Disclaimer applied. Este drabble es participante del "Reto: Palabra al azar", del Foro "La Aldea Oculta Entre Las Hojas"

Personaje: Konan.

Palabra sorteada: Denegado.


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El arco iris

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El cielo lloraba como era costumbre en Amegakure, aunque no se sabía con certeza si lloraban las nubes por naturaleza o por la cruda guerra que se desarrollaba debajo de ellas. En la tierra dos infantes vagaban en busca de alimento. La guerra los había dejado en orfandad, cosa que viéndolo de forma positiva había hecho que pudieran conocerse. Una ráfaga de aire les sacudió los cabellos, la niña se encogió de frío y rápidamente volvió a bajarse el kimono. En tanto su compañero alzó los brazos y miró al cielo.

—¡Kami, al menos baja el frío!

—Yahiko-kun, ten más respeto como le hablas a una deidad.

Él la miró frunciendo el ceño ligeramente, pero al pasar algunos segundos, cedió y relajó su expresión.

—¡Bah!

Siguieron avanzando para ver si lograban encontrar comida sobrante de algún local, pero para su tormento no lo había. Decidieron tocar de puerta en puerta para ver quién podría darles mínimo un pedazo de pan. Entonces se separaron y acordaron que se volverían a reunir en una bodega abandonada cercana a la zona habitacional. Ahí se reencontrarían y se repartirían el alimento.

Comenzando su labor, Konan pasaba casa por casa sin obtener resultado. La empatía y la solidaridad no parecían existir en la guerra.

—Disculpe, ¿no tendría algo de alimento…?

—No, niña

Y entonces le cerraban la puerta en la cara.

Al final, ella tuvo que rendirse, había acabado de preguntar en el área que le dio Yahiko. Con lágrimas en los ojos, Konan llegó al lugar acordado y se mantuvo sentada en forma de chinito, lamentándose. Yahiko no tardó en llegar y la vio muy decaída.

—No conseguiste nada, ¿verdad?

—Perdón, se me fue denegado el alimento en todos lados—susurró con tristeza.

Él tomó asiento a un lado de ella y le sonrió de oreja a oreja.

—No tienes porqué disculparte—dijo Yahiko dulcemente, sacando una bolsa donde venían dos piezas de pan. Al hacerlo, se la extendió a Konan—. Anda toma, mientras estés conmigo me encargaré de que no te falte nada.

Konan lo miró con agradecimiento, tomó uno de los panes y sin poder resistirlo lo abrazó. Él no estaba acostumbrado al contacto físico—no lo había sentido jamás en su vida—, pero era reconfortante. Cuando se separaron, comenzaron a comer con gusto sus panes.

Mientras ellos estuvieran juntos saldría un arco iris, sus cabellos naranjas serían el Sol y los cabellos azules de ella serían la lluvia.


Notas de autor: He amado con todo mi corazón hacer esta historia, estoy muy pero muy satisfecha (El YahiKonan es mi segunda OTP). Mucha suerte a los concursantes del reto :3.

No olviden dejar review. Att: Ashabi.

Editado el 16 de junio de 2019.