Intercambio.

Capítulo tres: Él o ella.

Sí estar en el cuerpo de la chica que le gustaba teniendo que convivir con su sofocante familia ya era lo bastante malo, ir a la escuela a convivir con sus amigos y tener que soportar a los profesores tratándolos como mocosos ignorantes era simplemente inconcebible.

Casi se había dormido unas cinco veces de lo aburrido que estaba por esas clases inútiles (bueno, eso y que ayer casi no había dormido por estar husmeando en la libreta de Karin) y ya se había ganado el regaño de varios profesores molestos.

Bostezó tratando de no volver a cabecear por el sueño y no le quedó de otra que prestar atención a lo que el profesor de matemática estaba diciendo. Eran solo unas ecuaciones mediocres de bajo nivel, aburrido…

Volvió a bostezar y miró por la ventana, su mente por un momento perdiéndose en agradables recuerdos sobre Karin. Era increíble que hace solo un par de días hubiera estado torturando su mente por la idea de declararse y ser rechazado y ahora supiera que sus sentimientos eran correspondidos y hasta había llegado a darle un beso… técnicamente también ya hasta la había desvestido, pero no lo contaría, aún eran bastante jóvenes para sucumbir a las hormonas de ese modo y…

-¡Kurosaki! ¡Kurosaki!- le tomó un momento darse cuenta de que realmente lo estaban llamando a él y rápidamente volvió su vista al irritado profesor que sostenía una tiza en una mano y un borrador en la otra y parecía estarse conteniendo de lanzarle ambos objetos, para su suerte, porque si llegaba a pescar a alguien haciéndole el mínimo daño a Karin lo mataría no importa quién sea. -¡Ya me tienes harto siempre espaciando en clase! ¡Quiero que te pongas a resolver todas las ecuaciones del pizarrón! ¡Ahora!- sonrió triunfante cuando puso mala cara.

Obviamente este profesor ya estaba resentido contra Karin, no debería sorprenderse de que ella fuera tan mal portada, teniendo en cuenta su carácter siempre desafiante.

-Sí, sensei.- dijo entre dientes, odiando llamar a ese estúpido humano de modo tan respetuoso.

Rápidamente tomó una tiza y solo basto un vistazo a las ecuaciones para saber su respuesta inmediatamente, ¿en serio solo eso enseñaban a un grupo de jóvenes que fácilmente podrían tener un desafío mayor? Mediocre.

Rodó los ojos y sin siquiera fijarse lo que escribía anotó las respuestas y volvió a su lugar dejando la tiza en la mano del boquiabierto profesor irritante.

-K-Kurosaki, no sabía que estabas a ese nivel…- se ajustó los anteojos observando pasmado la pizarra. -¿Desde cuándo te gustan las matemáticas?- ahora lo miró a él con gesto incrédulo.

-Umm…- cayó en su error, rayos, debería disimular más. –Tome algunas clases particulares…- no se le ocurrió algo mejor que decir.

Por el resto del día, pesé a su mejor esfuerzo por fingir no tener todo el nivel que tenía, el no querer dejar a Karin como una ignorante lo obligó a no tratar de quedar como un completo imbécil, y al parecer para los profesores una alumna no-completamente-imbécil significaba una genio en potencia.

Así que sí, acabó llamando mucho la atención todo el día, y también recibió varias invitaciones para muchos clubs de nerds en la escuela, y en los deportes arrasó debido a su mucha mejor coordinación a la que la chica que le gustaba pudiera alguna vez siquiera desear tener.

Volvió a la clínica arrastrando los pies con desgano y refunfuñando cosas acerca de odiar la escuela, cosa que la gemela de ojos mieles no pareció encontrar extraña, al parecer era algo que Karin hacía a menudo.

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Rangiku estaba confundida, muy confundida, extrañada, perpleja, incrédula y hasta sobria de la sorpresa de encontrar la actitud de su pequeño capitán normalmente adorable y gruñón bastante inusual en estos últimos tres días desde que regresó del mundo humano.

Él era, principalmente, mucho más aterrador que de costumbre, más irascible, más impaciente y hasta infantil a veces. ¡Infantil! ¡Él!

Algo definitivamente debía estar mal, pero no podía adivinar qué…

Probablemente tendría algo que ver con Karin-chan, supuso, puesto que empezó a actuar así después de venir de verla, y lo veía sonrojarse mucho últimamente, y como era evidente que estaba enamorado irremediablemente de la hija más pequeña de su antiguo capitán entonces seguro su comportamiento era por causa de ella. Sería adorable de no ser porque él estaba mucho más a la defensiva y la ira ardiente en sus ojos le advertía de antemano que esta vez cumpliría con todas y cada una de las amenazas que le hacía si no obedecía sus órdenes.

Afortunadamente cada vez que se enojaba le daba la opción de irse o trabajar, por lo que por supuesto que siempre había tomado la primera y aún no la obligaba a hacer nada de papeleo, pero esta vez realmente pareciera que podía ejercer su autoridad sobre ella, verdaderamente cada vez que hacía una de sus bromas típicas lo veía luchar difícil para contenerse de golpearla, y eso era simplemente espeluznante.

¿Qué pasaba con su normalmente adorable, lindo y tierno capitán enojón que ella tenía envuelto alrededor de su dedo porque sabía que en el fondo él la quería como a una ma… eh, hermana mayor muy sexy? Realmente ahora parecía no tolerarla ni saber cómo tratar con ella.

Decidida a resolver su duda, se dirigió a paso firme hacia la oficina de su superior.

Iba a entrar sin anunciarse como de costumbre, pero la última vez que hizo eso su capitán la miró como si quisiera matarla y cuando se acercó para apaciguarlo juguetonamente él la empujó con brusquedad y amenazó diciendo que si no se largaba o se ponía a trabajar le daría un ojo morado, por lo que tragó saliva y decidió golpear la puerta con suavidad para no perturbarlo.

-Adelante.- le permitió la entrada.

-B-buenos días, capitán.- se inclinó respetuosamente, nerviosa de que si actuaba como de costumbre terminaría por utilizar su Bankai contra ella, aunque no sería la primera vez pero ahora sí que no dudaba que utilizaría una de sus técnicas letales en ella.

-Matsumoto, ¿ahora qué quieres?- él estaba rodeado de más pilas de papeles de las que pensó, lo que la extrañó, puesto que normalmente a esta hora ya tendría hecho mínimo la mitad.

-Eh… ¡Señor, solicitó permiso para formular una pregunta, por favor!- pidió formalmente rezando por no molestarlo.

-¿Qué clase de pregunta?- entrecerró los ojos con desconfianza y una parte de ella tembló de miedo.

-V-verá…- tragó saliva nerviosa. –Quisiera saber si pasó algo inusual durante su estadía en el mundo humano, señor.- se inclinó profundamente esperando no haberlo ofendido y llegar a vivir para ver el mañana.

Lo notó tensarse.

-N-no… nada en lo absoluto. ¿Por qué preguntas?- ahora él estaba nervioso.

-Ha estado actuando muy extraño, capitán.- se irguió, más confiada al notarlo de nuevo con su porte de niño-adorable en vez del de capitán-niño-genio-espeluznante. -¿Pasó algo con Karin-chan?- se mordió el labio, pero luego su boca se abrió en una O al ocurrírsele una idea. -¡Oh, capitán, no me diga!- se llevó las manos al rostro. -¿Acaso finalmente juntó el valor para declarársele y ella lo rechazó?-

Eso tendría más sentido. ¡Oh, pobre de él! ¡Ahora lo entendía todo!

-¿D-declarar…?...- susurró con el rostro rojo.

-¡Sí! ¡Usted me había pedido consejo para finalmente decirle sus sentimientos a Karin-chan! Yo le dije que la mejor manera era directamente darle un beso. ¿Acaso lo hizo y ella no le correspondió? ¡Como lo siento, señor, yo estaba segura de que ella lo amaba también! ¡No tiene que desquitarse conmigo!- lloriqueó asumiendo que esa era la razón de su humor irracional.

-Tosh… quiero decir, ¿yo te dije que amaba a Karin?- murmuró con los ojos muy abiertos.

-¡Claro! ¿Ya lo olvido?- esto era muy inusual, pero seguro que era el efecto corazón roto. –Pero no puedo creer que lo rechazaron…-

-No puede creerlo…- su rostro estaba más rojo y parecía estar hablándose más a sí mismo.

-Sí, yo tampoco puedo creer que ella no lo ame. ¡Estaba tan segura!- su intuición femenina nunca antes le había dado problemas, pero esta vez sí que la decepcionó a lo grande y muy sorpresivamente. -¡No se preocupe, señor! ¡Tengo el remedio perfecto para un corazón roto!- le sonrió comprensivamente, sacando cuatro botellas de Sake.

-Lárgate, Matsumoto.- le dijo de inmediato al ver las botellas de licor de nuevo con su expresión de hastío.

-¿Eh?- pestañeó. –Pero…-

La mirada letal espeluznante volvió al rostro de su capitán en lo que tomaba uno de los pesados libros de la librera y lo apuntaba hacia su cabeza.

Sabiamente, decidió dejar de protestar y huir con su Sake, saliendo por la puerta y cerrándola justo a tiempo para que el pesado libro se estrellara contra la puerta con un sonoro BAM en vez de en su pobre y hermosa cabeza.

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Jinta se sobó una oreja perezosamente mientras veía a Urahara trabajar incesantemente en… preparar un delicioso licuado de frutas.

-Oye, ¿no deberías estar trabajando para solucionar el problema de Karin y el capitán shinigami?- no es que le importara, pero Yuzu se estaba quejando de que su hermana se estaba comportando muy fríamente, y si su Yuzu no era feliz entonces él no era feliz… También no le gustaba nada la idea de que un chico, aunque sea en el cuerpo de una chica, esté conviviendo en la misma casa que su novia.

El jefe de la tienda paró su labor por solo un momento para voltear a verlo con su típica sonrisa misteriosa-espeluznante.

-Eso ya está resuelto.- solo dijo.

-¿Ahh?- su gesto se retorció en confusión. -¿Y ya se los has dicho?- algo le estaba empezando a oler mal aquí.

-No me lo han preguntado en estos últimos cuatro días…-

-¿De qué hablas? Karin… o sea, el capitán shinigami se la pasa viniendo aquí a preguntar si ya está.- entrecerró los ojos. ¿Qué tramaba su jefe lunático ahora?

-Él me ha preguntado si la forma de regresarlos a la normalidad está lista, y yo he sido sincero cuando le dije que no, aún no está lista.-

-¡Pero si acabas de decirme que ya estaba lista!- pisoteó. ¡Era increíblemente irritante tener que lidiar con este tipo! Alguien debería darle un premio o algo por aguantarlo todos los días.

-Dije que mi trabajo para solucionar su problema ya estaba resuelto, nunca que la forma ya estaba lista.- canturreó antes de volver su atención de nuevo a su licuado de frutas. -¡Oh, esto está quedando delicioso! ¡A Yoruichi-san le encantara!- gorjeó cantarinamente.

-¡¿Quieres dejar de hablar de forma tan confusa y dar respuestas claras?!- se jaló los cabellos por la desesperación que le provocaba este loco que por desgracia era lo más cercano que tenía a un padre.

-No sé de qué estás hablando, Jinta-kun~- siguió con su molesto canturreo.

-Agh, olvídalo…- se sobó las sienes. Ni siquiera tenía porque soportar esto, Yuzu solo tendría que aguantárselas un poco más con el capitán shinigami hasta que Urahara se dignara a hacer algo al respecto, las cosas siempre se tenían que hacer a su loco modo.

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Oh, cielos. Oh, cielos. Oh, cielos. Oh, cielos. Oh, cielos. Oh, cielos. Oh, cielos. Oh, cielos.

¡Toshiro la amaba! ¡Él había estado planeando confesársele! ¡Realmente la amaba!

"Pensé que eso era algo que ya estaba establecido, teniendo en cuenta que el chico y tú se metieron la lengua hasta la garganta…" Claro, Hyorinmaru simplemente no pudo abstenerse de aportar su comentario inteligente

"¿Sabes? Creo que estoy empezando a contagiarte un poco mi manera de hablar…" Toshiro se iba a llevar una sorpresa cuando volviera a su cuerpo… "Y yo me imagine que tal vez le gustaba un poco pero… ¿Amarme? ¿Y planear confesárseme? Mi sorpresa es justificable." Se defendió.

"Eso solo lo dices tú porque no eres la que tiene que soportar escucharlo babear por ti en su mente todos los días." Karin se sonrojó aún más con eso. "Y ahora que no lo estoy soportando a él babeando por ti, tengo que soportarte a ti babeando por él, simplemente genial. Soy el dragón de la suerte." Se lamentó sarcásticamente.

Rodando los ojos, la chica Kurosaki se decidió por simplemente ignorar al reptil reina del drama.

"Oye, Hyorinmaru, ¿cómo puedo volver al mundo humano?"

"¿Para qué quieres ir ahora? El tendero espeluznante aún no nos ha llamado."

"Debo ir por Toshiro, necesito verlo." Su corazón se aceleraba de solo pensar en él.

"Pues mírate a un espejo."

"¡Sabes a lo que me refiero! ¡Quiero hablar con él!"

"Bien, bien, puedes ir con el escuadrón trece, dudo que la teniente Kuchiki cuestione tus motivos, siente mucho respeto por el amo y por mí ya que somos los usuarios de los poderes de hielo más poderosos en la Sociedad de Almas" Se oyó bastante presumido. "También… Matsumoto ya se ha encargado de difundir en todo el Seireitei los sentimientos que el amo tiene por ti, así que asumirá que vas a verte y nos salvaremos de preguntas, lo cual…" Karin dejó de escuchar a la zampakuto por un momento, preguntándose desde hacía cuanto tiempo Toshiro tendría sentimientos por ella. Personalmente, creía que lo había amado desde hace un par de años, pero solo se lo había admitido a sí misma hace unos meses en su cumpleaños número catorce cuando en serio se tomó la molestia de asistir a la fiesta cuando sabía lo mucho que las odiaba. Y el que encima hubiera tenido el detalle de conseguirle un regalo derritió por completo su corazón… "Vaya, ese es un dato interesante. Estoy seguro de que al amo le encantara saberlo…"

"¡Deja de husmear en mis pensamientos!"

"¡Pues deja de ignorarme!"

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Maldita sea, en serio ¿cuánto tiempo necesitaba un supuesto "genio" para revertir algo que él mismo había causado? Hitsugaya ya se estaba hartando de su situación a solo dos días de cumplir una semana en el cuerpo de una chica.

La escuela era un calvario, de alguna manera se había metido en la competencia anual de matemáticas, y la de ciencias, y la de japonés antiguo… y los clubes de deporte prácticamente lo habían sobornado para que se uniera a ellos, así que ahora estaba hasta el cuello de clases extracurriculares y cosas que estudiar lo suficiente para no tener que lidiar mucho con la familia de Karin, lo empalagosos que eran Yuzu y su ex capitán lo incomodaba demasiado.

Caminó agotado directo a la clínica Kurosaki cuando el sol ya estaba cayendo. El cuerpo de la pelinegra definitivamente no estaba acostumbrado a soportar a un adicto al trabajo.

Tomó una ducha, con los ojos vendados y las manos enguantadas como siempre, claro, y comió rápidamente la deliciosa comida de la gemela mayor para luego correr a la habitación correspondiente y arrojarse en la cama, cayendo de inmediato en un sueño profundo.

El plan era dormir temprano, puesto que el día siguiente no había escuela, pero solo pudo dormir unas pocas horas antes de que una familiarmente desagradable sensación lo despertara.

Era un hollow, probablemente un menos, tal vez un Adjuchas de bajo nivel.

Se mordió el labio mientras se incorporaba y se sobaba los ojos para esfumar los rastros de somnolencia, maldiciendo. Kurosaki y su pandilla de raritos no estaban aquí, por lo que el que se irá a hacer cargo del problema era el shinigami designado a esta ciudad. Pero Toshiro lo conocía personalmente, era un debilucho, estaría muerto antes que pudiera siquiera desenvainar su katana.

Debería hacer algo… Él se haría cargo del problema de no ser porque estaba en el cuerpo de una frágil (aunque ella moriría antes de admitirlo) humana, que resulta ser también la chica que amaba, por lo que no se arriesgaría a que sufriera ningún daño. Por lo que la opción más lógica sería ir a pedir ayuda.

Isshin estaba en una conferencia en otra ciudad, por lo que solo le quedaba acudir a Urahara, y como no tenía su celular, tendría que correr a su tienda en medio de la noche… Suerte que no se había puesto ninguno de los pijamas tan reveladores de Karin y en cambio vestía unos cómodos pantalones de chándal y una simple camiseta blanca, por lo que solo se calzó y de inmediato salió disparado a la vivienda del tendero demente.

Debía apresurarse o el shinigami raso no viviría para ver otro día.

-¡Karin!... ¡Quiero decir, capitán shinigami!- Hanakari Jinta se puso al día fácilmente con él. -¿Qué haces? ¿No planeas pelear contra el menos en el cuerpo de Karin, verdad?- indagó mientras no dejaban de correr.

-Por supuesto que no. Iba a solicitar la ayuda de Urahara, porque sé que el miserable no va a interferir hasta que el shinigami esté muerto a menos que se lo pida.- masculló con sequedad. -¿Tú qué diablos haces por aquí?- entrecerró los ojos.

-Uhh…- Jinta se sonrojó y Hitsugaya obtuvo su respuesta. Había ido a ver a Yuzu, otra vez. –L-lo importante es que note que te fuiste y decidí seguirte para proteger a Karin, Yuzu llorara si le pasa algo malo.- su gesto se enserió. –Y… también Karin me matara si se entera que deje que le pasara algo malo a su cuerpo y a su querido capitán shinigami-estrella-de-futbol-súper-genial.- rodó los ojos y Toshiro alzó una ceja. –Eh… es que cuando ella habla de ti normalmente te llama de alguna de esas maneras.- se explicó.

-¿Ella habla mucho de mí?- murmuró pensativo.

-Pff, por supuesto, demasiado diría yo. Es irritante, y luego me entero de que recién acaban de volverse novios. Ustedes se van a casar y tener cinco hijos a edad prematura.- pronosticó negando con la cabeza reprobatoriamente.

-No somos novios…- dijo molesto, tratando de contenerse de golpearlo por sus otras palabras. No tenía tiempo para ese tipo de retrasos, y en realidad su presencia le parecía útil, no iba a rechazar cualquier ayuda para proteger a Karin solo por noquear a un estúpido ignorante, eso podía esperar.

-¡¿Qué?! ¿Qué no la habías besado o cómo rayos terminaron como terminaron?- chilló incrédulo.

-Cállate.- Toshiro se sonrojó levemente y le lanzó la más fría de sus miradas al imbécil, haciéndolo cambiar su mirada a una asustadiza de inmediato. –Eso no es asunto tuyo. No tenemos tiempo para esto, démonos prisa.- trató de apresurar el paso pero Karin, aunque muy rápida para una chica normal, seguía sin ser lo suficientemente rápida para su gusto en este tipo de situaciones.

-Bien, hay que llegar pronto.- Jinta asintió y de repente Toshiro se halló en los brazos del pelirrojo cargándolo estilo nupcial con un gesto de superioridad. –No se ofenda, capitán, pero en este momento yo soy mucho más rápido que usted.- empezó a correr a una velocidad que Toshiro debía admitir era de mucha más utilidad. –Solo no se lo diga a Karin, ella me matara si se entera de que la cargue de este modo.- rogó antes de poner toda su concentración en correr más rápido.

Teniendo en cuenta que su asquerosa mano estaba sujetando la pierna de SU chica, él mismo podría matarlo ahora, pero contuvo sus impulsos asesinos, y la sensación de humillación por depender de este mocoso humano, y no dijo nada hasta que finalmente llegaron a la tienda de Urahara. Por desgracia, también pudo sentir el reiatsu del shinigami asignado llegar a donde estaba el menos.

Sobrevive, sobrevive hasta que llegue la ayuda. El tipo tenía una hermana menor que iba a su escuadrón, y era muy respetuoso hacia él, por eso le agradaba, sería una pena perder tal ejemplo de lo que es un buen shinigami pesé a que su nivel de pelea debía mejorar.

-¡Urahara, necesito que te encargues del Menos!- entró gritando a la tienda sin importarle que fueran las cinco de la mañana.

-Ah, capitán Hitsugaya, que agradable sorpresa.- el espeluznante rubio lo saludo cantarinamente, ya con tres tazas de té esperándolos en su mesita.

-No andes con rodeos, tienes que salvar a ese shinigami inmediatamente.- odiaba su costumbre de irse por las ramas. –Ve a encargarte de él o pídeselo a alguien, pero no lo dejes morir.- él no podía ser tan enfermo hasta ese punto, ¿cierto?

-Que nobleza, preocupándose por un shinigami que ni siquiera está en su escuadrón, necesitamos más capitanes como usted.- agitó su abanico despreocupadamente.

-Urahara…- gruñó peligrosamente.

-No te preocupes, capitán.- cubrió su exasperante sonrisa con su abanico. –El shinigami no morirá hoy.- afirmó y de alguna manera eso bastó para calmarlo, por algún motivo desconocido, sabía que podía confiar en que Urahara no se equivocaba ni mentía cuando afirmaba algo de modo tan directo.

-¿Enviaste a alguien salvarlo?- preguntó más apaciguado y se sentó frente a la mesita.

-Fue alguien que confió en que es perfectamente capaz.- le tendió una de las tazas de té y Hitsugaya decidió beberlo solo para quitarse un poco del sueño que empezó a embargarlo en cuanto la preocupación se esfumó.

Pero entonces se decidió por analizar bien las palabras de Urahara y, como el genio que era, no tardó en encontrar algo raro en su oración, por lo que solo dio un pequeño sorbo al té antes de mirar al tendero con ojos entrecerrados.

-¿Quién fue, Urahara?- preguntó peligrosamente bajo, e incluso con la voz angelical de Karin eso debería haber sido suficiente para que el mayor entendiera que su vida peligraba aquí si seguía yéndose por las ramas.

-¿Quién fue qué, capitán?- puso su molesta sonrisa inocente.

-No te hagas, yo pregunte si enviaste a alguien, y me contestaste que alguien fue, no por ti, sino por cuenta propia. Así que, sin más rodeos, dime quién.- por alguna razón había evitado estratégicamente el mencionarlo, e iba a averiguarla.

-Tan astuto como siempre, capitán.- volvió a ocultar su sonrisa, mirándolo por debajo de su horrible sombrero. –Y sí tanto le interesa saber, un shinigami vino al mundo humano hace solo muy poco tiempo, estoy seguro de que podrá reconocer su reiatsu si se esfuerza.- su tono era misterioso, espeluznante, y hasta parecía que la situación lo divertía… Maldito enfermo demente desquiciado.

Normalmente lo hubiera fulminado con la mirada, pero se abstuvo y se concentró en sentir los reiatsus cercanos al menos. Sí, había otro que no había notado antes, y que de inmediato reconoció como… el suyo propio…

-¡KARIN!- gritó sin contenerse y sin pensar salió corriendo de la tienda para ir tras ella, sin notar la sonrisa de Urahara agrandarse.

-¡Espera, capitán shinigami!- Jinta lo siguió y se lo cargó al hombro como costal de papas. -¡Así llegaremos más rápido!- con una mano sujetaba su cintura y con la otra, notó que sostenía un enorme bate de metal.

-¡Date prisa, Hanakari!- ordenó como si fuera otro de sus subordinados.

-¡Sí, capitán!-

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Karin llegó al mundo de los vivos suspirando sin dejar de masajear su hombro derecho. Había tenido que trabajar incansablemente hasta terminar todo el papeleo para que nadie le dijera nada por perder un día en el mundo humano, o eso dijo Hyorinmaru.

"¿Por qué eso sonó como si dudaras de mí?" Rezongó con tono herido el dragón de quinta. "¡Oye!"

"Si no quieres sentirte ofendido entonces deja de espiar mis jodidos pensamientos." No estaba de humor para tolerarlo ahora.

"¿Crees que tengo una opción al respecto? Sí pudiera lo haría encantado, ¿crees que me gusta saber lo que tienes pensado hacerle a mi pobre e inocente amo una vez recuperen sus cuerpos?" En los últimos días las perspectivas del dragón para con su amo subieron mientras que las que tenía para con ella cada vez se hundían más y más.

"Nada que no le guste." Lo desestimó con un movimiento de la mano.

"Tu mente está tan podrida y mi amo es tan susceptible a hacer todo lo que le pidas como perro con su ama… Creo que mis mini-amitos llegaran antes de tiempo y serán muchos…" Se lamentó pero sin poder ocultar que en parte le gustaba la idea.

Este dragón definitivamente se llevaría excelentemente bien con su padre.

"Por favor, Toshiro no es un santo."

"Hasta Kon es un santo al lado tuyo."

"¿Quién demonios es Kon?"

"No tengo idea, pero mi amo dice que es un completo depravado pervertido que acosaba a su teniente."

"¿Me estás comparando con un acosador?"

"Por supuesto que no, te estoy diciendo que eres peor."

La Kurosaki estaba preparando una réplica para el dragón en lo que avanzaba por las calles directo a la clínica, pero entonces lo sintió, la sofocante y asquerosa sensación de un hollow, un hollow poderoso. Y estaba cerca.

Sin siquiera dudar, de inmediato corrió hacia el lugar donde lo sentía.

Ella era la shinigami aquí, debía hacer algo, ¿o no?

"Hyorinmaru, ¿me puedes ayudar en esto, verdad?"

"Creo que sí, pero que no sepas usar shunpo será una desventaja muy grande, por lo que siento debe ser un Menos Adjuchas, te matará fácilmente si no eres rápida…"

"¿Y qué puedo hacer? ¿Puedes decirme cómo usar shunpo?"

"Al amo no le gustara, pero de acuerdo, creo que serás capaz de hacerlo. Centra tu reiatsu en la planta de tus pies y salta, por el momento este es el método más rápido y sencillo."

"Bien."

Karin hizo lo que le indicó, al principio su primer salto fue monstruosamente alto y casi se estrella contra un techo, pero logró equilibrarse con un segundo salto mucho más moderado y logró trasladarse saltando de techo en techo en un viaje no muy largo hasta llegar al parque donde se había aparecido ese Menos.

La monstruosa cosa espeluznante estaba jugando con su comida, sosteniendo a su víctima, una mujer plus, de su corta cadena y tirando de ella dolorosamente.

"Debe estar deseando convertir a la mujer en hollow antes de comérsela. Démonos prisa. Tienes que decir el código de activación que siempre dice mi amo de ese modo tan presumido junto con mi nombre." Karin supo a lo que se refería de inmediato.

-¡Reina sobre los cielos congelados!- sacó la katana y la sostuvo firmemente entre sus manos. -¡Hyorinmaru!-

La katana se transformó de inmediato y pudo sentir su frialdad extrañamente reconfortante en las manos mientras la sostenía apuntándola hacia el hollow.

"Agita la espada, trataremos de acabar con él a larga distancia." Karin obedeció a la zanpakuto y agitó la espada con fuerza, por lo que de inmediato un enorme dragón de hielo salió disparado hacia el menos, que soltó el alma pero por desgracia esquivo el ataque, centrando ahora su atención en ella.

-¡Capitán Hitsugaya!- oyó una voz y se volteó para ver a un chico shinigami corriendo hacia ella sosteniéndose el abdomen chorreante de sangre. -¡Qué bueno que llega, señor! ¡Me temó que vencer a un hollow de ese calibre está fuera de mi alcance! ¡Por favor perdóneme!- se inclinó, sumamente avergonzado.

"Conozco a este mocoso, es el hermano mayor de una subordinada del escuadrón del amo." Acotó Hyorinmaru. "Llámalo Kito."

-No te preocupes, Kito. Yo me hare cargo.- lo tranquilizó. –Ve a ocuparte del plus, por favor. Y de tu herida.- mandó.

-¡Sí, capitán!- el chico volvió a inclinarse antes de correr hacia el alma de la mujer.

"No estuvo mal, pero el amo no es tan amable al dar órdenes. Te doy un siete." La calificó. "Y no deberías confiarte tanto, nos hubiera sido útil su ayuda incluso con su bajo nivel. El amo me matará si te pasa algo." Casi pudo oírlo estremecerse.

"Cállate y dime como me deshago de esa cosa."

El Adjuchas era lento para arrastrarse hacia ella, parecía una especie de oruga deforme, sus brazos era todo lo que tenía para arrastrar su enorme peso hacia ella, mirándola como si fuera una especie de delicioso bocadillo.

"Lo más sencillo sería simplemente arremeter contra él y cortarlo rápidamente, pero con tu shunpo inexperto todo lo que lograrías es matarte. Y no quiero averiguar si es que yo muero si mueres." Karin rodó los ojos. "No hay otra opción mocosa, no sabes usarme, tendremos que usar la misma técnica y correr hasta que funcione." Eso no le parecía el más brillante de los planes, pero no es como si pudiese ocurrírsele algo mejor.

Había que intentarlo.

Agitó la katana una y otra vez, soltando un enjambre de dragones de hielo, pero entonces… ¡a la maldita oruga hollow le salieron alas y se elevó en el aire esquivando la mayoría de sus ataques excepto unos cuanto que apenas agrietaron su máscara! De pronto se precipitó en picada hasta ella con sus manos huesudas listas para aplastarla, a lo que saltó hacia atrás con su intento de shunpo y lo evitó por poco.

Esto era más difícil que patear hollows ordinarios con Jinta.

Jadeó, tratando de no caer en la desesperación, el incesante parloteo de Hyorinmaru siendo su único enlace a la sensatez. Él le estaba dando consejos pero no tenía la capacidad suficiente para ejecutarlos, por lo que pronto uno de sus huesudos dedos llegó a perforarle las costillas en uno de sus intentos de imitación barata de shunpo.

Gimió de dolor, pero se mantuvo en pie y evitó otro ataque mortal del Menos.

"¿Hyorinmaru, qué hago?" Preguntó comenzando a asustarse en serio.

"No caigas en la desesperación, solo sigue esquivando y atacando. No hay otra cosa que podamos hacer. Procura ser más atenta. Y lo siento pero debes soportar el dolor." Karin asintió y volvió a saltar lejos del hollow lanzándole otro dragón de hielo que logró impactar en su hombro destrozando la mitad de uno de sus huesudos brazos. "¡Ahora, trata de saltar sobre él y cortar su máscara!"

La Kurosaki saltó, sosteniendo la espada por detrás de su cabeza, lista para acabar con esa cosa, pero solo pudo hacerle un largo pero poco profundo corte antes de que la apartara de un manotazo enviándola a estrellarse contra el suelo de pavimento.

Un horrible dolor punzó incesante en su cabeza y la sangre escapó a borbotones de su boca.

"¿Hyorinmaru…?..." Lágrimas llenaron sus ojos, no quería morir de este modo, menos si es que se llevaría con ella a alguien tan preciado para el chico que amaba, una parte de su alma perdida solo por su debilidad…

"Tranquila, pequeña." Su voz profunda fue extrañamente dulce y compasiva. "Todo saldrá bien… Y estoy seguro que no será perderme a mí lo que sufrirá más el amo, así que por favor, por él, trata de resistir."

Karin apenas podía mantener los ojos abiertos, pero pudo notar una bola roja comenzar a formarse en la boca del Menos, esa cosa… Cero… que era tan letal incluso para los capitanes si es que te daba… Estaba apuntando hacia ella, y no podía moverse.

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Toshiro se quedó sin aliento cuando él y Hanakari por fin llegaron a su destino, dejándolo presenciar solo la cosa que le daba la sensación más aterradora que alguna vez pudo experimentar. Karin, en su cuerpo, a punto de ser destruida por un Cero.

-¡Hanakari, haz ALGO!- ordenó al pelirrojo, que en un principio se congeló, pero ante su grito pareció reaccionar.

-¡S-sí, capitán!- tomó algo de impulso y saltó del edificio donde estaban directo a donde estaba Karin, quitándola fuera del camino.

El alivio que sintió lo hizo abstenerse de preguntarse a sí mismo si estos niños de Urahara eran humanos o qué rayos.

El cero del Menos impactó en el suelo haciendo temblar la tierra y Hitsugaya decidió actuar rápido y atacar con Kido antes de que a la bestia se le ocurriera formar otro.

Con puntería mortal, lanzó un Hado nivel treinta a la máscara, sorprendido cuando salió con mucha más potencia de la que esperaba y agrietó aún más la ya semi-destruida y resquebrajada máscara del Hollow. Karin había hecho un buen trabajo, solo se necesitaba rematar a esta bestia.

Se preparó para lanzar otro hechizo Kido, pero el Menos voló velozmente hacia él, haciéndolo brincar a un árbol para salir de ese techo y salvar su vida, o la de Karin, más bien.

No podría darle correctamente en la máscara si se seguía moviendo tan frenéticamente, así que se decidió por apuntar a las alas, que eran un blanco grande y obvio, una vez sin poder volar no debería ser gran problema eliminarlo.

Sus emociones estaban bastante descontroladas para su gusto, normalmente peleaba con la cabeza fría, pero saber que Karin estaba allí sufriendo sin el idiota de Hanakari pudiendo hacer nada para aliviarla y ambos corriendo peligro al ser solo inexpertos niños humanos simplemente no lo dejaba tranquilo. Quería ir con Karin, maldita sea.

Enojado, disparó un Hado nivel cuarenta, que justo como el otro salió con más potencia de la que tenía planeada, el reiatsu de la pelinegra se estaba saliendo de control por sus emociones y revelándole lo realmente inmenso que podía ser. El hechizo golpeó en la punta del ala, desnivelando un poco al Menos pero sin hacerlo caer.

Tomó una profunda respiración para calmarse y disparó otro hechizo controlándose mejor y apuntando más correctamente. Disparó el mismo Hado esta vez en el centro del ala, y finalmente el Adjuchas cayó.

Pero estaba demasiado cerca, y su otra ala, agitándose frenética, le dio un leve golpe que no llego a evitar y dejó una horrible herida en su pierna.

Gruñó furioso. Maldita cosa, ¿cómo se había atrevido a dañar a Karin? Por más que quería una venganza sangrienta, la herida no se lo permitió, si hacía un paso en falso podría lastimar peor al cuerpo de la chica.

-¡Yo me encargare del hollow, capitán!- Hanakari llegó corriendo con Karin… bueno, ella en su cuerpo, en sus brazos, depositándola a su lado y luego afianzó el agarre en su bate. –La máscara está casi rota, un golpe de mi bate bastará.- asumió, y en realidad tenía razón, por lo que Toshiro no le discutió y lo dejó ir a brincarle encima al Menos.

Se arrastró como pudo hacia su cuerpo sangrante, encontrando extraña la escena, pero el hecho de saber que Karin estaba allí sufriendo de esas heridas opacaba cualquier otra cosa.

Estaba por empezar a sanar la notable herida en su costado, pero entonces notó la sangre perdiéndose por una herida en la cabeza y todo su mundo se vino abajo.

-No…- sus habilidades no bastarían para algo de este tipo, menos en el cuerpo inexperto y con emociones descontroladas de Karin. –No.- llevó sus manos a la herida de la cabeza para tratar de salvarla, pero era inútil. –No.- la sangre seguía fluyendo. Él no podría hacer nada. –No.- ella iba a morir. –No.- ella iba a morir en su cuerpo, lo que significaba que la perdería, todos los que la amaban la perderían, si al menos pudiera morir como humana, entonces su alma iría a la Sociedad de Almas, pero si moría en su maldito cuerpo entonces ya nunca iba a volver ni ser la misma. –No…- ¿por qué ella y no él?

Sus ojos se entreabrieron y aunque eran los suyos podía notar la diferencia, los suyos eran tan inocentes e indefensos, y él podía apostar que estaba haciendo que los hermosos ojos de Karin se vieran solitarios y tristes.

Lágrimas se deslizaron por sus mejillas, algo que nadie creería de él, ni de ella, pero mucha gente olvidaba que solo era una chica, y tenía sus momentos de hermosa fragilidad.

Verla llorar rompió su corazón. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué ella y no él? ¿Por qué?...

-Toshiro…- murmuró ella apenas. –Lo siento…- más lágrimas escaparon de sus ojos. –Tenía que verte… tenía que saber sí… sí realmente… ¿Me amas?- sus ojos se abrieron ante el cuestionamiento y muy en contra de su voluntad sintió lágrimas quemar tras sus parpados.

-Idiota…- negó con la cabeza y pegó su frente a la suya, sosteniendo su rostro a pesar de que era el suyo, porque Karin simplemente siempre se sentía como Karin. –Por supuesto que sí, tontita.- presionó sus labios suavemente contra los suyos.

No importaba que ella se viera como él, en un beso solo importaba el sentir, y el sentía exactamente lo mismo que en su primer beso, así que la siguió besando, aun tratando con una mano de detener el sangrado en su cabeza.

Ambos abrieron sus bocas al mismo tiempo y sus lenguas se rozaron tiernamente, y entonces, Toshiro volvió a sentir exactamente lo mismo que sintió en su primer beso.

Sintió su cuerpo arder y una corriente eléctrica recorrerlo de pies a cabeza, y sonrió, aliviado por lo que iba a pasar. Porque si tuviera que elegir entre él o ella, siempre, siempre la escogería a ella.

.

Karin gimió y se incorporó lentamente del duro suelo donde había estado recostada por quién sabe cuánto tiempo. Era extraño, hace solo momentos había sentido un dolor espantoso y ahora se sentía bien, casi como si nada, solo un leve dolor en una pierna.

Estiró los brazos y de repente lo notó. ¡Sus pechos habían vuelto! De ser Rangiku-san probablemente los habría abrasado, pero la verdad había sido cómodo estar un tiempo sin ellos y…

Frenó de golpe sus pensamientos y lentamente fue palpando las facciones de su rostro y acariciando el largo de su cabello. Pasó las manos por sus caderas y apretó los muslos juntos para comprobar la falta de algo que antes la había incomodado en demasía, realmente era ella… ¡Volvió a ser ella misma! ¡Ya no tendría que soportar a Hyorinmaru!

¿Pero cómo?, de no ser por esa pregunta tal vez hubiera sonreído. ¿Cómo pasó?

Comenzó a rememorar lo último que recordaba. A ver, había vuelto al mundo humano, entonces apareció ese Menos, y la hirió gravemente, entonces Jinta la rescató, y Toshiro…

¡Oh, cielo santo, Toshiro!

¡Si ella estaba sana en su cuerpo cuando en el de él estaba a punto de morir entonces…!... ¿Entonces dónde estaba él?

Recordó el beso y la sensación familiar, habían cambiado cuerpos cuando ella estaba a punto de morir, y sí Hitsugaya había regresado a su cuerpo en ese momento entonces… Los ojos se le llenaron de lágrimas ante la posibilidad aterradora y miró frenética a su alrededor, buscándolo.

-¡Toshiro!- gritó lo más fuerte que pudo al no encontrarlo. –Toshiro…- ¿Dónde estaba?...

-D-disculpe…- Karin volteó y reconoció a ese shinigami, el encargado de la ciudad… Kito. -¿Usted es la novia del capitán Hitsugaya?- preguntó inocentemente y pesé a que no estaba segura de eso, ella asintió. –Bien, eh… me enviaron a buscarla. El capitán está en la casa del ex capitán Urahara-sama. Acabo de llevarlo ahí a petición del chico pelirrojo.-

-¡¿Están locos?!- chilló haciéndolo retroceder. -¡¿Cómo se les ocurre trasladarlo en ese estado?! ¡Va a morir!- se horrorizó sintiendo algunas lágrimas traicioneras escapársele inevitablemente.

-P-por favor, no lloré. El capitán estará bien.- ella no le creyó y estaba a punto de ahorcarlo cuando él se arrojó al suelo con miedo. -¡E-en serio, realmente estará bien! ¡Yo lo cure!- bueno, eso por fin detuvo los intentos de la humana por asesinarlo.

-¿Eh?- pestañeó.

-Estaba en el cuarto escuadrón antes de trasladarme al trece. Detuve su sangrado, no está bien, pero vivirá.- explicó con una sonrisa.

Karin realmente no entendió muy bien todo lo que dijo, pero si la parte de que lo salvó y que viviría, y sin pensar se lanzó a abrazarlo.

-¡¿Lo salvaste?! ¡Lo salvaste! ¡Gracias, gracias, gracias!- restregó su mejilla con la suya sonrojada, llena de felicidad. -¡Llévame con él, llévame con él por favor!- pidió soltándolo y sacudiéndolo hasta que terminó mareado.

-Ja, ja… el capitán Hitsugaya realmente se consiguió una novia muy linda y hasta tierna… bueno, al menos cuando no me está amenazando de muerte.- sonrió y se inclinó para que se subiera a su espalda. -¡Te llevare lo más rápido que pueda!-

Kito la dejó en las puertas de la tienda de Urahara y le revolvió el cabello murmurando algo acerca de lo mucho que le recordaba a su hermanita, pero de inmediato saliendo despavorido cuando Karin volvió a amenazarlo de muerte si se atrevía a volver a hacer eso.

-¡Kisuke-san!- llamó por el tendero.

Lo encontró sentado tomando el té tranquilamente en su sala.

-Oh, Karin-chan, veo que ya te trajeron, fue realmente muy desconsiderado de Jinta-kun dejarte allí tirada inconsciente, pero ya se le dio un castigo apropiado.- justo en ese momento, la puerta se abrió revelando a un león de peluche, uno con el cual su hermana solía jugar pero cuyo nombre no recordaba, que parecía estar vivo y hasta tenía lagrimones en los ojos.

De no haber estado atrapada en el cuerpo de un chico los últimos días, tal vez se hubiera sorprendido.

-¡Esto no es justo! ¡Yo derrote al Menos! ¿Por qué diablos me dan este castigo tan horrible solo por olvidarme a Karin allí?- pisoteó con su patita de felpa. -¡Yo creía que ella seguía en el cuerpo del capitán y él se estaba muriendo así que claro que le di prioridad!- siguió haciendo berrinches.

Solo entonces Karin notó que ese peluche era realmente Jinta y no pudo evitar soltar una risilla malvada. Probablemente en otra ocasión estaría sin poder respirar de la risa, pero ahora estaba demasiado preocupada por el chico que amaba.

-Pues yo creo que esto no es tan malo.- el cuerpo de Jinta apareció por detrás del peluche, sonriendo pervertidamente. –Eres feo como el infierno, pero al menos es una mejor oportunidad de conocer mujeres hermosas.- baba escapó de la comisura de su boca antes de largarse corriendo fuera de la tienda.

-¡Ni se te ocurra, Kon, tú maldito depravado!- Jinta fue tras su cuerpo a toda la velocidad que su cuerpo afelpado le permitía, que sorprendentemente era mucha.

Así que ese era Kon… ¿Por qué no estaba tan sorprendida como debería estarlo?

-Kisuke-san, ¿dónde está Toshiro?-

-Ya debe haber despertado después de que Tessai terminó de sanar sus heridas. Está en la habitación de invitados, puedes ir a verlo si eso quieres.- Karin ni siquiera lo dudo y salió corriendo al lugar indicado por el tendero.

Llegó justo mientras Tessai salía y sin saber de dónde demonios sacó la fuerza, empujó al grandulón lejos de la puerta y entró, paralizándose ante la vista de Toshiro sentado en la cama, frunciendo el ceño de esa manera tan fría mirando a la nada.

Realmente era él… siendo él mismo en su cuerpo. Esto era mejor que mirarlo a través de un espejo, y casi mejor que aprovecharse de su cuerpo cuando se duchaba, pero nunca mejor que besarlo.

Sonrió cuando él finalmente se percató de su presencia.

-¡Karin! ¿Estás bien?- la miró preocupado, fijándose especialmente en la fea herida en su pierna, como si él no tuviera la cabeza vendada y un brazo roto del cual preocuparse, también, su shihakusho no estaba del todo cerrado correctamente, así que pudo ver las vendas cubriendo su estómago también. Y todo eso fue su culpa… -¿No te curaron? Tienes que decirles que te curen, no podrás caminar correctamente así y…-

-Toshiro, cállate.- lo frenó y él frunció el ceño. -¿Estás bien?- preguntó preocupada.

-Me han herido peor que esto, tú…- trató de insistir pero ella cubrió su boca con dos dedos.

-Toshiro…- lo miró profundamente a los ojos. –Te extrañe.- admitió sonrojada y él también se sonrojo.

-Karin…- apartó la mirada. –Me alegra que estés bien.- solo dijo.

La Kurosaki suspiró y lo tomó de los hombros.

-No creas que vamos a actuar como si nada después de esto.- hizo una mueca, pero luego sonrió inevitablemente. –Ni creas que me olvide de que ya me confesaste que me amabas.- eso lo hizo sonrojarse más profundamente. –No te preocupes, yo también. Me gustaría que me lo dijeras directamente pero me conformó con eso.- lo abrazó, pero él la apartó con delicadeza.

-No podemos.- negó con la cabeza. –Somos de mundos diferentes.- susurró sin convicción alguna.

-Sabes que encontraremos la forma.- tomó los lados de su rostro. –Deja de pensar tanto y disfruta.- se inclinó para besarlo y él cerro los ojos, pero antes de que sus labios se tocaran, un abanico se interpuso entre sus rostros.

-¡Urahara!- gritaron furiosos de que ese irritante rubio se siguiera metiendo entre ellos, literalmente esta vez.

-No hay necesidad de tanta agresividad.- sonrió por detrás de su abanico. –Me encantaría que continuaran con su festival del amor, pero me temó que si vuelven a besarse entonces volverán a cambiar de cuerpos, y no creo que quieran eso, ¿o sí?- sonrió sabiendo la respuesta de antemano.

-¡Claro que no!-

-Espera.- Hitsugaya lo miró con los ojos entrecerrados. -¿Qué quieres decir con que con otro beso volveremos a cambiar de cuerpos? Explícate.- exigió con su tono de mando.

-Oh, bien, bien.- suspiró con fingido pesar. –El té que te hice tomar contenía las mismas propiedades que el chocolate de Karin-chan, por lo que solo necesitaban intercambiar saliva para volver a sus cuerpos, como ella aún no ha tomado nada que limpie sus rastros de la boca entonces si vuelven intercambiar saliva volverá a pasar eso.- informó.

-¡Espera!- el albino ahora gruñó. -¿Quieres decir que si antes nos hubiéramos besado de nuevo inmediatamente después de intercambiarnos entonces nos habríamos ahorrado todo esto?- desenvainó su zampakuto.

-Uhh…- Kisuke se acercó disimuladamente a la puerta. –Sí, en realidad. Pero su situación me pareció tan divertida que no quise decírselos.- confesó antes de marcharse a toda prisa, dejando a la pareja de pre-adolescentes echando humo por las orejas.

-¡URAHARA KISUKE!-

Fin.

Hola! :D

Uff, al fin termine esto... por qué los caps finales siempre me salen tan largos? ._.

Jejeje, no importa :P

FELIZ CUMPLEAÑOS Laguna Sue! *-*

Por lo que entendí, solo quieres un fic que no sea AU, no? O tienes otra especificación? Pide lo q quieras! owo

Sobre la Votación, creo que ahora va ganando Mulan, pero aun no la cerrare xP

Bueno, los personajes de Tite y espero que esta cosa rara les haya gustado! n.n

COMENTEN! *o*

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!