Género: Romance/Humor

Parejas: KaraIchiOso (KaraIchi x OsoIchi)

Autora: DarkAmy-chan (Amy-chan, Candy-nyu)

- Hablan

- Recuerdos

Nota: Todo está bajo el punto de vista de Ichimatsu.

oOoOoOoOo

Los Personajes de Osomatsu-san no me pertenecen, son del Maestro Fujio Akatsuka

oOoOoOoOoOo

Love and Love

Con las manos en el bolsillo de mi sudadera seguí rumbo hacía la sala de masajes que tenía arrendada para mi propia diversión. Se preguntaran porqué, que podría tener de divertido una sesión de masajes, más cuando las personas solían ponerme de nervios. Bueno. Todo iba dependiendo de con quien estaría en ese lugar, o mejor dicho: Con quienes.

Ellos juraban que no me daba cuenta de sus presencias, pero no eran más que unos calientes, que solo desean follarse a su hermano menor.

Sonrío con macabra diversión ante ese ultimo pensamiento, después de todo había sido yo quien los había impulsado a actuar de esa manera. No había podido evitarlo, no cuando me gustaban ambos, no cuando deseaba que esos dos idiotas me destrozaran por completo, mejor si era ambos al mismo tiempo. Maldición, de solo pensar ser follado por mis dos hermanos mayores, puedo sentir la excitación creer entre mis pantalones. Soy tan despreciable.

Y todo era gracias a esos inciensos que me dio el Doctor Dekapan, los cuales provocaban que los sueños se sintiesen como si fuesen reales. No había sido difícil fingir que era para una buena acción, como un regalo para mis hermanos. Ja. A veces las personas podían ser tan ilusas.

Pero el día de hoy no iba a necesitarlos, no cuando ellos derrochan hambre. De ello pude darme cuenta el día de ayer, cuando fuimos todos juntos a los baños públicos.

"No podía evitar reír por bajo ante la obviedad de ambos. No dejaban de mirarme de reojo, de estar pendientes de mis movimientos aun cuando estábamos con los demás. Pero iba ser divertido tentarlos un poco más, y esta vez no iba a necesitar de ningún incentivo, no cuando la utilidad de este ya había cumplido su papel.

Pero debía tener mucho cuidado de que los otros no se percatasen de esto, no cuando mi deseo estaba en juego. Mantendría al margen a estos idiotas, pero me divertiría una vez más de las ganas que me tienen a este punto.

Osomatsu-niisan... Me acerque como quien no quiere la cosa, bajo un mirada y la de Karamatsu, el cual no despegaba su atención de nosotros. Iba a ser hilarante, mucho más al notar los deseos del mayor, el cual sonriendo esperaba expectante a lo que fuese a decir. ─ ...¿Me jabonarías la espalda?

¡Claro que si Ichimatsu! ─ Respondió aún sonriente. Y yo sabía que esa mueca tenía algo más oculto, podía notarlo en sus pupilas, en como se situaba a mi espalda. ─ Deja que tu oniisan te talle tu espaldita.

Vaya si que es caliente este idiota. ¿Es que no pierdes el tiempo? Mira que refregar de inmediato su polla en mi trasero. ¿Este tipo no conocía la vergüenza?. Maldición. Si no podía negar que era una de las grandes razones porque me gustaba. Con este Calientematsu estaba seguro que follaría en cualquier sitio, en todo momento si lo deseaba. Mi mirada paso lentamente por cada uno de mis hermanos, observando que todos estaban perdidos en sus mundos, a excepción de Dolorosomatsu, quien con su ceño fruncido seguía sin despegar su mirada de nosotros, de como el idiota fregaba mi espalda (y su pene en mi parte baja) .

God. Me estaba calentando su atención, así como los movimientos de mi hermano mayor. ¿Debería seguir a este punto?

Imposible detenerme ahora, no cuando todo estaba resultando tan deliciosamente satisfactorio.

Fue por eso que ante la vista del azul moví mis caderas hacia atrás, refregando de abajo hacia arriba (suavemente para que mis otros hermanos no se percatasen) mi trasero en el excitado miembro de quien comenzaba a seguir mi ritmo intentando conseguir más fricción. En ningún momento despegue mi mirada de Mierdamatsu, quien tragaba grueso mientras intentaba contenerse.

Tsk. Ese cabeza hueca iba a ser mas difícil con sus intensiones de ser siempre un "buen hermano". Pero esa era una de las razones por las cuales me gustaba. Estaba seguro que me follaría con calma, como las caricias que se le dan a un gato. Con extremo cuidado y dulzura. Todo lo opuesto de Osomatsu-niisan.

Por lo que juntos al mismo tiempo debería ser el paraíso para mis deseos. Lo estaba esperando con ansias.

¿Porque conformarme con uno, cuando los dos podían darme lo que quiero?

I – Ichimatsu... El tono ronco lleno de necesidad de quien estaba a mi espalda me trajo de vuelta a la realidad, notando como sus manos ahora se aferraban con fuerza a mis caderas. Este idiota. Si seguía así los demás se darían cuenta...─ ...t- te lo meteré...

No alcance a reaccionar, cuando sus manos habían descendido hasta mis glúteos, separándolos luego de apretarlos por unos segundos. Tuve que apartarme rápidamente, atrayendo la atención de todos, causando que desviara el rostro levemente sonrojado.

Maldito Idiotamatsu. ¿Estaba loco o que?

De reojo observo como ese estúpido calentón sonreía con malicia, logrando que me cabrease en extremo. ¿En que estaba pensando?

¿Sucede algo Ichimatsu? Ignorando la interrogante de Choromatsu, me salgo de la bañera publica aparentando tranquilidad, encaminándome a los vestidores. Por idiota ese tonto tendría que deshacerse de su erección solo. Cada vez estaba mas convencido de ese Osomatsu no tenía vergüenza alguna, en especial si se trataba de sexo.

Ichimatsu. Sorprendido volteo al escuchar mi nombre. ¿En que momento Karamatsu me siguió hasta los vestidores? . ¿Acaso estaba molesto?. Parecía. Su expresión, su parada lo reflejaba.¿Osomatsu se sobrepaso contigo?

¿Porque lo preguntas? Respondí mientras me acercaba lentamente, completamente desnudo, igual que él. Pude sentir la tensión de su cuerpo al notar mi cercanía. Era tan divertido. ¿No viniste acaso por lo mismo?

¿Para que desviaba la mirada, si su sonrojo lo decía todo? No era diferente al otro en ese sentido. La única diferencia es que quien tenía en frente le carcomía el hecho de que eramos hermanos, que tuviese esos deseos por alguien de su familia, mientras que al otro le sudaba todo aquello.

Él no era como yo, una basura que no le importaba gustar de sus hermanos, de desearlos al punto de jugar con sus sueños.

Fue en eso que la sorpresa de chocar contra los casilleros de espalda me saco de mis pensares. ¿Que había pasado? ¿Cuando Karamatsu...?

¡¿Que haces Mierdam...?! Estaba estupefacto por la mirada que me regalaba, porque en sus ojos podía verse la lucha interna entre lo que estaba bien, y lo que no. ¿Donde quedo tu moral, eh?

No pude evitar embozar una sonrisa ante la duda que reflejaba. Era una gran victoria para mi anhelo, ya que sin duda este idiota era el mas difícil de quebrar. Pero ahora que lo veía en ese estado, sin duda quería más de esa agresividad que pocas veces mostraba.

Aprovechando su desconcierto una de mis manos se dirigió a su parte baja, envolviéndole con mis dedos en su totalidad, ganándome un estremecimiento de su parte mientras me preguntaba nervioso que estaba haciendo. Era tan hilarante su reaccionar, como a pesar de escucharle decir que me detuviera, no hacía movimiento alguno para apartarse.

Me enferma tu lado moralista Le susurre cerca del rostro, de sus labios, perdiéndome por unos segundos en su tartamudeo al percibir como mi mano comenzaba a moverse, masturbándole. Si me deseas, solo tómame, destróza...

De pronto mi boca fue asaltada por la suya, por su lengua reclamando luchar con la mía. Me había pillado desprevenido, completamente descolocado, al punto de que mi mano – la cual había estado brindándole placer – le soltó para aferrarse a sus hombros, a su espalda y rasguñarle al sentirle empotrarme con fuerza una vez más contra el frío del casillero.

Así me gustaba. Agresivo pero delicado al mismo tiempo. Como me ponía este idiota. Él no sabía cuantas veces soñé estar en esta posición con su persona, consiguiendo esa anhelada fricción de nuestros sexos. Estaba tan caliente, tan necesitado de más.

Osomatsu ¡Maldito pervertido! Asustado de escuchar la voz de Choromatsu junto con la de mis otros hermanos, aparte rápidamente a Karamatsu, que de la impresión cayó de trasero al suelo mientras me veía con esa expresión llena de incomprensión. Tsk. ¿Había sido tanta su calentura, que no se había dado cuenta de las voces?

En eso en mi cabreo bajó la mirada a mis partes nobles. Debía ocultar eso de los otros, decirle al idiota del azul que se pusiese su ropa también. Pero mi lado oscuro había podido conmigo, y con una sonrisa llena de macabra diversión saque mis pantalones para colocármelos rápidamente, ignorando aun la misma cara de tonto de mi acompañante.

Esto iba a ser divertido.

Ichimatsu-kun ~ Rápidamente Idiotamatsu llego a mi lado, abrazándome por la espalda. Y por lo que pude notar, seguía igual de excitado. Sin duda este tipo no tiene vergüenza. Tu sí ayudaras a tu onii-san con su "pequeño" problema, ¿verdad?

Maldición. Ya estaba lo suficiente empalado, como para ahora soportar la fricción de Osomatsu en mi trasero nuevamente. Si seguía así estaba seguro que mi pene estallaría de tanto contenerme.

¡Karamatsu-niisan también la tiene tiesa! Como era de esperarse, el muy cabeza hueca no había alcanzado ha hacer nada, y ahora su excitación estaba a la vista y burla de todos. Quería sonreír por el resultado esperado, pero debía mantenerme al margen, como si nada hubiera pasado.

Jyushimatsu, oh my little Jyushimatsu Idiota. Por mas que intentaba callarlo, ya todos se habían dado cuenta. Un cabeza hueca siempre sera un cabeza hueca.

Ahí estaba la conmoción porque todos la tenían tiesa. Y yo solo quiero irme a casa para poder bajarme esta cosa. ¿Era mucho pedir? ¿Porque no se morían de una vez?

¿Pensabas hacerlo con Karamatsu antes de mi Ichimatsu? La tensión llegaba a mi ante la ronca voz que provenía de mi espalda. Me había olvidado por completo de quien estaba detrás, pero ahora parecía que en esta habitación solo estábamos los dos debido al ambiente pesado que se formo tras sus vocablos. ¿Estaba molesto? Maldición. De solo pensar en ello siento que en cualquier momento estallaré igual que un volcán en plena erupción. Muy mal hermanito. Primero me calientas, y luego me dejas por otro. Eso no se hace, ¿debería castigarte?

Decirme todo eso mientras me tocaba discretamente me ponía a mil. Estallaría. Si seguía así explotaría en mil pedazos.

Quería decirle que si, que me sometiera todo lo que quisiera, que me rompiera en dos si era necesario, pero no podía. Todos estaban presentes, y si deseaba tenerles al mismo tiempo, debía aguantar. Por eso mismo me aparte aunque no desease hacerlo, sonriendo con claro eje de invitación.

¿Porque no lo intentas? Murmure por bajo, cosa que solo él pudiese escuchar, muy cerca de sus labios. Lo estaré esperando, niisan...

Tras decir aquello me aleje para terminar de vestirme, para marcharme a la casa y así poder desahogarme como se debe. Yéndome complacido por la atención de mis dos hermanos mayores, quienes no habían apartado su mirada de mi hasta haberme ido.

Los tenía donde quería, comiendo de la palma de mi mano, así como pronto yo estaré comiendo de lo que deseen darme. Esperaba que fuesen con todo, que no se contuviesen en nada.

.

.

.

No tarde en llegar a la casa de masajes, a entrar a ese lugar en búsqueda del dormitorio que se me habían asignado, con la clara explicación de que mis masajistas privados irían a brindarme su servicio especial, que nadie mas debía entrar. Por supuesto de que me asegure que ambos idiotas aun estuvieran tras mis pasos, sonriendo por bajo al notarles en el mismo plan, esperando lo que fuese a hacer.

Una vez que estuve seguro de que estaban en ese sitio, seguí rumbo al lugar donde los esperaría. Por supuesto que haría como si no los hubiese visto, como si no entendiese nada, solo así podría hacer como si cumpliese mi gran fantasía.

Estaba tan ansioso, que no tarde en quitarme cada una de las prendas hasta quedar completamente desnudo, con una simple toalla de color blanco cubriendo mis partes nobles. Mientras esperaba fue imposible no sonreír al recordar a quien venía en primer lugar siguiendo mis pasos. Ese Inutilmatsu nunca me defraudaba, pues como el caliente que era, al saberme solo, estaba esperando la oportunidad propicia para lanzarse tras mis huesos, para dejar de ser virgen de una vez.

Era tan predecible. Por eso al verle acceder por la puerta con una sonrisa plasmada en el rostro, no pude evitar sonreír de la misma manera, pues ambos sabíamos de ante mano que iba a pasar ahora. Aunque claro. Él no sabía que había otra persona más invitada a esta "fiesta" .

A llegado tu masajista favorito, hermanito. ─ El calor comenzó a hacerse presente en cada poro de mi ser al ver como con cada paso que daba, una prenda que antes cubría su cuerpo, ahora yacía en el suelo acompañando a las mías. Maldición. Ya añoraba que sus manos recorriesen mi piel, hasta el más mínimo centímetro. ─ Lo haremos a mi manera, ¿de acuerdo?

Sabía que no era una pregunta, que más bien lo estaba informando. Podía apreciarlo en su mirada, en su caminar, en como comenzaba a jugar con la amarra de mi toalla. Era lo único que se interponía entre el roce de nuestras intimidades. Tuve que reprimir un gruñido al notarle rozar esa parte con uno de sus dedos, como si estuviera jugando con mis deseos, mis anhelos de que agarrase mi polla de una buena vez.

¿Que estaba esperando el idiota? ¿Acaso era su manera de vengarse? Si seguía así le golpearía. Si. Perfectamente podría noquearlo y aprovecharme de su cuerpo. No era mala idea.

Sabes. ─ Tsk. ¿Que quería ahora? ─ Tenia pensado torturarte un poquito por dejarme dos veces empalmado...

¿Desde cuando hablas tanto, cuando se te esta dando la oportunidad de dejar de ser virgen? ─ Estaba estupefacto ante mis vocablos, pude apreciarlo. Pero era cierto. No podía esperar mucho más de él, no cuando en su mente solo esta el sexo y los juegos de azar. Por ahora solo me conformaba con ser su agujero para desahogarse. Además. ¿Quien querría a una basura sin combustible como yo? ─ ¿Porque no te callas? ─ Un quejido escapo de mis labios al ser girado con violencia, quedando apoyado de una de las paredes de esta alcoba, con mi mirada fija en la blanca pintura que la cubría. No pude reaccionar, todo había muy rápido. Mis sentidos solo volvieron a mi al sentir su respiración a la altura de mi oreja, al notar el calor de su cuerpo tras el mío.

Jajajaja. Tan impaciente como siempre ─ Avergonzado desvié la mirada. Ese estúpido como siempre lograba leerme bien. Era tan molesto. ─ Pero no te preocupes hermanito. Estoy igual que tu.

Un quejido escapo de mi boca al sentirle colar una de sus manos por esa toalla de color blanco invierno, directamente a mi entrada trasera, metiendo uno de sus dedos sin siquiera mojarlos. Dolió. Había sido demasiado brusco, y me encantaba.

A este punto de mi boca únicamente brotaban quejidos mientras un hilo de baba comenzaba a descender por mi barbilla. No podía callarme aunque lo intentaba, aunque insistía en morderme el labio. Era tan delicioso ser invadido así de fuerte, al punto de creer que me rompería, y eso que aún no metía su polla.

Tus quejidos son musica para mis oídos, para mi erección. ─ No se para que seguía hablando, si a estas alturas mis sentidos estaban netamente en el segundo dedo que introducía, que provocaba que tratase de aferrarme a la pared para no caerme, ya que mis piernas comenzaban a fallar. ─ ¿Tanto te gusta rudo? Eres todo un masoquista Ichimatsu-kun.

Lo era, lo era. Mil veces lo era. Me encantaba que me destrozaran, que me diese duro, que me marcase en donde pudiese. ¿Era mucho pedir que me marcara?

C- Cállate...─ Su risa no tardo en llegar ante mi intento por silenciarle, porque no pude decir nada más allá debido a que comenzó a mover más sus dedos, tocando un punto en el cual... ─ Ngh...A-Ah...¡A-Ahí!

¿Que? ¿Aquí? ─ Apenas y pude asentir, todo mientras trataba de que mis rodillas no se doblasen más de lo que ya estaban. ─ ¿Se siente bien?

N- No lo se, solo... ─ Pero en el instante en que iba decirle que no se detuviese, la puerta del lugar fue abierta una vez más, causando que quien estaba a mi espalda sujetándome, se detuviese para fijar su vista en el recién llegado, el cual nos observaba estupefacto, con esa mirada estúpida de no saber como reaccionar.

No pude decir nada, menos cuando ante mi sorpresa Osomatsu me hizo quedar frente a Karamatsu, apoyado en el pecho de quien ahora era el que se recargaba en la pared. Me sentía demasiado vulnerable, tan expuesto a mi segundo hermano, el cual sorprendido decía el nombre de quien volvía a mover sus dedos en mi ano.

Hahaha. Sabía que no era el único tras el gatito ─ Escuche entre este mar de emociones, sin dejar de jadear ─ Lo planeaste así, ¿verdad Ichimatsu?

No pude responder a su interrogante, no cuando un tercer dedo había sido ingresado, y la parte inferior de mi cuerpo ya era un desastre a este punto.

..P- Pero que dices... ─ Estúpido Karamatsu. Ahí estaba otra vez su lado moralista. A pensar de que había venido a lo mismo que nuestro hermano mayor, trataba de mantenerse firme solo porque me había pillado con alguien más. ¿Quien se creía que era? ¿A quien creía que engañaba? ─ ...yo...yo...

K– Karamatsu-niisan ─ Maldición. No me iba a dejar otra opción, ¿verdad?. No pensaba rogar por su polla, pero si podía tentarlo, arrastrarlo hasta ese lado oscuro que tanto deseaba hacer desaparecer. ─ ...A-Ah...K- Kara..matsu...

Sin despegar mi mirada avergonzada de su rostro igualmente sonrojado, una de mis manos fue a parar a mi pene, comenzando a acariciarme lentamente, llenando mis dedos con el liquido preséminal que había comenzado a emerger anteriormente gracias a Osomatsu. En ningún momento mi mano se detuvo, así como tampoco lo había hecho quien estaba a mi espalda. En cada uno de mis jadeos, de mis gemidos estuvo el nombre de quien dormía junto a mi todas las noches, y de igual manera mi atención estuvo siempre centrada en su persona, en como tragaba grueso debido a su excitación, e inclusive aquella pequeña gota de sudor que comenzaba a bajar por su mejilla.

Me deseaba. Podía verlo en sus expresiones, en el bulto que comenzaba a emerger entre sus pantalones. ¿Porque seguía sin moverse de ese sitio?. Se que quiere metérmelo, tanto o igual que quien estaba tras de mi besando mi espalda sin dejar de prepararme.

¿Que pasa Karamatsu? ─ Consultaba el rojo tras sacar sus dedos completamente mojados de mi interior, dejándome insatisfecho y necesitado de más. ─ Deberías aprovechar estar oportunidad, porque es la ultima que tendrás ─ Sin poder comprender voltee a mirar a mi hermano mayor, el cual me sonrío antes de llevarme a la cama, sentándome en su regazo; sintiendo su excitación rozando mi trasero.

Quizás si me paraba un poco, y me hacia levemente hacía atrás...

Pero en el momento en que disponía a cumplir mi cometido, algo (o mejor dicho alguien) jalo una de mis manos, provocando que mi cuerpo se fuese hacía delante, que chocase contra la calidez de otro, y un aroma conocido inundo mis sentidos.

¡Hey! ─ Escuche quejarse a Osomatsu, rompiendo el silencio que se había creado por unos segundos. Yo tampoco había tenido tiempo para captar algo, menos ahora que la otra mano de esa persona me invitaba a posar mis ojos en los suyos tras tomar mi barbilla. ─ ¿Eres tonto o que? ¡Espera tu turno, demonios!

¿C - Cacamat...? ─ Mis palabras fueron silenciadas de improvisto por sus labios, por su lengua pidiendo acceso para batallar contra la mía. Ahí estaba el idiota suave que estaba esperando, aquel que contrastaría con el otro que volvía a enfadarse a mi espalda.

Su beso era suave, dulce como un caramelo, como si yo fuera la cosa más importante del mundo, siendo que no lo merezco. Solo soy una basura que los manipuló, que a través de sus deseos de dejar de ser vírgenes terminaron aquí conmigo, en esta especie de trío extraño. Más sentía que por esta vez podía dejarme llevar por esa dulzura, por esa creencia de falso sentimiento de amor que me ofrecía. Pero en el momento en que volvía a centrarme netamente en estas sensaciones, un agudo dolor cruzo por todo mi cuerpo.

Un fuerte quejido escapo de mi boca, cortando así el beso que me había robado el aire, e inmediatamente mi atención volvía a mi retaguardia, siendo de nueva cuenta invadido por tal intenso dolor, como si me estuviesen partiendo en dos.

¡Detente Osomatsu! ─ Ahí estaba el estúpido, preocupado por mi nuevamente. ─ ¡Oye!

Oh, no. Si esto seguía así, el tonto de Cacamatsu terminaría golpeándole, y yo perdería mi oportunidad...

Tsk. C- Cállate ─ La tirantes de la voz del mayor me hizo notar que estaba disfrutando entrar poco a poco en mi, como mis paredes internas comenzaban a darle la bienvenida a su creciente polla. ─ A él le g -gusta así de rudo. ─ Otro intenso quejido broto de mi garganta al sentirle por fin completamente, causando que me sujetase de la chaqueta de cuero de Mierdamatsu, babeandole de paso un poco debido a este sentir. Era maravilloso. Me encantaba. ─ Es todo un gatito masoquista, pero su culito se siente tan caliente.

P- Pero... ─ Increíble que siguiera dudando a este punto. Me iba a tocar demostrarle que Idiotamatsu tenia razón.

M- Más... ─ Tratando de controlar este palpitar, esta respiración irregular, hable. ─ R- Rómpeme e-en...dos. D- Destrózame...O- Osomatsu-niisan...

Ante la estupefacción dibujada en el rostro del segundo, el nombrado comenzó a retirarse lentamente, causando que me aferrase con más fuerza a Mierdamatsu, quedando pegado nuevamente a su ser al sentir el arremetimiento certero en mi próstata por parte de mi hermano mayor. Veía estrellas, deliciosas y maravillosas estrellas.

No podía dejar de gemir, de soltar saliva por mis labios. Mi mente se nublaba por momentos. Los movimientos de su pelvis eran cada vez más certeros, más profundos, más invasivos. Era el puto cielo.

Pero aun así necesitaba más. Esta basura que soy deseaba al doloroso también, a aquel que me veía sin saber que hacer, como reaccionar ante estos sonidos que se escuchaban. Por eso mis dedos comenzaron a descender por sus ropas, deteniéndome en la cremallera de esos brillantes pantalones. Aun entre gemidos no pude evitar sonreír ladinamente ante la tensión de su cuerpo, ante su mirada puesta en mi persona.

A-Aun tengo...mi boca...Karamatsu- niisan... ─ Imposible no soltar una carcajada internamente. Su expresión había sido única, incluyendo por supuesto el rojo en su rostro. Si inclusive Osomatsu se había percatado del asunto, porque su risa acompaño por unos momentos a estos acuosos sonidos que inundaban el lugar.

¿Porque no te entregas Karamatsu? ─ Se escucho la voz del mayor. Su tono seguía siendo tirante,mientras su respiración era cada vez mas intensa. ─ Después de todo luego de esto, el gatito sera solo para mi.

Non, non brother ─ Respondió dolorosamente el nombrado luego de unos momentos de completo mutismo, en el cual las palabras del Inutilmatsu causaron unas extrañas emociones en mi ser, en todo mi cuerpo. ─ El little kitty sera solo mío.

¡¿Que?! ¿Que mierda estaba pasando?

Eso lo veremos, hermanito. ─ Mi reclamo por lo que hablaban había quedado atorado en mi garganta al comenzar a ser penetrado cada vez más fuerte. Se sentía como si ese Idiotamatsu estaba intentando marcarme, demostrar que él podía satisfacerme solo. Maldición. Si seguía así no podría mantenerme en esta posición por mucho tiempo. Pero cuando de mis labios volvían a salir gemidos imposibles de contener, mi boca fue invadida por un sabor salado para nada desagradable. Y lo siguiente que supe, es que Mierdamatsu había empezado a follar mi boca, tan intensamente, que creía que me ahogaría en cualquier segundo.

¡Era el paraíso! ¡Mi sueño hecho realidad!

Ahora sentía que podía morir feliz. Ya podía imaginarme muriendo mientras era embestido por ambos sin piedad. No habría manera de fallecer más hermosa. Sin dudas me iría al infierno con una sonrisa de satisfacción en los labios, y con mis ojos llenos de lágrimas.

Ya no eran solo mis gemidos los que se oían en toda la habitación, sino que también los de ambos acompañando los míos.

.

.

.

Pronto los tres estábamos en igual de condiciones. Completamente desnudos sobre la cama que estaba cubierta con una sábana de color blanco invierno. Al menos Mierdamatsu y yo nos hallábamos ahí.

Me encontraba sobre el sudoroso cuerpo del doloroso, siendo golpeado sin piedad por su pene en mi agujero mientras trataba de corresponder sus besos. No podía, no lograba hacer nada más que lamer su lengua de manera entrecortada debido a mis gemidos, a los movimientos de nuestros cuerpos. Quería más, necesitaba mucho más.

¡¿Donde estaba el idiota de Osomatsu?!

Fue en ese instante en que otro peso se sintió en esta cama, como si estuviera de pie a mi espalda. Pero lo que hizo erizar mi piel no fue eso, sino más bien cuando sentí su calor cubriéndome por unos segundos, el tono ronco de su voz al hablarme al oído.

Estoy seguro que puedes con los dos, ¿verdad Ichimatsu-kun? ─ ¿Que? ¿A que se refería? Un fuerte dolor cruzo desde la parte baja de mi ser, por la espina dorsal hasta la punta del cabello. Un fuerte quejido escapo desde lo más profundo de mi ser mientras mis orejas de gato salían por entremedio de mi pelo. ¡No podía creer que el imbécil metiera su polla junto con la de Karamatsu. Ahora si creía que no iba a poder sentarme en un buen tiempo. Me dolía como nada que hubiera vivido ya, pero eso mezclado con el placer, era algo indescriptible.

Gozo y dolor. ¿Que más podía pedir un masoquista como yo?

Una y otra vez sus penes salían de mi mientras repartían besos en cada centímetro de mi piel,más yo a este punto no lograba concentrarme en nada. Mi mente no lograba enlazar pensamiento alguno, así como mis labios no alcanzaban a articular nada más allá de incontrolables gemidos.

Dios. Tanto placer debía ser un pecado. Con gusto me iría al más allá por otra sesión como esta.

M – Mierda...si...─ Logre articular entre rápidas respiraciones. Necesidad se escuchaba en mi voz, ganas de que me destruyeran por completo. ─ ...¡S- Si maldición!...M- Más rápido...más adentro...

Ya había perdido el sentido del tiempo, cuanto llevábamos en esta posición, pero nuestros cuerpos sudaban sin control.

I- Ichimatsu...─ Al parecer el segundo estaba en mis mismas condiciones, así como el otro que seguía moviendo como si no hubiese un mañana. Estábamos en las ultimas. Lo sentía en mi interior, tal como ellos con mis paredes internas apretándoles. ─ ...N- No..no aguantare m– mucho más...

Estúpido Mierdamatsu con su tono tan sensual cuando estaba caliente. Me excitaba como no tenía idea.

Mis garras se enterraron con fuerza en el pecho de este mientras me corría sobre nuestros pechos en un suave e insostenible gemido intenso. Un gruñido escapo por sus bocas al sentir mi orgasmo, al arrastrarlos conmigo a este abismo de pecado, mientras de mis labios brotaba un segundo gemido al sentirles llenarme con su calor, de notar como Inutilmatsu caía rendido sobre mi espalda al vaciar su semilla por completo en mi interior.

Había sido mejor de lo que esperaba, tan intenso, como si estuviese en el mejor de los sueños húmedos.

Pero no. Era cierto. El calor de sus cuerpos me lo mostraba, sus cansadas respiraciones lo reflejaban. Había cumplido mi más grande fantasía.

.

.

.

Maldición. Obviamente tras este extraño suceso era obvio que el ambiente se pusiese tenso, aun cuando ya estuviésemos vestidos. ¿Que debería decirles? ¿Confesarles que todo había sido planeado seria lo mejor?

Negué intensamente ante eso ultimo. Eso era imposible. Antes muerto que decirles que me gustaban ambos, que desde hace tiempo añoraba sus pollas llenándome.

Maldición... ─ Murmure por bajo mientras metía mis manos a los bolsillos del pantalón. Iba a largarme de ahí. Ya no aguantaba la presión de sus miradas. Pero en el momento en que me disponía a dar paso alguno, un fuerte dolor en mi trasero me mando directo al suelo de rodillas. Esos idiotas se habían pasado. ─ ¡Todo es por tu culpa Calientematsu!

Jajajaja. No veía que te quejaras antes, ¿o si? ─ Avergonzado desvié la mirada. Era un desgraciado. Sabía que tenía razón el muy idiota. ─ ¿Ves? Eres todo un pervertido, y me dices a mi "Calientematsu"

Tsk. Cállate... ─ Desviando la mirada aparente molestia, pero más que me nada sentía nerviosismo, cabreado porque al parecer no iba a poder marcharme hasta que pusiese colocarme de pie nuevamente.

¿Estas bien, my little kitty? ─ Mi corazón comenzó a latir con fuerza al notar la repentina cercanía del segundo, quien me veía con esos ojos tan brillantes, tan dolorosos. No pude aguantar esta repentina ola de calor. Tuve que mandándole lejos de un golpe en el estomago, deseando enterrarme en el piso porque no podía largarme aún.

Maldición. Mil veces maldición.

Jajajaja. Te lo mereces Karamatsu ─ Osomatsu volvía romper el silencio que se había creado, aquel en el cual solo se escuchaban muy suavemente los quejidos del nombrado por el golpe recibido. Hmph. Eso le pasaba por ser tan doloroso, por dárselas de galán conmigo. Salgo de mis pensares al percibir como mi hermano mayor se acercaba al otro para hincarse a su lado, sonriendo de pronto de manera oscura. ─ Después de todo te dije que seria la primera y ultima vez que tendrías al gatito.

Eso no lo decides tú Osomatsu ─ Respondió el otro mientras se ponía de pie quedando frente a frente. Estaba estupefacto ante la rara seriedad que portaban de un segundo a otro. Tanta fue mi sorpresa, que ni cuenta me di del momento en que empezaban a decirse que sus personas podían complacerme mas que el contrario.

Ante la escena que estaba pasando a pasos de mi, no podía evitar consultarme que estaba ocurriendo, en que mundo paralelo había entrado como para que discutieran por una basura como yo. No podía creerlo aun después de que me pellizcara para ver si estaba soñando, mucho menos cuando Idiotamatsu decía que lo echaran a la suerte.

¿Y si me golpeaba en la cabeza, despertaría de esta ilusión? ¿Quería en verdad hacerlo, aún cuando provocaban estas extrañas emociones en mi? Después de todo podía sentirme completamente ruborizado, con el corazón latiendo cada vez más intensamente. Jamás había expresado algo como esto, y aunque detestaba admitirlo, me gustaba.

¡Que Ichimatsu decida con cual de los dos se queda! ─ Dijeron al mismo tiempo de pronto mientras me observaban expectantes, causando que estas sensaciones en mi interior se acrecentaran, sacándome instantáneamente de mis discusiones internas.

¿Que pasaría si les digo que me quiero quedar con los dos?. Imposible no sonreír maliciosamente tras mis pensamientos.

Supongo que tocaba averiguarlo, ya que no había duda alguna. Viviría otra tarde como esta, aun cuando tuviese que usar esos inciensos una vez más.

Era imposible decidir por alguno de esos dos idiotas, ya que cada uno complementaba una parte de mi asqueroso ser.

Con tales memorias me puse de pie para acercarme lentamente. Colocando mis manos en sus hombros les sonreí con falsa inocencia. E ignorando su anterior interrogante, hable.

¿Quien quiere disfrutar del relajante aroma de un incienso de vainilla? ─ Tras decir aquello me dispuse a salir de la habitación, no sin antes mirarles por ultima vez.

Esto estaba recién comenzando, y lo disfrutaría en extremo.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Fin:-

Notas Dark: Uf. Esto si que me ha costado. Espero haya sido de su agrado n.n

Besitos