― Creo que va siendo tiempo de volver ¿Qué dices amigo? ―menciono alegre un joven de cabellera rosada a su gatuno amigo.

― Aye, ya quiero enseñarle a Charle el resultado de mi arduo entrenamiento― dijo el felino azul emocionado.

―Ahora que recuerdo, escuche mencionar que los Grandes Juegos Mágicos terminaban mañana, creo que será emocionante pelear contra el gremio ganador― decía mientras sonreía de manera cómplice junto a su amigo.

―No sabrán que los golpeo― se burló Happy pero luego se acordó de algo― ¿Pero y si los ganadores son Fairy Tail?

― Con más razón para pelear, me enfrentare a Erza y a Laxus y les voy a ganar, luego al tonto cabeza de hielo― comentaba emocionado mandando puñetazos al aire.

Happy solo se limitó a suspirar.

― Bueno mientras tú peleas con ellos yo me quedaré con Lucy― anuncio el felino.

Natsu se detuvo al escuchar el nombre de su amiga, y de repente le comenzaron a dar nervios, volvería a ver a Lucy de nuevo, por la cabeza del pelirosa pasaron tantos escenarios de su encuentro, pero en realidad no sabría cómo reaccionar cuando la viera, era obvio que estaba feliz de volverla a ver, de ver a todos, pero no sabía por qué se ponía nervioso de solo pensar que se iba a reunir con ella.

― ¿Natsu? ― lo llamó Happy.

― Sí― respondió distraído.

― ¿Entonces cuando? ―preguntó de nuevo a una pregunta que había formulado y Natsu no había escuchado.

― ¿Cuándo qué? ―cuestiono desorientado el mago.

― ¿Qué cuando nos vamos? ― preguntó algo fuera de los cabales el pequeño felino.

― Ah, eh… me parece que lo mejor es irnos ya para poder llegar mañana al último día de los Juegos para hacer nuestra entrada triunfal― contesto otra vez emocionado.

― Aye sir.

Ambos recogieron sus cosas, Natsu se colocó una capucha para según el verse misterioso y luego se dirigieron a la ciudad más cercana para tomar el tren que los llevara a otra ciudad donde podrían tomar otro tren para que por fin los llevara a la capital.

―Esto va a ser una pesadilla― decía Natsu entre lágrimas, ya que sabía que iba a ser un viaje muy largo, comprando el tiquete.

Y así fue, durante todo el viaje Natsu estuvo tirado en el asiento con intensas náuseas y mareos.

Al llegar a Crocus Natsu salió del tren tambaleándose y al tocar el piso comenzó a besarlo y a decir que nunca más se montaría a un tren.

― Eso dices siempre― dijo Happy dándole unas palmaditas en la espalda esperando a que su compañero se recuperara.

Cuando a lo largo algo más capto su interés olvidándose por completo de su mareo; eran el aplauso y gritos de muchas personas, y se dio cuenta de que estaban anunciando a los ganadores.

―Vamos Happy― dijo incorporándose de inmediato y comenzaba a correr dirigiéndose a la arena.

Una vez en la entrada no lo pensó dos veces y noqueo a los guardias para entrar a la fuerza, al ver al gremio ganador se decepcionó, no era Fairy Tail, pero aun así se suponía que eran el gremio más fuerte de Fiore así que igual camino hacía ellos, estaba tan emocionado que se dejó llevar dejando expulsar un calor infernal que se podía sentir en toda la arena.

― Así que ustedes son el gremio más fuerte― comentó sonriendo.

― ¿Quién demonios eres tú? ―preguntó molesto uno de los integrantes del gremio.

Natsu encendió sus puños y dirigió una fuerte llamarada hacia ellos.

―¡Yo soy el retador! ―respondió emocionado mientras les lanzaba la llamarada, la cual los dejó inconsciente, el pelirosa insatisfecho incrementó el fuego en sus brazos y lo golpeo contra el suelo de la arena haciendo que este se esparciera y empezara a derretir la construcción y la ropa de las personas; luego los demás gremios empezaron a bajar dirigiéndose a Natsu con el fin de detenerlo pero Natsu con un simple ataque hizo que todos huyeran despavoridos.

― ¿Quién sigue? ― preguntaba Natsu animado buscando por todos lados algún contrincante hasta que en las graderías vio una cara muy familiar, su cabello estaba mucho más largo y se veía más madura, se quedó viéndola un par de segundos y ella también lo miraba tapándose su parte superior ya que él había derretido su ropa. El corazón de Natsu empezó a latir más rápido de la emoción al ver de nuevo a su querida amiga luego de tanto tiempo, de repente le entraron unas ganas de sonreír inmensa.

― Tanto tiempo sin verte Lucy― dijo al fin con una gran sonrisa.

Lucy se quedó en silencio un par de segundos.

― ¿Cómo has estado? ―preguntó ella con una cálida sonrisa.

Ambos se seguían observando, Lucy estaba tan feliz de volver a ver a su mejor amigo, pero de repente vio como cientos de guardias se abalanzaban hacia él; Natsu intento escapar pero los Rune Knight lo atraparon, llevándoselo al castillo. Lucy corrió a cambiarse, que por suerte tenía un cambio de ropa en su bolso.

― No puedo permitir que encierren a Natsu―dijo mientras se cambiaba de ropa para luego salir despavorida hacia el castillo.

Al llegar a la puerta ni siquiera necesito presentarse ya que los guardias sabían quién era, Lucy se apresuró a llegar en donde se encontraba la princesa y él Rey, estaba segura que Natsu también estaría ahí. Llegó a la puerta de la sala real y los guardias la detuvieron.

― Por favor, necesito hablar con la princesa― suplico Lucy.

― Lo lamento Lucy-san pero ahora están juzgando al culpable― le contesto uno de los guardias.

― Ya lo sé, él es amigo mío, por favor déjenme entrar para hablar con la princesa― repitió angustiada

Los guardias se miraron.

―De acuerdo, pero sólo porque se trata de usted Lucy-san― accedió el otro guardia abriéndole la puerta.

―Gracias.

Lucy entró con calma, al abrirse la puerta los presentes en la sala la volvieron a ver, Lucy de inmediato se arrodillo.

― Su majestad, princesa vine a pedirles humildemente que por favor perdonen a Natsu, sé que causo muchos daños pero no lo hizo por maldad, solo se emocionó por el evento, yo…

― Lucy― la interrumpió Hisui― no tienes que preocuparte Natsu está perdonado― le informó la princesa con una sonrisa.

― ¿En serio? ―preguntó sinriendo.

― Por supuesto, es lo menos que puedo hacer por las personas que salvaron el reino― contestó el Rey.

― Muchas gracias Su majestad, princesa.

― Cuantas veces tengo que decirte que me llames por mi nombre Lucy― le reclamó la princesa.

― Lo siento Hisui-san.

Ambas sonrieron, mientras Natsu miraba a ambas con una cara de estúpido.

― ¿Lucy qué haces aquí? ―preguntó Natsu al fin.

― No es obvio, vine para evitar de que te encerraran― respondió Lucy tratando de sonar lo más calmada posible.

― ¿Encerrarme? Pero no hice nada malo― comentó sin una pizca de remordimiento por haber destruido toda la arena.

Lucy le golpeó la cabeza dejándole un chicón, Natsu se llevó las manos en la cabeza mientras se sobaba el mechón.

― Discúlpenlo pero es un idiota, no iremos ahora― dijo mientras hacía una reverencia― Nos vemos luego Hisui-san.

― ¿Por qué hiciste eso? Eso me dolío― le gritó Natsu a su rubia amiga.

Lucy simplemente lo agarró de la oreja y lo saco de la sala para que no empeorara la situación.

―Oye eso duele, suéltame― decía Natsu siendo arrastrado por la maga.

― Adiós Lucy-san―se despidieron los guardias al verla irse.

― Hasta luego― les devolvió Lucy amablemente la despedida.

― ¿Por qué esos hombres te conocen? ―preguntó Natsu intrigado y un poco molesto.

― Porque vengo al castillo de vez en cuando a hablar con Hisui-san― respondió mientras seguía jalándolo a la salida― por cierto ¿Cómo es posible que digas que no hiciste nada cuando destruiste la arena completa?

― No es para tanto, el viejo se encargará de eso―respondió despreocupado―Por cierto no los vi por ningún lado y ¿Por qué viniste sola?

Lucy lo soltó, no pudo decir nada y se quedó quieta dándole la espalda.

―Lucy ¿Qué pasa? ― preguntó Happy que los venía siguiendo.

―La verdad es que el gremio se disolvió el día después de que ustedes se fueron― contestó Lucy en un hilo de voz.

― ¡¿QUÉ?! ― gritaron Natsu y Happy al mismo tiempo.

― El maestro lo decidió y luego todos tomamos caminos separados―dijo la rubia con un hilo de voz desanimada.

― ¿Por qué? ―repetía incontables veces Happy consternado.

― ¿Pero por qué? ¿Dónde está el viejo ahora? ―preguntaba el mago furioso.

― No lo sé, tampoco nadie sabe por qué decidió desmantelarlo.

― ¿Cómo es posible que nadie se interesara? ¿Por qué no se opusieron al viejo? Laxus pudo haber sido el siguiente maestro― reclamaba sin comprender.

Lucy de repente le entró una rabia inexplicable, él había hecho lo mismo que todos, se había ido así sin más, sin decirle a nadie, sin pensar en los demás. Dejándola sola, después de haberla sacado de esa oscura soledad en la que vivió por años.

―Natsu― dijo su nombre con un suave tono pero podía notarse cierto enfado en su voz haciendo que el asesino de dragones guardara silencio― Tú hiciste lo mismo, te fuiste sin consultárselo a nadie, no creo que tengas el derecho de reclamar ahora.

Natsu y Happy se quedaron estáticos, sin palabras que decir. Lucy se dio cuenta de inmediato de lo que había dicho, ella no tenía derecho de estarle reclamando nada, era la vida de él.

― Lo siento, no es de mi incumbencia lo que decidas― se disculpó con una sonrisa apenada―estoy segura de que tuvieron un motivo al igual que los demás.

― Lucy…

―Seguro que tienen hambre― interrumpió con una enorme sonrisa para tratar de subir los ánimos― Vamos a comer yo los invito.

― ¡Lucy! ―ambos gritaron mientras le hacían reverencias una y otra vez con lágrimas en los ojos.

― ¡Ya paren con eso! ―exclamó avergonzada.

Los tres salieron del castillo para dirigirse a un restaurante, mientras iban de camino Happy le contaba a Lucy como Natsu siempre los metía en problemas y Lucy gustosa lo escuchaba.

Natsu iba detrás de ellos en silencio, observándolos conversar, sus ojos se posaron en su rubia amiga que sonreía y escuchaba atentamente las quejas absurdas de Happy, no podía quitarle los ojos de encima, de verdad la había extrañado, y se puso a pensar en lo que había dicho hace escasos minutos, en parte tenía razón, en el momento no pensó como se debieron sentir los demás si lo dejaba.

―Natsu― lo llamó la maga celestial.

― Umm― respondió él distraído.

― ¿Está todo bien? Estás muy callado― preguntó Lucy preocupada.

― Ah no te preocupes estoy bien― trato de sonar lo más natural posible.

― Si es por lo que dije antes, no tienes que preocuparte, fue algo que se me salió y no debí decir, lo sien…

― No tienes que disculparte, tienes razón―la interrumpió el pelisora acercándose a ella― no debí irme sin decir nada, pero estaba tan segado con la idea de hacerme más fuerte que no considere los sentimientos de los demás, pero ya volví y prometo que no volverás a estar sola― expresó el mago totalmente serio, sin una pizca de duda.

― Natsu― logró decir Lucy en un susurró mientras sus pómulos se teñían de un intenso rojo sin apartar sus ojos chocolate de los del mago. Se quedaron varios segundos sin moverse hasta que el rey del troll apareció.

― Seeeeee gussssttttaaaaaaaannnnn― decía Happy su típica frase haciendo que ambos jóvenes se separaran nerviosos con rubor en las mejillas, más por parte de Lucy que tenía toda la cara de color rojo.

― N…noo digas estupideces Happy― tartamudeaba Natsu intentando agarrar a su alado amigo.

― E..el restaurante esta por aquí, síganme― comentó Lucy sin mirar a los chicos y dirigiéndose de inmediato al restaurante.

―Lucy espéranos― gritaban Natsu y Happy quienes corrieron para poder alcanzar a su amiga.

En el restaurante los dos glotones pidieron comida hasta reventar, sin tomar en consideración el presupuesto que llevaba Lucy, aun así Lucy sonreía viéndolos atragantándose de comida, como extrañaba estar con ellos.

Después de comer Lucy los llevó a su departamento y los invitó a quedarse, aún después de las advertencias que la rubia les dio de no romper nada ni desordenar nada, fue lo primero que hicieron, es como si lo hicieran a propósito para molestarla. Jugaron, rieron y conversaron hasta altas horas de la noche.

― Ya me voy a dormir, mañana tengo que levantarme temprano, pueden dormir en el sofá de la sala y por favor NO ENTREN A MI HABITACIÓN― enfatizó la maga en la última frase para luego dirigirse a su cuarto.

Una vez en la habitación Vulpécula apareció.

― Ya estoy cansada de estar en el mundo de los espíritus, en toda la semana no he podido escapar de ese lugar― reclamaba el espíritu molesta.

― Lo siento, pero estuve ocupada toda la semana y no podía tenerte invocada todo el tiempo, no te hubieran dejado pasar conmigo a los lugares que tenía que ir y por favor podrías bajar la voz― se explicaba Lucy casi susurrando.

― Sí sí, lo entien…― de repente Vulpécula se detuvo y empezó a olfatear el lugar.

― ¿Hay alguien más en la casa? ―preguntó curiosa.

― Sí unos amigos que acaban de llegar―respondió Lucy cansada.

― ¿Quiénes son? ― Vulpécula trato de abrir la puerta para ver quiénes eran pero Lucy se lo impidió.

― No quiero que te vean aún, quiero que sea una sorpresa― explicó aún en un susurró bloqueando la puerta.

― ¿Qué sea sorpresa que cosa? ― cuestionó Vulpécula irritada.

― Qué me he vuelto más fuerte― espetó sin vacilar.

Vulpécula tuvo que aguantar la carcajada que estuvo a punto de salir

― No te burles, si me he hecho más fuerte en comparación de antes―reclamaba indignada de que el espíritu se estuviese burlando.

―Ok ok y a ¿Quiénes quieres sorprender? ―preguntaba quitándose una lagrima de su ojo causada por la risa.

― A Natsu y a Happy― contestó ruborizándose un poco.

A Vulpécula le sono familiar ese nombre, cuando se acordó del sueño que le había contado Lucy meses atrás.

―Mmmm con que Natsu ¿Eh? ―dijo de manera pícara para molestar a su dueña.

―P..por favor no molestes ahora, tengo mucho sueño―le suplicó Lucy al espíritu para que la dejara en paz― Si pudieras volver al mundo celestial por favor.

― Esta bien― dijo a regañadientes desapareciendo de la habitación.

Lucy suspiró agotada, se cambió la ropa por pijamas y se tumbó en la cama dejando que el sueño la acogiera.