~ Save Me ~

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Capitulo 9

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Fue de hecho bastante curioso; el sábado, el día después de aquel incidente en que un hombre de nombre importante se había peleado con un mocoso por una pelirroja… todo fue bastante raro. Hubo muchas preguntas pues claramente la mujer que nunca podía faltar en el casino no se había aparecido en todo el día. Miss all Sunday estaba del todo desaparecida y aunque muchos eran los que se preguntaban dónde podría estar… había un hombre que no estaba para nada contento con su ausencia.

Rob Lucci se encontraba aquella noche del fin de semana sentado completamente solo en una mesa privada, con copa en mano y su fiel ave en el hombro, su ceño estaba fruncido y la mandíbula apretada. El teléfono en su otra mano volvía a indicarle que su llamada no había sido tomada y su mirada se volvió siniestra.

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Ella no lo comprendía. Nunca en todos esos años había faltado a su deber, su trabajo por mas horroroso que fuera, era importante además que no hacerlo podría ponerla automáticamente en peligro. Y aun así, cuando despertó con el brazo del peli verde abrazándola por la cintura no pudo importarle menos.

Ellos no se pusieron de acuerdo en ningún momento, tan solo se levantaron de la cama y fueron juntos a desayunar.

Robín soltó varias carcajadas al descubrir que de hecho el peli verde era un terrible cocinero y para ella era aun más gracioso ver la manera en que refunfuñaba cuando ella se burlaba. Era tan orgulloso como su misma presencia lo hacía parecer.

̶ Debería comenzar a arreglarme ̶ dijo ella, cuando el reloj de la pared indicaba que estaban por dar las ocho de la noche, el casino estaba abriendo justo ahora y ella ya debería estar ahí.

Aun así, a pesar de ser ya tan tarde seguía en su camisón de seda rosa, demasiado corto y revelador, sentada en su sofá con las piernas cruzadas y una copa de vino en la mano.

Sonrió, cuando se dio cuenta de que Zoro no respondía, en cambio, el chico la miraba intensamente, tanto que ella sintió que trataba de descifrarla y que de hecho lo estaba logrando.

̶ ¿Qué? ̶ pregunto divertida cuando se dio cuenta que el chico no tenía intenciones de dejar de mirarla de aquella forma.

Zoro bebió de su copa mientras una sonrisa socarrona adornaba sus labios. Se recargo en el respaldo del sillón frente a ella y Robín se deleito con su torso desnudo y bien marcado.

̶ No iras. ̶ La peli negra se carcajeo.

̶ ¿Es una pregunta o me estas obligando?

̶ Es tan solo una afirmación. ̶ Robín entre cerró los ojos.

̶ ¿Por qué no iría? Hemos estado hablado todo el día aquí semi desnudos, sin mencionar que hemos empezado a beber demasiado temprano.

̶ Bueno, eh notado tu forma de mirarme. ̶ella levanto una ceja ̶ me estas deseando intensamente.

̶ Jajajajajajajajajaja no puedo creer lo ególatra que puedes ser a veces. ̶ aun entre risas dejo su copa en la mesita de noche y se levanto con cuidado de cubrir su lencería en la bata de seda.

Iba a su cuarto cuando sintió que Zoro la jalo de la mano y segundos después cayó sobre las piernas de él. El peli verde le dio una sonrisa ladeada y a ella se le asemejo a un león saboreando a su presa.

̶ Quédate conmigo esta noche.

Ella jamás lo admitiría, pero las palabras la dejaron sin aliento y su corazón se sobresalto de manera extraña. Se sintió estúpida cuando no pudo contestar nada y tan solo boqueo cual adolescente.

Entonces el sonido de su celular vibrando les hizo voltear a ambos. La peli negra se estiro para alcanzarlo aun sin bajarse del regazo del peli verde. Cuando vio el nombre de Lucci en el aparato se mordió los labios; ella debía estar abajo con el ahora mismo.

Zoro se percato de la manera en que su semblante cambio. Se puso seria e incluso un poco pálida, su mirada fue a parar hacia el aparato pero no podía ver nada más que la parte de atrás, se pregunto el porqué aquella reacción, el nombre de Cocodrile fue lo primero que pensó.

̶ Debo irme, enserio. ̶ Le dijo ella de pronto, con tono decepcionado y desganado; aquello le produjo una sonrisa al peli verde. Se notaba que ella no quería irse.

Sus manos acariciaron las piernas desnudas de ella y pronto hundió los labios en su cuello. Robín cerró los ojos al instante y se dejo llevar por el placer que el hombre provocaba en ella.

̶ ¿Segura que quieres irte? ̶ le susurro mientras mordía su oreja.

La peli negra sonrió y por primera vez en años decidió darse el lujo de arriesgarse. Puso el teléfono en la mesa de noche sin importar que sonara una vez más. Entonces se sentó de manera que Zoro quedo en medio de sus piernas. Esta vez fue ella quien comenzó a besarle el cuello mientras él se relajaba y se recargaba completamente en el sillón; ella se movía con sensualidad y él se extasiaba con cada caricia.

El teléfono siguió sonando pero Robín ya no lo escuchaba. El placer que Zoro lograba darle valía cada consecuencia que podría darle el no ir a trabajar.

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El viaje en el auto había sido un tanto incomodo, de hecho toda la tarde desde que lo había visto había sido así.

No era culpa de Luffy, de hecho el se comportaba como si nada, era eso lo que la hacía enojar. Lo había besado por el amor de Dios ¿Cómo podía estar como si nada?

̶ Oí Nami ¿estás de malas?

̶ No ̶ el morocho bufo ante la cortante respuesta de la pelirroja.

Nami caminaba demasiado rápido y el iba un tanto rezagado. Entraron al lugar en silencio y la pelirroja se acerco a la recepción donde una mujer bastante mayor, de lentes y un tanto mal humorada pronto les indico a donde debían ir.

Nami sintió escalofríos cuando se encontraron caminando por los pasillos vacios y fríos de aquel lugar. La señora ya canosa abrió una puerta y les dejo pasar.

̶ Tienes media hora ̶ y después los dejo solos en aquella lúgubre habitación.

Era bastante grande y espaciosa, había tan solo unos muebles metálicos en la pared de al fondo con todos los instrumentos necesarios y un par de archiveros. Pero lo más inquietante eran las dos mesas del centro con un cuerpo tapado con sabanas en cada uno.

Nami se quedo ahí parada, mientras el frio del lugar hacia que su piel se erizara.

̶ ¿Nami? ¿No vas a empezar? ̶ ella volteo hacia le peli negro quien no parecía ni siquiera un poco consternado.

̶ Estoy un poco nerviosa, no sé ni lo que debería hacer.

̶ Elije uno ̶ ella lo miro con el ceño fruncido.

̶ ¿Cómo puedes ser tan despreocupado? Son cuerpos humanos, no animales.

̶ Tu quisiste hacer tu tarea sobre esto solo por coquetear con el profesor, atente a las consecuencias. ̶ ella abrió la boca molesta, dispuesta a rebatir totalmente ofendida pero a decir verdad, el morocho tenía toda la razón esta vez. ̶ es fácil, ¿Izquierda o derecha?

Nami miro ambas mesas, el de la izquierda parecía ser el cuerpo más alto y mas grande, supuso que era un hombre, por el tamaño del otro, sería una mujer… comenzó a caminar hacia el primero, de alguna forma ver el cuerpo de una mujer muerta le hacía recordar ciertas cosas que no quería.

Luffy la siguió de cerca y cuando llegaron tuvo que ser él quien quitara la sabana. Nami cerró los ojos y respiro con fuerza, ver un cadáver nunca seria sencillo para ella, no desde ciertos acontecimientos. El morocho se percato del semblante traumatizado de la pelirroja y le tendió la mano que ella miro confundida.

̶ Dame la libreta, yo lo hare. ̶ ella trago saliva fuertemente y le tendió sus cosas mientras asentía con agradecimiento. Luego se alejo hasta la puerta de entrada donde espero al chico pacientemente.

Y mientras el chico anotaba Nami no quería pensar en los cuerpos muertos de aquella habitación, incluso quería olvidar el rostro del hombre que había visto por escasos segundos. Así que de alguna manera se concentro en la única persona que en esos momentos se podía significar una luz en medio de toda aquella oscuridad.

Sonrió recordando los labios tibios y torpes del morocho sobre los de ella. Había sido un impulso estúpido pero… extrañamente placentero. Sintió sus mejillas arder de repente; debía admitir que gran parte por lo que se había atrevido a hacerlo era porque le había molestado que él mencionara a Hancoock.

̶ Luffy… ̶ ante el llamado, el chico desvió sus ojos del cuerpo y miro a la pelirroja ̶ ¿Qué tal vas con Hancoock? ̶ el morocho alzo una ceja ante la pregunta y se encogió de hombros.

̶ Bien supongo ̶ dijo totalmente despreocupado, aquello nuevamente molesto a Nami.

̶ ¿Has estado con ella?

̶ Esta mañana, me mando a llamar a su oficina.

̶ ¿Qué quería?

̶ Que la ayudara a archivar no se qué cosas, sinceramente no sé por qué yo ̶ dijo inflando las mejillas lo que provoco que Nami sonriera ̶ además parecía un poco encimosa. ̶Y la sonrisa pronto desapareció.

̶ ¿Qué quieres decir?

̶ Pues le gusta tomar mi mano, y acariciarme la mejilla… además se acerca mucho a mí cuando habla.

̶ ¡¿Y tú lo permites?!

̶ No lo iba a hacer, pero después recordé lo que me dijiste ayer… ̶ Nami abrió los ojos con sorpresa, no quería que saliera el tema del beso. ̶ Sobre que debía besar a alguien para saber si me gusta.

̶ No tienes que hacerme caso ̶ dijo de inmediato, se sintió estúpida, ¿Cómo pudo haberle dado la idea de besar a la rectora de su universidad? ̶ la mayoría del tiempo solo digo tonterías.

̶ Creo que es una gran idea… digo, tú ya me demostraste como es cuando no te gusta.

̶ ¿Estás diciendo que beso mal?

̶ ¿Qué? ¡No! Tú besas bien.

̶ Aja, acabas de decir que no te gusto.

̶ Claro que me gusto.

̶ ¿Es porque no soy Hancoock?

̶ Me gusto porque fuiste tú Nami. ̶ La pelirroja desvió la mirada mientras sus mejillas se sonrosaban ¿Cómo podía decir eso tan a la ligera?

̶ A veces tú dices mas estupideces que yo ̶ Luffy sonrió de manera enorme y Nami solo pudo corresponderle.

No estaba segura de lo que significaba todo eso, pero aquella conversación había calmado aquello que le había estado molestando desde esa mañana.

La pelirroja se acerco a él después de pocos segundos y se asomo por encima de su hombro para ver las anotaciones que el chico había hecho sobre su libreta. Luffy la miraba de reojo, pues el rostro de ella estaba demasiado cerca. Entonces se giro de repente y Nami se alejo por inercia.

̶ ¿Qué haces?

̶ ¿Y si te beso? ̶ Lo que recibió como respuesta fue un duro golpe en la cabeza ̶ ¡Auch!

̶ Deja de decir estupideces y sigue anotando. ̶ dijo volteándose, lo que menos quería era que él notara lo sonrojada que se había puesto por culpa de ese comentario.

Sin embargo, al momento en que volteo no calculo bien y tropezó levemente con la otra mesa. Ante el brusco movimiento el brazo del cadáver callo de la camilla y ante semejante escena Nami sintió un escalofrió recorrerle, dio un gritito agudo y se aferro fuertemente al brazo de Luffy.

̶ ¿Cambiaste de opinión? ̶ le pregunto el divertido. Nami frunció el ceño y le golpeo el hombro.

̶ Respeta a los muertos Luffy.

̶ Ellos guardaran el secreto shishishishishi ̶ le dijo guiñándole un ojo; la pelirroja puso los ojos en blanco, aunque una sonrisa adorno su boca.

̶ Mejor ayúdame a acomodar su brazo.

̶ Hazlo tu

̶ Claro que no, tu eres el hombre aquí.

̶ Pero tú tuviste la culpa, además no es gran cosa, solo agárralo y ponlo en su lugar.

̶ No, no, no hazlo tú.

̶ Bien… pero debes darme algo a cambio. ̶ Nami alzo una ceja y Luffy sonrió ̶ un beso de lengua ̶ pero claro por segunda vez recibió un gran golpe en la cabeza ̶ solo bromeo, Dios eres un monstruo. ̶ dijo sobándose la nuca con un gesto de dolor en el rostro.

̶ Hazlo de una vez y cierra la boca.

̶ Ya… ̶ el morocho tomo la mano del cadáver, claramente una mano de alargados dedos y bonitas uñas, el peli negro entonces quito la sábana blanca con cuidado y acomodo la mano en su lugar.

Antes de volver a bajar la sabana su mirada paseo por el rostro de la mujer muerta ahí acostada. Su rostro era sereno y tenía los ojos ya cerrados, parecía demasiado joven, quizás no más de dieciséis años, su cabello rosado estaba esparcido por toda la camilla.

Nami se dio cuenta de la manera en que Luffy la miraba.

̶ ¿Pasa algo?

̶ Creo que la conozco…

̶ ¿De dónde?

Pero por más que se esforzaba, el morocho no podía recordar donde había visto a esa chica. A Nami le dio tristeza, esa chica muerta solo era una niña, tan joven… no pudo evitar hacerse la pregunta sobre cómo habría muerto.

̶ ¿No tiene nombre? ̶ pregunto Luffy buscando alguna placa y hoja que dijera algo sobre la chica peli rosada.

̶ No nada… ̶ Dijo Nami encontrando una hoja atorada en una tabla con un clip, se supondría que en esa hoja deberían venir los datos del cuerpo, pero justamente no había nada de datos personales.

̶ ¿Qué dice ahí?

̶ Dice que murió a causa de un traumatismo en la cabeza y dice… que antes de morir había sido apuñalada doce veces ̶ dijo Nami un poco horrorizada ̶ pero no hay nada de datos personales.

Luffy le quito la tabla buscando el mismo algo más, algo que le dijera de donde recordaba a la chica.

̶ No hay nada ¿cierto? ̶ le dijo Nami.

̶ No… excepto… ̶ la pelirroja se asomo hacia donde Luffy apuntaba.

El único dato personal que había en la hoja era precisamente quien había atendido a la chica después de morir y quien se encargaba de la autopsia.

̶ Trafalgar D. Water Law ̶ susurro Nami con un mal presentimiento en su corazón.

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El sonido del agua era lo que se escuchaba en el apartamento. Zoro paseo su mirada por el lugar mientras tomaba una nueva botella de licor de la alacena y se servía en la copa.

Dio un sorbo cuando el sonido del vibrador del celular volvió a sonar por decima vez en esa noche. Su mirada viajo en dirección al cuarto de la peli negra, aun podía escuchar la regadera por lo que dedujo que seguía bañándose.

Entonces fue que se acerco a la mesa y tomo el aparato entre sus manos. El nombre de Rob Lucci aparecía en pantalla y el peli verde frunció el ceño.

Cuando la llamada termino, en la pantalla aparecía la cantidad de llamadas que el tipo había hecho, dieciocho en total. Era molesto, y le enojaba… ¿Quién se creía que era ese tipo para llamarle tantas veces?

Aun así y aunque le molestara no se estaba arriesgando solo por estúpidos celos, aunque él no quería admitir que fueran precisamente eso. Desbloqueo el celular encontrándose con que debía poner una clave.

¿Qué clave podría tener una mujer como Robín?

En ese momento se dio cuenta, de que no conocía nada de ella, ni su edad, de donde era, su apellido, su cumpleaños… se quedo ahí con el teléfono en mano unos minutos, intentado desbloquear con números al azar, pero nada daba resultado. Al final se rindió, aun no sabía lo suficiente pero ya podría comenzar a investigar, después de todo la peli negra ya había demostrado ser un poco más abierta con él al decirle su nombre.

Una sonrisa apareció en sus labios, se sentía triunfante ante semejante logro, porque sabía, que de hecho el era quizá de las únicas tres personas que sabían su nombre.

Cuando puso el teléfono donde lo había tomado llego un mensaje del mismo hombre que había hecho tantas llamas.

Te necesito. Ahora.

Zoro frunció el ceño una vez más, era como si el tipo se creyera su dueño, su jefe o algo mas, era molesto ver semejante ejemplo de machismo por parte de él, y es que si tuviera una mujer como Robín a su lado nunca podría tratarla así.

En ese momento el rostro de Tashigui le vino a la mente y decidió que no podía juzgar a nadie, el no era el mejor hombre tampoco, aun así… quería golpear a ese bastardo.

Un nuevo mensaje le hizo volver a tomar el teléfono y Zoro abrió los ojos con sorpresa.

Necesito que vayas a ver a Joker el lunes, Te entregara lo acordado.

Mr. 0

¿Lo acordado? ¿Joker? Zoro apretó los dientes, era demasiado confuso, era…

̶ No es bueno espiar los teléfonos de las mujeres con quienes pasan la noche ̶ el peli verde sintió un escalofrió al escuchar la pasiva voz de Robín en su oreja. La peli negra le arrebato el celular de las manos y el bajo la mirada resignado.

¿Cómo era posible? El había sido entrenado durante años en miles de artes, como la lucha y el espionaje, era imposible que alguien pasara desapercibido para él, él podía sentir una presencia casi a kilómetros… sin embargo no era la primera vez que esa mujer le sorprendía de esa forma.

A los lejos Zoro aun podía escuchar el agua de la ducha caer. Aquello lo confundió; entonces ella había dejado el agua a propósito para que él no se diera cuenta que ya había salido del baño, eso quería decir que ella sabía que el espiaría en su celular.

¿Por qué sorprenderlo si se lo pudo haber llevado en primer lugar?

̶ ¿Encontraste lo que buscabas? ̶ pregunto ella con una sonrisa en los labios, Zoro entre cerró los ojos, era como si ella quisiera decirle algo.

̶ Estaba sonando demasiado, no quería ser entrometido ̶ ella sonrió aun mas.

Entonces el peli verde se percato de que llevaba puesto tan solo un camisón negro con un poco de encaje en las orillas ¿acaso esa mujer no tenía alguna prenda que no fuera tan sexy? Su cabello húmedo brillaba con intensidad y él se fijo en unas cuantas gotas que caían sobre su escote.

̶ ¿Qué tal el baño?

̶ Pudo ser mejor… te estaba esperando. ̶ Zoro sonrió mientras acariciaba con ternura el muslo de ella.

̶ No me invitaste.

̶ Esperaba que tomaras la iniciativa. ̶ Era encantadora, debía admitir que la peli negra le volvía loco de una manera sin igual.

Su sensualidad y astucia le hacían desearla con cada pizca de su ser, se encontró a si mismo deseándola una y otra vez, como una droga con la que nunca podría extasiarse por completo. Se había descubierto siempre queriendo más de ella.

Se acerco y la tomo del cuello. Entonces la beso despacio y con delicadeza, saboreando sus labios como si tuviera todo el tiempo del mundo. Sus manos comenzaron a acariciar cada espacio de su cadera y de sus muslos y ella se dejo caer por completo sobre él. Iban a comenzar quizás la novena vez ese día… cuando el timbre sonó.

Robín se sobre salto con los ojos asustados. Se levanto mientras miraba la puerta de su casa con un poco de temor.

̶ ¿Qué pasa? ̶ pregunto Zoro pero de inmediato ella puso un dedo en sus labios indicándole que guardara silencio. El timbre sonó nuevamente.

̶ ¿Quién? ̶ pregunto Robín con su voz en tono normal, pero el peli verde podía ver sus manos temblar.

̶ Abre ̶ Zoro no tuvo que pensar demasiado, había escuchado esa voz antes.

La peli negra se llevo ambas manos a la cara, eso no podía estar pasándole. Levanto a Zoro y lo comenzó a dirigir al cuarto.

̶ Espera un segundo, ahorita abro. ̶ le grito al hombre detrás de la puerta mientras seguía empujando al peli verde.

Abrió las puertas de su armario y lo metió ahí.

̶ Guarda silencio ̶ le dijo con firmeza, Zoro asintió entre risas ̶ ¿De qué te ríes? ̶ pregunto susurrándole.

̶ Deberías ver lo aterrada que te ves.

̶ No es gracioso Zoro, hagas lo que hagas no salgas de aquí hasta que te diga. ̶ el peli verde asintió aun con la sonrisa en sus labios. El timbre sonó una vez más. Y él podía sentirse como un adolescente ocultándose en el armario de su novia para que sus padres no lo vieran…

Robín cerró las puertas del armario y salió de la habitación.

Segundos después Zoro comenzó a escuchar las voces por la sala, pero poco a poco empezaron a ser más claras, hasta que escucho la puerta del cuarto abrirse y por la pequeña abertura del closet diviso al hombre alto de barba de candado y sombrero levemente largo y negro.

̶ ¿Por qué no contestabas el teléfono? ̶ Su voz sonaba seria, incluso casi molesta. El hombre se dejo caer sentado sobre la cama.

̶ Me sentía mal, eh estado durmiendo todo el día. ̶ Lucci soltó una risita burlona.

̶ Es extraño, a ti no te pasan estas cosas.

̶ Soy humana Rob… también me enfermo ̶ esa fue la primera vez que el peli verde escucho a hablar a esa mujer de encantadora actitud, de esa forma tan… seca.

̶ Es una pena, realmente eh disfrutado estos días sin Cocodrile, cuando él esta te acapara por completo. ̶ Ella se encogió de hombros.

Entonces el hombre la tomo del brazo y la obligo a sentarse a su lado en la cama. Casi de inmediato hundió su cara en el cuello de Robín paseando su lengua por toda la zona. Zoro apretó su puño con fuerza, si no paraba él iba a salir a detenerlo por más que eso implicara meterse en problemas, no pensaba ver esa escena, claro que no.

̶ Rob… te dije que me encuentro mal, además tú no debes estar aquí, lo sabes.

̶ El no tiene por que enterarse.

̶ Cocodrile siempre se entera… ̶ respondió ella totalmente indiferente a los besos del hombre.

̶ Como sea, el ya sabe que cuando no está, tú estás conmigo, e incluso… también algunas veces aunque este él. Vamos Robín… además tu cama aun esta libre de toda profanación, quiero ser el primero en ella…

La peli negra sonrió divertida mientras miraba hacia el closet. Zoro dentro, también sonrió.

̶ Esta noche no ̶ Robín se levanto y Lucci frunció el ceño. ̶ Nunca me niego a tus peticiones, pero esta vez, me siento indispuesta.

El hombre se levanto y la abrazo por atrás acariciando los hombros semi desnudos de la morena.

̶ Está bien, te dejare en paz a pesar de que te deseo esta noche más que nunca, estas radiante. ̶ ella sonrió, pues su brillo se debía precisamente al hombre detrás del closet. ̶ solo quiero recordarte algo más.

Lucci la hizo voltear hacia él con brusquedad, le tomo el mentón para hacerla mirarle a los ojos.

̶ Todos dicen que le perteneces a Cocodrile, incluso tu… pero tú y yo sabemos que al final, al único al que pertenecerás será a mí. ̶ el peli negro deposito un corto beso en la mejilla ̶ yo puedo salvarte de todo Robín… solo tienes que pedírmelo.

El la beso con brusquedad y ella correspondió sin mucho entusiasmo, sus lenguas se combinaron por unos segundos mientras el paseaba sus manos por la cintura de ella y de mas; hubiera continuado si la peli negra no lo hubiera alejado con la suficiente fuerza.

Pronto salieron de la habitación. Pero Zoro solo salió cuando escucho la puerta de la casa cerrarse. Camino hacia la sala y encontró a la peli negra recargada en la puerta con un gesto de exasperación en el rostro.

̶ Así que… ¿soy el primero en tu cama? ̶ La pregunta la hizo relajarse y sonreír sinceramente.

̶ Siéntete afortunado… nadie había estado ahí ̶ respondió ella acercándose al peli verde, sin embargo lo encontró serio y con los hombros tensos, ella llevo sus manos a sus mejillas ̶ ¿Pasa algo?

Zoro la tomo por sorpresa, la estrello despacio en la pared aprisionándola con sus brazos.

̶ No me gusta compartir… ̶ le dijo con un tono áspero y agresivo, que mas que asustarla la volvía loca.

̶ Es una pena, siempre supiste a donde ibas conmigo.

̶ Ya no me está pareciendo.

̶ No te preocupes… no se volverá a repetir ̶ le dijo mirándolo a los ojos, Zoro tenso su mandíbula, eso no era lo que quería escuchar.

̶ ¿Por qué no?

̶ Te hago un favor, además… por si no escuchaste ya tengo suficiente con esos hombres.

̶ ¿Crees que no puedo con eso?

̶ Eres tu el que acaba de decir que no te gusta compartir.

̶ Créeme, no será por mucho tiempo ̶ el peli verde se acerco más a su boca ̶ no faltara mucho para que quieras ser solo mía. ̶ Sus palabras era fuertes lo sabía, demasiado para solo tratarse de su misión, pero él lo sentía así… tenia la necesidad de hacer a esa mujer solo de él.

̶ Es mejor si te alejas de una vez… No hay peor problema que yo. ̶ Zoro sonrió socarronamente.

̶ A mi me encantaría tener un problema como tú.

La sonrisa de sus labios fue sincera y su corazón latía fuertemente.

̶ Y a mí una solución como tú.

Eso fue suficiente para que la cargara de manera en que ella rodeara su cintura con las piernas, el se la llevo al cuarto entre mas besos y caricias dejando en aquella sala, dos copas de vino sobre la mesa y la camisa de el aun tendida sobre el sofá.

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Lo lamento mucho eh cometido un error y se habia subido el capítulo 5 otra vez que pena.

Muchas gracias a los que me avisaron, quise encomendar mi error de inmediato pero eh tenido muchos problemas para estar en una computadora asi que no lo habia podido hacer hasta ahora. De verdad lo siento mucho.

Sobre mi tardanza para actualizar bueno... Mi única excusa es que apenas entre a la universidad y juro que no creí que consumiera tanto tiempo de mi vida pero eh tenido demasiadas tareas que ocupan toda mi atención.

Por eso mismo ya no podre estar actualizando como antes sin embargo no se preocupen pq no dejare esta historia.

Ahora mismo se me dificulta contestar los mensajes pq como ya dije tengo problemas para conectarme muy seguido, pero sepan que en cuanto tenga una oportunidad les contestare a todos.

Disfruten la lectura y nos estamos leyendo. Besos