Por el pasillo, los tres wannabe delegados se peleaban, mordían, pateaban, incluso se daban cabezazos por llegar el primero. Estaba claro que era algún tipo de prueba y ninguno estaba dispuesto a ceder el puesto de DIOS DEL CURSO, en verdad solo es delegado. PERO EL DELEGADO ES DIOS, un dios inferior por debajo de Terra-sama cuyo poder es ilimitado, PERO UN DIOS. ¿De qué iba ser delegado? Simple: TODOS LOS GASTOS PAGADOS.
Al final, llegaron los tres a la vez quedando delante de la puerta del salón de actos. Los tres se pararon delante de la misma, magullados, como si hubieran escalado un par de montañas para llegar a donde estaban, orgullosos y solemnes se miraron y asintieron. Como guiados por algún tipo de poder superior, empujaron a la vez de la puerta mientras andaban hacia delante. Resultando en comerse la puerta porque esta estaba cerrada.
- ¿¡QUE COÑO!? NOS HACEN VENIR Y NOS DEJAN FUERA. – grito Roxas, que fue el primero en recuperarse del golpe. Del golpe físico, porque su orgullo había quedado por los suelos.
- Tranquilo, hermano Roxas. Esto no es más que una prueba de fe de nuestro único y verdadero dios Terra. Quiere comprobar que somos pacientes y capaces de aceptar una derrota. Sentémonos a meditar. - Riku, que era el que más empeño había puesto en llegar el primero, de repente, se había dado a la religión Terriana y sentado estilo indio con la espalda apoyada en la pared contraria a la puerta del gran salón se disponía a entrar en un estado de meditación.
La rabia de Roxas y la confusión de Sora cesaron. Pues la intervención del peliplateado les había iluminado otra senda, la senda de la verdad. Ahora solo podían pensar en quien había sido el que le había dado tan fuerte en la cabeza como para inculcarle una santa fe.
- ¡MIRA LO QUE HAS HECHO! ¿¡QUE CLASE DE DELEGADO DEJA A UN COMPAÑERO TONTO!?- Saltó el castaño, que se había recuperado antes por su inmunidad avanzada a estupideces.
- ¿PERO QUE ME ESTAS CONTANDO? ¡SI YO NO LO HE TOCADO! -Saltaría el rubio que no se daba cuenta de cómo la tontería se le iba contagiando poco a poco.
En medio de aquel interesante debate político-social, las puertas del salón de actos se abrieron de par en par. Y tras ellas aparecieron dos encapuchados que portaban unas túnicas totalmente negras y apenas se podía ver su rostro, pero eran Terra y Aqua. Tanto su estatura como su contorno les delataban. Además de que el pelo azul y la mala hostia eran difíciles de ocultar.
- ¡PERO QUEREIS DEJAR DE ARMAR JALEO YA! - Se aclaró la garganta antes de proseguir. - Quiero decir, bienvenidos a la sagrada ceremonia de elección de delegado que tantos siglos se ha llevado a cabo en esta solemne institución. - Empezó Terra juntando las manos de tal forma que ambas mangas de la túnica se unían de tal forma que no se dejaban ver. Las túnicas les cubrían todo el cuerpo con una tela bastante fina pero totalmente opaca. Ambos estaban cabizbajos haciendo que no se les pudieran ver los rostros. - El sagrado ritual de iniciación delegacional.
Entonces, ambos dieron un paso atrás mezclándose con la oscuridad que reinaba en la enorme sala. La única luz que había en susodicha sala era la de la puerta que daba al pasillo, pasillo que tenía ventanas a lo largo de toda la pared. Sin embargo, como si de un agujero negro se tratara, al cruzar al umbral de la puerta la luz parecía perder luminosidad hasta que se desvanecía rápidamente. El trio de aspirantes entró sin miedo a nada. Como si hubieran nacido en la oscuridad, como si ellos y la oscuridad fueran uno, sin miedo, con valentía, con una fe inquebrantable.
Un estruendo terrible a huesos rotos resonó por toda la sala acompañado de un gemido de dolor. Justo en ese instante las puertas se cerraron, como movidas por fantasmas y no por mecanismos electrónicos para abrir y cerrar puertas.
- ¡Joder! Pero no me apaguéis la luz, que me he tropezado con una silla o algo. - replicó la victima de su propia torpeza echándole la culpa a un objeto imaginario.
- ¡Qué coño dices de sillas! ¡Si hemos quitado todo lo que había en la sala precisamente para que no os tropezarais! - para sorpresa de todos, ésta vez era Aqua la que se cagaba en todo.
- ¡Pues haber acolchado el suelo! Hubiera sido más eficaz.
- ¡Hala! Ya tienes un punto menos, por quejica.
- ¿Un punto menos de qué? ¿De cuántos? ¡Oh dios no puedo con tanta tensión!
Seguían en total oscuridad, quitándole toda la seriedad a lo que fuera que fueran a hacer. Roxas se preguntaba si de verdad Riku había entrado, ya que no se le oía meditar ni decir gilipolleces, ni siquiera respirar. No veía nada, así que desde que se cerró la única entrada de luz de aquel lugar había permanecido tan quieto como había podido. Sora seguía en el suelo discutiendo con Aqua pero no escuchaba absolutamente nada de Riku.
- Que os calléis ya, los dos. Va a empezar, el rito sagrado de los dioses para elegir al delegado. Supongo que ya sabréis de qué se trata, el afamado juego de... - hizo una pausa dramática, una pausa dramática de cinco minutos – EL ESCONDITE. Las reglas son sencillas, no hay nada de luz, como tiene que ser, Aqua y yo os buscaremos y cuando encontremos a uno de vosotros ya no podremos pillar más y nos quedaremos donde os pillemos con el pillado en cuestión sin movernos, hasta que solo quede uno de vosotros. Entonces encenderemos las luces y el que esté libre de pecado ganará. ¡No podéis desnudaros y no podéis golpear! Para evitar trampas, cuando os pillemos os pintaremos con un rotulador por si os zafáis de nuestro agarre. Así que mejor ni lo intentéis. El juego empieza ¡YA!
Apenas hubo un momento de silencio, no se le podría llamar momento, digamos un instante, antes de que saltara la bomba.
- ¡Mierda! ¡Que ya ha empezado! ¡¿Y ahora qué hago?! ¿A dónde voy? ¿Dónde me meto? ¡No lo sé, joder, no lo sé! - gritó Sora mientras daba vueltas sobre sí mismo.
- ¡Cálmate de una puta vez! - Mierda, Rocusas había saltado sin pensar por la estupidez del castaño.
- ¡Roxas! ¿Cuándo has llegado? Pensaba que te habías quedado fuera rezando.
- ¡Ese era Riku! - "¿Pero cómo coño lo hace para que no pueda parar de contestarle? Pensaba que el mayor peligro de este juego iba a ser el silencioso de Riku, pero no, Sora es mucho peor. Si me descuido, no podré escapar de su influencia estúpida."
Un salto hacia atrás mal pensado del rubio y se dio de lleno contra la puerta, haciendo un alboroto que no tenía nombre. El dolor que le recorrió la columna vertebral lo dejo tirado en el suelo.
- Me cago... En... Ti... Sora...
- ¡NOOOOOO! ¡ROXAS! YO TE VENGARÉ.
Dicho eso, Sora echo a correr hacia la base enemiga sin perder un solo instante. Llego hasta lo más profundo de ésta y consiguió su objetivo, la bandera enemiga.
- ¡No te preocupes, Rokusas, ya tengo su bandera! ¡Hemos ganado!
Después de decir eso empezó a bailar celebrando su victoria. Hasta que una mano, surgida de entre las sombras, lo cual resumía toda la habitación, se posó sobre su hombro y acto seguido, con una fuerza inhumana lo tiro de cara al suelo.
- ¡PERO TÚ ESCUCHAS ALGUNA VEZ A ALGUIEN! - la voz de Terra resonó por toda la sala aumentando con cada eco su tono amenazante.
- ¡¿Papá?! ¿Eres tú?
- Me cago en... ¡Aqua! Tengo a uno, ¿y tú?
- A ver, yo tengo algo, pero no sé si está vivo. Llevo un rato dándole golpecitos y no se mueve. Enciende las luces, porque yo creo que ya ha sido suficiente por hoy.
- Por hoy dice, yo he tenido suficiente para toda mi vida.
Le dio al botón inalámbrico y se hizo la luz. Terra tenía a Sora y Aqua tenía a Roxas...Y ya. No había nadie más en la sala. Definitivamente, eran el peor curso de la historia del mundo mundial. ¡Cuánto retraso podía haber en toda su generación si el de los tres candidatos a delegado estaba a ese nivel!
- ¿Dónde demonios está el otro? Yo los mato a todos. - soltó Terra en poco más que un suspiro.
En un instante se colocó ante la puerta y la abrió de par en par, y al otro lado, estaba Riku, que al oír la que se le venía encima había comenzado a caminar rápido para alejarse por ese pasillo mientras silbaba para pasar desapercibido. Sin embargo, nadie escapa de Terra. En un periodo de tiempo demasiado corto para llamarlo parpadeó, Riku era tirado dentro del aula por un castaño que empezaba a volverse pelirrojo solo del enfado que llevaba encima.
- Discúlpeme, Terra-sama, es que había mucha oscuridad y yo... Y la oscuridad... Y yo y ella... Pues no he podido con la presión. ¡Necesito luz! Soy un vampiro invertido. - el peliplateado estaba tan nervioso que empezaba a decir gilipolleces al nivel de Sora
- Mira, vamos a elegir al delegado según lo ocurrido y no quiero volver a saber nada de vosotros en lo que me queda de vida. Tú – señaló a Riku – denegado. Y los otros dos, como nos han fallado las cuentas, el último que hemos atrapado será el delegado.
Sus ojos se encontraron con los de Aqua, ambos sabían que por esa regla, tenía que ser él. Los cuatro ojos se posaron en el susodicho, un castaño que ahora meneaba por el aire un palo con una tela ondeando en su punta. Nadie sabía de donde lo había sacado, pero no había ningún tipo de curiosidad al respecto.
- Que... ha sido el chico que ha cogido Aqua. ¿A que sí, Aqua? EH AQUA, A QUE SÍ AQUA.
- Ehhhh, sí, sí, sí, sí, sí. Tendrías que haber visto como corría el maldito, eh, eh.- Aqua le daba palmaditas al inconsciente Roxas – Ay, míralo, se ha desmayado de la ilusión. Bueno, Riku, Sora, llevad a vuestro recién proclamado líder a la enfermería. Ánimo.
Ambos procedieron a hacerlo con miradas derrotadas.
-Sí, senpai.- contestaron mientras uno cogía la cabeza del rubio y el otro un pie. Llevando al chico de una forma, cuanto menos vistosa.
Se fueron y Aqua y Terra se quedaron en el pasillo, justo delante de la puerta, mirando el lado del corredor por donde habían desaparecido los muchachos.
-¿Que hemos hecho, Terra?
-Lo correcto, Aqua, lo correcto. Hay ocasiones en que lo justo podría acabar con el mundo tal y como lo conocemos.
Lo sentimos muchísimo, es que Pandilete no escribe y yo no quiero publicar todo lo que me queda hasta llegar donde me quedé escribiendo. ¡No quiero que termine tan pronto! :(
Aquí tenéis, recién salido del documento en el que lleva prácticamente dos años, tal cual. Espero que os guste y os saque alguna sonrisilla.
¡Nos leemos!