10. I want to live in anarchy - Sex Pistols

Alfred solo tenía veinte años; hasta ese entonces nunca había pensado seriamente en el futuro porque lo veía como algo lejano. Sabía que debía graduarse, tal vez trabajar un tiempo y luego viajar por el mundo y por ahí, cerca de los treinta, sentar cabeza con una chica bonita o una que fuera compatible con él. Los últimos meses habían sido una locura porque en Agosto llegó Rose a moverle el piso y desafiar sus gustos, luego había tenido que esforzarse por primera vez en una conquista y de pronto un futuro se le había lanzado. La perspectiva de ser ser padre a los veinte no era un sueño hecho realidad pero le había dado un objetivo tangible: debía trabajar duro, debía madurar y ser una mejor persona para ser un buen padre y quería a toda costa conquistar a Rose, porque la quería y porque pensaba que, aunque cualquiera pensara lo contrario, formar familia con ella no era una idea tan mala.

Estuvo dos meses maquinando eso hasta que ya ese futuro era lo único tangible en su vida y se había ido tan repentinamente como vino. No solo no tenía el bebé; sino que Rose no quería hablarle y nadie parecía considerar la posibilidad de que él también se sintiese mal con la situación. Habían muchas cosas que invadían su mente a cada instante: Rose no debió trabajar tanto, no debió ir de un lado a otro caminando, él pudo llevarla en auto; él pudo haberle dicho a sus padres desde el principio y seguro no habrían permitido que ella se matara con turno extenuantes en la cafetería. Él pudo haber frenado el frenesí de Rose y no arrastrarse a él sin remedio.

Él pudo obligarla a comer, pudo aprovechar que ella estaba cediendo y cuidarla; pero en vez de eso prefirió contentarse con la idea de que la estaba domesticando de a poco y calló, para no perderla. Ahora por su conformismo, lo había perdido todo.

En cuando a ella, no hubo que insistirle para que se quedara en cama, porque no encontraba fuerzas para levantarse. Maddie fue a dejar los papeles médicos a la secretaría de asuntos estudiantiles para pedir plazos especiales para su amiga y Alfred no se atrevía a imponer la necesaria conversación que debían por medio a quebrarla, pero se mantuvo a su lado en silencio a su lado todo el tiempo que podía, al menos los dos días que estuvo en hospital.

Una vez que la dieron de alta, sin embargo, Rose se volvió inaccesible. Solo Maddie tenía acceso a ella y Lovino que, cuando no estaba trabajando o en clases, se iba a la habitación de las chicas y se quedaba con su amiga largas horas. Le leía chismes del grupo de whatsapp en voz alta y luego insultaba a todos para hacerla reír, pero al cuarto día en cama, ella había comenzado a hablar.

-Fue mi culpa.

El italiano dejó el teléfono a un lado y contestó.

-No creo que haya sido así, comías bien, dejaste de beber y de fumar, no caminabas mucho

-Sé que no me cuidé lo suficiente, además tenía mucho miedo y rabia, no quería tenerlo y luego cuando me estaba acostumbrando pensaba en todo lo que perdería cuando naciera y me ponía a llorar...- Rose comenzó a respirar muy rápido- pensé tanto en que quería que todo desapareciera que seguro terminé perdiéndolo por mi actitud...

-Por favor, si fuese posible perder a un bebé por la mala actitud e hiperactividad, casi todas las adolescentes perderían sus bebés- Rose negaba con la cabeza y sorbía sus lágrimas, entonces Lovino se acostó a su lado para abrazarla. - Tuviste mala suerte, fue una mala formación, no podías haberlo evitado.

-Pero Alfred quería ser padre y ahora está muy mal por mi culpa... yo nunca quise ser madre pero me siento fatal de todos modos...

-Y es natural, pero te sentirás mejor y Alfred..., creo que hablo por él y todos nosotros al decir esto, nos basta con que tú estés bien...

-Alfred solo tenía interés en mí por el bebé

Lovino negó con la cabeza y la acunó en sus brazos.

-No, creo... porque no hay bebé que valga soportar tu genio de mierda con esas cejas de cuncuna perforada

La inglesa se rió entre lágrimas y replicó.

-Imagina aguantarte a ti con tu genio de mierda, tu rulo ridículo y sin siquiera poder tener bebés.

-Pero yo tengo un culo sexy - exclamó el italiano con un tono pretencioso.

-¡Diablos!, Sí lo tienes.

Cuando Alfred quiso visitar a Rose esa noche pensando que ya había pasado suficiente tiempo, Maddie no lo dejó entrar diciendo que por fin se había quedado dormida con Lovino y que era mejor dejarla descansar. Él lo comprendió, eso de que ella se sincerara con su amigo y luego quedara exhausta, esperó que al otro día ella pudiera hacer lo mismo con él, pero ella no habló con él al otro día, ni al siguiente. Pasó una semana y Rose ya se había reintegrado a clases y al trabajo, usando la misma ropa de siempre; incluso nuevamente estaba asistiendo a las reuniones del club feminista y pro derechos LGTB, repartiendo folletos como antes, pero a él no le hablaba.

¿No se supone que la primera persona con quien debió haber hablado luego de lo que sucedió era con él? ¿No se supone que ambos sentían el mismo duelo? o más aún ¿No se suponía que estaban juntos? Tal vez sin compromiso, o una etiqueta verbal, pero habían tenido una continuidad en la forma en que se veían y se acostaban y él pensó... por supuesto, con Rose nunca se pueden asumir ciertas conductas como normales.

Él había supuesto, en un principio, que había que hacerle una compañía constante sin presiones, en que le demostrasen apoyo pero sin insistir en que verbalizara sus sentimientos, porque estaba en Shock por la pérdida y eso. Al menos de acuerdo a los papers de sicología que leyó al respecto. No obstante, Rose no parecía choqueada cuando atravesaba los patios, bromeaba con Maddie o caminaba del brazo con Lovino por la calle. No es que él la estuviera siguiendo.

-Maddie, por favor, necesito que le digas que tiene que hablar conmigo...

-No, Alfred, ella hablará contigo cuando quiera, si es que quiere... han pasado apenas dos semanas.

-Dos semanas en que me ha dado ley del hielo

-¿Te has puesto a pensar que le duele hablar contigo?

-¡Por supuesto que lo he pensado!, pero quién piensa en mí, a mí también me duele...

-Bien, entonces, díselo, habla con ella, anda a buscarla y plántate de frente, pero ya no te arrastres en los rincones mirándola de lejos, porque pareces un acosador.

+0+0+0+0+0+0+

Cuando Rose entró a su habitación lo primero que vio es a Jones sentado en la cama de Mad mirándola. Se pegó un susto que la sobresaltó y la hizo proferir improperios, pero luego preguntó cortante.

-Dónde está Mad.

-Salió, no vuelve hoy.

-Entonces no tienes nada que hacer acá- La inglesa vaciaba su mochila, ordenando los cuadernos sobre su escritorio y lo ignoraba. Alfred normalmente era un caballero, su padre le había enseñado a tratar bien a las mujeres y a las personas en apuros; Rose cabía en ambas categorías, pero la paciencia del americano se estaba acabando.

-No, vine a hablar contigo

-Creo que nuestro único tema de conversación se ha acabado.

-¡No es cierto!, ¡Tú sabes que teníamos otros temas de conversación, incluso desde antes de que pasara todo esto!, ¡Te divertías conmigo!

-Bueno, pero la vida pasa y arruina las cosas y de pronto ya no es lo mismo, deberías aceptarlo.

-Creo que sabes que no soy del tipo de persona que simplemente acepta las cosas y creí que tú tampoco eras así...

Rose entonces lo miró a la cara, ofendida.

-¿Y qué más quieres que hagamos? ¿Que pretendamos que el bebé sigue allí? o no, mejor, ¿que hagamos otro bebé para que todo tu lindo plan siga?

-Esto no se trata del bebé, sino de cómo te sientes tú, cómo estoy yo con esto y qué vamos a hacer ahora nosotros...

-Por dios, Jones, ¿quieres que nos sentemos a hablar de nuestras emociones? ¿Que lloremos abrazados y caminemos al atardecer?

-¡Dios!, ¡No se puede hablar contigo!- resopló Alfred levantándose y dándole la espalda unos segundos para

-Es que no tienes que hablar conmigo, de verdad, no nos queda nada de qué hablar.

-¿No? ¿Recuerdas cuando estábamos en la tina y dijiste que no te molestaba estar en una relación conmigo?

-Eso fue cuando estaba preñada...

-¿Era solo eso?

-¿Por qué insistes? en serio, me acabas de decir que no se puede hablar conmigo, somos incompatibles, tú tienes tu mundo popular y yo mis causas, ni siquiera nos vemos bien juntos

-No me importa cómo nos vemos

-Ya no está la cría, no tienes que pretender que quieres estar conmigo para quedar como un buen tipo

-¡Yo no estaba pretendiendo! ¡Qué imágen tienes de mí!, yo estaba contigo porque quería, me gustaba estar contigo, me gustabas desde antes que pasara esto, aún me gustas.- Alfred quiso hacer más creíble su punto mirándola directamente, Rose comenzó a negar con su cabeza. - y no solo me gustas, te quiero, y no fue por el bebé, sino porque la paso bien contigo y porque admiro mucho la forma en que dejas callado a todo el mundo...

-A todo el mundo menos a tí...

-¿Qué gracia tendría si me callara? ¿Para tí? A tí te gusta que nunca me quede callado

-No te creas tanto, no me gustas...- negó ella y Alfred la miró achicando los ojos en un gesto de absoluta incredulidad- tú sabes que mis hormonas me tenían vuelta loca, yo aceptaba que estuvieras ahí porque necesitaba atención y tú te aprovechaste de eso

-¿Me estás diciendo que sin tus hormonas de embarazada no sientes nada por mí?

-Claro que no...

-¿Estás negando que me querías?

-Yo nunca te dije que te quería, - Alfred caminaba en círculos, exasperado, Rose subía su volumen, indolente y seria como una fiera - siempre fui muy clara con que esto era un rollo... ¡Esto me pasa por meterme con Mr. Sunshine!

-No te creo... Rose, me estás cabreando en serio con esta mierda- Alfred subió el tono violentamente y la tomó obligándola a sentarse. - vas a tener que convencerme... piensa bien en lo que vas a hacer ahora, porque será definitivo... si me dices que no me quieres ahora te juro que nunca más volveré a buscarte, dime que no te gusto y que no te preocupaste por mí cuando fui a apagar el incendio y que no te importa si me pasa algo...

-No tienes derecho a manipularme así - musitó ella, su voz se hacía débil- eso no tiene nada que ver... - y ahí estaba, ella seguía sin decir la verdad y Alfred estaba cada vez más fuera de quicio. Soltó un gruñido de frustración y se agarró la cabeza desesperado.

Por su parte, Rose sabía que estaba siendo infantil, que estaba mintiendo, porque sí lo quería. Lo único que había aprendido con certeza esa noche que perdió al feto fue que Alfred era importante para ella; que no quería que sufriera, que no quería que le pasara nada en ese incendio, que quería estar con él. Que estaba enamorada de él incluso, aún así no podía encontrar el valor para decirlo.

-Hagamos algo... - propuso Alfred con un tono más conciliador. - Si no quieres decirlo, me voy a sentar acá, si te vas de la habitación asumiré que no quieres nada conmigo y me iré, sin molestarte más; pero si me quieres, entonces bésame, cerraré los ojos, si oigo cerrar una puerta y los abro y no estás acá, pues aceptaré mi derrota.

Eso no sonaba tan mal, pensó Rose mordiéndose el labio sin saber si quería seguir saboteándose.

El americano se sentó en la cama con los ojos cerrados y una expresión de angustia. Rose estaba de pie pensando cientos de posibilidades del desastre que sería si se doblegaba y seguía esa tontería sentimental con Jones.

Alfred seguía sobre la cama y sentía que pasaba el tiempo, que en su tiempo personal fueron siglos inmesurables, y no sentía nada. Ni el sonido de la puerta al cerrarse, ni la proximidad y al parecer Rose se negaba a dar cualquier tipo de respuesta. Entonces una mano estaba sobre su mejilla y luego unos labios que parecieron tan lejanos al principio, pero luego Alfred abrió su boca y la caricia se volvió tempestuosa, intensa y húmeda y dos manos se sostenían a su cuello con desesperación. Alfred abrazó la espalda delgada de camiseta raída y al abrir los ojos Rose miraba al cuello de su camisa evitando su rostro.

-Entonces, imagino que la película de zoombies con la pizza siguen en pie- comentó el americano jugando con un mechón verde y ella solo contestó.

-¿qué sería de San Valentín sin zoombies?

Alfred Jones apenas tenía veinte años cuando encontró a Rose, la fiera con quien él quería compartir su futuro. No tenía idea de cómo iba a hacerlo para convencerla de eso. Como sea. Toda la aventura sería algo interesante que contar cuando estuviese viejo.

-FIN-

Sé que esperaban más, pero no supe ponerle más drama y como me embarqué en otro multychapter, pues nada. Espero les haya gustado.