Esta idea surgio para igual agregarme a la causa de tener mas fics de 2718fem :3

asi que espero les guste ;)

KHR no es mio, solo tomo prestados a sus sexys perosnajes.

Disfruten la lectura.


Un desenlace interesante.

En esos momentos se desarrollaba una escena que nadie podría creer como algo real, ya que ni en sus peores sueños o pesadillas pensarían en ella como una mujer hermosa y delicada…

Hibari Kyoya, es la guardiana más fuerte de la décima generación de la familia Vongola, su fuerza y rudeza la hacían una mujer de temer, su carácter frio y reservado siempre te hacia dudar si ella realmente era mujer o si era un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer. Pero en esos momentos la antigua prefecta estaba sonriendo de forma dulce mientras que su miraba mostraba una ternura genuina, por lo cual uno dudaría que sería la misma persona…

Nuestra guardiana pelinegra, se encontraba en esos momentos en su habitación vistiendo un kimono sencillo de color blanco con una cinta morada por debajo de la altura de su pecho, tenía su cabello suelto el cual le llegaba a media espalda y esta parada al lado de una cuna, la cual era de madera oscura con sabanas de color blanca y dentro de ella se podía ver u pequeño móvil de canarios. Dentro de la cuna estaba un pequeño durmiendo tranquilamente, el menor era de piel clara con cabellos ligeramente alborotados de color negro.

El menor era observado por su madre mientras dormía, ya que si bien todos sabían que a Hibari le gustaban los animalitos tiernos, su hijo encajaba a la perfección con sus gustos, por lo cual en la privacidad de su habitación, ella se permitía algunas actitudes herbívoras cuando se trataba de cuidar a su pequeño de apenas 4 meses de vida.

En eso dejo escapar un suspiro, aunque le enojara el hecho de que "él" ya no la enviara a misiones poniendo de escusa su salud y bienestar, de cierta forma no le enojaba pasar su tiempo con su pequeño y la paz que se sentía en su habitación, sin el escándalo de esos herbívoros ruidosos que decían ser sus compañeros… Aún recuerda lo frustrante y desquiciante que fue el día que dio a luz… todos los herbívoros estaban encima suyo y para su desgracia los dolores de parto le impedían moverse con libertad para buscar disciplinarlos y callarlos, lo bueno que ella no tuvo que hacer nada ya que alguien los controlo de su parte… si a ella le encantaba esas actitudes carnívoras que a veces demostraba, tal vez por eso acepto casarse con él.

Dejo escapar un suspiro, tras el nacimiento de su pequeño estaba tomando como costumbre: el recordar varias vivencias pasadas y aunque no le enojaban, tampoco le gustaban.

En eso Hibird entro por la ventana tarareando el himno de Nami-chuu, mientras que la pelinegra sacaba de su bolsillo un poco de semillas para darle de comer a su amigo.

Mientras le miraba comer fue recordando cómo fueron ocurriendo las cosas…

En esos días ella era la máxima autoridad en la escuela y pobre del patético herbívoro que osara romper las reglas, ya que ni el director podía contra ella. Pero las cosas se tornaron interesantes cuando empezó a rondar por la escuela ese mini carnívoro vestido de traje, el cual siempre estaba cerca del herbívoro de Sawada. De un giro inesperado ahora ella formaba parte del grupo de bichos raros del castaño, pero no le importó ya que estar en su grupo significaba que siempre enfrentaría a enemigos más poderosos que ella, por ello acepto ser su guardiana de la nube. Sabía que al final se estaba involucrando en algo grande ya que ella investigo por su cuenta y descubrió lo importante y poderosa que era Vongola, por lo cual nunca dio marcha atrás al destino que eligió ya que en ese mundo a donde se adentraba, prometía adversarios fuertes y siempre tener un nuevo desafío.

A decir verdad, ella jamás le tomo importancia a eso de ser femenina, como argumentaban muchas chicas. De hecho sentía que hacer eso era una gran hipocresía, un claro ejemplo de ello era esa herbívora Sasagawa… la verdad siempre que la miraba le daba dolor de cabeza, es decir, se notaba enseguida lo falta e interesada que era, la otra herbívora "Haru" no se quedaba atrás: estúpida hasta mas no poder ya que al final siempre era manipulada por las palabras de falsa amistad de la otra. Por ello siempre prefería estar lejos del grupo, no las soportaba y más cuando los otros se ponían de ruidosos, simplemente le entraba unas ganas insanas de moler a golpes a todos… y eso que no mencionaba a la piña fastidiosa y su clon mujer.

Después de la batalla de los representantes, todos hicieron un viaje a Italia y para suerte de la pelinegra no fueron acompañados por las herbívoras, así que podía disfrutar de la tranquilidad del lugar… o eso creía.

Su presencia en Italia fue porque ya debían empezar los preparativos para la ceremonia de sucesión, donde Sawada aceptaría de forma publica su cargo como Decimo, hasta ahí todo está bien, pero nada es lo que parece. Por su parte ella tuvo que pasar un tiempo con Visconti, el actual guardián de la nube, el cual le indico sus deberes de forma rápida y abreviada, ya que notaba el poco interés de la chica sobre su deber hacia Vongola. De cierta forma ahí tampoco ocurrió algo novedoso, pero a los 3 días de su llegada les informaron de que habría una fiesta de bienvenida para ellos, por lo que se les entregó sus ropas en sus habitaciones…

Al ver su atuendo… estaba con ganas de querer asesinar a alguien y para empeorar el ambiente, su vestido tenía una nota de parte de Reborn: ella debía vestir así para hacerla de pareja de Tsunayoshi… Por primera vez maldijo el hecho de ser una mujer… porque debía ser ella y no Dokuro… ah claro ella iría con la piña jodona… Dejo escapar un suspiro… bueno al mal paso darle prisa… por lo que busco entrar al baño para preparase, pero al salir de su ducha se encontró con dos sirvientas que la miraban de forma divertida por lo cual ella quiso alejarlas dándoles un golpe con sus tonfas pero en eso una bala paso rozando su cabeza, al mirar el origen del ataque noto a un chico como de 6 años que la miraba divertido. El mini carnívoro le ordeno que no podía golpear a las sirvientas y que se dejara arreglar… y si se portaba bien después tendría una pelea seria contra Sawada… bueno con esa promesa se dejó hacer… pero luego se lamentó cuando se miró al espejo… Todo lo que la representaba se había esfumado, llevaba un vestido color crema con adornos de rosas y hojas, tenía un escote en forma de corazón y una cinta por debajo del pecho por la cual luego se nacía la falda amplia que llegaba hasta le suelo, le habían puesto unos tacones negros de cintas, en su muñeca relucía su Vongola Gear y le habían soltado su cabello y alaciado un poco, para completar el conjunto tenía un maquillaje discreto y suave en todos rosa pálido con un brillo de tono cereza y sus ojos bien delineados.

- Se ve realmente hermosa, Hibari-sama – canturreo una de las sirvientas.

- … - por su parte Hibari no contesto, ya que se estaba concentrando en suprimir sus ganas de golpear a esas herbívoras, en eso tocaron la puerta.

- Hibari-san, ¿ya está lista?, Reborn me pidió que la viniera a buscar – hablo un poco tímido Tsuna, ya que en esos momentos él estaba llorando su suerte y repitiéndose mentalmente porque no los había acompañado Kyoko para que así pudiera estar con ella.

Al entrar a la habitación, por unos momentos pensó que se equivocó de lugar… ya que delante suyo estaba una preciosa mujer pelinegra, de tés clara y ojos grises que lo miraban con algo de molestia, pero esa miraba solo la hacía ver más bella a su parecer.

- Ah…. Perdón… yo… creo que me confundí – dijo apenado y nervioso intentando buscar dar media vuelto y salir de ahí.

- Herbívoro – le hablo con enojo la pelinegra. El cual al escuchar ese apodo, se giró rápidamente mirando con sorpresa nuevamente a la chica y notando que esa hermosura era la mismísima Hibari Kyoya…

- Hi…bari-san – hablo tartamudeando mientras que un sonrojo grande aprecia en su cara.

- Vamos dame-Tsuna ¿qué esperas?, hazle un cumplido a tu "hermosísima" acompañante – dijo Reborn apareciendo detrás del castaño mientras hablaba con diversión notando la molestia en la chica.

- Dices algo de mi atuendo y te mato – le amenazo Hibari, moviéndose rápidamente y colocando su tonfa en el cuello del castaño.

- Bueno muévanse que no pueden llegar tarde los dos – volvió a hablar Reborn ignorando la mirada de súplica que le lanzaba Tsuna para que lo salvara de esa situación.

Al llegar a donde estaban los demás, tuvo que soportar las miradas de sorpresa de los demás herbívoros y las constantes provocaciones de cierta piña molesta. Al ser anunciados y entrar, pasaron en el orden que les indico Reborn, dejando a Tsuna y a Hibari en el centro, donde ella caminaba tomada del brazo del castaño y miraba atentamente a su alrededor.

La cena transcurrió de forma tranquila… bueno si eso incluye que tengas al bronco molestando diciendo que ahora si se veía femenina… pero entre todo lo ocurrido de la noche paso algo que la desconcertó, al parecer un herbívoro estúpido no sabía con quien se estaba metiendo, ya que buscaba coquetearle de forma descarada pero ella no se dejó, por en eso el sujeto la tomo por la fuerza de la muñeca para buscar lastimarle y llevarla consigo. Hibari sonrió de lado, ahora sí tendría diversión, pero antes que ella pudiera atacar, el sujeto ya había sido sometido por Sawada, el cual estaba en modo hyper y miraba de forma molesta al sujeto ese.

- Disculpe la rudeza – dijo mientras le torcía la muñeca y lo lanzaba al suelo – pero no permitiré que le pongo una mano encima a MI guardiana – hablo enfatizando el mí, mientras tomaba por la cintura a la pelinegra y la pegaba a su cuerpo.

Tal vez en otra circunstancia, Hibari se hubiera girado y le hubiera estrellado su tonfa de lleno en la cara a Sawada por atrevido, pero en ese momento no pudo hacerlo, algo en ella no se lo permitía. Tal vez estaba proyectando una imagen de debilidad en ese instante pero al mismo tiempo estaba en los brazos de un carnívoro que la estaba protegiendo.

Al finalizar la cena y que Tsuna saliera de su modo hyper y entendiera lo que hizo se disculpó con la chica, ganándose ahora si… un golpe en la cara mientras una pelinegra se iba molesta y algo sonrojada a su habitación…

Desde esa noche algo cambio en ella, ya que solo recordar esas palabras y la forma como la sujeto el herbívoro hacían latir muy rápido su corazón. Pero se regañaba a si misma por eso… el amor era un sentimiento herbívoro… el peor de todos y que ella detestaba, pero al darse cuenta de sus sentimientos igual entristeció un poco… el herbívoro de forma normal le temía e igual este estaba más encaprichado con esa Sasagawa… por lo cual solo busco olvidar esos sentimientos o reprimirlos para sí.

Al regresar de nuevo a Japón las cosas regresaron a la normalidad o… eso pensaba, hasta esa tarde…

En eso sus recuerdos fueron interrumpidos cuando se escuchó un llanto proveniente del pequeño que recién había despertado, porque el hambre lo traiciono.

- Recuérdame que debo disciplinarte para que entrenes bien tus sentidos – dijo de forma dulce y divertida la peli negra mientras tomaba en brazos al pequeño, el cual dejo de llorar al notar la presencia de su madre para luego sonreírle dejando ver sus hermosos ojos chocolate – por lo visto heredaste su sonrisa boba – cometo divertida mientras se sentaba en la mecedora que tenía cerca para acomodarse y alimentar al pequeño con su leche.

En otra parte de la mansión Vongola, más específicamente en el despacho del líder Vongola, se encontraba Sawada Tsunayoshi, mejor conocido como el Décimo Vongola, el cual en esos momentos estaba revisando documentos de propuestas de nuevas alianzas, cuentas que pagar e informes pendientes.

Dejo escapar un suspiro, en verdad que lo habían engañado por completo… cuando asumió su cargo como líder, jamás pensó que su vida sería puro papeleo… aunque de cierta forma se alegraba de eso y no tener que estar en constantes batallas, bueno igual eso se debía a que nadie era lo bastante suicida como para enfrentárse a ellos, aunque a veces existía alguna excepción.

En eso miro a ver el reloj eran las 5 de la tarde, por lo que dejo escapar un suspiro más para luego mirar una vieja foto de él, sus guardianes y amigos. Ente ese recuerdo esbozo una sonrisa, ya que a sus 25 años jamás pensó que su vida terminaría de esa forma: liderando una gran mafia y actualmente casado con un hijo. Ante ese pensamiento de nuevo sonrió, ahora que lo pensaba jamás ni en sus más locos sueños o pesadillas, imagino que al final se casaría con ella… bueno tal vez una parte de él lo sabía, ya que después de esa primera fiesta que tuvieron en Italia, algo empezó a cambiar y un evento dio paso al siguiente…

Ya había pasado una semana desde que regresaron a Japón, todo estaba normal: Reborn lo atormentaba con sus entrenamientos espartanos para que nunca perdiera su condición física e igual lo hacía aprender sus materias para que de milagro lograra graduarse como: el mejor de la clase, haciendo que todos olvidaran lo dame que era…

Oni-sa y Hibari ya se habían graduado, pero a veces iban a la escuela para terminar el papeleo pendiente que les faltaba o para ir a visitarles, bueno en el casi de oni-san, ya que Hibari siempre estaba de visita para estar al pendiente del orden de su amada escuela.

Era verdad que Kyoko-chan era mi amor platónico, pero conforme crecí y me arme de valor para confesarle mis sentimientos… siempre terminaba rechazado por ella de manera sutil, bueno… según mi perspectiva, pero una tarde por accidente la encontré platicando con Haru, en su pastelería favorita, al principio quise llamar su atención para saludarles pero en eso escuche su plática por accidente, ahí me entere de la verdad… Kyoko siempre me rechazaba por que para ella parecía poca cosa, solo se juntaba con nosotros porque se sentía en deuda conmigo por ayudar a su hermano, ya que a su punto de vista: yo seguía siendo un perdedor que no valía la pena… La verdad esa tarde algo en mí se rompió, así que simplemente me aleje de ese lugar y empecé a caminar sin un rumbo fijo, cuando quise saber mi ubicación note que estaba en un callejón y ya habían 5 sujetos armados listos para asaltarme o lastimarme… La verdad yo estaba tan furioso que no me importo pelear contra ellos y derrotarles, en la batalla simplemente no me medí y los seguí lastimando a pesar de que ya les había ganado.

- Si sigues así los vas a matar – escuche una voz familiar detrás mío, al mirar a ver encontré a Hibari-san mirándome de forma seria con los brazos cruzados, luego volví a ver a los sujetos que intentaron golpearme, en eso vi mis manos llenas de sangre y con ello me sentí pésimo – Herbívoro – me volvió a hablar ahora estando a dos pasos cerca mío mirándome con preocupación al notar que no le daba una respuesta.

- Perdón… - fue lo único que atine a decirle mientras ocultaba mi mirada con mi fleco.

- … - esa respuesta por lo visto no le gusto ya que abrió sus ojos de sorpresa y me golpeo con su tonfa en mi rostro haciendo que perdiera el equilibrio y callera al suelo, para que después ella se colocara encima mío – ¿qué te pasa herbívoro?, me molesta tu actitud – dijo mientras presionaba su tonfa en mi cuello.

- A todos les molesta mi actitud… por lo visto – dije de forma pesimista, comentario que provoco que la pelinegra alejara su tonfa del cuello del castaño y lo mirara a ver con el ceño fruncido, aun encima mío.

- Si tanto te molesta tu forma de ser, ¿por qué sigues fingiendo ser un inútil? – me regaño, provocando que la mirara a ver sorprendido. Esa acción hizo que ella se diera cuenta de sus palabras y desviara la mirada sonrojándose levemente.

- Sabes creo que tienes razón – conteste, sonriéndole – ya es hora que deje de fingir lo que ya no soy – comente sonriéndole mientras ella se levantaba y me ofrecía su mano para que yo igual me pusiera de pie.

- Yo siempre tengo razón, herbívoro – contesto con una sonrisa burlona dibujada en sus labios.

La verdad jamás pensé que la persona que me daría palabras de apoyo seria Hibari-san, por eso y en un rápido movimiento la abrace, escondiendo mi rostro en el hueco de su cuello. Por un momento pensé que me golpearía por esa acción pero ella simplemente empezó a darme suaves caricias en la espalda… y la verdad le agradezco mucho ese gesto ya que era lo que necesitaba en esos momentos. Después de un rato me separe lentamente de ella y empezamos a caminar rumbo a mi casa, yo aún seguía algo perdido en mis pensamientos por lo que ella me tomo de la mano para guiarme ya que más de una vez pase a golpearme con algún poste o casi ser atropellado.

Al día siguiente ya me sentía mucho mejor e igual seguí su consejo, ya dejaría de comportarme como un dame, algo que igual notaron los chicos y me felicitaron por ello, ya que también a ellos les molestaba que siguiera fingiendo ser un torpe.

La verdad desde esa tarde, comencé a pasar más tiempo con Hibari-san, ya que su compañía me traía tanta paz… bueno si ignoramos que el hecho que siempre que la acompañaba terminábamos en alguna pelea con los "herbívoros" que rompían la ley, pero eso poco me importaba porque sabía que ella honesta y siempre era ella misma, sin fingir nada y sin importarle si era aceptada por todos o no… supongo que muy en el fondo, yo siempre la admire por esa seguridad con la que ella vivía y de pronto lo empecé a notar: me estaba enamorado de ella. La verdad ignoro cuando paso pero con solo verla sonreía y mi corazón latía de forma rápida y no porque ella me intimidara o fuera a golpearme, también empecé a notar esos pequeños detalles que nadie más conocía de ella: sus gustos, sus gestos, lo que le desagradaba, lo que le gustaba… creo que conocerla más hizo que me fuera enamorando perdidamente de ella.

Pero la vida no es color de rosa, al parecer ahora que no estaba encaprichado con Kyoko, empecé a notar su verdadera personalidad: celosa y posesiva… Tome distancia de ella y empecé a demostrar quién era realmente, la escuela dejo de fastidiarme y ahora hasta me trataban con algo de respeto, ya que empecé a destacar en todas las materias, lo que significaba que igual estaba ganando popularidad, por ello ahora parecía que si le interesaba a Kyoko porque siempre me buscaba para que hiciéramos juntos los trabajos de la escuela o deseaba pasar más tiempo conmigo… Por mi parte yo buscaba rechazarla de manera sutil, como ella siempre lo hizo conmigo, argumentando que los trabajos los realizaría con Gokudera y Yamamoto, y mis ratos libres siempre me gustaba pasear por la ciudad o estar con ella.

Reborn nunca me dijo nada sobre mi cambio de actitud, supongo que él ya lo sabía… a él jamás se le escapa nada. Ya que un día me argumento que ahora si estaba escogiendo a la mejor candidara para ser mi esposa, comentario que hizo que me cara adquiriera un color rojo brillante por la vergüenza… al menos estábamos solos y nadie nos escuchaba, pero si… como lo quiero como a un padre me sincere con él y le comente todo lo ocurrido y de cómo mis sentimientos fueron cambiando. Al principio note su molestia cuando le comente lo de Kyoko, pero también note que se contuvo porque era familiar de uno de mis guardianes, pero entonces agarro y me lanzo una caja negra hacia mis manos, cuando le quise preguntar solo me respondió que lo usara cuando fuera el momento correcto para luego salir de mi habitación. Por curiosidad abrí la caja y adentro había un anillo de compromiso de oro blanco con un diamante en el centro rodeado de pequeñas amatistas a su alrededor, la verdad de nuevo mi cara se tornó roja y le grite…

Supongo que Reborn es una especie de adivino, pues siempre lo supo… lo mío con Kyoko era pasajero y que escogería a alguien más, en eso una bala paso rozando cerca de mi cabeza la cual esquive fácilmente.

- Dame-Tsuna deja de perder el tiempo y termina tu papeleo – me exigió Reborn, el cual ahora tenía la apariencia de 18 años, después de la maldición ellos empezaron a crecer… pero siento que eso pasa muy rápido.

- Hai, hai – le contesto dejando escapar un suspiro mientras de nuevo mi atención regresaba a los documentos.

- Por cierto y ya saben cuál es su elemento – me pregunto Reborn mientras se sentaba en la silla que estaba frente a mí.

-No, apenas tiene 4 meses – conteste algo fastidiado, ya que esa pregunta me la venían haciendo constantemente.

- Bueno existe un 40% que tenga llamas del cielo y otro que posea la de nube – opino divertido mientras empezaba a revisar los documentos que ya había firmado.

- ¿Y el otro 20%?

- De que tenga la llama de ambos, entonces seria alguien divertido para entrenar – comento mientras una sonrisa sádica se dibujaba en su rostro.

- Ni lo pienses, no te dejare entrenarlo hasta que tenga 12 años – le advertí con algo de enojo en mi voz.

- Que aburrido eres dame-Tsuna, yo que deseo ser una buena persona y entrenarlo desde una temprana edad y tú me lo prohíbes – hablo Reborn mientras fingía una voz de inocencia pura.

- Aja si claro…

- Bueno entonces te seguiré molestando a ti – dijo sacando su pistola y apuntando a mi cabeza – ahora termina, o si no… - dijo quitado el seguro a su arma.

Ante esa actitud solo deje escapar un suspiro, nunca cambiaria… pero mejor yo a que torture a mi hijo desde ahorita… aunque ahora que lo pienso… aunque lo salve de este demonio… no lograre salvarlo del demonio que tiene por madre…

Por otra parte Hibari ya había terminado de alimentar a su pequeño, por lo que solo le estaba mirando mientras este tenía agarrado uno de sus dedos. La verdad que su pequeño era la cosa más linda y tierna que había visto, lo que más le gustaba agradaba era saber que era suyo, al igual que él, ambos le pertenecían y nadie los aparataría de su lado. En eso noto que su pequeño de nuevo estaba empezando a dormirse nuevamente, por lo que con cuidado lo volvió a colocar en su cuna y mientras lo miraba dormir volvió a sumergirse en sus recuerdos…

Ya habían pasado algunos meses desde que motivo al omnívoro a que dejara de fingir y le alegraba saber que le hizo caso… ahora hasta pasaba más tiempo con ella, no es que le desagradara pero tampoco estaba acostumbrada a tener a alguien rondándole… tal vez a algún otro lo hubiera mordido hasta la muerte para que se alejara, pero le agradaba la compañía de Tsunayoshi.

Ese día era algo diferente… después de que la sacara de quicio con su insistencia de que le tendría una sorpresa y que lo fuera a ver a la escuela al finalizar las clases… ella acepto. Todo parecía relativamente normal… Nami-chuu seguía dando una hermosa vista al atardecer, ella estaba parada en la entrada esperándole. En eso paso a su lado la herbívora Sasagawa, la cual por una extraña razón la miro de forma retadora, mirada que fue correspondida.

- Hibari-san, ¿qué te trae por aquí? – me hablo intentando buscarme platica.

- Nada que te importe, herbívora – le conteste de forma cortante.

- Supongo que tienes razón… - dijo de forma despreocupada – oye ¿has visto a Tsu-kun? – me pregunto cambiando de tema… la verdad por alguna extraña razón… que ella lo llamara de esa forma, me hizo enojar - es que me prometió que tendríamos una cita hoy –ante ese comentario me sorprendí un poco por su comentario y al mismo tiempo me ponía algo triste por eso, peor no deje que ella notara eso.

- … - la verdad ni le conteste, algo estaba mal y una parte de mí me decía que desconfiara mucho de esa actitud.

- Tomare eso como un no – volvió a hablar notando que yo no iba a contestarle.

Antes de que alguna de las dos pudiera decir algo más, él apareció corriendo…

- Perdón por la demora – me hablo directamente a mí – es que el profesor de historia no me dejaba salir – se excusó y en eso noto la presencia de ella – hola kyoko-chan – dijo sonriéndole… gesto que nuevamente me molesto…

- Hola Tsu-kun, te estaba esperando para que me invites a un helado y para que charlemos un poco – le dijo de forma coqueta.

- Ah… perdón Kyoko, pero ahorita ya tengo otro compromiso – le contesto desviando un poco la mirada.

- Que… no me digas que me vas a rechazar por pasar tiempo con ella – hablo de forma despectiva refiriéndose a mi… eso fue el colmo… ya estaba lista para sacar mis tonfas y disciplinarla, porque nadie se refería de esa forma de mi persona y vivía para contarlo… pero de nuevo mis acciones fueron frenadas por el herbívoro, ya que este fue más rápido y me sujeto de la cintura para evitar que me lanzara a golpear en la cara a esa herbívora.

- Kyoya, no lo vale – me suplico mientras aun me sujetaba de la cintura y frenaba mis movimientos – y Kyoko… - hablo ahora oscureciendo un poco su mirada – te suplico que nunca más te vuelvas a referir de esa forma hacia Hibari-san – le amenazo y como pude notar que algo en ella se rompió en ese momento ya que dejo su fachada de alegre-despreocupada y ahora se veía enojada.

- Tienes que estar bromeando, verdad – le contesto de forma altanera – ahora me dirás que dejaste de amarme y ahora quieres estar con ella.

- Y que si así fuera – le contesto de forma fría, o si… esa voz y esa actitud significaban que estaba dejando salir su lado carnívoro… lo cual no significaba algo bueno para esa herbívora.

- No… no puedes, porque tú me amas a mi… - empezó a hablar.

- Deja de hablar idioteces, herbívora – le interrumpí ya fastidiada de su discusión sin sentido.

- Kyoko… es verdad que yo te amaba, pero tu repentino interés por mí, es porque ya soy alguien para ti… no es así – hablo con algo de enojo y tristeza en su voz.

Ahora se podía ver la mirada de sorpresa de esa herbívora, por lo visto ella creía que el omnívoro seguía con una venda en sus ojos y que no sabía cómo era realmente.

- Pero… de que estas… - empezó a hablar de forma nerviosa.

- Ya deja de fingir Kyoko, esa tarde te escuche platicar con Haru, ya no necesitas fingir… y yo igual, así que por lo que queda de nuestra amistad… te pido que respetes a mi novia –al hablar empleo un tono de voz algo duro. La herbívora se fue corriendo al ver que no logro su cometido… yo por mi parte me gire para mirar a verlo a los ojos, algo molesta.

- Herbívoro… - le llame enojada – suéltame – le amenace golpeándolo con mi tonfa en su rostro.

- Auch… eso dolió – se quejó mientras tocaba su rostro – y ahora porque…

- ¿Qué es eso de tu novia?, herbívoro – le dije algo enfadada, aunque de cierta forma también eso me hacía sentir feliz.

- Ah… - por lo visto su mirada de sorpresa indicaba que hablo demás – bueno… lo que pasa… es que… - empezó a balbucear, haciendo que me enojara más y de nuevo me lanzara a golpearlo, pero él detuvo mi ataque para mirarme a los ojos y seguir hablando – la verdad no es como lo había planeado pero… - empezó a hablar y en eso saco una caja negra de su bolsillo y la coloco enfrente mío – yo sería muy feliz si aceptaras quedarte a mi lado para siempre, como mi esposa – hablo de forma seria y decidida… la verdad eso provoco que me sonrojara un poco y lo mirara a ver con algo de sorpresa y después al anillo. Tarde un poco en reaccionar, pero lo primero que hice fue tomar la caja y mirarla sin interés.

- No me casare contigo… – le dije de forma seria – primero deberás derrotarme en una batalla – seguía hablando sonriéndole de lado al ver su expresión de sorpresa – así que por mientras… me quedare con esto, porque es mío – dije guardando la caja en el bolsillo de falda.

Al principio note su mirada de tristeza porque lo rechace, pero luego me sonrió de forma sincera al ver que me quedaba con el anillo.

- Bueno entonces deberé entrenar mucho para lograr derrotarte – me dijo de forma coqueta mientras me tomaba por la cintura y me pegaba a su cuerpo.

- Así es – le conteste mirándole de forma seria – así que mientras eso ocurre pobre de ti donde dejes que alguna herbívora se te acerque – le amenace – porque tú eres mío – por lo visto mi comentario le agrado ya que me sonrió con ternura para después besarme, pero esta vez no fue un beso fugaz si no fue uno más lento y profundo con el cual ambos nos demostrábamos el amor que nos sentíamos.

En eso mis recuerdos de nuevo fueron interrumpidos al sentir que alguien me abrazaba por detrás, por lo que simplemente sonreí de lado mientras él apoyaba su barbilla en mi hombro derecho y besaba mi mejilla.

- Tadaima – me susurro al odio, mientras de forma lenta me giraba para que nuestras miradas se encontraran.

- Y ese milagro que regresas temprano – me burle, ya que era normal que regresara a nuestra habitación muy entrada la noche por todo el papeleo que decía tener.

- Bueno… quería pasar más tiempo con ustedes – me contesto igual divertido.

- Hmm…

En eso el me beso en el cuello para luego mirar a ver a nuestro hijo.

- Hoy de nuevo me volvió a preguntar si ya sabemos su tipo de llamas – hablo mientras me soltaba para empezaba a desatarte la corbata.

- ¿El carnívoro? – le pregunte algo divertida.

- Si

- Hmm… y tu ¿qué piensas sobre eso? – le pregunte de forma seria mientras cruzaba los brazos, ya que sabía la importancia que tenía para Vongola que él tuviera un heredero con las llamas del cielo… la verdad ese era un miedo que aun persistía en mi… ya que no sabía que pasaría si nuestro hijo hubiera heredado mis llamas.

- La verdad… - hablo sacándose su saco y quitándose sus zapatos – me da igual – dijo de forma despreocupada mientras de nuevo se acercaba a mí para tomarme de las manos – es nuestro hijo y yo lo amare sin importar la llama que posea – dijo sonriéndome de forma sincera, provocando que me sonrojara un poco… a veces odio esa forma tan sencilla de expresarse que tenía y más aún cuando sonríe de esa forma… - además si llegara a tener tus llamas… - hizo una pausa mientras acercaba sus labios a mi oreja – solo deberemos darle un hermanito – me dijo de forma picara mientras en un rápido movimiento me alzaba y me llevaba a la cama.

- Hmm… y ¿quien dice que te dejare hacer algo así? – le rete de forma divertida al notar que el ya estaba encima mío y al mismo tiempo yo sacaba mis esposas.

- Mi intuición me lo dice – dijo mientras su mirada se podía ver reflejada la excitación que tenía en esos momentos, donde en un rápido movimiento capturo mis labios para besarlos y después morderlos suavemente para que yo abriera mi boca y dejara pasar su lengua, mientras sus manos empezaban a recorrer mi cuerpo por debajo de mis ropas.

Es verdad, esas eran de las pocas veces donde yo era la presa de ese carnívoro, pero bueno por esta vez le dejaría tomar el control… pero que no esperara lo mismo para la siguiente noche por que sería mi revancha donde le haría pagar por esto.

Ciertamente nuestra relación fue algo extraña desde el inicio y lo sigue siendo, pero es algo que no cambiaría, ya que es un desenlace interesante que jamás pensé que ocurriera pero me alegra que pasara, porque a estas alturas no me imagino estar con alguien más.