Capítulo 9

El fuerte dolor de cabeza la despertó de su reparador sueño, la resaca que tenía ése día era fuerte y ya lo resentía, trató de levantarse pero un mareo terrible la obligó a correr al baño, levantar la tapa y descargar todo lo que tenía su estómago. Jaló la cadena y se quedó tirada en el piso esperando a que el mareo y el mal sabor de su boca pasaran, cuando se sintió mejor fue a la cocina por una vaso de agua.

– ¡Mi cabeza me está matando! – gritó molesta cuando pasaba frente a la puerta del cuarto de Steve

–Eso ya no sería un problema si controlaras tu forma de beber. – agregó Natasha que se asomaba por la cocina con una taza de café en las manos, Tony rodó los ojos, odiaba que le siguieran diciendo que su manera de beber se estaba convirtiendo en un problema

–Ya soy lo suficientemente grande para saber qué es bueno o malo para mí ¿No crees Nat?

–Entonces deja de quejarte como niña pequeña. – soltó dando punto final al tema y dando un sorbo a su café

–Creo que tengo todo el derecho de quejarme ya que no me siento bien– respondió la castaña con fastidio

–Difiero en ello, no tienes derecho ya que tú mismo te lo buscaste– contestó de vuelta, mientras tanto Steve escuchaba desde su cuarto y creyó prudente salir para hablar – de nuevo – con ella y evitar una discusión más grande

–Buenos días Tony.

–Buenos días Cap. – saludó sobando su sien

– ¿Cómo te sientes? – lo miró despectiva y rodó sus ojos

– ¿Tú también me dirás que es por mi culpa sentirme mal?

–Bueno, en parte Nat tiene razón, no sé si recuerdes lo que hablamos ésta mañana cuando llegaste a la Torre.

–Sí, sí lo recuerdo.

–Debes controlar ésa forma beber, nos tienes preocupados cada vez que sales…– en ese momento interrumpió al Capitán

– ¡Ya estoy harto de ustedes! Ustedes no saben nada, soy perfectamente capaz de controlar mi forma de beber así que agradecería que dejaran de meterse en mi vida.– dicho esto dio media vuelta y regresó a su cuarto, al entrar azotó la puerta dando a entender que estaba furiosa

Pasaron unos diez minutos Steve estaba en la sala leyendo el diario cuando escuchó la puerta principal abrirse

–JARVIS ¿Quién fue el que salió?

–La señorita Stark, señor.

–¿Qué? Rayos. – dejó el diario en el sillón y salió tras ella, al llegar a la calle vio que tomó un taxi, él llamó a otro y lo abordó

–Siga ese auto. – indicó fijando la vista en el taxi que Tony tomó, pasaron quince minutos para llegar al destino, un bar que estaba en una zona algo cuestionable de la ciudad, pagó la cuenta y bajó siguiendo los pasos de la castaña.

Al girar en una esquina se dio cuenta que otro sujeto vestido de pantalón de mezclilla y sudadera con capucha también la seguía de cerca y ella no se daba cuenta, algo no andaba bien

– ¿Qué quiere ése tipo? –aceleró el paso pero en cuanto lo hizo vio cómo Tony fue interceptada por el sujeto sospechoso y metida a un callejón, era un atraco, corrió para alcanzarla y salvarla

–Dame todo lo que tengas, hermosa. – Tony estaba paralizada y sólo atinó a darle el bolso, cuando iba a darle el celular el sujeto salió volando varios metros lejos de ella

– ¡Vámonos ya!

– ¿Capitán? – preguntó confundida antes de ser tomada del brazo y emprender carrera fuera del callejón, tomaron otro taxi y volvieron a la Torre

–Tony ¿Qué rayos estabas pensando?

–Nada.

– ¿Entonces qué fue eso?

–Intentaron asaltarme.

– ¡Ya lo sé pero eso se pudo evitar si no hubieras escapado! – Tony no dijo nada hasta que llegaron a la Torre donde las cosas subieron de tono

–Ninguno de ustedes es mi niñera, yo no necesito que me cuiden.

– ¡Por favor, por supuesto que lo necesitas y será así hasta que dejes de comportarte como una niña malcriada! Ésta vez fue un asalto ¿Y la próxima? ¿Un secuestro o algo más? Entiende, ya no eres Iron…– Steve fue severamente interrumpido por un sonido hueco, Tony lo había abofeteado

–No soy tu damisela a la que debes proteger ¿Entendiste? – sin algo más que decir pasó de largo a sus amigos y se encerró en su taller

–Les dije que esto sólo estaba empeorando.

–Lo notamos.– expresó Bruce bastante asombrado con el pequeño espectáculo que acababa de presenciar –Iré a hablar con ella.– y fue al taller para buscarla

– ¡Estúpido Steve no sé por qué mierda me cuida como si fuera su hija, como si fuera una inútil!

–Quizás porque actúas como tal.– Stark se giró hacia la puerta del taller topándose con Banner

–Ah, eres tú, mira no estoy de humor para…

– ¿Para escuchar más sermones? Sí, lo sé pero ¿Qué has hecho para evitar que te los den? Actúas como una niña mimada así jamás se te volverá a tomar en serio y aparte de todo te pones en riesgo.

–No fue mi intención hacerlo pero necesitaba tomarme un respiro.

–Sabemos que la ruptura con Pepper te sentó mal pero deja de llevar tu vida por el drenaje, Steve tiene razón ¿Qué hubiera pasado si en vez de asalto se trataba de otra cosa? – Tony quiso alegar pero se quedó callada unos segundos

–No lo sé– respondió finalmente

–Todos estamos preocupados por ti, no sólo Steve.

–Pero no es para que me traté así.

–Entonces deja de actuar como una niña, responsabilízate de tus actos y no desprecies la ayuda que te damos.

–Lo voy a pensar, retírate por favor.– Bruce no quiso buscar un problema mayor así que aceptó marcharse sin replicar.

Pasaron dos semanas en las cuáles las cosas se tornaron muy tensas en la Torre, Tony pasaba la mayor parte del día en su taller o en su habitación evitando el contacto con cualquiera de sus amigos pues seguía enojada por la discusión anterior, ése día por la tarde volvió a tener una pelea con Steve y salió a despejar su mente

–Estúpido. – dijo presionando el volante del auto con fuerza furiosa porque seguían tratándola como una delicada chica que debía ser protegida y no como el genio independiente que es, cegada por rabia y el coraje Tony pisó el acelerador perdiendo el control de su auto y provocando que se estampara contra un poste de luz.