Disclaimer: Si me perteneciera algo, no estaría aquí… ¿cierto? No soy dueño ni de mi maldita alma.

A/N: Esta es solo una pequeña idea que ha estado en mi cabeza por un tiempo, soy nuevo en el fandom así que no puedo saber si esta categoría de historias prosperan…siendo sincero, lo único que he visto (al menos en español) son historias con temática BL y siendo sincero esas historias me hacen sentir incomodo…pero bueno, veamos si esto pega. Si recibe buenas críticas supongo que lo continuare.

Prologo 1.

Procedimientos para llegar a un común acuerdo.

Un poco a la derecha.

El parpadeo mejoro relativamente y por momentos la bombilla zumbo pequeñas ondas cerca de su centro mismo.

Después se apago.

¿Tal vez lo apretó demasiado?

Usando dos nudillos de sus dedos, él joven procedió a darle unos pequeños golpeas al frágil cristal de la orbe, la bombilla zumbo de nuevo y esta vez la luz permaneció perpetua.

Una pena que esta tuviera que iluminar algo tan poco placentero como la triste habitación en la que Eren vivía.

Bajándose de la silla con un salto, Eren miro con algo parecido a orgullo como el recién arreglado foco iluminaba su simple departamento de una habitación.

Una cama sencilla tan baja que bien podría ser un futon*, una mesa cuya promesa de ser pintada seguía incumplida, lavamanos vacío, cafetera desconectada, una televisión en proceso de reparación y su computadora portátil, dos puertas gastadas—una dirigiéndose al pasillo y otra al baño—y un microondas sucio.

Y ahora, una bombilla de luz funcional.

El pobre conjunto de habitación con una simple y bonita ventana que apuntaba al exterior del departamento. Eren estaba contento de vivir únicamente en el segundo piso del complejo. Las alturas no serian lo mismo de nuevo.

No era mucho—comparado con las residencias que alguna vez habitó, no era nada—pero era suyo.

Satisfecho con su improvisado arreglo, Eren se compenso a si mismo lanzándose a su cama y levantando su portátil de la pequeña mesa, abriéndola y simplemente buscando paginas al azar. Aun faltaban un par de horas para el amanecer y la prospectiva de dormir había quedada olvidada el momento en el que la bombilla comenzó a fallar y Eren encontró una excusa para el insomnio.

Eren estaba leyendo un articulo aleatorio acerca del escandalo de algún famoso que no reconocía en lo mas mínimo cuando tres pequeños golpeas crearon eco en la pequeña habitación.

Knock—Knock—Knock.

Nadie lo buscaría a las 4:00 de la madrugada, ni siquiera se escuchaban los sonidos de la autopista fuera del departamento a esa hora.

Dando un salto tan rápido que el portátil se desconecto de su cargador, Eren se levanto de su cama y rápidamente busco debajo de su cama una pequeña pistola que le había comprado a un traficante local—más que nada para protección—y se acerco a la puerta con cautela, preguntándose a si mismo quien lo buscaría durante la madrugada y—si sus sospechas eras ciertas—por que aun no habían derribado la puerta.

Jalo el martillo de la pistola y esforzó su agarre en el mango de cuero. Alzo la mano para alcanzar la perilla y maldiciendo el hecho de que la puerta de el barato departamento no tenia visillo espero a que algo—lo que sea—sucediera al otro lado de la puerta.

Tras lo que parecieron unos segundos eternos

Knock—Knock—Knock—Knock.

Esta vez más fuerte y conciso que la anterior. Eren no respondió en lo mas mínimo. La luz del pasillo exterior iluminaba las sombras del exterior en los pies de Eren.

La parte lógica de Eren comenzó a funcionar correctamente, ¿Tal vez se equivocaron de departamento y el estaba sobre reaccionando? Era un posibilidad ¿Tal vez algún otro inquilino del complejo tenia alguna reservación con una prostituta a esa hora? ¿O tal vez algún usurero venia a cobrar alguna deuda y se equivoco de departamento? Con la parte de la ciudad en la que se encontraba, a Eren no le sorprendería o tal vez—

"¿Eren?" Una voz al otro lado de la puerta que el nunca pensaba—ni quería— escuchar de nuevo en su vida fue lo que lo saco de sus pensamientos.

O tal vez ellos lo encontraron.

"Largo" Eren respondió, aun sin abrir la puerta.

"Eren" repitió "solo queremos hablar…"

"Creí haber dejado muy claro que nunca quería volver a hablarles" Ni verlos "largo" Eren respondió, terco y enojado.

"Eren, por favor. Podemos estar aquí toda la noche." Esta vez era una voz diferente.

"Suerte con las ratas, escuche que son mas hambrientas en invierno"

"Eren…"

Arto, irritado y somnoliento, sin siquiera poder pensar en otra posible alternativa, Eren bajo la cadena de seguridad de la puerta y con algo de hesitación torció la perilla de la misma.

Abriéndola solo lo suficiente como para que ellos supieran que tenían permitido entrar, Eren se alejo a zancadas al centro de la habitación.

"¿Cómo me encontraron?" Preguntó irritado, aun sin voltearse a verlos.

"Te perdimos en Lewis, pero conseguimos la información del tipo al que al que le compraste el arma"

"Ya ni siquiera se puede confiar en los traficantes…" Eren murmuro, lanzando la .40 a la cama sin cuidado.

Arto de la inexistente incógnita, Eren se volteo sobre si mismo, encontrándose con las figuras siempre reconocidas de Reiner Braun, Annie Leonhardt y Bertholdt Hoover. Todos vestidos con esas estúpidas gabardinas negras que tanto les gustaban.

"Para ser honestos, registraste el apartamento como Jack Erenson, no fue difícil ver el patrón." intento bromear el rubio. "A pasado un tiempo, Eren"

Reiner estaba hasta el frente, una sonrisa amigable en su rostro, Bertholdt parecía estar mirando dudosamente el departamento—tal vez hasta estaba algo asustado por la presencia del arma de fuego— mientras que Annie seguía recargada en la puerta de entrada, su rostro pálido estoico y desinteresado.

"¿Qué quieren?" Pregunto Eren.

Reiner metió sus manos en los bolsillos y su sonrisa desfalleció a un rostro serio.

"Te necesitamos, Eren" contestó.

"No."

"Eren es—"Esta vez fue Bertholdt

"No"

"Eren esto es serio, Zeke nos—"

"Creí haber dejado muy claro que no quería tener nada que ver ni con Zeke, ni con ustedes" lo callo Eren. "Y si eso era todo por lo que me rastrearon hasta Escocia, entonces los invito a irse a la mierda"

Silencio, lo único que se escuchaba era el zumbido de la bombilla de luz que comenzó a fallar una vez más.

"¿Al menos nos dejarías explicar?" Reiner intento, a lo que Eren solo le mando una mirada molesta.

"¿Saben lo difícil que fue venir aquí?" se quejo Eren "Me tomo medio año encontrar un departamento que aceptara a un veinteañero desempleado, y apenas me queda dinero para un par de semanas antes de comenzar a trabajar. No—No tengo tiempo para sus juegos." Trabajo, la prospectiva no se veía atractiva.

"…" Reinar no contesto hasta unos segundos después "Eren esto es en serio, han pasado 4 años, ¿Cuando esperas dejar de vivir así?"

"Debes entender" comenzó Bertholdt "Si volvemos sin ti, Zeke va—"

"Zeke va a enojarse" Annie hablo por primera vez y fue para interrumpir, típico de ella. "Has visto a Zeke enojado" Memorias de Berlín parecieron manifestarse en el aire.

"No me importa" mintió Eren. "Él me dejo ir, creo que dejo claro que yo no lo necesitaba y él no me necesitaba a mí"

"Eren al menos tienes que leer esto" Reiner metió la mano dentro de su gabardina y saco un folder negro completamente sellado, el cual le ofreció a Eren sin vacilar.

"No."

"Eren" rogó Bertholdt

"¿Por qué no entienden que no quiero volver a—a?" ¿Cómo lo llamarían ellos? ¿a Pelear? ¿Salvar?... ¿Matar? "ahí—No quiero volver ahí, lárguense" ¿Cuántas personas habían muerto en Berlín? Aquello no fue ni una salvación, ni una pelea.

Annie bufó al otro lado de la habitación

"¿Es que perdiste tu espina durante tu pequeño viaje de iluminación, Jaeger?" Se burlo sin sonreír.

"Te importaría repetir eso, Annie'" Eren escupió su nombre como si de veneno se tratara.

"¿A que le tienes miedo? ¿A Zeke? ¿A hacer lo que hay que hacer?"

"Tengo miedo de noquearte y lanzarte por la ventana"

"Como si pudieras hacer alguna de las dos"

"¿Quieres que lo intente?"

"¡Basta! ¡Esto no esta ayudando en nada!" Exclamo Bertholdt.

"¡Tienes razón!" Contesto Eren "¿Saben lo que si ayudaría? Que tomaran sus bonitos sobres y se fueran con ellos"

"¿Tal vez solo deberíamos llevarlo por la fuerza?" ofreció Annie, nada efusiva.

"¿En serio, Annie?" Regaño Reiner.

"Es Eren, probablemente estaría bien aunque lo estropeemos un poco, crecerán de nuevo"

"¡Annie!"

"Como a una lagartija"

"Me gustaría verte intentarlo" Retó Eren, ojeando la pistola en su cama a pesar de saber que seria completamente inútil. "¿Cuánto tiempo crees que le tome a la Guarnición encontrarte si te lanzo al Rio Clyde?"

"Menos de lo que le tomaría a Zeke venir aquí, te lo puedo asegurar"

Más silencio.

"Solo...Solo léelo, Eren, nuestro numero esta dentro. Vayámonos" Informo Reiner.

"P—Pero—" Comenzó Bertholdt. Pero Reiner solo sacudió la cabeza y comenzaron a salir de la habitación.

"Después de leerlo, quémalo" Dijo Reiner.

Antes de salir Bertholdt le mando esa mirada entre esperanza y odioso orgullo, esa que él no había visto desde que ambos eran dos niños y Eren lo retaba a escalar un árbol antes que él. Eren solo frunció el ceño.

La ultima en salir fue Annie. La cual lo pareció juzgarlo con esos ojos azules, inexpresivos e incomprensiblemente atrayentes de los que alguna vez—hace una vida—él se enamoro.

"¿Algo mas que decir, Ann'"? Escupió Eren.

"No, a ti no" Y salió de la habitación sin siquiera dirigirle la mirada una ultima vez.

Y una vez mas, Eren estaba solo en su departamento, el cual de repente parecía mucho mas oscuro.

La bombilla fallo de nuevo y Eren ni siquiera se molesto en arreglarla.

El folder seguía reposando sobre la mesa de centro, burlándose únicamente con su presencia.

No les debo nada.

Pero la información debería significar algo, ¿Por qué si no lo habrían seguido hasta Glasgow?

La bombilla fallo de nuevo, amenazando con estallar. Malditos focos baratos.

Pero el sobre seguía ahí, y aunque una parte de Eren deseaba tirarlo por el retrete y hacer como que el trio de aves de malagüero nunca se presento en su puerta…

Eren supuso que la curiosidad no fue la que mato al gato, si no las personas a las que el gato encontró curiosas.

Una café, eso era lo que Eren necesitaba. Un café.

Pero después de leer el estúpido contenido el sobre y quemarlo. Después de todo no podrían haber metido una bomba en un lugar tan pequeño como un sobre. Y si Zeke hubiera querido matarlo lo hubiera hecho hace 4 años, en Berlín.

Estúpida cafetera.

Eren se acerco a la mesa mientras el sobre negro seguía riéndose por lo bajo, parecía consiente de su dilema y bajo el parpadeo de la luz descompuesta solo aumentaba mas la incógnita de su contenido.

Agachándose y usando una mano misteriosamente firme, Eren levante el pequeño sobre negro y peso su contenido. No, solo había papeles dentro, aunque conociendo a Zeke…el viejo bien podría venderle hielo a los esquimales, la posibilidad de que dentro hubiera un veneno en polvo no estaba lejos de sus estándares.

Aunque bajo el tacto del sobre de papel negro—papel, ¿Acaso era que ni siquiera pudieron usar un sobre de cuero para mandarle su probable certificado de defunción?—el contenido parecía ser únicamente un grupo de papeles.

Eren nunca encontró otro mejor momento para el dicho "Alas negras, noticias negras" aunque tal vez "Gabardinas negras, sobres negros y noticias aun mas negras" quedaría mejor.

Maldiciendo la imposibilidad de un café, Eren prácticamente arranco la cinta transparente que sellaba el sobre y volcó el contenido sobre la mesa. Papeles y fotografías forraron la pequeña y gastada fornitura. Eren tomo la primera hoja que alcanzo y la comenzó a leer.

Un latido.

La luz fallo por un segundo.

Cualquier antojo de cafés calientes y camas tibias quedo olvidado cuando Eren leyó las letras meticulosamente impresas en los reportes.

Perlas de sudor comenzaron al invadir la frente de Eren con cada renglón que sus ojos escaneaban, palabras como "Policía Militar" "Sueros" y "Reiss" plagaban la blanca pagina como pequeños calvos para el ataúd metafórico de la sociedad.

Pero hubo una palabra que inmediatamente se convirtió en la reacción mas negra de toda la noche—y no solo metafóricamente.

Holocausto.

Y eso era únicamente una sola página.

Eren comenzó a leer mas frenéticamente, tomándose momentos obligatorios para asimilar las oraciones e imaginar las posibles reacciones de las mismas. Y todo hacia tanto sentido que le dolía la cabeza.

¿Acaso Zeke estaba mintiendo para jalarlo de vuelta?

Holocausto. Una elegante manera de decir masacre, una forma más de interpretar que el poder se sobrepone al poder. La palabra se convertiría un repique constante en la parte de atrás de su cabeza de ahora en adelante, Eren lo sabia.

No, ni siquiera Zeke tenia tanta suerte, las pruebas no podían ser falsas, todo era tan relativo, tan meticulosamente planeado…Esto era por lo que sus una vez llamados "amigos" y el estaban peleando.

Un millón de pequeñas piezas de incontables rompecabezas en forma de memorias comenzaron a amontonarse en la sala de la verdad, cada pieza encajando perfectamente con su contraparte en una enfermiza imagen.

Todo hacia tanto sentido de repente, desde las salvajemente estúpidas operaciones, hasta los viajes a hoteles finos, hasta las noches que se escondían en sótanos mientras Zeke hacia lo suyo.

Hasta Berlín…

Era como cuando lo inyectaron una vez mas, dolor insoportable y palabras dulces cubiertas por la inamovible verdad que se hacia visible únicamente después de descubrir que la catástrofe no podría ser pospuesta mas tiempo.

¡Pero eso no lo justificaba!

Holocausto.

…¿Cierto? Nada podría justificar Berlín.

¿Cierto?

Eren tallo su cienes, una horrible sensación de asco formándose en su estomago, la foto de una muchacha de ojos azules con una sonrisa inocente reposando inmaculada en su palma inmóvil.

Holocausto.

La palabra con H. Subyugada únicamente por la infame palabra con G.

Y de repente, la guerra parecía una posibilidad por primera vez en la vida de Eren.

Tras lo que se sintió como un millón de años, Eren termino de leer todo, desde reportes hasta imágenes hasta instrucciones. En la ultima hoja escrito brutamente con un marcador se encontraba el numero de celular de Reiner, Eren desembolso su recién comprado celular y marco inmediatamente, tras un mísero segundo la línea respondió.

"¿Eren?" Reiner parecía agradablemente sorprendido.

"Lo hare" Eren dijo de inmediato "Nos vemos en Pond Hotel en un par de horas"

Y sin siquiera despedirse, tomo su celular y lo lanzo al piso con fuerza no contenida, el delgado dispositivo chillo contra el piso de madera y se rajo de manera que este fuera completamente irreconocible. Una pena, a Eren le gustaba ese celular.

Aunque la pistola .40 era necesaria, así que la tomo de todas maneras.

Ordenando todos los contenidos del sobre en una bola de papel amorfa, Eren se acerco a la estufa que nunca tuvo la oportunidad de usar y volteo todas las llaves del gas, en unos minutos la habitación estaba cubierta por una manta invisible de gas que distorsionaba el espacio. Eren lanzo todos los papeles al suelo—cerca de la salida del gas—y sin siquiera molestarse en tomar ropas, objetos personales o su computadora portátil salió del departamento. Después de todo, no necesitaba nada.

Unos minutos después y Eren se encontraba fuera del departamento—apenas un par de metros lejos de la ventana del mismo— el frio casi lúgubre en la madrugada en la que el sol aun no amenazaba ni con salir. Mirando con melancolía el umbral que era la ventana del indigno departamento en el que pudo haber vivido.

Eren levanto el arma que en algún momento compró para defenderse y apunto con precisión a la ventana del departamento.

Disparó, el balazo resonó en la calle desértica de la ciudad escocesa mientras que la bala choco contra la bala choco contra la pared, errando completamente del cristal.

Eren maldijo y disparo de nuevo.

Esta vez la bala perforo el cristal y entro a la habitación, el calor y la chispa iniciando el gas dentro la misma.

El estallido del departamento fue mas rápido de lo que Eren pensó. Una bola de fuego brillante estallo hacia fuera de la ventana, las paredes se agrietaron de manera peligrosa y los cimientos mismos del edificio temblaron por un momento.

Eren se alejo con pasos ni muy rápidos ni muy lentos, pensando en como esa pequeña explosión era únicamente el comienzo de lo que bien seria un nueva cadena de destrucción en el mundo una vez mas.

Pero alguien tenía que hacerlo. Era por el bien de la humanidad después de todo.

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Un par de horas y más de 400 millas de distancia, Londres, Inglaterra.

Londres. Una ciudad tan hermosa que ha sido inmortalizada desde antes de que se creara la misma, la maldita ciudad que creo los clichés del romance que tantas personas encontraron adorable y poseedora de algunas de las maravillas mas apreciables del mundo y probablemente de uno de los humores mas insípidos del mundo—rivalizados por los nombres de Escocia y Canadá.

Y una de las ciudades mejor protegidas del mundo, Dios bendiga a la reina.

Lo que no muchas personas sabían, era que si hay algo que no se debe dar por hecho, es la protección de las masas.

La Guarnición se creo para la vigilancia del pueblo, para la investigación de casos entre la gente común y corriente que nacía, vivía y moría en el mundo. Y a pesar de tener muchos nombres en muchos países, había algo que siempre coincidía. La Guarnición era la policía estacionaria.

Luego estaba la Policía Militar, cuerpo de elite creado bajo el único objetivo de la protección. Obviamente, sus lindos uniformes y sus costosos entrenamientos no eran pagados únicamente por los obligatorios impuestos del desocupado y ocioso del publico cualquiera. No, la Policía Militar se creo para la protección y cuidado de aquellos cuya perdida en realidad afectaría consistentemente a la sociedad.

Si eras un simple esclavo de cubículo como 30% de la población del mundo y te intentaban asaltar, mejor llamar a la Guarnición. Y si tenías un poco de suerte, puede que se haga una relativa justicia—o al menos todo lo que puedas conseguir bajo la bandera de la seguridad publica.

Si eras ministro o embajador o el maldito presidente la historia cambiaba exponencialmente.

Creada originalmente para la protección de la Familia Real, la Policía Militar solo escogía a lo mejor de lo mejor para llenar sus filas—los 10 mejores para ser específicos—y aun así estos eran sometidos a rigurosos entrenamientos tanto físicos como mentales. Todo esto con el fin de proteger y servir a aquellos que importaran lo suficiente como proteger y servir. En consecuencia, los altos sueldos y los bonitos cuarteles estaban totalmente justificados.

Luego estaban ellos. Los salvajes. Los osados. Los locos.

Aquellos con un deseo de muerte o un fervor por la adrenalina y los trabajos arriesgados—o bien, aquellos que aceptaban la justicia como una realidad.

Si la Guarnición y la Policía Militar eran el escudo de la sociedad y la realeza respectivamente, entonces ellos eran la espada flameante que apuñalaba al rival.

Bajo el control directo de los miembros de la Organización de la Naciones Unidas, estaba el organismo militar que se encargaba del contraataque y la detención de amenazas a escala global.

La Legión de Reconocimiento.

Para ellos la protección no era una prioridad, si no una consecuencia de sus actos. Cuando un terrorista amenazaba con bombardear una plaza o un grupo de mercenarios anarquistas se formaba, era el turno de la Legión de hacer lo suyo.

Exterminación, extracción, limpieza.

Aunque lo que hacían era de todo menos limpio.

Y hasta arriba de la escalera—o hasta abajo, depende como quieras verlo—estaba un equipo que operaba fuera de la jurisdicción de las simples leyes que regían a aquellos sin elección.

Bajo control único y directo del Comandante Erwin Smith, estaba el grupo mas excéntrico y efectivo bajo toda la fas de la tierra.

El Escuadrón de Operaciones Especiales, liderado por el Capitán Levi Ackerman.

Ubicación de sus cuarteles principales; el segundo piso de un bar londinense.

Tanta clase.

Pero el aire de la habitación en la que se organizaban las juntas mas importantes del equipo nunca se sintió tan pesado.

"Capitán…"

"…"

El informe se recibió hace exactamente 5 minutos, entregado por los oficiales de la Guarnición de Glasgow y desviado directamente a las manos de uno de los hombres mas capases en la historia de la Legión.

"Petra" Aburrido e inexpresivo, pero los miembros de la Legión podían reconocer las expectativas cuando su capitán hablaba.

Y por el momento, estas parecían muy lúgubres.

Petra Ral, aquella que tuvo la mala suerte de tener el turno de entregar los informes mas importantes, se ergio frente al escritorio de su Capitán. El cual se encontraba sosteniendo una simple fotografía tomada un par de horas antes. Sus piernas cruzadas de manera indiferente mientras sus ojos brillaban ligeramente en su rostro.

"¿Si, Capitán?" Preguntó Petra, incomoda.

"Llama a Hanji, iremos a Glasgow" Informó como si no se tratara de un despliegue del equipo mas peligroso de la Legión de Reconocimiento.

Lanzando la fotografía al escritorio y levantándose de su silla, Levi comenzó a caminar hacia la puerta de salida.

"En serio, no me pagan suficiente para esta mierda"

Antes de seguir a su Capitán, Petra logro captar un vistazo de la imagen que tanta tensión causo sobre la oficina.

Un edificio derruido, cadáveres y ruinas adornando lo que alguna vez pudo haber sido un laboratorio. Pero lo que mas llamaba la atención era el esqueleto humano de tamaño colosal que se desintegraba en vapor, arrodillado sobre una cama de escombros.

Fin del Prologo 1.

A/N: Ehmm…Si, si habrá romance…no, no será nada relacionado con 2 hombres. Solo recordando :v Read & Review for More!