Hola, hola, Luna de Acero reportándose... ya lo sé, ya lo sé, pero entre hoy y mañana me pongo al día con todo, promesa de honor. Ahora relájense y rían. Espero sus comentario, el humor no siempre me sale bien... será que esta vez si?

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ni el contexto de la historia, es todo de Isayama Hajime (cofcofputocofcof)

Advertencia: Locura total y extrema, Luna se fumó una bien grande esta vez. Listo, ya están advertidos.

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Juegos de Reclutas

Todos sabemos que el ocio es la madre de los vicios. Y había bastado solo medio día, en que el comandante y el capitán estuvieron afuera, haciendo una ronda de reconocimiento para la próxima expedición, para que los reclutas, los varones, se juntaran en uno de los recintos del castillo que los cobijaba para despuntar su vicio hablando, burlándose y haciendo catarsis de sus duras vidas. Bueno, jóvenes hormonales encerrados en un espacio reducido, era obvio que eso no iba a terminar con buenos resultados.

Marco, Jean, Armin, Connie, Berthold, Reinner y Eren daban rienda suelta a "la sin hueso", músculo que habita en la bóveda bucal y que si no se controla trae problemas en exceso.

-: A mí me dijeron que la líder de escuadrón Hanji – dijo Connie mirando con picardía a los demás – Tiene un compartimento secreto en el laboratorio donde guarda sabrosos licores.

-: ¿Dices que tiene el mismo vicio que Pixis? – preguntó Marco con interés.

-: Eso dicen, que el pobre Moblit más de una vez la tuvo que llevar en andas a su habitación.

-: Yo sé otro chisme – se sumó Berthold – Dicen que el capitán Levi – inconscientemente todo miraron disimuladamente a Eren – se ha besado con del comandante Erwin… en la boca…

-: ¡Wooooowwwww! – dijeron Armin, Reinner y Jean al mismo tiempo.

-: ¡Esa es una vil patraña! – se quejó Eren molesto.

-: Chicos, chicos, vamos – dijo Jean con una sádica sonrisa – No pongan celoso al bastardo suicida.

-: ¿Qué mierda mascullas, cara de culo de caballo? – dijo Eren mirándolo con odio.

-: Vamos, Jaeger, que todos sabemos que se te mojan las bragas por el enano gruñón – continuó su ataque su compañero. Reinner tuvo que agarrar al ojiverde para que no le cayera a putazos sobre el rubio oxigenado que se reía a más no poder.

-: ¡No vuelvas a decir una cosa así! – se seguía quejando Eren – Es imposible que un tipo cómo ese me guste, para nada, además somos hombres, como si a mí me gustara que me rompieran los dientes a cada rato.

-: Eren, no te gires aún – dijo Armin mirando por detrás de Eren y cara de asustado – pero el capitán Levi está detrás de ti.

Eren primero se puso pálido y todos contuvieron la respiración, entonces con la barbilla temblando se giró lentamente para darse cuenta que no había nadie detrás suyo.

-: ¡JA, JA, JA, JA! ¡Pero qué idiota! – comenzó Jean y luego todos estaban a las risotadas.

-: Armin – le dijo Eren mirándolo con profundo rencor – La traición de los amigos es la más dolorosa.

-: Ya, Eren no te lo tomes tan a pecho, ja, ja – dijo el rubio contagiado por el humor de los demás.

-: Bueno, ya me estoy aburriendo – dijo Reinner bostezando – ¡Ya lo sé! ¿Tengo una idea, alguna vez han jugado a "verdad o consecuencia"?

El resto se miró entre sí.

-: Es un juego muy popular – continuó el grandote – Básicamente hacemos una ronda, y se comienza haciendo una pregunta a uno, sí o sí la debe responder, por muy difícil que sea, si la persona se niega a responder, deberá pagar con "una consecuencia", una especie de castigo que deberán elegir los otros. ¿Les parece si jugamos un poco?

Eren debería haber dicho, no, gracias, haber levantado su trasero y haberse ido de una vez, pero no, tenía que mantener su orgullo viril, quedarse y decir "no hay nada que no pueda responder". Si no hubiera sido taaan orgulloso, con seguridad se hubiera ahorrado muchos problemas.

-: Yo propongo que Armin haga las preguntas – dijo Marco.

-: ¿Y por qué Armin? – consultó Jean.

-: Bueno, porque es el más inteligente del grupo y estoy seguro que no hará preguntas demasiado incómodas – todo lo aprobaron y Armin pensó que su cara de ángel ascendido a los cielos, que le hacía una fama que no siempre era cierta.

Se sentaron en ronda y decidieron que empezarían por Connie.

-: Bien, Connie – habló Armin juntando las puntas de sus dedos como si fuera un científico a punto de decir una verdad irrefutable – Dinos, ¿es verdad que has besado a Sasha?

Los doce ojos se posaron en la figura del pelicorto que balbuceó un poco, mirando nervioso a todas partes.

-: No, no, claro que no.

-: ¿No, no la besaste o no, no vas a responder a eso? – presionó Reinner.

-: ¡Que no la besé! ¿Por qué lo haría?

-: Siempre andan juntos como culo y calzón – opinó Berthold – Todos creíamos que ustedes ya…

-: ¡No inventen! – Dijo Connie exaltado – ¡Nunca nos hemos besado! Ella dijo que no era momen… - luego se quedó de piedra mientras más de uno abría la boca – El que sigue, yo ya respondí.

-: Veamos, Jean… ¿es verdad que espiaste a Mikasa mientras se bañaba la semana pasada?

El joven se puso color bordó y Eren lo miró como si pudiera lanzarle cuchillos con la mirada.

-: Yo elijo consecuencia – dijo rápidamente y otra vez Reinner tuvo que sentar a Eren.

-: Bien, tu consecuencia será – dijo Armin afilando los ojos – Que traigas la bufanda de Mikasa.

Todos miraron a Armin estupefactos.

-: ¿Pero acaso tú me quieres ver morir? – Dijo el joven muy asustado – Eren es el bastardo suicida, no yo. Mikasa me hará puré si llegara a tocar esa prenda.

-: Las reglas son las reglas – presionó Reinner - ¿Acaso eres un cobarde?

-: Bien, lo haré – dijo poniéndose de pie, caminó hasta la puerta y se giró, completamente cabreado - ¡Más les vale que cuando vuelva todos cumplan con sus castigos! – y se fue.

Entonces se quedaron charlando sobre el manejo del equipo 3D, y lo aterradores que eran los titanes anormales. Comenzaron a contar historias escabrosas de reclutas muriendo a manos de esos gigantes, no se dieron cuenta cuando ya habían pasado como dos horas.

-: Oigan, ¿y si algo le pasó a Jean? – dijo preocupado Marco mirando a la puerta.

-: Bueno, creo que ha pasado mucho tiempo, ¿deberíamos ir a chequear? – agregó Connie.

-: Será mejor hacer los arreglos florales para su tumba – dijo Eren sonriendo.

Justo abrieron la puerta de sopetón y todos pegaron un brinco por la sorpresa, Jean cayó en el piso, tenía la nariz sangrando y un cardenal importante en el ojo derecho, pero traía la dichosa bufanda en una mano. Se escuchó una especie de rugido por el pasillo, al mejor estilo del león de la Metro Golden Mayer, y apareció una furiosa Mikasa, con un aura asesina tan grande que parecía neblina negra a su alrededor. Pateó a Jean en un costado arrojándolo varios metros y le quitó la bufanda.

-: ¿Mi-mikasa? – preguntó Armin temblando.

-: ¡Groaaaarrrrr! – otro rugido hizo que los seis muchachos quedaran apiñados uno encima de otros contra la pared, luego la mujer se giró y desapareció. Les tomó unos diez minutos regular sus corazones y las respiraciones, hasta que Eren se acercó a Jean y comenzó a picarlo con un palito de madera.

-: ¿Está vivo? – preguntó Berthold mirándolo con curiosidad.

-: Parece que está respirando – dijo Armin susurrando.

Jean lanzó un gruñido profundo, y todos abrieron sus ojos.

-: ¿No se va a morir, verdad? – dijo un muy preocupado Marco a punto de llorar.

Pero entonces todo escucharon un sonoro "¡Ppprrrrrrr!", que salió directamente de la retaguardia del cara de equino, y luego un persistente olor fétido invadió el lugar. Reinner hizo un amague como de querer vomitar, Eren y Armin se taparon la nariz y corrieron a abrir la ventana, Berthold fue a abrir la puerta y Marco lloró de felicidad de que estuviera vivo.

-: Por cómo huele debe haber muerto hace semanas – dijo Eren algo descompuesto.

Luego de atender al "herido", apodarlo "el señor apestoso", y sentarse, volvieron al juego.

-: Bueno, es mi turno – dijo Berthold – Adelante, pregunten con confianza – El joven se notaba muy pagado de sí mismo.

-: Berthold – dijo retomando el liderazgo Armin - ¿es verdad que le tocaste el trasero a Annie en el entrenamiento de ayer y por eso ahora no quieres que te encuentre a solas para vengarse?

-: Pero no fue a propósito – dijo el pelinegro escandalizado.

-: ¿Se lo tocaste? – replicó Reinner molesto y con los ojos que se salían de sus cuencas.

-: ¡Que no fue a propósito, bebé, lo juro!

Hubo un silencio incómodo, mientras los diez ojos se posaban en los dos muchachos. Incluso Jean que estaba inconsciente (supuestamente), los estaba mirando asombrado.

-: ¿Dijo bebé? – murmuró por lo bajo Eren a Armin que con los ojos como huevo hervido, asintió.

-: Bueno, bueno, ya, sigamos – espetó Reinner intentando no ponerse colorado como bola rascada.

-: Sigues tú, Eren – el ojiverde sintió escalofríos y miró suplicante a su amigo – Bueno, dinos la verdad de lo que sientes por el capitán Levi, sácanos de la duda de una buena vez.

Ahora tenía la atención de todo el grupo.

-: ¿Eh, qué clase de verdad es esa? – Dijo mientras se le perlaba la frente de sudor – Lo admiro y lo respeto como el gran soldado que es, como, como el estratega máximo, como el humano más fuerte, eso.

-: Bastardo – dijo Jean en un hilo de voz – No se vale ocultar las cosas, debes decir la verdad.

-: ¡Pero si estoy diciendo la verdad!

El resto meneó la cabeza en desaprobación, y Eren no podía creer la tozudez de esos muchachos.

-: ¿Pero qué coños quieren que diga? – dijo casi a los gritos y exasperado, todos al unísono respondieron:

-: ¡LA VERDAD!

-: ¡Váyanse todos a la mierda! – Eren se cruzó de brazos y les dio la espalda, les estaba diciendo la verdad, ¿qué se suponía que querían escuchar?

-: Bueno, a ver, si el bastardo éste no dice la verdad tiene que tener su castigo – inquirió Jean.

Todos estuvieron de acuerdo, y por más que el ojiverde protestó, no pudo convencerlos, incluso Armin, ¡su buen amigo Armin! El peor traidor de la historia.

-: Bien, perdonaremos tu falta de honestidad si cumples con el castigo – le dijo Reinner.

-: ¿Qué castigo? – Eren estaba embroncado, no podía creer que tuviera que llegar a ese punto.

-: ¡Ya sé! – Dijo Jean con los ojos brillando de malicia - ¡Consigue un calzón del capitán!

Connie hizo una mueca de asco y el resto lo miró como si estuviera desquiciado.

-: No, esperen, déjenme pensar, oh, cierto – habló Berthold con tranquilidad – Así como hizo Jean, debes traer esa cosa valiosa del capitán. Ya sabes, la que guarda celosamente en la caja fuerte de su habitación.

Eren los miró espantado.

-: ¿Están dementes? ¿Ustedes quieren que ese hombre me desmiembre entero? ¡Hell, NO!

-: Si no lo haces te pondremos la corona de la cobardía – lo amonestó Connie.

-: Chicos, eso no es algo, ¿un poco extremo? – trató de apaciguar las aguas Marco.

-: Yo fui y me aguanté los golpes de Mikasa, ahora tú debes cumplir bastardo. Además, ¿cuál es el problema?, si de todas maneras te regeneras como la cola de las iguanas.

-: ¡No lo haré! Ese hombre me arrancará los dientes uno por uno, a-además, es una falta de respeto, es, ¡es robar!

-: Ya, Eren, no seas llorón – le dijo Reinner – Vas la traes y la vuelves a dejar en su lugar, ¿qué tan difícil puede ser? ¿O eres una gallina? Poooo-po-po-po-poooo – Hizo las mímicas y las onomatopeyas del animal y algunos batieron los brazos como alas, mientras otros reían.

Eren miró por la ventana, el sol estaba descendiendo, era arriesgado, pero si corría… total era traerla unos minutos y ya. Se puso de pie, con su cara de Tatakae en máximo esplendor.

-: Bien, malnacidos, esperen aquí que ya regreso.

Todos lo vitorearon para darle valor y el joven se retiró. Corrió como alma que lleva el diablo, pisó un escupitajo de vaya a saber quién y rodó por el piso. Se levantó sobándose una rodilla y continuó su trayecto. Se quedó unos segundos estupefacto y frío delante de la puerta de la habitación, temblando miró a los costados, no había ni grillos. Giró el pomo y entró.

Quedó obnubilado un momento con lo amplia, limpia, ordenada y brillante que era el lugar. Un persistente olor a menta se respiraba en el ambiente. Suspiró con sentimiento, para luego dirigirse al pequeño escritorio, revolvió con cuidado en los cajones hasta encontrar la llave, lo había visto una vez ocultarla allí, se dirigió al armario y abrió el compartimento.

Allí estaba, brillando con aire irreal, esponjosa y divina. "Miss Loli", el plumero que Levi cuidaba más que a nada. El palo, delgado, acerado, largo, para poder alcanzar esos lugares a los que por su altura no alcanzaba. El plumero que jamás había prestado a nadie. Recordaba una vez que Eren casi lo toma sin querer, recordó perfectamente la mirada de "demonio de los infiernos profundos" de su capitán y tembló antes de tomar una toalla pequeña para agarrarla. Ahora esos imbéciles iban a tener que tragarse todas sus palabras. Esta vez decidió no correr, además debía fijarse que nadie, ¡NADIE!, lo pescara con Miss Loli en sus sucias manos. Con habilidades ninja, que ni él mismo conocía tener, se deslizó por el castillo hasta el cuarto de los jóvenes.

-: ¡Aquí tienen mamones! – les dijo con su sonrisa de super star – Admiren a Miss Loli.

Sin que tuviera tiempo de nada, Reinner se la arrebató de las manos.

-: No puedo creerlo, realmente lo hizo – dijo sonriendo – Si se entera el capitán, estás bien muerto Jeager…

-: Presta – dijo Berthold arrebatándosela.

-: ¡No, no la toquen! – dijo Eren escandalizado como si le hubieran tocado la entrepierna.

-: Es tan suave… - dijo Marco tocando las plumas de cola de avestruz del plumero.

-: ¡Ya, basta, la ya vieron, dénmela, tengo que devolverla, vamos chicos! – Eren estaba molesto.

-: ¡Dame esa cosa! – Jean la tomó con rudeza y comenzó a pavonearse por todo el lugar haciéndose el de limpiar, se puso un pañuelo en la cabeza y empezó a reparar al capitán – "Soy el más fuerte de la humanidad, miren como meneo mis plumitas" – Todos, excepto Eren, echaron unas carcajadas tremendas – "Tch, Eren, ven aquí y limpia mi pequeño trasero, tch".

-: ¡Ya basta, idiota, devuélvela! ¡Me vas a meter en problemas! – Eren comenzó a perseguirlo por todo el lugar, el resto se agarraban la panza de la risa, Marco se ahogó un poco con su propia saliva - ¡Jean, maldito hijo de la chingada, dámela!

El rubio intentaba sacarla del alcance del ojiverde, que se trepó en su espalda y comenzó a tirarle de los cabellos.

-: ¡Ouch, ouch, bájate bastardo!

-: ¡Este jinete va a domar este estúpido caballo! ¡Idiota, dámela! – gritó Eren, Jean giró bruscamente, corcoveando para quitarse de encima al bastardo suicida, perdón, quise decir Eren, pero se torció el pie y cayeron pesadamente en el suelo, junto con un claro y horrendo sonido de ¡crack!

Todo quedó sumido en un profundo silencio, mientras las caras de los jóvenes se desfiguraran como si un titán hubiera metido la cabeza en el lugar.

Eren y Jean se pusieron de pie y vieron el cuerpo de Miss Loli quebrado, y algunas plumas, casi la mitad, desparramadas en el piso. Cuando Eren se giró con los ojos a punto de estallar en lágrimas, solo se encontró con un liviano humito en la habitación, producto de la huida en masa de sus fieles y siempre confiables, compañeros.

-: ¡No mamen! – gritó a todo pulmón, corriendo hasta el pasillo, donde no había ni rastros de los otros - ¡Malditos! ¡Yo los maldigo! ¡Se llenarán de hongos hediondos sus pies, y caerán enfermos si me abandonan aquí! ¿Muchachos?

Volvió de nuevo adentro hasta el cuerpo del delito, su barbilla temblando. Ahora sí que estaba jodido. Agarró una sábana limpia, metió todos los pedazos de Miss Loli y fue corriendo a la habitación del capitán, persignándose, metió todo envuelto dentro del compartimento, cerró y dejó la llave en su lugar. Salió en puntas de pie, cerró y cuando iba por el pasillo para bajar al salón se encontró de frente con el capitán Levi, que venía renegando como siempre.

El hombre lo miró fijo, las cejas fruncidas y la mueca de estar oliendo mierda constantemente.

-: Jeager – lo llamó con voz de ultratumba - ¿qué mierda haces aquí?

Eren estuvo a punto de desmayarse, se sobrepuso al bajón de presión que lo atacó y son la mente más en blanco que cerro nevado, balbuceó unas sílabas ininteligibles. Levi, arqueó una ceja y suspiró rodando los ojos.

-: Lo… lo siento… - dijo Eren temblando más que una virgen en su noche de bodas.

-: ¿De qué te disculpas mocoso de mierda? – dijo ya ofuscado.

-: De nada, yo no hice nada, lo juro – La cara de Levi se ponía más y más gruñona, entonces dijo lo primero que se le vino a la cabeza, porque convengamos que Eren es un fucking adonis, pero no fue bendecido con el don de la inteligencia – Lo… lo es-estaba es-esperando, ca-capitán. Era pa-para pre-pre-preguntar-tarle co-como le fue en la exex-pe-pe-pe-pe… ción – no pudo ni siquiera pronunciar "expedición de forma decente". Levi arqueó tanto su ceja que casi se le sale del marco de su cara.

-: Todo salió bien, ahora corre tu culo que quiero ir a bañarme.

-: S-si… s-si – siseó cual serpiente y apenas el capitán lo pasó de lado se fue corriendo.

-: Tch, mocoso mierdoso.

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-: Hanji-sama – Dijo Eren en el laboratorio mirando al piso y enredando sus dedos, nervioso.

-: ¡Eren, pasa, pasa! ¿Qué te trae por aquí?

-: Bue-bueno, verá… yo quería hacerle una pregunta… ¿usted conoce a Miss Loli?

-: Por supuesto, después de los recuerdos de su madre, es el tesoro más grande de Levi, ¿por qué?

-: Bue… bueno, supongamos que a mí también me gusta… ¿dónde podría conseguir una?

-: Oh – dijo mirándolo coquetamente - ¿por qué no le pides al capitán que te la preste un poco? Estoy segura que estará feliz de que la uses.

-: No, yo… no podría, no, una vez sin querer… y él casi… casi me rebana, no. Quiero una para mí.

-: Lo siento, cariño, pero eso es imposible. Levi la hizo traer exclusivamente de Francia, estuvo ahorrando un año entero para pagar todo el envío, además el mango está hecha con madera de palo santo, una extraña materia de un regalo que le hizo el mismo rey hace un par de años por su asistencia en una expedición en la que acabó él solo con todos los titanes… ¿entiendes? ¿Eren?

Cuando Hanji se giró el recluta estaba desparramado en el piso.

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Esa noche en el calabozo, Eren creyó que sería su último día con vida, o peor, Levi no lo mataría, sino que lo torturaría lentamente por semanas… meses… ni siquiera podía conciliar el sueño. Había enfrentado a sus "disque amigos", para exigirles que todos se hicieran responsables. Pero sin inmutarse Reinner le dijo que era la palabra de seis contra la suya, que él se regeneraba, ellos no. Ergo, estaba más solo que nunca. Se largó a llorar amargamente, aferrándose a su almohada y llenándola de mocos y agua salada. Consideró antes la posibilidad de suicidarse, pero lo único que le faltaba era cortarse y convertirse en titán. Pero ni así iba a escapar de la ira del temible Levi.

Repitamos, eren no se destacaba por ser una mente muy brillante, así que decidió jugarse completamente la cabeza, y por qué no decirlo también, sus bolas.

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Cuando Levi fue a quitarle las cadenas al bastardo suicida, se sorprendió de no encontrarlo como siempre, babeando la almohada y con una erección matutina. Eren estaba de pie, muy bien peinado (algo que jamás había pasado hasta el momento) y una expresión muy tranquila.

-: ¿Tuviste pesadillas, Jeager? Hoy seguro lloverán sapos.

Mientras el hombre sacaba las llaves para abrir los grilletes, Eren le habló con suavidad.

-: Capitán… mmm… yo… quisiera hacerle una pregunta.

-: Habla – dijo el hombre mientras repasaba en su cabeza todas las obligaciones del día.

-: ¿Es verdad que usted y el… comandante Erwin? – no llegó a completar la frase, porque su impecable máscara empezaba a desmoronarse. Levi lo miró seriamente.

-: ¿Qué Erwin y yo qué? – dijo ante la falta de reacción del joven.

-: ¿Son pareja?

Los dos minutos que Levi no le quitó la mirada de encima a Eren, hicieron que se le mojaran los calzones, no malentiendan, le bajaba la transpiración por la espalda, pero estoicamente le mantuvo la vista sin correrla. Levi rodó tantos los ojos, que probablemente se vio el cerebro por dentro.

-: ¡Tch! – terminó de abrir los grilletes y suspirando hastiado se dio la vuelta para retirarse.

-: ¡Capitán! – lo llamó el recluta casi desesperado. Levi se detuvo y lo miró arrogantemente por sobre su hombro - ¿Cuál es su respuesta?

-: ¿Quieres estrenar dientes, Jeager? – el menudo hombre se giró y caminó hacia él que retrocedió instintivamente.

-: No, no, no quiero. Sólo quiero saber…

-: No, mocoso de mierda, Erwin y yo solo somos colegas en la lucha. ¿Ya estás satisfecho?

-: Bueno, entonces… eso quiere decir que usted… usted está soltero, ¿verdad?

Al joven se le colorearon los pómulos, pero no era hora de echarse atrás, tenía casi 17, era un maldito titán, podía hacerle frente a esto. Levi relajó sus facciones y ladeó un poco la cabeza, pero no dijo nada. ¿Qué se proponía el kamikaze ése?

-: Entonces… ¿sería posible… sería posible que yo fuera su pareja?

Al capitán se le abrieron los ojos como una vaca en los rieles que es pitada por el tren.

-: Es la peor broma que me hicieron en toda mi existencia – le dijo le hombre una vez que le pasó la sorpresa inicial.

-: No es una broma, se-señor…

-: Dime, Eren, antes de que te parta tu madre, ¿por qué carajos yo querría salir con un mocoso VIRGEN, llorón y suicida como tú?

-: La tengo grande…

El silencio que subsiguió a la honesta declaración se podía cortar con un cuchillo. Incluso se escuchó claramente el garguero del muchacho tragando en seco. Levi estaba duro como una maldita estatua, mientras sus neuronas intentaban hacer sinapsis.

-: A ver… muestra… - dijo luego retornando a su habitual confianza, y Eren podía competir con un pimiento maduro de lo rojísimo que se puso.

-: ¿Dis-disculpe? – atinó a decir completamente avergonzado, porque se podía esperar muchas respuestas, pero esa definitivamente lo tomó por sorpresa.

-: Bájate las bragas y muéstrame… Nadie compra mercadería sino se la chequea primero…

Eren buscó en la cara del hombre algún atisbo de burla, o de humor, pero Levi no lo mostraría aunque estuviera contando el mejor chiste del mundo. Dudó un poco, pero ya sabemos que el ojiverde no se destaca por su don de interpretar a las personas. Tomó el cinto de su pantalón con dedos temblorosos y de un solo tirón bajó todo para mostrar su entrepierna.

-: ¡Asopotamadre! – se le escapó a Levi que sintió un escalofrío en la espalda. Se giró trajo la vela que estaba prendida sobre una roída mesa de luz a un costado y alumbró para ver mejor, era de día, pero la luz no llegaba al sótano - ¡Joder! ¿Con qué genes mutantes te hicieron tus padres? – Luego devolvió la vela a su lugar y carraspeó un poco – Ya cúbrete. Sin dudas es cierto eso de que sorpresas te da la vida. Bien, vístete, ya deben haber servido el desayuno – dicho lo cual se retiró más rápido que reguero de pólvora.

Eren se empezó a vestir, su gran plan era ser la pareja del capitán, si lograba cautivarlo el hombre no lo mataría. Juraba que era por una buena causa, su supervivencia, no porque le gustara que le pegara, para nada, ni porque tenía unas ganas tremendas de dejar de ser virgen, ni porque sus ojos no podían despegarse de la menuda figura, ni porque muuuy, muuuy en el fondo tal vez era un poco masoquista… sólo un poquito.

Pero tenía exactamente una hora y media antes de que el enfurruñado capitán los pusiera a limpiar como si se les fuera la vida en ello, y si para entonces no conseguía ser su pareja, estaba bien jodido.

Apareció en el comedor vistiendo impecablemente, corrió de una patada a Jean que se fue relinchando de bronca y se sentó al lado del lugar del capitán.

-: Eren… - dijo Armin suspirando y poniendo una mano en su hombro – Fuiste mi mejor amigo, prometo que veré el océano por los dos – mientras se enjugaba una lágrima.

-: Muérete, copia mala de He-man – dijo eren tomando un pancito y endulzando su té.

El capitán apareció, se sentó y miró de reojo al recluta, Eren le devolvió la mirada feliz, pero el hombre parecía esquivarlo, o mejor dicho evitarlo rotundamente. El joven esperó pacientemente a que terminara el desayuno, y apenas se puso de pie con rumbo a su cuarto comenzó a seguirlo cual cachorro perdido.

Cuando estuvieron ya lejos del salón y el resto del cuerpo de exploración, Levi se giró con un aura de llamas crepitantes.

-: ¿Por qué carajo me sigues, Jaeger?

-: Ne-necesito su respuesta, señor – dijo parándose firmemente pero tiritando un poco, sus rodillas chocando escandalosamente.

-: Si tuviera que elegir una pareja de todos los idiotas inútiles de este regimiento, serías el último que escogería. Nada menos que un titán, mi reputación se iría a la mierda. Así que ya tienes tu respuesta, ahora déjame que quiero ir a cagar.

-: Espere… u-un be-beso, un beso… si lo beso y le gus-gusta… de-deme una oportunidad – el joven se arrodilló con un puchero grande en los labios – Se lo suplico.

Levi lo levantó rudamente del brazo y lo arrastró hasta un rincón mirando hacia todos lados.

-: Bueno, vamos, haz lo que se te dé la gana y ya déjame en paz.

-: ¿Pu-puede cerrar los o-ojitos? – dijo Eren rojísimo, peor que cuando le mostró sus atributos. Levi rodó los ojos de nuevo y los cerró, resoplando cansado.

Eren apoyó sus manos sobre los hombros fornidos y firmes del capitán, sintiendo que se le estaba saliendo el corazón del pecho, se acercó despacio y cerrando también sus ojos apoyó sus labios sobre los finos de su capitán… Contrario a lo esperado, los sintió deliciosamente suaves y cálidos, y envalentonado por una ráfaga de hormonas púberes locas que habían salido disparadas de su cuerpo, presionó con determinación para meter su lengua en la cavidad acuosa y sensual de su líder. Levi trató de colaborar, pero el bastardo parecía un perro bebiendo agua. Cortó el beso bruscamente y lo empujó un poco. Tuvo que aceptar que el joven se veía malditamente apetecible, con las mejillas arreboladas y la respiración agitada.

-: Y… ¿Y bien? – preguntó el ojiverde con temor.

-: Si te dijera que eres malo, creo que te estaría halagando – respondió sin nada de tacto el más bajo.

-: Entonces… - Eren sintió como si le hubieran tirado toneladas de arena encima, si arena.

-: Además con esa monstruosidad me dejarías sin caminar por semanas. Está bien que uno aspire un poco, pero lo tuyo es un exceso.

-: Bueno, pero despacio y con saliva… dicen que el elefante… a la hormiga… - Eren se rascó la nuca.

-: ¿Me estás comparando con un puto insecto?

-: No, para nada… capitán… usted… me gusta.

Levi sintió perfectamente como cupido le atravesaba el casi inexistente corazón desde todos ángulos posibles. Nadie, en sus 33 años de existencia le había dicho que le gustaba, lo más cercano había sido Erwin, esa noche de su cumpleaños, en navidad, pero sus palabras exactas fueron "te la quiero meter", casi que le da con el gusto, pero contrario a lo que aparentaba el rubio, la tenía como un maní, por lo que lo pateó en el culo y se fue a dormir.

Esto era diferente, ese mocoso era por demás tentador. El más fuerte de la humanidad saliendo con un titán, que título más irónico, pensó el hombre.

-: Como sea, estarás en un período de prueba, Jeager.

-: ¿Eh? – Eren lo miró esperanzado pero sin comprender.

-: Nada de sexo, es mi única condición.

Levi nunca había pensado que las sonrisas podían iluminar algo, pero la de Eren era sorprendentemente brillante. ¿Qué estaba haciendo? Prácticamente lo duplicaba en edad. Pero bueno, podía morir mañana, y si eso pasaba, que era bastante probable, no se iría sin disfrutar de esa locura que el cadete le ofrecía con tanta predisposición.

-: ¿Me la puede chupar? – Le dijo Eren con franca honestidad - Eso no cuenta como sexo, ¿o sí?

Eren estrenó dientes… estrenó pareja… y estrenó las nuevas botas del capitán que dulcemente se le pegaron al culo un montón de veces cuando se enteró lo de Miss Loli… Levi se dio cuenta que al menos tener un novio alto era útil para llegar a los espacios donde Loli ya no podría…

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By Luna de Acero… doblada de la risa…