Respiro hondo antes de salir al escenario. Desmond me coge la mano.

-Hey, ¿estás bien?

-No me gusta hablar en público.

Me sonríe tranquilizador.

-Lo harás bien, vas a hablar de historia. Ese es tu tema, ¿no? Y yo estaré en el final de la sala, si te poner nervioso solo tienes que mirarme o enviarme un mensaje.

Me apoyo en él. (Su piel siempre es tan cálida...)

-Te quiero, Des.

-Señor Hastings, su turno.

Desmond todavía me retiene un segundo más para besarme.

-Buena suerte.

Me sonríe una última vez y yo camino a través de la puerta que me lleva a la sala de la ONU. Levanto la barbilla y cuadro los hombros mientras camino a través del pasillo entre las miradas de los representantes de los países. Subo los escalones al escenario y me sitúo tras el estrado.

Por primera vez observo a todos mis oyentes. Vuelvo a respirar hondo antes de empezar a hablar.

-Señoras y señores, soy Shaun Hastings, catedrático de historia en la Universidad de Nueva York. Hoy estoy aquí para hablarles de un descubrimiento revolucionario que se hizo recientemente: la magia existe.

Tras mis palabras, hay un segundo de silencio (el que tardan en traducir) seguido de murmullos hasta que resuena una carcajada en toda la sala.

-¿De verdad cree que vamos a creernos esa tontería, Señor Hastings?

-En principio no, pero estoy seguro que me pedirán más información después de la demostración que tengo preparada.

-¿Usted va a hacer magia? ¿Con cartas marcadas o pañuelos con agujeros?

-Lo lamento, yo no hago ese tipo de magia, la mía es más intelectual que nada. Pero unos compañeros podrán hacerlo.

Miro a los ojos dorados de Desmond y asiento para que haga pasar a los Dioses voluntarios. Todos ellos se sitúan en línea frente a los representantes. La Diosa del Agua (Iliana) hace levitar todo el líquido en los vasos de la sala. (Eso hace que muchos griten asustados.)

A continuación el Dios de la Naturaleza (Kumido) crea flores de la nada delante de cada mujer presente en la habitación y bonsáis delante de cada hombre.

Así, el resto de Dioses demuestran sus poderes hasta que Desmond les hace un gesto de la mano. Inmediatamente devuelven todo a como era.

-¿Me creen ahora?-todos asienten asustados-. Bien, entonces continuemos... Todas las personas que tienen delante de ustedes son conocidos como Dioses. Ellos son de los que tienen las habilidades más físicas, pero hay otros, como yo, que no podemos demostrarlas externamente.

-¿Qué controla usted?

-La Historia. Por eso mismo los Señores me pidieron que hablara con todos.

-¿Señores?

-Los Dioses nos organizamos en una jerarquía simple que refleja la sociedad estamental de las monarquías absolutas. Por encima de todos nosotros está la Diosa del Tiempo y Señora del Universo.

-¿No es un poco presuntuoso?

-Quizás, si no hubiera creado realmente el universo sería lo más presuntuoso que ha existido en la Tierra.

-¿Una mujer creó el universo? Por favor. Puedo creerme que exista la magia, pero jamás que una mujer pueda crear algo tan grande.

El aire en la sala se llena de tensión. (Todos los Dioses dejamos escapar una ínfima parte de nuestro poder real.) Desmond habla desde el fondo de la sala sin necesidad de micrófono.

-Yo no volvería a hacer un comentario de ese estilo. Salvo los Dioses que hicieron un juramento para no hacer daño a ningún mortal, todos somos expertos en cualquier tipo de lucha.

-Perdona, ¿tú eres?

-Desmond Miles, Dios del Alcohol y compañero de mente de Shaun Hastings.

-¿Tú un Dios? No lo pareces.

Desmond camina por el pasillo hacia el hombre (es el representante de uno de los países de Arabia Saudita, creo.)

-Veamos... ¿qué tenemos aquí? Supongo por sus ropas que es musulmán. ¿Se le permite beber las dos copas de bourbon que se tomó antes de esta reunión? Por su expresión supongo que no. El contenido de alcohol en sangre es bastante elevado, así que le perdonaré cualquier transgresión hasta ahora. Pero a partir de aquí un solo insulto a Nuestra Señora o a los Dioses Mayores y yo mismo me encargaré de eliminar el alcohol de su sangre a través de la piel. Créame si le digo que no es una sensación agradable.

Por fin se detiene a mi lado y arque una ceja esperando una respuesta del otro hombre. Este se sienta acobardado. Yo miro a Desmond.

-No te pases.

-Empezó él.

-¿Podemos continuar con la exposición? Gracias. Como iba diciendo, estamos gobernados por la Señora Lilly. Por debajo de ella están los dos Dioses Mayores. Uno de ellos es el hijo de la Señora: Harry Potter, Dios de la Muerte y Señor de las Tinieblas. El otro es Draco Malfoy, Dios de la Vida y Señor de los Cielos.

»Ya entre los Dioses regulares, nos separamos en Divisiones, cada una liderada por el Dios más importante de la División o, como en el caso de los Dioses Elementales, todos ellos. Aunque hay algunos Dioses como yo que no entran en ninguna División.

»Recientemente hemos incluido mas Dioses para abarcar el mundo tal y como es ahora. Entre los nuevos están el Dios de la Tecnología o el Dios de la Informática.

-¿Eso no se debió hacer cuando se crearon?

Bebo un sorbo del vaso de agua (el único que Iliana no movió antes.)

-Para responder a esa pregunta debería contar el origen del mundo, el auténtico origen.

»Al inicio, el Tiempo vagaba solitario hasta que decidió crear un ser igual que ella con el elemento en mayor cantidad: la oscuridad. Así creó al Guardián. Poco después utilizó la luz de las estrellas para crear al Predecesor, el primer Señor de los Cielos. Inmediatamente después borró sus memorias de ella y se sumió en un sueño profundo hasta que fuera necesaria.

»Ambos crearon todo lo que vemos en este mundo. Y a los Dioses. Pero el ser humano empezó a querer más y más. Iniciaron una serie de ataques sobre el Predecesor que hicieron que él y el Guardián se alejaran cada vez más. Hasta un ataque tan sigiloso y en el momento de mayor debilidad del Guardián que nadie predijo.

»Fueron semanas de agonía para el Predecesor. El Guardián exterminó a toda una ciudad para encontrar al hombre que le envenenó y acabar con su alma. Justo antes de su muerte, el Predecesor creó una profecía para ayudar a encontrar a su reencarnación. Los Dioses entramos en un sueño eterno hasta su despertar, pero el Guardián, como castigo a sí mismo, se mantuvo encerrado en la Sala de Vigilancia.

»Los milenios pasaron y pronto se convirtieron en dos millones de años. El Guardián permaneció recluido mientras escribía cuidadosamente el día a día del mundo. Actualmente todavía estoy leyendo los tomos de la extensa Biblioteca de la Historia y a partir de ahora seré yo quien siga, como fue mi trabajo antes de la muerte del Predecesor.

»Hace poco más de veinte años, el Señor de los Cielos despertó y con él los Dioses. Las puertas de la Sala de Vigilancia se abrieron con sus bisagras oxidadas y se inició su búsqueda. Varios Dioses nos ofrecimos para dejar atrás nuestros cuerpos inmortales y tomar unos mortales junto al Guardián.

»Al realizar el ritual, perdimos nuestros recuerdos hasta que fuera absolutamente necesario. No los recuperamos hasta hace poco más de un año, cuando iniciamos la búsqueda. Sabíamos que debíamos encontrarle antes de este año, de lo contrario el mundo implosionaría en sí mismo y... bueno... no estaríamos aquí ahora.

»Por suerte, el Guardián interpretó los acertijos de la profecía y le encontró con un par de días para preparar la Conjunción de los Opuestos. Pero como siempre que suele pasar cuando nuestro Guardián está por medio, secuestraron al futuro Señor de los Cielos y gastamos esas últimas horas en buscarle. El Guardián le encontró con muy poco tiempo y realizó el ritual poco antes de la medianoche del 31 de diciembre del año pasado. Conseguimos evitar la destrucción del mundo por muy poco.

»El día de su coronación oficial como Señor de los Cielos, en febrero de este año, decidió nombrar al Guardián de la Ciudad del Más Allá el Señor de las Tinieblas para que gobernada a su lado. Ese mismo día se prometieron y casaron.

»Estuvieron de viaje seis semanas y luego se trasladaron a Nueva York para que el Señor de los Cielos asistiera a clases de química en la universidad. Ciertas... circunstancias que involucran al Señor de las Tinieblas y a mi pareja nos hicieron darnos cuenta de que la Diosa del Tiempo estaba a punto de despertar y volvimos a iniciar una búsqueda.

»Esta vez, con al ayuda de los vampiros y los hombres lobo, la encontramos rápidamente. Determinamos que la entrada al Santuario del Tiempo se encontraba en Stonehenge y que tendríamos que esperar al próximo solsticio para abrirlo. En la espera el Señor de las Tinieblas, mi pareja y el líder de los hombres lobo hicieron un ritual secreto para unir sus almas con las de sus compañeros elegidos. Gracias a ese ritual pudieron abrir con seguridad la puerta y despertar a la Diosa y su Séquito.

»Los tres decidieron regresar al mundo anterior a la muerte del Predecesor, pero para ello debemos adaptarnos al mundo. Nuevos Dioses han sido creados y varios de ellos han cedido sus puestos a nuevas personas. Actualmente somos más de dos mil Dioses, son contar con los Señores. Muchos de nosotros vivimos en el mundo humano, intentando no destacar con nuestras habilidades, pero a partir de este anuncio todos y cada uno de nosotros no se contendrá más. Nosotros...

Las puertas se abren repentinamente. Harry y Draco entran (como siempre en el momento preciso.) Ambos suben al escenario entre las miradas asombradas de los mortales. Harry se acerca a Desmond y le susurra algo. Enseguida me habla mentalmente.

-¡Ha funcionado! ¡Vamos a ser padres!

(No me lo creo. Lo hemos intentado varias semanas y por fin...) Yo miro a Draco esperando una confirmación. Él me sonríe y asiente.

Yo no puedo evitar que la felicidad me inunde. (Seremos padres...)

Me aclaro la garganta, recordando dónde estamos.

-Permítanme presentarles a Harry Potter, Señor de las Tinieblas y Dios de la Muerte, y a Draco Malfoy, Señor de los Cielos y Dios de la Vida.

Los dos inclinan la cabeza como saludo. Algunos de los mortales se estremecen, pero hay una mujer que sonríe imperceptiblemente. Esa misma mujer activa su micrófono para hacer una pregunta.

-¿Podemos ver una demostración de sus poderes, señor Potter?

El ambiente en la sala se oscurece visiblemente. (Esto es lo que ocurre cuando la Muerte está cercana.)

-No se juega con la Muerte, Señora. Trae muy malas consecuencias.

-¿Y con la Vida?

Harry sonríe ligeramente.

-No es quien para preguntar eso. Siento el aura de la muerte a su alrededor. ¿Un familiar cercano?

Draco se adelanta un paso y la fulmina con la mirada.

-No, un hijo que jamás nacerá fruto del engaño y la manipulación. Una vida que ha sido terminada antes de probar el aire.

Harry mira hacia Draco y luego de nuevo a la mujer (que se está poniendo más y más roja cada vez.)

-El ser humano fue creado para equilibrarse mutuamente. El hombre es usualmente el fin de la vida, creado a mi propia imagen.

-La mujer para crear vida, a imagen del Predecesor, de 'Onis.

Noto una mirada intercambiada entre el matrimonio y sé que han hablado mentalmente. Draco parece que sale victorioso, por la sonrisa.

-Usted no merece su cargo, señora García. Según tengo entendido, en Venezuela el aborto es ilegal en todas las circunstancias.

Con esas palabras la mujer se levanta bruscamente.

-¡Mentiras! ¡Soy una mujer casada y jamás he sido infiel a mi marido!

-Nos pidió una muestra de nuestros poderes. Estos son algunos de ellos. Aunque si prefiere que mi marido puede resucitar a alguien o llamar algún alma perdida entre la Vida y la Muerte.

Esas palabras traen escalofríos a toda la sala, salvo a los Dioses. (Sabemos que es mentira.)

-¿Puede hacerlo, Señor?

Harry sonríe de forma macabra.

-Nunca lo he intentado por los riesgos que conlleva traer una vida que ya ha acabado a un mundo diferente al suyo. Pero podría. Al fin y al cabo soy la Muerte.

Desmond se aparta un poco para coger su teléfono (que tenía en vibración en el bolsillo.)

-¿Sí, Muz?-escucha un momento y siento cómo bloquea nuestra conexión-. Repite eso. Bien, gracias, Muz. Te debo una-cuelga y se acerca a Harry, pero habla para que le escuchen en toda la sala-. Los hombres lobo no se han tomado muy bien la noticia de que volverán a salir a la luz después de tanto tiempo. Lo mismo para los vampiros. Algunas manadas y clanes pueden dar muchos problemas a partir de ahora.

-Tendremos que tener un plan de contención. ¿Recuerdas lo que ocurrió en Dashur?

-¿La batalla entre ambas razas? Sí-Desmond frunce el ceño-. ¿Estas insinuando que será igual?

Interrumpo en la conversación.

-No, esta vez las consecuencias serán catastróficas. Será una caza de brujas a gran escala. Los muertos del mundo mágico el primer año se contarán por millones, pero al siguiente la raza humana podría ser exterminada. Y lamentablemente los Dioses nos veremos obligados a luchar junto al mundo mágico.

-¿Cómo puede estar tan seguro de eso, señor Hastings?

-Soy el Dios de la Historia, tanto pasada como posible futuros. Solo hay que ver las progresiones en las guerras mágico-muggle para saber la conclusión de esta-miro fijamente a Harry-. Se repetirá el suceso de la Atlántida, Guardián.

Sus ojos verdes brillan con furia.

-No pienso volver a vivir eso. Convoca una reunión de emergencia con las manadas y clanes leales a nosotros. Pero tenemos que hacer algo más...-Harry y Draco intercambian una mirada.

-El sueño...

-Podría funcionar. Son 193 países y si son dos soldados por cada uno...

-Serían 386 soldados especializados.

-Pero tendrán que tener una buena base. No tengo intenciones de bajar el ritmo.

-¿Podéis dejar de hablar en chino? Todavía estoy en la base.

(Solo Desmond es capaz de interrumpir de ese modo a los Señores. Supongo que por su amistad con Harry...)

-Bien, lo diré claramente. La idea es crear un ejército en conjunto con todos los países del mundo. Cada uno elegiría a dos de sus mejores soldados para que sean entrenados personalmente por mí y los Dioses.

-Pero... ¿tendremos tiempo para eso? Según hemos entendido la guerra está a punto de comenzar.

-En realidad tenemos algo menos de diez años. Los clanes y las manadas necesitan tiempo para formar alianzas estables. Si esto hubiera ocurrido hace un siglo tendríamos más de cincuenta años, pero las nuevas tecnologías están avanzando mucho la comunicación entre ellos.

-¿Diez años? Entonces no tenemos que preocuparnos ahora.

-Diez años puede parecer mucho tiempo, pero para los inmortales es solo un fugaz relámpago en sus eternas vidas. Necesitamos todo el tiempo que podamos.

-Habla con tu madre si estás tan preocupado con eso.

Los Dioses en la sala no podemos evitar echarnos a reír cuando Draco dice eso. (Ese ha sido bueno...)

-Muy gracioso, Draco, realmente hilarante.

-No, en serio, habla con tu madre. Salimos de la Ciudad sin avisar, así que estará preocupada por que tu "pequeño hijo" se haya perdido.

-¿Pequeño hijo? Dray, te recuerdo que tengo más de dos millones de años.

-Y tu madre tiene un millón más. ¿Podemos dejar este tema, por favor? Hablar en millones de años me da dolor de cabeza.

Esta vez es Harry quien sonríe (por haber ganado la discusión.)

-Les dejaremos un tiempo para que se acostumbren a la nueva información. Volveremos en un mes o así, para entonces creo que habrán tenido suficientes discusiones de si nos creen o no. Por ahora tengo que pedirles por favor que no lo divulguen antes de prepararnos.

Después de sus susurros de asentimiento los Dioses nos marchamos. En cuando estamos en el vestíbulo salto para abrazar a Desmond.

-¡Vamos a ser padres!

Él ríe y me abraza con fuerza. El resto de Dioses sonríen felices.

-¿Volvemos a la Ciudad? Puedo enseñaros la Esfera con vuestro hijo.

Desmond y yo nos miramos y nos aparecemos sin una palabra. Esperamos frente a las puertas a que lleguen el resto. (Por supuesto lo hacen entre risas.)

-Tú primero, mi Señor.

Draco sonríe a Harry y ambos entran en la Sala de las Esferas. Mi mirada enseguida se ve atrapada en una de las esferas, la que brilla de un tono grisáceo. Desmond y yo nos acercamos enseguida.

-¿Es este?

-Sí. Será igual que un embarazo normal. Tardará nueve meses y a partir del quinto podremos saber el género-Draco intercambia una mirada con Harry. (¿Qué ocultan?)-. Nosotros nos vamos, podéis quedaros aquí el tiempo que queráis.

Asentimos y ellos se marchan. Desmond y yo volvemos a mirar la esfera y a nuestro futuro hijo.