Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Bueno, aquí el capítulo final, no diré nada más que espero que lo valoren, son 20 páginas! Realmente lo venía postergando porque es un final épico, es la primera vez que hago una cosa así, pero qué quieren que les diga, estoy super conforme. NO haré epílogos y esas cosas. Si lo necesitan, imaginen lo que gusten por favor.

Esta ha sido una de las historias que más trabajo me dio crear, los capítulos fueron larguísimos, super elaborados (al menos me dieron un trabajo enorme), pero no es de las más populares, pero aún así estoy conforme. Está dentro de mis historias favoritas.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen son de Isayama Hajime.

Advertencias:Uuuf, como se los digo, bueno, muerte de personajes, mucho angs, al principio, al final, y un final épico, como creo que nunca voy a volver a hacer. Si creen que están preparados, disfruten!

MENCIONES Y DEDICATORIAS ESPECIALES:

PARA LA BELLA Minrukia que me lo pidió en cada comentario que hizo de las otras historias, al fin hermosa, aquí tienes!

PARA MI PRECIOSA WAIFU CHARLY LAND, porque te gustan las cosas raritas y espero que este final te guste.

Para XOCHILT ODA, mi gran amiga, compañera, que siempre me tiene presente para todo, que está en un mensajito en un deseo, gracias preciosa, te mereces todo mi amor.

Para BELLE COQUELICOT, que le gustaba mucho esta historia, no sé si la seguirá, pero espero que disfrute este capítulo de cierre.

Y PARA TODOS LOS QUE SIEMPRE ME SIGUEN, ME APOYAN, ME AYUDAN, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, HA SIDO UN PLACER Y UN HONOR HABER COMPARTIDO ESTA CREACIÓN CON USTEDES, HASTA EL PRÓXIMO FIC!

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"Siempre parece imposible...

hasta que se hace..."

Nelson Mandela

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Estaban sentados alrededor de una fogata, Eren sentado al lado de Levi. Erwin en el frente y mago un poco más alejado.

— ¿Entonces será ahí?

—Así es, es suelo sagrado, y aunque ya no me cabe duda que Zadquiel es el líder de todo este movimiento, al menos las fuerzas del mal no podrán desplegar todo su potencial –habló Levi.

— ¿Puedo sugerir algo? –dijo con timidez el oráculo.

—Claro, Eren –animó el brujo.

—Considero que podríamos trazar un círculo protector –explicó mientras que con una ramita dibujaba en el suelo, ejemplificando-. De ese modo podríamos hacer la invocación del libro sin interrupciones. Recuerdo algunos conjuros que aprendí acerca de esto.

—Excelente idea –opinó Erwin.

—Ningún círculo protector será suficiente contra un arcángel –habló el mago mientras pelaba una manzana y se llevaba un pedazo a la boca.

—Es cierto –aceptó Levi-. Pero al menos vamos a reducir la cantidad de enemigos. ¿Qué harás tú? ¿Estarás junto a nosotros o huirás como la rata que eres? –acusó mirándolo de reojo.

—Me quedaré, por supuesto, no tengo intenciones de que el mundo caiga en manos de esos idiotas. Pondré de mi parte para fortalecer el círculo.

—Bien.

Terminaron de cenar y se fueron a dormir. Al otro día partieron al alba.

Cerca del mediodía llegaron a un pequeño poblado, aprovecharon para que los caballos descansaran y para aprovisionarse un poco. Habían decidido ir a las Colinas Sagradas del Norte, y tendrían al menos unos dos días más de travesía. El lugar se llamaba así porque antiguamente muchos monjes, sabios y eruditos habían utilizado el lugar para prácticas espirituales y fortalecimiento de habilidades energéticas. Se decía que el lugar tenía un poder asombroso, que de solo pisar el lugar una calma y una extrema paz envolvía a sus visitantes.

No había una explicación concreta, pero se presumía que había existido un portal en el mismo que transportaba a dimensiones más elevadas, y que criaturas de altas vibraciones habían utilizado el mismo. Desde entonces se lo consideraba tierra santa y había sido bendecida y protegida en innumerables ocasiones.

Se apostaron en una vieja casa que les facilitó el comisionado del pueblo. No era un lujo, pero había varias habitaciones acondicionadas y parecía bastante acogedora. Todos pudieron disfrutar de un largo y relajante balo con agua caliente. Eren estrenó algunas ropas que Levi le había comprado y que le sentaban de maravilla, una camisa blanca algo suelta al cuerpo, de algodón resistente y fino. Un pantalón marrón suave y un conto negro de cuero, completaba el atuendo una capa verde oliva con capucha, que era bastante abrigada.

—No te hubieras molestado –dijo el joven algo emocionado mientras sus dedos repasaban las hermosas telas.

—No seas humilde, Eren –comentó Levi acercándose y sentándose a su lado-. No las guardes, úsalas por favor.

—Quería guardarlas para una ocasión especial…

—A tu lado todas las ocasiones son especiales.

El joven lo miró con los ojos brillantes por esas hermosas palabras, se acercó despacio y unieron sus bocas en un dulce y hermoso beso. Eren cerró los ojos y apoyó su cabeza sobre uno de los hombros de Levi, el hombre lo abrazó por la cintura.

—Soy muy feliz a tu lado –le susurró el muchacho.

Levi sonrió tranquilamente y besó el cuello del joven con ternura.

—Yo también, Eren… yo también.

—Eeeh… disculpen –dijo Erwin bajando la mirada, estaba de pie en el dintel de la puerta-. No quise interrumpirlos, pero quería avisarles que la cena está servida. No quiero pecar de soberbio, pero la hice yo, al fin van a probar mi estofado especial de ganso –comentó sonriendo confiado.

— ¡Qué bien! –habló el de ojos verdes con entusiasmo.

—Ahora vamos –agregó Levi, poniéndose de pie.

El muchacho se puso las lindas ropas y pronto todos estaban en el comedor disfrutando de la exquisita cena. Todos repitieron su porción.

—Y hasta ahora recién muestras tus habilidades culinarias, cejón –dijo Levi encendiendo un cigarro-, de haber sabido que cocinabas así te hubiéramos encargado la tarea antes.

—Justamente por eso cocino poco, pero las veces que lo hago le pongo mucho amor.

Todos rieron afablemente.

—Por cierto, anduve por el pueblo y estuve junto con unos finqueros que tuvieron problemas al perder unos animales –les contó el mago-. Así que los ayudé y en compensación me regalos varias botellas de finos licores y un vino añejo –se puso de pie y trajo una alforja con las bebidas-. Propongo que hagamos un extenso brindis y nos relajemos.

—No sé ustedes, pero yo estoy de acuerdo –se sumó el sacerdote aflojándose los primeros botones de la sotana.

—Me parece bien –aprobó Levi.

—Bueno, yo no soy de beber mucho, pero la verdad es que quisiera acompañarlos –indicó el joven.

—Bebe cuanto quieras –alentó Levi-, sólo disfruta y tómatelo con calma, yo velaré por ti.

Las velas se fueron consumiendo, a la vez que la botella de vino se terminó, reemplazada por otra de licor de mandarinas. Para cuando iban por la mitad del licor de peras, Erwin estaba más que achispado, el mago otro poco, Levi parecía que estaba tomando agua porque no se lo notaba diferente, y Eren tenía las mejillas encendidas, se sentía un poco alegre, pero estaba bebiendo moderadamente.

El brujo y el cura contaron diversas anécdotas, que hicieron desternillar de risa al grupo.

—Hay maldiciones que realmente son un asco –contaba Levi-, una vez a una comunidad entera le salieron ampollas en los traseros. Lo peor es que producían un hedor espantoso.

—Lo recuerdo, Levi vomitó hasta el estómago ese día –retomaba el relato Erwin-. Especialmente cuando uno de los pueblerinos vomitó sobre él.

—Por Dios, hablemos de otra cosa.

Eren reía candorosamente y se apretaba contra el brazo más cercano del brujo. Luego Jean deleitó a todos con otras anécdotas de sus principios en la magia.

— ¿Yo qué podía saber que esas odiosas hormigas crecerían como cigarras con ese preparado? –comentaba, mientras todos se carcajeaban-. Eso no fue lo peor, las muy desgraciadas se comieron toda la cosecha de mi amado maestro, que en paz descanse. Ese día me dio fuerte con su bastón en las nalgas ¡Oigan, les estoy contando una tragedia! –Levi se secaba las lágrimas de la risa y a Eren ya le dolía la quijada-. Estuve una hora arrodillado en granos duros de maíz, y durante un mes tuve que palear el estiércol del establo… Aprendí a no tocar las posiciones cuando él no estaba en la casa. Pero mis desgracias no se acabaron con eso, no señor. Una vez me comí una longaniza especial que mi maestro guardaba celosamente, no me culpen, me había dejado ese día sin almuerzo, ya no recuerdo porqué… Luego me aplicó un hechizo de deformidad, y tuve una joroba en mi trasero por cuarenta días.

—¡JAJAJAJAJAJA! ¡U-una jo-joroba! –Erwin estaba desparramado sobre la mesa.

—No es gracioso, los pantalones no me subían, tuve que usar faldón, andaba escondiéndome de la gente del pueblo… Tal vez merecía escarmiento, pero eso fue un exceso, no me digan que no. Como sea, ya se terminó esa botella, guardé lo mejor para el final –dijo sacando una pequeña petaca del fondo de la alforja, un líquido cristalino y transparente reposaba allí-. Pisco ajenjibrado –comentó con sonrisa triunfal.

—Oh, ten cuidado Eren, eso es en verdad muy fuerte –aconsejó Levi.

Todos se sirvieron un poco, ya que no era mucho, brindaron y se lo tragaron en pocos sorbos.

Ya al último Erwin y Levi entonaban himnos gregorianos antiguos, Jean estaba casi dormido sobre la mesa y Eren estaba apoyando contra el brujo, mientras una de sus manos estaban entrelazadas.

—Tienes una hermosa voz –le susurró.

—Gracias por el halago, alguna vez te enseñaré uno de éstos, son hermosas canciones. Aaah, tengo mucho sueño. Creo que se nos hizo muy tarde.

Erwin apenas podía mantener los ojos abiertos.

—Bueno, vamos a dormir –exclamó Jean entre hablando y bostezando.

El sueño era tan pesado y abrumador, que apenas apoyaron la cabeza contra la almohada quedaron desmayados prácticamente.

—0—

Levi fue el primero en despertar, tenía una fuerte resaca que le hizo arder los ojos al sentarse, y sobarse las sienes que le latían dolorosamente. Miró alrededor, se había acostado vestido, ni siquiera se había sacado los zapatos. Se sentía levemente mareado. Le pareció extraño, normalmente tenía una resistencia anormal a las bebidas, pero tal vez la mezcla y el fuerte pisco del final fueran los culpables.

Lo segundo que le extrañó es que Eren no estaba en su cama. Evidentemente había dormido allí o al menos se había acostado, porque el edredón estaba algo arrugado. Arrastrando los pies comenzó a buscarlo por la casa. Primero pasó por el baño, a lavarse la boca y refrescarse la cara, vaciar la vejiga y despabilarse un poco.

— ¿Eren? –lo llamó-. ¡EREN! –gritó más fuerte. Su desesperación comenzó a crecer al no encontrarlo ni el salón, ni en la cocina, ni en los alrededores. Cuando se dio cuenta faltaban dos caballos. Entonces cayó en cuenta de todo.

Entró corriendo a la casa, la habitación del mago estaba vacía.

— ¡MALDITO HIJO DE PUTA! –Gritó colérico.

Erwin venía agarrándose de las paredes del pasillo. Y lo miró sin entender.

— ¡Ponte listo, ya mismo! –rugió el brujo que tenía un aura asesina alrededor-. Hoy vas a presenciar una masacre, Erwin.

— ¿Qué… qué sucede? –preguntó sin entender aún.

— ¡El maldito mago de mierda, secuestró a Eren!

—0—

Levi cabalgaba con rapidez. Había utilizado uno de los escritos del libro para seguir "la estela" de energía que había dejado el mago tras de sí.

"Eren, resiste, te encontraré, te juro que lo haré, y cuando lo haga, mataré a ese anciano depravado, esta vez no se lo perdonaré. Suplico que no te ponga un solo dedo encima, porque su suplicio será el peor que una criatura haya conocido…"

El joven comenzó a murmurar muy bajo. Todo el cuerpo le pesaba muchísimo, como si sus extremidades tuvieran kilos de rocas encima. Le dolía mucho el vientre, sentía ganas de devolver, como así también la cabeza estaba embotada, como si todavía estuviera borracho. Lo último que recordaba era seguir a Levi a la habitación. Giró la cabeza haciendo un gran esfuerzo, sentía como si lo estuvieran empujando. Trató de hablar, pero apenas un suave gruñido se desprendió de sus labios. Le ardía el estómago y más abajo también. Mientas más intentaba despabilarse, más intenso se volvía el dolor. Alguien resopló sobre él y se quedó estático.

De repente una urgente sensación de miedo y desesperación empezó a contaminarlo, quiso mover sus manos, estaban atadas. Comenzó a tomar conciencia de lo que había alrededor, pájaros cantando, pasto debajo de él, estaba en un bosque o algo así. Trató nuevamente de abrir los ojos, la luz del sol lo encegueció un momento.

Se asustó más cuando sintió una boca babosa sobre la suya, trató de empujar a ese cuerpo encima suyo con sus manos, pero estaba débil, aun así no se rindió, luchó con todas sus fuerzas, al fin pudo enfocar un poco mejor con su vista, entonces abrió sus ojos desmesuradamente.

Jean, completamente desnudo, entre sus piernas, con la cara contraída por el placer, las mejillas rojas, la lengua afuera como un perro sediento, de vez en cuando agachaba la cabeza y lo besaba o lo lamía.

— ¡No! ¡No! –quiso gritar, pero apenas salían murmullos ahogados. Entonces fue consciente completamente del intenso dolor en sus caderas.

— ¡Ah, ah, así, eso es! –hablaba el mago entrecortadamente-. ¡Tanto tiempo, tanto te deseé así! ¡Ah! ¿Ya despertaste, primor? –Volvió a besarlo, a Eren se le llenó la boca de amarga bilis, corrió rápidamente la cara y tosió medio ahogándose mientras escupía-. Ya, ya tranquilo, aaaah, ya… un po-poco más… mmm…

El corazón del oráculo latía desenfrenadamente, mientras seguía tosiendo, sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Por qué? ¿Por qué estaba pasando eso?

—Levi… ¡Le-levi!... ¡Leviiii! –sollozó lastimeramente, mientras su cuerpo se llenaba de espasmos por la vergüenza, el miedo y el asco. ¿Dónde estaba Levi? Lo necesitaba.

—Es… mmm… inútil, ja, ja –le susurró en el oído-, tu querido brujo, aaaah… no vendrá…

"¡Sálvame, sálvame!", era lo único en lo que podía pensar. Siguió empujando con sus manos, tratando de patear con sus piernas, pero era inútil, era imposible. Lloró amargamente, mientras el mago apretaba sus muñecas por encima de su cabeza y seguía embistiéndolo con fuerza. Luego de mucho Eren se quedó quieto, resignado, mancillado, esperando que todo se terminara de una buena vez. Intentó apelar a su fuerza, a su poder interior… pero descubrió con pesar que ya no estaba allí… había desaparecido, se había ido… al igual que su pureza.

—0—

Corrió sin detenerse ni un momento, cruzando temerariamente entre los árboles, arbustos y piedras, cayó varias veces, se cortó con las ramas, se clavó espinas, pero su determinación era tan fuerte que no lo detendría nadie, ni siquiera el mismísimo Satanás.

Tomó el arco de Connie, ese que Sasha le diera en memoria de su difunto hermano, colocó la flecha y se detuvo varios metros para apuntarle a la comadreja que estaba a lo lejos. Su respiración era agitada. No pudo atinarle a la cabeza como le hubiera gustado, pero al menos le dio el en lomo. El animal chilló agónicamente, y se escabulló con rapidez.

Corrió aún más rápido, siguió la estela de sangre, tomó otra de las flechas y esta vez sus antebrazos se llenaron de estelas de vapor blanco, usando al máximo su intuición apuntó, lanzó y dio en el blanco de nuevo, esta vez un grito humano se escuchó y los pájaros volaron asustados.

— ¡No huyas más! ¡No podrás esconderte, escoria! ¡Te encontraré así te vayas al inframundo!

Caminó seguro, y lo encontró rengueando, tratando de alejarse inútilmente. Lo miró de una manera demoníaca, el aura de Levi era tan fuerte que al girar elevaba su ropa y sus cabellos, el pasto debajo de sus pies se consumía y quedaban negros círculos bajo sus huellas.

Jean lo miró con terror, una flecha incrustada en un brazo, y otra en su pantorrilla, estaba desnudo y respiraba agitado.

— ¡Espera! –dijo levantando una mano y deteniéndolo-. Sé cómo derrotar al arcángel, si me dejas con vida, prometo que te lo diré.

—¡¿DÓNDE ESTÁ EREN?! –las olas de energía se hacían casi visibles a medida que el brujo se acercaba.

—No lo sé, lo juro por mi vida, salió corriendo, no pude detenerlo.

—¡¿Qué mierda le hiciste?!

La barbilla del mago tembló, no pudo emitir palabra, jamás en toda su vida había estado tan aterrorizado, intentó mover sus manos para realizar un pase mágico, pero rápidamente Levi le abrió un tajo desde la muñeca al dedo mayor con un filoso cuchillo.

— ¡ARRGH! ¡Espera! ¡Lo siento, lo siento! –dijo arrastrándose y llorando, tratando de tocar uno de sus pies.

—O me dices donde está Eren, o será la última vez que veas la luz del sol, escoria.

—Corrió, se fue hacia el poniente, te lo jurooo… aargghhh…

Levi lo pateó con brutalidad en el estómago, el mago gimió y se quedó doblado apenas respirando sobre el suelo.

— ¿Qué le hiciste? –dijo hincándose sobre su pecho y apuntando con la hoja de la daga a su cuello.

—Fue su culpa… él me sedujo… -apenas pudo mascullar el hombre. Levi lo miró con frialdad. Notó entonces que tenía parte del cuello, una mejilla y el pecho lleno de rasguños. Incluso en el antebrazo con el que intentaba cubrirse, dos mordidas grandes que habían abierto la piel.

Su cuerpo se estremeció de solo imaginarse a Eren luchando contra ese pervertido. Sin pensárselo dos veces lo tomó del miembro y se lo cortó desde la base en un movimiento limpio y veloz. El mago gritó retorciéndose en agonía, gimiendo, llorando y quejándose, mientras intentaba detener la sangre que salía rápidamente con poco éxito.

Levi arrojó el pedazo de carne con asco, se sentó sobre el estómago del hombre y tomó la daga con sus dos manos, llevándola por encima de su cabeza.

—Debí hacer esto hace mucho… ha sido mi error perdonarte la vida antes…

—0—

Eren estaba escondido en el hueco de un árbol, temblando como un venado recién nacido, su cara manchada de sangre y lágrimas, sus piernas con algunos golpes, sus pies lastimados, la sangre seca entre sus muslos, apretando los dientes y tragándose las ganas de chillar. Completamente asustado. Sintió pasos y su corazón comenzó a latir con fuerza. Asomó apenas su cabeza y lo vio.

Levi con una cara completamente seria, cubierto de sangre, aún fresca, sobre los pantalones, la remera, los brazos, la cara. Era en verdad una temible visión. Se apretó contra el tronco con más fuerza, tratando de encogerse, de hacerse lo más pequeño posible.

Levi se quedó frente a él, a unos metros de distancia y se arrodilló.

—Eren… -lo llamó con dulzura-. Soy yo, mocoso de mierda… ya no tienes nada que temer… -trató de acercarse un poco, pero el joven sollozó con fuerza.

— ¡No te acerques! –le ordenó-. No te acerques… uugh… yo… estoy manchado… soy un inútil… ya no sirvo para nada… uuughh…

Levi se acercó igual, muy despacio, sintiendo que el corazón se le fragmentaba al verlo así de dañado.

—Eren… mírame…

— ¡No!

—Eren… no me importa nada… te amo… -El joven detuvo su lamento unos segundos y abrió grande sus ojos, pero aún no se permitía mirar a Levi-. Escúchame, por favor… Fue mi culpa… -Ésta vez el brujo se quebró, agachando la cabeza y respirando entrecortadamente, tratando de dominarse-. Lo siento… lo siento… no te cuidé… es mi culpa…

Poco a poco el joven comenzó a moverse, saliendo de su escondite, su rostro lleno de suciedad y lágrimas, lo miró con pena.

—Te amo, Eren, nada, absolutamente nada puede cambiar eso, aunque me consuma en el infierno, aunque se lleven mi alma, mi corazón te pertenecerá… por siempre… Lo daría todo, por volver el tiempo atrás… -sendas lágrimas se abrieron paso por su adusto rostro. Sintió las frías manos del joven tomarlo de la cara, levantó su cabeza y apenas sus ojos se encontraron, Eren comenzó a llorar desesperado. Lo abrazó de inmediato, cubriendo la castaña cabeza con sus manos, sintiendo todo el dolor del joven traspasarlo.

— ¡Leviiii! ¡Aaaaayyy, Leviiii! ¡Uuughh!

Trató de consolarlo de la mejor manera posible, sosteniéndolo en sus fuertes brazos. No lo soltaría, no lo dejaría nunca más, así tuviera que entregar su vida si era necesario.

—Te amo, te amaré por siempre, mocoso, no llores más, ya pasó… Perdóname… perdóname…

—0—

Cuando Eren al fin se había dormido, luego de darle un té relajante, Levi lo soltó un momento y se fue a la cocina a buscar un café, para luego volver a la pieza. Tenía profundas ojeras. El joven apenas si conciliaba una o dos horas de sueño y luego se despertaba gritando agitado y llorando desesperado. Entonces Levi estaba ahí para sostenerlo entre sus brazos, secar sus lágrimas y hablarle dulcemente hasta que volvía a dormirse.

— ¿Cómo estás? –preguntó Erwin con semblante taciturno.

—Como la mierda, ya ves. Como sea, he sentido lo que se aproxima –dijo mirando con tristeza a través de las ventanas-. Debemos partir mañana, a como dé lugar. Eren debería quedarse, no quiero exponerlo a más peligros.

—No podemos dejarlo solo.

— ¿Y lo llevaremos? ¿A qué? Será una lucha sin cuartel. Tal vez deberían quedarse ustedes, así al menos te tendrá a ti para que lo cuides. Después de todo andan detrás mí.

—No podrás solo.

—No te sientas mal, Erwin, pero tampoco serás de mucha ayuda. Conserva tu vida, anciano –le dijo con una sonrisa melancólica.

—No, se lo prometí a tu madre.

—Hazlo por mí, yo ya no podré cuidar a Eren, no es justo que se quede solo. Te lo estoy pidiendo como un favor personal. Sabes mejor que yo que no volveré –Erwin bajó la mirada-. Estuve leyendo el libro, hay una manera de transportar el séptimo sello lejos de esta dimensión. A estas alturas realmente no sé si será posible que lo haga solo, ya que se necesita la fuerza del oráculo, pero ya no contamos con esa ayuda. Pero no te preocupes encontraré la manera…

— ¿Te refieres a la transmutación?

—Así es… si logro transfigurarme, elevar mi energía y liberar la fuerza de mi espíritu… tal vez tengamos una oportunidad, ellos jamás alcanzarán el sello.

—Realmente te admiro…

—Bueno, parece que después de todos los brujos estamos destinados al fuego, no importa qué –comentó con una sonrisa trágica. Erwin bajó la cabeza.

—Erwin, realmente necesito que me ayudes con Eren… -le dijo con voz suplicante, luego miró hacia la habitación al escuchar un sollozo-. Se ha despertado, piénsalo por favor –y se dirigió al lugar.

El sacerdote suspiró con sentimiento. No era como si no hubiera presentido que las cosas decantarían en eso. Kuchel se lo había dicho hacía mucho.

"—Mi hijo no sabe el poder que porta, y eso conlleva una gran responsabilidad. Me duele mucho que tenga que ser de esta manera, anhelo que no tengamos que llegar a tomar una medida drástica, en verdad espero que no. Pero si algún día sucede… por favor, Erwin, ayúdalo…"

En ese momento el hombre no llegó a entender del todo a qué se refería la bruja. Pero a medida que fueron descubriéndose las cosas… siempre había tenido la esperanza que esto se podría haber evitado, ahora… ya era tarde…

—0—

Eren abrió sus ojos, aun le dolía el cuerpo. Se sentó y se sorprendió de encontrar a Erwin sentado en una silla a un costado, se había dormido leyendo la biblia que siempre llevaba entre sus ropas.

— ¿Erwin? –Preguntó con la garganta seca, tomó el vaso de agua que estaba en la mesa de luz y bebió un poco, el hombre se despertó y se estiró-. ¿Dónde está Levi?

—Oh, Eren, ¿cómo te sientes?

—Un poco mejor, ¿y Levi?

El sacerdote frunció sus anchas cejas y lo miró con tristeza.

—Levi ha partido, Eren… Se ha ido para completar su misión…

—0—

La lluvia caía por todas partes, pero el corcel no se detenía. Tenía que llegar antes del anochecer. Podía sentir las malas vibraciones, el aire impregnándose de esa aura nefasta, de la obscuridad yendo tras sus pasos. Ya llevaba un día entero al galope, había cambiado dos veces de caballo y pronto debería cambiar de nuevo.

Ahora entendía todas las enseñanzas de su madre, incluso aquellas visiones que Eren no quiso contarle, todo encajaba, lo que el Sabio le había dicho, ahora era el momento de demostrar su verdadera fortaleza. Se había aprendido los conjuros de memoria, llevaba el Libro de los Muertos entre sus ropas junto a las cosas que consideró más relevantes. Iba recitándolos y concentrando toda su energía, esperaba que las potestades celestes y su madre lo ayudaran, lo guiaran y le permitieran lograr su cometido.

Para cuando llegó al pueblo ya era de noche. Pero no podía seguir demorándose. A pesar de que estaba bastante cansado. Repitió lo que venía haciendo, compró un caballo nuevo y continuó la marcha.

Para la tarde del segundo día, con el caballo muriendo por el sobreesfuerzo, llegó al lugar.

—Gracias por tu sacrificio –dijo acariciando la frente del animal, el cual pereció a los pocos minutos de un infarto masivo.

De inmediato se puso a trabajar, buscó el lugar más cercano al este y comenzó a hacer el círculo de protección. El sol se ocultaba rápidamente. Las colinas estaban en una parte alta del lugar, mirando hacia el valle, vio esa ola de oscuridad profunda, como un tsunami que se traga todo a su paso, escuchando los lamentos de los animales, las plantas, las mujeres, niños, hombres y todo aquel que era tocado por esa masa de muerte y destrucción. Se apresuró. Sacó los cuchillos consagrados y los colocó en los puntos cardinales. Se sacó el sobre todo, arrodillándose en medio del círculo, juntó sus manos y comenzó a orar con fervor. Pronto el característico vapor comenzó a envolverlo, a cubrir su cuerpo, mientras su piel se perlaba de sudor. Abrió los ojos y vio la última estela de sol ocultándose en el horizonte. El momento había llegado.

Un destello brillante, como un rayo enorme proviniendo del cielo chocó al frente produciendo un terrible estallido, junto a una ola expansiva de viento y vapor. Levi se cubrió con los brazos. Ya estaba aquí. El arcángel se mostró en todo su esplendor. Sobrevolando el suelo a un metro, con las alas extendidas que eran grandes como casas, su aura expandiéndose e impregnándolo todo. Sus ojos amatistas brillando, y una seriedad poco habitual para un ser de su especie. Levi sintió auténtico miedo. Nunca lo había sentido enfrentándose a criaturas del averno, siempre tuvo la seguridad de que podía salir ganando, pero ahora… era diferente.

—Miren nada más… -dijo Zadquiel con esa voz que no era humana, que no podía clasificarse como una sola. Su túnica dorada y blanca resplandecía, sus dorados cabellos caían ensortijados, era en verdad una criatura bellísima… bellísima y letal, recordó Levi-. Qué bien te ocultaste todo este tiempo, aunque lamento decirte que ha sido completamente en vano.

Portaba una enorme alabarda dorada en su mano, con dos picos en los extremos de varias puntas. Levi se percató que alrededor de las Colinas Sagradas había una masa incalculable de sombras tapándolo todo, sólo quedaba el resplandeciente arcángel al medio.

—Estás cometiendo un error, Zadquiel, el Supremo no te lo permitirá…

—El Supremo no tomará cartas en esta lucha, una lucha inútil por cierto, porque quieras o no, te romperé en mil pedazos, y junto contigo ese último sello –aseguró sonriendo triunfal-. Sólo te prometo que será rápido, ni cuenta te darás, caerás muerto antes de tocar el suelo.

— ¡Dios protegerá este mundo!

—YO SOY DIOS… -habló el arcángel con voz tronadora, haciendo que a Levi se le erizara la piel-. ¿Acaso no te das cuenta, Levi? Estás… completamente solo ahora… Tal vez si tu guardián hubiera permanecido casto, habrían tenido una muuuuy pequeña posibilidad, pero ahora, será imposible.

— ¡Eres un arcángel! Se supone que tienes corazón… ¿Cómo puedes destruir las vidas de este mundo y no sentir remordimiento por eso?

— ¿Acaso los humanos han sentido remordimiento? ¿Cuántas muertes se necesitan para calmar la avaricia de los humanos?, la de tu madre también. Sabes que estoy en lo cierto, este es un mundo corrupto y cruel, los buenos volverán a la casa de mi Padre, y los demás serán ajusticiados. Desaparecerán al fin… los celos… la ira… las torturas…

— ¿Y luego qué? ¿Forjarás un mundo ideal? Eso no existe, es una utopía, incluso tú, con tu rango espiritual también deseas, también condenas, no eres diferente a nosotros…

—No blasfemes, insignificante brujo.

—Estás ciego, ciego de poder y ambición, eres tan corrupto como esos demonios –dijo mirando a las sombras que se revolvían, abrían y cerraban sus fauces, lo miraban hambrientas y se arañaban entre ellas-. ¡Mira a tu alrededor Zadquiel! ¿Con ellos formarás tu nuevo mundo? ¿O los traicionarás también y los mandarás al averno como estás haciendo con nosotros ahora?

—Tu mente finita es demasiado simple para entender a mi infinita mente. Entrégate criatura, ya no puedes huir, ni esconderte.

—No me daré por vencido –dijo poniéndose de pie, su aura incrementándose-. Si de todas maneras he de morir, no será agachando la cabeza. No te daré la satisfacción de entregarme, ¡ni aun en mi último suspiro!

—Tu destino está sellado, y lo sabes. Dejemos de perder el tiempo, es hora de terminar con este gran trabajo –el arcángel lo señaló con su alabarda-. ¡Destrucción! –dijo mientras sus ojos centelleaban e hizo un movimiento oscilante con su brazo, de la alabarda salió un viento dorado que dio de lleno contra Levi. El brujo invocó el escudo de protección de la llama azul, los conjuros del círculo brillaron con fuerza, resistiendo el embate, pero dejándolo algo débil-. Primer movimiento y mira cómo estás… entiéndelo criatura ignorante, no eres rival para mí.

Levi se sacó la remera y comenzó a mover sus brazos haciendo pases mágicos, los tatuajes en su cuerpo comenzaron a tornarse de un rojo brillante. El arcángel se alejó un poco y luego sonrió.

—Interesante… aunque sigue sin ser suficiente…

—Eso lo veremos… ¡ESPADA DE DIOS! –Juntó sus antebrazos y una estela de brillantes llamas blancas los envolvieron, los movió como si realmente tuviera una espada en sus manos-. ¡Ahora!

Una semi luna de luz salió despedida, el arcángel apenas se movió, una parte pequeña de la punta de su ala derecha se calcinó de inmediato, mientras un sutil rasguño se dibujaba en su rostro. Frunció el ceño con molestia.

—Ya veo, no tienes respeto alguno, infame, blasfemo. Había decidido ser sutil contigo –dijo tocando con un dedo la herida de su cara y restaurando la piel-. Pero creo que no te hare más concesiones –volvió a mover la alabarda mandando otro destello de luz.

— ¡ESPADA DE DIOS!

Las dos energías chocaron al frente de ellos produciendo un feroz estallido e iluminando el lugar, incluso las sombras de alejaron de inmediato gritando enardecidas. Levi respiraba agitado. El arcángel abrió su otra mano y la movió en círculos, se abrió una especie de portal dorado, con luz azul adentro, de allí se vieron sendas puntas salir, unas especies de "espinas" de color dorado, y largas como de 30 centímetros hicieron su aparición. Blandió la alabarda a la vez que empujaba con su otra mano para enviar esas "espinas". Levi trató de rechazarlas, recibiendo de lleno el golpe de la alabarda su escudo de protección, el círculo brilló, la mayoría de las espinas de desviaron, cayeron sobre algunas sombras consumiéndolas en el acto. Pero dos de ellas se clavaron, una en su hombro y otra en un pie. Se tragó un quejido, no podía retirarlas sin separar sus brazos y eso lo dejaría más indefenso aún, por lo que resistió como pudo. Finas gotas de sangre empezaron a deslizarse lentamente y a caer al suelo.

—Admiro tu valentía y empeño. Pensar que podrías haberlo tenido todo de haber aceptado mi ofrecimiento…

— ¡Jamás! ¡Defenderé estas tierras, con todo mi ser! –"por favor, Dios", oró en su mente, "ayúdame, dame la fuerza necesaria para resistir".

El arcángel repitió su movimiento. Las sombras comenzaron a alejarse, tanta luz y destellos las dañaban, sería mejor mantenerse al margen hasta que todo terminara. Levi era consciente de que solo estaba resistiendo, necesitaba hacer algo más que solo quedarse parado, necesitaba atacar de alguna manera. Entonces manteniéndolo ocupado, comenzó a recitar el conjuro del libro de los muertos mientras enviaba sendos ataques con su Espada de Dios. Detrás del arcángel comenzó a formarse una lanza de luz blanca. El brujo estaba completamente concentrado, sus tatuajes empezaban a arder demasiado logrando cocinarle parte de la piel, pero necesitaba toda la energía posible, así se terminara consumiendo por ello, y ciertamente eso también era parte del plan.

"¡Al fin!", pensó cuando tuvo la lanza completa.

— ¡RAYO DE LUZ, ATACAAAAA!

Levi cayó de rodillas, completamente consumido por el esfuerzo, las gotas de sudor caían profusamente de su cuerpo. La lanza se dirigió directa al cuerpo del arcángel. Pero una mano enorme y negra la tomó antes de que llegara a su destino, el arcángel se giró. Una bestia enorme, como de cuatro metros, completamente negra, ojos carmines y con iris de felino, dientes puntiagudos y amarillos, garras enormes, cola de pantera y pies de carnero que hacían retumbar en la tierra al moverse, se hizo presente. Era… El gran obscuro, líder absoluto del clan de las sombras.

La lanza ardió en su mano consumiéndola completamente, pero desapareciendo luego, entonces el ente volvió a regenerarla.

—No… es… es suelo sagrado… tú no… no puedes… -dijo Levi mirándolo anonadado.

—Cuenta con mi protección –habló el arcángel-. Por eso no necesito que todas las sombras ingresen, con él es suficiente –explicó.

—Maestro… -habló el monstruo con una voz tétrica y distorsionada-. No se ensucie sus bellas manos, déjemelo a mí –para luego relamerse con hambre.

—Ten cuidado, Gran Obscuro, no es un brujo común, aunque creo que ya lo sabes. Pero está bien, te daré la oportunidad de que te diviertas con él.

Levi se puso de pie y volvió a concentrarse. Aún podía utilizar dos conjuros más, además esa cosa no atravesaría el muro, no aún. El ente tenía el poder de cien mil sombras, y además era el demonio de más alto rango en ese clan, tan importante como Lilith. El brujo separó sus brazos, juntó sus manos y comenzó a conjurar de nuevo, para pedir la protección de la espada de San Jorge, la misma se materializó en su mano derecha, la hoja de un azul brillante incandescente y nuevamente el vapor se empezó a desprender de su cuerpo.

—No resistirás mucho más si estás usando ese caudal de energía, brujo, lo sabes… -deslizó el arcángel mirándolo con desdén.

El demonio abrió sus fauces, desencajando su mandíbula que cayó hasta sus clavículas, desde dentro se formó una bola de energía roja demoníaca muy poderosa. Levi blandió la espada cuando esa bola se le vino encima, sus brazos se resintieron al sostener la espada con tanta fuerza, el aire caliente que emitió la misma al ser cortada hizo que se le sensibilizara la piel, tuvo que cerrar los ojos y fue arrastrado por la corriente algunos metros. Sin duda ese demonio era demasiado poderoso, debería pensar en algo… y pronto.

No tenía opción, debería usar su otro comodín, la espada de San Jorge no era suficiente. Resopló al cortar la tercera bola de energía. Entonces levantó la espada en alto y con un grito de guerrero la lanzó al demonio, el mismo apenas la pudo esquivar quedando clavada en su antebrazo. El monstruo gruñó desaforado. Pero cuando fijó de nuevo esos horribles ojos rojos en Levi, el mismo ya tenía un arco dorado y una flecha en ellos, apuntándole a la bestia. El arcángel abrió grande sus ojos.

—No, no es posible… él… él no puede… un humano no…

— ¡Lux eternum! (*Luz eterna) –gritó Levi y soltó el hilo del arco. La flecha cortó todo a su paso y se incrustó en la frente del demonio, atravesándolo por completo.

Se produjo un estallido inmenso, incluso el arcángel tuvo que elevarse rápidamente, saliendo una de sus alas casi consumida por la mitad. Miró realmente sorprendido a la tierra. Levi estaba caído sobre la tierra hecho una bola sobre sí mismo, temblando y sufriendo intensos dolores. Donde antes estaba el Gran Obscuro, sólo había un manchón enorme de carbón y azufre crepitante.

Las sombras gritaron enardecidas. Levi se tapó los oídos, las mismas atacaron al arcángel, al estar completamente desprovistas de un líder y al no poder ingresar en las tierras sagradas, gritaban desgarradas de dolor y pena.

— ¡INFAMES!

Zadquiel hizo brillar su aura con fuerza, quemándolas a decenas de kilómetros en pocos minutos. Su esplendor era tal que parecía como si el mismo sol hubiera bajado a la tierra. Levi se cubrió los ojos y continuó rezando sin descanso. Cuando al fin el arcángel vio que las sombras desaparecían y las otras que quedaban se alejaban indefinidamente, descendió de nuevo. Miró de manera seria al brujo.

—Está bien, me has impresionado, humano hereje. Pero eso no logrará que termine contigo de una buena vez.

Levi a duras penas se puso de pie, resoplando, con la piel ardiendo en varias partes, logró arrancarse las dos espinas que el arcángel le clavara antes, su cuerpo estaba a un paso de rendirse, más no así sus convicciones y su espíritu.

—Volvemos a ser tú y yo… mírate, eres un estropajo… No creas que me satisface destruirte, eres en verdad un ser muy interesante, pero necesito romper ese sello que reside en ti.

La criatura celestial hizo desaparecer la alabarda. Juntó sus manos y cerró sus ojos. Se comenzó a formar una especie de red de luz llena de flamas blancas incandescentes a su alrededor.

—Plegaria de Dios –recitó el arcángel y luego empujó sus manos hacia adelante, al abrir sus ojos luz salía de ellos. Esa especie de "red" gigante avanzó hasta Levi, la tierra retumbó y el círculo brillo, comenzando a aparecer ciertas grietas de luz en el mismo. Levi lo sabía, su escudo de protección no resistiría mucho más. Pero estaba tan agotado.

Era el momento de usar su último comodín. Metió la mano a su bolsillo, mientras el arcángel volvía a utilizar el mismo ataque. Sacó un pergamino muy diferente a todos los que había utilizado antes. Estaba escrita en una de las páginas del Libro de los Muertos. Con su propia sangre.

—Invocación de las almas perdidas –recitó mientras llevaba el mismo a su frente. El arcángel se detuvo un momento. Su último ataque había resquebrajado el círculo que empezó a perder brillo paulatinamente-. ALMAS PERDIDAS, VENID A MI, CLAMAD VUESTRA VENGANZA, ALMAS SUFRIENTES, VÍCTIMAS DE ESTA MASACRE, ESCUCHAD MI LLAMADO…

— ¡Detente! –habló el arcángel nervioso-. ¡Eso no te ayudará, desatarás un caos peor que el que se puede producir rompiendo el séptimo sello!

—YO ABRO EL PORTAL DEL PURGATORIO, INVOCO A TODAS LAS ALMAS ERRANTES QUE NO HAN SIDO ENJUICIADAS AUN, BUSCAD A VUESTRO DESTRUCTOR, ¡ESCUCHAD MI LLAMADO! ¡AEOM, AEOM, AEOM!

El arcángel movió su mano izquierda y abrió el portal del que nuevas espinas aparecieron y mandó un feroz ataque, debía detenerlo a como diera lugar. Las siete espinas se incrustaron firmemente en el cuerpo de Levi, que jadeó con dolor, pero no soltó el pergamino del cual empezaba a emanar un aura roja y poderosa. Más gotas de sangre llegaron al suelo.

— ¡ALMAS, YO LAS INVOCO, VENID AQUÍ, AHORA, AHORA, AHORA!

Zadquiel mandó una nueva red de energía blanca, a la vez que un portal se abría arriba de la cabeza de Levi, todas las almas que había perecido en la lucha de los sellos, cientos de ellas, se avecinaron de manera desaforada contra el arcángel, eran de un color grisáceo, como fantasmas con bocas obscuras y sin ojos, aferrándose al cuerpo celestes y devorándolo con fruición. Levi cayó nuevamente de rodillas, mientras el pergamino se consumía por completo. Apoyó sus manos en el suelo, temblando de dolor y agotamiento.

Zadquiel luchaba contra esas energías, que le arrancaban parte de las alas, lo mordían y absorbían su energía, como vampiros energéticos.

— ¡Basta, basta ya! –Lograba deshacerse de algunas, y otras más le caían encima.

Levi cayó completamente exhausto sobre el suelo. Cerró sus ojos un momento, tratando de recuperar el aire, mientras escuchaba los gritos del arcángel y la de las ánimas. ¿Sería suficiente? Realmente esperaba que sí, porque no tenía la fuerza necesaria para consumir su cuerpo, y mientras existiera aún existiría el peligro. Unas cálidas y frescas manos acariciaron su rostro y sintió unas gotas impactar en su rostro. Abrió con esfuerzo sus ojos, y los mismo se deleitaron con el rostro dulce y calmo de Eren. Sonrió apenas levantando una mano para tocar esa hermosa cara que estaba llorando.

—Eren… -dijo cansado-. Al fin puedo verte de nuevo… ¿Ya es mi hora?

—No, Levi, aun no, no estás alucinando –el joven lo abrazó y lo estrechó contra su cuerpo con delicadeza.

— ¿No estoy soñando?

—No, mi amor, estoy aquí, contigo…

— ¿Por qué? No, de-debes… hu-huir… huye… huye m-mientras puedas…

—No, soy tu guardián, ¿recuerdas? Aunque ya no tenga poderes, no me iré de tu lado. Ya vez que no es tan fácil dejarme atrás –besó su frente con ternura-. No vuelvas a alejarme, por favor.

Erwin se paró a unos metros de ellos dos, Levi lo miró.

—Somos un equipo, no estás solo, brujito.

Levi sonrió con tristeza y Eren lo ayudó para que quedara arrodillado, sosteniéndolo de un brazo sobre sus hombros. Miraron hacia el arcángel, que estaba herido, que ya se había deshecho de la mayoría de las almas, Las arrojaba de nuevo al portal y las sellaba.

—Deben… deben consumir mi cuerpo –pidió Levi a los dos-. Es la única manera.

—Lucharemos –dijo Erwin-, si no queda absolutamente ninguna opción, se hará como tú pides.

Levi suspiró y luego asintió.

El arcángel rugió enardecido para deshacerse de la última. Sus alas estaba prácticamente devastadas, su túnica hecha girones, su cara, brazos, piernas, lastimados. Respiraba agitado.

— ¡Muy bien, brujo! Ya ha sido suficiente demora, veo que has llamado a más inútiles. Lamento decirte que de nada te servirá. Aunque has jugado bien tus cartas, esto es lo último que podrás hacer, ya no te queda energía. Y ese oráculo ha perdido todo su poder gracias a la intervención del mago. Por cierto, gracias por alivianarme el trabajo, realmente era un ser detestable.

El arcángel comenzó a brillar, haces de energía pura se desplegaban en todas direcciones.

— ¡Es hora de romper ese sello!

— ¡No lo permitiremos! –dijo Erwin dando un paso adelante, sacando su biblia.

—Tus armas son inservibles contra mí, sacerdote.

Zadquiel movió su mano izquierda y nuevas espinas aparecieron, las lanzó con fuerza.

— ¡Erwin! –con gran fuerza Levi se levantó de un salto y empujó al cura, dos espinas dieron contra el cuerpo de Eren, tres cayeron en otros lugares y dos impactaron en el brujo. Una le rozó el ojo derecho y le abrió un tajo en el mismo, otra cayó en un muslo-. ¡Arrgh! –Levi se tapó su ojo herido de donde empezó a brotar sangre.

— ¡Tu nobleza no te salvará! –dijo el arcángel enviando un nuevo ataque.

— ¡No! –Esta vez Eren le hizo frente con gran determinación, las espinas no llegaron a tocarlo, quedaron flotando a escasos centímetros de su cuerpo, del cual empezaron a brotar oleadas de energía dorada, luego las mismas cayeron al piso, inservibles.

— ¿Qué? –dijo el arcángel sin creérselo-. ¡Eso no es posible! ¡Tú has sido mancillado!

Eren miró su cuerpo, sentía la energía nuevamente brotar con inusitada fuerza. Luego miró al arcángel con determinación y le habló con voz segura.

—Yo soy el guardián del séptimo sello, mi misión es protegerlo, y mientras yo esté con vida, tú no podrás tocarlo.

— ¡Acabaré con todos! –dijo la criatura apareciendo nuevamente la alabarda. Eren se giró y miró a Levi que estaba encima de Erwin aún-. No se preocupen, los protegeré, ahora sé que puedo –volvió a girarse y levantando sus manos hacia el arcángel gritó-. ¡Invoco a los miles de soles de Orion!

Tal como sucediera ese día del ataque de las sombras, un tubo de incandescente luz se posicionó sobre el cuerpo de Eren, sus ojos brillaron con fuerza y una explosión descomunal de energía dorada se extendió a cientos de kilómetros, como una lluvia torrencial de flechas doradas y poderosas, la ola expansiva alejó al arcángel varios metros atrás, haciendo que su cuerpo ardiera con fuerza. La criatura chilló enardecida, en completa agonía.

Cuando la luz se disipó, Eren tenía una rodilla en el piso y resoplaba agitado. Zadquiel tenía sus alas completamente consumidas, y se arrastraba en el piso gimiendo.

—N-no… no p-puede ser… un sim-simple mo-mortal… uughh…

— ¡Levi! –Eren lo sostuvo entre sus brazos, esa descarga de energía lo había dejado algo agotado.

Sintieron una explosión más adelante, un portal de los avernos se había abierto varios kilómetros en la lejanía, y vieron como miles de demonios empezaban a salir de adentro para dirigirse al lugar. Pronto un calor profuso se desplegó por el lugar. Erwin tiró agua bendita alrededor y comenzó a orar con fuerza, sendas llamas empezaron a incendiar los alrededores. El escenario era caótico. Eren miró a Levi desesperado, con uno de sus brazos lo sostenía y con su otra mano lo agarró entrelazando sus dedos. El chico brillaba con una tenue, preciosa luz.

-: No sueltes mi mano, pase lo que pase, no te abandonaré, éste es el destino que nos ha unido, así que te pido… no me alejes…

Levi lo miró con profundo amor, a través de la sangre, el calor, las llamas y los temblores de tierra, se hundió en la fuente de sus ojos y apretó su agarre.

-: Está bien, Eren… cumplamos con nuestro destino… Eren –habló Levi mirándolo con su único sano, pero brillante de lágrimas-. Imprégname con tu fuego, dame todo de ti… Lleva este sello hasta lo más alto del universo… Sé mi estrella más grande… y brilla eternamente para mí…

Eren lo miró y sonrió entre los surcos acuosos que se desparramaban sobre su rostro mezclándose con la sangre en la tierra.

—Erwin –lo llamó Eren-, aléjate lo más rápido posible, por favor.

El sacerdote los miró sintiéndose profundamente afectado. Levi le sonrió una última vez.

—Gracias, cejón… por todo…

—Dios los ampare y los bendiga –Erwin sacó una pequeña botella con un óleo sagrado y rápidamente les dio la extremaunción. Miró una última vez atrás y luego largó a correr para alcanzar a los caballos que estaban debajo de las colinas.

Eren abrazó a Levi contra su pecho, con fuerza.

—Gracias por dejarme compartir este honor –Su aura comenzó a brillar de una forma muy potente-. Por ti… lo lograré, volveré a volar de nuevo… la fuerza del sol que dormía en mí… sólo tú puedes avivarla…

—¡NOOOO, NO, NO! –gritó el arcángel, arrastrándose, con los muñones de sus, ahora extintas, alas todavía chispeando en su espalda-. ¡No permitiré que todo se pierda! ¡Malditossss!

Eren cerró sus ojos, el brujo se aferró a él sintiéndose finalmente en paz. El aura del oráculo comenzó a brillar intensamente hasta tornarse de un poderoso naranja iridiscente. Levi sintió la presencia de su madre abrazándolo, y la de Farlan también.

"Lo logramos, mamá, gracias por todo… Pronto nos veremos otra vez…"

Erwin no volvió a mirar atrás, pero gruesas lágrimas brotaban sin parar de sus ojos celestes. No recordaba haberse sentido tan sentimental desde hacía demasiados años, desde ese funesto evento, con la diferencia que ahora ellos le estaban dando una nueva oportunidad al mundo.

El portal de los avernos se cerró de inmediato, todo demonio, o criatura que no perteneciera a la tierra fue consumido de inmediato. Llamas intensas y brillantes brotaron del destruido círculo de protección, pero ni siquiera ellas pudieron separar a las almas del oráculo y el brujo, de ahora en más estarían unidas por la eternidad…

—0—

Pasaron muchos años antes de que el sacerdote volviera a esas colinas. Ahora el paisaje era bellísimo, nada ni siquiera similar a lo que se había vivido esa terrible noche hacía tanto.

Venía con dos aprendices, dos jóvenes de las comarcas aledañas que estaban aprendiendo el camino del Señor. Como su instructor, quería mostrarles los lugares sagrados y emblemáticos de la región. Durante todo el trayecto de casi dos semanas, les había ido contando una versión moderada de las travesías del portador del séptimo sello y el oráculo guardián.

Extrañaba a sus amigos, era un hecho, especialmente a Levi con el que había vivido tantos años. Ahora se había hecho cargo de Isabel, la chica pelirroja que habían adoptado en ese entonces Levi con Farlan. La muchacha ya era una mujer en todo su esplendor, y que estaba comprometida con el hijo del alcalde. Sin embargo él la estaba apadrinando hasta que se realizara la boda. Seguramente Levi estaría orgulloso de ella, era una gran mujer ahora.

Cuando llegaron a la cima de las colinas, se detuvieron a descansar. Los aprendices estaban agotados. Se sentaron a comer y beber un poco.

Erwin se hincó a rezar por unos momentos, dejó una ofrenda en el lugar en memoria de sus amigos, y uno de sus ayudantes lo llamó. Cuando se acercó le mostró una extraña flor que crecía en un rincón del lugar.

—Mire su excelencia –dijo Jonas-, que extraño, encontrar este tipo de flor en este lugar, puesto que el clima es algo frío por aquí.

—Lirios –dijo su compañero Lionel-, son lirios rojos…

—Flores de fuego –dijo Erwin sonriendo enigmáticamente, ambos lo miraron sin comprender-, así se les llama a estas flores, flores de fuego…

Luego miró al cielo, despejado y vasto… "Gracias muchachos, siempre vivirán en nuestros corazones…"

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By Luna de Acero… nostálgica…