¿Cómo están lectores/as de este fic? Tal y como he venido advirtiendo, este es el último capítulo. Realmente agradezco a toda persona que haya decidido leer de principio a fin esta historia, y les aseguro que algún día volveré a escribir por aquí, así que no tomen esto como un adiós. Es hora de comenzar el último capítulo, y espero que les guste.

Año 485 – Reunión 48

Kagura llevaba todo el día revisando un historial médico, impresionada por el nivel de las estupideces que podía sufrir una persona que le hiciese alegar que se estaba muriendo. Llevaba varias horas en lo mismo, pero al menos podría pronto dar por terminada su jornada en el hospital para irse a casa junto con su esposa secreta. Así es, Kagura se había casado con Kanna gracias a la ayuda de Suiryu, y ahora llevaban una vida plena y feliz, y no solo con ella, sino con todo el grupo que había mantenido, pese al paso del tiempo, el nombre de consejo de sabios. En ese momento llega un médico de rostro ligeramente enfermizo y cabello blanco, y resultaba no ser otro que Yuromaru, y de él surge Kageromaru para moverse un poco, lejos de la mirada de las personas en el hospital.

─ ¿Te ocurre algo, Kagura? Se te nota un poco fastidiada.

─ Es que sí lo estoy ─ Kagura suelta los papeles que tenía y gira la vista a los dos hermanos ─. Puedo comprender que un niño pequeño se ponga a llorar si se hace un raspón en la rodilla, pero es una historia totalmente distinta cuando viene un adulto a llorar a gritos porque se hizo un corte superficial en un dedo ¡Y ya llevo cinco de esos casos en lo que va de día! Con la cantidad de gente que pierde un miembro o requiere cinco o más puntos de sutura, y vienen bobos así a aplazar la atención que necesitan los demás.

─ Es que gente hay para todo. Ya deberías haberte acostumbrado ─ trata de calmar Kageromaru mientras se acomodaba en los hombros de Yuromaru ─ ¿Recuerdas que la otra vez vino una señora que estaba aquejada de dolor de muelas y no paraba de gritar? Al final resultaba que era en realidad un daño en los nervios del oído que conectaban con la mandíbula, y que los ruidos fuertes eran los que le hacían padecer ese dolor insoportable.

─ Sí. Esa vez nos echamos una risa cuando la señora se fue. Fue divertidísimo, a decir verdad ─ admite Kagura un poco más animada.

En ese momento entran en la oficina Kohaku, quien lucía un traje gris bastante elegante y lentes que le daban un aire de elegancia y energía, contrastando un poco con su cabello ligeramente canoso, y a su lado estaba una mujer con un cuerpo de modelo, y esa mujer era precisamente Suiryu, la esposa de Kohaku. Kagura sonríe agradecida de ver que más personas amigables habían llegado a su oficina, pues hacía bastante tiempo que no se reunían tantos del consejo de sabios en días de semana.

─ Hola, Kagura ─ saluda en primer lugar Kohaku con una voz que denotaba fuerza y gentileza combinados ─. Escuché que que ayer nació tu octava hija, y que el alumbramiento fue tan bonito que incluso Kanna se puso a llorar cuando recibió en brazos a la pequeña…

─ ¿Otra vez es Kanna quien tiene que parir? ¿Y para cuándo asumirás el papel de parturienta? ─ ataca Suiryu divertida.

─ Para la próxima sí me va a tocar a mí ─ se defiende la youkai del viento ─. Cuando llevamos a cabo el conjuro para poder tener hijos entre nosotras, quedamos en que nos íbamos a turnar de cuatro en cuatro. Pues bien, yo tuve a nuestras primeras cuatro hijas, y Kanna ya ha parido cuatro veces seguidas, y por eso ahora me toca a mí tener a las siguientes cuatro.

─ ¿Ya tú tuviste cuatro? Mierda, y yo que todavía no me daba cuenta ─ se lamenta Kohaku.

─ ¿Siguientes? ¿Cuántas más piensan tener? ─ cuestiona Kageromaru con cara de WTF.

─ Las que nos toquen tener mientras sigamos vivas. Sólo te digo eso.

─ ¿Hay noticias con respecto a Tsubaki? Llevo casi medio año sin saber nada de ella ─ dice nuevamente Kohaku.

─ Aún sigue en su gira alrededor del mundo ─ responde otra vez Kagura ─. La otra vez la llamé y me dijo que se encontraba en África, todavía buscando el sentido de su vida mientras lleva a cabo actos de hechicería y exorcismos, aunque ya tiene siglos sin causarle la muerte a nadie.

─ ¿Sin matar a nadie? Tsubaki ha perdido completamente el toque, pero supongo que desde que se murió Kikyo ha cambiado demasiado.

─ Y por ahora Goshinki sigue sin dominar la capacidad para tomar la forma humana ─ apunta Suiryu ─. Todavía sigue encerrado en las galerías subterráneas de la empresa de mi padre mientras sigue aprendiendo, y para matar el tiempo sigue enseñando a crías youkais a adaptarse a este mundo "moderno".

─ Moderno mi culo ─ corta Kagura ─. Aún sigo creyendo que los mejores años de mi vida se remontan a aquellos luego de que nos libramos del bastardo de Naraku. Al menos podíamos estar al natural la mayor parte del tiempo, y todo lo que nos comíamos estaba libre de mierdas transgénicas e importadas, y en cambio ahora debo estar la mitad de mi tiempo en este hospital tratando con pacientes que se sienten seguros de lo que tienen a pesar de que no tienen ni idea de nada, y para remate tengo que lidiar con el cirujano del piso 3, que resulta ser más mujeriego y descarado que el monje Miroku. El día de ayer el muy baboso pretendió meterme mano cuando coincidimos en el comedor, y yo casi le corto la mano en respuesta. Es una suerte que lograra convencer hace tiempo a Kanna de que se dedicara a enseñar en un jardín de niños en vez de estar conmigo aquí, porque ahí sí no digo que le corto la mano al cirujano, sino que le arranco la cabeza y la lanzo por la ventana si a él lo viese acercándose siquiera a Kanna. La única cosa buena que me está dando esta vida moderna de mierda es el sake, porque todavía no veo el momento en que vayan a legalizar el matrimonio homosexual.

─ Eso no lo dudo, pero creo que debes soportarlo, que si ahorramos lo necesario podremos mudarnos a Hokkaido, e incluso podríamos comprar una casa enorme cada uno sin necesidad de torturarnos con hipotecas ─ apoya Kageromaru deslizándose hasta la mesa de Kagura ─. Ya son casi quinientos años los que llevamos viviendo en esta región, así que viene siendo hora de que cambiemos de aires y busquemos una vida nueva. Escuché que en Hokkaido a varias chicas youkais buscando pareja, y esa podría ser una oportunidad de oro para mí.

─ ¿Otra vez? ¿Cuándo te darás cuenta que no eres atractivo para las hembras youkais? ─ señala Suiryu con la delicadeza de una lija ─ Pero creo que es comprensible que se quieran mudar al norte del país. Tanto urbanismo, calor y desculturización humana resulta un poco deprimente cuando llevas tanto tiempo viviendo. Y una cosa más ─ Suiryu pone sobre la mesa un sobre y saca unos documentos ─ ¿Podrían también llevar a Hokkaido a la madre de Onigumo? El calor de la ciudad le está resultando demasiado molesto, además que ha estado sufriendo de alergias últimamente.

─ ¿Esa señora todavía está viva? ─ Kageromaru casi da un brinco fuera de la mesa por la impresión que le causó lo dicho por la chica dragón ─ ¿Están seguros que esa señora es humana? Lo pregunto porque está mostrando la longevidad de un youkai.

─ Esa duda también la tuve yo por muchísimo tiempo, pero no hay ninguna razón para dudar. Yo misma le hice un análisis de ADN y resulta que sí es completamente humana ─ dice Kagura, aunque no consigue convencer a Kageromaru.

─ Pues esa anciana es un auténtico reto a todas las leyes naturales. Es todo lo que podría yo decir sobre ella.

─ Doctora Kagura, doctor Yuromaru ─ una enfermera ingresa en el consultorio, pero no llega a ver a Kageromaru porque este se esconde rápidamente ─, el doctor Matsui manda a decirles que por favor se encarguen de la redacción del certificado de nacimiento de la niña que acaba de nacer en el piso 5.

─ Yo me encargo de eso, Yukari ─ dice Kageromaru desde atrás de Yuromaru, y este mueve los labios para que dé la impresión de ser quien hablaba ─. Solo dame el nombre de la recién nacida y doy comienzo al informe.

─ La niña es hija de la señora Higurashi, aquella que estaba gritando y clamando a no sé cuántos dioses por el dolor que estaba padeciendo ─ Yuromaru asiente tranquilamente, y Kagura alza una ceja, sintiendo que algo extraño había en todo eso ─. Es una niña saludable, de estatura 50 centímetros, tres kilos y cuarto de masa corporal, y la señora y su padre, el viejo loco aquel, han decidido que la niña se llama Kagome.

─ Muchas gracias por los datos, Yukari. Dile al doctor Matsui que en un momento va a tener el informe listo.

La enfermera hace una reverencia a los doctores y a Kohaku y Suiryu, y acto seguido cierra la puerta tras de sí. El grupo que allí se quedaba estaba enmudecido, sin poder creerse lo que acababan de escuchar.

─ Kagome Higurashi ─ murmura Kohaku finalmente ─. Quién lo hubiera dicho…

─ Esto confirma que en cierto modo nuestra historia comienza en el futuro. Y yo que en un principio no me lo podía creer ─ Kagura casi ríe al pensar en lo que estaba pasando.

─ ¿Y ahora qué hacemos? ¿Nos esperamos a que esa chiquilla tenga contacto con nuestros yos del pasado para convencerle de que nos traiga sake? ─ sugiere Suiryu.

─ No. Que eso le nazca por propia iniciativa, que además tengo entendido que en el templo Higurashi tienen provisiones bastante buenas de todo tipo de bebidas tradicionales, así que ella tarde o temprano aprenderá a tratar con el sake ─ propone Kohaku.

─ Mejor así. Forzar la historia es algo que no deben hacer aquellos que pretendan calcular el curso de los eventos, pues eso resulta peor que los actos salidos al natural y en consonancia con las circunstancias ─ dice Kageromaru, y luego se sorprende por lo que él mismo dice ─. Ay, caray. Tanto tiempo presenciando las charlas de Goshinki están haciendo efecto en mí.

─ Eso da igual. Ahora tienen trabajo que hacer, pero podremos vernos en un par de horas para ir juntos a nuestra mansión ─ invita Suiryu, y todos miran la miran con entusiasmo ─. Espero que no hayan olvidado que hoy es el cumpleaños del segundo hijo que tuvimos Ko-chan yo ─ culmina lo que dice dando un pequeño beso en la mejilla de su ruborizado esposo.

─ ¿Celebrar cumpleaños? Se me hace que te estás occidentalizando mucho, pero igual acepto la invitación ─ responde Kagura ─. En un rato llamo a Kanna, y entonces podremos quedar luego del trabajo.

Ya habieno quedado todos de acuerdo en una nueva reunión, todos (excepto Kagura) abandonan el consultorio, y así la youkai de los vientos se ve en calma nuevamente para dar una revisión a los expedientes que todavía tenía pendientes. Esa reunión era definitivamente lo que le hacía falta para relajarse. Una reunión entre amigos siempre cae bien en momento de estrés, y esa ocasión bien lo probaba.

Fin


Así es. Ya no hay más reuniones del consejo de sabios. Este fanfic ha llegado a su fin, lamentablemente. Una vez más digo que ha sido la historia más larga que he escrito (en número de capítulos, no de palabras), y les digo que me he divertido mucho haciendo cada uno de los avances al lado de las extensiones de Naraku, dándoles un protagonismo que rara vez gozan debido al altísimo favoritismo de los fanfics InuyashaxKagome, SesshomaruxRin o SesshomaruxKagome (este último ship no entiendo mucho con qué se come, pero por alguna extraña razón llama mucho la atención cuando me atrevo a echarle un ojo). Si hay algún ship (no yaoi, que no me agrada mucho ni estoy tampoco especializado en ello) que a ustedes les gustaría que haga en algún OS, perfectamente me lo pueden pedir en un review o por PM, y posiblemente pueda tenerles algo bueno a corto plazo.

Hasta otra