Fórmula para el desastre= Huron + Leona + Navidad

Aclaración: Los personajes no pertenecen, sino que son propiedad intelectual de J.K. Rowling.

Mi pequeño homenaje para esta pareja, en la época más linda del año.

...

Primera Parte

-Por qué tan callada leona?

Hermione ni siquiera volteó hacia el lugar de donde provenía dicha provocación, no tenía ánimos, no sentía nada.

Draco empezó a preocuparse, desde la finalización de la guerra ya habían pasado cinco años, a veces tan rápido que podía considerarse como un parpadeo, pero a veces tan lento que uno sentía que ya habían pasado siglos. Su amistad con Granger empezó de a poco, nada ideal, nada romántico; como una evolución de la relación entre dos personas: un saludo, una disculpa por parte de él, el perdón por arte de ella, coincidir en la universidad de leyes muggles (por orden del ministro), coincidir como profesores en Hogwarts (porque también hicieron una carrera en las universidades mágicas), y así, de a poco, una extraña amistad surgió.

-Granger…Hermione estás bien?

Ella sintió la preocupación en la voz de él, y sollozó.

Draco realmente empezó a preocuparse, nunca la había visto llorar, ella era fuerte y soberbia: -Hermione que te sucedió?

-Navidad

Draco no entendía: -qué pasa con la navidad?

-Mis padres

-qué pasa con tus padres?

Ella lo miró con furia:

-Estas estúpido o qué hurón... Mis padres quieren que pase las fiestas con ellos…con ellos…la navidad…

Pobre infeliz, por preguntar a continuación:

-Y?

-Repulso!(*1) - Draco salió despedido contras unas de las paredes del aula.

-Loca! Qué te pasa Granger?- él gritó mientras intentaba recuperarse como podía.

Ella estalló en llanto: -Ellos piensan que estoy en pareja desde hace tres meses…me pusieron un ultimátum…me extorsionaron con el tema de haberles borrado la memoria.- Su llanto se intensificó -Ni siquiera puedo ir para la madriguera, porque…- lloró más fuerte- Creo que la esposa de Ron me odia…

.-Te tiene celos, no te odia.

-¿Pero si no hice nada?

-No…solo fuiste el amor de la comadreja por más de 10 años…y vaya saber obra de quien, su relación no prosperó. Amada por su familia entera…imagínate como se debe sentir Melisa

-Melina…se llama Melina

-Por eso Melisa se debe sentir mal…

Siguió llorando, definitivamente el hurón albino no servía para calmar a una mujer en crisis:

-Qué hago Draco?- su voz estaba tan quebrada, que Draco solo pudo hacer lo único que considero inteligente, en realidad hizo la peor estupidez del mundo, pero en fin, lo que se dice dicho esta.

-Úsame a mí.

Ella lo miro desconcertada –qué?

-Granger que me lleves a mí… No tengo ningún compromiso, y reconozco que desde que Blaise y Pansy se casaron y Theo luego con Luna… Me enloquecen con que también debería sentar cabeza y conocer a una mujer que me cambie la vida, y enamorarme, y no sé cuántas idioteces más…- se acercó al espejo del salón, arreglándose tanto la ropa como el pelo: - como si alguien tan perfecto como yo lo necesitara…cada vez que chasqueo los dedos tengo con quien pasar un buen rato.

-Demasiada información… Gracias por el parte de tu vida sexual

-Es lo que te falta Granger… sexo… y del bueno- le guiñó un ojo.

Hermione se sonrojó, demasiado por ser solo un chiste, y atinó a contestarle: -Ahora puedo vomitar?

-Graciosa… que más quisieras…

Hermione decidió ignorarlo, como el noventa y nueve por ciento de las veces que Malfoy llevaba a las conversaciones al campo sexual, es que estaba obsesionado con el tema o que. Pero una voz en su cabeza le respondió:

"Es porque el muy bastardo sabe que es un dios del sexo…lo sabe él y casi tres cuartos de la población de Londres tanto muggle como mágico" y sin saber porque eso le produjo un escozor en el estómago.

Sin embargo, tampoco le dio tanta importancia, últimamente se había apegado mucho a Malfoy, mas después de la boda de Ron con Melina (una muggle que Ron había conocido por casualidad en un evento de cooperación entre el mundo mágico y el no mágico). No es que sintiera celos, pero sabía que toda la familia Weasley mas Harry pensaban que ella iba ser quien se casara con Ron, pero las cosas no resultaron, y aunque seguían siendo excelentes amigos, y Melina le parecía una excelente persona y una compañera ideal para Ron; pero también entendía su malestar, debido a que en cada reunión, las anécdotas de ellos tres acaparaban todo, y eso debía de dolerle a la pobre chica.

Mas lagrimas brotaban de sus ojos:

"Maldita sea... por qué tengo que ser tan buena persona…y para que carajo le mentí a mis padres…."

La culpa era de su madre, por haberle organizado una citas a ciegas con un tal Dr. Meyers… Un colega de sus padres, que tenía 45 años, una calvicie prominente y una madre aun viviendo con él.

"Dios me aceptará si me pego un balazo en vísperas navideña" reflexionó tras enumerar las ventajas de su última cita. Y ni pensar en la extorsión, aún resuenan en sus oídos las últimas palabras de su madre antes de cortar la llamada:

'-Hermione realmente queremos que pases estas navidades con nosotros, sé que usualmente lo pasabas en lo de lo Weasley, pero ahora que el muchacho se casó, creo que tu pareja y vos deberían venir, sería una muy buena oportunidad para conocerlo. Es hora que volvamos a ser una familia, como lo éramos antes de esa famosa guerra y todo eso, no te parece?'

Ese 'no te parece', lo decía todo: seguimos decepcionados de vos, no podemos entender por qué lo hiciste, y vas a tener que trabajar mucho para que te perdonemos. Te amamos pero nos engañaste y terminaste con la confianza que te teníamos.

Y para sumarle a dicha ecuación espantosa: les mentía sobre su situación amorosa.

"Hermione Granger estas perdida…y solo tienes dos posibilidades: comprarte una arma, lo cual sería un poco extremo o aceptar el ofrecimiento del hurón albino"

-Mierda….estas navidades van a ser una pesadilla.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Draco Malfoy había llegado a su nuevo hogar. Tras la guerra, aunque los Malfoy habían sido liberados de todo cargo y culpa, sus padres no soportaron el peso de la conciencia. En los meses siguientes, Draco recuerda claramente el llanto de su madre, el escape de su padre a manos del alcohol. Tiempo después, él estaba en la universidad, inclusive su amistad con Granger estaba iniciando, cuando recibió la peor noticia de su vida: sus padres se habían suicidado. Ambos fueron hallados por sus elfos, estaban en su recamara, durmiendo abrazados, y le habían dejado una nota. Las palabras de esa nota quedarían grabadas en su memoria para siempre:

"Perdónanos… Te amamos. Vive"

De eso ya habían pasado casi cinco años, y aunque el dolor persistía, sus amigos habían estado ahí para ayudarlo a continuar, sobretodo Granger. Esa maldita sangre sucia, impura, come libros, insoportable, y tantos otros calificativos que lo habían llevado a adorarla. Obviamente de esto último, ella nunca iba a enterarse.

Retomando, tras graduarse, y ser nombrado profesor de posiciones de Hogwarts había decidido vender la mansión Malfoy. Ya llegado el momento se compraría una nueva casa, mientras tanto vivía en el castillo, como tantos otros profesores y como su más reciente amiga.

Ergo, su hogar era el castillo, una de las torres que daban hacia el oeste (mencione que dicha torre era compartida por si ex archienemiga). Hermosa torre por cierto, y con todos los lujos que un Malfoy requería. Porque Draco Malfoy había cambiado, pero sus mañas nunca.

Estaba terminándose de desvestir cuando su compañera de torre entró a su recamara.

-Dios Granger….si querías verme desnudo solo lo tenías que pedir, para qué entrar así a mi cuarto.

Hermione estaba tan ida, que recién al escuchar y procesar las palabras de él entendió la situación: ella había entrado sin llamar al cuarto de un hombre. Hombre que en esos momentos solo estaba con unos bóxer de raso, del más fino raso de color negro (de paso mencionamos) y nada más.

"Oh…x Dios…."

-Te gusta lo que vez sangre sucia?

Ella solo retrocedió y cerró la puerta. Volvería a abrirla cuando sus neuronas se dignaran a hacer sinapsis.

Draco estalló en una carcajada:

-Granger…en serio…es broma…a poco nunca habías visto a un hombre desnudo…Vamos que inclusive la comadreja alguna vez se fue de boca y contó alguna que otra infidencia de ustedes dos.

Ella nuevamente abrió la puerta, pero esta vez hecha un basilisco:

-Ese infeliz qué!?

Draco le sonrió con toda la perversidad que podía y le dijo:

-No te teníamos tan apasionada…creo que hasta Potter se ruborizó.

-Voy a matar a Ron…

Draco estaba radiante, una de las cosas que más disfrutaba era cuando Hermione se enfurecía, resplandecía con la rabia, y más si ese enojo iba dirigido al ex pobretón (tras la guerra su economía había repuntado). Sin embargo, aunque disfrutaba verla furiosa, y también notaba que su tristeza se había dispersado un poco, no podía con su curiosidad:

-Y dime impura a que se debe el honor de tu presencia en mi habitación?

-Acepto

Draco no entendió:

-Qué eres una impura?

-Idiota…acepto tu ofrecimiento…si sigue en pie, respecto a que te hagas pasar por mi pareja…-su mirada mostró duda y temor- …por qué sigue en pie, no?

-Granger…la palabra de un Malfoy vale tanto como sus cuentas en Gringotts.

A ella sus ojos se le llenaron de lágrimas, y sin dudarlo, fue a su encuentro para abrazarlo:

-Gracias Draco…

Y Draco Malfoy supo dos cosas en se momento: que le encantaba hacerla feliz, aunque tuviera que fumarse unas fiestas navideñas muggles; y que tener a su sangre sucia pegado a su cuerpo cuasi desnudo no era para nada una buena idea.

El contacto fue efímero, pero a Draco le costaría una ducha y tal vez una lechuza a alguna conocida para aplacar el infierno que se había desatado. Mientras tanto Hermione, tarde en la noche y ya calmada, rememoraría el calor que el cuerpo de su amigo emanaba y lo sedosa que era su piel, y los fuertes que eran sus músculos. Y la excelente ducha fría que se dio luego

Cuando Hermione abrió los ojos a la mañana siguiente se sentía mucho mejor, sentía que se había quitado un peso de encima, así que estaba mucho más aliviada. En realidad quien le había quitado ese peso de encima había sido Draco.

Al bajar las escaleras le extrañó el silencio que predominaba en la torre. Así que sin reflexionar mucho (muy mal hecho) pensó que tal vez se había quedado dormido. Cuando estaba por golpear la puerta, que esta se abre y sale una morocha despampánate solo con una camisa.

-Ahh…hola….estas buscado a Draco? Esta todavía durmiendo…

Hermione estaba petrificada. La morocha siguió hablando:

-Me muero de hambre…hay alguna posibilidad que algún elfo me traiga algo de comer.

Una de las heroínas de guerra, la alumna más brillante de Hogwarts de las últimas décadas, abogada en el mundo de los humanos, profesora de encantamientos en el mundo mágico, en fin, un dechado de virtudes, seguía petrificada.

Hasta alguien con un coeficiente intelectual bajo le llamaría la atención que una persona enfrente de uno estuviera literalmente congelada:

-Disculpa estas bien?

Tal vez Merlín desde el más allá se había apiado del momento bochornoso que estaba haciendo, y la hizo regresar al mundo de los conscientes y movibles:

-Perdón?

-Si es tan bien…te veías… rara?

Hermione nunca entendió de dónde salió lo siguiente, carcajada sutil y tono amistoso:

-Si…perdón, me colgué…viste esas noches difíciles...

La morocha parecía angustiada:

-Ahh!- Exclamó compungida y de pronto gritito angustioso y llevándose las manos al rostro, le dijo:

- No me digas que no te dejamos dormir…

Hermione para sí, exigía que si exista un dios hiciera que la tierra se abriese y se la tragase.

-No tranquila….dormí bien…son unos temas laborales…

La morocha suspiró aliviada:

-Es que… dios es toda una fiera en la cama…y no soy precisamente de las calladitas.

"Demasiada información" eso era el mensaje que su cerebro le estaba enviando a Hermione en esos momentos:

-Querías comer…puedo llamar a un elfo… por vos…digo…lo voy a buscar y le digo que venga para acá…vos…entra de nuevo…no tomes frio… un gusto…mis saludos a Draco.

Y sin darle la oportunidad de réplica, Hermione prácticamente se desapareció de la torre oeste.

Como le había prometido a la morocha se dirigió a la cocina, y le pidió a un elfo que fuera para su torre con discreción.

Ya en el comedor, se sentó decidida a desayunar, organizar mentalmente su clase y por supuesto, olvidar lo que había ocurrido en la mañana. Pero a quien engañamos, cuando el destino esta en modo: te jodo por todos lados, no hay quien se salve.

-Profesora Granger….dichosos los ojos que lo ven

"Señor es que me odias…"

-Profesor Macmillan cómo está usted?

-Hermione háblame de tu…misma edad, además, no quiero que seas tan formal conmigo.

Definitivamente algo había hecho que ya no solo el cielo la odiaba sino todo el universo:

-Tienes razón, pero como eres también un profesor, pienso que es lo mejor, por lo menos en horas de trabajo… a modo de ejemplo para los alumnos.

Ernnie le sonrió con picardía (o creemos que esa fue su intención) – siempre me da la sensación que con Malfoy no tienes ese trato

Hermione no lo pudo evitar y dejó escapar una risa irónica:

-Ja…. el profesor Malfoy es el peor de todos.

Al tejón la curiosidad lo estaba matando, así que sin pedirle permiso, vio la oportunidad para acercase a la leoncita, que lo traía loco desde los 14 años.

-Acaso pasó algo malo, profesora Granger?

Ella lo miró confundida:

-Porque debería pasar algo con el profesor Malfoy?

Alguien mentalmente le estaba prendiendo una vela a todos los santos:

-Profesora…Hermione…-cambiando la estrategia, que con miel se atrapa mas moscas, o eso dicen -si podes, quisieras este sábado venir a beber una cerveza de mantequilla al Hogsmeade.

Estaba entre la espada y la pared, el infierno o un precipicio, pero se le vino a la cabeza la imagen de la morocha, y una especie de bilis le subió por su garganta, y contestó:

-Me encantaría Ernest

-Ernnie….en serio Hermione hace muchos años que nos conocemos.

Ella le sonrió, y levantándose:

-Me despido tengo una clase…que tengas un buen día.

-Hasta luego Hermione.

Ella salió del comedor dirigiéndose a su clase con los de primero, sin percatarse, que alguien había observado y no de muy buena manera la conversación tan amena que ella había tendido hacia unos instantes.

-.-.-.-

Draco empezó a despertarse cuando sintió el barullo que la morocha, de la cual ni recordaba el nombre, estaba haciendo al levantarse. Cuando algo lo sacó de su nebulosa:

"Es la voz de Granger"

Murmullos, un gritito de sorpresa, la frase 'que no era de las calladitas', y el ofrecimiento de Granger de traerles comida.

"Dios mio….me va a amatar…"

Saltando de la cama vio como la morocha entraba y le sonreía con picarda:

-Estas despierto, amor…

-Con quién hablabas?

La morocha miró la puerta:

-No se…muy amable, un poco rara… me dijo que le va a pedir a un elfo que nos traiga comida…-se empezó a reír sola-… pobre creo que anoche no durmió mucho…nos habrá escuchado?

"Ay Dios…no por favor…."

Despacho a la morocha sin ningún miramiento, había algunas cosas que nunca cambiaban, y para Draco esa mujer solo había sido un desahogo, algo que aplacara la pasión que su compañera de piso, de trabajo, su amiga había causado. Y ahora ella lo había visto, tal vez oído, y de pronto una desesperación poco común en el surgió en su pecho. Entró a bañarse y fue tan rápido como su humanidad lo permitía, sabía que ella estaría en el comedor desayunando, ambos tenían sus respectivas clases a partir de las ocho y media, así que ella se tomaba ese día para disfrutar su desayuno y planificar sus clases.

Al cruzar la puerta del comedor, decidió ir por unos de los costados, no quería llamar mucho la atención, vio una escena que le revolvió literalmente el estómago.

"Qué hace la sangre sucia hablando con ese intento de profesor?"

Ernest Macmillan era el profesor de xilomancia, y dicho sea de paso, adivinación ya era poco serio para Draco, pero adivinar a través de unas ramitas, bueno sin comentarios.

Vio como él se sentaba a su lado, le sonreía, y ella le correspondía la sonrisa y luego ella al despedirse se iba, sin percatarse de que él estaba también en el recinto.

-Profesor…

Ernnie vio la oportunidad perfecta para sobrar al insoportable de Malfoy;

-Cómo esta profesor Malfoy? Le costó levantarse, no?…Ya casi es la hora de su clase.

-Nada que no tenga bajo control Macmillan, acaso vio a la profesora Granger?

-Hermione

Tic en el ojos izquierdo de Draco.

-Si…recién salió…no la viste irse?

Draco se sentía como el Vesubio antes de enterrar a Pompeya en cenizas:

-No…por qué sino le preguntaría sobre ella?

Ignorando el tono de Draco, le contestó:

-Hermione se acaba de ir, pero pudimos conversar bastante…- le guiño - imagínate Malfoy que hasta acepto salir conmigo el sábado que viene.

Proyecten que Draco había hecho erupción. Y Macmillan sonrió triunfante, quien diría que el tejón tenía sus artimañas también.

-Malfoy?

Draco estaba replanteándose el usar una imperdonable, qué sería lo peor que le podía pasar: que lo enviaran a Azkaban. Tal vez el beso del dementor. Pero quién le quitaría la gloria y satisfacción de librar al mundo del pelmazo que tenía enfrente.

-Macmillan como siempre un gusto hablar con vos….me retiro… mi clase empieza en tres minutos…y viste como es, si fuera una mera optativa… pero las materias troncales son fundamentales.

Y dándose vuelta con todo el dramatismo que sus genes le permitían, salió como si fuera el dios Febo del comedor, dejando a un profesor ex Hufflepuff bastante molesto por el ninguneo a su enseñanza.

...

Espero que les haya gustado.

Me encantaría saber sus comentarios y opiniones.

Noelia Marquez.

08/12/2016