Hola lectores y lectores anónimos aquí Trainer Manuel con una nueva historia.

Esta vez les traigo una historia de Commoner (¿Quien lo diria?) que se basa en la película de Enredados.

Debo decir que no sera 100% fiel a la película, pero sera fiel al concepto e idea.

Espero de corazón que les encante esta nueva historia y nada mas, cualquier critica es bien recibida.

Disclaimer: Pokémon es completamente de los creadores de esta grandiosa saga.

Advertencia: Commonershipping, rango T por futuras escenas

Nota: Este fic participa en el reto "Welcome to Disney" del foro "DexHolders del prof. Oak" al cual participo mucho


La hija del Sol

Capítulo 1: Inframundo

La Sinnoh medieval era mucho más fría que la actual, la actividad industrial no existía y el clima en toda la tierra era más bajo, pero era en esta región donde se sentía más.

La mayor parte de actividades económicas eran las mineras; extracción de oro, plata, bronce, platino, hierro y carbón eran los minerales que le traían grandes beneficios económicos al reino, la mayor parte eran extraídos de minas al sureste y del Monte Corona.

Pero el Monte Corona no era simplemente un lugar de minería, en su punto más alto se encontraba el mayor altar a las deidades supremas; Dialga, dios del tiempo, Palkia, dios de las dimensiones, Giratina, amo del infierno y Arceus, el dios creador de todo.

Era un templo completamente de abundante color blanco al estar hecho de cuarzo, con pasillos completamente brillosos y pilares que sostenían un inmenso techo que relataba las historias de todos los dioses que crearon el cosmos, el templo recibía el nombre de "Columna Lanza".

En el lugar se hacían ofrendas a los dioses; a Dialga se le ofrecían metales de guerra como hierro y cobre, a Palkia gemas como esmeraldas o rubíes, a Arceus metales más preciosos como oro, plata y platino y finalmente, a Giratina, se le ofrecía sacrificios humanos los cuales consistían en echar a criminales al portal natural que conectaba este mundo con el inframundo, y este día se le ofrecería otro sacrificio.

Un siervo real, quien cometió el crimen de robar la corona de la princesa perdida y su castigo era ser exiliado al inframundo, donde el poderoso Giratina decidiría su destino.

El pobre chico de pantalón azul y camisa roja yacía en medio de la blanca sala de Giratina, rodeado de diez guardias reales con su característico peto con el logo de un Garchomp, 2 sacerdotes de ropas cafeses y un juez frente suyo que escribía todo lo que acontecía y aseguraba que la ejecución se diera como corresponde.

—Diamond de Jubileo, siervo del rey Helios y la reina Ceres, este día se ejecutará tu sentencia por el robo de la corona, siendo el glorioso dios Giratina, quien decida cuál será tu destino —exclamó el juez de grandes ropas blancas, mientras anotaba los últimos acontecimientos en su libro.

Diamond no tenía mucha cabeza para pensar, sólo estaba concentrado en que estaba a punto de morir por un crimen que él no cometió y lo peor de todo; no tenía forma de probarlo. Solo podía ver con impotencia a los guardias de los que alguna vez formó parte y el gran ojo de oro frente suyo, que era la puerta al inframundo.

—Antes de proceder con la ejecución, el rey ha tenido un último acto de misericordia y como pago de todos tus años de servicio, se te hará entrega de un escudo de plata y una espada de bronce.

Diamond se vio altamente sorprendido cuando un guardia se acercó y le hizo entrega de la espada y el escudo, lo cual al menos le daría la oportunidad de defenderse de los demonios del inframundo, aunque él sabía que esto sólo le daría más tiempo.

Tomó las armas y una lágrima salió de su ojo y se combinó con su sudor —Yo no lo hice —pensó mientras dos guardias tiraban de las palancas que levantaban el ojo de oro y dejaban ver el portal al infierno, un espantoso agujero en la pared, del cual sólo se podía ver un espantoso negro profundo y algunas partículas oscuras saliendo de él.

—Oh, glorioso Giratina, dios del inframundo, amo de las tinieblas y señor de los demonios, te ofrecemos el alma de este sucio ladrón para que sacies tu sed y llenes de prosperidad el gran reino de Jubileo —los sacerdotes terminaron la oración y cerraron sus libros— échenlo.

Al terminar esas crudas palabras, dos guardias tomaron a Diamond de los brazos y lo jalaron hacia el portal y Diamond no puso mucha resistencia, aunque tenía un escudo y una espada, eran muchos guardias y además sabía que si accedía de manera pacífica, tal vez Giratina se apiadaría de él.

—¡Larga vida al rey y la reina! —fue lo último que alcanzo a decir antes de ser lanzado al portal, para posteriormente cerrar el portal con el gran ojo de oro.

Diamond cayó en una plataforma de tierra, dejando caer sus armas y poniéndose en posición fetal, víctima del miedo y la angustia de estar en el mundo de los muertos, cerró sus ojos y rezó en el inmenso silencio del lugar.

—Oh, gran Giratina, apiádate del alma de este pobre siervo que fue castigado injustamente por un crimen que no cometió —tomando con fuerza el collar que la reina le había dado.

La única respuesta que recibió fue un perturbador silencio, que lentamente calmó el estado del joven, comenzó a levantarse lentamente y una vez estando de pie, abrió lentamente los ojos.

La visión del inframundo que tenían todos era la de un mundo completamente oscuro, de cielos oscurecidos, lava y fuego por todas partes, demonios y almas vagando por cualquier rincón y millares de cosas que volverían loco a cualquier hombre.

En cambio, Diamond pudo observar un lugar mucho más tranquilo, silencioso e iluminado, con el cielo de color morado claro, pequeños estanques de agua y cascadas que se vertían de abajo a arriba, montículos de tierra con hierba morada flotando en la nada y volteados en un ángulo de 90 grados, casas completamente distorsionadas y para dar la cereza sobre el pastel, algunas flores amarillas creciendo en los estanques de agua.

—¿Este acaso es el inframundo? —se preguntó incrédulo tomando su espada y su escudo.

Entonces se percató de que sus armas eran mucho más ligeras e incluso él mismo lo era, por lo que intentó saltar al montículo más cercano que tenía tomando impulso y sorpresivamente lo logró sin problemas, por lo que siguió hasta llegar a un estanque de agua, mojó su cara y se percató cómo su reflejo se distorsionaba aún estando el agua completamente quieta.

—El inframundo es completamente distinto a como me lo contaron... puede que tenga una oportunidad de salir de este lugar —volteó a ver a su alrededor alguna forma de salir de aquel mundo, hasta detenerse a lo que parecía ser lo que dotaba de luz a ese lugar— a falta de un camino, creo que seguiré al sol del inframundo.

Y como un bicho se acerca a un foco, Diamond se dirigió hacia aquel resplandor del horizonte, con la esperanza de encontrar una salida y no encontrase con Giratina.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Si había algo que Platinum odiaba de su padre, era que la dejara sola la mayor parte del tiempo por hacer los favores que Giratina le encomendaba, desde que cumplió los 15 años y su padre no le celebró su cumpleaños por estar ocupado con el dios, le guardaba un gran odio a Giratina.

Pasaba la mayor parte de su tiempo leyendo los libros de los humanos que su padre le traía, escribiendo sus propias obras acerca del inframundo (al cual llamaba "Mundo Distorsión") y cepillando su largo cabello dorado de 12 metros, responsable de darle la luz al inframundo.

Este día en particular era especial, se aproximaba la fecha en que el reino de Jubileo lanzaba Drifblims y Drifloons con velas al cielo, y ella todos los años lo espectaba desde la burbuja de conexión que tenía en su habitación.

Ella amaba ese espectáculo y todos los años le pedía a su padre que la llevara a verlo, pero este siempre se negaba alegando que los humanos son muy peligrosos, pues ellos tratarían de llevársela y hacer toda clase de atrocidades con ella y su cabello y que el día que demostrara que puede defenderse de ellos, él aceptaría a llevarla.

—Otro año más sin poder ver el espectáculo —suspiró peinando su fino cabello y mirando su burbuja— los humanos no son tan peligroso, la mayoría suelen ser bastante estúpidos.

Platinum miraba con aburrimiento su burbuja que enfocaba el reino de Jubileo en toda su gloria, mientras pensaba en alguna forma de que su padre accediera a llevarla, sin percatarse de que éste llegó por la ventana.

—¿Qué hace la princesa del inframundo mirando la inmundicia del mundo humano? —preguntó un hombre muy alto con ropas negras rotas y un casco con dos cuernos y con unas rejillas en la parte inferior de las cuales salía solamente humo.

—Ya te he dicho que no me gusta que me digas así, padre —respondió molesta levantándose y acomodando su largo vestido rosa— ¿Ya terminaste los encargos que te dio Giratina?

—Vamos, no te molestes, sólo es para que te sientas mejor —el hombre le mostró una bolsa llena— Traje libros de la biblioteca del reino de Trigal, algunas bayas del reino de la costa y algo de comida.

—¿No pudiste traerme uno de esos famosos pasteles del reino de Jubileo?

Los pastelillos y toda comida blanda y poco densa se arruinaba al acercarse a la torre, ella lo sabía pero quería usarlo para molestar a su padre y tratar de cansarlo para que la dejara salir, además de que tambien quería uno.

El simplemente le contestó lo obvio y ella trató de chantajearlo para que la dejase salir —Estoy harta de estar encerrada en este maldito lugar leyendo los mismos libros, escribiendo las misma cosas y mirando lo mismo de todos los malditos días —fue su reclamo lo cual simplemente enojó mucho a su padre y la mando a callar.

—Escúchame muy bien, no te dejaré salir de este lugar, los humanos son seres repugnantes y peligrosos, si sale afuera ellos sólo te contaminarían y destrozarían, lo hago por tu bien, ellos no saben cuidar cosas y las destruyen.

—Lo dice el siervo de Giratina y encargado de matar a todo ser humano que entra aquí —recordándole el sinnúmero de humanos que mató.

El hombre se enfureció más al quedarse sin argumentos y trató de pegarle para desquitar su ira, pero Platinum se defendió cerrando sus ojos y abriéndolos dejando salir un gran resplandor cegador, que a pesar de tener el casco, el hombre retrocedió y se cubrió con una mano hasta que la niña se detuvo.

—Olvidalo, tengo que ir a juzgar a otro humano que entró, quiero la cena preparada para cuando vuelva —concluyó su padre lanzándose al vacío desde la habitación.

Platinum simplemente se quedó callada y molesta mirando su burbuja, mientras una pequeña lágrima recorrió su mejilla, le dolía pelear con su padre pero el precio de la libertad no era barato ni fácil.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Mientras Diamond andaba entre montículo y montículo, finalmente pudo ver algo a lo lejos, una torre completamente negra de donde nacía el gran resplandor, lo que lo llenó de fe y decidió descansar un rato sentándose en una roca.

—Estoy cerca de esa gran torre —el chico clavó su espada en el piso y suspiró— espero encontrar una salida pronto.

Tomando su collar de oro en forma del planeta Saturno, recordó todos aquellos momentos que pasó en el reino siendo un siervo del rey y la reina los cuales lo apreciaban infinitamente, tanto así que la reina le regaló ese collar en su último cumpleaños, el cual era muy parecido al collar de Júpiter que tenía su hija cuando fue robada por el siervo de las tinieblas.

—Qué tenemos aquí —una voz gruesa y tosca se escuchó a la espalda de Diamond.

El joven se volteó rápidamente y tomó su espada, sólo para toparse con el gran siervo de Giratina, Hades, quien al verlo lanzó su armamento y se arrodilló— Oh, gran Hades, siervo del dios del inframundo, te pido tengas piedad de mi alma.

—No es a mí quien debes rezar, niño —Hades tomó a Diamond del cuello y lo levantó tratando de ahorcarlo, esa era su forma de juzgar si el alma era realmente merecedora de tal castigo.

A pesar de tratar de defenderse, Diamond finalmente se desmayó por falta de oxígeno, momento en el cual Hades pudo ver en su alma todo lo que había pasado.

—Fuiste condenado por robar la corona de la princesa perdida, pero realmente sólo fue una trampa para deshacerte de ti, es triste... pero tu alma aún no pertenece a este lugar
—Hades lo soltó y al momento de caer al suelo el joven se despertó.

—Gra-gracias señor Hades —respondió recuperando el aliento.

—Aún no cantes victoria, si quieres salir de aquí debes ir al juzgado de los dioses sabios, ellos te guiarán a la salida si eres digno —Hades le dio la espalda y suspiró molesto— es una lástima que tu alma no pueda ser tomada por Giratina.

Sin darle tiempo a hablar, Hades se desvaneció dejando a Diamond confundido, los dioses sabios eran conocidos por ser los mejores jueces, conocía sus templos en el mundo de arriba, pero no sabía dónde estaba su templo en el inframundo, por lo que no sabía dónde buscar en primer lugar.

—¿Y ahora a donde iré? Estoy en el infierno, completamente solo y perdido —levantándose del suelo y escuchando los rugidos de su estómago— aparte de que no he comido nada.

Cuando parecía que las cosas no mejorarían, un poco de humo salió de la gran torre iluminada, lo que indicaba que alguien o algo estaba cocinando algo y ante el hambre, Diamond decidió ir a dar una visita a la torre y pedir o comprar comida, si había algo que le quitara el sentido de supervivencia a Diamond, era la comida.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Platinum podría ser muy bella y muy lista, pero cuando tenía que cocinar era un completo desastre. No sabía los tiempos de cocción, olvidaba los ingredientes o les ponía de más, su cabello se enredaba con algunos utensilios gracias a que en algunas zonas de su habitación las cosas flotaban y en general todo lo que cocinaba era por lo menos comestible, pero con un sabor muy extraño.

—¿Por qué demonios estas estúpidas bayas no se fríen? ya van casi una hora en la sartén —preguntó rabiosa mientras movía de un lado a otro unas bayas Pomaro.

Si había algo del inframundo que ella nunca pudo dominar, fue la distorsión continúa del tiempo, mientras que en la mayor parte de casa el tiempo era de un segundo cada un segundo terrestre, en donde ella cocinaba el tiempo era de un segundo cada un minuto terrestre, por lo que realmente las bayas sólo habían estado dorándose 57 segundos y con aceite a temperatura media.

—Estúpidas bayas —Platinum se resignó a cocinar las bayas y tiró el sartén al suelo —, haré emparedados de bayas Oran y después me iré a dormir.

Platinum realmente odiaba cocinar, la mayor parte del tiempo hacia emparedados o comía las bayas directamente, la única teoría que tenía para explicar por qué cocinaba tan mal y no salía como en los libros de cocina, era que en este mundo los ingredientes no se fundían o algo.

Lo que no sabía era que al momento de ir al ático de la torre, un humano había logrado llegar a la torre y empezaba a subirla gracias a los montículos de tierra flotantes, ignorante del humano hasta que escuchó cómo alguien entró por la ventana, aunque igual creyó que era su padre.

—Hola ¿hay alguien? —preguntó incauto el joven.

Platinum se asustó al escuchar la voz de un desconocido en su torre y se golpeó en la frente al recordar que quitó el campo mágico que protege la torre... si, ella aprendió algo de magia de su padre.

—Mi nombre es Diamond de Jubileo, sólo vengo por un poco de comida y me iré —el joven se acercó a la mesa y encontró bayas Sidra.

Platinum estaba aterrorizada, un humano había llegado a su torre y al escuchar que el sonido del metal en el suelo, sabía que estaba armado.

Sin embargo se le ocurrió lo que en su momento parecía la mejor opción: matar al humano y mostrárselo a su padre como muestra de que podía defenderse de ellos, decidida y con sus piernas temblando, bajo lentamente del ático y se acercó a la cocina.

—Sólo tomaré 7 bayas para el camino, espero no cause ninguna molestia —sin aguantar el hambre, Diamond se sentó y comió una de ellas.

Platinum decidió aprovechar la oportunidad al ver al presunto caballero comiendo las bayas, ella tenía cierto control de su cabello gracias a las características del inframundo y con un movimiento grácil y silencio tomo la espada del chico que estaba inclinada lejos de él con un mechón de su cabello.

Se acercó lo suficientemente cerca para dar un golpe certero, levantó la espada y atacó, pero olvidó que había un espejo que estaba en la mesa el cual previó a Diamond del ataque y le permitió esquivar el ataque y rodar para tomar su escudo.

—¡Wow espera! —gritó Diamond al ver a la chica altamente nerviosa con su espada.

—¡Tú serás mi boleto de escape! —gritó determinada.

Platinum comenzó a atacar de forma totalmente aleatoria y cada golpe Diamond lo esquivaba, era una chica que no sabía nada de combate contra un chico que había formado parte del ejercito real, aunque no fuese el mejor en lo absoluto, sabía lo suficiente como para esquivar cada ataque y en un movimiento rápido, arrebatarle la espada a la chica.

—¿¡Qué clase de chica eres tú!? —gritó Diamond en posición de ataque con su espada recuperada.

Platinum se vio acorralada por unos instantes, pero rápidamente se le ocurrió un plan para intimidarlo y poder capturarlo— ¡Soy la princesa del inframundo! —gritó a todo pulmón mientras sus ojos produjeron de nuevo ese resplandor cegador, el cual hizo retroceder al chico y cubrirse con el escudo, momento perfecto para que el cabello de Platinum rodeara el cuello del chico y lo levantara en el aire, dejando caer así su espada y su escudo.

Diamond trató de librarse del agarre, pero el largo cabello de la chica era lo suficientemente fuerte, acabándosele poco a poco el oxígeno y a punto de volver a desmayarse. Platinum sólo podía ver su victoria y siguió apretando, hasta que pudo ver el collar de Saturno que tenía el chico, lo cual le hizo liberarlo y quitarle el collar con su pelo para poder verlo.

—Van dos veces que intentar ahorcarme —entre tosido y tosido, notó que su collar se había ido— devuélveme el collar.

—¿Dónde lo conseguiste?

—No te concierne, devuélveme...

Antes de terminar, el cabello de la chica tomó a Diamond por los pies para inmovilizarlo, por lo que él no tuvo más remedio que acceder a contarle la historia del collar, que le fue entregado en su cumpleaños por la reina.

Platinum entonces caminó hacia su mesa y sacó su collar, el cual era un collar plateado del planeta más grande; Júpiter.

—Tienen el mismo acabado, eso quiere decir que tú eres del reino de Jubileo —dejando ir a Diamond, éste estaba más preocupado por recuperar su collar, que por las conjeturas obvias de la chica.

—Pensé que mi nombre lo dejaba claro —quitándole el collar de las manos— ahora dime ¿quién eres tú?

—Mi nombre no te concierne sucio humano.

Diamond sólo suspiró al escuchar las provocaciones de la chica, se giró para tomar sus armas, las bayas y se puso su collar— escucha, sólo quiero salir de este lugar, el señor Hades me dijo que debía ir al templo de los dioses sabios y...

—¿Te encontraste con mi pa... quiero decir, Hades y te perdonó la vida?

Diamond sólo rió internamente y movió su cabeza afirmativamente, era obvio que le perdonó la vida, pero él no sabía que sólo 5 personas en toda la historia habían sido perdonadas y todas habían muerto en el inframundo por no encontrar la salida.

Platinum vio entonces la oportunidad de su vida, tenía una posibilidad de salir, el chico era del reino de Jubileo y los tres sabios le concederían la salida del inframundo, si lograba convencerlo de que la llevara al reino de Jubileo, finalmente podría ver ese evento que tanto esperaba.

—Escúchame humano —Diamond se detuvo al escuchar la voz de la chica— todos lo que llegan a este lugar mueren gracias a Giratina o porque se pierden... te ofrezco la oportunidad de encontrar el templo de los dioses, pero a cambio tú serás mi guia y guardaespaldas en el mundo de los humanos y me llevaras al reino de Jubileo ¿qué te parece mi oferta?

Diamond lo pensó un poco, miró a la ventana para encontrarse con un mundo que no conocía, y sabiendo que esa era su única forma de salir y que la chica sí lo ayudaría, esbozó una sonrisa y se inclinó ante ella.

—Oh, gran princesa del inframundo, sería un honor para mí ser su guia y guardaespaldas, acepto gustoso su oferta.

Platinum se sonrojó muy levemente y se sorprendió, jamás alguien le había hecho una reverencia y no creyó que fuera tan fácil de convencer, seguramente era un humano bastante torpe y manipulable, con una sonrisa pícara dijo— perfecto, saldremos ahora mismo de aquí que el viaje que nos aguarda será complicado.

Y sin miedo a nada e ignorando completamente todo lo que le había dicho su padre y a él mismo, tomó una bolsa con algunos mapas, bastante comida y agua y ambos chicos salieron de la torre, ignorantes de las cosas que les esperaban.


N/A: Como todos sabemos, el "inframundo" es un lugar donde el tiempo y el espacio no tiene sentido, y como ni en el anime ni en el manga se establecen sus reglas, podríamos decir que casi cualquier cosa relacionada con la gravedad y el tiempo es posible, solo para aclarar dudas. La historia de Enredados no tiene una fecha definida, en la película apareces Vikingos cuando esto son anteriores a la aparición de los reinos Europeos, por lo que la fecha esta un poco ubicada entre 1200 y 1300.

Nos leemos en la próxima oportunidad.

Buena suerte amigos :D