Llego tarde con la actualización, y en un principio quería dejarlo para septiembre, pero la inspiración apareció para decirme que me pusiera con FB y lo subiera esta semana jajaja En este capítulo veremos algo que muchos estabais esperando, y que finalmente ocurrió. A partir de ahora algunos personajes tendrán bastante angst, pero no todo se centrará en eso. Siempre me encargo de equilibrar el angst para que no sea excesivo. ¡Muchas gracias a los que atendieron mi petición de los reviews, la verdad es que ayudó mucho! ¡Un beso enorme!

Shingeki no kyojin no me pertenece.

Advertencias: lemon, un poco de angst, muerte explícita de un personaje.


Las roncas y atronadoras voces de los soldados le producían náuseas. Puestos alrededor de una fogata, bebían en exceso el alcohol robado de las despensas del castillo. El reino de Maria había sido recubierto por la oscuridad de los cielos, ocultando los atroces crímenes cometidos hacía tan solo unas horas. Únicamente las llamas del fuego iluminaban los rostros de aquellos infelices que se jactaban por el número de víctimas asesinadas. Pero no por demasiado tiempo. El alcohol no era suficiente para satisfacerlos, y eso Carla lo sabía muy bien.

Una cuerda amarraba sus muñecas detrás de su espalda; de tanto frotarla contra su piel para aflojar el nudo, se había rasgado las muñecas, pero sin ningún resultado. Su pelo liso y brillante ahora estaba manchado de tierra y seguramente con restos de sangre de las veces que había tropezado. Tenía el labio partido y varias contusiones en el tobillo, el brazo, la cadera y el hombro, producidas por la fuerza en que se resistió a ser capturada.

Hicieron falta cinco soldados para retenerla y atarla. Sin embargo, su lucha aún no había terminado. Nunca estuvo en un estado peor que ese: adolorida, sedienta y agotada físicamente. Pero el golpe emocional superaba con creces el físico, pues su marido estaba muerto, su gente aniquilada por esos bárbaros, y desconociendo el paradero de su hijo.

Con el objetivo de sobrevivir, bloqueó esos pensamientos y se obligó a pensar solamente en ella misma. Rendirse no era una opción, y ser el juguete de esos soldados todavía menos. Cuando se les acabara el alcohol irían a por ella, y obviamente no iba a quedarse de brazos cruzados. No mientras tuviera la esperanza de encontrar a su hijo. Era una omega, sí, pero no era débil.

Aprovechando que todavía no habían puesto el ojo en ella, se movió muy lentamente, camuflándose en la oscuridad para que no advirtieran su figura. Debía escapar cuánto antes, y para ello necesitaba también una de las botellas vacías que habían lanzado anteriormente tras beberse su contenido. Palpando el suelo, tocó una superficie de cristal. Agarró como pudo la botella y pendiente de los soldados que seguían sin percatarse de nada, se puso en pie con cierta dificultad.

Supuestamente esos soldados hacían guardia a las puertas del reino, vigilando que ningún intruso irrumpiera de improvisto. Carla confió en que el alcohol nublara sus sentidos y ralentizara sus movimientos. Sin el menor ruido, se alejó cautelosamente, ignorando el dolor en su tobillo y el malestar que le debilitaba por momentos. Con pasos seguros, consiguió traspasar los límites del reino Maria.

Volteándose, echó a correr sin mirar atrás. Su buena suerte duró poco. Los soldados de la guardia repararon en su fuga minutos después, y tres de ellos partieron en su captura. Si bien el alcohol hizo efecto en su persecución, Carla pronto tuvo que aminorar el paso, puesto que su tobillo le dolía horrores.

Deteniéndose en un árbol, se colocó de espaldas a él y sujetando con fuerza la botella de alcohol que había tomado prestada, la impactó contra el tronco. El cristal estalló en grandes pedazos. Agachándose, recogió uno de ellos y sin importar los cortes en su mano, rasgó la cuerda con esmero. Siguió avanzado mientras cortaba la cuerda procurando no herirse demasiado las manos.

Oía las voces de los soldados aproximarse; haciendo caso omiso del dolor, volvió a apresurar el paso. Cojeando, no distinguía hacia donde se dirigía. No veía absolutamente nada. No supo cuánto se había alejado del reino ni tampoco a cuántos metros estarían los soldados, pero cuando por fin se deshizo del nudo de la cuerda, se tambaleó y extendiendo los brazos, buscó algún soporte para no caer.

Prosiguió a tientas, gimiendo de dolor y al límite de sus fuerzas. Perdiendo la noción del tiempo, caminó y caminó hasta toparse de bruces contra una pared. Su cuerpo se deslizó lentamente, agazapándose y cerrando los ojos, cayó inconsciente.

. . .

—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?

No reconocía esa voz. ¿Quién era? ¿Dónde estaba? Quería abrir los ojos, pero su cuerpo no reaccionaba... Silencio otra vez... Más silencio. Su cabeza daba vueltas. El mareo fue creciendo, luego cesaba y volvía con más fuerza...

Gritos. Una risa frenética. ¿Qué estaba ocurriendo?... La misma voz habló de nuevo. Era raposa y grave. Escuchó su propio nombre repetirse varias veces.

—Carla Jaeger... Es Carla Jaeger... Carla...

Esa voz fue interrumpida por algo que atravesó sus carnes. No lo vio, pero supo que era eso. Ese sonido ya le era muy conocido desde la masacre en Maria. Oh, Dios... ¿Qué sería de ella ahora? ¿En manos de quién estaba? Había luchado tanto por sobrevivir...

—¡Qué suerte la mía! —dijo esa voz en tono alegre—. Preciosa, tendrás que darme las gracias por esto. El tío Kenny te ha salvado la vida.

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.

Un día antes...

El túnel subterráneo que conectaba la cocina del castillo con los suburbios de Sina, resultó ser en realidad un recorrido laberíntico mucho más amplio y extenso de lo que Eren hubiera podido llegar a imaginar. Huyeron de noche, pero allí, a cientos de metros bajo tierra, era imposible saber qué momento del día era.

Anduvieron sin detenerse, Levi en cabeza guiando a los dos omegas que ya no sabían si iban recto o en distinta dirección. A penas hablaban. Cada uno de ellos inmerso en sus propios temores e inquietudes. Petra preguntándose continuamente qué estaría ocurriendo en el castillo, quién habría muerto y quién habría logrado escapar. Por una parte, se sentía aliviada de seguir con vida, pero por otra, angustiada por la guerra que tenía lugar a sus espaldas.

Levi, quien conocía ese laberinto de principio a fin, solo pensaba en una cosa. Poner a salvo a Eren.

El omega, escoltado por su alfa, temía que el celo reapareciera de golpe. Era una sensación extraña. Sus instintos seguían ahí, pero aplacados por la medicina que horas antes había tomado. A pesar de la humedad y el frío en aquel espacio tan reducido, Eren tenía calor. No el calor sofocante y ardiente del celo que te despojaba de todos tus sentidos, simplemente el calor que uno sentiría si el sol le diera de lleno en la piel. Gracias a ello, podía tenerse en pie y caminar.

Su ano ya no lubricaba en abundancia, pero aun así su trasero estaba húmedo. La necesidad de ser marcado no desapareció, pero como mínimo conservaba la capacidad para pensar coherentemente. Pensándolo en retrospectiva, encontró irónico que su plan trazado previamente para escaparse con Levi y ser marcado, ya no fuera pura fantasía.

Jamás pudo imaginar que Levi renunciara a todo por él. Él, el soldado de élite más fuerte del reino, traicionando su voto, huyendo con su omega a un lugar seguro. Era inconcebible, y asombrosamente, estaba sucediendo. No era correcto sentirse feliz cuando una guerra acechaba los reinos, pero llegados a esas alturas, su matrimonio ya no era un impedimento para ser marcado. Quizás no fuera en las mejores circunstancias, pero la espera había tocado su fin. Ya no sería más una esposa florero, ni tendría que cargar con la culpa de amar a otro hombre. Ni sufriría otro intento de violación por parte de Jean. Con todo, no podía evitar sentirse feliz por haberse quitado ese lastre de encima.

Ahora era libre.

La huida culminó horas después. Cuando la sensación de claustrofobia era ya inaguantable.

Salieron al exterior por otra trampilla; Levi fue el primero, ayudó a Eren tomándole de la mano y tirando de él. El omega se puso en pie y miró a su alrededor. No había mucha luz, pero dedujo que se encontraban en el interior de una casa; deshabitada cabe aclarar. Desprendía ese olor peculiar, de haber estado cerrada durante años.

Petra cerró la trampilla y al igual que Eren, observó la casa con atención.

—¿Dónde estamos? —Fue lo primero que preguntó. Levi no les había informado de cuál iba a ser su destino.

—En Ragako —respondió, frunciendo la nariz—. Un pequeño pueblo situado al sur de Sina.

Eren ya había oído ese nombre antes. Creía recordar cómo Connie le explicaba que Ragako era su pueblo natal antes de venirse al castillo y servir como cocinero.

—¿Aquí estaremos a salvo? —cuestionó Petra, dubitativa.

—Temporalmente. Exploraré más territorios de ahora en adelante, pero de momento este será nuestro refugio.

—¿Y esta casa? —interrogó Petra.

—La compré hace poco —explicó, pasando un dedo por una de las paredes—. Los túneles subterráneos fueron construidos antaño, no mucho después de la creación de los tres reinos. Descubrí de su existencia cuando era niño, y durante años tracé mapas para conocer su total dimensión. —Se limpió el polvo acumulado en su dedo con un pañuelo—. Estad tranquilos. Casi nadie sabe que existen, y si por pura casualidad los encontraran, hay cientos de entradas y probablemente se perderían, viéndose desesperados por hallar una salida.

Eren no lo dudó. Petra no dijo nada, pero su inquietud no la dejó en paz.

Descansando de ese largo recorrido, Eren se masajeó los pies. Por lo general, se trataba de una casa modesta, de una sola planta y edificada enteramente de piedra. Tenía lo imprescindible, sin lujos ni ostentación. En un rincón había una mesa de madera con una banca también de madera, una chimenea y al otro extremo un estante con varios utensilios de cocina, cazos, jarras, cucharones... Una escalera conectaba con lo que parecía ser la buhardilla, sostenida por dos grandes pilares. Intuyó que ahí se encontraba el lecho.

Petra salió afuera, quedando solos el omega y el alfa.

—Hay demasiada suciedad —se quejó Levi con una mueca—. Lo limpiaremos para convertirlo en un sitio habitable. No es mucho, pero por ahora no puedo darte nada mejor.

—Es perfecto —dijo Eren, encandilado.

Sin mucho tiempo de margen, Levi se puso manos a la obra, y con una escoba empezó a barrer el suelo. El omega lo contempló entre divertido y escéptico. Un alfa limpiando no era algo que se viera muy a menudo. Quiso ayudarle, y este le encargó la tarea de limpiar los utensilios con un paño. Petra regresó minutos después, y también se les unió: limpiando los escasos muebles de madera. Dedicados a sus tareas, no intercambiaron palabras, pero se respiraba un aire mejor que en los túneles.

. . .

Los víveres que portó Petra durante la huida sirvieron de cena esa noche. Sentados alrededor de la mesa, el alfa aseguró que pronto habría que salir a cazar animales para poder subsistir. Eren reprimió un escalofrío. La caza nunca le gustó, pero entendía que era para su supervivencia. Petra se ofreció a acompañarle, queriendo demostrar sus habilidades con la espada, pero Levi se negó rotundamente.

—Te quedarás aquí, vigilando.

La omega protestó, alzando su voz y afirmando que era perfectamente capaz de abatir un animal con su espada.

—No se trata de fuerza, sino de ser precavidos.

—¿No decías que este lugar era seguro?

—Lo es, pero sin mí estáis más expuestos al peligro. Debéis permanecer juntos mientras yo no esté.

Petra se irguió, indignada por la poca falta de confianza que mostraba Levi.

Eren sabía de sobra que el alfa no se preocupaba por la seguridad de ambos, solo la suya propia. No quería que su omega se quedara solo en casa; desprotegido e indefenso. Sin embargo, no abrió la boca ni se opuso a su decisión por una sencilla razón: le gustaba sentirse protegido por su alfa.

Por primera vez en mucho tiempo, alguien velaba por él. Quizás era egoísta, pero estaba harto de ser el omega que pasaba desapercibido u objeto de lástima y burlas. Había vivido por años siendo un don nadie, desprestigiado y visto como un trofeo, buscando consuelo en omegas y betas que se compadecían de su situación. No más pactos ni matrimonios concertados. Nada de esconder la cabeza y vivir bajo las órdenes de otros.

Todo el resentimiento y odio acumulados por años, lo llevó incluso a pensar que se lo tenían merecido. ¿Y a él qué le importaba que Rose invadiera Sina? Ese no era su hogar. Los Reiss nunca fueron sus monarcas, él no pertenecía a ese lugar.

Poco después se arrepintió de haber pensado eso.

Sin darse cuenta, la noche había caído sobre ellos. Todavía le costaba concebir la idea de que había escapado junto a su alfa, no obstante, le estaría eternamente agradecido. No cesaba de repetirse que, gracias a una guerra, él había conseguido su libertad. Algo extraño y confuso.

Tan absorto en sus pensamientos que no escuchó a Petra ausentarse de la casa. Había subido a la buhardilla, nervioso e inquieto por el prolongado efecto que estaba teniendo la medicina en él. Observó las telas forradas con pieles que recubrían las paredes de la buhardilla, seguramente para combatir el frío nocturno. No había ventanas, solo dos en el piso inferior y muy pequeñas.

La cama no tenía cabecera, de hecho, solo era un colchón puesto sobre una base de madera que rechinaba constantemente. Acostumbrado a dormir en camas de dosel con cortinas, lo vio como algo curioso; solo le separaban diez centímetros del suelo. La funda del colchón olía bien, y el relleno de lana era bastante cómodo. Cubriendo su cuerpo se hallaban las sábanas de lino junto con cobertores de piel. La almohada la habían rellenado de plumas.

Era un buen lecho. Levi se había encargado de que así lo fuera.

El alfa subió por la escalera al poco rato. Se había desprendido de su armadura y ahora solo llevaba puesta una camisa y sus pantalones. Sin embargo, cargaba con una espada corta en su mano derecha: la depositó al lado de la almohada. Eren se hizo a un lado para dejarle espacio en la cama. Iba a ser la segunda vez que dormirían juntos, pero en esta ocasión, no se trataba de ningún encuentro fortuito. A partir de ese día, convivirían como un verdadero matrimonio.

—¿Cuándo la compraste? —preguntó Eren.

—Hará un par de semanas —dijo, metiéndose en la cama con él.

—¿La compraste para nosotros?

—Sí, aunque no esperaba acudir tan pronto —añadió quitándose la camisa—. La guerra aceleró el proceso.

—¿Qué proceso? —Sus ojos se desviaron hacia ese fornido pectoral.

—El de nuestra huida —respondió como si fuera obvio. Su omega le miraba desconcertado—. Eren, llevaba tiempo planeando nuestra huida. La guerra ha sido la excusa perfecta para irnos.

—¡¿Querías huir conmigo?! —le gritó Eren emocionado.

—Claro —repuso, frunciendo el ceño—. Desde la agresión de Kirschtein lo tuve muy claro. No me importaba si tenía que secuestrarte o matar a quienes se interpusieran en mi camino.

—¿Secuestrarme? —repitió conteniendo la risa—. No hubiera sido necesario. Habría accedido encantado.

Y besó la comisura de sus labios.

—No bromeo —aseguró el alfa, seriamente—. Habría hecho cualquier cosa por sacarte de ahí. No soportaba verte unido a otra persona que no fuera yo, odiaba verte infeliz, me asqueaba que durmieras en la misma cama que el imbécil de Kirschtein… Lo habría matado de no ser por ti. —Eren lo sabía perfectamente. Se había enfrentado al alfa y era consciente cuan peligroso podía llegar a ser—. Maté a quienes osaron tocarte en los suburbios aquel día, y volvería a hacerlo.

Lo tomó del rostro, uniendo sus miradas. Eren contuvo la respiración; más allá de sus grises y afilados ojos, distinguió la verdadera naturaleza de un alfa. Un alfa capaz de mancharse las manos de sangre por su omega.

—Pensar que alguien pudiera marcarte —prosiguió Levi con ira contenida—. Aún siento mi sangre hervir de solo pensarlo…

—Solo tú tienes ese derecho.

—Lo sé. Recuerdo lo vulnerable que te veías en aquel banquete —rememoró mientras trazaba un camino con las yemas de sus dedos por el rostro del omega—. Me observabas, me analizabas todos los movimientos… Fue divertido. Yo fingí no darme cuenta. Los omegas nunca fueron de mi interés, solo me movía la guerra, pero entonces… como si la vida quisiera probar lo contrario, empezaste a soltar feromonas.

Eren lo recordaba como si hubiera sido ayer. El celo despertó por primera vez ante la presencia de Levi.

—El aroma de tus feromonas era exquisito. Perdí el norte por un segundo, pero inmediatamente ese estúpido alfa te sacó de la sala. Lo supe en ese instante; tenías que ser mío. Nunca comprendí el lazo que unía a los omegas y alfas por la eternidad, sin embargo, esa noche lo entendí. Un vínculo tan fuerte que sacaba a relucir mis instintos más primarios.

Los dedos de Levi rozaban los labios del omega, describiendo círculos hasta que este apresó uno de sus dedos con los dientes.

—No puedes llegar a imaginar cuánto tuve que contenerme. Todo este tiempo he luchado contra mí mismo, negándome a ti. Esperando… Esperando una oportunidad para hacerte mío. —La lengua de su omega lamía su dedo, empapándolo lascivamente—. Cuántas veces no he soñado con marcarte… A veces creía que iba a volverme loco esperando…

—Hazlo —susurró, entregándose sin reservas—. Márcame y hazme tuyo.

—Al fin serás enteramente mío.

—Siempre lo fui.

Levi se bajó los pantalones. Eren se apresuró también a desprenderse de su ropa. Quería sentir cuánto antes el tacto de sus pieles fundirse y el calor envolverlo como una llamarada de fuego. Su alfa lo apresó entre sus musculosos brazos, marcándose las venas de los bíceps. No obstante, Eren vaciló unos segundos.

—¿Y Petra? —Intentó levantar la cabeza, pero el torso desnudo de Levi le tapaba la vista.

—Cuando te oiga gritar dudo que quiera acercarse.

Eren se mordió el labio. Levi cerró los ojos y rozó su nariz contra el cuello del omega; olía delicioso, pero no con la misma intensidad de un celo. Eren pareció darse cuenta.

—La medicina aún sigue haciendo efecto.

—No por mucho tiempo. —Ya no era Levi quien hablaba, sino el alfa.

Tomando sus muñecas, las alzó por encima de su cabeza; Eren se dejó hacer. Su parte omega también estaba tomando el control y deseaba que Levi le sometiera. Sus labios chocaron con violencia; un beso hambriento donde sus lenguas se enroscaron desesperadas anhelando sentir el sabor de sus labios.

Levi lamió, chupó y mordió; marcando esa boca como suya. Fue el primer en besarle, en poseerle, y ahora en marcarlo y anudar en su interior. Eren le pertenecía.

Su pene ya erecto, palpitaba ansioso por enterrarse dentro de él. Pero todavía no, primero debía marcar su cuerpo, impregnarlo con su olor. Hundió sus dientes en el cuello del omega, quien gritó de dolor pero extasiado a la vez. Levi no pudo sino deleitarse con los gemidos que profería Eren. Se regodeaba por su total entrega, aceptándolo como su alfa.

Un hilo de sangre resbaló producto de la mordida; Levi sacó la lengua y lamió la trayectoria de la sangre. Contempló unos segundos la marca, y satisfecho, descendió hasta el hombro para hacerle otra. No tan violenta como la primera, pero procurando que fuera visible a ojos de los demás. Bajo su cuerpo, Eren se retorcía de dolor y placer, aún apresado con las manos alzadas.

Después de trazar otra marca con sus afilados dientes en el hombro, le siguió otra en el pezón, tirando y succionándolo como si bebiera de el. Le secundó el otro pezón, mientras que con sus dedos retorcía el pezón derecho que acababa de marcar. Luego su boca fue dibujando un recorrido de mordiscos por el estómago, desplegando sus feromonas de dominación; el placer era aun mayor al no contenerse lo más mínimo. La respuesta por parte del omega fue casi inmediata. Su cuerpo reaccionó con brusquedad, expulsando feromonas por doquier, permitiendo que el celo reapareciera de nuevo. Su primera vez fue una experiencia horrible, encerrado y alejado de su alfa, frotándose con las sábanas de Jean y esa necesidad de ser penetrado martirizándole a cada segundo. Pero ya nunca más.

Abrió sus piernas, mostrando su pequeño agujero que ya empezaba a lubricarse y autodilatarse. Levi le sujetó las piernas por detrás de las rodillas, exponiendo su trasero por completo. Para facilitar la dilatación, introdujo un dedo, sintiendo como esas paredes estrechaban el orificio. Pudo ser delicado, pero no contempló esa opción tras esperar por tantas semanas. Retiró el dedo y lo metió repetidas veces, estimulando su omega cuyos gemidos eran más sonoros a medida que aceleraba el movimiento de su dedo. Cuando lo extrajo, una capa de lubricante cubría su piel. El olor de las feromonas de ambos se había extendido por toda la buhardilla, aislándolos del mundo exterior, siendo ellos únicamente los que existían en ese preciso instante.

Eren suplicó. Rogó a su alfa sin pudor, al borde del llanto. A Levi le gustó eso.

—Más... Suplicame más...

—Por favor... Fóllame. Quiero sentirte... Quiero sentir como mi alfa toma mi cuerpo... Necesito sentirme lleno.

Levi juró que no había nada tan hermoso como su omega pidiendo desesperado por ser penetrado. Y como su alfa, le complacería encantado. Agarrando su miembro hinchado, lo guió hasta el ano del omega y cerrando los ojos, se hundió de una sola embestida. Eren lanzó un grito sosteniéndose de la almohada bajo su cabeza. Sin darle tiempo a recuperar el aliento, Levi embistió de nuevo, cegado por el enorme placer que recibía su cuerpo.

Eren no había experimentado nada como aquello. Parecía increíble que fuera el mismo hombre que en su primera noche como amantes le había tratado de forma tan suave y delicada; ahora mismo era casi como una fiera, arremetiendo contra él sin compasión, arrancándole más y más gritos. Era tal la fuerza del alfa que rompió uno de los soportes de madera que sostenía el colchón, pero eso no lo detuvo. Siguió penetrándolo, provocando sonidos de los más obscenos al chocar sus pieles y metiendo su lengua en la boca del omega, quien se encontraba en un profundo éxtasis. De su espalda empezaron a formarse pequeñas gotas de sudor, las cuales resbalaban lentamente hasta sus caderas. Estas se movían frenéticamente, entrando y saliendo mientras que con sus manos sujetaba a Eren de la cintura para poder enterrarse hasta el fondo. Esa noche quería ser él quien tuviera el control.

Manteniendo ese ritmo, no resistió mucho. Levi exhaló un gemido cuando se corrió dentro de su omega. Su semilla se esparció al tiempo que su miembro se agrandaba en su interior. Eren compuso una mueca de dolor, se agarró a los brazos de Levi, conteniendo las ganas de chillar. Si la primera embestida había sido doloroso, aquello era mil veces peor. No obstante, aguantó sin quejarse, pero deseando que el pene de Levi saliera lo más rápido posible.

Una vez hubo recuperado la forma normal, trató de levantarse, mas su alfa lo empujó contra el colchón.

—Esto no ha hecho más que empezar. Dormirás cuando haya amanecido.

Eren estaba agotado, pero sabía que Levi no se conformaría con eso, y desgraciadamente también conocía la resistencia de los alfas.

—Soy todo tuyo.

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A 150 kilómetros de Ragako…

Historia Reiss no había interactuado con nadie desde su llegada al castillo de Utgard. Muda e inmóvil como una estatua, la heredera de Sina oía en su cabeza esas voces consumiéndola sin piedad… Su propia voz retumbaba sin pausa, reviviendo así la atrocidad presenciada horas antes. Se escuchaba a sí misma suplicar, llorar desconsolada por la vida de Frieda, su hermana.

¡Usted es el comandante! ¡Por favor! ¡Salve... ¡POR FAVOR, SALVE A MI HERMANA!

Tan clara y ensordecedora como si lo gritara en voz alta ahí mismo.

Le juré a su Majestad proteger su vida por encima de cualquier cosa.

Eso había dicho.

¡De media vuelta! ¡ES UNA ORDEN!

No.

El comandante cargó con ella entre la muchedumbre. Creía estar salvándole la vida, pero en verdad, gran parte de ella murió en aquel lugar. El lugar de su nacimiento y del que había sido su hogar por quince años.

Sus ojos teñidos por el horror, vislumbraban nítidamente a los soldados de Rose propinándole patadas, maltratando el cuerpo de su hermana que yacía encogido en un desesperado intento por protegerse de las golpizas que recibía por todas partes.

Uno de ellos con una soga. Las imágenes no desaparecían: se proyectaban constantemente. Ataron un extremo de la soga en el lateral de la catapulta mientras que con el otro improvisaron un nudo. Agarrándola por el pelo, le rodearon el cuello con la soga. Los soldados restantes bramaban fuera de sí, clamando por su muerte.

¡ ¡ ¡FRIEDAAAA! ! !

Entre todos lanzaron su cuerpo cuesta abajo. Frieda Reiss cayó precipitadamente desde lo más alto de la muralla hasta quedar colgada unos metros por encima del suelo.

Erwin fue el único que escuchó el desgarrador lamento de Historia; el enemigo celebró con vítores estruendosos la muerta de la reina.

Golpeó al comandante. Le insultó y descargó todo su dolor e ira contra él. Este no hizo nada para impedírselo. Soportó los golpes sin rechistar, sereno y sin expresión alguna en su rostro.

Cuando hubo terminado, Erwin la hizo sentarse en una esquina y la arropó con su capa. A su lado, otro omega había sido arropado tras ser encontrado entre los supervivientes de Maria.

Erwin lo reconoció.

El omega con quien jugó la partida de ajedrez. Había sido brutalmente violado por dos alfas. Nadie de los refugiados en Utgard le había escuchado hablar. Sus ojos, al igual que los de Historia, reflejaban el horror de ese día.

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Respuesta a los reviews:

Narzisseblume: aproveché que Isayama reveló los nuevos personajes para introducirlos en la trama. Me vino de perlas porque necesitaba rodear a Zeke de un séquito de personales leales. Como bien dices, Pieck es ideal para él. Una mujer callada, sosegada y leal, y ya se vio en el canon que era muy inteligente. Nuestro querido Eren ya fue marcado y respecto a Armin... bueno, le va a costar levantar cabeza. Fue un golpe muy duro para él, pero Erwin no le quitará el ojo de encima. ¡Besos a ti, preciosa!

Lia Primrose: Canonicamente Annie debería estar con Reiner y compañía, pero decidí apartarla de esas malas influencias y encontrarle una omega jejeje Petra sentirá que su sitio no es con Levi y Eren, y pronto tomará una decisión. Ella trata de ser valiente y no caer en el estereotipo de mujer florero, tampoco quería tener hijos porque ese era su deber como omega, de ahí las medicinas que tomaba. Jean es buena persona, pero durante estos capítulos ha vivido bajo presión, y a veces perdía el control de la situación. No hay que ser duros con él, es otra víctima. Levi ni en su sano juicio dejaría a Eren marcharse sin más. Los omegas son objetivos potenciales en una guerra, y Levi debía protegerlo a toda costa, aunque eso conllevara traicionar miles de vidas. Es egoísta y a Erwin no le hará ninguna gracia su desaparición. Ya veremos qué ocurrirá en un futuro... Carla como ya sabes, estará bien protegida, no hay que preocuparse por ella. Y en cuanto a Armin, hará algo muy peligroso en el siguiente cap, pero demos gracias que Erwin estará allí para protegerlo. Levi y Eren también sufrirán pese a estar alejados de todo. ¡Mil gracias por tus hermosos reviews, los amo con todo mi corazón! Espero que hayas disfrutado con este cap! ¡Besos, princesa!

dark luna 28: sé que ha sido doloroso, pero en las guerras los más débiles son los que se llevan la peor parte. Prometo que más adelante se recuperará, pero de momento pasará por una etapa oscura.

Scc Ccu: Annie y Petra se reencontrarán más adelante. Y sí, tienes razón en que hay algo entre ellas ^^ Levi ya se cansó de mantener el control jajaja Mencionaste que si no actuaba rápido Armin saldría preñado, bien, no estás equivocado. La cuestión es qué hará al respecto... tachán, tachán! Gracias por comentar!

BelenCatLover: ¡Gracias por tus lindas palabras!

van: escaparon, y de momento vivirán al margen de la guerra. Siento mucho lo de Armin, pero lo peor para él ya pasó.

SttaRJaCk: como ya dije en mis primeras notas, el fic fue inspirado en una clase de historia moderna, donde se hablaba de una princesa de Inglaterra vendida a Escocia, o algo así (?) No recuerdo bien jajaja Yo cambié la princesa por nuestro princeso Eren y ya mi mente planeó las bases del fic. Yo también adoro el Winmin, tenía que meter esta ship en el fic, y como viste, nadie llegó a salvar a Armin. Pero Erwin ya está con él y algo surgirá entre ellos ^^ Gracias por seguir este fic y muchos otros míos! Es un placer leerte en cada review! *inserte corazón*

YupinaBL: estuve avisando del angst desde hacía tiempo, pero nadie estaba preparado para lo de Armin, no quiero romper corazones pero ya vi que a la mayoría os dolió. Levi puede ser muy egoísta, y en su mente solo está Eren. En el diálogo pudimos ver esa faceta de alfa que no se detendrá ante nada para proteger a su omega. Respecto a Armin, sobrellevar una violación no es fácil, y hará una locura dentro de poco, pero Erwin estará ahí para apoyarle como buen alfa. ¡Gracias por tu review!

fuckthesummer: Gracias :D Intento actualizar con un mes de margen, pero con todos los fics que tengo pendientes a veces me paso de fecha. Espero que te haya gustado el cap!

copaaldana-30: El título ya de por sí advierte que se trata de una historia de amantes prohibidos. Mi intención al escribirlo, fue que factores externos a la relación dificultaran el romance. El matrimonio concertado, la iglesia, la época en que viven, la guerra, la violación de Armin... No separaré a Eren y Levi porque precisamente lo que quiero hacer es que luchen juntos contra esas adversidades. Nadie podía amar libremente, pero ahora todo cambió. De Jean y Marco se sabrá en el siguiente capítulo, y desde luegoque Arin y Erwin no lo tendrán fácil, pero como dices, puede ser muy bonita a pesar de todo. Siempre supe que Levi abandonaría todo por Eren, y pues ya se vio en este cap que llevaba tiempo planificándolo. Mikasa aparecerá en el siguiente capítulo, y digamos que tomará protagonismo. ¡Gracias por tu hermoso review!