¡Hola! Bueno, os pongo en situación. Este relato es una petición/colaboración con Nicol Redfield. Me pidió que hiciera una historia donde Leon y Claire fueran los principales protagonistas. Y bueno, sacando tiempo de donde puedo, aquí estoy. Os dejo el primer capítulo para que le echéis un vistazo. Si responde positivamente, continuaré con ella con más ganas. ¡Espero que os guste!

Claire suspira aliviada al parar su coche frente a su bloque de pisos. El viaje desde Nueva Delhi ha sido muy largo, demasiado. Eso sin contar con las tres horas de escala en Moscú. Sonríe ampliamente sintiéndose muy cansada. Aún puede notar los efectos del Jet Lag.

A decir verdad, se siente un poco rara por estar en un terreno conocido. Después de dos meses en la India ya se estaba acostumbrando a la humedad y a la comida típica de la zona.

Claire sale del vehículo y se acerca a la parte trasera para coger su mochila. Aún le cuesta asimilar todo lo que ha pasado en los últimos meses: la traición de Neil, el descubrimiento de que Albert Wesker tenía una hermana… La Autoridad.

Se estremece al pensar en ella, y se toca distraídamente la muñeca, aquélla donde esa zorra le había puesto la pulsera. Tanto Moira y Natalia como ella habían estado expuestas a los experimentos de esa loca. Un nuevo virus con el que sembrar el caos y el terror.

Es una pena que Pedro, Gabe o Gina no lograran sobrevivir para ver todo el progreso que han hecho en los últimos meses. Claire es ahora una de las líderes de Terrasave, hecho del que Moira no para de burlarse recordándole cada dos por tres cuáles son sus obligaciones.

Vuelve a sonreír al pensar en ella. Tal vez la llame cuando esté un poco más tranquila. Necesita oír una voz familiar y que le haga olvidar por unos momentos a esas pobres familias indias que se acercaban a ella pidiendo ayuda.

Hubo un ataque terrorista. Afortunadamente, la B.S.A.A. pudo actuar a tiempo, y no hubo que lamentar más allá de daños materiales. La bomba explotó en un centro comercial, y unas doscientas personas resultaron heridas. Pero no hubo que lamentar muertos. Sólo algunos heridos leves.

Ha sido un progreso largo y angustioso, pero Claire está bastante satisfecha con los resultados. Se echa la mochila al hombro cuando su teléfono móvil empieza a vibrar en su chaqueta.

Dios, ¿es que no me pueden dejar en paz ni cuando acabo de aterrizar?

Claire resopla medio enfadada medio resignada mientras busca su móvil. Lo encuentra en el bolsillo izquierdo. Su rostro se ilumina al leer el nombre de la persona que la está llamando. Justo lo que necesitaba.

-¡Hola, pequeño gruñón! –bromea la joven con una amplia sonrisa. La otra persona ríe al otro lado.

-¿Desde cuándo me llamas así?

-No sé, se me acaba de ocurrir… -la chica se detiene unos segundos -. ¿Qué tal todo?

-Bien, sólo te llamaba para saber si has llegado ya… ¿Era hoy, verdad?

Esta vez es Claire la que no puede evitarse la risa.

-Ya veo que sigues cumpliendo bien tu papel de hermano mayor… -Chris suspira al otro lado aliviado.

-¿Quieres que te recoja y vamos a tomar algo? Ya sabes, para ponernos al día y todo lo demás.

-Por supuesto. Hace meses que no nos vemos. Te espero aquí. No tardes.

-Como un rayo.

La joven vuelve a reír antes de finalizar la llamada. Al menos la tarde parece que va a ser bastante entretenida. No hay nada como una reunión Redfield.

Claire y Chris deciden parar en una cafetería de la quinta avenida. Si algo tiene Nueva York es que hay un bar cada dos metros. En opinión de Claire, es la mejor ciudad que puedes encontrar. Lleva viviendo allí desde que nació, y la verdad es que cada vez que está lejos de la Gran Manzana la echa de menos de un modo u otro.

Chris está bebiendo una Coca Cola. Lleva unas gafas de sol, una chaqueta negra y unos pantalones vaqueros, un estilo muy roquero. Observa a su hermana darle un sorbo a su café. Claire le devuelve la mirada sonriendo. Lleva el pelo suelto, tal y como se lo dejó cuando abandonó aquél condenado hospital después de su accidente en la isla de Alex Wesker.

Pensar en ella la hace estremecerse levemente. ¿Por qué siempre que le viene a la mente le entra ese pánico? Tal vez debería tranquilizarse, intentar dejar a un lado esa experiencia traumática y centrarse en su verdadero trabajo como una de las dirigentes de Terrasave.

-¿En qué piensas? –le interrumpe el pensamiento su hermano sin dejar de mirarla. La chica suspira cansada. Nunca ha tenido secretos para Chris. Sabe que es una de las únicas personas en las que puede confiar.

Desde que Chris se marchó a Edonia hace aproximadamente siete meses,

-En que necesito unas vacaciones urgentemente… Toda esta situación… me supera. Necesito un tiempo para volver a la normalidad… -Chris arquea una ceja sorprendido -. Sé que tendría este estilo de vida cuando acepté trabajar para Terrasave… pero todo lo que esa loca hizo con nosotros, lo de Neil… Necesito un descanso.

-Ya… Te entiendo perfectamente. Ya pasé algo parecido con Jill, y lo único que te puedo decir es que te des un tiempo. Tu mente y tu cuerpo lo agradecerán.

-Oye… ¿y qué tal vosotros dos?

Chris se queda pensativo unos instantes. Su matrimonio con su compañera de toda la vida fue casi un impulso, algo que su corazón le pedía que hiciera desde hace tiempo, pero que nunca se había atrevido. No fue hasta casi perderla en aquélla fatídica misión cuando supo lo que tenía que hacer.

Sin previo aviso, sin proponérselo, le pidió matrimonio en una gala benéfica de la B.S.A.A., delante de casi quinientos invitados. Sorprendentemente, especialmente para Chris, desde aquel momento Jill decidió dejar de participar de forma activa en las operaciones.

Ahora es consejera de la B.S.A.A. en Nueva York, y aunque ya no es agente de campo, es, junto con Chris, una de las voces más autorizadas de la organización. Chris respetó su decisión, porque sabía que necesitaba un tiempo para ella misma, para volver a su vida normal.

-Bueno… la verdad es que no me puedo quejar –responde Chris con el gesto más serio. Le da un sorbo a su Coca Cola -. He estado varias semanas intentando disfrutar de un poco de tranquilidad, pero de una manera u otra siempre he acabado en la oficina. Jill quiere que lo deje, para que podamos llevar una vida normal y corriente dentro de lo que cabe… pero tengo un deber con la justicia. No puedo dejar que esos terroristas sigan alterando el bien común.

-Muy propio de ti… -bromea Claire con cierto tono irónico -. ¿Por qué no dejas que Piers se encargue? Seguro que estará encantando.

El rostro del joven se contrae. Se queda en silencio. Se quita las gafas muy lentamente, con la mirada triste, perdida. Claire no sabe qué decir. Cree que hay algo que se le ha escapado. Aunque tampoco es de extrañar. Hace meses que no tiene cara a cara a su hermano.

-Piers… no lo logró –logra decir Chris con la voz bastante quebrada -. Se… sacrificó para que yo pudiera escapar…

Claire se queda boquiabierta. ¿Cómo? ¡Seguro que es un error! Piers, aquel joven que una vez le había pedido que le enviara fotos de su hermano cuando era más joven, o el que le pidió un día una cita en una fiesta que organizaron Terrasave y la B.S.A.A. No, de ninguna manera…

Es como el día que me enteré de lo de Jill… Sólo que esa vez el final fue mucho mejor…

-Lo siento mucho, hermano… Ahora que habías encontrado a alguien que te siguiera a todas partes… Sé que debió ser muy duro para ti –es lo único que logra decir después de ese incómodo silencio.

-Sí… Pensaba dejar la B.S.A.A. una vez que hubiéramos terminado en China, pero… le prometí a Piers que seguiría luchando contra el bioterrorismo. Se lo debo, a él y a todos los que cayeron en manos de esa zorra de Ada Wong…

Chris aprieta los dientes con furia al recordar a la causante de todos sus problemas en Edonia y en China. Acabó con todo su equipo literalmente. El maldito virus C tenía unos efectos que nadie podía prever, y los pilló a todos con la guardia baja. Pero esa hija de perra se llevó su merecido, y ahora está muerta.

-¿Y qué tal Barry y Moira? ¿Se llevan mejor? ¿Sabes algo de Leon? –el rostro de Claire se sonroja un poco al nombrar a Leon. Lo cierto es que muchos hombres han despertado su interés a lo largo de su vida amorosa.

Intentó algo con Neil, pero no funcionó. En cambio, Leon… Siempre ha estado ahí. Siempre la ha escuchado y le ha prestado su apoyo, aunque aún no tiene muy claro qué tipo de relación hay entre él y esa mujer asiática de Raccoon City. Tal vez algún día se lo pregunte.

-Bueno, el viejo Barry no está para muchos trotes últimamente –responde Chris un tanto agradecido con el cambio de tema. Ni siquiera ha notado el rubor de su hermana -. Sus rodillas están bastante chungas, así que le recomendado que se quede desde la oficina ayudando.

-Bien… Moira te lo agradecerá. Ahora que creo que empiezan a entenderse…

-Oh, sí, desde luego. Parece que se llevan mucho mejor –Chris se rasca la barbilla pensativo -. En cuanto a Leon… La verdad es que no lo sé… Desde China no he vuelto a verlo ni a hablar con él… Lo siento…

Claire se siente un poco decepcionada. En fin, ya habrá días en los que pueda quedar con todos sus amigos. Tal vez podría organizar alguna fiesta de bienvenida y reunir a la peña. Sí, no suena nada mal.

-Chris… cuando Piers me contó lo que pasó en Edonia, y luego desapareciste… Creía morir –le confiesa la chica pensando en lo cerca que estuvo ella también de la muerte cuando cayó por el acantilado. Si no llega a ser por Barry y Jill probablemente habría muerto en alta mar -. Pusimos todos los medios disponibles para encontrarte… y Piers tardó casi seis meses…

Chris coge una mano de su hermana y la acaricia con una leve sonrisa.

-Sé que me comporté como un capullo… Pero había perdido a varios hombres de mi equipo. Después de lo que le pasó a Jill me juré que no iba a permitir que nadie más cayera bajo mi mando…

-Chris… No puedes culparte por todo lo que ocurra. Hay veces que…

El teléfono de Chris empieza a sonar. Éste se apresura a cogerlo en cuanto escucha la melodía.

-Es Jill… -murmura un tanto preocupado. Claire lo observa atentamente -. Hola, cariño. ¿Qué tal?

Claire se queda mirándolo sin entender por qué su hermano parece tan tenso. ¿Hay algún problema entre los dos que no sepa? Chris permanece en silencio unos instantes, escuchando, hasta que responde.

-De acuerdo. Voy para allá. Te veo luego.

Chris suspira resignado guardando el móvil y apura los últimos tragos de su bebida.

-¿Qué pasa? ¿Tienes que ir a la sede? –pregunta Claire algo dubitativa, aunque por la cara de su hermano deduce que no anda muy lejos de la respuesta.

-Han detectado signos de un posible ataque bioterrorista –responde apoyando los brazos sobre la mesa, sin apartar la mirada -. Es primordial que acuda. Ven conmigo y así ves a Jill también.

Claire asiente de forma distraída antes de levantarse y seguir a su hermano. Parece que los héroes no tienen tiempo para descansar.