Prólogo

"Lo siento"

Mi sueño se basaba en mi caminando por un sendero con estatuas destruidas, mis hermanos caminaban a mi lado buscando una salida, el agua teñida de rojo cubría hasta nuestros tobillos y dábamos los pasos con mucha dificultad.

Me sentía pesado, quería dejarme caer y ser absorbido por aquello, pero cuando estaba a punto de dejarme ir, mis hermanos venían a mi mente y me detenía completamente. Seguimos hasta topar con una reja, al otro lado había una enorme puerta, era la salida. Busqué con desesperación la forma de cruzar al otro lado, mis hermanos buscaban al igual que yo. Choromatsu gritó a lo lejos y corrimos junto con él. Había un enorme agujero en la reja pegado con el suelo. Primero se agacharon los menores y pasaron. Me arrastré por el suelo y seguí a mis hermanos, corrieron a la puerta y frente a ella había un chico.

Una de sus manos estaba con los huesos al aire, la otra sostenía una enorme hoz. Tenía una enorme capa que rodeaba su cuerpo, y aferrada a esta un gorro que cubría su rostro. Estaba descalza, y tenía sus uñas pintadas de negro. Un aura oscura sobresalía de él y apuntó con la hoz a uno de mis hermanos. "Tendrás que tomar mi lugar", dijo el. Asomé mi rostro, Ichimatsu retrocedió un paso con miedo y negué a gritos. Corrí hacia el chico y le dí un empujón, su gorro se corrió, tenía el mismo aspecto que Ichimatsu. Lo miré anonadado. Y desperté.

Abrí mis ojos en medio de la oscuridad, alguien gritaba fuerte desde debajo de la casa. Me senté sobre el futón, los demás comenzaron a despertarse poco a poco.

-¡ICHIMATSU-NII SAN!-Gritó alguien. Jyushimatsu. Miré a los lados, ninguno de los dos estaba en su lugar. Algo debía de haber pasado, quizás un accidente. Me levanté, Choromatsu y Karamatsu también, otro grito desesperado nos llamó; salimos de la habitación y corriendo por las escaleras llegamos a la plata baja. -¡iCHIMATSU-NII SAN, AGUANTA! -Jyushimatsu gritó desde el baño principal. Corrimos los tres, hacia allá y me detuve, deslizándome por el suelo hasta la puerta. -Ichi... Ichimatsu-nii... ¡Nii san! -Jyushimatsu volteó a verme horrorizado, sollozando, su sonrisa tan característica había desaparecido por una mueca de terror. Sostenía con sus manos las muñecas de Ichimatsu con cortes profundos, su rostro estaba pálido y las ojeras en sus ojos eran de un color más fuerte de lo normal, la sangre se derramaba rápido. Sus brazos estaban tapizados de heridas pequeñas, pero aquellas lineas verticales habían sido hechas con mucha fuerza. Choromatsu corrió lejos de allí, no tengo ni idea de adonde iría. -¡Osomatsu-nii san! -Jyushimatsu me gritó sacándome de mi trance. -¡No sé que hacer! -Gritó con lágrimas en sus ojos.

Corrí y Jyushimatsu se hizo aún lado. Tomé a Ichimatsu en mis brazos, voltee y Karamatsu estaba pasmado, le grité que fuera por las llaves del coche y reaccionó, corriendo lo más rápido que pudo. -Jyushimatsu, ve con Todomatsu. -Le dije y este asintió. Corrí con Ichimatsu en brazos. Choromatsu venía detrás de papà y abrió la puerta para que saliera. Aferré a Ichimatsu a mi pecho y salí corriendo hasta el auto. Karamatsu ya lo había encendido, entré en el asiento trasero y Choromatsu entró aún lado de mi con una caja en sus manos. Papá entró en el asiento del copiloto y en cuanto cerramos las puertas, Karamatsu arrancó.

-Apresurate, gira en la próxima calle y regresa por la trece. Llegaremos más rápido.

-Sí, papá. -Karamatsu manejaba lo más rápido que podía, incluso rompiendo las reglas de transito (algo por lo que él siempre me regañaba). Choromatsu sacó gasas de la caja y se acercó a Ichimatsu para aplastarlas contras las heridas, pero no surtían mucho efecto.

-Ichimatsu... -Choromatsu comenzó a sollozar. -Resiste un poco más por mi, ¿sí? -No había visto llorar a Choromatsu en tanto tiempo. -Sé que no he sido un buen hermano... -Sonrió, algunas lágrimas corrían por su mejilla. -Pero por favor no te vayas de esta manera, ¿está bien? -Sacó más gasas, tratando de cubrir las heridas de sus brazos. Ichimatsu hizo un quejido de dolor, al fin algo que me decía que seguía vivo. Agaché mi cabeza hasta apoyarla con su frente, respiré hondo, habían tantas cosas en mi cabeza, pero no podía ordenarlas, comenzaba a enloquecer de la rabia y desesperación. No llores, Osomatsu, me dije a mi mismo, ni siquiera sabía si lo dije en voz alta. Ichimatsu abrió un poco sus ojos, haciendo notar su dolor con el apretar de sus dientes. Karamatsu hizo un movimiento brusco al conducir, haciendo que la caja de Choromatsu se le cayera de las manos y que papá soltara un grito de alerta.

-Por favor... -Ichimatsu comenzó a llorar. -Deténganse... -Recargó su rostro contra mi estómago. -Nii san, por favor... Sólo déjame morir, por favor... -Lloraba aún más fuerte, pero su voz era apenas audible, movió sus manos y una se aferró a mi ropa

-No... -Lo aferré más a mí. -Aguanta,...

El coche iba en silencio. Choromatsu lloraba sin poder contenerse, trataba de mantener despierto a Ichimatsu. No tenía que llorar, tenía que soportarlo. Sé fuerte por los demás, Osomatsu, me decía a mi mismo. Sé fuerte, me repetí. Los minutos se me hicieron eternos en el auto.

-¡Apresurate, Karamatsu! -Grité furioso.

-¡Voy lo más rápido que puedo, -Miró hacia atrás. -no tienes que gritar! -Regresó la mirada hacia enfrente. -¡Mierda! -Frenó y dio vuelta al coche, haciendo que este derrapara en la calle, un auto pasó a alta velocidad por delante de nosotros. -¿Están bien? -Miró a papá y seguido a nosotros.

-¡Sólo conduce! -Choromatsu se asomó por entre los dos asientos. -¡Apresurate! -Gritó y Karamatsu obedeció. Regresó el coche a la dirección y avanzó a toda velocidad.

El llegar al hospital fue lo más agobiante del mundo. Choromatsu salió por su lado y me arrastré por el asiento con Ichimatsu hasta salir. Corrimos juntos hasta la entrada de emergencias, y Choromatsu fue en busca de una enfermera. Apoyé uno de mis pies en los asientos de espera y acomodé a Ichimatsu lo mejor que pude en mis brazos.

Una camilla salió de una de las puertas, junto con un paramédico y una enfermera. Choromatsu me llamó y corrí hacia donde ellos estaban. Puse a Ichimatsu en la camilla y comenzaron a empujarla, quise ir pero Choromatsu me detuvo con sus brazos.

-¡Sueltame! -Le grité y le empujé. El ver a Ichimatsu en esa camilla me enloqueció. Corrí por detrás de los enfermeros que comenzaban a bordear sus brazos con gasas llenas de alcohol. Ichimatsu comenzaba a gritar, abrió sus ojos completamente, asustado por las agujas que ponían en su antebrazo. Giró su mirada hacia mi, y lloró. Estaba asustado. Quería ir con él, necesitaba que él supiera que estaba ahí. No era el fin, Ichimatsu, tu hermano mayor está aquí. No llores, hermanito. No te vayas, hermano. Por favor, no te vayas. -¡ICHIMATSU! -Grité su nombre y comencé a llorar, no pude aguantar más. El comenzaba a derrumbarse, sus ojos se cerraron por completo y su mano cayó por completo a la camilla.

-¡Se va, se va! -La enfermera gritó los medicamentos y términos médicos que desconocí, o más bien, ni siquiera pude escucharlos.

-Nii san... -Ichimatsu apenas pudo abrir sus ojos. "Lo siento". Dijo entre sus labios y me detuvieron.

Quise empujar a quien me sostuvo, Karamatsu me tomaba por uno de mis brazos y Choromatsu de mi espalda. Me removí entre ellos, pero no me dejaban ir. Lo entendía, yo no podría ayudarlo en esto. Pero no podía dejarlo sólo.

Nunca volvería a dejarlo sólo.