Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de Hajime Isayama. Si por mí fuera, el mundo de Shingeki estaría lleno de yaoi y yuri.

Advertencias: AU, quizás OOC, yaoi, one-shot, lenguaje vulgar, lemon, Riren.


Levi estaba frotando su frente con fuerza, irritado, tratando de no escuchar la música que resonaba en todo el Sambódromo(1), pero fallando catastróficamente. En especial cuando Isabel chilló, emocionada, junto con el resto de personas que lo rodeaban. Farlan solo negó con la cabeza, sonriendo, y aplaudió al desfile.

—¡Mira ese traje, hermano mayor! —gritó Isabel.

No era necesario que apuntara para saber a quién se refería la chica, después de todo, estaban en los primeros asientos gracias a las entradas que compraron con antelación. Habían planificado esa visita a Río de Janeiro desde hacía dos años, desde que Farlan volvió alucinando gracias a un viaje de negocios que tuvo que hacer, sin embargo, con todo ese ruido que solo le estaba causando una fuerte migraña, se estaba arrepintiendo de haber accedido a ir al Carnaval de Brasil. Había soportado la presentación de la primera escuela hasta que las ganas de matarse lo atacaron.

Y solo iban en la tercera presentación de seis.

Mierda, había olvidado porque odiaba los carnavales. Ahora recordaba muy bien su odio hacia ellos.

—Me iré, esto es insoportable —murmuró poniéndose de pie.

—¡Anda, Levi, no seas amargado! —le regañó Farlan.

—¿Acaso tú me pagarás las aspirinas de la migraña que tendré gracias a todo este ruido? —le gruñó el azabache.

—¡Yo te las pagaré! —chilló Isabel.

—Ese no es el maldito punto–

—E com você, ganhando escola de samba no ano passado, a escola de samba Mangueira! —gritó el presentador, sacando más gritos y aplausos.

La comisión de frente entró al escenario con vestimentas coloridas, amarillas, verdes, naranjas, las muchachas sonriendo ampliamente, moviéndose al ritmo del movido canto de samba que sonaba en el Sambódromo. Tras ellas, venía el carro alegórico, una construcción enorme, llena de luces y colores. Pero quizás, lo más impactante, era ver las plataformas donde bailarinas se movían al ritmo de la música, rodeada por… lo que parecía la construcción de una gran serpiente enrollada alrededor de la tarima. Estaba decorada pintorescamente, con colores fuertes y brillantes; llamando la atención. En la primera plataforma había árboles y por delante una enorme construcción de águila se alzaba, dándole un aspecto más exótico, de selva. La mujer abanderada con la bandera de su escuela de samba, junto con su escolta, no dejaba de moverse al ritmo de la música que el puxador(2) cantaba, con una sonrisa enorme y amplia. Detrás de ellos, los bailarines, hombres de aspecto fuerte y musculoso, también bailaban con las mujeres, quienes llevaban trajes preciosos, pegados al cuerpo, llenos de plumas y que poco dejaban a la imaginación, mientras el Mestre Sala(3) animaba al público con voz alegre, expresiva, moviéndose junto a la abanderada. A los lados del carro alegórico, las alas(4) también se movían, envueltas en trajes extravagantes, hechos con un material que parecía ser de serpiente, las plumas agitándose con sus movimientos; por delante, iban las bahianas(5) con sus faldas enormes, girando, provocando un movimiento hipnotizador, sin borrar un poco las preciosas sonrisas que llevaban. Además, unos hombres vestidos solo con pantalones cortos blancos fingían llevar el carro, dándole un aspecto un tanto más llamativo, y por delante de ellos iban otros pequeños carros con representaciones de animales.

Por detrás, el grupo de batería tocaba, gritaba, se movía y cantaba. Sus movimientos brindaban energía, vida y alegría, e iban también vestidos con colores fuertes y pintorescos, dándole potencia a la batucada.

Bailando también en la formación de la serpiente iban algunas passistas(6), y por debajo también, haciendo bailes en pareja, siendo los mejores bailarines de la escuela de samba.

—Es la representación del Orixá Exu(7), de la religión candomblé(8) —explicó Farlan al ver la mirada de admiración de Isabel—. Es asociado al sexo, sabes… —movió sus cejas sugerentemente, sacándole una carcajada a la chica.

Levi simplemente rodó los ojos. La construcción era magnífica, por supuesto, pero no le llamaba demasiado la atención.

—Me voy, así que–

La música cambio, volviéndose más exótica, con toques de selva de por medio; las luces bajaron, y el puxador se quedó en silencio, respirando contra el micrófono.

—Você sente isso? Você sabe quem está vindo? Hey, ele anda… sempre acompanha Exu, sua companheira eterna, Pomba Gira(9)! —gritó el Mestre Sala, haciendo que toda la gente gritara fuertemente.

De la boca abierta de la serpiente salió humo y la música volvió con más fuerza.

Y una plataforma se elevó, donde una persona bailaba riéndose, moviendo sus caderas, su cintura, las plumas verdes y doradas sacudiéndose con todos sus movimientos seductores.

—Nossa Deusa, nossa Rainha da Bateria(10)! Eren Jaeger!

La multitud se volvió loca.

Lo primero que vio Levi fue una fuerte piel morena. Lo segundo, unos preciosos ojos dorados, brillantes, intensos. Lo tercero, que no tenía senos.

Vale, ¿qué?

Parpadeó y escuchó a Farlan e Isabel carcajeándose.

Era un chico. Un chico transformista.

Era un chico el que lo puso duro en unos segundos. En especial cuando sacudía ese redondo trasero, girando, sonriendo, mirando al público.

La tanga de colores verdes y con lentejuelas de un color más oscuro se pegaba perfectamente a su cuerpo, enmarcando muy bien su miembro. Unas pequeñas piedras colgaban de la prenda, de colores rojos y amarillos, golpeando su piel con cada movimiento; unos lazos metálicos que se pegaban muy bien a su cintura unían la tanga con el pequeño corpiño, del mismo color que la prenda de abajo, con flecos levantados que rodeaban su cuello. Su piel parecía brillar, y Levi reparó en que le habían puesto brillantina dorada, verde y rojiza por todo el cuerpo. El casco que traía puesto sobre su cabeza era enorme, con las plumas moviéndose gracias a su baile; y del corpiño salían más plumas, solo que las de la derecha eran verdes mientras que las de la izquierda eran doradas.

El kohl negro que rodeaba sus ojos enmarcaban con fuerza esos ojos dorados y el rojo intenso que pintaba sus labios se veía precioso, en especial cuando sonreía.

Lo que terminó de excitarlo fue verlo en esos tacones-botas de diez centímetros, verdes también, con los que se movía con facilidad, como si fueran zapatillas.

—Eren ha ganado tres años consecutivos el puesto de Reina —explicó Farlan al ver a Levi prendado del muchacho—. Al ser de género fluido y transformista, le aceptan que participe, aunque me contó que nadie creía que podía ganar.

—¿Te contó? —bruscamente, Levi miró a su amigo rubio mientras Isabel chillaba por el muchacho sobre la plataforma, sonriendo, bailando, moviéndose naturalmente.

—Bueno… tuve la fortuna de que Eren me mirara la noche del carnaval —explicó Farlan con una sonrisa boba—. En cada carnaval, Eren selecciona a un hombre con la mirada y lo busca hasta seducirlo. El título de diosa del sexo le hace justicia.

Que me mire, pensó Levi bufando, tratando de no darle importancia a las palabras de Farlan aunque lo dejaron celoso.

El carro pasó frente a donde estaban ellos, el chico sin dejar de bailar, moviendo todo su cuerpo, sin borrar su sonrisa. A diferencia de algunas bailarinas, la sonrisa del mocoso no parecía forzada, sino natural, divertida, alegre, incitando a todo el mundo a bailar.

Por favor, mírame, suspiró el azabache sin dejar de ver al muchacho.

—Supongo que no es mi día de suerte —refunfuñó Farlan cruzándose de brazos cuando el carro pasó.

Levi resopló, recostándose en la silla.

Eren dio una vuelta y sus ojos se posaron en Levi.

Su sonrisa se hizo más amplia, sus movimientos más seductores, y le guiñó un ojo mordiendo su labio inferior.

Volvió a darse vuelta, dejando de mirarlo, pero el azabache podía sentir como su erección aumentaba.

Carajo. Mierda. Maldito mocoso de mierda.

—¡No es justo! —protestó Farlan como un niño pequeño—. ¡Yo igual quería! Anda, Levi, ¿y si hacemos un trío?

—¿Qué mierda estás hablando, imbécil? —el azabache miró a su amigo con incredulidad escuchando las carcajadas de Isabel—. Tú ya tuviste suerte hace dos años. Ahora es mi turno.

Farlan berreó como un bebé malcriado, pero no pudo hacer nada para convencer a su amigo más bajo de su idea. Solo se ganó un manotazo y las burlas de Isabel por el resto del show.

Pensó sobre el momento en que se encontraría con ese mocoso y cómo lo haría para llevárselo a la cama en unos segundos.

La respuesta llegó cuando salían del show, bajando de los asientos del Sambódromo, conversando de un par de cosas, cuando un guardia pelinegro y pecoso se le acercó, tomándolo del brazo.

Levi estuvo a punto de girarse y darle un golpe por tocarlo con sus sucias manos, hasta que el hombre susurró:

—Eren Jaeger quer ver.

No necesito de un traductor para entender la frase.

Farlan volvió a insistir con la idea del trío, pero Isabel simplemente rodó los ojos, llevándoselo y diciendo que se verían en el hotel. Levi asintió para luego seguir al guardia por entre la multitud, entrando a pasillos llenos de gente, de bailarines, y finalmente llegar a un camarín con el nombre del muchacho en la puerta.

El guardia le abrió la puerta y con un movimiento de cabeza le indicó que pasara.

Entró, ansioso, y encontró al muchacho sentado en el sofá, con las piernas cruzadas, todavía llevando el traje con el que bailó. Tenía el cabello castaño húmedo por el sudor, pero no le importó un poco.

Al verlo, el rostro del mocoso se iluminó, pero no dijo nada, solo ladeó la cabeza, para luego señalar el suelo con un dedo.

Levi entendió lo que quería sin necesidad de preguntar algo. Con una mirada bastó para saber que era pasivo, pero un pasivo dominante. Sonrió internamente con ello: esto iba a ser divertido.

Se puso de rodillas frente a las piernas del muchacho, inexpresivo, y Eren sonrió más ampliamente. Sin decir nada, descruzó sus piernas –bien depiladas, por cierto–, atrayendo al azabache entremedio de ellas, y antes de que Levi pudiera decir algo, lo tomó de la barbilla dándole un húmedo beso, chupando sus labios.

Levi no se quedó atrás, por supuesto. Gruñó contra la boca del moreno, que jadeó de placer, y aprovechó aquello para meter su lengua dentro, iniciando una lucha con la lengua del muchacho, gimiendo sin alejarse un poco.

Cuando respirar se hizo inevitable, se alejaron, notando la saliva cayendo por la barbilla de Eren.

—Falas português? —ronroneó el mocoso girándose, señalando el broche de su traje por entremedio de las plumas.

—No —murmuró Levi bajando el broche, deslizando el corpiño por sus hombros.

—¿Español? —el chico se volteó, sin perder su sonrisa.

—Sí —hablaba español y francés gracias a los padres de Isabel, que lo adoptaron a los diez años llevándoselo de Paris a Madrid luego de que su madre muriera.

—Me llamo Eren —se presentó el mocoso quitándose el traje.

Levi no se perdía ningún movimiento, en especial cuando comenzó a bajarse la tanga.

—Levi —contestó.

Eren no se quitó la única prenda que le quedaba, sino que levantó la mirada con picardía.

—Levi —susurró—, chúpamela.

No tuvo que decirlo dos veces para obedecer.

Lo empujó para nada delicadamente sobre el sofá, sacándole una risa, y con los dientes le quitó la tanga, sacando su polla húmeda por el líquido pre-seminal que soltaba, y agarrando la base, la metió en su boca escuchando el jadeo de placer del muchacho.

Movió su mano de arriba hacia abajo, viendo la expresión ruborizada de Eren, y sonrió de lado, chupando ahora el glande, jugando con su lengua, viendo las muecas adorables de placer que el castaño hacía, como tratando de contener los gemidos que moría por soltar. Con su otra mano acarició sus testículos, volviendo a meterse profundamente el miembro caliente del chico, moviendo su cabeza con rapidez.

—Ngh… Ba-basta… ah… —no obedeció, todavía lamiendo y chupando, causando que Eren se crispara.

—Mámamela, mocoso de mierda —gruñó antes de ponerse en pie y desabrochar su pantalón, bajándolo junto con su ropa interior y sacando su palpitante polla ya dolorosamente erecta.

Eren lamió sus labios, con los ojos brillando por el deseo y la lascivia, e inclinándose hacia adelante, frotó el pene del azabache contra sus mejillas, dejando que el líquido pre-seminal que salía lo manchara. La lengüeteó sin tocarla con las manos para luego salivar y escupir sobre ella, acariciándola con sus labios cerrados. Le besó la punta antes de chupar por encima no más, como si se tratara de un dulce, y Levi, con un gruñido, le tomó del cabello. El castaño sonrió ampliamente antes de abrir su boca, tragando todo de una gracias al empujón que le dio el mayor, levantando la mirada para encontrarse con los grises ojos del mayor, oyendo el chasquido que soltó Levi tratando de aguantar el gemido de placer que se atoró en su garganta.

Eren movió su cabeza, sin sacar el miembro de su boca, sin alejar su mirada de los ojos del azabache, chupando como si en ello le fuera la vida. Acarició sus bolas con sus manos, arrancándole un jadeo y haciendo que acelerara los movimientos de su cabeza, ahora tragando hasta la garganta, tratando de aguantar con la polla dentro de su boca varios segundos. Levi permitió que se alejara unos segundos, la saliva uniendo sus labios con el pene, para luego volver a metérsela, escuchando los sonidos de chapoteo que la boca del muchacho hacía e inundaban la habitación.

—Voy a correrme —advirtió sacando el miembro de su boca.

Eren separó los labios, sacando su lengua, frotando ahora la polla con sus mejillas.

Levi se corrió en su boca y en su rostro.

La visión del chico con semen en su cara, lamiendo sus labios para poder tragar un poco más, volvió a hacer que se pusiera duro.

Antes de que el muchacho pudiera decir algo, se inclinó.

—¿Qué posición te gusta? —gruñó.

Los ojos dorados de Eren brillaron con más fuerza.

—Las haremos todas, esta noche —se giró, inclinándose, y separó sus nalgas con sus manos, revelando su agujero—. Métela, profundamente. Rómpeme, Levi.

No fue necesario que volviera a decirlo: de una estocada, sin preparación, lo penetró de golpe, llegando profundo, sus testículos chocando con el culo de Eren, el calor estrecho envolviéndolo.

—¡Sí! ¡A-así! —jadeó el mocoso.

Levi le tomó de las muñecas, tirando sus brazos hacia atrás, embistiendo con fuerza, sin suavidad, duramente. Atrajo el cuerpo del chico, rodeando su cintura con sus brazos, y jadeó a su oído sin dejar de moverse en su interior.

El rostro de Eren seguía con semen, excitándolo más de ser posible, y besó el cuello del chico, mordiendo, chupando, marcando la piel, oyendo sus gemidos descontrolados.

—¡Ah! ¡Ngh! ¡Mhn! ¡A-ahí! ¡Ah, Le-Levi! —el azabache agarró su miembro, masturbándolo, haciendo que jadeara con más fuerza—. ¡E-eso, Levi! ¡Fuerte! ¡M-más!

Chocó contra algo suave, logrando que el mocoso chillara de placer, y sus embestidas fueron más certeras y potentes, dando en su próstata, machacándola, volviéndolo solo un manojo de placer y gemidos.

—Te… te gusta d-duro, ¿eh, perra? —gruñó contra su oído, mordiéndolo con suavidad—. Te g-gusta abrirte de… de piernas, ¿no, zorra?

—S-sí —jadeó Eren, loco de placer y lujuria—, me… me gusta… pro-profundo, fu-fuerte… ngh… ¡Ah! ¡Lle-lléname, Levi! ¡Qui-quiero tu… tu se-semen dentro… dentro de mí! ¡Ah! ¡Levi! ¡L-Levi! ¡Mhn!

Eren eyaculó con un grito de placer, sus paredes contrayéndose, y Levi le siguió unos segundos después, corriéndose dentro de su ano, tirando del mocoso en un beso húmedo.

Cuando pudo respirar con normalidad, salió de su interior y el chico se sentó sobre el sofá, abriendo sus piernas y poniéndolas sobre el sofá, mostrando su agujero de donde escurría el semen. Con una mirada provocadora, metió dos dedos en su interior, sacándolos con la esencia del azabache y llevándola a sus labios, chupando sin dejar su sonrisa.

—Tú, pequeña puta, quieres que te rompa —gruñó Levi con una mirada de diversión.

Eren volvió a repetir la acción, sin perder la sonrisa picarona.

—Esta noche, haz lo que quieras conmigo —ronroneó el castaño sin cerrar sus piernas.

Levi, por supuesto, no dudó en hacerlo.


—¿En qué piensas, amor?

Levantó la vista del trasero del castaño, viendo sus ojos dorados, y se encogió de hombros con pereza.

—En nuestra primera vez —contestó resoplando.

—¿Mnh? —Eren se llevó la cuchara de palo a la boca, fingiendo—. ¿En la del camarín? ¿O la del auto? ¿O en tu hotel? ¿O en el baño del restaurante? ¿O en la tienda de ropa?

Levi resopló, rodando los ojos, atrayendo al bailarín agarrándolo de la cintura. Pegó su mentón al estómago del castaño y levantó la vista.

Había costado dos años salir con ese mocoso de mierda, tener una cita como novios. Antes, solo habían tirado como locos en cualquier parte, follando como conejos hasta en el capot del auto a plena luz del día, en una carretera.

Levi no solo fue elegido esa noche de carnaval en Río de Janeiro, sino también el elegido en muchos otros carnavales a los que fue solo para ver a ese muchachito bailar.

Ahora, en un par de días más, iban a cumplirse cuatro años desde que se conocieron y tuvieron sexo desesperadamente en el camarín del castaño.

—¿Me irás a ver bailar esta noche? —ronroneó Eren acariciándole la mejilla.

—Por supuesto que sí. Si no voy, de seguro vas a mirar a otro hombre y eso no puedo permitirlo, mocoso de mierda.

—¿No confías en mí? —el mocoso hizo un puchero inocente.

—No confío en ti desde que le dijiste a Farlan que podíamos hacer un trío.

Eren comenzó a reírse, divertido, y besó al azabache con cariño.

—No te preocupes. Desde esa noche, tu eres mi único dios del sexo —volvió a besarlo, suspirando de placer al sentir las manos de Levi amasando su trasero.

—Y tú eres mi única diosa del sexo —contestó devolviéndole el beso.

Levi, a pesar de todo su odio hacia los carnavales, no pudo evitar agradecer que fuera una fiesta la que lo uniera con ese mocoso de mierda que alegraba sus días con esa preciosa sonrisa que tenía.

Sí, había comprobado desde hacía mucho tiempo que la alegría sin un carnaval a su lado duraba muy, muy poco. Y a ese muchachito a su lado que parecía un torbellino de fiestas locas, no lo iba a soltar por nada del mundo. Por nada.


(1)Sambódromo: instalación destinada a los desfiles de las escuelas de samba de Brasil.

(2)Puxador: persona que canta durante el espectáculo de la escuela de samba, generalmente es un hombre, y puede ir acompañado de otras personas que también cantan, aunque él destaca por su voz más potente y armónica.

(3)Mestre Sala: junto a la abanderada, son los que dirigen el espectáculo, los que guían al resto.

(4)Alas: grupo de personas, que usan disfraces y acompañan la carroza. Sus disfraces están diseñados de acuerdo al concepto representado por la escuela en el desfile.

(5)Bahianas: mujeres de cierta edad vestidas con trajes tradicionales de Bahía. Sólo un mínimo de Bahianas son permitidas en el desfile y son personas que han estado durante mucho tiempo en la escuela y su participación es recibida con alegría y respeto.

(6)Passistas: son los mejores bailarines de la escuela de samba, destacándose por ser solo unos pocos.

(7)Orixá Exu: figura del panteón africano, es el Orixá de la comunicación, la paciencia, el orden y la disciplina. Es de carácter irascible y considerada como la más humana de las deidades, ya que su carácter se parece al ser humano. Junto a esto, es también considerado como la divinidad del sexo, la magia, el matrimonio, el poder y la transformación. Los hijos de Exu son alegres, sonrientes, inteligentes y sociables. Tienen una impresionante facilidad de comunicación, además de ser irónicos y peligrosos, con una vida sexual bastante agitada y sin escrúpulos. Son personas que suelen no pensar, sino actuar (Eren, ¿eres tú? xD).

(8)Candomblé: es el culto a los Orixás, de origen totémico y familiar, proveniente de África y que llegó a Brasil con la colonización portuguesa en la zona. Se presume que sus sacerdotes fueron esclavizados y transportados al Brasil y a colonias españolas donde trasmitieron sus creencias y cultura a otros esclavos. Los Orixás son divinidades creadas por un único dios, Olorun, y a cada uno le corresponden puntos diferentes dentro de las fuerzas de la naturaleza y están relacionados a la manifestación de esas fuerzas.

(9)Pomba Gira: la eterna compañera del Orixá Exu y cumple la misma función. Es la parte femenina de toda mujer y es en esencia protectora de las mujeres, procurando para ellas bienes materiales y el tan preciado amor, aunque el hecho de indicarla como protectora de las mujeres no significa que deja de trabajar también para los hombres que creen en ella. Es conocida por el nombre de vencedora de demandas, vencedora de guerras, una mujer llena de misterios y que lleva un constante tono erótico.

(10)Reina de Batería: la bailarina que presenta al grupo de la batería y a la escuela de samba. Inspira y motiva a los cientos de hombres que vienen detrás de ella.


Meh, quería escribir algo candente, lleno de sexo y esto fue lo que salió.

Viva Eren bailarín, le doy como caja.

¿Reviews? xD

Amor para ustedes~