues no lo hagas… —musitó Lena juguetona entre besos y lametones en su cuello.
Cogió la mano de la kryptoniana y la guió hasta su muslo, haciéndola ascender hacia su sexo. Apenas fue un roce breve, pero a Kara le bastó para sentir el calor entre sus piernas y trastornarse aún más.
—Oh Rao, Lena… —gimió—, vamos ahora mismo a la casa.
Estaba dispuesta a cogerla en brazos y volar hasta el edificio en cuestión de segundos, pero no hizo falta, porque Lena se apartó un poco de ella y se agachó sobre la mochila que había dejado en la manta.
—¿Qué estás haciendo? —cuestionó Kara desconcertada y un poco frustrada por haber perdido el contacto con ella.
—Ya te dije que la técnica de la radiación roja era muy limitada y que tenía que buscar una alternativa para casos como éste —decía la joven Luthor con las mejillas sonrojadas por la excitación. Abrió una especie de pequeño maletín y le enseñó su contenido—, Lena 40 me contó cómo los fabricó y yo reproduje el diseño… aunque les he añadido algunas mejoras —exclamó con satisfacción.
—Eres increíble, Lena —replicó Kara con una sonrisa, contemplando los brazaletes de kryptopnita verde— Te amo… —le dijo en su idioma natal.
—Y yo te amo a ti, Kara —afirmó Lena en el mismo idioma.
Aquella noche hicieron el amor por primera vez como prometidas, en medio de la naturaleza, con la luna llena y las estrellas como testigos del inmenso amor que sentían la una por la otra.
TIERRA 40
La petición de matrimonio de Kara no fue la única sorpresa de aquel mes de Julio. Habían recibido una comunicación de Tierra 40 para invitarlas a la boda del siglo, la que se iba a celebrar entre Lena Luthor y Supergirl. No dudaron un segundo en aceptar, tenían ganas de ver a todos y de felicitar a la pareja.
El lugar elegido para la ceremonia era un paraje ajardinado propiedad de Lena 40, con decoración a base de plumerias y detalles de colores claros que combinaban con aquellas hermosas flores. Lena llevaba una pamela grande que le tapaba medio rostro para no sobresaltar a la mayoría de invitados, que desconocían la existencia del multiverso. Kara llevaba vestido y sus gafas, ya que podía presentarse tranquilamente como Kara Danvers. Saludaron a J'onn y M'gann, a Mon-El y Lucy, a Winn y Susan, a James e Eve, y finalmente a Alex y Maggie, con las que estuvieron charlando un rato. La detective les contó entusiasmada que Lena 40 y su empresa trabajaron en algo para ayudarla y por eso ahora era capaz de caminar casi con total normalidad despues de año y medio de terapia, también había vuelto a trabajar en el departamento de policía. La vieron muy feliz y Alex estaba radiante por ver a su novia tan recuperada. «Ahora sí que todo volvió a estar bien», pensó Kara con alegría.
Supergirl apareció en el cielo, levitando sobre el altar donde esperaban la alcaldesa de National City y J'onn, que era su padrino. Lucía un uniforme distinto al de costumbre, con pantalones y algunos adornos acompañando al escudo de la casa El, pero no precindió de la capa roja.
—Qué uniforme más sexy —exclamó Lena—, ¿no te has planteado renovar el tuyo, cariño? —preguntó divertida.
—Si te parece sexy, pensaré seriamente en ello —replicó Kara guiñándole un ojo. Lena no pudo contenerse y la besó.
Comenzó a sonar una música y todos los presentes se volvieron hacia atrás, para no perderse detalle de la aparición de la otra novia, Lena Luthor, que caminaba con una luminosa sonrisa en el rostro, cogida de un brazo de Cat Grant. Tanto Kara como Lena se emocionaron al verlas caminar juntas hacia el altar. Finalmente, Cat se había convertido en la madre que Lena no tuvo durante su infancia y juventud.
—Qué sensación más rara… es como asistir a mi propia boda —apuntó Lena.
—Lo sé, me pasa lo mismo.
—Mi doble tiene buen gusto para los vestidos.
—¿Te pondrás un vestido como ése el día de nuestra boda? —preguntó Kara mirándola con atención.
—¿Ya está pensando en una fecha, señorita Danvers? —replicó Lena alzando una ceja.
—Tal vez… —dijo la kryptoniana mientras su mente visualizaba a la joven Luthor vestida de novia.
A su historia de amor con Lena Luthor le quedaba mucho por delante, y Kara tenía muy claro cómo quería que continuase. Y es que hay personas que están destinadas a conocerse y enamorarse, sea cual sea el mundo en el que se encuentren.
FIN
NOTA DE AUTORA:
Siento una mezcla de alivio y tristeza por haber llegado al final de esta historia. Alivio porque temía que la musa me abandonase sin darle un cierre, y tristeza porque echaré mucho de menos a estos personajes. Os agradezco de corazón la compañía que me habéis hecho durante este viaje de casi un año, no sabéis lo feliz que he sido interactuando con todos vosotros, y espero seguir haciéndolo en futuros fanfics.
Algunos os preguntaréis por qué he dejado libre a Lillian Luthor después de todo lo que hizo. Por dos motivos, el primero, que así sucede en la serie de tv, Lillian sigue libre a pesar de todo el mal que ha hecho, y quería ser lo más canon posible dentro de lo que cabe; el segundo, que por más rabia que nos dé, en el mundo real no siempre ganan los buenos y pagan los malos, y quise reflejarlo también en mi historia. Sin embargo, el amor siempre debe triunfar por encima de todo, no lo olvidemos nunca.
Como curiosidad, os diré que mi personaje favorito de este fanfic ha sido la Lena Luthor de Tierra 40. No esperaba cogerle tanto cariño, y aunque adoro a Lena 38, Lena 40 es mi debilidad, a pesar de todo lo que ha sufrido, nunca deja de hacer lo correcto, es mi heroína.
Nos leemos pronto. Un abrazo.
Ysabel Granger.