Conciencia

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La escena del arrepentimiento, el clímax del camino del héroe en que las personas que una vez le hicieron daño son re-integradas a su vida y en un giro de la trama se convierten en menos de medio capitulo en sus mejores amigos luchando a su lado para derrotar al enemigo de turno, ignorando por completo el punto clave de que alguna vez ese lugar les correspondió a ellos, un recurso muy utilizado en los Shonen, uno que Satori había visto una y otra vez y leído una y otra vez más.

Pero esto no era un Shonen ni mucho menos un manga de la Jump, y si lo fuera, ni siquiera estaba seguro de que lo compraría, en el hipotético caso lo más seguro es que terminaría pasándolo de largo y comprando el nuevo de One Pice.

O al menos eso pensaba Satori mientras corría con la mano en el pecho, agitado buscando a Ushijima.

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—eres Satori Tendou, de Tokio, ¿no es así?

—el mismo, ¿para qué me necesita el loquito de nuestra generación?

"si esto fuera un manga, ¿sería el héroe o el antagonista? ¿Ushijima-kun es la sexy heroína?"

Destilando seguridad se acomodó sobre el sofá de la estancia, cruzando sus largas piernas y mostrando una sonrisa torcida de blancos dientes y girando sus manos en el aire incito a hablar al chico que frente a él cambiaba de una pierna a otra intentando atrapar las palabras que de seguro flotaban en su cabeza sin un orden conciso por la clara mueca de nerviosismo que se marcaba en sus facciones, cejas crispadas y una ligera capa de sudor sobre su rostro.

Apostaría que fueron dos minutos completos hasta que el castaño se dignó a abrir la boca.

—primero que nada, no soy el loco de la generación.

—tus gritos no indicaban eso.

—fui tratado groseramente por más de tres horas por el administrativo, todos tienen un límite.

—finjo que te creo.

Hayato, mastico el nombre con cuidado y recapitulo cada facción del chico que apenas era un retazo del que ayer no considero menos que un sociópata, era una persona abismalmente distinta podría haber pasado como un chico serio ¿alguna clase de delegado de clase? Claro, si su primera impresión hubiera sido dada por él pidiéndole hablar de manera tan seria y no gritándole al hombre de la oficina administrativa.

"¿El pobre administrativo estará bien? Ayer se veía muy asustado, ¿cuánto va a tardar Ushijima-kun en busca de ese jugo?"

En cuanto Hayato había pedido hablar con él, Ushijima se había parado dado una ligera reverencia al castaño frente a ellos y dicho con una pequeña mueca similar a una sonrisa que iría por un jugo y le traería uno mientras arreglaba sus asuntos, "muy educado el niño" hubiera dicho su madre.

—fuimos a la escuela elemental juntos.

Si el sonido de las palabras tuviera color, definitivamente esas serian rojo.

—Ese Hayato.

Su voz salió estrujada, extraña, inaudible y de color azul ultramarino.

—Y lamento mucho mis acciones en aquel tiempo.

No sabía siquiera si estaba respirando.

Pero si sabía que mientras sus recuerdos como en torrente llegaban a su cabeza sus exhalaciones se quedaban atoradas en su garganta, todo llegaba de golpe, como si después de mucho tiempo abrieras una llave de paso vieja y el agua sucia y estancada empezara a correr, agua sucia que no eran más que recuerdos fugaces de una tarde de primaria, de un niño mucho más bajo que el intentando usar la voz con él y someterle, la sensación perdida en el tiempo del cosquilleo que quedo en sus nudillos infantiles después de haberlos ensartado contra la mejilla del niño castaño fuerte y rápidamente.

Y siguiendo la analogía de aquella vieja llave sucedió igual que con esta y su salida rápida del agua sucia dando paso a la limpia.

Su agua cristalina llego en forma de tres inhalaciones del aroma que siempre le envolvía, no calmándole por completo pero dejando un claro "no estás solo" flotando en su cabeza.

—no hay problema.

Se levantó del sofá creyendo que todo había terminado, después de todo el ciclo de "lo siento-no hay problema" había sido completado, aparte de que la lejana sensación de burbujeo en su garganta indicaba la subida de ansiedad y no sería agradable tener un episodio frente a alguien que apenas y llegaba a la definición de desconocido.

"¿Qué tanto se puede tardar alguien consiguiendo un jugo? oh dios mío, ¿acaso una máquina expendedora se tragó a mi alma gemela?"

—necesito ir a salv. . .

Si ya no había nada más que hablar, según su infalible lógica, ya podía irse en busca/salvar a Wakatoshi, y también en busca de un espacio abierto, la sensación de opresión en el pecho empezaba a ser molesta.

—fue grosero de mi parte, cuando mi hermano nació omega me di cuenta de la estupidez que hice.

De no ser por la insistencia del chico podría coronar a la burbujeante ansiedad en su pecho como lo más molesto del día.

"Entonces si no hubiera habido un omega en tu familia ¿hubieras seguido haciendo lo que querías? como los que hicieron eso a Reira"

No era el momento más adecuado para recordar la pequeña figura sonriente de su amiga, quien de seguro mientras el moría entre agradables sensaciones de pertenencia junto a Ushijima, ella moría, en el verdadero sentido de la palabra, por dentro desconectada de la realidad hundida entre almohadas blancas junto a una ventana sin paisaje, apenas con las palabras lejanas de un chico que junto a su cama sabia, seguía intentando hacerle llegar palabras de un desgastado libro.

El retazo de odio le cejo por breves momentos, suficiente tiempo para haber dado dos pasos, cerrar su puño y estamparlo contra lisa mejilla del chico que miraba a todos lados menos a su cara, ser un desastre y causar un accidente, utilizar su altura para tomarle del cuello y alejarle del suelo y zarandearlo con fuerza hasta hacerle perder el conocimiento, podría convertirse en una súper nova de rencor mal dirigido y explosivo, todas esas opciones pasaron por su cabeza en pensamientos intrusivos* que hacían gorgotear la ansiedad en su pecho hacia arriba, ahogándole, haciéndole temer de sí mismo, de caer en la locura.

Él sabía que podría hacer muchas cosas, pero toda intensión se encapsulo en burbujas de aroma a pino y hierba, era casi como si pasto tierno le sujetara a tierra lo suficiente para guardar la compostura, para recordarle que no estaba loco, recordándole que no es un monstruo.

—como dije, no hay problema, Yamagata-kun.

Eran pequeños cuando aquello había pasado, el Hayato Yamagata que había intentado usar su voz en él era un niño infantil que simple y llanamente creía en la supremacía de su etiqueta biológica, indignado por ser superado en habilidad por un omega quien lo más seguro se le había dicho desde muy pequeño eran inferiores a él. Una creencia implantada en su cabeza de que su vida valía mas por el simple hecho de ser un alfa, y sobre todo, no era quien había hecho daño a ella, a él, de una manera tan asquerosa, Hayato no era más que una víctima de la sociedad, de manera menos horrenda a como lo fue Reirá, pero lo era.

—En cuanto mi hermano nació mi madre decidió traernos aquí, mi padre sería un problema.

"¿Que tan grosero seria interrumpirlo decirle que tengo cosas que hacer y desaparecer?"

— ¿era un Alfa?

"No soy tan grosero"

— sí, él me había hecho así.

Todos tienen su propia historia, y por la manera en la que la vista de Hayato paseaba por cualquier parte menos en él, la suya no era una que le apeteciese contar y él no era quien para preguntarla, eran simples conocidos, nada más que posibles futuros compañeros de equipo, preguntas que no son más que mera cortesía, un chico con cargos de conciencia y aquel que planeaba darle el perdón.

—Debo suponer que también estas aquí por el equipo de voleibol.

—por supuesto, es el mejor de Miyagi.

Y así como todos tienen su propia historia, todos tienen algo que les conecta con los demás, es el destino, es la gran telaraña que entretejida une a todas las personas del mundo, al parecer para ellos era el deporte, era agradable.

—Me sorprendió ver a Ushijima-san aquí, al parecer seguiremos siendo el equipo más fuerte de Miyagi por unos años más.

—¿conoces a Ushijima-kun?

—El equipo de mi escuela media jugo contra el suyo, perdimos, pero fue increíble.

—ohhh una estrella.

Quería preguntar algo, Satori estaba más que seguro que el castaño frente a él quería preguntarle algo, si no es que más de una cosa, y podía jactarse de casi no errar en sus lecturas respecto a una persona, era como leer la mente a base de observaciones.

—bueno Yamagata-kun, iré a buscar a Ushijima-kun, sospecho que lo ataco la máquina expendedora.

Pero que supiera que quería preguntar algo, no significaba que lo fuera a responder, siquiera que le dejara formular la pregunta.

No guardaba rencor alguno, pero tampoco era su amigo.

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—¡te encontré!

A una distancia de casi cincuenta centímetros, con el ceño notablemente fruncido y la mano frente a su mentón Wakatoshi estaba perfectamente inmóvil, escudriñando con cuidado a través de la ventana de vidrio

—¿de qué quieres tu jugo?

— ¿llevas todo este tiempo aquí parado pensando en eso?

Simplemente asintió conectando sus miradas, si algo había aprendido en apenas ese corto tiempo de convivencia, era que a Wakatoshi en una abismal diferencia a él le gustaba mirar a la gente a la cara, a los ojos, ya a satori quien pocas personas fuera de sus padres le sostenían la mirada le gustaba, era agradable conocer a alguien que no se intimidaba con su penetrante y analítica mirada de pupilas pequeñas y rojizas.

—de manzana está bien.

Le miro fijo hacer la transacción en la aparentemente nueva máquina aun sintiendo el gorgoteo de lodo dentro de su pecho, sintiendo la ansiedad correr entre sus costillas, silenciosa, riéndose y burlándose de él.

En menos de cinco minutos estaban sentados a la sombra que brindaba la maquina con el jugo entre las manos, al parecer si se había tardado tanto era por la simple cavilación de que bebida podría ser más del agrado de satori, y eso hacía que el chico pelirrojo solo quisiera sujetarse el estómago y empezar a descocerse en ruidosas carcajadas cargadas de euforia y nerviosismo.

—¿todo está bien?

—¿debo suponer que viste todo Ushijima-kun.

—solo vi un poco.

—¿debo suponer que sabes quién es?

Inclino su cabeza ligeramente hacia adelante, y desde debajo con los ojos tan abiertos como podía, y sus labios curvados en una sonrisa que a ojos de Wakatoshi parecía dolorosa espero en silencio la respuesta, no tenía una razón de peso para quererla, sinceramente solo quería ver si podía fastidiarlo un poco, tal vez darle un ligero susto con una cara tétrica, olvidar en su compañía la sensación asfixiante de preocupación y las gana de enterrar sus uñas en sus hombros.

Espero cualquier cosa, una risa nerviosa, una ceja levantada, hasta ser ignorado pero lo que menos espero fueron las manos del castaño sobre su rostro deshaciendo su tétrica sonrisa con caricia temblorosas y bruscas hasta una sonrisa suave, curvada pero que a los ojos de Ushijima no debería hacer que los músculos de su cara dolieran.

Satori sintió un ligero picor en los ojos y como el lodo subía y bajaba en su garganta intentando escapar, dio un ligero sollozo.

—yo nunca olvido nada que haya podido ver desde tus ojos.

Se rompió, por primera vez Satori si dio el lujo de romperse sin miedo a que ni un pedazo se perdiera, después de todo, junto a esa máquina expendedora con su jugo de manzana derramándose a un lado de ellos y su cara oculta en la curvatura del cuello de Ushijima apenas y dándose espacio para respirar con dificultad, cada parte que caía era recogida al instante por su alma gemela y puesta en su lugar.

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No podría decir que la entrevista con el entrenador fue entretenida, mucho menos que era el profesor más alegre de todos los que había conocido he interactuado, aunque de entre todos era indudablemente el que más sincero se veía, después de todo las personas que son tan serias y sin tacto al hablar terminan siendo las más reales.

Y cuando con una mueca de aceptación le dijo que empezarían a entrenar el lunes por la mañana como quien habla del clima después de aquella breve pero sustancial entrevista, se convirtió definitivamente en su profesor favorito de todo lo que llevaba de vida escolar.

Porque no le pregunto ni una sola vez por etiqueta bilógica, solo preguntando si deseaba seguir jugando, y aquella era una respuesta con un solo significado.

"Aquí dice que eres un excepcional bloqueador como mi asistente no había visto antes, por mi esta todo en orden, si puedes hacer fuerte mi equipo no necesito saber nada más"

Cuando salió de la oficina corrió rumbo al baño antes de que las lágrimas se desbordaran llenándole las mejillas.

Y mientras las gotas se le arremolinaban en el rostro, frente al espejo del baño gesticulaba lentamente "Estoy muy feliz", esperando que el mensaje en caso de ser visto fuera entendible.

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Primer año.

Después de salir del abaño, aun restregando un pedazo de papel higiénico sobre sus irritados ojos y sorbiendo su nariz en una mala mañana que su padre siempre le reprochaba estiro sus brazos al cielo raso de color claro de aquel pasillo aspirando y luego suspirando con fuerza ahogando una ligera risa en su garganta, ese lugar donde vivía el lodo que a veces le ahogaba y justo ahora se llenaba de virutas de felicidad liquida, oficialmente había llegado.

Se podría poner a bailar ahí mismo, pero estaba seguro que si lo hacia los sentimientos podrían volver a sobrepasarlo y lo último que deseaba era ponerse llorar de nuevo, pensándolo bien, solo deseaba un jugo, unas frituras y encerrarse el resto de lo que quedaba de viernes leyendo la Jump en una especie de celebración asocial.

Tal vez hasta podría buscar un anime de pocos capítulos que acabar antes de lo que se acabaran fueran las vacaciones, esas de las que apenas sin contar ese mismo día se acabarían en un parpadeo después de 48 horas, de alguna manera había comprobado la relatividad del tiempo sobre sí mismo sin siquiera hacer un experimento de campo de un mes y medio, su ex profesor de ciencias estaría orgulloso donde fuera que estuviera entre las calles de Tokio.

O al menos eso era lo que fluía por su cabeza mientras empezaba a caminar de regreso a la oficina del entrenador, porque pensándolo bien, no solo deseaba un jugo, una frituras y aventuras ajenas en 2D, también quería la calma del bosque no solo alrededor de él sino también sentada en su máxima representación, Ushijima, junto a él.

—5475 días desde que nací, el día se ve soleado y con probabilidades de otra tarde divertida.

"Ya está todo listo"

Envió el mensaje a sus padres antes de girar en la esquina del corredor, sintiendo el aroma del bosque golpearle apenas girar.

—no sabía si tenía que ir a buscarte.

Mirándole fijo, recargado en la pared lo suficientemente lejos de los demás para estar tranquilo Ushijima le miraba fijo, esperando una respuesta a su estoica oración, y fuera de parecerle incomodo por el tono cortante que no daría una opción de respuesta, Tendou se sintió cómodo con la forma tan directa de hablar abismalmente distinta a la de la mayoría de las personas que había observado a lo largo de sus vida, alfas, betas, omegas, personas en general, todos rodeaban usualmente el tema antes de decir lo que pensaban, de manera contraria a Wakatoshi que parecía recio a desperdiciar más de una palabra, como si estuvieran contadas y de perderse alguna den manera banal se cometiera alguna clase de pecado.

Eso era interesante, y ligeramente preocupante si se paraba a pensarlo.

—¿Qué tal si vemos una serie en la sala de descanso?

—está bien.

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Los últimos días antes de las clases se les fueron de las manos como agua, rápido entre risas y un anime de dos temporadas terminado en dos días y medio, tirados junto una de las toma de corriente de la sala de descanso entre el comedor y las oficinas, siendo mirados con curiosidad por los alumnos que a último momento apenas y podían parpadear trayendo sus documentos asustados por haber dejado todo a último momento, satori abecés ponía en pausa los capítulos solo para poder reírse cuando alguien pasaba corriendo con papeles entre sus brazos.

—por eso es bueno hacer todo con tiempo Ushijima-kun

Y Wakatoshi solo se limitaba a asentir sin ponerle mucha atención, aun intentaba averiguar cómo sentirse respecto a que el mejor amigo del protagonista se fuera a Tokio.

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La primera mañana del primer año, fue normal, empezó a horas distintas para ambos, el primer día no habría entrenamiento por la mañana.

"cuestiones académicas innecesarias pero a la ves necesarias"

Había dicho el asistente del entrenador, que había sido enviado a buscar y avisar a los nuevos miembros del club por el entrenador que las actividades del club serian únicamente por la tarde por ese día, después de todo, la típica charla de principio de clases seria dada y todos, maestros y directivos tenían que organizarla, tenía que ser perfecta, pulcra y sin errores, digna de una institución de prestigio como Shiratorizawa.

A Satori no le importaba mucho el tema mientras pudiera dormir una hora más.

A Wakatoshi no le turbaba sus planes de entrenamiento de la mañanas, junta o no sabía que tendría que ir a correr como bien estaba acostumbrado.

Así que a su propio ritmo, Wakatoshi salió a trotar alrededor del campus a las cinco cuarenta de la mañana y satori despertó a las siete de la mañana.

A las 7:30 que un adormilado pelirrojo entraba tambaleándose al comedor, apenas con 10 minutos antes del inicio del horario escolar para desayunar, Wakatoshi ya estaba sentado con su bandeja de comida vacía y otra con un desayuno ligero que a los ojos del pelirrojo quien temía solo de ver la fila para recoger el desayuno, brillaba más que diez lingotes de oro, aunque no estaba muy seguro si la comida o el castaño brillaban más.

"es abrumador"

—vi tu configuración de hora para despertar ayer, así que me adelante y compre tu desayuno.

ohh Ushijima-kun stalker—canturreo moviendo su dedo índice de su mano derecha frente a la cara del castaño mientras con la otra empezaba a verter la granola sobre su pequeño vaso de yogurt.

—¿perdón?

—tranquilo, tú tienes el eterno perdón Ushijima-kun.

Porque eso es parte de nuestro vinculo, se quedó atorado en su garganta mientras llevaba una cucharada grande de su desayuno directo a su boca, callándose a sí mismo de soltar palabras que querían fluir sin permiso.

"es vergonzoso"

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Se sentaron juntos durante la larga charla de los directivos, de la lectura del reglamento y caminaron juntos por los pasillos hacia el tablero de asignación de aulas y luego hacia sus salones, que aunque no fuesen los mismos estaban en el mismo piso como todas las aulas de primer año.

—no temas Ushijima-kun este no es un adiós, es un hasta luego.

Satori fue dramático, más que dramático, y se sostuvo de su brazo para luego casi al instante soltarlo dramáticamente fingiendo una triste despedida agitando sus largos y delgados brazos así como su tronco hasta desaparecer dentro del salón.

"así debe ser tener amigos"—pensó para sus adentros aun viendo las puertas por las que había entrado su curiosa alma gemela con una mueca parecida a una sonrisa sobre su rostro.

—ese chico pelirrojo es raro.

Las palabras fueron claras, y aunque no lo hubieran sido el castaño estaba más que seguro que la hubiera escuchado como si lo fueran, tenían que ver con su bonito pelirrojo y cualquier cosa que tuviera que ver con el desde antes de poder tocarlo de manera material, eran más importantes que su propia realidad.

—es muy delgado.

—se movía como un fideo.

A unos metros de él, más cerca del que sería su salón que el del pelirrojo, había un grupo de apenas tres personas, dos chicas y un chico, riendo, riendo de Tendou.

—es demasiado. . .

Bonito—completo la frase del chico, el que había identificado saco el tema de conversación tan acido sobre su alma gemela desde un principio, al pasar junto a ellos, de manera seca, firme, sin quitar su mirada de ellos hasta que ellos apartaron la suya.

No dudaba que Tendou fuera capaz de defenderse, si lo había hecho hace años dando un puñetazo en la cara de aquel niño cuando en teoría el peso dela inferioridad de su etiqueta era recalcado cada día durante su horario escolar, así que sabía no pararía en enfrentar al menos esas burlas nacientes.

Pero aun así ahora Wakatoshi estaba ahí, no mirando desde su habitación con impotencia una vida que era amada siendo sostenida con todas sus fuerzas por el niño de lacios cabellos que una sola vez pudo ver, ahora podía tocarlo, sentirlo, estar ahí para él y apoyarle.

Ushijima sería su cable a tierra y soporte.

—¡si sales antes que yo me esperas aquí en el pasillo Ushijima-kun!

Lo vio sacar medio cuerpo desde su salón de clase, gritar aquello y regresar de nuevo de manera cómica dentro.

Y se permitió reír con una ligera carcajada baja que como llego se fue antes de entrar a su salón de clases.

El primer día del primer año, mi papel fue decidido

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*Pensamientos intrusivos, pensamientos no controlados por la persona, propios de trastornos como TAG.