Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo :3. Capítulo dedicado especialmente a Kougyoku-onesan~ feliz cumpleaños!
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Capítulo 33 Vas a vivir pero te va a costar.
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Aladdin mira en dirección a su prometida que por fortuna aún duerme, respira profundo y se pasa la mano por el cabello angustiado. Si hay una persona además de Kougyoku en la que confíe ciegamente, es su mejor amigo y candidato a rey. Sin embargo la inquietud que sintió al encontrarse con él no se ha ido. Quizá sea su imaginación pero bien podría jurar que es otra persona. ¿Preguntar? Resulta sencillo como también recibir una mentira por respuesta. Piensa en varias opciones, el rostro se ensombrece. Existe un camino que un magi como él puede tomar.
Por la mañana aprovecha el momento en que su dama se mete a duchar. Llega a la habitación del esgrimista donde toca la puerta. Nada.
«- ¿Aún no se levanta? »
El magi se da la vuelta a punto de retirarse cuando el otro le abre claramente agotado, incluso se talla los ojos con pereza.
- Lo lamento Aladdin, apenas te escuché. ¿Que se te ofrece?
- Buenos días Alibaba-kun. No fue mi intención pero... ¿crees que podrías prestarme un momento tu contenedor de rey?
- ¿Eh? - le contempla sorprendido - ¿Para qué?
- Bueno, estuvo mucho tiempo inactivo. Quiero asegurarme de que funciona correctamente.
- Oh, es cierto. Pasa por favor.
Pronto el par entra a la alcoba. El mayor entrega el objeto que el mago analiza con la mirada en segundos, le reconoce y no hay duda, es el auténtico contenedor de su candidato. Concentra una importante cantidad de energía para invocar al djinn que hace su majestuosa aparición.
- Oh gran magi - reverencia respetuoso - ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. Ha crecido bastante - expresa con nostalgia - cada día se parece más al rey Solomon.
El aludido se sonroja y sonríe conmovido.
- Je je je nunca podré ser como papá. El fue un gran hombre.
- Parece que el mundo al fin está en calma.
- Eso creo.
- De no ser el caso, considere que cuenta con mi apoyo.
- Muchas gracias Ámon-kun.
Sonríe y el ser retorna al sitio que le sirve de hogar. Entrega la espada a su dueño que la coloca en el cinto.
- Vaya, no me acostumbro a los djinn. Son impresionantes.
- Es cierto.
- ¡Pero también tu por ser capaz de invocarlos! A veces me das envidia ja ja ja.
- No es la gran cosa realmente. En cambio tu habilidad con la espada es fantástica.
- ¿Tu crees? Supongo que tendré que entrenar, seguro me oxidé. ¿Qué te parece si lo hacemos juntos?
- Je je je no es mi especialidad, podría herirte o lastimarme severamente. No deseo preocupar a onesan.
- Se nota que la quieres mucho.
- Pienso en ella todo el tiempo.
- ¿Cómo ocurrió?
- ¿El qué?
- ¿Que le cautivó de ti?
Aladdin se encoge sobre si mismo, extremadamente ruborizado.
- Fue suerte.
- Que modesto.
Entre ellos se formó una conversación amena, cálida y familiar, como antaño. El corazón de Aladdin se despoja de una gran carga al asegurar que todo es fruto de la paranoia e imaginación. Alibaba ríe a carcajada suelta, con esa voz cristalina que le caracteriza. Todo está bien. El destino por fin toma el rumbo adecuado, sin la intervención de Al Thamen, Arba o David. Ya no traería a cuestas la gran responsabilidad de un mundo, de millones de vidas. Es tiempo de forjar la felicidad de la mujer que ama y la propia.
Al mismo tiempo Judal se jacta en el interior.
«- Aladdin, Aladdin, Aladdin. Enserio me sorprende lo estúpido que puedes ser enano. Unas cuantas acciones logran que confíes por completo en mi. »
O también podría ser un intento desesperado por aferrarse al enorme deseo de vivir por primera vez con una familia. Ese magi podrá ser bastante maduro y sabio para su edad pero también tiene menos años en este mundo que un niño de diez.
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Los preparativos para el festejo prosiguen. Las invitaciones se envían, se estructura el menú, se confecciona el vestido de la novia al igual que el traje del novio. Si uno pasa de largo las responsabilidades que conlleva un imperio, en el palacio no hay más que sonrisas. Kouen degusta un delicioso y costoso vino. Kouha se cuelga por los hombros a Hakuryuu al que no deja de molestar con frases pícaras al oído sobre gozar de los placeres de una concubina. Koumei revisa varias listas metido en su mundo. Decenas de escenas similares hasta finalizar con la pareja. Kougyoku se recuesta de costado sobre su prometido que muerde una manzana. El dueño de Ámon observa pensativo aunque alegre.
- ¿Está bien si Kougyoku duerme en un lugar como este? - interroga con cierto deje de preocupación.
- Será por un rato. Con la boda y sus obligaciones ha tenido demasiado. Últimamente le cuesta mucho conciliar el sueño así que no pretendo despertarla, al menos de momento.
- Oh pícaron. Le llevarás en nupcias hasta su alcoba, ¿y luego?
Las mejillas de Aladdin se tornan increíblemente coloradas, posa la mano sobre el pecho para pedir a su corazón que no sea escandaloso, respira profundo.
- Y luego nada. Jamás me aprovecharía de ella en esta situación - curva los labios con gentileza - es demasiado importante para mi y por eso voy a protegerla.
- Ja ja bueno, un poco de paciencia y estarán oficialmente casados. Vaya giros que da la vida. Hace años eras un niño pobre muriendo de sed en el desierto y ahora te unirás a la emperatriz de una nación muy poderosa.
- Alibaba...
- ¡Aaaaahhh! - estira los brazos con flojera - Me trae recuerdos de mis días como príncipe. Así que como alguien que tiene más experiencia que tu te ofrezco un consejo.
Aladdin traga saliva, expectante, como aquel que recibirá información transcendental.
- No le seas infiel a tu esposa o te matará.
- En realidad esperaba que...
- Créeme, te acordarás de mi.
- Mmm dudo que algo así suceda, después de todo es lo más valioso que tengo en la vida.
El rubio no emite comentario al respecto, retirándose a descansar poco después. La familia Ren continúa en el lugar un par de horas más pues Kouha y Hakuryuu discuten ciertos detalles con el prometido que finalmente coge a la chica en brazos y la lleva a su alcoba, donde continúa dormida cual tronco. Él medita por espacio de treinta minutos sobre su situación y sigue el ejemplo de la linda princesa que estrecha en un cariñoso abrazo.
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Despacho de la emperatriz.
Kougyoku pasa la pluma por varios documentos. De vez en cuando se retira uno que otro mechón del rostro.
- ¿Se encuentra bien princesa? - le interroga Ka Koubun - No debe exigirse de más, recuerde que dentro de poco será la boda.
- Lo sé y es precisamente por eso que lo hago. No quiero que nada ni nadie nos interrumpa en un día que debe ser especial - apoya el mentón sobre sus manos, embelezada - Aladdin-chan aceptará frente a todos que... - ríe con gracia - Nunca faltan los imprevistos es por ello que haré a cuanto esté a mi alcance para evitar que eso ocurra.
- Yo podría...
- No - le reta con la mirada - eres un compañero muy valioso, no puedo relegarte.
- Me halaga ser partícipe de semejante cortesía.
- Pero qué dices. Luchamos hombro a hombro en un calabozo y cuidaste de mi cuando nadie más deseaba hacerlo. De no ser por ti jamás habría llegado tan lejos. Muchas gracias Ka Koubun - sonríe con amplitud.
- ¡P-princesa! - y rompe en exagerado llanto, complacido.
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Transcurridas dos semanas y media el tan anhelado día por fin llega.
Aladdin despierta casi de madrugada puesto que no ha podido conciliar el sueño. Toma una ducha, seca y cepilla su largo cabello que en esta ocasión deja en libertad cayendo por su espalda como una esplendorosa cascada cristalina. Degusta el desayuno en su habitación para no importunar a su amada y por último se engalana con el atuendo de la celebración, no sin bastante esfuerzo al ser un manojo de nervios. Este consta de un faldon tipo emperador en tono blanco, además de una media yukata del mismo color con bordes azules. Al centro un grueso cinto de tela zafiro de unos veinticinco centímetros que trae bordada una majestuosa ave dorada que recuerda a la del rukh. Las mangas son sumamente largas al estilo real y que por centímetros no se arrastran por el piso. También posee un pectoral de oro, delicado y para nada ostentoso que calca a la perfección lo sublime que puede ser la naturaleza. Como toque extra se coloca su habitual piedra roja en la muñeca, dejando vulnerable la frente. Es lo más cerca que puede tener a Ugo, ese hombre que le educó y envió al mundo que ama, al que considera su padre. De esta manera, cuando tome la mano de Kougyoku su "progenitor" les acompañará en esencia, dándoles su bendición.
«- Con todos los problemas que cause es seguro que no merezco esto pero, estoy tan contento que debe notarse por todos lados je je je. »
Cierra los ojos y junta las manos a modo de plegaria.
«- Mamá, papá. El día de hoy mi vida tomará un giro trascendental. Tengo miedo porque aún hay una gran cantidad de conocimientos que no poseo pero me impulsa el saber que tarde o temprano tendremos hijos, formaré una familia. Desearía que estuvieran aquí, ver sus rostros, reacciones y escuchar sus sabios consejos. Es imposible y no por ello me estoy quejando, solo les hago conocedores de que les tengo en cuenta. Gracias por el enorme sacrificio que hicieron ese día, juro que no lo voy a desperdiciar. Deseenme suerte por favor. »
Apenas pone Aladdin un pie fuera de la alcoba, es rodeado por un cálido torbellino dorado. No pueden entrar en contacto de la misma forma en que lo harías con un humano pero ello no evita que las lágrimas corran por las mejillas en señal de gratitud.
- Nunca estoy solo je je je, lo sé - respira profundamente - Bien, llegó la hora.
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Recámara de la emperatriz.
Kougyoku realiza un ritual bastante similar al de su prometido con la diferencia de que ingiere cuatro veces lo que este para suprimir el terror que le invade. Se coloca un faldón blanco abrierto a los costados hasta la altura del muslo y que, por debajo tiene una crinolina rosa pastel sumamente esponjosa. En la parte superior una yukata que por el frente llega hasta la cintura y por detrás más allá del piso siendo la "cola" del vestido, este se ata con numerosos listones rosa-coral, mismo tono de sus labios y deja al descubierto los hombros y clavícula al no poseer tela en esa zona, a suerte de un conservador pero sensual escote. El cabello suelto a la mitad y la otra parte sujeto con una hermosa tiara de oro blanco y rubíes. Algunos mechones caen ligeramente rizados a los costados del rostro. La cereza del pastel la ponen esas suaves y adorables mejillas ruborizadas además de las múltiples pulseras en tobillos y muñecas. Tanto Aladdin como Kougyoku emplean un calzado blanco idéntico al usado en Alma Toran.
La emperatriz toma asiento al borde de la cama, se lleva las manos al pecho.
«- Por fin. No más realidades alternas ni bodas secretas. Hoy por fin Aladdin-chan será mío para siempre. »
Abre los ojos sorprendida por su nivel de posesión, ríe quedito. Ese chico saca a flote tanto lo bueno como lo malo que hay en ella. Algo a lo que Kougyoku ya se resignó. Puede ser berrinchuda, inmadura, absorbente e incluso pervertida pero con él, siempre él, sólo él. Se levanta de un impetuoso salto, agita la mano con ánimo.
- Llegó la hora.
Sale de manera poco elegante y a máxima velocidad, ¿quién se preocupa por eso cuando tienes una cita con el destino?
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En el salón principal.
Hakuryuu desliza la mirada de un lado a otro, vigilando y asegurándose de que su madre no se presentará para armar un alboroto. Nada. Alibaba le saluda con cinismo, tuerce los labios más no le da importancia. Hakuei se coloca a su lado para hacerle compañía sin atinar a la manera en que debe iniciar con la conversación, se remueve.
- También tuve la culpa - declara el anterior emperador - pero no es momento para hablar de eso, hoy es un día especial para esos dos.
- Es cierto - admite avergonzada.
- Pero - le sonríe dulce - me alegra que estés aquí.
Hakuei replica la expresión al tiempo que advierte menos pesado el corazón.
Koumei y Kouha platican al fondo cordialmente, con la tranquilidad que hace años no sentían, visiblemente satisfechos con el prometido. Ka Koubun, Meiho, JunJun, JinJin, ReiRei, Seishun, Seishuu y demás subordinados, espectantes y situados ya en sus respectivos asientos al igual que el resto de los invitados.
El sacerdote al frente de todos ellos y Aladdin del lado izquierdo.
- Bienvenidos a todos - es el dueño de Leraje quien "parte plaza" hasta quedar a pocos metros del novio quien capta la atención de los presentes - Como ya sabrán y si no, ¿qué hacen aquí? - se ríe - Hoy se llevará a cabo la unión de mi hermana favorita - las demás le contemplan con reproche - con el niño mugriento. ¿Saben? Aladdin me cae muy bien desde que lo conocí y tuve la impresión de que nos haríamos cercanos - este se sonroja - es por eso que no podría estar más de acuerdo con la elección de Kougyoku.
- Muchas gracias Kouha-kun.
- Pero, y que te quede bien claro. Que si la haces infeliz ni por ser un magi te salvarás del infierno que tengo en mente.
- Mi vida entera le pertenece a Kougyoku - articula con gran seriedad - si no puedo satisfacerla con ella entonces no la necesito.
- ¡Muy bien dicho! Esa actitud me agrada. Bien, en ese caso... ¡guarden silencio! - exclama autoritario - ¡Que ahí viene la protagonista!
Kougyoku hace acto de presencia en compañía de Kouen que la toma del brazo para llevarla al altar. El andar es ligeramente lento ya que el ex príncipe no puede caminar con normalidad debido a aquel intercambio que hizo con Hakuryuu, además de evitar el bastón o muletas para no mermar la belleza de su hermana, también para prolongar un poco ese tiempo en que la despide como mujer y porque ante todo su gran orgullo no permite se muestre vulnerable. Aún así llegan más rápido de lo planeado y deja a su gran tesoro pelirrojo con Aladdin, al que bien pudo matar con su intensa mirada homicida y el mensaje silencio de sus labios intimidantes y cuyo contenido quedó entre los dos e hizo tragar saliva al joven magi. Una vez ocurrido esto, los zafiros se deleitan con la diosa ama de Vinea.
- Luces... - atónito - m-muy hermosa Kougyoku-onesan. Aún... estás a tiempo de arrepentirte.
- ¿Ah si?
Pregunta indignada, se da la vuelta y ni un paso da cuando su prometido le abraza con mucha fuerza sin permitirle mover.
- Nunca dije que te dejaría marchar. Así tenga que perseguirte para siempre iré por ti.
- Eres un tonto Aladdin...
Se estremece y agacha para que los presentes no sean testigos del violento rubor en toda la cara. El sacerdote carraspea y la pareja retoma su respectivo lugar.
- Bueno hermanos míos. Estamos hoy reunidos para...
Y así el hombre les habla del compromiso que adquieren, de lo que significa un matrimonio, lee textos antiguos, incluso unos en idioma Toran.
- Bueno, solo me queda decir que esta unión no es algo que el tiempo vaya a romper así que antes de seguir, ¿existe alguna razón por la que esta joven pareja no pueda casarse? - varias negativas y amplias sonrisas dejan claro que no es así - En ese caso les pido que entreguen las sortijas - realiza una seña para que se acerque Kourin Ren con las alhajas, que luego de tomar Aladdin y Kougyoku se ponen el uno al otro con nerviosismo y torpeza total, más ella que él - Su majestad - a la chica - Ren Kougyoku, ¿acepta amar, proteger, tolerar y respetar a este hombre hasta que la muerte los separe?
- Acepto.
- Aladdin Jehoahaz Abraham, ¿acepta amar, proteger, tolerar y respetar a nuestra emperatriz hasta que la muerte los separé?
- Y soportar sus golpes.
Sonríe y enfurecida la pelirroja alza el puño en el aire.
- ¡Eres un tonto Aladdin! / Los declaro marido y mujer.
El padre siquiera dijo el tan célebre: "Puedes besar a la novia". Cuando Aladdin ya la había cogido de la muñeca con la zurda y de la cintura por la diestra para devorar sus labios con ternura y pasión sin igual.
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Concluida la ceremonia religiosa, todos incluido el ministro pasan al jardín principal donde además de un generoso banquete se escucha música en vivo interpretada por los más hábiles en este rubro de todo el Imperio.
Aladdin gira el rostro para contemplar a su idolatrada compañera cuando cae en cuenta de su expresión. El chico ladea la cabeza confuso. No va a dudar de su amor porque sabe que el sentimiento es mutuo pero eso que brilla en sus ojos es emoción, que si no la conocerá mejor que a la palma de sus manos. Y no es la excitación que te produce el convivir con tu familia y seres amados sino...
«- Es más como la cara que puso en Magnostad al pelear contra el médium. »
- Koug...
- ¿Estás listo Aladdin-chan?
- ¿Eh? - consternado - ¿para qué?
- ¡La danza de las cuchillas! ¡Es tradición en el Imperio Kou que el novio haga una especie de danza esquivando espadas! Para eso practicaste estos días, ¿o no?
¿Baile? Para nada fue informado, y sin saber bien de que va es sumamente peligroso.
- También puedes negarte - le dice Koumei.
- ¿Enserio?
- Aunque se interpreta como que no te importa la novia.
- Ungh...
Bueno, no todo está perdido. Myers le enseñó mucho durante su estancia en la academia y tampoco es tan malo como suele decir. Basta que los oponentes no sean habilidosos y tampoco tengan intención de herirle para salir bien librado.
- De acuerdo Kougyoku - besa su mano con elegancia - practiqué mucho por lo que me sé los pasos de memoria. ¿Quienes son mis compañeros?
- Nosotros.
Le informan llenos de gozo los príncipes exiliados. Analiza con los ojos las espadas bien afiladas.
- No te equivoques mocoso.
Le advierte Kouen al tiempo que clava un metal en el suelo con la facilidad con que se unta mantequilla.
Era evidente para el magi que ese hombre no se quedaría tan tranquilo como aparentaba, no es de los que se rinden. Terco como él solo. Aladdin acorta distancia para encararle, sin miedo.
- ¿Piensas asesinarme?
- En-nii jamás le haría algo tan cruel a nuestra hermana - Kouha.
- Claro que vas a vivir, pero te va a costar - sentencia Kouen mientras lanza la primera estocada.
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Notas finales.
Kouen no es malo, solo se divierte a expensas de chiquito bebé XD. Nos vemos la próxima compañeros de vicio!