Konnichiwa lectores-san! nwn/ perdonen la tardanza, pero ya finalmente pude traerles el sexto capítulo de ¿¡El Prometido de Setsuna!? :D

Agradezco como siempre a los usuarios que leen este fanfic, en especial a tojaka por siempre comentarla XD

Sin nada más que decir…¡Que comience el capítulo! :3

Renuncia: Negima no es mio, todo pertenece al gran Ken Akamatsu-sensei :D

Chapter 6

Setsuna y Konoka aún seguían abrazadas frente al dormitorio de esta última, con sus corazones latiendo a mil por minutos, y con sus rostros completamente rojos de la verguena, y con sus manos temblando de los nervios.

"¿A qué se refiere Kono-chan con lo que acaba de decir?" –Pensaba Setsuna completamente confundida y nerviosa-

Mientras estas jóvenes chicas estaban pasando por esos momentos de pura vergüenza, en otro lado de Mahora, en un bosque específicamente, se encontraban dos chicos, un niño y una adolescente, frente a la entrada de una cabaña, con su rostro lleno de nervios, pero con firmeza en su decisión.

"Bien…aquí vamos…" –Dijo Asuna quien toco tres veces la puerta de madera con sus nudillos-

"Espero que la maestra este aquí…" –Murmuro Negi nervioso-

"Baka, claro que estará aquí ¿En dónde más podría estar?" –Expreso la pelirroja para animar a su joven amigo- "No te preocupes, estoy segura que esa anciana debe saber algo sobre como curar a Setsuna-san…"

De repente la puerta es abierta por Chachamaru, quien los recibe dentro con su misma actitud indiferente.

"¿Quién es Chachamaru?" –Dijo Evangeline mientras iba caminando hacia la entrada-

"Son Negi-sensei y Kagurazaka-san, Master" –Respondió la robot a la vampira-

"Mmm…creo que ya sé porque vinieron hacia aquí…" –Murmuro mientras se sentó en un sofá que había cerca- "Chachamaru tráenos té, va a ser una larga charla" –Dijo mientras adoptaba una mirada seria-

"Si Master" –Dijo Chachamaru, y acto seguido se fue de allí-

Asuna y Negi, quienes escucharon con completa atención a lo que había dicho Evangeline "Creo que ya sé porque vinieron aquí", se pusieron tensos y alertas a lo que iban a decirle a ella, y lo que podrían decirles a ellos.

Los dos pelirrojos tomaron asiento en dos sillones que estaban frente al sofá de la rubia, y guardaron silencio por completo, hasta que Chachamaru les trajo sus té y empezaron a platicar, apenas la peliverde se fue de la vista de ellos tres.

"M-Maestra…¿A qué se refería con que ya sabía a qué vinimos?" –Interrogo Negi, nervioso-

"Hace un par de días, esa chica, Setsuna, vino aquí y me pregunto sobre alguna cura para su problema con sus poderes demoniacos" –Respondió Evangeline con un tono de voz neutral-

Asuna y Negi se quedaron tiesos al escuchar aquella respuesta. No se esperaban que Setsuna ya se les hubiera adelantado y le hubiera contado sobre su problema a ella primero, antes que a sus amigos.

"¿Y entonces…?" –Interrogo Asuna. Desesperada por saber alguna cura-

"Mira mocosa, te diré lo mismo que le dije a Setsuna" –Respondió Evangeline y acto seguido continuo- "Ahora mismo, ya no existe ninguna otra cura segura para ella, así que solo puede depender del poder de ese chico…¿Mirai…? Sí, creo que ese era su nombre…" –Expreso Evangeline, mientras tomaba otro sorbo de su té-

No podían creerlo. Ambos jóvenes no lo podían creer. No podían creer que no fueran capaz de buscar una cura alternativa para Setsuna. Entonces, al no haber otra cura, y al solo poder depender de Mirai, eso solo significaba una cosa.

"No…no puede ser…eso significa que…" –Murmuraba Asuna con la mirada perdida-

"Setsuna-san…ella…" –Murmuraba Negi con la mirada cabizbaja-

"Sí, es una lástima, pero si no quiere herirse a ella misma y a otros, deberá casarse con su amigo…" –Dijo Evangeline, quién desvió su vista, algo molesta al haber dicho eso-

Asuna, quien ya estaba al límite de la paciencia, con sus puños apretados, inclusive temblando, se puso de pie repentinamente, y corrió hacia la entrada. Ella con su mano tomo el perillo de la puerta, y antes de empujarla para salir de la cabaña, se quedó quieta y dijo.

"Yo…no creo una sola palabra de lo que dijiste…"-Murmuro Asuna- "Estoy segura…¡Estoy segura…! De que hay una cura para Setsuna-san…" –Dijo ahora con un tono de voz que reflejaba lo frustrada que se sentía- "Yo…no puedo permitir…que dos de mis mejores amigas…salgan mal paradas en esto…yo quiero que Setsuna-san sea feliz…¡Ella se lo merece!" –

Antes de que alguien diga algo, Asuna abrió la puerta y salió fuera de la cabaña, corriendo hacia un destino desconocido.

"¡Asuna-san!" –Exclamo Negi-

A continuación, el niño mago corrió hacia la puerta, y antes de salir, observo de reojo a su maestra con una mirada que reflejaba tristeza. Él dejo de mirar a Evangeline, y se fue, cerrando la puerta, y corriendo velozmente para alcanzar a Asuna.

Evangeline, quien se sorprendió un poco por la mirada de Negi, se desplomo en el sofá, con su mirada hacia abajo, mirando a un punto fijo. La vampiresa borro su mirada neutral, y una expresión afligida se formó en su rostro.

Una gran opresión creció en su pecho, mientras miles de pensamientos la estaban carcomiendo. ¿Qué era lo que estaba sintiendo ahora mismo? ¿Culpa? ¿Acaso era lo que estaba sintiendo por no haberle dicho eso a Asuna y Negi? Probablemente.

"Asuna…Chico…lamento haberlos mentido a ustedes…sobre un método alternativo…" –Evangeline cierra sus ojos, y trata de calmarse- "Pero si les hubiera dicho sobre eso…habría pocas posibilidades para salvar a esa chica…" –Murmuro ella-

Evangeline sentía culpa. Sí. Era extraño que ese tipo de sentimientos humanos los tuviera ella, pero era la realidad. Existía un método alternativo para curar a la Shinmenryuu, uno que no involucraba los poderes de Mirai. Pero aquél método era peligroso, y habría pocas probabilidades de que Setsuna saliera viva.

Así que decidió mentir, a Setsuna, Asuna y también a su pupilo, Negi. Ella sabía sobre los sentimientos de la espadachín a Konoka, era demasiado obvio, pero…

Era mejor lamentarse por un corazón roto, que por la muerte de una compañera.

Konoka estaba ahora mismo en su habitación, precisamente en su cama, con la cara roja y tapada con sus dos manos. Hacía unos 10 minutos que su Secchan la había dejado allí para volver a su dormitorio.

"Secchan…todavía recuerdo…tu rojo rostro…" –Pensaba Konoka risueña con una sonrisa en su cara-

Repentinamente, la curandera recordó el beso que le había dado a la espadachín mientras ella dormía en aquella banca en el parque. Su rostro se tornó bordo de la vergüenza.

"¡Kyaaaa!" –Exclamo ella completamente emocionada y girando de un lado a otro en su cama, con sus mejillas sonrojadas- Todavía…no puedo creer que lo hice…yo…¡Le dije mis sentimientos!"

"S-Secchan…tú también…eres la persona más importante para mi…"

Aquellas palabras seguían resonando una y otra vez en la mente de Konoka, como si fuera un disco rayado, dispuesto a poner más en vergüenza a la curandera. Pero además de eso, Konoe tenía un gran sentimiento de felicidad y paz en su interior. Se había quitado un GRAN peso de encima, y estaba segura de que cabía la posibilidad de que su Secchan también sentía lo mismo que ella.

Aunque por otra parte, una gran inquietud perturbaba su mente. ¿Y si Setsuna había dicho aquellas palabras en el parque solo en sentido de amistad? ¿Y si en realidad ella la quería como "una amiga especial"? Si las cosas eran de verdad así, entonces los esfuerzos de la heredera Konoe podrían irse a la basura.

"Ahh…" –Suspira- "No sirve de nada preocuparse Konoka…solo deberás ver la reacción de Secchan mañana en la escuela…" –Se decía para sí misma la maga-

Entonces, ella recordó algo. Una frase que había dicho Sakurazaki en aquél lugar, hasta hace unas horas.

"Porque gracias a ti, pude olvidar por al menos unas horas los problemas que he tenido últimamente…"

¡Es cierto! ¡No era momento de preocuparse por temas amorosos! ¡Ya era hora de ayudará a su mejor amiga tratando de buscarle otro tipo de cura! Y si no la encontraba…¡Ella misma la crearía! ¡No permitiría que su Secchan fuera infeliz! ¡Por nada ni nadie en el mundo!

Konoka se pone de cuclillas bajo su cama, y de allí saca unos libros mágicos que había guardado para estudiar, y que había escondido de Negi. Porque sabía que si su pequeño amigo los encontrara, iba a regañarla.

"¡Yosh! ¡Es hora de ayudarte Secchan!" –Exclamo con entusiasmo mientras leía con atención y velocidad un gran libro verde-

Pasaban los minutos, y Konoe ya había leído más de la mitad de los libros, pero no encontraba una cura.

"Ahh…esto es muy difícil…aquí no dice algo sobre revertir la energía de un demonio…" –Suspiro agotada-

Repentinamente, un pequeño animal se acerca a la joven maga, ve con curiosidad los libros que estaban sobre el suelo.

"Hey, Konoka-neechan ¿Qué estás haciendo?" –Interrogo Kamo-

"Yo estoy…" –Empezó a hablar Konoka-

Durante los próximos 5 minutos, ella le había puesto al tanto de la situación al armiño, que al ver la desesperación de la maga por encontrar alguna cura alternativa, decidió ayudarla en todo lo que pueda.

"No te preocupes Konoka-neechan…¡Vamos a salvar a Konoka!" –Exclamo Kamo dándole ánimos a la pelichocolate-

Desde entonces, el armiño, junto con la joven, leyeron y releyeron aquellos libros de magia para tratar de buscar alguna pista sobre algún remedio hacia Setsuna.

Ya era de noche, el cielo se había vuelto negro por completo, y un manto de estrellas blancas y brillantes, estaban esparcidas sobre él, dándole una gran vista al ambiente. El viento había tomado un ambiente más frío, casi helado, por lo cual, todas las estudiantes de allí, ya estaban durmiendo completamente calentadas bajo su suave frazada.

Todas deberían estar durmiendo en paz ¿Verdad? Pues no es así, porque una de aquellas estudiantes, no estaba teniendo un buen sueño.

Al contrario. Estaba teniendo una pesadilla.

Aquella estudiante se llamaba Setsuna Sakurazaki, y estaba luchando por despertar de ese horrible sueño.

Corría, corría y corría.

Está espadachín, que ahora mismo estaba muy herida, estaba corriendo, lejos de su agresor para que no ponga en peligro su vida.

Tenía un gran corte horizontal en su pecho, y su brazo izquierdo, prácticamente roto. Completamente pintado de rojo, con la sangre cayendo gota por gota, dejando pequeños charcos carmesí, por cada huella que dejaba la guerrera.

Setsuna respiraba pesadamente, estaba haciendo un gran esfuerzo para huir. Porque lo había prometido. Iba a proteger a su Ojou-sama de cualquier cosa, no importa lo que pasase. Inclusive si eso requería luchar contra una figura amorfa con sed asesina.

No sabía dónde se encontraba ahora, parecía que se encontraba en una ciudad, pero al minuto siguiente ella estaba en el bosque, luchando como fiera, y siendo derrotada un sinfín de veces, chocando contra los árboles, e hiriéndose cada vez más.

Paso, paso.

Ya casi.

Ya casi llegaba allí.

Estaba a punto de llegar hacia dónde su Ojou-sama y amigos. Llegaría ahí, y lograría ver su gran y hermosa sonrisa que alumbraba sus días.

Paso, paso…golpe seco.

No.

No puede ser.

No podía ser.

Eso no podía ser posible.

Había llegado. Lo había logrado. Ella estaba ahora en la entrada de la Academia Mahora. Pero lo que encontró ahí era…

Los cuerpos de las estudiantes.

Los cuerpos de sus preciados amigos.

El cuerpo de…

"Kono-chan…" –Murmuró Setsuna con sus ojos cristalizados-

Allí estaban…los cuerpos de todas las personas que Sakurazaki conocía…bañados en sangre.

No había que molestarse en ir allí, estaba más que claro que todos estaban muertos.

Todos…estaban…muertos.

Eso incluía…a Kono-chan.

Un dolor apresó su pecho, y lágrimas cayeron por sus ojos oscuros.

Ya estaba hecho.

Ya no podía hacer nada. Todos y todas estaban muertos, así que…¿Para qué seguir luchando?

Setsuna, inconscientemente, dejo caer su katana, mientras caía en el suelo.

Entonces él vino.

Él estaba detrás de ella.

Setsuna se volteó y lo miro. Allí estaba él. Aquella criatura amorfa, completamente negra manchada de su sangre, listo para asesinar a la espadachín.

Entonces, fue hacia ella con todo.

Cuando la criatura abrió su boca para devorar a la guerrera…

Despertó.

Abrió sus ojos de repente, y pego un gran grito, que sorpresivamente, nadie escucho. Setsuna se puso de pie, y noto que estaba sudando. Vaya sueño que tuvo. El peor que ha tenido hasta ahora. Respiro entrecortadamente, y miro de reojo su brazo izquierdo.

Aún seguía ahí.

Si, definitivamente fue una horrenda pesadilla.

"No quiero…volver a tener un sueño así…" –Murmuro para si misma con una mirada triste-

Si, aquel sueño parecía muy real, y ver el cuerpo y rostro de su Kono-chan bañado en sangre no fue muy reconfortante. No iba a dejar que eso se volviera real algún día. Y por eso tenía que seguir entrenando. No importaba todo lo que le estaba sucediendo últimamente, la seguridad de Konoka era lo primero para ella.

"Voy…a entrenar un rato…necesito…sacarme ese sueño de la cabeza…" –Murmuro para sí misma la pelinegra-

Acto seguido, la espadachín se vistió con su típico uniforme escolar, tomo a Yuunagi, y fue directo hacia un lugar algo alejado de la Academia para poder entrenar sin preocupación alguna.

Ya habían pasado unos minutos desde que Setsuna había llegado a un punto en concreto del bosque. En ese lugar, podía entrenar el arte del kenjutsu tranquilamente sin que nadie la descubriera, ya que, Sakurazaki prefiere entrenar e solitario que en conjunto con alguien demás.

Desde que había llegado ahí, no hacía más que practicar estocadas y cuchillazos con Yuunagi, para poder mejorar la precisión en sus ataques.

"Uff…uff…" –Jadeaba Setsuna agotada- "No…puedo…esto es…" –Murmuro-

Antes de que pudiera decir otra cosa, Setsuna se desplomo en el suelo totalmente cansada.

"Debo…seguir…no puedo quedarme…sin…hacer nada…" –Murmuraba para si misma agitada- "Kono…chan…" –Dijo en un susurro mientras miraba aquél cielo estrellado-

Al mencionar el nombre de aquella chica que agitaba su corazón, Setsuna no pudo evitar sonrojare hasta las orejas, y temblar de los nervios.

"¡E-Es cierto…! ¡Y-Yo l-le dije a Kono-chan…!" –Al recordar cierto fragmento de aquella tarde en el parque, se pone de pie de un salto-

"Pude pasar este día…con la persona más importante para mí…"

Al recordar esa frase, la espadachín cubrió su rostro colorado con sus dos manos, y se tira al suelo, tratando de no morir de la vergüenza.

"¡Cielos! ¿¡P-Por qué dije eso!?" –Exclamo- "Mis sentimientos…¡No debo revelarlos nunca! Y-Yo…tengo que…¡Guardarlos en lo profundo de mi corazón!" –Se decía a si misma- "A-Aun si…aun si me duele cada vez que hago eso…" –Poco a poco bajo las manos de su cara- "La amistad que tengo con Kono-chan es lo más valioso que tengo…y no quiero echarlo a perder…yo…no quiero volver a estar lejos de ella…" –Una expresión se tristeza se formó en sus labios-

Pasaron varios segundos en los que su cuerpo estaba sobre el frío y duro césped, el frío helado estaba acariciando su piel, y mientras su oscura vista se posó en el cielo negro y estrellado, con esa afligida mirada que expresaba claramente su descontento ante toda esa situación que estaba pasando.

"Vaya vaya ¿Pero que tenemos aquí?" –Dijo una voz con un tono arrogante-

Sorprendida, Setsuna se pone de pie de un salto, alerta a la extraña e indefinida voz que había escuchado hace un segundo.

"¿¡Quién está ahí!?" –Exclamo mientras tomaba a Yuunagi-

Nadie contesto. Solo la acompañaban a ella el sonido del frío viento, las hojas danzantes y los grillos que cantaban a mitad de la noche de luna.

Entonces…

El crujido de una rama.

Eso era todo lo necesario para poner más alerta a la Shinmenryuu.

Ahora el sonido de pasos en la hierba.

Solo eso se escuchaban. Pasos.

Dos segundo ocurrieron, y la luz de la luna reflejo una figura que se movía entre las hojas.

Seis segundos más pasaron. Se pudo ver que era esa figura.

Era un hombre, cubierto en un manto negro y desgastado, que parece estar roto, tanto para tener algunos agujeros.

El hombre levanto su vista, y Setsuna se sorprendió por lo que vio.

Era un hombre joven, de no más de unos 30 años, de piel pálida, marcas extrañas que se asemejaban a garras en la mejilla izquierda, mechones rojizos y unos claros y fulminantes ojos dorados.

Antes de que pudiera siquiera reaccionar, el hombre desapareció de la vista de la Shinmenryuu, solo para reaparecer de nuevo a tan solo unos cinco centímetros de distancia. El único sonido que pudo siquiera soltar ella, fue un quejido del codazo que acababa de recibir en el pecho por parte del desconocido.

A continuación, el hombre le lanza una patada a gran velocidad a la espadachín que la tumba en el suelo, y antes de que siquiera, ella tome a Yuunagi, que se le había caído de las manos en la tierra, el misterioso luchador le clava su tantō* en el hombro derecho de un solo golpe, provocando que Setsuna soltara un grito de dolor temporal.

"Hehehe…" –Reía él- "Es momento de ver el potencial que posee en tu sangre…demonio" –Una sonrisa macabra se forma en su rostro-

"¿Q-Quien e-eres…? Maldito" –Murmuraba ella con dolor-

"La persona que se encargara de eliminar a la basura humana" –Dijo con un tono de arrogancia- "Llámame Dragion"

"¿Eh…?" –Murmuro anonadada-

Dragion se puso de cuclillas y coloco la palma de su mano en la frente de la semi-demonio.

"Dulces sueños niñita" –Dijo con una sonrisa-

Segundos después, en aquél lugar se pudo vislumbrar un gran destello morado/negro que ahogo los gritos de la mitad demonio.

En ese mismo tiempo, pero en un lugar diferente, se encontraba el joven Mirai caminando en las calles de Mahora, hacia el dormitorio de su "prometida", con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro, y con un sobre en su mano izquierda.

"¡Si! ¡Si! ¡Si! ¡Ahora con el permiso de Konoe-sama y con este sobre, podre casarme con Setsuna sin ningún contratiempo!" –Se decía a si mismo mientras caminaba a pasos agigantados- "Gracias sensei's del Shinmenryuu por darme esto" –Él paro en seco su caminata- "Aunque…aun debo enamorarla ya que parece que sus sentimientos por Konoka-ojousama no han cambiado" –Murmuraba mientras se colocaba sus dedos sobre su barbilla- "Bueno, no importa, sé que mis movimientos están surtiendo efecto en ella, así que tarde o temprano caerá ante mi" –Dicho eso, prosiguió su camino-

Mientras Mirai caminaba, el joven noto que una chica que se le hacía conocida estaba caminando hacia su misma dirección, pero con la diferencia de que llevaba en sus manos dos bolsas de compras que se veían pesadas.

"Espera…¿Esa no es…?" –Murmuro y luego sonrió- "¡Oe! ¡Ako-san!" –Dijo Mirai mientras se adelantaba trotando hacia la nombrada-

Ako se volteó, y automáticamente, sus mejillas se tornaron rojas al ver que se acercaba a ella ese chico que hacía latir su corazón de manera "no muy normal".

"¿¡M-Mirai-kun!?" –Exclamo sorprendida-

"¡Vaya Ako-san! ¡Que coincidencia haberte encontrado aquí!" –Dijo él mientras sonreía- ¿Y cómo te encuentras?"

"¿Y-Yo? P-Pues bien, ahora mismo me dirigía hacia mi dormitorio para llevar esto que había comprado" –Expreso con cierto nerviosismo Ako mientras le mostraba las bolsas al chico Shinmenryuu-

"¿Enserio? ¡Yo también voy hacia los dormitorios!" –Dijo mientras sonreía bobamente y colocaba su mano detrás de su nuca-

"¿A los dormitorios? ¿Para qué irías allí?" –Interrogo Ako curiosa-

"Eeeh…bueno…" –Murmuraba él sonrojado- "B-Bueno, iba a ir a la habitación de S-Setsuna para decirle algo importante" –Él se rasca nervioso su cuello-

Repentinamente, Ako siente una extraña pesadez en su pecho, como si sintiera que algo la asfixiara.

"¿La habitación de Sakurazaki-san? ¿Crees que puedas entrar allí libremente?" –Indago Ako-

"No te preocupes, si soy yo, estoy seguro que Setsuna me dejara entrar" –Afirmo Mirai-

Un extraño sentimiento de irritabilidad creció en Ako.

"¿Por qué me molesta que Mirai-san y Sakurazaki-san sean tan cercanos? Ellos son n-novios, así que…n-no debe ser raro que sean tan…abiertos…" –Al pensar en todas las cosas que podrían hacer Setsuna y Mirai, "solos" y en su habitación, su rostro se torna rojo-

"¿Estas bien Ako-san? Tu cara esta colorada" –Interrogo Mirai extrañado-

"¿Eh? S-Si estoy bien…no es nada…" –Murmuro desviando la mirada- "Bueno…hasta luego Mirai-san…¡Y que te vaya bien con Sakurazaki-san!" –Exclamo con una sonrisa forzada, y acto seguido, ella se fue corriendo de allí-

"Que amable es ella" –Se dijo él con una sonrisa- "¡Bien! ¡Hora de darles las buenas noticias a Setsuna!" –Sus mejillas se sonrojaron de tan solo pensar en lo que le diría-

Se podía observar a un joven de cabello negro y alborotado, dormido en su cama en una posición completamente inusual, con sus brazos y piernas en direcciones opuestas, y un hilo de baba cayendo por su labio. Es chico llamado Mirai Tsukuda, se encontraba durmiendo tranquilamente en su apartamento, emocionado para poder visitar a su "prometida". Este vestía solo unos boxers negros, y por lo demás estaba completamente desnudo.

El lugar a su alrededor se veía completamente desordenado y viejo. Paredes blancas con algunas grietas que daban la sensación de que el edificio se quebraría en cualquier momento. Calcetines, pantalones, calzones, y cualquier tipo de ropa interior, en el suelo, completamente arrugada y desdoblada, reflejando la poca higiene del adolescente. Lo único arreglado de allí, son algunos libros del control del Ki, aura, el arte de la espada, entre otros. Además, en los estantes de madera que él tenía, se puede observar, una foto, algo desgastada, de algunos miembros del Shinmenryuu, entre ellos, dos pequeños niños pelinegros abrazados con una gran sonrisa en su cara.

Repentinamente, el timbre del apartamento suena, despertando de golpe a Mirai, poniéndole en un estado de alerta. Aunque eso no duro mucho, debido a que un sobre cayo por el "buzón" de la puerta, activando la curiosidad de él.

"¿Qué es esto?" –Murmuro al tomar la carta entre sus manos-

Mirai abrió la puerta para saber quién lo envió, pero su sorpresa fue muy grande al percatarse que, no había nadie allí.

"Que miedo…" -Susurró con leve escalofríos- "Veamos esto" –Dijo y abrió la carta con delicadeza- "¡Una carta del Shinmenryuu!"

Querido joven Tsukuda:

En vista de que tú objetivo ya está casi completo al obtener nuestro permiso y el de Konoe Konoemon para tomar como mujer a la joven Sakurazaki Setsuna, es posible que usted pueda tomarla en matrimonio a ella en unos días. Nosotros le daremos el dinero que sea necesario, o le enviaremos el papel que certifique que ustedes están casados legalmente.

Que sean plenamente feliz en su nueva vida.

De: Todos los miembros del Shinmenryuu.

Al terminar de leer la carta, una sonrisa se formó en su rostro.

Mirai se acercó a la puerta, y mientras que con su mano derecha sostenía fuertemente el sobre, con la izquierda, que estaba temblando de los nervios, toco tres golpes con delicadeza hacia la puerta de madera.

Pasaron los segundos.

Nada.

Ninguna reacción.

"¡Soy yo Setsuna! ¡Mirai! ¡Vine aquí para mostrarte algo!" –Exclamo hacia adelante para que la espadachín lo escuchara-

Nada. Ni un sonido.

Tal vez ella este dormida. Si eso era lo que pensaba el joven pelinegro.

"Entonces tendré que venir mañana" –Suspiro él-

Mirai se dio la vuelta, dispuesto a caminar hacia su apartamento para pasar la noche.

Entonces lo sintió.

Sintió un repentino aumento de Ki.

A la vez que siniestro.

Esa sensación solo la podía tener un tipo de seres…¡Un Demonio!

Pero no cualquier demonio…uno muy poderoso.

Y lo más extraño…es que ese Ki…se le hacía muy familiar…

Como si lo conociera desde hace mucho.

"Oh no…eso…no puede ser posible…" –Murmuro él tiritando de los nervios y desesperación- "Este poder…" –Rápidamente tomo su espada Mugetsu, y con Ki reunido en sus pies se dispuso a correr-

A continuación, Mirai corre con una velocidad impresionante hacia donde estaba la fuente de ese poder demoniaco.

"¡Setsuna!" –Exclamo con completa desesperación el ojicarmín-

¡Crash!

Ese fue el sonido que se produjo al caerse y romperse en pedazos el vaso de cristal que tenía en sus manos la joven Konoka.

Konoka no paro de leer y buscar mil formas para sanar a su amada. Pero nada.

No habían encontrado nada.

Pero no fue por el agotamiento por la caída del vaso. No.

Hace un momento lo sintió. Un dolor en su pecho. Y la imagen de Setsuna sufriendo se le había venido a la mente.

"Secchan…" –Murmuro Konoka nerviosa- "¡Ella está en peligro!" –Exclamo y acto seguido, se agarró con fuerza el pecho-

La sola imagen de ver a Setsuna, desangrada en el suelo, completamente inmóvil, y con su flama de vida, completamente extinta, la asustaba por completo. No permitiría que por nada del mundo la persona que amaba la arrebataran de las manos.

"¡Konoka-san!" –Exclamo Negi al ver a Konoka- "¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?"

"¿Eh?" –Fue lo que susurro sin entender nada-

Efectivamente, cuando toco suavemente su rostro con sus dedos, se dio cuenta que, estaba llorando, y las lágrimas no paraban de caer por sus ojos. Eso paso porque se percató del sufrimiento de Setsuna. Ella sabía que su guardiana estaba en peligro. Lo presentía.

"¡Negi-kun! Secchan…ella…" –Dijo con completa desesperación- "¡Está en peligro! ¡Por favor Negi-kun…ayúdame!"

Sorprendido por la actitud de Konoka, solo movió su cabeza afirmativamente, y rápidamente, llamo también a Asuna.

Sentía que algo malo le estaba pasando a su estudiante. Y este problema no era uno normal.

La escena cambia nuevamente al bosque en donde entrenaba Setsuna, y se puede observar al joven pelirrojo frente a Setsuna, quien estaba en el suelo retorciéndose del dolor, encima de lo que parecía ser, un sello oscuro. Por cada segundo que pasaba, el sello se hacía cada vez más brillante, y más energía oscura salía expulsada de Sakurazaki.

Entonces, llego un punto del ritual, en donde la energía no se pudo contener más, y un gran campo de energía oscuro/dorado se formó, obligando al misterioso hombre, Dragion, saltar hacia una rama, para no salir dañado.

En ese preciso instante, el espadachín, Mirai Tsukuda, había llegado a la escena, y solo pudo contemplar, temblando completamente nervioso, una gran nube de humo en donde se suponía que estaba, su compañera de vida.

"Tú…" –Susurro con gran enojo al hombre de ojos dorados que estaba de pie, sobre una rama- "¿¡Que le has hecho a ella!? ¿¡Tienes siquiera la mínima idea de lo que acabas de hacer, basura!?" –Exclamo con completa furia fulminándolo con una mirada que reflejaba claro odio- "Setsuna…si ella sigue así…puede que no vuelva…"

"¿A ser normal? ¿Eso es lo que piensas niño?" –Dijo con una sonrisa descarada. Rápidamente, se baja de la rama de un salto- "Pues déjame aclararte que esta 'chica' nunca fue normal en primer lugar, solo era un contenedor, un simple objeto"

Un viento fresco apareció.

"Lo único que hice fue liberar todo ese poder que tiene escondido ¿Qué tal? ¿Lo hice bien no? Con esto tengo a una gran bestia bajo mi control" –Expreso sonriente él-

"Tú…" –Murmuro Mirai-

"¡Te equivocas!" –Exclamo una voz conocida-

Mirai se volteó, y se sorprendió al encontrar a Asuna, Negi, y a la dueña de aquella voz, Konoka.

"Secchan…¡Secchan no es un monstruo, ni ningún arma! ¡Es una persona! ¡Y la mejor que conocí en mi vida!" –Exclamo Konoka-

"Oh…¿Enserio? ¿Puedes decir lo mismo cuando la veas por ti misma ahora?" –Dijo él con malicia-

Sin entender nada, los cuatro jóvenes dirigieron su mirada hacia la nube de humo, que se disipo por completo, revelando la nueva apariencia de la antes conocida Sakurazaki Setsuna. Ella estaba allí, de pie, con sus alas blancas completamente desplegadas, pero de alguna forma, las plumas parecían filosas. El cabello antes negro, ahora era completamente blanco, como había nacido originalmente, y sus ojos, negros como el carbón, ahora eran completamente dorados, sin iris alguna, y con un misterioso brillo rojo. Sus colmillos eran largos ahora, como los de un lobo, y las uñas de sus dedos eran largas, asemejándose a las garras de un animal. Pero lo que más resaltaba de ella, era una misteriosa marca de "D", completamente roja, y que estaba sobre su frente.

De repente, Setsuna se dio la vuelta, quedando frente a frente con sus compañeros, y con un aura de energía negra, con destellos dorados, a su alrededor.

"S-Secchan…" –Murmuro Konoka, mientras caminaba lentamente hacia la nombrada-

Pero entonces, Mirai puso su brazo frente a la curandera.

"¿Por qué Mirai-kun?" –Interrogo con desesperación Konoe-

"Ella ya no es Setsuna" –Dijo Mirai- "Ahora mismo, tanto en apariencia como en esencia es un autenticó demonio"

Antes de que alguien pudiera comprender la situación, Dragion levanto su dedo y señalo al cuarteto de jóvenes.

"Escúchame querido monstruo, quiero que ahora mismo, acabes con esos chiquillos que están ahí mismo" –Una sonrisa de satisfacción se formó en su cara-

En solo un segundo, Setsuna había desaparecido de la vista de los jóvenes guerreros, y había reaparecido, pero ahora, frente a frente con su prometido Mirai, quién al recibir esa fría mirada de Sakurazaki, se quedó petrificado del miedo, y completamente vulnerable para lo siguiente.

Con una gran rapidez, la ahora demonio, le lanzo un zarpazo hacia el estómago del chico, provocando que una gran línea de sangre salga disparado hacia al exterior.

Lo único que se había podido escuchar en aquél momento, era un grito ahogado de dolor y desesperación.

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Notas de la Autora:

Tanto: Es un arma corta de filo similar a un puñal de uno o de doble filo con una longitud de hoja entre 15 y 30 cm.

¿Qué les pareció este capítulo? Disculpen de nuevo la tardanza, estuve muy floja en esto de la escritura xD (y más todavía que se acercan las clases T-T)

Sayonara lectores nwn/