Nota: Es muy importante afirmar que todos los personajes, nombres y lugares son creación de Tolkien. Este es solamente un fanfic sin mayores pretensiones que las de entretener a toda la gente buena que suele pasar por aquí dedicarle un poco de su tiempo a leer estas líneas. Esta historia es un AU y What if: ¿qué hubiese pasado si Arwen decidiera marcharse y no esperar por Aragorn? Coloco la advertencia de posible OoC y alguno que otro error cronológico involuntario.

Capítulo 1

De Rivendel llegaron las noticias que Aragorn temía tanto. Arwen había partido a tierras imperecederas según le informaron los hijos de Elrond, un estandarte bordado por Undomiel era el único objeto dejado como señal de que una vez hubo cariño entre los dos.

—Si ella ya no tenía esperanzas ¿por qué me dejó este recuerdo? —tristemente preguntó sin esperar una respuesta.

—No lo sabemos —dijo Elladan —, pero ella partió hacia los puertos grises el mismo día que dejamos Rivendel.

—Lamentamos que lo de ustedes no pudo ser —, añadió Elrohir.

Aragorn suspiró hondamente, era hora de despertar de su sueño. Con todo su dolor no dejó de lado su deber y siguió en la lucha buscando el mejor camino para hacer frente a Sauron.

Cuando el creador del anillo único fue finalmente destruido todo fue dicha entre los pueblos libres, y hasta los días eran más cálidos como si fuese un mensaje de la paz que había llegado.

Para casi todos, porque Estel, ahora convertido en el nuevo rey de Gondor tenía además como deber el dejar un heredero, pues aunque la vida de la casa de Númenor era larga, llegaría el día en que debería morir y necesitaría alguien para sucederle en el trono.

—Hay que darle tiempo al tiempo —se dijo Aragorn cavilando sobre este asunto, cuando comía con sus amigos en el campamento de Cormallen.

—Supongo que tienes razón —dijo Legolas con simpatía —, nadie te apresura a que tomes una decisión ahora.

—Es que tú eres un elfo y tú puedes esperar por la eternidad —dijo Gimli bebiendo un gran sorbo de malta —, no es algo a lo que te apresures. En cambio el resto sí debemos pensar en formalizar y tener una familia.

Bien sabido era que uno de los pasatiempos favoritos de Gimli era contradecir al elfo, y nunca perdía la oportunidad para hacerlo, aunque eso podría acarrear consecuencias que no previese.

—Sé a lo que te refieres mi buen enano —dijo Eomer que se unió a la conversación—, también deberé tomar una pronta decisión sobre al asunto ahora que me toca gobernar Rohan.

—Y también sobre Eowyn —dijo Merry que dejando de comer, algo raro entre los hobbits de la compañía, y es que Merry sentía un cariño especial por la doncella guerrera —, aunque no creo que ella permitiese que alguien le impusiera un matrimonio arreglado —añadió para sí notar que el resto le escuchaba también.

—Ni yo lo permitiría —dijo Eomer, y luego una sombra apareció en el rostro del rey de Rohan —, es solamente que desearía que ella fuese feliz.

—En verdad también así lo espero yo —dijo Aragorn que entendía la preocupación del sobrino de Theoden —, no hay nada que desee más en este mundo para la hermosa y valiente dama Eowyn.

Legolas le lanzó una mirada a Aragorn con cierto aire de reproche. Gimli fue él único que pudo percibirlo.

Bastante entrada la noche, Elladan y Elrohir fueron a hablar con Aragorn.

—Quisiéramos quedarnos, pero debemos volver a Rivendel —le habló Elladan.

—No hemos tenido noticias del norte —siguió Elrohir —, excepto las que indican que también ha habido batallas.

—Esperamos que sabrás disculparnos con los demás por no quedarnos —Elladan culminó.

—Les deseo un buen viaje amigos míos —dijo Aragorn colocando sus manos sobre los hombros de Elladan al modo de los dunedain—, llevan mis agradecimientos eternos a Elrond por todo su apoyo, en cuanto pueda iré a Imladris antes de que deje estas tierras.

—Le diremos —dijo Elrohir y los gemelos partieron en silencio sin avisar a nadie de su partida.

Otra vez solo Aragorn vio la tienda de Eomer alumbrada con lámparas, a pesar de que era tarde ya el rey de Rohan seguía despierto. Se acercó a la tienda por simple curiosidad.

—Le escribo una nota a mi hermana para solicitarle que venga hasta aquí si su salud se lo permite —dijo Eomer todavía con la pluma en la mano —, creo que le alegrará verte a ti y a los hobbits. Estaba muy apegada a Merry.

—Sí, supongo que eso le alegraría —dijo Aragorn sin disimular su tristeza.

Un incómodo silencio se hizo entre los dos, como si no quisieran hablar sobre algo que ellos pensaban al mismo tiempo. Finalmente Eomer habló.

—Mira, como te dije en las casas de curación yo no te culpo de nada —comenzó Eomer dejando la pluma —. Eowyn siempre ha buscado lo mejor y no creo que hubiese encontrado a alguien mejor, pero no creo que nadie deba a amar a otra persona por obligación. Ella olvidará y espero que encuentre felicidad.

—Yo también lo espero —dijo Aragorn. Se despidió del jinete de la Marca y se alejó del lugar, necesitaba hablar con alguien. Hubiese preferido que Eomer no fuese tan comprensivo y que le reclamara, para tener un motivo o compromiso hacia la dama de Rohan.

Hubiese ido a buscar a Gandalf, pero él prefería pasar tiempo con los hobbits, además Frodo todavía no se recuperaba del todo. Tal vez más tarde pudiera consultarle sobre sus dudas, pero por el momento necesitaba que alguien le escuchara.

Legolas tal vez sabría escucharle, aunque en esos asuntos poco consejo podría darle el elfo que veía el mundo de otro modo, pero al menos contándole sobre sus dudas aliviaría algo el peso de su corazón. Fue a buscarle, pero no le encontró, solamente vio a Gimli que sacaba brillo a su siempre afilada hacha.

—El elfo está muy raro, solamente habla del mar y las gaviotas —dijo el enano sin dejar su faena—, se fue hacia el río cantando. Eso es lo que debe hacer su gente, supongo. Creo que me acostumbraré algún día.

—Sí, me temo que Legolas ahora ansía ver otros parajes como lo predijo Galadriel —Aragorn no ocultó su decepción.

—Si tenías algo que decirle yo le puedo entregar el mensaje —dijo Gimli colocando a un lado su hacha.

—No, solamente quería alguien con quien platicar un poco.

—Puedes confiar en mí si es algo confidencial —Gimli invitó a Aragorn a sentarse a su lado con un gesto. Aragorn vio al enano y si en algo conocía a los hijos de Mahal era que no solían ir y venir con cuentos, Gimli además era un buen compañero cuando no se mostraba terco.

—Es sobre Eowyn…

—No tienes que explicarme, estuve ahí ¿recuerdas? —interrumpió el enano— Fue como dijo el elfo, algo muy triste de presenciar cuando partimos hacia el camino de los muertos.

—Siempre eres tan franco mi buen Gimli.

—Supongo que tu dilema es que necesitas una reina y Eowyn es infeliz porqué no le correspondes. La respuesta parece tan simple que creo que no necesitas que te la diga.

—No, no hace falta, creo que es lo más conveniente. Muchas gracias por tu consejo mi pragmático enano, supongo que se puede aprender a amar.

Esa madrugada cuando el mensajero partía hacia Gondor llevando la carta de Eomer, Aragorn se le acercó y le dio otra nota también dirigida a la misma persona.