Aclaración:

Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto

O

CAPITULO 1

¿QUÉ TAN FÁCIL ES ROMPER UN CORAZÓN?

Ouch…

¿Ese ruido horrible fue mi corazón rompiéndose?

¿Quién iba a pensar que terminaría así?

Yo no.

Conocí a Toneri en el trabajo, era un chico guapo y lindo. Muy divertido y tierno. Siendo secretaría y estudiante a tiempo parcial no tenía mucho tiempo para conocer chicos o convivir con gente de mi edad. Tal vez ese fue un problema que no vi en el momento.

Aún recuerdo la primera vez que lo vi: zapatos impecables y traje perfecto. El nieto del dueño finalmente se debía ver bien ¿no? Nuestra convivencia y amistad fue creciendo. Fuera de eso, mi trabajo ahí como secretaria de su abuelo era muy bueno. El señor de Hamura Ōtsutsuki es excelente persona.

Cuando iniciamos nuestro noviazgo, su abuelo lo tomo de muy buena gana. Le guste desde el principio para nieta dijo.

Recordar eso ahora es… triste. De verdad triste.

Creo que jamás sentí un dolor tan grande como en este momento. No puedo dejar de llorar.

No puedo creer que me haya engañado. Soy tan tonta. Me creí todas las veces que dijo que me amaba. Tal vez si lo hizo. Al final no me mintió. Quiero decir, me confeso su engaño y me dijo que ya no podíamos seguir juntos por eso.

No importo todo lo que le llore y pedí que no me dejara. ¿Lo pueden creer? Me dijo que me engaño y yo le dije que lo amaba y quería estar con él.

Lo sé, soy estúpida.

Pero entiendan por favor. Debe haber alguien que me entienda.

Hace aproximadamente un mes. Cambie de trabajo.

Había llegado un nuevo chico a trabajar en la empresa Ōtsutsuki, su nombre: Kiba. Puesto: mensajero. Un chico muy agradable, no éramos amigos en toda la extensión de la palabra, nuestra relación era laboral, pero nos llevamos bien, no lo sé. Hablar con él era fácil, pero a Toneri no le gusto. Tuvimos varios problemas pero nada que no se solucionara. Pero algunos días él estuvo en extremo celoso. Aunque en mi perspectiva sus celos eran completamente irracionales. En ocasiones solo sentía que era un pretexto para pelear. Llego un momento en el que prácticamente no podíamos estar juntos.

Una amiga de mi madre, me invito a colaborar en la empresa en la que trabajaba: Sarutobi Games. Fui a la entreviste más por la presión de mi madre que por otra cosa. Yo no tenía intención de dejar mi trabajo en Ōtsutsuki.

Pero Toneri, tenía ideas muy diferentes a las mías. Obvio le comente de la entrevista y cuando me aceptaron, me dijo literal, que ya no me quería ahí, con él, que me quería fuera. Que me fuera con Tsunade, la amiga de mi madre y que nuestra relación seguiría y seria para mejorar.

Sí, claro.

Inicie a trabajar en Sarutobi. A partir de ese día deje de ver a mi novio. Prácticamente solo había comunicación (si acaso) por mensaje. Si le invitaba a alguna fiesta familiar o cualquier otra cosa, me decía «si» pero a ultimo hora me cancelaba.

Por lo que me sorprendió que el viernes pasado, por haber cumplido un año de noviazgo. Toneri fue a mi casa y me llevo un regalo. Yo estaba súper feliz. Esto de no verlo diariamente era una tortura. De hecho ni siquiera en fines de semana nos veíamos. Y como la estúpida que soy me quedaba en mi casa esperando una llamada o señal de su existencia para poder estar en paz.

Llegar a mi casa y verlo ahí, con mi madre fue la dicha en su máxima expresión.

Quiero que entiendan muy bien esto que les voy a decir.

Conseguir trabajo con su abuelo fue una de las cosas más inesperadas. Tener 18 años, sin experiencia y conseguir tiempo parcial para seguir en la escuela. Créanlo, no es nada fácil. Todo lo contrario. Es muy difícil que te den la oportunidad de demostrar tus capacidades. El señor Hamura, me hizo un favor enorme. Toneri, al igual que yo estudiaba, pero la diferencia principal con él, radicaba que en que se estaba formando para tomar la batuta después de su abuelo. Yo entendía que tenía que trabajar más y algunas veces en fin de semana. De verdad se esforzaba mucho.

Bueno, regresando a donde estaba. El viernes llegue a mi casa. Con Toneri quedamos qué iría a la empresa el sábado, ya que le tocaba cubrir varias cosas por las vacaciones de su abuelo.

No puedo imaginar o rememorar un día más atroz a este. Llegue a la empresa. Y cuál fue mi sorpresa al encontrarme con el señor Hamura. Al parecer había una crisis y Toneri tenía que ir a la planta a verificar el problema y darle solución. Kiba ya se encontraba ahí, ya que había llevado unos documentos pero no se los aceptaban, por eso debía ir Toneri. El señor Hamura me dijo, —ve con él, hija. —De la forma más linda que se puedan imaginar.

Lo raro aquí fue que Toneri no me hizo caso. Lo seguí al auto y se portó de la forma más extraña. No me beso, no me tomo de la mano, parecía que no me quería ahí en absoluto.

Llegamos a la planta y encontramos a Kiba, algo frustrado y estresado. Toneri entro a hablar con el supervisor y yo aguarde con Kiba su regreso.

Cuando regresamos a la empresa. Toneri siguió ignorándome. Kiba lo noto pero no me dijo nada. Después de un rato por fin acepte que sobraba ahí y sin entender nada aun. Le comente a Toneri que ya me iba.

Se puso furioso.

—¿Por qué no me dices la verdad? ¿Por qué no me dices lo que verdaderamente piensas? —Me grito.

—¿Qué te pasa? —Le respondí. —Estas muy ocupado. Tranquilo. Nos podemos ver después.

Esa respuesta no le gusto en lo absoluto. Se encontraba en su oficina. No dijo nada por un instante y después cambió radicalmente de estado de ánimo. Comenzó culpable a decirme: —Te extraño. No hay día que no quiera ir a tu casa a verte después del trabajo, pero he estado muy ocupado. Llego muerto a mi casa. Hay mucha presión aquí lo sabes.

—Sí, lo sé. No tienes que explicármelo. Por eso mismo te dejare trabajar o si quieres te ayudo en algo. Yo solo vine a estar contigo. Puede ser que estemos juntos así.

El tono agresivo volvió a su actitud. —Piensas que lo que digo es mentira ¿no? Hinata, entiende por favor una cosa. Esto no es un juego de niños.

Me quede en blanco.

—A veces me pregunto porque demonios somos novios. Me caga tu forma de ser.

¿Qué?

Ya sé lo que están pensando. Este tipo sufría doble personalidad o algún otro trastorno psicológico. Hasta ese momento realmente no lo sabía. Si, hubo veces en que tuvimos problemas, pero esto era completamente irreal. ¿Cómo demonios se atrevió a decirme eso?

—Tan solo mírate, —siguió. —Te digo, no me gusta el cabello lacio, te lo alacias, no te pongas esa ropa rara y sin forma, y ahí vas… Pareciera que todo lo que haces es para molestarme.

—¿De qué hablas Toneri? —Gracias a Dios encontré mi voz. —Si no te gusta nada de mí, en efecto no entiendo qué hacemos juntos. ¿Por qué no terminamos de una buena vez?

—Siempre dices lo mismo. Es tu salida siempre. «Terminemos» —dijo con un gruñido.

Para ser justos no era mi salida siempre. O sea, era cada más frecuente que él me dijera cosas de ese tipo. Que no tenía esto o aquello. Que cambiara eso o esto. Había momentos en los que si, por muy difícil que sea de creer me molestaba y decía «pues ya pongámosle fin a esta situación», pero él siempre lo "arreglaba" y seguíamos.

—Entonces ¿qué quieres hacer? No es posible que salgas con esto. Una cosa es que no tengas tiempo para mí y otra muy diferente que digas que te caga mi forma de ser. —Me gustaría decirles que esto lo dije fuerte y claro. Que me impuse y eleve mi voz a todo lo que daba defendiéndome, pero la verdad, estaba llorando a cantaros. Mi voz, estaba tan quebrada que, creo que ni siquiera se entendía lo que pretendía decir. —No entiendo que hacemos juntos, si no hay nada de mí que te guste.

—Yo no dije eso Hinata. —replico enojado. —Y deja de llorar. No dije nada que justifique tu llanto.

Creo que tenía razón, no debí haber llorado. Pero Dios. Yo estaba tan feliz el viernes.

En el mes que llevaba trabajando en Sarutobi nos habíamos distanciado muchísimo. Había veces en las que ni siquiera hablábamos por teléfono. Y si yo insistía más de lo que debía entonces. BOOM. Una explosión de Toneri me alcanzaba. «¿Qué no entiendes que estoy trabajando? Si no te contesto es porque estoy ocupado. Hinata no puedes estar jodiendo así todo el tiempo.»

La verdad solo necesite que me respondiera así un par de veces, para no insistir. Me limitaba a responder cuando él llamaba y a estar disponible cuando él lo estaba. Lo sé. Soy patética.

No recuerdo el resto de la conversación. La verdad, después de un rato diciendo lo mismo se volvió borrosa. Me salí de su oficina llorando y él no fue atrás de mí. Corrí al elevador y me encontré con una chica pelirroja. Una chica nueva. No sabía bien a que se dedicaba. Tal vez traía los almuerzos o algo así, por la forma en la que se vestía.

—Hey nena ¿estás bien? —Me pregunto en un tono de fingida conmoción.

—Sí. —La intente esquivar. Si tan solo hubiera podido controlar mis lágrimas.

—Hey, no, tranquila. —Me tomo de los brazos y me abrazo. Yo intente zafarme, pero su agarre era muy fuerte.

—Mira te vi discutiendo con Toneri, ¿es tu novio?

¿Quién en este lugar no sabría que él es mi novio? Pensé.

—Mira, —me dijo, —he tratado con Toneri, es un chico muy coqueto, y siempre lo veo con chicas diferentes.

¿Toneri con chicas diferentes? Casi me reí. Ok, lo acepto, estaba muy lejos de la risa, pero eso obvio no se lo creí. El señor Hamura lo tenía trabajando como burro, me constaba, y si hubiera habido alguna chica más, el señor Hamura no lo habría permitido. En la empresa al menos.

—Sí, es mi novio pero no discutimos, todo está bien. —Le conteste empezando a enojarme. Intente apartarme con mayor fervor.

Finalmente la tipa se rindió y pude salir de la empresa. Llegar a mi casa, fue otro cantar. ¿Saben lo complicado que es conseguir un taxi cuando vas llorando como Magdalena?

Yo lloraba como si… como si lo peor del mundo me hubiera sucedido, como si hubiera perdido algo irremplazable. Oye. Eso fue justo lo que paso.

Llegue a mi casa, un completo mar de lágrimas. Mi madre me vio. —¿Qué paso Hina?

Si tan solo hubiera podido dejar de llorar se lo habría dicho.

—Hinata, me estas preocupando. ¿Qué fue lo que paso? ¿Se murió el señor Hamura?

¿Qué? ¿Qué tendría que ver él en esto?

—Tt… Toneri… Creo que terminamos. —Me costó un siglo decirlo. Pero lo dije. Llore más.

—Hay Hinata me habías asustado. Tranquila, lo resolverán, ya no llores.

O

Pasaron dos días. Toneri no llamo.

Kiba, empezó con mensajes en el chat.

Al parecer para el lunes, la patética escena de mí corriendo por la empresa era conocida por todos.

Kiba: Hola Hinata. ¿Cómo estás? ¿Puedo llamarte?

Déjenme decirles, mi vida a partir del sábado fue horrible. El domingo no pare de llorar. Prácticamente no dormí tampoco, y llegar al trabajo el lunes con cara de zombi, no es nada bueno cuando eres asistente de dirección comercial. Mi jefe Obito, me dio varias miradas curiosas, pero afortunadamente no me dijo nada.

Cada vez que podía o que sentía que nadie podía verme me retiraba a llorar al baño. Lamentablemente esto ocurría cada dos por tres.

Hinata: Ok…

De cualquier modo era mi hora de comida, no pensaba comer pero eso no importaba. Podía platicar con Kiba y enterarme de alguna cosilla interesante. Si, exacto de Toneri.

—Hola Hina…

—Kiba… ¿Hola que paso?

—Solo quería saber que estas bien.

—Pues…

—Te escuchas mal, —dijo antes de que pudiera pensar que responderle.

—No quiero hablar de eso.

—Hable con Otsutsuki.

Se refería a Toneri no Hamura. —¿Y…?

—No sé cómo decirte esto Hina…

—Decirme ¿qué? —No Kiba, no me digas nada… No quiero saber.

—Escuche que hablaste con Tayuya.

—La chica pelirooja?

—Aja

—Si…

—¿Qué te dijo?

—Tonterías… ¿Ella que hace? ¿Qué es ahí en la empresa?

—No hace nada, no es de la empresa.

—¿Por qué estaba ahí entonces? —Pregunte enojada.

—Trabaja en una cafetería cerca de aquí. Le piden comida a veces.

—Ah… Ella… ¿tiene contacto con Toneri? —No lo quería preguntar directamente, pero, no me gustaba ni el tono de Kiba, ni el tema que le traía a colación. ¿Quién era de verdad Tayuya?

—No. Sabes que Toneri no habla con nadie prácticamente.

—Me dijo que lo ha visto con muchas mujeres.

Silencio.

—¿Kiba?

Escuche una enorme exhalación. —Hina. Él te lo debe decir.

—¿Quién? —Obvio hablaba de Toneri. —¿Qué me tiene que decir?

—Hina… yo… sabes que yo te quiero.

—¿Qué demonios me tiene que decir Toneri, Kiba? Habla de una buena vez. ¿Qué demonios quieres tú? ¿Por qué tenías que hablarme? ¿Qué sabes? —Lo sé, lo peor que pude hace fue desquitarme con mi Kiba.

—Hinata yo…

Le colgué.

No quise saber nada más. Algo me decía que Toneri tenía una relación con esa chica. Por Dios estaba horrible. ¿Cómo es posible que pudiera pasarme algo así?

Pasaron los días. El miércoles llegue a mi casa. Lo vi conectado. Rarísimo.

Le puse el link de una canción:

Hinata: THE CRANBERRIES Animal Instinct

Después de cien años me respondió.

Toneri: Hinata, necesitamos hablar.

Trague duro. Demonios. No sería capaz de decírmelo por chat ¿verdad?

Hinata: ¿De qué?

Me debes una maldita disculpa pensé. Pero no. No lo dije. Lo que escribí fue.

Hinata: Te extraño. Te amo. Yo no quiero saber nada. Solo quiero estar contigo.

¿De dónde me sale tanta estupidez?

No tengo idea.

Toneri: Tenemos que hablar antes.

Hinata: ¿Cuándo?

Toneri: El sábado.

Hinata: ¿Dónde?

Toneri: Iré a tu casa. A eso de las 10.

Hinata: Ok.

Ya no dijo más. No hablamos en lo que resto de la semana. Kiba no me busco tampoco. Me quede en blanco.

¿Qué demonios hacer?

El sábado madrugue. Me bañe, me puse linda. Hice conmigo todo lo que él decía que le gustaba. Cabello ondulado. Un vestido que al menos una vez me dijo que le gusto. Poquito maquillaje. Zapatillas y no botas.

Llego a mi casa.

Su cara ciertamente no reflejaba tormento, ni arrepentimiento, ni tristeza, ni pena, ni… ningún sentimiento que me sirviera a estar tranquila. Al contrario. Sus ojos claros parecían hielo.

Me daba la impresión de que estaba listo para destruirme.

Así era.

Caminamos un rato. No quise que entráramos a mi casa después de ver su rostro. Ya había sido horrible entrar a mi habitación en esa semana. Todo me hablaba de él. Si iba a mandarme al carajo, no iba a dejar que el recuerdo se instalara en mi habitación también.

Yo no me quería detener. Sabía que en cuanto nos detuviéramos tendríamos que hablar. Quise alargarlo lo más posible.

—¿Cuánto más quieres caminar? —Me dijo frío.

Respire profundamente antes de responder. —A… aquí está bien.

Me senté en un tronco. Habíamos llegado a un parque. Él se quedó de pie.

Veía a la lejanía y se concentraba en un punto invisible. No dijo nada.

—¿De qué quieres hablar? —Pregunte, en un pobre intento por parecer tranquila.

—Hinata, yo… —Hizo una pausa eterna. —¿Conociste a Tayuya?

—¿Tienes una relación con ella? —Pregunte atónita pero directamente.

—No. —Me contesto de inmediato.

Respire tranquila por 5 segundos.

—Ok. ¿Entonces?

—Es… Esa chica la conocieron Hidan y Kakuzu, trabaja cerca creo. La llevaron a la empresa. Ellos se acostaron con ella.

—¿Qué? —¿Qué tenían que ver esos idiotas? Eran unos mujeriegos de lo peor y era común que compartieran chicas. No eran la creme brulee en cuestión de personas de la empresa de su abuelo. Pero conseguían clientes. Era su trabajo. Así que engatusar chicas era su fuerte también. Típico.

Note que se tensó y se puso incómodo. —Hinata, también yo me acosté con ella.

Haber va de nuevo. Hay que analizar esta escena otra vez.

«Hinata, yo también yo me acosté con ella.»

«Hinata, yo también yo me acosté con ella.»

«Hinata, yo también yo me acosté con ella.»

«Hinata, yo también yo me acosté con ella.»

«Hinata, yo también yo me acosté con ella.»

Ok, tal vez esa frase se pude interpretar de muchas formas ¿no?

¿Cuántas probabilidades había de que no estuviera hablando precisamente de sexo?

Acostarse con alguien. Es algo casi inocente ¿no?

No.

No importaba cuantas veces reprodujera la cinta en mi cabeza. Todas y cada una de las veces me daba el mismo resultado.

Si se refería a sexo.

Lo sabía. Ustedes lo saben. No hacía falta hablar más de eso.

Esa debió haber sido la parte en la que me ponía de pie y me retiraba. Pero lo que en realidad paso fue:

—¿Por qué? —¿En serio? Sí. Eso quería saber. Supongo que merecía saberlo.

A mi cabeza llegaron todas las veces en las que mi madre me "aconsejo" no acostarme con algún noviecillo idiota porque, según en palabras de mi madre. «Se aburren de ti y te dejan».

—No sé… yo no quería, pero estaba ahí, hablamos y cuando salí le dije vámonos y…

—¿Te la llevaste a tu casa? —Eso si era más de lo que podía soportar.

Toda la maldita semana entrar a mi habitación fue una cosa por demás complicada y dolorosa porque todo lo que había ahí me hablaba de este pedazo de animal. En su habitación, en la pared de la cabecera, él había escrito "Hinata" con muchos corazones alrededor. Obviamente no podía haberse acostado con esa estúpida ahí. ¿Cierto?

Suspiro. —Sí.

Ok, oficialmente. Debía correr en ese momento. Cachetearlo y dejarlo medio muerto en el parque. En lugar de eso, mis ojos empezaron a gotear.

Perdí mi virginidad con este idiota. En esa cama. Ese día escribió mi nombre ahí. Y ahora resultaba, que…

La maldita puta, todavía se atrevió a abrazarme en la empresa.

No entiendo aun cómo es posible que no esté enojada. Lo único que siento es dolor y una tristeza enorme. Más grande que el sábado pasado.

—Ok. Eso…

—Ya no podemos estar juntos. —Me interrumpió. —Lo siento.

¿Qué sentía? ¿El haberse acostado con esa estúpida o el terminar conmigo?

Dios. No es posible, ni siquiera fui yo quien termino con él.

—Ya me tengo que ir.

¿Disculpa?

Se fue. No le respondí nada. No le dije que era una basura y que se fuera a la mierda. Me quede llorando en ese parque por horas.