Me refiero también a Yurio de esta forma para evitar confusiones.

Olvidé comentarles en el cap anterior que me iba a tomar vacaciones de escribir pero ya volví.

Me preguntaban por las capacidades de transformación de Yuri. En realidad eso es cuestión de segundos y relativo a la cantidad de agua. En dónde rescata a Yurio es más como que corre y se moja, pero como salta nadie se da cuenta directamente de su transformación. Pero efectivamente si su cuerpo esta en contacto con el agua se va a transformar en segundos.

Me alegra que les esté gustando.


Secretos de Marinero.

En realidad Yuri no puedo dormir en toda la noche pensando en lo que creyó a haber visto en el mar esa noche. Se paró y decidió escabullirse evitando contacto con la gente muy temprano. No le importó ni siquiera ponerse zapatos y nadamos se dirigió al mar y sentir con sus pies la arena suave y tersa pegándose a su piel. Caminó hacía la orilla y poco a poco comenzó a oír una voces discutir pero no de forma enojada sino preocupada.

—Yuri debes tener más cuidado…no sé si deberías seguir acercándote aquí. —dijo con una mezcla de preocupación y tristeza.

—Tal vez tengas razón, Phichit. —dejo mientras miraba su cola traslúcida por encima del agua.

Ambos estaban por decirse algo cuando escucharon un ruido entre las rocas así que Yuri volteó inmediatamente con la sospecha de que alguien estaba escuchando.

Yurio por su parte estaba tomando aire para salir de escondite y confrontarlo ya que si sus reflejos no le engañaban eso significaba que….

—Sé que estás ahí, cerdo.—dijo de forma brusca para darse la vuelta y finalmente encarar al de cabellos oscuros mientras se separaba lentamente de un espacio rocoso que le tapaba la vista.

Yuri le hizo una seña a su amigo para que se fuera ya que apenas y podía calamar los nervios propios.

—Ah…¿Yurio?—rió nervioso.

El rubio bufó ansioso de curiosidad y de forma abrupta caminó para verle de forma inmediata haciendo conmocionar al otro de la sorpresa. No podía irse, o moverse, ni siquiera las rocas podían ocultarlo. Solo enfrentar su propio destino.

Yurio observó detenidamente su alrededor, sus ojos se exhalan y nada más se dedicó a observar tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Qué…¿Qué eres en verdad? —preguntó a la defensiva. No sabía si creer en realidad lo que veía, por por otro lado…él había escuchado uno que otro cuento.

—Pues…—Yuri pensaba en realidad la respuesta pero sentía que ya era muy explícito todo. —¿Qué estas haciendo aquí? —preguntó tratando de cambiar el tema.

—¡No me cambies el tema, pez gordo!— gritó precipitado.

Yuri se quedó callado. Exactamente no entendía que más decir. ¿Lo estaba viendo no?

Yurio suspiró cansado.— Viktor estuvo preocupado por ti.—dijo repentinamente dejando por la paz el extraño momento que estaba pasando.

Captó su atención.

—También escuché de él que las sirenas pueden.

—No. no tenemos magia.—dijo sin pudor Katsuki.

—¡No mientras, gordo! —Le reclamó. ¿Por qué los seres con poder eran tan egoístas y malos mentirosos?

Yuri comenzaba a lamentarse por muchas cosas y una de ellas su negligencia.

—Deberíamos volver al palacio. —aclaró el rubio.

Desvió un poco la mirada el príncipe y un poco apenado confesó:

—No puedo. Si salgo completamente del agua me convertiré en humano pero…sin ropa.

—Ughhh….Ese es un problema.

—Aparte….

Yurio arqueó una ceja. ¿Aparte qué? Esperó una respuesta.

—Anoche cuando pasó todo al arrastrarte pasé por unas rocas….—contaba aún apenado. Después levantó su cola de colores turquesas y azules mostrando unas escamas heridas y golpeadas.

Incluso el otro sintió dolor y se avergonzó por que el otro se haya lastimado por él. Lanzó un bufido y le dijo que se quedara ahí, que volvería enseguida. Regresó al palacio y a hurtadillas tomó una prenda del área de lavado, y con una sonrisa maléfica se rió en sus adentros. Lo que no esperaba es que una figura a lo lejos solo vio a alguien correr misteriosamente por sus pasillos. Y ese alguien era Viktor quién también decidió seguirlo con sigilo.

—¡ey! Pez gordo te traje esto.—dijo el rubio mostrando la pesada prenda.

—¡Eso es un vestido!

—Es mejor a estar desnudo.—dijo mientras sacaba su lengua con burla.

Yuri frunció el ceño mientras observaba el vestido rosa frente suyo. Él no se merecía eso, él era un príncipe y uno muy amable.

—¿Vas a usarlo? ¿O vas a irte y dejar al Viktor preocupado?

—De acuerdo…—dijo derrotado. —Pero al llegar rápidamente tengo que cambiarme por algo menos…femenino.

—Sí, sí….—dijo volteándose para dejar que el otro se cambiase y pensar en su deseo. ¿Qué tal un bello tigre de tierras lejanas? ¡Eso sería fantástico!

Yuri con toda la vergüenza que podía sentir se puso el vestido con dificultad ya que le temblaban un poco las piernas. Aferrados a las rocas del otro extremo ya alejado del agua, se apoyó para caminar, nunca antes había sido humano con las piernas heridas. Se sentían horrible pero el otro Yuri dijo que Viktor estaba preocupado por él y si se iba entonces prefería antes ser burbujas de mar antes que no darse un triste esperanza.

—Yur….

—¿Hola? —sonó una voz muy conocida dejando en shock a ambos Yuris.

—¡Es Viktor! —gritó el príncipe del mar.

—¿Yuri?—preguntó Viktor sorprendido para caminar rapidamente y ver…un Yuri en pijama y otro en vestido.

Fatídicamente Yuri perdió el equilibrio y cayó en la arena de sopetón. Alarmado,Viktor corrió hacía él y vio junto con el rubio sus piernas llenas de moretones y raspaduras.

Yuri balbuceó un poco, cómo iba a explicarlo. Viktor le miró directamente y serio, después lo cargó escuchando reclamos por ambos lados, uno más confuso y otro reprochando.

—Luego me explicas lo que quieras, primero debemos curarte.

Y así Yurio presenció a esos dos yéndose, y más allá de todo pensaba en cómo aprovechar la ocasión. Estaba claro que algo tenía ese Yuri por el príncipe pues no pensaba dos veces y por otra parte Viktor estaba encaprichado. Al final del día él quería su tigre.

Regresó a su alcoba y tomó tinta y papel empezando a redactarle una carta a su apreciable abuelo:

Abuelo, estos días han sido fastidiosos.

El príncipe tiene un nuevo mayordomo bueno para nada.

Por otro lado, ¿Crees en las sirenas?

Se quedó pensando en un momento y luego se recargó en la silla mirando el techo. Perdía el tiempo. Tomó uno de sus finos suerte y decidió salir una vez escabulléndose del mundo. Él sabía que esos cuentos provenían de la gente del mar. Pero ir con los del palacio tal vez sería poco elocuente, así que decidió aventurarse solo tomando uno de los caballos del establo. Tragó grueso, ni siquiera sabía por que el misterio lo llamaba tanto ¿o acaso era la primera vez que algo le hipnotizaba? Estaba siendo descuidado tal vez, pero esa adrenalina no podía dejarla ir de su piel.

Una vez en el pueblo se acercó al puerto donde los marinos y pescadores amarraban sus botes y sin escrúpulos se acercó a los más ancianos. Prontamente empezó a acosarlos con preguntas de sirenas debido a su escándalo un hombre robusto le tomó por los hombros.

—tú, niño.—le llamó haciendo que este se asustara. —ven conmigo.

Yurio ahora estaba bastante nervioso, ¿Era policía? Pero lo único que hizo fue pasarlo a una cabaña que era la oficina del puerto. Después se sentó en la silla detrás del escritorio.

—Mi nombre es Yakov. No deberías hostigar a esos hombres, ellos solo saben versiones incorrectas de la realidad.

Yurio le miró intrigado. ¿Entonces no le regañaría o lo entregaría a palacio?

—Probablemente más de la mitad te diría versiones erróneas. Pero la verdad es que las sirenas existen para velar nuestros barcos. Pero también dicen que la más grande magia viene de una sirena enamorada.

En ese momento su cabeza se iluminó y ahora tenía un excelente plan.

—¿Conoció alguna?—preguntó con energía.

—No…pero siempre que navegues es como conocerlas. A veces las veo saltar, a veces las escucho cantar…respeto a las sirenas. Deberías hacer lo mismo.—dijo más severo.

Yurio tragó grueso. Bueno sí él no quería aprobar la oportunidad era otra cosa…pero el planeaba más bien en un trato es decir…eso no era egoísta o ilegal ¿no es sí?

Yurio sentía como el aire golpeaba su rostro mientras la brisa le hacía perderse en los colores del atardecer. Llegó y varia de la servidumbre le hizo preguntas, él solo volvió a rezongar diciendo que estaba bien y pregunto por el otro Yuri. Caminó hacía la sala que le habían indicado y abrió las puertas de golpe.

Ahí los vio reír. Tan felicites a Yuri y Viktor. Aún con el vestido pero con las piernas vendadas.

—Quiero hablar con él.—dijo apuntando al otro. Viktor solo se sorprendió y le dijo a su nuevo mayordomo favorito que en un minuto volvía con una hermosa sonrisa ay este le respondió igual.

Yurio se paró enfrente de él.

—Te ayudaré con Viktor. Ya sabes, con sus cosas cursis.